SALUD
CAPÍTULO 4: SALUD
“Dado que la salud asegura el desarrollo del capital humano y social, promueve la integración de grupos excluidos y permite el acceso de toda la población a otros bienes tutelares como la educación, la justicia, la seguridad y el trabajo; si hay proyecto de Estado, debe haber proyecto de salud.” Balance de la Economía Argentina Año 2008.
4.1 La Salud
La salud y particularmente la “buena salud” es una de las principales aspiraciones que todo ser humano posee, sin discriminar la cultura de la cual provengan. Esto deviene de la angustia que tanto enfermedades como la muerte misma provocan sobre la sociedad y que con el transcurrir del tiempo han posicionado a la salud como un derecho humano fundamental, protegida por el derecho internacional.
Existe una relación dual entre la economía y la salud.Un mayor desarrollo económico permite a la población disfrutar de un mejor estado de salud, y a la inversa: un mejor estado de salud promueve naturalmente un mayor desarrollo económico. Gracias a la salud es que las personas pueden aspirar a desarrollarse individualmente y a encontrar cierta seguridad económica en el futuro. Es la base de la productividad laboral y de la capacidad para aprender e involucrarse en campos intelectuales, físicos y emocionales.
Analizándola económicamente, junto a la educación constituyen la piedra angular de las personas en relación a su capacidad laboral, posibilitando su desenvolvimiento y crecimiento. Es por ello que esta constituye, en última instancia, una fuente de desarrollo económico a largo plazo así como de reducción de la pobreza y crecimiento económico a corto plazo. Sin dudas la salud es un bien colectivo cuyo disfrute debe ser garantizado por el Estado, constituyendo una de las partes centrales en todo proyecto de país.
Un aspecto clave en la relación entre la economía y la salud es el estudio del sector sanitario como un sector económico de alto impacto sobre el desarrollo económico y la competitividad. El mismo genera una fuente importante de empleo profesional y técnico, es demandante continuo de insumos de distinta índole motorizando la innovación tecnológica y contribuye a procesos macroeconómicos a través de las exportaciones e importaciones de bienes y servicios103.
4.2 El campo de la salud
A partir de la concepción más apoyada del denominado Campo de la Salud104 se puede identificar cuatro componentes: Biología Humana, Medio Ambiente, Estilo de Vida y Organización de la Atención de la Salud. Esta doctrina, a su vez, señala que cualquier conflicto o problema sanitario se puede generar por uno de sus elementos o por una combinación de ellos. La biología humana incluye los hechos relacionados con la salud, tanto física como mental, que se manifiestan en el organismo como consecuencia de la biología fundamental del ser humano y de la constitución orgánica del individuo. Este elemento contribuye a la mortalidad y a toda una gama de enfermedades crónicas, trastornos genéticos, malformaciones congénitas y el retraso mental. El medio ambiente incluye los factores relacionados con la salud que son externos al cuerpo humano y sobre los cuales la persona tiene poco o ningún control. Individualmente es imposible garantizar la inocuidad ni la pureza de los alimentos, cosméticos, dispositivos o abastecimiento de agua; así como tampoco es posible controlar los peligros que representan la contaminación ambiental o la prevención de la diseminación de enfermedades transmisibles.
103Este tema será desarrollado con mayor profundidad en el Capítulo Nº 13 “Clústers de Salud”.
104Lalonde M., “El concepto de Campo de la Salud: una perspectiva canadiense”, Revista Promoción de la Salud: una antología, Publicación Científica No. 557, Washington, D.C., 1996.
El estilo de vida representa el conjunto de decisiones que toma el individuo con respecto a su salud y sobre las cuales ejerce cierto grado de control. Desde el punto de vista de la salud, las malas decisiones y los hábitos personales perjudiciales conllevan riesgos que se originan en el propio individuo. La organización de la atención de salud, comprende al sistema de atención de salud. Consiste en la cantidad, calidad, orden, índole y relaciones entre las personas y los recursos en la prestación de la atención de salud. Incluye la práctica de la medicina, la enfermería y otros servicios sanitarios. Generalmente, los esfuerzos tendientes a promover la salud se han centrado históricamente en la organización de la atención de salud. Sin embargo, a partir del enfoque del campo de la salud, se tiende a realizar una evaluación más amplia sobre los factores que influyen sobre la temática, de manera que el gasto directo en materia de salud sea más eficiente y ataque a todas las variables involucradas.
Es importante dar un salto en materia sanitaria, no sólo incorporando a todos los componentes del campo de la salud, sino también brindando información que describa el estado actual del sistema, detectando las necesidades y problemáticas del mismo, además de abrir los espacios para la realización de políticas y la planeación futura.
4.3 Salud: un factor de desarrollo
La salud es un objetivo prioritario y fundamental para el desarrollo económico. Tanto analistas como gobiernos de países en desarrollo y la comunidad internacional subestiman la importancia de invertir en salud; es por ello que en este apartado se presentan algunos de los vínculos existentes entre salud y desarrollo.
Según estudios realizado por la Comisión de Macroeconomía y Salud de la Organización Mundial de la Salud105 (OMS) el aumento de las inversiones en salud comportaría un crecimiento de los ingresos en el orden de los cientos de miles de millones de dólares anuales. Es por ello que garantizar una amplia cobertura sanitaria, fundamentalmente a los países pobres que es donde no se cumple dicha premisa, reportaría grandes beneficios sociales; además de las externalidades positivas sobre la población de elevada capacidad económica que no reportarían beneficios directos en principio. En relación a las enfermedades, se debe transparentar que son pocas las enfermedades responsables del déficit sanitario existente. A nivel mundial, se puede destacar el VIH/SIDA, paludismo, tuberculosis, infecciones infantiles, afecciones maternas y perinatales, enfermedades relacionadas con el tabaquismo y la carencia de micronutrientes. Sin embargo, muchas de estas pueden ser prevenidas con la vacunación o poseen intervenciones eficaces para prevenir y tratarlas. De esta manera, se debe enfatizar la prevención, tendiendo a equiparar los diferentes países con aquellos desarrollados que ya han erradicado muchos de estos males o poseen tratamientos efectivos contra los mismos.
105Informe sobre la Comisión de Macroeconomía y Salud, “Macroeconomía y Salud: Invertir en Salud en pro del Desarrollo Económico”, Organización Mundial de la Salud, Ginebra, 2001.
Es de recalcar que el VIH/SIDA particularmente no tiene comparación con otras dolencias; tanto en su dimensión humana como en sus consecuencias para el desarrollo económico. Es por ello que se le debe prestar especial atención, brindando posibilidades para acceder a intervenciones existentes, de probada eficacia, para hacer frente a la mayor parte de las causas de morbilidad.
La inversión en materia sanitaria no debe ser considerada un gasto. Esta debe ser destinada a la lucha contra la morbilidad, acompañada de inversiones en salud reproductiva (planificación familiar y acceso a medios anticonceptivos). El control de enfermedades, unido al mejoramiento de la salud reproductiva produce indefectiblemente una reducción en la fecundidad, propiciando mayores inversiones en otras áreas sanitarias, de la educación, la seguridad, etc., potenciando la capacidad de desarrollo de los países.
Para tener éxito en el combate de las enfermedades que afectan a los pobres, se debe invertir fundamentalmente en bienes públicos mundiales, específicamente la recopilación y el análisis de datos epidemiológicos, el relevamiento y control de enfermedades infecciosas y la investigación y el desarrollo orientado a los males fácilmente erradicables a partir de la asignación de recursos económicos. Por último, cabe destacar que tanto los gobiernos nacionales como la comunidad internacional son responsables de coordinar políticas junto a la industria farmacéutica, de modo de garantizar en los países de bajos ingresos un acceso fiable a los medicamentos esenciales; punto clave para mejorar los déficits sanitarios e impulsar el desarrollo en los mismos.
4.3.1 Posición de la salud entre los factores que contribuyen al desarrollo económico
La producción económica depende básicamente de dos cosas. Por un lado, de las políticas e institu-ciones (suministro de bienes públicos, gestión pública y políticas económicas); y por otro de los fac-tores productivos (capital, tecnología y recursos humanos).
La salud impacta económicamente sobre el capital humano y el empresarial a través de distintas vías. A su vez, la salud es afectada por políticas e instituciones, la capacitación y educación, el nivel tecnológico y el mismísimo crecimiento de los ingresos y la reducción de la pobreza. En el Gráfico 4.1 se muestra tal relación.
A los fines de considerar el desarrollo económico y su relación con el ámbito de la salud, es necesario considerar esta red integralmente. Cabe destacar que las variaciones en cada uno de estos elemen-tos producen efectos interactivos sobre el sistema en su conjunto.
4.3.2 Influencia de las enfermedades en el desarrollo económico
Las enfermedades producen gastos directos al momento de enfrentarlas; sin embargo a nivel ma-croeconómico es cuando detenta su mayor efecto, a partir de la reducción en los niveles de bienes-tar y en las tasas de desarrollo económico. Se pueden identificar tres vías que explican estos efectos. En primera instancia, la falta de prevención reduce la esperanza de vida sana; sólo entre la mortalidad anticipada y las discapacidades crónicas surgidas alcanzan para afectar seriamente al nivel de producto de un país o región. En segundo lugar y fundamentalmente para regiones muy pobres, una elevada tasa de mortalidad infantil y lactante tiende a incrementar sus tasas de fecundidad, para compensar las muertes; produciendo una menor inversión sanitaria para cada uno de los hijos, observándose un serio perjuicio en el “compromiso entre calidad y cantidad”106.
Por último, las enfermedades inhiben los rendimientos económicos y las inversiones en infraestructura; situación que conlleva una importancia mayor a la de los efectos antes mencionados y que supera la disminución en la productividad de los trabajadores individuales que se pudiera dar, para afectar así al conjunto de toda la sociedad.
4.4 Pobreza
Los países con peores condiciones sanitarias tienen muchas más dificultades para crecer sosteniblemente que los países con mejores condiciones. Existe una relación directa entre pobreza y salud, evidente ante el aumento de la carga de morbilidad107 entre los pobres. Son varias las razones que la fundamentan.
En primer lugar se destaca la vulnerabilidad a las enfermedades provocada por la carencia de agua potable, infraestructura sanitaria, viviendas adecuadas, atención médica, información preventiva y una debida alimentación.
Segundo, los pobres probablemente no soliciten atención médica, incluso en situaciones de extrema urgencia, ya que se encuentran lejos de hospitales y clínicas, no poseen dinero para costear la atención, insumos o medicamentos y desconocen cómo reaccionar ante los males de salud.
Por último, pero no menos importante, las erogaciones generadas por enfermedades graves pueden situarlos en una trampa de la pobreza, con serias dificultades para salir de ella; ya que los gastos suelen financiarse con deudas, hipotecas y hasta con la venta de todos los bienes muebles e inmuebles de una familia.
4.5 Nivel de ingresos vs. indicadores sanitarios
Lógicamente, el goce de un buen estado de salud es asociado al nivel de ingresos que los individuos poseen. Microeconómicamente, se puede identificar una variedad de explicaciones, por ejemplo la posibilidad de comprar servicios de salud, acceder a recreación y ejercicio físico, ingerir una dieta adecuada y mejorar el medio ambiente.
En sentido contrario, cuando las personas alcanzan ciertos estándares de salud logran una mejor capacidad para desarrollarse laboralmente, alimentarse y educarse; condiciones necesarias y suficientes para mejorar económicamente e incrementar los ingresos. A nivel macroeconómico, se puede demostrar empíricamente que el argumento mantiene su validez. En el Gráfico 4.1 se muestra cómo al considerar países con un mayor nivel de ingresos, disminuye notablemente la tasa de mortalidad en menores de cinco años.
106Proceso descrito por Gary Becker, que sostiene que al aumentar la cantidad de niños en una familia, es menor la calidad de vida que cada uno podrá gozar.
107Proporción de personas que se enferman en un lugar, durante un periodo de tiempo determinado, en relación a la población total de ese lugar.
Además, se puede destacar que la relación negativa evidenciada entre niveles de ingreso y de mortalidad, se ha mantenido en el tiempo. Sin embargo con el transcurso de los años las diferencias de tasa de mortalidad entre los distintos grupos de países según niveles de ingreso se podría acentuar si no se trabaja a nivel mundial con un mayor compromiso y ayuda hacia los países de ingresos bajos; conclusión que se desprende del análisis, por un lado del gráfico anterior, en el cual los países de ingresos bajos son los que mostraron una menor reducción en su tasa de mortalidad, y por otro lado del Cuadro 4.1, en el cual se destaca que sólo aquellos países con una mejor capacidad económica destinan una mayor parte del gasto a la salud.
4.6 Competitividad
Según la definición del Foro Económico Mundial (WEF), la competitividad se refiere a “el conjunto de instituciones, políticas, y factores que determinan el nivel de productividad de un país”. Esta definición destaca a los factores, haciendo referencia implícitamente a aquellos de orden estratégico, tal como lo es la salud de las personas.
Según el Índice de Competitividad construido por el WEF la Salud y Educación Primaria son pilares básicos para alcanzar al menos un nivel de desarrollo competitivo bajo. Este pilar forma parte del primer subíndice analizado, Requerimientos Básicos.
En la medición de competitividad mundial 2011‐2012, Argentina ocupó la posición 85º de 142 países analizados, alcanzando la posición 56º cuando se ordena a los países según satisfacción del pilar Salud y Educación Primaria. Además, se puede observar una mejora en términos de posicionamiento con respecto a la medición anterior, en la que Argentina había logrado el puesto 60º. Si bien la salud es un pilar básico y un recurso estratégico para la competitividad del país, la pobreza en el sistema de salud público sólo es considerada un problema para hacer negocios en la Argentina por el 0,2% de los empresarios consultados por el WEF. La problemática sanitaria debe ser una cuestión de preocupación empresarial por una cuestión moral, lo cual es sostenido por varios motivos.
Uno de ellos esgrime que la salud es un bien social que externaliza sus beneficios positivos a toda la sociedad. Además, la salud es una cuestión de responsabilidad social de las empresas quienes pueden contribuir a la prestación de servicios sanitarios a través de fundaciones u otros medios. Otro argumento tradicional, apunta al incremento de la productividad y la disminución del ausentismo laboral por enfermedad cuando se mejora la salud de los empleados a través de programas de prevención y control médico dentro de las empresas.
Un cuarto argumento, surgido de estudios internacionales recientes indica la fuerte relación entre inversión en salud y crecimiento económico. El aumento de la esperanza de vida de la población en un año puede representar el crecimiento de hasta cuatro puntos porcentuales del PBI. A su vez, las estimaciones realizadas predicen un aumento del 9% en la inversión extranjera directa hacia los países de ingresos bajos y medio‐bajos por cada año adicional de vida ganado en la población. Es importante destacar que el impacto negativo de la mala salud no ocurre únicamente en la población económicamente activa, sino que se inicia desde la población en edad infantil y escolar. Una población infantil insana y/o con un estado nutricional deficiente se ve frecuentemente afectada por enfermedades, lo cual agrava el ausentismo escolar y dificulta la adquisición de habilidades y conocimientos. Esto determina la trayectoria de un niño en su paso escolar y condiciona fuertemente la calidad de la fuerza laboral futura del país.
Como se puede observar, si bien el disfrute de la salud por todos los ciudadanos es una obligación innata del Estado, el sector empresarial debe realizar acciones desde su interior y fuera de él, involucrando a todos los actores sociales en cooperación con el gobierno. Es necesario que en el seno del sector empresarial se genere una conciencia sobre la importancia de mejorar y preservar la salud no sólo de sus empleados sino también de sus familias, incluyendo la población infantil y escolar, futura fuerza laboral y potenciales clientes.
4.7 El avance de Argentina y el Mundo hacia el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo del Milenio
Las acciones sanitarias de los países avanzan en búsqueda del cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo del Milenio, sin embargo el grado de cumplimiento y la potencialidad para alcanzar los ODM en el tiempo establecido difieren entre los distintos países.
Entre las metas fijadas para el año 2015, se encuentra la disminución en tres cuartas partes de la tasa de mortalidad derivada de la maternidad. Este es el indicador de salud en el que se da la mayor diferencia entre países ricos y pobres.
Las causas directas de la mortalidad materna son la hemorragia (25% de las muertes), las infecciones (15%), el parto obstruido (8%), los trastornos cardíacos del embarazo (12%) y las complicaciones de abortos realizados en condiciones peligrosas (13%). Las lesiones en los músculos, la pelvis, en otros órganos o en la médula espinal son accidentes que pueden ocurrir durante el parto y en caso de no recibir tratamiento derivan en una pérdida de la madre.
Las últimas estimaciones disponibles indican que la cifra de mujeres que mueren a causa de un embarazo o parto descendió un 34% entre 1990 y 2008. Si bien es un avance significativo, la tasa promedio anual de descenso es de 2,3%, menos de la mitad del 5,5% necesario para el logro del ODM en el tiempo previsto.
En 2008 el 99% de las muertes maternas sucedieron en países en desarrollo, lo que indica la estrecha vinculación entre la mortalidad materna y la deficiencia en servicios e infraestructura sanitaria. La falta de cuidados o dificultad en el acceso a los mismos, su elevado costo o escasa calidad, como así también la desinformación son los elementos determinantes de esta problemática. En Argentina la tasa de mortalidad materna para el año 2010 fue de 4,4 cada diez mil nacidos vivos. Se ha mantenido en torno a este valor en los últimos diez años. La disparidad inter‐provincial se hace evidente en el Gráfico 4.2, siendo Formosa y la Rioja las provincias con niveles más preocupantes.
Durante el año 2010 fallecieron 355 madres en el territorio argentino. Según estudios realizados por autoridades nacionales, más de la mitad de estas muertes responden a causas reducibles, es decir que son evitables. Esta problemática no se encuentra aislada, sino que está inmersa en una compleja trama social con particularidades regionales y provinciales. Las intervenciones se deben realizar desde un enfoque integral que involucre a todos los actores. Los esfuerzos orientados a mejorar la atención materna generan externalidades positivas sobre el bienestar de los niños y sus familias. Se conoce que por lo menos un 20% de las enfermedades que sufren los menores de cinco años se relacionan con la salud y nutrición deficiente de sus madres, con la calidad de la atención durante el embarazo y los primeros días de vida del recién nacido.
Al igual que lo acontecido con la mortalidad materna, la mortalidad infantil se contrae, pero no lo suficiente para reducirla en dos tercios para el año 2015.Si bien la tasa anual de disminución a nivel mundial se ha acelerado en los últimos diez años, pasando de 1,3 en el periodo 1990‐1999 a 2,7 en 2000‐2009, sólo se logró una merma de una tercera parte.
Vale destacar que durante el año 2010 se registraron 7,6 millones de defunciones de menores de cinco años en el mundo. Casi el 90% de esas muertes se deben sólo a cinco trastornos: problemas neonatales, neumonía, paludismo, sarampión y VIH/SIDA.
El Cuadro 4.2 presenta los últimos datos mundiales disponibles sobre mortalidad infantil para una serie de países seleccionados. Las diferencias regionales son amplias en cuanto al número de niños fallecidos cada 1000 nacidos vivos. El Sudeste Asiático es la región con valores más preocupantes, seguido por América. Europa y la Región del Pacífico Oeste presentan los mejores desempeños en cuanto al cuidado infantil.
Además de las disparidades regionales, una diferencia esperada resulta al comparar las tasas de mortalidad entre grupos de países según su nivel de ingreso. Como se puede observar en el Gráfico 4.3, independientemente de su nivel de ingreso, todos los grupos de países han logrado disminuir sus tasas de mortalidad infantil en los últimos diez años, con una leve disminución en la brecha entre países ricos y pobres.
Bajando dicho indicador a Argentina, la mortalidad infantil alcanzó en el año 2010 una tasa de 11,9 defunciones por cada 1.000 nacidos vivos. Luego del pico experimentado en el año 2007 (13,3 fallecimientos por cada 1.000 nacidos vivos), que terminó con un periodo de descenso continuo, la tasa volvió a su senda de caída. Asimismo, como muestra el Gráfico 4.4, se hace presente de nuevo la disparidad provincial siendo las provincias del Norte quienes presentan mayores niveles de mortalidad infantil.
Es importante realizar un estudio de las causas que generan la muerte entre los niños. Según datos del DEIS108, la causas reducibles en las de funciones neonatales y post‐neonatales fueron de 61,8% y 66,7% respectivamente. En el caso de los fallecimientos neonatales las intervenciones deben orientarse a un mayor control durante el embarazo, el parto y el recién nacido a través de tratamiento clínico, quirúrgico, clínico‐quirúrgico y en el periodo perinatal109. Los fallecimientos post‐neonatales se pueden reducir con políticas orientadas a la prevención y el tratamiento entre otras. En cuanto a las causas que derivaron en el fallecimiento de menores entre uno y cuatro años en el 2010 se destacan: malformaciones congénitas y anomalías cromosómicas (13%), enfermedades del sistema respiratorio (11%), enfermedades del sistema nervioso (10%), enfermedades infecciosas (8%), neumonía (6%) y septicemia (4%).
En cuanto al sexto objetivo de las Naciones Unidas la cifra mundial de personas infectadas por HIV continúa aumentando, habiendo alcanzado los 33,3 millones de personas en el año 2009. Sin embargo la cifra anual estimada de nuevas infecciones por el HIV desciende constantemente, en el año 2009 fue un 29% inferior a la de 1999. Además, un número cada vez mayor de personas seropositivas indica la prolongación de la vida permitida por el tratamiento antirretroviral (TAR). El desafío se encuentra en aumentar las tasas de cobertura del TAR en los países con ingresos bajos y medianos, quienes evidenciaron para el año 2009 una cobertura promedio del 36% con amplias brechas regionales.
Otro aspecto de suma importancia que contribuirá a la concreción de los ODM tiene que ver con los recursos humanos, materiales y pecuniarios que permiten dimensionar la oferta de servicios de salud en un territorio. La industria de la salud se encuentra fuertemente basada en su capital humano, los médicos, enfermeras y todos aquellos actores que brindan servicios sanitarios son el vínculo humano entre el conocimiento y la acción sanitaria. Está ampliamente demostrado que el número y la calidad de los trabajadores de la salud se encuentran fuertemente ligados con la cobertura de la inmunización, el alcance de la atención primaria y la supervivencia de lactantes, niños y madres. De los estudios realizados por la OMS surge que la densidad de médicos y enfermeros sigue siendo diez veces mayor en los países de ingresos altos que en los de ingresos bajos. En el Cuadro 4.3 se presenta la disponibilidad de médicos, enfermeros y parteras, personal de odontología y de farmacia por cada 10.000 habitantes.
108Dirección de Estadísticas e Información de Salud, del Ministerio de Salud, dependiente de la Presidencia de la Nación.
109Periodo que comprende desde la semana veintidós de gestación hasta el término de las primeras cuatro semanas de vida neonatal.
Cuba presenta la mayor oferta médica relativa, contando con 64 médicos por cada 10.000 habitantes. Este valor duplica a la oferta en Argentina, que es de 31,6 médicos cada 10.000 habitantes. Argentina lidera la dotación de profesionales en su región, superando ampliamente a países como Brasil y Chile. La oferta médica argentina sólo es superada por los países europeos y Cuba. Este liderazgo se revierte al considerar el personal de enfermería y partería. Cuba, pierde su primer puesto en América, siendo superado por Estados Unidos con 98,2 enfermeros. Argentina presenta valores cercanos a Colombia (5,5) o Afganistán (5).
La disponibilidad inmediata de bienes materiales asegura mejores resultados y mayor satisfacción del paciente al evitar esperas cuando se padece una dolencia. En el Cuadro 4.4se exponen los recursos disponibles en camas hospitalarias y equipos de radioterapia utilizados para los tratamientos de cáncer.
Analizando Argentina particularmente, presenta la mayor cantidad de camas hospitalarias en la región, con 41 camas cada 10.000 habitantes. Únicamente se encuentra precedido por Cuba que cuenta con 59 camas cada 10.000 habitantes. La disponibilidad es mayor en los países europeos donde por ejemplo, Alemania ofrece 38 camas cada 10.000 habitantes.
En referencia a la cantidad de unidades de Radioterapia, Estados Unidos presenta la mayor disponibilidad entre los países seleccionados. En América es seguido por Argentina con una oferta mucho menor, equivalente a 2,1 unidades. 4.8 Salud y educación: pilares básicos de la sociedad.
La salud definida como la ausencia de enfermedad impide valorar su importancia como acervo que facilita a los individuos desarrollar todo su potencial en sus distintos ámbitos de acción. La salud favorece el crecimiento económico desde varias ópticas: disminuye las pérdidas de producción ocasionadas por enfermedad de los trabajadores e incrementa la productividad laboral del adulto y escolar de los niños. Una sociedad con niños saludables aumenta la asistencia escolar, y permite una mayor concentración mejorando los resultados académicos.
Estudios realizados por distintos organismos internacionales demuestran que el desempeño escolar es afectado negativamente por deficiencias en la salud como problemas visuales y auditivos y la mala nutrición. A su vez, el hambre temporal provoca falta de concentración.
Un elemento crítico para el desarrollo cognitivo, emocional y físico es la atención sanitaria temprana y el ambiente del hogar, dado que durante los primeros años de vida se determinan las condiciones futuras del individuo. Un desarrollo infantil adecuado requiere de atención prenatal realizando seguimientos permanentes sobre la salud de la madre y una atención médica preventiva y curativa durante la infancia.
Sintetizando, un buen nivel de salud genera un círculo virtuoso entre el desarrollo infantil temprano, la eficiencia de la educación impartida y la riqueza generada en el futuro. A principios de los setenta se produce un cambio de paradigma en la concepción del desarrollo, concediendo al capital humano un lugar esencial. La teoría del capital humano ubica a la productividad de los trabajadores como un insumo clave para el crecimiento económico, el logro de mayores ingresos y por lo tanto una herramienta genuina para la lucha contra la pobreza.
Una consecuencia importante de este enfoque es la complementariedad que implica entre las diferentes partidas del gasto social, siendo necesario considerar la rentabilidad conjunta de la inversión en educación, salud y nutrición. Sin un buen nivel de salud y nutrición la inversión en educación es menos redituable110.
Por lo dicho anteriormente, se debe tener presente que la eficiencia con la que los individuos transformen los recursos invertidos en un mejor estado de salud depende estrechamente de su nivel educativo y ambiente socioeconómico.
110 Esta idea se revisa con mayor profundidad en el Capítulo 3, donde se demuestra la débil relación existente entre niveles elevados
4.9 Situación del sector privado de salud en Córdoba
En el año 2011, el Instituto de Investigaciones Económicas de la Bolsa de Comercio de Córdoba en colaboración con la Cámara de Asociaciones de Empresas de Salud (Caescor) se realizó un relevamiento de las Clínicas Privadas de la Ciudad de Córdoba, del cual participaron 15 instituciones – polivalentes y no gremiales – que representan el 78% de las camas hospitalarias de la ciudad. El análisis tuvo como objetivo principal definir puntos neurálgicos en el sector, principalmente en relación a su situación económico‐financiera. En 2010, el sector privado de la salud facturó aproximadamente $1.300 millones. Sin embargo la rentabilidad económica que obtienen las empresas alcanza un máximo del 10%, siendo el promedio general de un 5%. Respecto a la utilización de dichas ganancias, cabe destacar que en la mayoría de los casos son reinvertidas en infraestructura y nuevas tecnologías, para enfrentar la excesiva demanda de servicios.
Si se analizan los costos de esta actividad, debe centrarse la atención en la excesiva carga impositiva que deben enfrentar las empresas y que, a pesar de una considerable heterogeneidad entre éstas, supera el 7% de la facturación en la mayoría de las instituciones. A esto debe agregarse la “doble imposición» generada por el cobro de impuestos como Ingresos Brutos, Tasas Municipales, y Caja de Médicos, tanto a las empresas de Medicina Prepagas u Obras Sociales como a las instituciones prestadoras de servicios de salud. Entre los principales tributos abonados por estas últimas se destaca la participación del IVA No Computable que alcanza el 40% sobre el total tributado y el impuesto a los Ingresos Brutos, con el 22%. El relevamiento permitió cuantificar otro punto de interés actual referido a la alta dependencia de las clínicas sobre las Obras Sociales Estatales, que reducen su poder de negociación, sobretodo en casos extremos donde la cobertura de la Obra Social es mayor al 50%. En la actualidad, el sistema sanitario enfrenta una excesiva demanda de servicios que origina la necesidad de complementación entre el sector público y el privado. Para enfrentar esta demanda creciente las empresas no sólo necesitan de mayor cantidad de empleados, reforzando la idea de un sector mano de obra intensivo111, sino que se requiere de mayores inversiones en infraestructura.
De esto último surge quizás el punto de mayor conflicto, la falta de financiamiento, cómo pueden ser facilidades para el acceso al crédito y/o beneficios fiscales. El monto de dinero pagado como IVA no computable, que en 2010 ascendió a $25 millones, podría utilizarse –por ejemplo – para inversiones en mejoras del sector.
También debe considerarse el rezago monetario ocasionado por la diferencia temporaria entre gastos e ingresos, lo cual en un contexto inflacionario como el que se vive en Argentina, lleva a las empresas a paliar una suerte de “impuesto inflacionario” con gran impacto sobre el flujo de caja. En base a lo mencionado y a cuestiones técnicas especificadas en el informe del relevamiento, se puede afirmar que el mejoramiento del sector puede comenzar por la creación de un observatorio que permita conocer periódicamente la situación del mismo de modo tal de servir como base para el diseño de políticas públicas y privadas a favor de su desarrollo futuro. En igual sentido, no deben considerarse las clínicas como órganos aislados, sino que debería prevalecer una idea de Clúster de Salud112, de modo tal de formar un polo de conocimiento especializado que fortalezca las ventajas competitivas del sector.
111 Principalmente en lo que se refiere a empleo tercerizado.
112Referirse al CapítuloNº 13 “Clústeres de Salud»
4.10 Consideraciones finales
En base a lo expuesto en el presente capítulo, se desprende que la salud constituye quizás uno de los principales factores de desarrollo, existiendo una relación dual entre ambas; siendo la salud junto con la educación, la piedra angular para el crecimiento económico y la generación de ventajas competitivas.
A lo largo del capítulo se ha descripto el denominado campo de la salud, desintegrándolo en sus cuatro componentes básicos, para realizar un análisis más inclusivo de las diferentes problemáticas existentes. Es sólo a partir de cada uno de estos elementos tomados individualmente que se podrá analizar y determinar no sólo los efectos de las problemáticas sanitarias sobre la sociedad en general, sino también cómo abordarlos, en vías de promover soluciones superadoras.
Al trabajar en materia sanitaria, se debe tomar conciencia que no existe el denominado gasto sanitario; la salud es una inversión y al evaluar los montos que esta origina deben considerarse los beneficios sociales de igual manera que son considerados los económicos al evaluar otras áreas.
Es justamente en los países pobres donde existe gran carencia de recursos para invertir en salud. Por ello es que no sólo la calidad de vida de sus habitantes es mala, sino que también se ven marginados en el desarrollo y progreso mundial, alejándose cada vez más de los estándares mínimos de sanidad que permitan alcanzar un camino de crecimiento económico sostenible en el tiempo. Por contraposición a estos, los países de elevados ingresos garantizan una buena salud, permitiendo el desenvolvimiento laboral, alimenticio y educativo de sus poblaciones, que en definitiva les proveerá las condiciones necesarias para mejorar económicamente.
A los fines prácticos, se ha recurrido a los Objetivos de Desarrollo del Milenio propuestos por la ONU como punto de comparación para el análisis de ciertos indicadores sanitarios referidos a la mortalidad en Argentina. Si bien existe evidencia de haber avanzado a pasos agigantados en la materia, logrando grandes disminuciones en dichas tasas desde la proposición de los objetivos, las metas son sumamente exigentes y difícilmente se alcancen si se continúa sobre la línea de tendencia actual.
Por último, en el capítulo se presenta un resumen de la situación del sector privado de la salud en Córdoba, en base a una investigación propia realizada durante 2011. A través de la misma se da cuenta de que la salud, a pesar de ser una carga pública, representa un sector de gran movimiento económico a nivel privado, que no sólo genera ingresos para las instituciones existentes, sino que genera una gran agregación de valor a partir de su intensividad en mano de obra, favoreciendo al desarrollo local y contribuyendo a mejorar los indicadores sanitarios.