CAPITAL SOCIAL

 CAPÍTULO 2: CAPITAL SOCIAL

 

La teoría del Capital Social se ha discutido mucho en los últimos años. El vocablo —capital social“ se puede leer actualmente en revistas, periódicos y artículos universitarios de importancia; además es usado por profesores, políticos y varias agencias internacionales de desarrollo.

Los debates sobre este tema aumentaron en los últimos tiempos, especialmente en Europa y los Estados Unidos. En estos discursos, se usa el término —capital social“ como un remedio milagroso contra la pobreza, para aumentar el crecimiento económico, para crear más empleo y para fortalecer a la sociedad. Pero, ¿qué significa —capital social“ y qué puede lograr verdaderamente. Con el tiempo, este vocablo fue adquiriendo diferentes definiciones, sin embargo existen algunos rasgos generales que son comunes a cada teoría. Por lo tanto, en primer lugar es necesario definir el término —capital social“. También es de utilidad analizar las maneras que existen para medirlo, sin dejar de lado las críticas y los peligros que conlleva.

 

2.1 Definiciones y tipos de capital social

El vocablo —capital social“ fue utilizado por primera vez por Lyda Judson Hanifan en el año 1916, para luego resurgir alrededor de los años sesenta. Desde entonces es un término muy discutido, especialmente en los últimos años, por varias agencias internacionales de desarrollo como el Banco Mundial, la ONU y la OECD, entre otros. Esto dio lugar a que existan distintas definiciones de capital social. Algunos autores que abordaron este concepto son: Jane Jacobs (1961), Gelnn C. Loury (1977), James S. Coleman (1987), Pierre Bourdieu (1983) y Robert D. Putnam (1993). Estos dos últimos son considerados fundadores y autores fundamentales de esta teoría.

Para hacerse una idea de lo que significa capital social, se puede dividir al término en cinco conceptos precisos a fin de tener una visión general y, de esta manera, comprender su complejidad. Los cinco elementos concretos son los siguientes:

Confianza: Relaciones de confianza entre individuos y organizaciones para que la colaboración tenga una base confidencial.

Reciprocidad: Creación de relaciones de ayuda mutua entre individuos y organizaciones sin aguardar una contraprestación inmediata.

Redes sociales: Creación de un amplio espectro de contactos con distintas personas y organizaciones para tomar confianza, cooperar e intercambiar información.

Normas comunes del comportamiento: Conciencia de que existen reglas comunes que deben ser cumplidas por todo el grupo y estar de acuerdo sobre lo que debe ser un comportamiento adecuado. De esta manera, se pueden anticipar las reacciones de otros agentes con cierta seguridad. 

Compromiso social y sentido de pertenencia: Se manifiesta en la participación de un individuo en su comunidad o grupo social para beneficio de toda la sociedad. 

Algunas teorías resumen dichos elementos en los tres siguientes: las relaciones sociales de confianza, reciprocidad y cooperación. En la literatura existente, el capital social puede ser entendido de manera genérica como un recurso intangible, que permite a personas y grupos la obtención de beneficios por medio de relaciones sociales dotadas de confianza, reciprocidad y cooperación. Existe una gran variedad de definiciones y una amplia diversidad de posiciones intelectuales respecto del concepto y sus implicancias para las políticas públicas. Sin embargo, no hay discusión en cuanto a que permite incorporar nuevos aspectos al análisis de problemas y políticas de desarrollo, equidad y superación de la pobreza (Durston, 2003)1. 

Asimismo, existe un amplio reconocimiento de que los individuos y las comunidades manejan recursos intangibles que se consideran «capital‘en el sentido de que son activos cuya utilización permite lograr mejores resultados en emprendimientos y estrategias que lo que habría sido posible en su ausencia (Coleman, 1990). Para la puesta en marcha de procesos de  desarrollo, esto implica que la dimensión social de la existencia humana puede ser tan importante como las dimensiones económicas; que lo social subyace a cualquiera otra acción económica o política – todo está integrado–; y que lo social constituye una dimensión de la calidad de vida tan importante como lo económico (Bebbington, 2004)2. 

El término capital social se puso de moda en las ciencias sociales desde los años ´90. Igualmente hay que diferenciar dos tipos de definiciones, las que están orientadas al individuo y las orientadas al sistema. 

Orientada al individuo es, por ejemplo, la definición de Pierre Bourdieu (1983), la cual considera que el capital social es un recurso individual que se deduce de las relaciones sociales con otros individuos. El término sociológico —capital social“ es caracterizado por Bourdieu e indica el conjunto de recursos actuales y potenciales conectados a una red social. Al contrario del capital humano, capital social no se refiere a las personas, sino a las relaciones entre ellos, que son la base de esta forma del capital. Numerosos estudios documentan que este recurso se trata verdaderamente de una fuente importante del estatus social y del bienestar subjetivo. 

Definiciones orientadas al sistema entienden el capital social como la suma de factores que fortalecen la convivencia y en consecuencia el desarrollo social. Aunque la fuente de este entendimiento es controvertida y últimamente existen definiciones variadas, Robert Putnam (1993) es considerado como el pionero en la investigación del capital social orientada al sistema. Según Putnam el capital social se determina mediante factores estructurales como redes sociales o asociaciones y mediante factores culturales como normas o confianza generalizada. Asu vez, el mismo surge de la disposición de los ciudadanos a colaborar juntos y necesita una base de confianza para que la cooperación y el apoyo recíproco puedan ser desarrollados. La confianza, por su parte, no es sólo un producto de las posibilidades de ser sancionado ni del miedo al castigo. 

El capital social ofrece al individuo acceso a los recursos de la vida social como apoyo, asistencia, reconocimiento, conocimiento y conexiones.


1Tomado de “Lineamientos de acción para el diseño de programas de superación de la pobreza desde el enfoque del capital social», Arraigada, Miranda y Pávez, CEPAL, 2004.

2Ídem.


Además, la literatura general distingue al capital social en dos aspectos: Capital social que reúne a las personas de un grupo (¨bonding capital¨) y capital social que conecta varios grupos (¨bridging capital¨). El capital social surge de las relaciones entre individuos y organizaciones.

 Dichas relaciones pueden fortalecer la identidad y la responsabilidad de una comunidad œesto se califica como capital social —reunido“ (¨bonding capital¨), como la amalgama que une a la sociedad. Las relaciones pueden producir conexiones con otra gente u organizaciones fuera del grupo inmediato. Este fenómeno se llama —capital social de puente“ (¨bridging capital¨).

 A continuación se presenta un breve resumen de algunas definiciones de autores claves del tema capital social:

 Putnam: Notó que una forma de gobierno consciente de su responsabilidad, está remitido al compromiso social y que la solidaridad social en una comunidad depende de redes sociales, compartimiento generalizado y confianza. Además, confirma que estos componentes constituyen el capital social de una comunidad y que son necesarios para la mejora de la situación de vida, del compromiso social y también para el desarrollo de la comunidad.

 Coleman: Su definición del capital social es más amplia, proyectó una teoría social, que indica que —la reunión“ o —el apego interior“ de redes sociales crea fuertes relaciones entre individuos y que solo eso ya provoca un compromiso social.

 Bourdieu: Muestra cómo el capital social existe en comparación con el capital económico y cultural y cómo una persona o grupos lo pueden usar como parte de su estrategia para acumular más capital social y/o transformarlo en otras formas del capital.

 Para finalizar esta sección, se presentan las siguientes definiciones para completar las presentadas anteriormente. Dentro de las múltiples definiciones dadas al capital social, Flores y Rello (2003) distinguen tres componentes básicos en la mayoría de ellas3:

  Las fuentes y la infraestructura del capital social, es decir, aquello que hace posible su nacimiento y consolidación. Algunos autores destacan el rol de la cultura (valores, normas y costumbres internalizadas desde la infancia) y otros, los determinantes que impone la estructura social (capital social que nace de interacciones sociales que generan reglas del juego y normas institucionalizadas).

 Las acciones individuales y colectivas que esta infraestructura hace posible.

 Las consecuencias y resultados de estas acciones, que pueden ser positivas o negativas.

 Entre los autores dedicados al capital social es posible establecer diversas tendencias en un continuo ideológico que va desde conservadores a progresistas (Durston, 2003). En el extremo progresista hay una preocupación por el poder de la ciudadanía, el pluralismo y la democratización. En el extremo más conservador, el capital social se ubica en un compromiso con estructuras familiares tradicionales y en un orden moral colectivo fundado en valores tradicionales (Gamarnikow y Green, 1999, citados en Fine, 2001).

 Por otra parte, en algunas de las definiciones fundacionales del capital social se resalta el potencial positivo, funcional e instrumental de las relaciones sociales. Sin embargo, algunos autores (Portes, 1999; Durston, 2002; Arriagada y Miranda, 2003) advierten acerca del entusiasmo con que la literatura de investigación sobre capital social subraya sus consecuencias positivas. 


3Ídem.


 Señalan que es necesario reconocer la distribución asimétrica de capital social en la sociedad, razón por la que éste entraña costos y beneficios según los usos y consecuencias de tales lazos sociales, dependiendo del contexto en que se producen.

 De esta forma, los recursos apropiables por individuos y grupos a partir de sus redes de capital social pueden tener consecuencias no deseables, como la exclusión de «extraños‘. Es decir, que los mismos lazos beneficiosos para miembros de un determinado grupo, por lo común los autorizan a vedar el acceso a recursos a miembros de otros grupos. Esto no significa que el capital social que un grupo posee sea en sí mismo negativo, sino que es negativo en relación con otro grupo, de manera que es fundamental distinguir cuándo el capital social de un grupo tiene efectos perniciosos para el conjunto social en que éste se inserta. Una definición de capital social que incorpore los aspectos políticos de la vida social, debe centrarse en la capacidad de movilización de recursos de individuos y grupos a través de sus relaciones y redes sociales, considerando como resultado de tal ordenamiento la configuración de patrones de exclusión e inclusión social, determinados por diferenciales de poder en la sociedad.

 

2.2 ¿Cuál es el aspecto “capital» en la teoría del capital social.

 Parecido a otras formas del capital, el capital social es productivo y existe como un recurso del que se puede hacer uso. El capital social se distingue de otras formas del capital por el hecho de que aumenta con su utilización, cuanto más se emplea, tanto más se incrementa. Cuanto más organizaciones o individuos confían mutuamente y desarrollan relaciones entre ellos, tanto más se fortalecen estas relaciones y consecuentemente el capital social.

 Para la sociedad, el capital social baja los costos sociales siempre y cuando se realicen planes de ayuda y apoyo en el marco de redes sociales, ya que de esta manera el Estado no tiene que intervenir y disponer recursos para subvenciones. Por el contrario, los costos públicos para los apoyos y las subvenciones para los desfavorecidos suben en la misma medida en que las sociedades modernas -como consecuencia del individualismo y de la creciente movilidad- las redes del vecinos, amigos o asociaciones no prestan más apoyo y ayuda a estas personas.

 Con un mayor nivel de capital social bajan los costos sociales y los de transacción. También aumenta la velocidad para encontrar soluciones y tomar decisiones. Por ejemplo, con mucho capital social una comunidad o un grupo puede decidir más rápido qué quiere lograr y cómo tener acceso a las otras formas necesarias del capital: monetario (acceso al dinero), físico (acceso a la tierra, a los edificios, a las máquinas), natural (acceso a materias primas, aire y agua limpia) y humano. El capital social no puede reemplazar dichas formas de capital, pero ayuda a aumentarlas.

 En una sociedad con menos capital social el poder de derecho y de policía adquieren mayor relevancia para proteger la propiedad y el cumplimiento de las regulación establecidas por el Estado, porque la confianza y la disposición a cooperar para solucionar problemas y conflictos no están suficientemente presentes. En consecuencia, existe la tendencia a no poder encontrar soluciones para problemas colectivos, como por ejemplo para la protección del medio ambiente. Los problemas de la integración de inmigrantes tampoco se pueden superar fácilmente en un ambiente de poco capital social. Una integración exitosa indica posibilitar un acceso al capital social, por ejemplo por medio de la educación.

 El grado del capital social disponible en una sociedad implica, además, el aumento o la decadencia del crecimiento económico. Relaciones comerciales, transacciones económicas e inversiones están inseguros en un clima de poca confianza (altos costos asociados al riesgo) y terminan siendo más lentas. Igualmente se necesitan más esfuerzos para la concreción de los contratos ya que se requiere garantía jurídica, negociaciones de exigencia de garantías en caso de contratos no cumplidos, etc. Si hay poco capital social, aumentan, por consiguiente, los costos de transacción y se reduce potencialmente la productividad. El capital social tiene consecuencias económicas positivas con respeto al crecimiento y el empleo.

 Varios estudios prueban que la existencia del capital social repercute en tasas del crecimiento económico más altas y evidentemente positivas para los miembros del sistema social. Agencias internacionales de desarrollo y el Banco Mundial ven en la mejora del capital social una estrategia del desarrollo que augura el éxito. 

 2.3 ¿Cómo se mide el capital social.

 Así como existen discrepancias en cuanto a la forma de definir al capital social, las hay también en la manera en que este debe ser medido. La literatura sobre el capital social revela una amplia gama de definiciones y mediciones. Efectivamente, se carece aún de una medida fidedigna del mismo, debido quizás a la característica multidimensional de este concepto, por lo que exige múltiples indicadores.

 Hay varias aproximaciones e ideas sobre cómo medir el capital social. Existe un acuerdo general de que el capital social se puede medir en forma indirecta. Dependiendo de la definición, se utilizan distintas —proxy measurements4“, y varias organizaciones crearon sus propias medidas para el capital social. No obstante, en casi todos los casos prevalece la medición de varias categorías y dimensiones de: confianza y participación de la comunidad. Tal es el caso de mediciones comparativas que se hicieron tanto en países industrializados como en países en desarrollo.

 Sin duda alguna existe un acuerdo sobre los componentes principales del capital social, aunque la relación exacta entre estos componentes no es del todo clara. Si bien Putnam no definió al capital social en forma concisa, su punto de vista depende de la cualidad de las relaciones sociales, por ejemplo, confianza, normas de reciprocidad y compromiso en redes sociales. La manera como estos componentes están relacionados mutuamente no está especificada. Por ejemplo, ¿está la confianza primero que el compromiso en las redes sociales o crea redes sociales la confianza. De la misma manera se puede preguntar qué está primero, si las normas de confianza y reciprocidad que crean redes o las redes que ayudan a crear normas de confianza y reciprocidad.

 Un modelo de medición atractiva combina los componentes de Putnam y las sugerencias de Paxton (1999) y Knack y Keefer (1997). La medida del capital social incluye cuatro dimensiones:

 1. Confianza interpersonal

2. Confianza institucional

3. Participación en la sociedad civil (formal y informal)

4. La confiabilidad

La confianza interpersonal es medida a través de cuestionarios en donde se intenta captar el grado de confianza existente entre las personas. Un ejemplo del tipo de preguntas que se utilizan es: ¿Usted diría que se puede confiar en la mayoría de las personas o que no se puede ser suficientemente prudente tratando con otras personas.

 Ese indicador de confianza es central en el trabajo de Zak y Knack (2001) en referencia a la relación entre confianza y crecimiento económico. Ellos presentaron un modelo de equilibrio general que predice que:

 (i) A mayor nivel de confianza mayores las inversiones y el crecimiento.

(ii) Sociedades homogéneas muestran más confianza y de esta manera mayores inversiones y crecimiento.

 (iii) Una distribución equilibrada de salarios aumenta la confianza y así también las inversiones y el crecimiento.

 (iv) La discriminación reduce la confianza y por consecuencia, las inversiones y el crecimiento.

 (v) Existe una relación inversa entre confianza y pobreza: a menor confianza, mayor pobreza.


Medidas aproximadas o indirectas.


 Zak y Knack concluyeron que la confianza está relacionada en forma positiva y significativa con el crecimiento siempre y cuando esté incluido en un análisis del crecimiento con una medición de instituciones formales o distancia social. Los resultados apoyan las predicciones del modelo e indican que las instituciones formales y la homogeneidad de la sociedad aumentan el crecimiento, en parte por crear confianza.

 Siguiendo las sugerencias de Paxton, (1999) confianza institucional o confianza en instituciones es la segunda dimensión de la medición del capital social. En el concepto de instituciones se incluye a la iglesia, las fuerzas armadas, el sistema educativo, la prensa, los sindicatos, la policía, el parlamento, el servicio civil, el sistema de la seguridad social, el sistema de salud y el sistema de justicia, entre otros.

 La tercera dimensión es la participación en la sociedad civil o compromiso en las redes sociales. Esto se puede referir a dos formas del compromiso: compromiso en redes o relaciones informales (estar activo socialmente) por un lado, y compromiso en redes o relaciones formales (ser miembro de una organización y/o trabajar voluntariamente para una).

 Empezando con la primera parte de la participación, el grado en que uno está conectado informalmente es medido por indicadores referidos a cuan a menudo y la cantidad de tiempo que un individuo pasa con amigos, con colegas del trabajo o fuera del trabajo, con personas en la iglesia y con gente en clubes y asociaciones voluntarias.

 Un indicador para medir el grado de compromiso de las personas en redes sociales formales puede ser el número de las organizaciones de las cuales uno es un miembro activo. Según Putnam, no es muy importante en qué tipo de organizaciones uno sea miembro. (Lo importante es que sea un miembro en una organización). Redes del compromiso civil como asociaciones de vecinos o clubes de deporte representan interacción horizontal intensa. Las redes del compromiso civil son una forma esencial del capital social. (Putnam, 1993).

 Finalmente, la cuarta dimensión, la confiabilidad o normas de reciprocidad es verdaderamente más difícil de medir. Para investigar esas normas en forma empírica, se acostumbra seguir las sugerencias de Knack y Keefer (1997). Según ellos las normas de reciprocidad son definidas por la actitud hacia la cooperación con otras personas anónimas en situaciones como el famoso —dilema del prisionero“. La medida del compromiso civil refleja la buena voluntad del entrevistado de cooperar cuando está confrontado con un problema de acción colectiva. Así que, la cooperación civil surge de la buena voluntad de poner el interés del grupo o de otra persona delante del puro interés individual. Eso se puede medir preguntando justificaciones para los siguientes comportamientos:

 1. Reclamar beneficios del Estado sobre los cuales no se tiene derecho

2. Evadir impuestos, si se tiene la posibilidad

3. Mentir por propio interés

4. Aceptar un soborno en la actividad laboral

Actualmente, existe un proyecto de la OECD para medir y comparar el capital social en 21 países de Europa. Los resultados de ese proyecto ya demuestran que el capital social es un fenómeno multidisciplinario. Y como conclusión se puede decir que la investigación del capital social se encuentra en una fase temprana y que todavía falta mucho trabajo para la construcción de instrumentos adecuados para medirlo. De todas maneras, las investigaciones ya llevadas a cabo, han probado que el capital social tiene dos características principales: la capacidad de dar una explicación para el crecimiento económico (especialmente para países industrializados) por un lado, y por otro lado tiene la capacidad de analizar los determinantes del éxito social (en particular en países en transformación).

 2.4 ¿Es todo solamente positivo.

En esta sección, se reflexiona un poco acerca de lo que implica el capital social, y sus posibles consecuencias negativas. Hace ya algún tiempo, el sociólogo Pierre Bourdieu analizó y advirtió sobre esta posibilidad.

 Bourdieu aclara que el capital social, distribuido en forma no equitativa, causa una creciente desigualdad social que pone en peligro la solidaridad en sociedades modernas. Esto se debe a que no todas las personas tienen acceso a esa forma del capital y, en consecuencia, están excluidas de los beneficios y de los efectos positivos mencionados anteriormente. Así es que un elevado nivel de capital social puede ser también una fuente de la creciente desigualdad.

 Esto se condice con la definición de Bourdieu, donde el capital social actúa como un recurso individual. En esta teoría, el capital social es igual a las otras formas del capital: capital monetario, físico y humano. Sostiene que todas las formas son de utilidad para conservar o mejorar la posición social de cada individuo. Además, cada una de esas formas del capital puede ser transformado en otra forma. Por ejemplo, el capital humano de una persona se puede manifestar en un puesto laboral alto y, de esta manera, trasformarse en capital monetario. Del mismo modo, una persona con mucho capital monetario también puede dispone de más capital social. Así se cierra el círculo vicioso: las personas que disponen de mucho capital, van a mejorar su posición social transformando las distintas formas del capital, mientras que los individuos con menos capital no tienen tantas posibilidades para mejorar su situación. Las publicaciones de Bourdieu sobre la elite francesa son ejemplos de este círculo vicioso.

Finalmente, es importante que se tengan en cuenta también los aspectos negativos cuando se discute sobre el tema. El capital social solo puede ser útil para la mejora de una sociedad si todos los individuos tienen acceso a él, de lo contrario, sólo conserva o agrava la desigualdad existente.

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