ASPECTOS SOCIALES
CAPÍTULO 5: ASPECTOS SOCIALES
Los aspectos sociales, tales como el desempleo, la informalidad laboral, los bajos salarios reales, la pobreza y la precariedad sanitaria ocupan hoy un lugar muy importante en el debate económico de la Argentina. Sin lugar a dudas, la acción conjunta de estas variables no deja para la Argentina, para ningún otro país, buenos panoramas hacia el futuro.
A lo largo de la historia de la Argentina, la preocupación sobre la pobreza ha estado presente en todos los discursos políticos, lo cual indica que éste nos es un tema nuevo, sin embargo, poco se hace para disminuirla. Las altas tasas de pobreza y el empeoramiento de los indicadores de equidad en estas últimas décadas han contribuido a reforzar las secuelas tan temidas del círculo vicioso de la pobreza.
Más pobreza produce niños desnutridos o mal alimentados, lo que tiene como consecuencia una disminución de su capacidad para aprender. A lo largo de su vida, estos niños pobres, que viven en una situación de precariedad, sufrirán episodios de marginación y malas oportunidades laborales, lo que genera numerosas situaciones de violencia. Por supuesto, debido a las deficiencias en el sistema sanitario no tendrán acceso al goce de una buena salud ni recibirán la información necesaria para prevenir enfermedades. Es decir, por más cruel que parezca, estarían condenados a tener un mal nivel de vida.
Es por ello que todos y cada uno de estos aspectos requieren soluciones estructurales, siendo necesario y urgente ofrecer alternativas a los habitantes para encarar mejoras en los niveles de vida. Una manera de lograrlo es mejorar la calidad educativa del país, ya que la misma encierra beneficios sociales y económicos para toda la sociedad. No sólo brinda opciones a los seres humanos en cuanto al tipo de vida que desean llevar, sino también les permite expresarse con confianza en sus relaciones personales, en la comunidad y en el trabajo. Y lo más importante, ayuda a erradicar los efectos del círculo de la pobreza.
5.1 El mercado laboral
Desde el ámbito de la sociología, se entiende al trabajo como la ejecución de tareas que suponen un gasto de esfuerzo mental y físico, y que tienen como objetivo la producción de bienes y servicios para atender las necesidades humanas; en tanto que ocupación o empleo es el trabajo que se realiza a cambio de una paga de salario (Anthony Giddens, 1998). A los fines de este capítulo se tomará un concepto más amplio de trabajo, el contemplado por la Ley Nº 20.744. La misma establece que el trabajo constituye toda actividad lícita que se preste en favor de quien tiene la facultad de dirigirla, mediante una remuneración.
Esta sección comienza con el análisis de la situación laboral en los países latinoamericanos, que terminaron el 2007 de una manera positiva, con altas tasas de crecimiento, disminución de la tasa de desempleo, una mayor creación de puestos de trabajo y aumentos en el salario real industrial en todos los países de la región. Además, se hace una mención especial a dos temas acuciantes: la situación laboral de los jóvenes, los más vulnerables en el mercado laboral, y el empleo informal, cuyas altas tasas son síntoma de graves fallas institucionales.
En la segunda parte de la sección se hace un análisis minucioso del mercado de trabajo en la Argentina. Hasta junio de 2008 la economía argentina logró por séptimo trimestre consecutivo uno de los objetivos más buscados que era reducir la tasa de desempleo a un dígito y acercarse a niveles de pleno empleo. Sin embargo, luego de la crisis financiera global, sumado al debilitamiento del plan económico actual, las perspectivas para el 2009 no son alentadoras.
5.1.1 El mercado laboral en América Latina
El 2007 finalizó con un saldo positivo para los países latinoamericanos, ya que en la región se registraron altas tasas de crecimiento por quinto año consecutivo, lo que se hizo extensivo para cada uno de los países que la conforman. La razón de esta buena performance se encuentra básicamente en el favorable contexto externo y a una suba de la demanda interna impulsada por un aumento en el nivel de consumo que fue consecuencia del incremento de la masa salarial. De este modo, desde el 2003 hasta fines de 2007, la tasa de crecimiento promedio de la región fue del 4,8%, superior al nivel de crecimiento registrado en los últimos 25 años.
En el Gráfico 5.1 se aprecia que la economía mundial presentó un sólido crecimiento durante 2007, expansión que viene sostenida desde el 2001. Esto se tradujo en una disminución de la tasa de desempleo en casi todos los países del mundo.
Como consecuencia del contexto de crecimiento económico sostenido en todos los países latinoamericanos, el nivel de desempleo, que alcanzó el 8% en promedio durante 2007, fue el más bajo registrado desde 1995. La generación del empleo, reflejada por la variación positiva de la tasa de ocupación, siguió siendo elevada, lo que permitió la continua reducción de la tasa de desocupación. Sin embargo, todavía están pendientes mejoras en torno a la calidad de los nuevos empleos creados.
Sin embargo, a pesar del buen desempeño a nivel mundial registrado hasta el 2007, las estimaciones para el año 2008 no son muy alentadoras. Se espera que los datos muestren una caída en las tasas de crecimiento a nivel mundial.
Específicamente para América Latina, se estima un freno a la expansión económica, como consecuencia de la desaceleración de la actividad de los países desarrollados provocada por la crisis financiera. A su vez, se prevé que la misma afectará en gran medida a los indicadores del mercado laboral de las economías latinoamericanas más abiertas, y en especial de aquellas que dependen de la economía estadounidense.
5.1.1.1 La desocupación y el empleo en los países latinoamericanos
Durante el 2007 en comparación con el año anterior, la tasa de ocupación mostró una suba en todos los países de la región, con excepción de Trinidad y Tobago, Honduras y México (en el Gráfico 5.2 se muestra la variación de la ocupación y desempleo en algunos países seleccionados). En estas naciones, la caída en la tasa de empleo, que implica una destrucción neta de puestos de trabajo, trajo como consecuencia un aumento en la tasa de desempleo. En el resto, la creación neta de empleo influyó de manera positiva en la tasa de desempleo, que descendió en dieciséis del total de dieciocho países con información disponible. En Argentina, Chile, Colombia y Uruguay el desempleo disminuyó por lo menos un punto porcentual.
1 La tasa de ocupación es el cociente entre la población ocupada y la población total, mientras que la tasa de desempleo es el porcentaje entre la población desocupada y la población económicamente activa.
Para el 2008 se estima que la tasa de desocupación promedio de la región se ubique en torno al 7,9% anual (proyectada sobre la base de un contexto de un crecimiento moderado del PBI).
Para Argentina, Brasil y Chile, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) estima que la tasa de desempleo ronde en el 8,4%; 8,8% y 6,6% respectivamente.
A pesar que el buen desempeño del mercado laboral trajo beneficios tanto a hombres como mujeres, siguen siendo importantes las diferencias de género, étnicas, y de edad.
En trece países de los que se cuenta con información sobre la tasa de desempleo por sexo, la desocupación de las mujeres fue en promedio 1,6 veces mayor que la de los hombres. En cuanto a las diferencias étnicas, se observa que la mayoría de los trabajadores indígenas y afroamericanos de la región tienen trabajos de muy baja calidad.
Si bien la disminución de la tasa de desocupación benefició tanto a adultos como a jóvenes, estos últimos siguen teniendo dificultades a la hora de conseguir un empleo de calidad. En promedio la tasa de desempleo es más de dos veces superior a la tasa promedio de los adultos; y en ciertos países, supera en casi tres veces a la tasa de desocupación de los adultos.
No caben dudas que los jóvenes son más vulnerables que los adultos en el mercado laboral en todos los países del mundo. No obstante, en Latinoamérica, existen otros factores que empeoran la condición de los mismos con relación a la situación de los jóvenes en los países desarrollados. Entre ellos, se pueden nombrar:
1. La tasa de crecimiento de la población joven en América Latina es mucho mayor que la de los países industrializados (en los que la pirámide poblacional se invirtió).
2. Viven en un contexto de inestabilidad social, con muchas carencias.
3. Tienen menos años de escolaridad y un nivel de educación relativamente inferior.
4. Quienes están insertos en el mercado laboral no poseen protección en materia de salud y seguridad social.
Recuadro 5.1: La inserción laboral de los jóvenes de 15 a 29 años en Latinoamérica
El concepto de juventud es un elemento difícil de definir, ya que supera la simple identificación de un segmento etario, que se encuentra en constante evolución. Por ello es necesario asignar una mayor pertinencia al significado de juventud, tal que rescate elementos constitutivos de un perfil histórico y social, en un espacio y tiempo determinado2.
Juventud se trata de un estatus, una determinada posición o pertenencia social, en la que un individuo ingresa a partir del cumplimiento de una serie de requisitos. Por ejemplo, hace unos años, una persona de 30 años ya se encontraba establecida y con una familia conformada, hoy recién está abandonando el hogar paterno para probar suerte en el mundo real.
La necesidad de una mayor formación para acceder a puestos cada vez menos calificados, una política de remuneraciones que no permiten una plena independencia a temprana edad y un marcado retraso en el fortalecimiento de lazos afectivos institucionales, son algunas de las causas que provocaron la dilatación del rango juvenil actual.
El problema de inserción laboral se encuentra ligado fuertemente a una incapacidad del sistema socioeconómico para generar suficientes puestos de trabajo para todos. Ello, sumado a la necesidad de un mayor nivel de especialización, recluyó a muchos jóvenes en los ámbitos formativos, en una carrera desbocada hacia una formación polivalente que tampoco asegura la consecución del empleo.
El empleo juvenil3
En América Latina la tasa de ocupación de los jóvenes varones es mayor que la de las mujeres jóvenes considerando cualquier nivel educativo. Las diferencias son mayores cuanto menor es la calificación y la brecha se cierra a medida que aumenta el nivel educacional.
Al mismo tiempo la tasa de empleo muestra cifras homogéneas entre los grupos educativos de los varones, mientras que no ocurre lo mismo en el caso de las mujeres. Para los hombres esto se debe al hecho que una parte de los jóvenes de niveles educativos medios y altos todavía está estudiando, mientras que el caso de las mujeres es consecuencia de las escasas oportunidades laborales que tienen, en especial cuando su nivel educativo es bajo.
La franja etaria comprendida entre los 19 a 24 años, cuenta con un mayor índice de empleabilidad que durante la década del ’90. A pesar de ello muchos no cuentan con seguridad social, tienen salarios relativamente más bajos, las horas de trabajo superan la media y la continuidad en el puesto es frágil.
2 Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso).
3 De aquí en adelante se considerará joven a todos los individuos de entre 15 a 29 años
En el Cuadro 5.1 se observa que la tasa de ocupación de los jóvenes aumentó sólo un punto porcentual en catorce años, como resultado de una caída de la tasa de los varones (tres puntos porcentuales) y de un leve aumento en la tasa de las mujeres. Por otro lado, en este mismo período, la brecha de la tasa de empleo entre hombres y mujeres jóvenes si bien se mantuvo alta en 2004, se redujo un 20%.
La situación laboral de las mujeres mostró una mejora para aquellas que tenían un nivel educativo bajo y medio, mientras que lo contrario ocurrió en el caso de los varones. Sin embargo, la tasa de ocupación para mujeres y varones con trece años y más de educación se mantuvo estable. En conclusión, en catorce años la situación laboral de los jóvenes latinoamericanos no presentó grandes cambios.
El desempleo juvenil
La brecha en las tasas de desempleo entre jóvenes y adultos es parecida para varones y mujeres. En el 2004 la tasa de desempleo para todos los grupos etarios creció con respecto a los valores observados en 1990. Es por ello que el incremento del desempleo juvenil fue más bien reflejo del deterioro general de los mercados de trabajo de la región en el período en consideración que de aspectos específicos que afectan a los jóvenes.
En el Cuadro 5.2 se muestra que la tasa de desempleo juvenil (personas de entre 15 a 29 años) más que duplica la tasa de los adultos, un 15,9% comparado con un 6,6% respectivamente. Por otro lado, entre los jóvenes se observó un mayor porcentaje de desocupación de las mujeres en relación a los varones.
En los últimos siete años, el trabajo asalariado en los países latinoamericanos evolucionó de manera positiva. El empleo formal habría aumentado un 49,5% en Argentina, 47,6% en Nicaragua, 31,2% en Chile y 25,3% en Brasil.
Entre 2005 y 2006, el porcentaje de asalariados sobre el total de la población ocupada, aunque levemente, creció 0,8 puntos porcentuales en promedio para toda la región. El país con mejor desempeño fue Paraguay, donde el número de asalariados aumentó 1,7 puntos porcentuales, seguido por Chile, que mostró un comportamiento similar (1,6 puntos de incremento). Sólo en cuatro países se registró una caída del trabajo asalariado en un punto porcentual o más (Costa Rica, Honduras, Nicaragua y República Dominicana).
En el promedio de los países de la región, la asalarización de las mujeres continúa creciendo a tasas mayores que la de los hombres desde el año 1995. Aún así, el empleo asalariado entre estos últimos continúa siendo mayor que el de las mujeres.
Los establecimientos de seis o más trabajadores siempre fueron la principal fuente de inserción laboral dentro de la categoría de asalariados. En 2006 ocupó el 58,7% de los asalariados, lo que significó un aumento de 4,5 puntos porcentuales con relación al año 1995 y 0,9 puntos porcentuales en comparación con el 2005. Las variaciones que se registraron en el empleo público y en empresas de cinco o menos trabajadores fueron muy leves: 0,1 y -0,2 puntos porcentuales respectivamente.
A pesar del alza registrada durante 2007 del empleo formal, esto no significó exclusivamente creación de nuevos puestos de trabajo, sino que parte de este aumento se debió a la formalización de trabajadores con empleos ya existentes.
5.1.1.1.1 El empleo informal en América Latina
Los altos niveles de informalidad en América Latina y el Caribe son un síntoma de fallas institucionales y al mismo tiempo limitan las oportunidades de crecimiento y bienestar social mientras que corroen la integridad de las sociedades en la región4. Según el Banco Mundial, el término “informalidad” representa muchas cosas diferentes de acuerdo al punto de vista: trabajadores desprotegidos, baja productividad, competencia injusta, evasión de la ley, menor pago de impuestos y trabajo en negro.
Existen dos modos para analizar la informalidad: uno está basado en el punto de vista de la productividad (filas en el Cuadro 5.3) que se centra en el tipo de unidad de producción; mientras que el otro define al empleo informal de acuerdo a la protección legal, según la categoría ocupacional (columnas).
4 Banco Mundial, 2007.
En relación a la primera definición, las empresas del sector informal son las unidades de producción operadas por individuos particulares que no están constituidos como entidades legales separadas de sus dueños y cuya acumulación de capital y productividad son bajas. Éstas incluyen las unidades familiares, que son manejadas por propietarios no profesionales (que emplean o no otros familiares) y las microempresas, que son unidades productivas con menos de 5 empleados). Es decir, la definición productiva considera como trabajadores informales a todos aquellos que poseen trabajos de baja productividad, no calificados, marginales, con escasa utilización de capital, etc.
En cambio, desde el punto de vista de la legalidad, la informalidad se puede encontrar en cualquier unidad productiva, dentro o fuera del sector de la pequeña empresa.
En la Tabla 5.3, las celdas de color gris oscuro se refieren a trabajos que por definición no existen dentro de la unidad de producción correspondiente, las de color blanco representan a empleos formales y por último, las celdas pintadas de gris claro muestran los distintos tipos de empleos informales.
Según el enfoque legal, en la tabla las celdas de la uno a la nueve representan el empleo informal, mientras que según la definición productiva las celdas de la tres a la ocho son las que se refieren al empleo en el sector informal. Entonces, comparando ambos enfoques, el empleo informal fuera del sector informal son las celdas número uno, dos, ocho y nueve.
En el Gráfico 5.3 se muestran las mediciones de la informalidad laboral en algunos países latinoamericanos según los dos enfoques nombrados previamente. Ahí se aprecia que la importancia de la economía informal es bastante obvia, ya que es la mayor generadora de empleo en los países de América Latina.
El nivel de informalidad en la región fue similar de acuerdo a ambas definiciones: 54% y 58% desde el punto de vista legal y productivo respectivamente. Lo mismo sucede en la mayoría de los países considerados, con excepción de Chile, Uruguay y Brasil, cuya situación en términos absolutos e incluso relativos (como es en el caso de Brasil) varía según el método de medición.
Si bien Chile registró la menor proporción de trabajadores informales según ambos enfoques, bajo el punto de vista de la definición legal la informalidad fue del 23% (mucho más baja con relación a la situación en Paraguay que registró una tasa de casi el 80%); mientras que según la definición productiva la misma fue del 38%.
Vale considerar el caso de Brasil ya que según uno u otro modo de análisis, la situación difiere no sólo en términos absolutos sino también relativamente. Bajo el enfoque legal la informalidad fue del 35% lo que posicionaba a Brasil en una buena situación con relación al resto de los países en consideración (se ubicó en el tercer puesto en el ranking de países con menor informalidad laboral). En cambio, bajo el punto de vista productivo, el escenario deja de ser bueno ya que el 54% de los trabajadores tenían un empleo informal.
En la Argentina, la situación absoluta y relativa es similar bajo ambos enfoques que muestran un nivel de informalidad del 45%. Los países peores posicionados son Bolivia y Paraguay ya que registran niveles de informalidad en torno al 80%.
En América Latina es necesario remarcar la relación que existe entre la economía informal, la pobreza y el trabajo de las mujeres. Esta región no ha hecho avances significativos en la reducción de la pobreza. Según datos de las Naciones Unidas, la situación de pobreza e indigencia afecta más a las mujeres que a los hombres.
La pobreza lleva a generar y aceptar puestos de trabajo en la economía informal y los bajos ingresos obtenidos por estos empleos, así como la precariedad y la falta de protección social, crean un círculo vicioso de la pobreza, que es bastante difícil de abandonar.
Al mismo tiempo, un mayor porcentaje de la fuerza laboral de las mujeres (en comparación con la de los varones) trabaja en el sector informal. Ésta situación es aún más grave para las mujeres indígenas y de color, que generalmente pertenecen a los grupos de menores ingresos, ya que son las más desprotegidas y tienen menos oportunidades de organizarse para hacer valer sus derechos.
5.1.1.2 Salarios en la región
La mejora en el nivel de actividad económica latinoamericana produjo un leve incremento de los salarios. Durante los primeros nueve meses de 2007, el salario industrial promedio ponderado creció un 3% en términos reales, respecto del mismo período del año anterior. El mayor incremento se dio en la Argentina con un 11,2%; por ello, si se la excluye del análisis, el indicador aumenta sólo un 2,1%.
Si se considera la evolución del salario real industrial, se puede ver que el mismo creció en línea con la productividad laboral media de toda la economía de la región (2,7%). Sin embargo, evolucionó por debajo de la productividad laboral del sector industrial, que la CEPAL estima tres veces mayor.
Por otro lado, el salario mínimo real ponderado de la región muestra un aumento del 4,7% para los primeros nueve meses del 2007 en comparación con igual período de 2006 (esta variable no ponderada refleja un crecimiento menor en un punto porcentual). El comportamiento de este indicador fue diferenciado si se compara el desempeño de los distintos países de la región: cayó en cinco países (Guatemala, México, Panamá, Paraguay y Perú) y aumentó en los trece restantes de los que se dispone de información. La Argentina tuvo un desempeño bastante notable, ya que fue donde se registró el mayor incremento (14,2%), seguido por Nicaragua (13,9%). Nuevamente, si se excluye a la Argentina del análisis, el salario mínimo real promedio tuvo un aumento leve, de solo un 3,9%.
El aumento del salario real mínimo y de la industria se dio en un contexto en el que las variaciones de los índices de precios al consumidor fueron heterogéneas en los distintos países de la región. En promedio para toda Latinoamérica, la tasa de variación anualizada del índice de precios al consumidor (IPC) fue del 4%.
En el Gráfico 5.4 se observan dos casos extremos: Argentina y Paraguay. Este último, presentó la menor tasa de variación del salario mínimo real. La variación del mismo fue negativa en el período de consideración (registrando una caída del 4%) y la tasa de inflación fue positiva y del 3%, lo que implica que el salario nominal creció en menor proporción que la misma. La Argentina presentó las mayores tasas de variación del IPC5 y del salario mínimo con relación con el resto de los países latinoamericanos (ambas del 14%). En este país, el salario mínimo real creció al ritmo de la inflación, indicando que el salario mínimo nominal aumentó dos veces más que la variación del nivel general de precios.
5 Se consideró un IPC no oficial (Ecolatina) ya que en el caso de Argentina, las cifras oficiales de inflación se encuentran discutidas.
5.1.2 El mercado laboral en la Argentina
El mercado laboral de la Argentina exhibe actualmente una situación de relativa estabilidad. Por ello, los principales desafíos ya no se concentran exclusivamente en bajar la desocupación sino en avanzar en cuestiones cualitativas.
Desde fines de 2002 la situación laboral ha mejorado considerablemente y por sexto año consecutivo, gracias al crecimiento de la actividad económica en el país, se ha producido una reducción en el desempleo. Este hecho, ante una población económicamente activa (PEA) estable, se refleja en un incremento en el nivel de empleo.
En el Esquema 5.1 se puede observar la caracterización de la PEA en el segundo trimestre de 2008.
Tras una etapa de recuperación signada por la fuerte creación de puestos de trabajo en los años 2003 y 2004, la elasticidad empleo-producto6 fue descendiendo hasta llegar en 2007 al 33%, como se muestra en el Gráfico 5.5. La explicación de esta caída es la desaceleración de la tasa de creación de empleo genuino y la aceleración del nivel de actividad. Durante el 2007 el primer indicador creció un 3%, por debajo de la expansión del 4% en el 2006. En el mismo año, la variación del PBI fue del 8,7%, superior al crecimiento durante el 2006.
Como se dijo previamente, la menor elasticidad responde a una normalización en la creación del empleo. En la etapa de recuperación (2003-2005) la masiva generación de puestos de trabajo respondió a la elevada capacidad instalada ociosa. En los últimos dos años, la caída de la elasticidad podría obedecer a una menor creación de puestos de trabajo en ciertos sectores intensivos de mano de obra, como el sector de la construcción y las actividades comerciales.
Haciendo una estimación para el año 2008, considerando que el PBI aumentará un 8% (según datos oficiales) y una tasa de crecimiento del empleo del 1%7 (tasa interanual del segundo semestre de 2008), la elasticidad continuaría descendiendo y alcanzaría un valor del 12,5%. Incluso suponiendo una desaceleración de la actividad económica, la relación empleo-producto seguiría siendo baja.
No caben dudas que el bajo crecimiento que tuvo el empleo refleja un deterioro en la generación de puestos de trabajo del aparato productivo. Si en el contexto actual de altas tasa de crecimiento la generación de empleos es débil, en un escenario de desaceleración cabe esperar un estancamiento del nivel de empleo8. Si a este hecho se le agrega el continuo aumento de la población, para evitar el alza en la tasa de desempleo es necesaria la generación constante de nuevos puestos de trabajo.
6 La elasticidad empleo-producto refleja la variación del empleo genuino (sin planes jefes y jefas) ante la variación del PBI, es decir, refleja la capacidad de la economía de absorber mano de obra a medida que aumenta su producción.
7 Se espera que el crecimiento del empleo sea más lento en parte porque los desempleados actuales son principalmente personas de baja calificación, lo que dificulta su inserción en el mercado laboral.
8 De hecho, esto es lo que se espera para fines del 2008 y comienzos del 2009 como consecuencia de la desaceleración del nivel de actividad.
cuadro 5.2: Los principales indicadores del mercado laboral
Población económicamente activa (PEA): La integran las personas que tienen una ocupación o que sin tenerla la están buscando activamente. Está compuesta por la población ocupada más la población desocupada.
Tasa de actividad (TA): Es el porcentaje entre la PEA y la población urbana total relevada por la EPH. Representa la proporción de la población que tiene o busca en forma activa un empleo en relación a la población urbana total. En otras palabras, refleja la oferta de trabajo. Un aumento en la tasa de actividad refleja la incorporación de nuevos trabajadores al mercado laboral.
Tasa de empleo (TE): Se refiere al cociente entre la población ocupada y la población total. Un incremento de dicha tasa refleja la creación de nuevos puestos de trabajo, de manera que tal situación representaría una mejora en el mercado laboral.
Tasa de desocupación (TD): Se calcula como el porcentaje entre la población desocupada y la PEA. Se considera desocupado a aquellas personas que, no teniendo ocupación, están buscando activamente trabajo.
Tasa de subocupación (TS): Es el cociente entre la población subocupada y la PEA. La población subocupada son los ocupados que trabajan menos de 35 horas semanales por causas involuntarias y desean trabajar más horas (comprende a todos los ocupados en empleos de tiempo reducido).
En lo que hace al empleo, la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) indica que la tasa de ocupación en el segundo trimestre de 2008 se ubicó en el máximo valor de la serie empalmada desde 1984, aún deduciendo los planes de empleo.
En el Gráfico 5.6 se ve que a pesar de que el nivel de empleo crece continuamente, lo hace a un ritmo cada vez más lento. Este fenómeno puede deberse a un problema estructural de baja capacidad de generación de nuevos puestos. Esto fue disimulado transitoriamente luego de la crisis del 2002 por la licuación de costos que produjo la devaluación, pero el problema resurgió apenas los salarios recuperaron el nivel real que tenían antes de la crisis.
La tasa de desempleo de los principales centros urbanos en el segundo trimestre de 2008 fue del 8%, casi medio punto inferior al del segundo trimestre de 20079. Esto se debió a que el empleo creció un poco más que el incremento en la participación laboral. En otras palabras, a nivel de todo el país, la mejora del índice se explicó principalmente por una caída del porcentaje de personas que son activas (que trabajan o buscan trabajo), mientras que el empleo tuvo un pobre crecimiento. Si bien dicha evolución puede atribuirse a los efectos de la crisis del sector agropecuario, cuyo efecto fue una suba del 12% de la tasa de desocupación en el primer trimestre de 2008 con relación a diciembre de 2007; lo cierto es que no se ve un comportamiento parejo de los indicadores laborales en las zonas afectadas.
Los planes sociales, que significan alguna forma de prestación laboral, se incluyen dentro del empleo en la Encuesta Permanente de Hogares (EPH). Por ello, resulta relevante realizar un análisis de la evolución reciente de la tasa de desempleo incluyendo y excluyendo los beneficiarios de los planes de empleo.
Si se excluyen los beneficiarios de los planes sociales del cálculo de la tasa de desocupación10, se observa que desde el 2003 en adelante, la misma fue superior a la tasa que considera estos planes. Actualmente ambas series están cerca de igualarse. Es por ello que para fines de este año se espera que el impacto de los planes de trabajo alcance su mínima expresión, como consecuencia de que los beneficiarios hayan encontrado trabajo o hayan sido alcanzados por otro plan social.
Una posible explicación de este hecho es que el Plan Jefes y Jefas de Hogar Desocupados, creado durante la emergencia económica y social de 2002, conserva ahora solo el 25% de beneficiarios que llegó a tener. Desde mayo de 2003, 752.000 personas (más de un tercio) consiguieron empleo; 347.000 fueron traspasadas al programa Familias del Ministerio de Desarrollo Social; 92.500 se mudaron al Seguro de Capacitación y Empleo de la cartera laboral, y 438.500 perdieron el derecho a la prestación por otros motivos, como la caída de algún requisito. En la actualidad, alrededor de 570.000 desocupados siguen cobrando el plan original.
Más allá de estar de acuerdo o no con la modalidad de los programas asistenciales o de capacitación, hay que tener en cuenta que se deberían actualizar los montos entregados por estos planes. Los $150 otorgados por el Plan Jefes de Hogar de 2002 valen actualmente, en términos reales, menos de $75. Por eso se debería crear un sistema universal de asignaciones familiares y el pago de los planes debería ajustarse según el valor real de los alimentos básicos.
9 Durante los primeros meses del año la tasa de desocupación suele aumentar debido a factores estacionales. En los meses siguientes, la misma tiende a caer.
10 Se consideran como desocupados a los ocupados cuya ocupación principal proviene de un Plan Jefes y Jefas de Hogar. Esto implica asumir que, en caso de no tener un Plan Jefes y Jefas de Hogar, la totalidad de las personas serían desocupadas y estarían, por lo tanto, en la población económicamente activa.
Recuadro 5.3: El empleo en el sector agropecuario
A principios de 2008, el gobierno intentó implementar un esquema de retenciones móviles a las exportaciones de granos y oleaginosas, lo que derivó en un lock-out con cortes de ruta, llevado a cabo por las patronales del sector.
El conflicto que surgió a partir de ese momento puso la realidad del sector agropecuario en primer plano del debate público. Por ello resulta pertinente hacer un breve comentario sobre la situación laboral en el sector agropecuario, a pesar que los trabajadores de este sector fueron los grandes ausentes de la discusión.
En el primer semestre de 2008, sólo cinco de cada cien puestos de trabajo registrados pertenecieron al sector agropecuario, que es el octavo en importancia en la generación de nuevos puestos de trabajo. Es decir, de los 316 mil nuevos empleos formales creados hasta junio de 2008 en el total de la economía, en este sector se generaron solo catorce mil.
En el Gráfico 5.7 se aprecia que desde el 2002 hasta fines de 2007 hubo una creación neta de 2,3 millones de puestos de trabajo registrados, de la que el sector agropecuario fue responsable del 4%, es decir de 91 mil puestos.
Si bien desde el 2002 en el sector agropecuario el trabajo en negro disminuyó casi un 12% (en el total de la economía disminuyó un 5%), actualmente revela una tasa de informalidad laboral 63% mayor que en el total de la economía.
Por otro lado, como se presenta en el Gráfico 5.8, en este sector se pagan las peores remuneraciones del total de la economía a sus trabajadores registrados.
Sin embargo, es importante recalcar el efecto multiplicador de este sector en la generación de empleo en aquellas actividades que dependen de él (eslabonamientos hacia atrás y hacia delante). Un trabajo realizado por Juan J. Llach et al (2004) muestra que existe una relación de casi cinco a uno entre el empleo agropecuario y la generación total del empleo agroindustrial.
En otras palabras, por cada uno de los 1.158.600 puestos de trabajo en la etapa primaria, se generan 3,83 puestos de trabajo en otras etapas y sectores, los que totalizan 4.433.700.
En conclusión, no existen dudas de que el sector agropecuario es un importante proveedor de las divisas, que contribuye a dinamizar a otros sectores vinculados y que una parte de sus excedentes impactan de manera positiva en la actividad económica de muchas localidades del interior argentino. A pesar de ello, no es un sector con una alta capacidad para generar nuevos puestos de trabajo dentro del mismo. Además, sus empleados reciben bajas remuneraciones y existe una gran proporción de trabajadores informales.
Más que de retenciones, sería oportuno hablar de una estrategia para mejorar la situación laboral de este sector.
5.1.2.1 Disparidades regionales y por género
Un tema importante dentro del Balance de la Economía 2008 es el del Federalismo y Regionalismo, por ello, es pertinente analizar las disparidades regionales a lo largo del país. Tal como se observa en el Cuadro 5.4, en la Argentina existen grandes disparidades a nivel regional en cuestiones de empleo.
11 Cuyo incluye Mendoza, San Juan, La Rioja y San Luis.
12 El NEA abarca las provincias de Misiones, Corrientes, Formosa y Chaco.
13 NOA comprende a Jujuy, Salta, Tucumán, Catamarca y Santiago del Estero.
14 La región Pampeana incluye a las provincias de La Pampa, Buenos Aires, Córdoba, Santa Fe y Entre Ríos.
15 La Patagonia comprende a Neuquén, Río Negro, Chubut, Santa Cruz y Tierra del Fuego.
Durante el segundo trimestre de 2008, sólo en dos regiones de la Argentina, la Patagónica y el noroeste argentino (NOA), la tasa de desocupación aumentó en comparación con igual período de 2007, como se ve reflejado en el Gráfico 5.9. De estas dos regiones solo en el NOA las tasas de actividad y de empleo tuvieron una variación positiva. Sin embargo, durante el segundo trimestre de 2008 la tasa de desempleo presentó una variación de más del 50% en comparación con el mismo período del año anterior. Esto podría explicarse por el hecho que se incorporaron más trabajadores al mercado laboral, pero la creación de puestos de trabajo no fue suficiente para cubrir esta mayor oferta de trabajo.
En la región Patagónica, a pesar que el desempleo en junio de 2008 se ubicó en 6,9%, por debajo de la media nacional, se registró un aumento de casi un 10% anual. El motivo de esta variación podría ser una disminución de los puestos de trabajo, lo que se manifiesta en una caída de la tasa de empleo en esta zona.
Si bien el Gran Buenos Aires presentó una de las mayores tasas de desocupación del país, es preciso remarcar que este hecho se combina con las tasas de actividad y empleo más elevadas a nivel nacional. En efecto, una alta tasa de empleo implica que gran parte de la desocupación es explicada por la elevada tasa de actividad16. Por lo tanto, los grandes niveles de desocupación no responderían a la escasez de puestos de trabajo, sino más bien a la gran masa de individuos buscando trabajo en esa región. En términos interanuales, el desempleo en el Gran Buenos Aires disminuyó un 4,5% posiblemente debido a una caída en la oferta laboral, reflejado en una disminución de la tasa de actividad en mayor medida que la detracción de la tasa de empleo.
16 Esto significa una gran oferta laboral.
En términos interanuales, en la región del noreste argentino (NEA) fue donde más disminuyó el desempleo (34,74%), posiblemente por la variación positiva de la tasa de actividad y empleo. En otras palabras, en junio de 2008 fue mayor la cantidad de argentinos que buscaron empleo en relación al mismo mes del año anterior y la creación de puestos de trabajo fue más que suficiente para cubrir esa mayor oferta. Asimismo, en el segundo trimestre de 2008, esta región presentó una baja tasa de desocupación, que se explicaría básicamente por dos factores. Por un lado, por el dinamismo de las economías regionales, impulsado por los altos precios de los commodities; y por el otro, por las bajas tasas de actividad y empleo, que son las más chicas del país. Esto significa que en esta región solo un pequeño porcentaje de la población se encontraba buscando empleo y que la capacidad para generar puestos de trabajo es baja.
Cuyo fue la región que presentó la mejor situación del mercado laboral durante en segundo trimestre de 2008, exhibiendo la menor tasa de desempleo del país (4,5%) y altas tasas de empleo y actividad. En términos interanuales la desocupación disminuyó un 2,17% a causa de una reducción de la PEA.
Por último, la región Pampeana ha tenido una evolución relativamente estable, aunque en junio de 2008 la tasa de desocupación fue la mayor del país. En esta región la leve caída de la tasa de desocupación puede ser explicada principalmente por la disminución de la oferta laboral.
Un análisis más detallado indica que en el 2007, con relación al año previo, hubo una mayor tasa de desocupación en once aglomerados urbanos. En el Cuadro 5.5 se aprecia que donde más aumentó fue en Corrientes, seguido por Viedma- Carmen de Patagones. De los centros urbanos con más desocupados, hubo tres en los que la suba del desempleo se dio a la par de un alza de la cantidad de ocupados, algo que se explica por la mayor presencia de personas activas.
Asimismo, el desempleo bajó en 20 conglomerados, aunque en algunos de ellos hay menos puestos laborales que un año atrás. Los lugares donde la caída del desempleo se dio junto con un alza de la tasa de empleo son el Gran Córdoba; Gran Rosario; Gran San Juan; Gran Resistencia; Gran Catamarca; Gran Tucumán; Jujuy-Palpalá; La Rioja; Salta; Santiago del Estero, y Comodoro Rivadavia-Rada Tilly.
En el Gran Córdoba, en junio de 2008 la tasa de actividad cayó un 0,21% con relación al mismo mes del año anterior, mientras que la tasa de empleo aumentó un 1,15%. Por lo tanto, la reducción del 15,58% de la tasa de desempleo se puede explicar por la creación de puestos de trabajo y la reducción de la oferta laboral. En Río Cuarto, en cambio, la disminución de la desocupación fue causa solamente de la disminución de la oferta laboral, a pesar de que la tasa de desempleo varió en forma negativa.
Un aspecto a tener en cuenta es que la EPH, encuesta de la que surgen los datos, se realiza en 31 grandes centros urbanos y no en localidades pequeñas, donde se estima que la desocupación habría sido mayor.
En cuanto a las disparidades por género, las mujeres que hoy participan en el mercado de trabajo, a diferencia de sus antecesoras, parecen haber independizado su vida laboral de factores como el estado conyugal, el nacimiento y edad de los hijos, que provocan intermitencias en su vinculación con el trabajo. Sin embargo, al examinar los niveles de actividad por sexo, que aparecen en el Gráfico 5.10, se comprueba que los hombres participan con mayor intensidad en el mercado laboral: todavía perduran condicionantes relativos al género que provocan una diferencia importante en las tasas de actividad y de desocupación de varones y mujeres.
En octubre de 2002 la tasa de ocupación de la población masculina era superior a la femenina en un 29%, mientras que en el segundo trimestre de 2008 esta diferencia se redujo solo al 25%. En lo que se refiere al nivel de desocupación, en junio de 2006, el 13% de las mujeres que pertenecían a la PEA no tenían trabajo y sólo el 8,4% de los varones estaba desempleado. Dos años después ambas tasas disminuyeron al 9,5% y 7% respectivamente.
5.1.2.2 Calidad del empleo
5.1.2.2.1 Empleo formal
Tomando una muestra más pequeña sobre la base de la Encuesta de Indicadores Laborales (EIL)17 que tiene como fuente a las empresas y no a los trabajadores, los resultados son un poco más alentadores. Según los datos de la EIL en el segundo trimestre de 2008, el nivel de empleo formal en las empresas privadas creció un 5,3% en comparación con igual período de 2007 (Gráfico 5.11) y 1,6% con relación al primer trimestre de este año. De esta manera, durante 23 trimestres consecutivos el empleo en los grandes aglomerados continuó su tendencia alcista, aunque ya empezó a mostrar signos de desaceleración.
17 La EIL mide las necesidades de capacitación y las normas que regulan el mercado de trabajo en empresas privadas formales de más de 10 trabajadores. Se realiza en el Gran Buenos Aires, Gran Córdoba, Gran Rosario y Gran Mendoza.
Este hecho puede ser producto de que el trabajo registrado está ganando participación, tanto porque se crean más puestos con esas características como porque existen blanqueos, e incluso por destrucción de puestos en negro. Es por ello que mientras que en el segundo trimestre de 2008 la EPH mostró una disminución interanual de la tasa de empleo total (formal e informal) del 0,5% (sin considerar ocupados a los beneficiarios de planes sociales), la EIL arrojó un crecimiento del 5,3% del empleo formal.
En el total de aglomerados considerados por la EIL, las empresas en las que se registró una tasa de variación del empleo más alta fueron aquellas que ocupan 200 o más trabajadores (7,1% interanual). Hasta fines del año pasado, era en las medianas empresas (que emplean entre 50 y 199 trabajadores) donde se registraban las mayores tasas de creación de empleo, hecho que se revirtió en los últimos dos trimestres como se muestra en el Gráfico 5.12.
El segundo trimestre de este año estuvo signado por el conflicto del sector agropecuario y ello podría haber producido una caída en los indicadores. Sin embargo, el crecimiento tanto trimestral como interanual del empleo formal no muestra la existencia de consecuencias negativas, al menos en las grandes ciudades18.
18 No hay que olvidar que la encuesta no da cuenta de lo que ocurre en localidades pequeñas, donde sí pudo haberse visto afectado el empleo.
En lo que se refiere a los distintos conglomerados que cubre la EIL, durante el segundo trimestre en el Gran Córdoba no se crearon nuevos puestos de trabajo con relación al primer trimestre del 2008, pero en términos interanuales, el índice de empleo tuvo una mejora del 4,4%. Por otro lado, en el área metropolitana el empleo creció un 1,9% trimestral y un 5,7% interanual, mientras que en el Gran Rosario el alza fue del 0,9% trimestral y del 3,8% en comparación con 2007, en coincidencia con los buenos resultados observados en los datos del INDEC. En el único aglomerado donde se registró una caída en el nivel de empleo fue en Gran Mendoza. Esta disminución podría estar explicada por factores estacionales luego del fin de la época de vendimia.
En el total de los aglomerados relevados por la EIL, en términos interanuales, el mayor impulso en la creación de empleo lo tuvo el sector de comercio y servicios (5,9%), seguido por la industria manufacturera (5,1%). No ocurrió lo mismo con el sector construcción que fue el que lideró la recuperación de la ocupación en la etapa post crisis: en este último año mostró una mejora bastante más modesta, del 1,6%. Este dato refleja principalmente el freno en la obra pública. De todas maneras, el nivel de empleo en las empresas constructoras más que duplica al existente en el cuarto trimestre de 2002: la variación interanual del empleo en la construcción desde diciembre de 2002 hasta junio de 2008 fue del 70%. La comparación con los datos de aquel entonces refleja un alza de la ocupación del 46% en la industria y del 35% en los servicios.
Por último, la EIL, provee evidencia de que el grueso del empleo se genera en sectores de baja calificación. Durante el segundo trimestre de 2008, el 51,5% de las incorporaciones fueron en puestos de trabajo que requieren calificación operativa y casi el 30% correspondió a puestos de empleo sin calificación. Sólo el 4,2% de las altas fueron de puestos que demandaban profesionales y el 14,9% restante requerían técnicos.
Como se puede observar en el Cuadro 5.6, aunque a una baja tasa, en el Gran Buenos Aires fue donde se generó la mayor cantidad de puestos de trabajo que demandaban profesionales. En Gran Córdoba, casi el 29% de los puestos generados solicitaban empleados sin calificación (registrando así la mayor tasa), mientras que en Gran Buenos Aires, sólo el 19% de los puestos generados requerían trabajadores sin calificación.
Adicionalmente, existe otra fuente de la que se puede observar el comportamiento del empleo en el sector registrado: el Sistema Integrado de Jubilaciones y Pensiones (SIJyP). Ésta provee información de los puestos de trabajo así como de la masa salarial de los empleados registrados públicos y privados de todo el país.
Según el SIJyP en la primera mitad del 2008 se verificó un menor incremento en la tasa de creación de empleo en comparación con los cuatro años anteriores (Gráfico 5.13). Aún así, hubo una creación neta de 316 mil puestos de trabajo declarados. Considerando la situación desde el 2003, hasta mediados de este año hubo un crecimiento de los puestos de trabajo declarados en torno al 50%, lo que significa una creación de 2,27 millones de empleos formales en casi cinco años.
Si se relaciona la variación del empleo con la tasa de crecimiento del PBI, se observa claramente que a partir del 2007 este último comenzó a superar al primero. Es decir, desde comienzos del año pasado se verifica una disminución en la elasticidad del empleo registrado con relación al nivel del producto.
En cuanto a la composición del sector formal, desde el 2003 en adelante alrededor del 30% de los trabajadores registrados pertenece al sector productor de bienes19, mientras que el 70% restante corresponde al sector productor de servicios.
En junio de 2008, se crearon 363 mil puestos de trabajo con relación al mismo mes del año anterior, de los cuales 258 mil fueron incorporados por el sector productor de servicios, 12 mil puestos menos de los que se crearon en el mismo período durante el 2007. Este hecho fue la consecuencia de la menor demanda por parte de los sectores de intermediación financiera, servicios inmobiliarios, administración pública, enseñanza y servicios de la salud. Sin embargo, a pesar de las diferencias intersectoriales, el sector de la industria manufacturera (incluido entre los sectores productores de bienes) ocupó la mayor proporción de trabajadores registrados (17% del total).
En cuanto al crecimiento relativo de los sectores, en el Cuadro 5.7 se ilustra que la construcción lideró el aumento del empleo desde 2003 registrando una suba de casi el 165%20. También fue notable el incremento en el sector explotación de minas y canteras (91,1%). Esto indica que en ambos sectores, en cinco años se crearon alrededor de 243 mil puestos de trabajo. En el sector productor de servicios, las actividades inmobiliarias, empresariales y de alquiler fueron quienes encabezaron el crecimiento del empleo mostrando una suba más modesta, del 91,5%, seguido por hoteles y restaurantes.
19 Abarca el sector de agricultura, ganadería, caza, sivicultura, pesca, explotación de minas, industria manufactureras, suministro de electricidad, gas y agua y construcción.
20 Para un análisis más detallado de la dinámica del empleo en este sector remitirse al Capítulo 8, apartado 8.2.2. “La contribución a la generación de empleo”.
Por último, la desagregación del empleo registrado por zona geográfica, como se aprecia en el Gráfico 5.14, indica que son fuertes las disparidades regionales: solo el Centro (Córdoba, Santa Fe y Entre Ríos) y Buenos Aires (Buenos Aires y Ciudad Autónoma de Buenos Aires) concentraron el 71,5% de los puestos de trabajo en el año 2007.
Fue en Buenos Aires donde se creó el mayor número de puestos de trabajo. Sin embargo, desde el 2003 en la región Centro el empleo formal creció un 140%, mientras que en la región del NEA se destruyeron unos 203 mil puestos de trabajo.
5.1.2.2.2 La escasez de talentos y la informalidad laboral
Actualmente, las habilidades o talentos de los trabajadores no coinciden con los requisitos que buscan las empresas a la hora de cubrir puestos de trabajo. En otras palabras, es grande la brecha entre la demanda y la oferta de talentos.
La escasez de talentos es una amenaza para el crecimiento y la prosperidad mundial. Ésta se explica por la falta de profesionales calificados en esas áreas, debido a la brecha creciente entre la preparación académica y las demandas propias del mercado.
Según una encuesta realizada a 43 mil empleadores de 32 países, el 31% de los empresarios tuvo inconvenientes para cubrir puestos de trabajo por este motivo. Quienes más dificultades tuvieron fueron los empresarios de Rumania (73%), Japón (63%) y Hong Kong (61%). Los empresarios que menos problemas tuvieron fueron los de India (12%), Reino Unido (12%), Irlanda (14%), China (15%) y Holanda (15%), como se muestra en el Gráfico 5.15.
A pesar que en la Argentina las dificultades para cubrir puestos de trabajo disminuyeron un 5% con relación al año anterior, a nivel mundial todavía sigue por arriba de la media. De este modo, el 36% de los empleadores de la Argentina tuvo problemas para cubrir puestos de trabajo, especialmente en ramas como las de ingenieros, técnicos y oficios calificados. Estos puestos continúan ocupando el primer plano entre los empleos más buscados en comparación con lo ocurrido en el 2007.
En la Argentina los diez puestos de trabajo con mayores dificultades para cubrir fueron técnicos (18%); ingenieros (8%); oficios calificados (7%); secretarias, asistentes, administrativos y asistentes personales (5%); personal de tecnología (4%); peones (4%); operarios de producción (4%); maquinistas, operadores de máquinas (3%) y gerentes, ejecutivos, mecánicos (3%).
Por otro lado, un problema importante al que se enfrenta el mercado laboral argentino es la informalidad laboral. El 68% de los empleados no registrados no tenían calificación, el 35% tenía una calificación operativa, el 24% eran profesionales y el 17% restante tenía una calificación técnica.
Por último, en el Gráfico 5.16 se exhibe que la probabilidad de ser un ocupado no registrado es mucho más alta entre los asalariados que poseen un bajo nivel educativo. Por lo que el nivel educativo es un factor clave para encontrar buenos empleos.
5.1.3 Salarios
Según datos oficiales, entre enero de 2005 y junio de 2008, los salarios nominales del sector privado registrado habrían crecido un 91%, los del sector privado no registrado un 101% y los salarios del sector público, que fueron los menos favorecidos desde la devaluación, registraron un aumento del 79%. Todo esto significó un incremento promedio del 90% del índice de salarios para el total de la economía.
Sin embargo, la expansión del salario fue acompañada por incrementos en el costo de vida. Durante el período de cuatro años desde el 2005 hasta la fecha, el crecimiento económico fue acompañado por una aceleración del aumento en el nivel general de precios. Luego, considerando estimaciones no oficiales21 del nivel de inflación, es posible analizar de un modo más correcto la evolución del poder de compra de los trabajadores.
21 IPC Ecolatina.
Como se muestra en el Gráfico 5.17, a pesar del leve aumento en el salario real promedio de la economía (11%), los trabajadores privados no registrados fueron los más favorecidos, ya que su salario real estuvo un 17% por encima del nivel que alcanzaban hacia principios de 2005. Los más perjudicados fueron los empleados públicos, cuyos salarios sólo mostraron una mejora real del 5% en tres años y medio.
Mirando un poco más de cerca al sector privado registrado, la remuneración bruta promedio para el primer semestre de 2008 fue de $2.262, un poco más que el doble de la correspondiente al 2001. La tasa de crecimiento promedio de la misma fue del 16% anual en los últimos ocho años.
Las nuevas condiciones macroeconómicas posibilitaron un fuerte crecimiento del producto en la mayoría de las regiones del país. La magnitud de esta respuesta estuvo condicionada al perfil productivo resultante cuando concluyó el proceso económico de la década del noventa. En algunas provincias, las capacidades empresariales, humanas, tecnológicas y económico-financieras disponibles para reiniciar un proceso de expansión productiva fueron muy limitadas. Es por ello que las asimetrías regionales son también notables en cuanto a las remuneraciones en el sector formal.
En junio de 2008, tal como lo refleja el Gráfico 5.18, las retribuciones más altas del sector privado correspondieron a la región Patagónica, siendo Tierra del Fuego la provincia con el mayor sueldo promedio ($3.195). En tanto, las provincias que componen la región del NEA presentaron los salarios privados más bajos, siendo Santiago del Estero la provincia que registró la menor remuneración. Por ende, la brecha entre el salario privado de ambas regiones es de alguna consideración ya que alcanza un 80% ($1.358).
En la región Pampeana el salario promedio estuvo en torno de los $2.000, es decir $300 por encima de la remuneración promedio de la región del NEA, pero casi $1.100 por debajo del salario bruto de la región Patagónica.
En la región del NEA y NOA, en junio de 2008 comparado con el mismo mes del año anterior, los salarios crecieron levemente por debajo del promedio, en tanto en el resto de las regiones los aumentos fueron superiores al promedio nacional.
A nivel provincial tanto el nivel de salarios del sector formal como su tasa de crecimiento desde el segundo trimestre de 2002 fue muy dispar. En Santiago del Estero, donde se registró la mayor tasa de incremento (205%), la remuneración bruta promedio estuvo en torno de los $2.301, por encima de la media nacional. Santa Cruz, en cambio, con un nivel salarial de $1.882, mostró la menor tasa de crecimiento de la remuneración del sector privado registrado en los últimos seis años (34%). Por otro lado en la provincia de Córdoba, en junio de 2008, el salario del sector formal estuvo $665 por debajo del promedio nacional. Todo esto está condensado en el Gráfico 5.19.
Hasta ahora se ha observado una significativa expansión del salario nominal promedio de todas las regiones argentinas. Sin embargo, tal como se mencionó en los párrafos anteriores, si bien la dinámica salarial se encuentra ligada a la evolución del costo de vida de los trabajadores, este último presenta una senda de crecimiento un tanto diferente al de las remuneraciones. Por ello si se considera una Canasta Básica Total (no oficial) de $44822 por adulto equivalente23 (correspondiente a junio de 2008), junto con la dinámica de salarios, es posible analizar el comportamiento del salario real.
De este modo, en el Gráfico 5.20 se observa que la región Patagónica fue, en junio de 2008, la de mayor poder adquisitivo, ya que el salario bruto promedio del sector registrado podía adquirir 2,27 Canastas Básicas Totales. Por otro lado, la región del NEA solo podía adquirir 1,26 canastas.
En síntesis, el mayor incremento de precios al consumidor absorbió la expansión del salario nominal, generando una caída del salario real. De este modo, la inflación actual deprime el poder adquisitivo de los asalariados, generando una reducción del consumo interno que podría llegar a desacelerar el futuro crecimiento económico.
5.1.3.1 El salario en dólares24
Durante la década de los noventa, los salarios medidos en dólares fueron en promedio de US$927. Luego de la devaluación, los mismos se licuaron un 65%, y alcanzaron los US$330 en 2002. Actualmente, como se puede apreciar en el Gráfico 5.21, el salario es sólo un 10% inferior al registrado en el 2001 (US$846) y al parecer, podría seguir aumentado.
Desde 2002 hasta la actualidad, el salario de los trabajadores formales en dólares aumentó un 157%. Esta situación, sumada al aumento de los costos laborales pone en juego la rentabilidad de las empresas nacionales, ya que el costo real para el conjunto de las compañías es un 10% más alto que antes de la devaluación. Particularmente para las empresas pertenecientes al sector servicios, el aumento llegaría al 25%. Esta pérdida de rentabilidad se agrava en los casos en los que los incrementos de sus costos laborales no se pueden trasladar a los precios de los bienes y servicios que producen.
22 Corresponde a la Canasta Básica Total estimada por SEL Consultores.
23 Ver apartado 5.2.3.
24 En el Capítulo 7 se hace un análisis del salario en dólares constantes.
Es indudable que tras la fuerte licuación de los salarios medidos en dólares que produjo la devaluación, era fundamental que los salarios se recuperaran en términos reales para mejorar la situación social. Los problemas aparecen cuando la apreciación cambiaria no va acompañada por aumentos de productividad.
El panorama sería más alentador si la competitividad cambiaria impulsada en el 2002 hubiera sido paulatinamente sustituida por ganancias de competitividad productiva. Lejos de aprovechar los tiempos de “competitividad cambiaria” para tomar medidas que mejoren la productividad, se han multiplicado los focos de ineficiencias. En áreas fundamentales, como el sistema educativo, las relaciones laborales, los servicios públicos, la infraestructura productiva y social, el sistema tributario y la coparticipación federal, las medidas gubernamentales han inducido al deterioro de la calidad y a la conflictividad. Esto genera una doble presión sobre el aparato productivo: las instituciones económicas y sociales dilapidan recursos en burocracia y corrupción mientras que los costos de los insumos suben en términos de dólares.
5.1.3.2 Las negociaciones salariales
En la puja salarial del año 2007 algunos gremios pudieron obtener mejores condiciones salariales que los demás. Entre éstos, se puede destacar el gran crecimiento de las retribuciones del gremio de la construcción (38,3%) y la administración pública (36,6%). A pesar de ello, como consecuencia de la aceleración de los precios así como del aumento de las expectativas inflacionarias, el 2008 empezó con un masivo pedido de recomposición salarial.
En este sentido, el gobierno buscó encontrar un punto medio que conformara a trabajadores y empresas sin que este proceso derive en una nueva carrera entre precios y salarios, fijando una pauta salarial del 19,5%.
Sin embargo, la regla nominal de aumento de los sueldos como instrumento de coordinación perdió credibilidad. En 2007 la variación efectiva de los salarios formales se ubicó casi siete puntos por encima de la pauta oficial, la cual fue del 16,5%. Por entonces, la inflación saltó de casi 10% en 2006 a niveles superiores al 20% el año pasado. En 2008, la situación es bastante similar: en junio el salario registrado (público y privado) fue superior al del mismo mes del año anterior en un 31%.
A pesar de la pauta salarial para 2008 fijada por el gobierno, los aumentos concedidos a los gremios la superaron ampliamente: por ejemplo, al sector químico se les otorgó una suba del 35%. Parte de la fortaleza de éstos se explica por el bajo nivel de desempleo, el aumento del empleo formal y la presión sindical.
Hasta junio de 2008, como se refleja en el Gráfico 5.22, el sector que lideró los incrementos de sueldos fue el de Enseñanza, con una suba del 42% con relación a junio de 2007. Le sigue el sector de Intermediación Financiera y luego el sector de la Construcción, cuyo salario formal subió hasta un 38%, a tal punto que, afectada por el alza de los costos, la actividad ha sufrido en los últimos meses una marcada desaceleración.
Los sectores que recibieron los menores aumentos salariales fueron el de la Pesca (15%) y los Servicios de Transporte, de Almacenamiento y de Comunicaciones (25%).
Esta realidad mantiene en vilo a los empresarios que no sólo tienen que hacer frente al creciente costo laboral, sino también a otro largo listado de incrementos de costos que afectan su rentabilidad.
Un componente de mucho peso en los costos es la medicina prepaga. Aquellas compañías que proveen a sus empleados de servicios de atención médica, vieron incrementar sus gastos en torno al 32% durante el último año, y se anuncian nuevas subas (entre 10 y 17%) para los próximos meses. Los costos de logística, afectados por el alza en los combustibles, también se modificaron y mostraron un incremento anual del 35%, El gasoil, que representa el principal insumo del transporte de carga automotor, sufrió subas cercanas al 34% en los últimos 12 meses, evidenciando claros signos de aceleración desde abril.
En la segunda mitad del 2008, se reabrieron los pedidos de aumentos salariales por el alza de los precios. Al mismo tiempo, a causa de la desaceleración del nivel de actividad, se produjo una retracción laboral y un empeoramiento de la calidad de los puestos de trabajo. Esto se vio reflejado en las suspensiones, despidos, y en los paros que hicieron numerosos trabajadores: en septiembre pararon unos 733.220 empleados en todo el país. Los casos más notables de suspensiones se dieron en el sector de la construcción (60.000), de los bancarios (1.600) y de la planta de mecánicos de Iveco en Córdoba (1.000), como se muestra en el Cuadro 5.8.
Para lo que resta del año, todavía faltan efectivizar los últimos tramos de muchos convenios. Aún así, a causa del crecimiento persistente del nivel general de precios, se reabrieron los pedidos salariales y en algunos casos trajeron consigo situaciones de conflicto. Las perspectivas de aumentos salariales para el 2009 son poco claras. Una encuesta a los empresarios revela que estiman que la pauta rondaría en torno del 22%.
Sería importante no repetir los mismos errores que se vienen cometiendo en los últimos años. Si no se introduce un plan de estabilización integral y consistente que reduzca la suba de precios y coordine expectativas, las pautas salariales no tendrán sentido (Cuadro 5.9).
Fijar una pauta salarial sin implementar las políticas necesarias para reducir los niveles de inflación tiene dos posibles consecuencias negativas: una caída en el salario real o simplemente que la pauta salarial se desborde ampliamente y sea necesario negociar salarios más de una vez al año, como ya sucedió en el 2008.
La inflación ya es un problema serio que está condicionando la performance económica; aumenta la incertidumbre, acorta la duración de los contratos, afecta las expectativas de inversión y es socialmente regresiva. La prioridad es desarticular la carrera entre salarios y precios iniciada a comienzos del año pasado y para ello es necesario que el gobierno nacional tome la iniciativa.
5.1.4 Jubilaciones: análisis de la situación de la Argentina y de la provincia de Córdoba
Desde diciembre de 2005 a diciembre de 2007, el haber medio nominal nacional creció sólo un 44%. Considerando la tasa de variación del IPC no oficial25 del 30% para ese período, el haber medio real nacional mostró un leve incremento.
25 IPC Ecolatina.
Asimismo, como se muestra en el Gráfico 5.23, las diferencias entre los haberes nacionales y provinciales son muy marcadas. De este modo, la jubilación promedio pagada por la caja de la provincia en enero de 2008 fue de $2.550, casi cuatro veces más que a nivel nacional. Algo similar ocurre con las pensiones promedio.
Por otro lado, las disparidades en el nivel medio jubilatorio también se hacen notar en el ámbito provincial. Por ejemplo, considerando las Cajas No Transferidas, la jubilación promedio de la provincia de Córdoba fue un 64% superior a la de Santa Fe y un poco más de dos veces más alta que la de Buenos Aires. En cambio, las diferencias no son tan grandes entre las Ex Cajas Provinciales Transferidas: el haber más alto se registró en Río Negro y fue el 45% superior al de la provincia de Jujuy, el más bajo registrado.
Incluso dentro de la misma Caja de Jubilaciones y Pensiones de la Provincia de Córdoba las discrepancias salariales son enormes, como se muestra en el Gráfico 5.24. Los Magistrados del Poder Judicial perciben una jubilación de $10.600 mientras que un jubilado de una Municipalidad del Interior de la Provincia cobra algo más de $1.500.
Por otro lado, desde abril de 2008 hasta julio del mismo año, a todos los jubilados y pensionados de la Provincia de Córdoba se les otorgó en promedio una suba del 21,4% en sus haberes. Lo más notorio es que a pesar de sus ya altas jubilaciones, los Magistrados del Poder Judicial recibieron un aumento del 10% en sus haberes.
Estas incongruencias son aún más difíciles de explicar si se tiene en cuenta que el salario promedio de un trabajador registrado en la Provincia de Córdoba es de $1.989, es decir, un 54% más bajo que la jubilación promedio provincial.
5.1.5 El mapa del mercado laboral en la Argentina
Como síntesis del mercado laboral se presenta un mapa en el que se resumen las principales variables.
5.2 El problema de la pobreza
Los aspectos sociales, tales como la pobreza y la distribución del ingreso ocupan hoy un lugar muy importante en el debate económico de la Argentina. Sin dudas, las altas tasas de pobreza y el empeoramiento de los indicadores de equidad en estas últimas décadas han contribuido a que los políticos, analistas y el público en general, manifiesten un creciente interés por estos temas.
Existen dos enfoques alternativos para identificar quién es considerado un individuo pobre: el del ingreso y el de las necesidades básicas insatisfechas. Según este último criterio, es pobre todo individuo cuyo hogar tiene ciertas características que reflejan un consumo permanente bajo o que condicionan seriamente su capacidad de generar ingresos suficientes en el futuro26. Acorde al método del ingreso, la calificación de pobre surge de comparar la suma de los ingresos percibidos por todos los miembros de una familia con el valor de la canasta básica total para esa familia. De forma tal que son considerados pobres todos aquellos individuos que no pueden solventar la adquisición de dicha canasta; en otros términos, son pobres quienes no pueden comprar los bienes y servicios necesarios para vivir dignamente en sociedad.
La fuente primaria para estudiar la pobreza en la Argentina es la Encuesta Permanente de Hogares (EPH)27. El Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC) realiza este relevamiento cuatro veces al año, cuya publicación es cuatrimestral y semestral. Incluye 31 zonas urbanas donde reside el 30% de la población urbana argentina. Cada EPH comprende a alrededor de 80.000 individuos y recaba datos sobre las características socioeconómicas de los habitantes del país: situación laboral, horas trabajadas, salario, ingresos, nivel educativo, etc.
26 En la Argentina, estas características incluyen hacinamiento, precariedad de la vivienda, condiciones sanitarias deficientes, no asistencia de los niños a las escuelas y baja educación del jefe de la familia combinada con la baja relación miembros activos / miembros inactivos.
27 La EPH presenta ciertos problemas de medición, como la mayoría de las encuestas de hogares en el mundo. Tres de ellos son muy relevantes: no respuesta de ingresos, subdeclaración de ingresos y no captación de ciertos ingresos, típicamente la renta implícita de la propia vivienda.
En el presente, la estimación del tamaño de la pobreza realizada por consultoras privadas es un tanto difícil de contrastar con la estimación oficial debido a que los datos que provienen de la EPH quedaron salpicados por la crisis del organismo estadístico.
Un problema adicional que surge en la actualidad a la hora de calcular el nivel de pobreza, es que el índice de inflación que publica el INDEC, que incluye el relevamiento de los precios de los bienes y servicios que contiene la Canasta Básica Total y de Alimentos, es cuestionado en cuanto a su verdadero valor. De este modo, los niveles de pobreza publicados por el organismo oficial, que distan de los divulgados por consultoras privadas, parecen estar subestimados. Es importante advertir en este sentido, que para combatir efectivamente la pobreza, a través de la implementación de diversas políticas sociales, es indispensable, como primer requisito, reconocer que existe y poder localizarla.
En esta sección se realiza un breve resumen de la situación de la pobreza en los países en desarrollo, haciendo mayor énfasis en los países de Latinoamérica. Luego se analiza la evolución de la pobreza en la Argentina desde finales de la década del ’80 hasta nuestros días. También se muestra la evolución de los valores de las Canastas Básicas, lo que da pie al siguiente interrogante “¿Es posible, entonces, que haya disminuido la pobreza?”. En ese acápite se muestran distintas estimaciones de la pobreza: las publicadas por consultoras privadas en contraste con las publicadas por el INDEC. A ello se le agregan estimaciones realizadas por el Instituto de Investigaciones Económicas del cálculo de la pobreza en distintas regiones del país, dando especial atención a la situación en Córdoba. A continuación se muestran las posibles causas de la pobreza en nuestros días: el desempleo o la creciente inflación. La búsqueda de las causas es un tema importante para poder dar los lineamientos de política económica tal que permitan encontrar una solución a este problema que nos aqueja a todos los argentinos. Esto es lo que se trata en la última parte de la sección.
5.2.1 La pobreza en los países en desarrollo
En los países en desarrollo se observa una tendencia a la baja en los niveles de pobreza, aunque con un progreso desigual entre las diferentes regiones (la región que menos avanzó en este tema es África Sub-Sahariana). En el Cuadro 5.10, que muestra el porcentaje de personas que viven con menos de US$1,0828 por día, se puede apreciar esta tendencia en el período que abarca desde 1981 al 2004, en especial en el caso China. La tendencia a la baja anual es igual al 0,8% en promedio. Entre 1981 y 2004, la pobreza en los países en desarrollo se redujo un 55%. Este desempeño no es tan bueno si se excluye a China del análisis, ya que sin ella, el porcentaje de personas que vive con menos de US$1,08 por día, se redujo un 34% en más de 20 años.
En lo que atañe a Latinoamérica, el nivel de pobreza, en estos últimos 27 años llegó a su pico el primer año de la década de los ’90, cuando casi el 50% de la población era pobre (200 millones de personas). Desde aquel año, como ocurrió en la mayoría de los países en desarrollo, hay una tendencia en la reducción de los niveles de pobreza e indigencia (la pobreza se redujo un 27,3% mientras que la pobreza extrema o indigencia disminuyó casi un 44%), merced al buen desempeño económico de la región. La continua expansión económica se tradujo en un aumento de las personas ocupadas, con caídas en el desempleo urbano a nivel regional (del 9,1% al 8,7%). Al mismo tiempo, las remuneraciones medias reales también experimentaron un alza de consideración. Parte de estos avances son explicados por la disminución de las tasas de natalidad y por el control de la inflación. Aún así, los países latinoamericanos deben seguir desarrollando iniciativas para conciliar el cuidado de todos estos factores.
28 Esta es la línea de pobreza internacional que usa el Banco Mundial (ajustada por la Paridad del Poder Adquisitivo). Usando esta metodología, las estimaciones de pobreza resultantes son útiles para hacer comparaciones internacionales y estimaciones de pobreza regionales. Sin embargo, estos índices son inadecuados para reflejar los niveles de pobreza según los estándares de vida en países de ingreso medio, como lo son la mayoría de los países de América Latina. Por ello, estos países guían sus políticas a partir de índices de pobreza basados en líneas de pobreza nacionales. Afortunadamente, los dos tipos de índices concuerdan en la evolución y patrones de la pobreza en la región.
Según las estimaciones disponibles para el año 2007, como se puede advertir en el Gráfico 5.25, un 35,1% de la población de la región se encontraba en situación de pobreza. Adicionalmente, la indigencia llegaba al 12,7% de la población. De manera tal que el total de pobres alcanzaba los 190 millones de personas, de los cuales 69 millones eran indigentes.
Sin embargo, a pesar de todos los avances logrados, durante el 2008 cambió la situación económica mundial lo que pone en peligro todos los avances hechos por los países en desarrollo, que son los más vulnerables. Un nuevo informe del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional (FMI) advierte que la mayoría de estos países estaría lejos de alcanzar los objetivos de desarrollo del milenio, un conjunto de ocho objetivos de desarrollo convenidos a nivel mundial cuyo plazo de cumplimiento se ha fijado en 2015. El primero de ellos, es la reducción de la pobreza.
5.2.2 La situación en la Argentina
En la Argentina, la pobreza no es un fenómeno reciente, viene desde varias décadas atrás y se ha manifestado en diferentes grados. El ciudadano pobre de la década de los noventa es distinto al pobre de la actualidad, debido a que la realidad económica de nuestros días difiere de la de aquella época. A diferencia del modelo de crecimiento económico que tuvo lugar durante la década pasada, en el cual los frutos del crecimiento parecían repartirse entre unos pocos favorecidos, el prevaleciente en la actualidad presenta aspectos estructurales que lo hacen un poco más igualitario.
Durante las dos últimas décadas, la Argentina experimentó una amplia gama de políticas de reestructuración económica, que ha generado cambios tanto en lo económico como en lo social. Así, durante los años ochenta se aprecia una economía con un amplio sector público, con altas tasas inflacionarias pero bajas tasas de desempleo y una estricta protección comercial. Un segundo período, que se inicia en el año 1989, se caracteriza por la implantación de un plan de estabilización, por la privatización de entidades públicas, por la apertura comercial y por la desregulación del trabajo. Este fue un año crítico, ya que la pobreza llegó a afectar a casi uno de cada dos argentinos. En efecto, entre mayo y octubre de 1989, cuando los precios al consumidor aumentaron mucho más de diez veces, la cantidad de pobres subió de 25,9% a 47,3%. Este salto empujó por debajo de la línea de pobreza a 6 millones de personas que medio año antes estaban sobre la misma. Entre los años 1990 y 1994 se implementó el Plan de Convertibilidad, que estableció la paridad del peso argentino con el dólar estadounidense, resultando una reestructuración satisfactoria desde el punto de vista del crecimiento y de la inflación, que parecía imparable. La estabilización de los precios a partir del segundo semestre de 1991 y la recuperación del nivel de actividad recompuso los ingresos de los hogares de casi todos los argentinos. En octubre de ese año, la pobreza bajó al 21,5%, mientras que la tasa de desempleo no sufrió grandes variaciones. La recuperación económica desde 1990 a 1994, posibilitó que en apenas dos años, siete millones de personas dejaran de ser pobres.
Sin embargo, a partir del año 1995 el viento dejó de soplar a favor ya que se produce una apreciable pérdida de empleo, sobre todo entre la mano de obra no calificada, como consecuencia de la incorporación de nuevas tecnologías. Este hecho tuvo una fuerte repercusión sobre la estructura social de la Argentina, provocando aumentos en la desigualdad, al perder peso la clase media y aumentar notablemente la clase de menos recursos, con la aparición de los denominados “nuevos pobres”. Otra consecuencia de la reestructuración fue que tras la apertura comercial y de capitales, comenzaron a repercutir con virulencia las crisis externas, provocando recesiones de las que nunca se recuperó totalmente y que dejó consecuencias como estancamiento en el crecimiento del PIB, altas tasas de inflación, desempleo, desigualdad y pobreza en los primeros años del nuevo milenio. Con todas estas características, entre otras, se originó la crisis argentina de finales del año 2001. El agravamiento de la recesión en 2001, y en particular el aumento del desempleo a más del 18%, hizo que en el último trimestre de ese año la pobreza llegue al 35,4%.
A principios de 2002 la Argentina se declaró en default. Luego, se dictó una ley de emergencia económica que decidió el abandono de la convertibilidad con nuevos y disímiles tipos de cambio a los que se convertirían los créditos y depósitos en los bancos y todas las obligaciones públicas y privadas. Como consecuencia de la devaluación los precios internos subieron y los salarios reales cayeron. En octubre de 2002 la incidencia de la pobreza llegó a afectar al 54,3% de la población, es decir, más de 18 millones de personas eran pobres. Este incremento no fue resultado de un alza correspondiente del desempleo sino de la inflación que surgió después de la devaluación. Otra vez más, el deterioro de los ingresos reales de los hogares, provocó un incremento extraordinario de la pobreza. En los años posteriores a la crisis, hasta el año pasado, hubo una mejora en casi todas las variables macroeconómicas del país. Por eso, la pobreza durante casi cinco años consecutivos siguió una tendencia a la baja (Gráfico 5.26).
Pero, a fines de 2007 los precios comenzaron a subir cada vez más rápidamente y la tendencia de la reducción de la pobreza cambió su dirección. De este modo, la pobreza en la actualidad, no es consecuencia del desempleo (que continúa, desde finales de 2006, en cifras de un dígito), sino de la creciente inflación que deteriora los bolsillos de todos los ciudadanos del país.
El Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC) publicó en un informe de pobreza a mediados de 2008, que la misma continúa con su tendencia a la baja desde el primer semestre del 2003, en cuyo momento estaba por encima del 50% (siendo este el pico más alto en los últimos 20 años). En el período de seis meses que va desde octubre de 2007 a marzo del corriente año, los datos oficiales sugieren que la misma bajo al 20,6%. En cambio, estimaciones propias y aquellas realizadas por varias consultoras privadas del país, arrojan resultados un tanto diferentes a los guarismos publicados por el gobierno: todos los estudios concuerdan en que los valores del nivel de pobreza son sensiblemente más elevados.
5.2.3 Cálculo de la pobreza en un marco de incertidumbre
La inflación, que es el impuesto más regresivo de una economía, afecta entre otras cosas, a las mediciones de pobreza. Desde principios del año pasado, el aumento de los precios internos ha sido permanente; y hacia mediados del 2008, según estimaciones de consultoras privadas, la variación interanual del índice de precios al consumidor (IPC) era de 27%, mientras que acorde al INDEC, la misma fue del 9%.
De este modo, la Canasta Básica Total29 (CBT) observada, que sirve para definir la línea de pobreza, dista de ser la que publica el gobierno. Éste último asegura que el valor de la canasta se ubica en torno de los $320 por adulto equivalente30. En cambio, las estimaciones privadas sostienen que la canasta básica total tiene un valor de $435 por adulto equivalente. Por lo tanto, para una familia tipo (de cuatro miembros, compuesta por un jefe de familia varón de 35 años, su esposa de 31, una hija de 8 y un hijo de 5 años) la CBT31 calculada por consultoras privadas sería de $1.346. (Gráfico 5.27)
29 La CBT es la cantidad de recursos necesarios para satisfacer las necesidades básicas de alimentación, educación, salud, vestimenta y transporte.
30 Varón adulto de entre 30 y 59 años con actividad moderada.
31 La CBT para una familia tipo incluye 3,09 adultos equivalentes.
Acorde a los componentes del índice de precios, el capítulo que más sufrió aumentos fue el de Alimentos. Según el IPC de alimentos de San Luis (actualmente no controlado por INDEC), los precios de los alimentos sufrieron un crecimiento del 45% interanual en abril de este año, mientras que el índice oficial, muestra que la suba fue tan sólo del 8%. De este modo el valor de la Canasta Básica de Alimentos (CBA), que determina la línea de indigencia, fue de $200 por adulto equivalente, es decir, de $618 para una familia tipo. Mientras que el mismo concepto valuado a los precios del INDEC fue de $454. (Gráfico 5.28).
Recuadro 5.4: ¿Cómo calcular cuántas unidades de adulto equivalente corresponden a una familia tipo?
INDEC define a la familia tipo como aquélla integrada por cuatro miembros: un jefe de familia varón de 35 años, su esposa de 31, una hija de 8 y un hijo de 5 años. A esta familia le corresponden 3,09 unidades de adulto equivalente.
A continuación se detallan los pasos a seguir a la hora de calcular cuántas unidades de adulto equivalente corresponden a una familia tipo. La primer etapa implica utilizar la tabla de equivalencias de las necesidades energéticas que publica el INDEC y que se presenta a continuación en el Cuadro 5.11
En segundo lugar se define la familia tipo con la que se desea trabajar y se busca en la tabla de equivalencias las correspondientes unidades equivalentes para dicha familia. Por ejemplo, si la familia tipo elegida es una de cuatro miembros, compuesto por un jefe varón de 35 años, su esposa de 31 años, una hija de 8 y un hijo de 5 años, se tienen las siguientes unidades equivalentes: 1,00 para el jefe varón, 0,74 para la esposa, 0,72 para la hija y 0,63 para el hijo. En total, el hogar suma 3,09 unidades consumidoras o adultos equivalentes.
En cambio si se eligió una familia tipo compuesta por cinco miembros, un matrimonio, ambos de 45 años de edad, un hijo de 17 años, una hija de 15 y su abuela de 73 años; las unidades equivalentes para cada individuo son respectivamente 1,00; 0,74; 1,05; 0,79 y 0,64. En total el hogar suma 4,22 unidades equivalentes.
Como se señaló anteriormente, el cálculo efectivo de la pobreza, necesita además de corregir la CBT y la CBA, imputar el crecimiento del ingreso de los hogares. Ante la ausencia de la publicación EPH desde el primer trimestre de 2007, se deben realizar estimaciones de la variación de los ingresos. Las consultoras privadas estiman que el crecimiento interanual del ingreso familiar per cápita es en promedio del 22%, donde los ingresos de los deciles de la población de más bajos recursos, habrían crecido a una tasa algo mayor. Asimismo, es importante destacar que casi el 50% de los ingresos de quienes pertenecen al quintil más bajo en términos de ingreso, se gasta en alimentos, mientras que dentro del quintil más alto, el consumo de alimentos sólo representa el 20% del mismo. En consecuencia, a pesar del aumento en los ingresos, quienes se ven más castigados por la inflación son las familias más carenciadas.
5.2.4 ¿Es posible, entonces, que haya disminuido la pobreza?
Dada la evolución de las variables involucradas en los indicadores para el cálculo de la pobreza, a pesar de la mejora que experimentaron los ingresos, se estima que el número de pobres ha aumentado como consecuencia del fuerte encarecimiento de los alimentos y de otros productos que conforman ambas canastas (CBT y CBA).
En contraste con las cifras oficiales se estima que en la Argentina, en el segundo semestre de 2007, aproximadamente unos 10,8 millones de personas estaban bajo la línea de pobreza, de los cuales 3,5 millones eran indigentes. Es decir que el 30,3% de la población argentina era pobre (a diferencia de los datos publicados por INDEC). Lo que más llama la atención es que el número de pobres habría aumentado 1,3 millones en 2007, quebrando la tendencia de disminución que venía registrando desde 2003 (Gráfico 5.29)
En el primer semestre de 2008, la situación fue aún más desalentadora. Según un informe publicado por SEL Consultores, la creciente inflación en la Argentina dejó su marca con un nuevo aumento de la pobreza en el primer semestre, que ya afecta a 11,3 millones de personas. Es decir, es pobre el 31,6 por ciento de la población, con un alza de 1,3 puntos porcentuales frente al semestre previo. Es en la tercera subida consecutiva desde diciembre del 2006 y un fuerte desafío a las cifras oficiales que marcan una constante caída. El aumento de la pobreza se produce pese al fuerte crecimiento de la economía, que va por su sexto año de expansión a tasas superiores al 8% anual. Como se dijo más arriba, las cifras del gobierno muestran un ininterrumpido proceso de caída de la pobreza hasta el 20,6 por ciento de la población en el semestre que va desde octubre a marzo del 2008.
Estimaciones propias indican que en la región del noreste argentino, en el primer trimestre de este año, casi el 50% de la población es pobre; mientras que acorde a las estimaciones oficiales, la misma es 12 puntos más baja. La región con menos pobres es la patagónica: “sólo” el 16% de su población no podría adquirir una CBT, según estimaciones propias. Por otro lado, la región pampeana, dentro de la cual se encuentran los aglomerados Gran Córdoba y Río Cuarto entre otros, no está mal posicionada en términos relativos. En ésta, el nivel de pobreza se ubicó en el 28% de la población. La región del Gran Buenos Aires se encuentra en una situación bastante similar.
Siguiendo la misma metodología se calculó la pobreza en algunos aglomerados del país, en los que también se obtuvieron resultados alarmantes, lo que se puede apreciar tanto en el Gráfico 5.30 como en la Cuadro 5.12.
5.2.4.1 La situación en Córdoba
Acorde a los datos oficiales, en el período que va desde octubre de 2007 a marzo de 2008, la incidencia de la pobreza en el Gran Córdoba fue del 17,1%, mientras que para igual período en Río Cuarto fue del 14%.
Como se puede ver en el Gráfico 5.31, las estimaciones propias revelan que en el primer trimestre del 2008, el 27,7% de la población del Gran Córdoba era pobre, es decir, un poco más de 937 mil cordobeses viven en hogares donde los ingresos no logran cubrir el valor de una canasta básica de productos. La situación en Río Cuarto es un poco más alentadora, ya que se ubica por debajo de la media regional: el 21% de la población río cuartense era pobre.
Entonces, a raíz de la evolución de las variables involucradas en el cálculo de la pobreza, se desprende que, como sucede a nivel nacional, en Córdoba, desde comienzos del año pasado aproximadamente, se revirtió la tendencia a la baja de los indicadores de la pobreza. Lo más desalentador de este panorama es que parece que esta situación podría seguir empeorando en los próximos meses.
La diferencia en el cálculo de la pobreza hecho por INDEC y el otro hecho por consultoras privadas y estimaciones propias, se basa fundamentalmente en cuál es el nivel de suba de precios considerado. En el presente trabajo se usó el valor promedio de la canasta básica de alimentos del primer trimestre de 2008 calculada por SEL Consultores. Según esta consultora, el mismo alcanzó un valor de $202,3 por adulto equivalente. De esta manera, la misma se encareció un 13,67% en el primer trimestre de este año en relación al último trimestre del año pasado. En cambio, para INDEC, la suba fue tan sólo del 1,4%, cuya metodología de estimación de precios está fuertemente cuestionada desde que el organismo fue intervenido, a principios de 2007. Para el cálculo de la línea de pobreza se usó también el valor promedio de la canasta básica total para el primer trimestre de este año. La misma, de $432 por adulto equivalente, sufrió un aumento del 12%. Entonces, debido al uso de canastas, básica y total, de distinto valor a las oficiales, los datos obtenidos por este ejercicio distan de los publicados por el organismo oficial de estadísticas.
5.2.5 Posibles causas de la pobreza en la Argentina actual
En estos últimos años la pobreza en Argentina se ha visto altamente correlacionada con la inflación o el desempleo, según el período que se considere. La reducción de la pobreza en los primeros años de los ’90 estuvo impulsada fundamentalmente por la reactivación económica, el crecimiento del PBI, la reducción del desempleo y en especial, la desaceleración de la inflación. Luego, en la mitad de esa década, una de estas dos últimas variables dejó de tener un buen desempeño: la tasa de desocupación en el primer semestre de 1995 ascendió al 20,2%, presentando un incremento de más del 50% en relación al período anterior. Esto fue lo que provocó el cambio de la tendencia a la baja de los niveles de pobreza. En el año 2002, fue la inflación, como consecuencia de la gran devaluación, la variable que impulsó el crecimiento de la cantidad de personas pobres (casi el 55% de la población no podía acceder a una canasta básica total). Lo que siguió es similar a lo ocurrido luego de la hiperinflación: la pobreza comenzó su fase descendente, impulsada fundamentalmente por la mejora en el nivel de empleo. Sin embargo, durante el año 2007, la aceleración de la inflación, que se vio reflejada en el valor de la canasta básica, determinó un aumento en los niveles de pobreza, superando el 30%, ya que el incremento de los ingresos no alcanzó para cubrir el alza del costo de vida (el aumento interanual de la CBA se estima que fue del 38,3% y el incremento de la CBT fue un poco menor, del 37,5%, en el segundo semestre del 2007).
La pregunta que aquí surge es ¿qué está pasando en lo que va del corriente año? Por un lado si bien la tasa de desempleo continúa en valores de un dígito por sexto trimestre consecutivo, en el primer trimestre de este año sufrió un aumento del 12% (según datos revelados por INDEC) en relación al último trimestre de 2007. En la Cuadro 5.13 se observa que la tasa de desempleo no sólo creció a nivel país, sino también en cada una de las regiones del mismo. Lo que más llama la atención es que donde se produjo la mayor variación de la tasa de desempleo fue en la región patagónica. En el Gran Córdoba se observa un incremento del desempleo de un poco más del 10%, mientras que en Río Cuarto, en tan sólo 3 meses, el crecimiento fue casi de un 25%. A pesar de todo, esta no es todavía una situación alarmante que pueda provocar un aumento del nivel de pobreza en el país, pero debe empezar a tenerse en cuenta, para que no vuelva a suceder lo ocurrido años anteriores.
Resta ver qué sucede con la otra variable, la variación del IPC. Según los datos oficiales, el incremento interanual de la misma en mayo de 2008 fue del 9%, mientras que para la consultora Ecolatina la misma fue bastante mayor, ya que alcanzó el 27%. Dentro del IPC, el capítulo alimentos fue el que más aumentó. Esto se ve reflejado en el IPC limentos de San Luis, en el que se observa un incremento interanual del 45% en mayo, valor que dista del oficial (8%). De este modo, si se deflactan los salarios reales por los índices privados, se aprecia que los mismos comenzaron a disminuir a comienzos de este año, como se puede ver en el Gráfico 5.32
En conclusión, es factible que el nivel de pobreza actual tanto en la Argentina como en la provincia de Córdoba, sea consecuencia de la creciente inflación. Como se puede ver en el Gráfico 5.33, la brecha entre esta última y el desempleo, al parecer, se estaría cerrando. En otras palabras, la sensibilidad de la pobreza a la inflación sería muy alta, posiblemente mayor que al desempleo.
5.2.6 Recomendaciones de política para reducir la pobreza
El pronunciado deterioro de las condiciones sociales, además de tener un serio impacto en el presente, plantea un escenario sombrío en el futuro. Un hogar que persistentemente se encuentra imposibilitado de suplir sus necesidades alimentarias básicas, que no puede enviar a sus hijos a la escuela, crea una generación de niños condenada a vivir al margen de la sociedad. El resultado de este cuadro de situación es que la pobreza y la marginalidad social tienden a autoperpetuarse en el tiempo.
Las consecuencias de la pobreza son muy bien conocidas por todos: inseguridad económica y desconfianza (por la volatilidad de la economía), inseguridad personal (como la delincuencia y violencia) y la falta de voz a la hora de tomar decisiones, ya que la verdadera democracia es algo más que la mera democracia electoral: supone la participación en la toma de decisiones del país.
Para evitar que la pobreza siga en aumento deben buscarse soluciones que concilien tres grandes transformaciones de las que la política pública debe hacerse cargo; aquellas que responden a inercias demográficas, como la baja de la tasa de fecundidad; aquellas que dependen del desempeño de los agentes económicos, como el aumento en la productividad; y las que se refieren a la economía política sobre el papel del Estado. Sobre esta última es necesario resaltar que para combatir efectivamente la pobreza, antes de implementar cualquier política social, es primordial reconocer que existe y luego localizarla. Una vez reconocida, el Estado puede implementar políticas específicas tendientes a reducir la pobreza. La manera más tradicional que tiene el sector público para afectar la pobreza es a través de su política de gastos e impuestos. La tributación debe ser más equitativa32 y progresiva. Su objetivo debería ser la estabilidad y el crecimiento sostenido.
Como punto de partida de una agenda contra la pobreza, los gobiernos deberían asumir el compromiso de crear empleos de calidad. Más allá de algunas falencias relacionadas con el diseño, es fundamental destacar el rol que ha tenido el Programa Jefe y Jefas de Hogar en este sentido, ya que los niveles de desempleo son mayores si no se considera el impacto del mismo.
El fomento de la lucha contra la pobreza debe empezar con programas educativos y de salud para los niños, pero debe continuar a lo largo de toda la vida: se deben propiciar estilos de vida saludables.
Pero dado el contexto actual, además de lo ya dicho, el gobierno debe, como primer paso, controlar la creciente inflación. Pero, ¿cómo controlarla si no se reconoce? En este sentido, la intervención en el INDEC no es un tema menor: es una gran debilidad de la economía argentina.
Como se vio, el aumento de precios provoca una caída en el poder de compra. Además de todos los efectos distorsionadores de la inflación, es el impuesto más regresivo, que afecta a los más pobres. Es primordial, entonces detener el aumento del costo de vida para evitar que más y más argentinos caigan en la pobreza. Entonces, parece claro, que una estrategia de reducción de la pobreza debe basarse tanto en la mejora sostenida del mercado de trabajo, como en la estabilidad de precios.
32 El IVA, por ejemplo, no es un impuesto equitativo.
Concluyendo, parece que es necesario implementar una reforma, definir un nuevo modelo de país. Pero, ¿por qué implementar una reforma? Dado el escenario actual del país el incentivo para reformar es la actual situación de crisis social. Dentro de los objetivos de la reforma deben estar el asegurar un crecimiento sostenido y reducir los niveles de pobreza. Sin embargo, antes que nada, se debe volver a ganar la credibilidad, tanto a nivel local como internacional, en las instituciones. Ya que las buenas políticas surgen de las buenas instituciones. Es importante destacar que la construcción de instituciones es un tema clave tanto para la macroeconomía, el sistema financiero y la integración exitosa en la economía global como para no perder la confianza de todos los habitantes del país.
5.3 Educación
El aumento de los niveles de educación trae aparejado importantes beneficios sociales y económicos para toda la sociedad. No sólo brinda más opciones a los seres humanos en cuanto al tipo de vida que desean llevar, sino también les permite expresarse con más confianza en sus relaciones personales, en la comunidad y en el trabajo. Por ello, la educación es un derecho constitucional y de esta forma se convierte en un bien exigible.
Sin embargo, en el mundo hay más de 115 millones de niños en edad de asistir a la escuela primaria que, al no poder acudir a ella, se ven privados de ejercer este derecho humano. En su mayoría, se trata de niños procedentes de hogares pobres, cuyas madres con frecuencia tampoco han recibido educación formal.
La educación en las mujeres es de suma importancia, ya que aquellas que poseen un cierto nivel educativo tienen acceso a mejores oportunidades económicas y participan más activamente en la vida pública. Cuando son madres, tienden a tener menos hijos, pero más sanos, que tendrán más probabilidades de asistir a la escuela. Todos estos factores son esenciales para romper el círculo vicioso de la pobreza.
En el primer acápite de esta sección se analiza más detalladamente el círculo de la pobreza, haciendo hincapié en las repercusiones del hambre en el aprendizaje. Luego se muestran los resultados (de competencia científica, matemática y de lectura) de los 57 países incluidos en el relevamiento del Programa para la Evaluación Internacional de los Estudiantes (PISA, por sus siglas en inglés). El mismo reveló en 2006 que la Argentina se ubica en el 9° lugar entre los países con mayor variación de los resultados entre las escuelas. Esto significa que los alumnos encuentran ambientes de aprendizaje muy diferentes en términos de equipamiento, gestión y nivel socioeconómico de sus pares, según el establecimiento al que asisten. Es decir, en términos de calidad educativa, la Argentina, a diferencia de Chile, por ejemplo, dista de haber mejorado.
Más adelante se presentan las principales características de los sistemas educativos de los países del MERCOSUR. También se realiza una breve comparación entre los principales indicadores en materia de educación de los países seleccionados.
En el acápite 5.3.3 se consideran con un grado mayor de detalle los aspectos más importantes de la realidad educativa en la Argentina. En primer lugar se trata el tema de la calidad educativa, que se desagrega en dos partes: la Ley de Financiamiento Educativo y la alfabetización.
El análisis lleva a la triste conclusión que existe una injusta y arbitraria distribución de los recursos entre las provincias. En las escuelas donde asisten los alumnos más pobres los problemas son enormes: los docentes no reciben capacitación, por lo general son inexpertos, cuentan con pocos materiales didácticos y trabajan en edificios inadecuados. El resultado es muy bien conocido: los niños que arrastran dificultades para seguir en la escuela por motivos socioeconómicos reciben la peor educación y tienen mayor probabilidad de dejar sus estudios. Y por otro lado, como la gran mayoría de los estudiantes argentinos, se ven afectados por los paros docentes y ni siquiera reciben los 180 días de clases estipulados por ley.
Entonces, ¿cómo se puede hablar de una educación de calidad para todos cuando más del 30% de la población vive en condiciones de pobreza? Niños desnutridos, falta de transportes, escuelas sin ventanas ni calefacción y escasa capacitación docente son algunos de los desafíos cotidianos de los establecimientos de las localidades más necesitadas de nuestro país.
Llach, un investigador del IAE de la Universidad Austral, propone establecer buenas políticas de desarrollo infantil, universalización del nivel inicial desde los cuatro años, jornada completa para todos los niños y la práctica de dos docentes por aula en las zonas más pobres, dar prioridad a estas regiones en la asignación de recursos, empezando por lograr que los docentes más capacitados y experimentados enseñen allí. De modo que existan escuelas ricas para los pobres, con una jornada extendida, buenos maestros y profesores, y dando a todos los niños la posibilidad de acceder a un desarrollo personal integral, a lenguas extranjeras, ciencias y tecnologías.
Finalmente, se muestran los resultados de las encuestas realizadas por el Instituto de Investigaciones Económicas a más de mil empresarios a lo largo del país. Una vez más sale a la luz la necesidad de escuelas técnicas, de egresados universitarios en carreras del área de las ciencias básicas y aplicadas.
5.3.1 La educación a nivel global
5.3.1.1 Las repercusiones del hambre en el aprendizaje
El alza de precios de los alimentos en la primera mitad del 2008, llevó a 75 millones de personas a una situación de hambre. Esto hizo que la población desnutrida en el mundo se elevase a 923 millones de personas33.
El hambre y la pobreza son simultáneamente causa y consecuencia, y ambas tienen gravísimos efectos sociales ya que impactan en forma negativa sobre la productividad laboral, la salud y la educación. A su vez, todo esto conduce a una menor tasa de crecimiento económico, produciendo un círculo vicioso (Esquema 5.3).
33 Estimaciones de la FAO (Food and Agriculture Organization).
La FAO define al hambre como una situación en la que se encuentran las personas que carecen de los nutrientes necesarios (proteínas, energía, y vitaminas y minerales) para llevar una vida plenamente productiva, activa y sana. El hambre, que puede constituir un fenómeno de breve duración o un problema crónico, presenta distintos grados de gravedad (del hambre moderado a un estado clínico) y puede ser una consecuencia de la escasa ingesta de nutrientes o de la incapacidad del cuerpo para absorber los nutrientes necesarios.
Por otro lado, define a la desnutrición como la forma clínica del hambre. Puede medirse con indicadores como peso para la edad (insuficiencia ponderal), estatura para la edad (retraso del crecimiento) y peso para la estatura (emaciación).
Un informe publicado por las Naciones Unidas (“El hambre y el aprendizaje”) analiza las repercusiones del hambre en el aprendizaje, examinando detalladamente las influencias en cada etapa de la vida. “Para entender la relación entre el hambre y el aprendizaje es preciso tener una perspectiva a largo plazo: lo que ocurre en una determinada etapa de la vida afecta a las etapas posteriores y lo que sucede a una generación afecta a la siguiente” (Naciones Unidas, 2006).
En el informe se muestra que el hambre en la primera infancia, cuyos signos son bajo peso al nacer34, trastornos del crecimiento y carencias nutricionales, puede afectar a la futura aptitud de una persona para aprender y disminuir las oportunidades inmediatas de desarrollar su capacidad cognitiva. La malnutrición en la primera infancia a veces causa daños irreparables y duraderos, ya que el cerebro se forma durante el embarazo. Si a esto se le suma una nutrición inapropiada después del nacimiento, indudablemente se producirá no sólo un bajo crecimiento físico de los niños, sino también un desarrollo inadecuado de su cerebro. Cuanto más grave sea el retraso del crecimiento y cuanto más temprano se produzca en la vida del niño, mayores serán las repercusiones en el desarrollo cognitivo (Méndez y Adair, 1999). Aunque el hambre durante la primera infancia tiene sus mayores repercusiones en la futura capacidad de la persona para aprender, también limita las oportunidades inmediatas de aprendizaje del niño pequeño. El hambre y las enfermedades asociadas pueden impedir al niño explorar y participar en las oportunidades de aprendizaje del mundo que le rodea (Naciones Unidas, 2006).
En la etapa de la edad escolar, la carencia de vitaminas y minerales puede limitar la futura capacidad de aprender en la escuela, dando lugar a índices de matrícula, asistencia y retención escolar bajos y disminuyendo la capacidad de atención (esto se puede dar incluso en el caso de hambre temporal, por ejemplo cuando el niño va caminando a la escuela sin desayunar). No obstante, no hay evidencia que el hambre en esta etapa de la vida produzca daños irreversibles.
Por último, el hambre en la edad adulta no afecta a la capacidad intelectual básica, pero sí reduce las oportunidades de aprender, disminuyendo las capacidades mentales, aumentando el costo de oportunidad de participar en las actividades pedagógicas y reduciendo la capacidad de atención.
5.3.1.2 El nivel educativo según los resultados de PISA
El Programa para la Evaluación Internacional de Alumnos de la OCDE, PISA por sus siglas en inglés, es una evaluación internacional estandarizada desarrollada en forma conjunta por los 57 países participantes (Mapa 5.2). Las pruebas, que se hacen a alumnos de quince años35, son escritas y tienen una duración total de 390 minutos.
La evaluación abarca las áreas de competencia lectora, matemática y científica, atendiendo a los conocimientos y habilidades más importantes para afrontar los retos que se presentarán en la vida futura del niño. En este sentido, el énfasis recae en el dominio de procesos, la comprensión de conceptos y la capacidad para desenvolverse en diversas situaciones dentro de cada área36.
Si bien el nivel de conocimientos específicos es importante, la aplicación de los mismos a la vida adulta depende fundamentalmente de la adquisición de una serie de conceptos y habilidades de carácter más amplio. Por ejemplo, en el caso de las ciencias, si pensamos en términos de los temas que son objeto de debate en la comunidad adulta, un conocimiento de carácter específico, como serían el nombre de las plantas y animales, posee menos valor que la comprensión de una serie de temas más amplios, como el consumo de energía, la biodiversidad y la salud humana. En el caso de la lectura, la capacidad de interpretar el material escrito y de reflexionar acerca de sus contenidos son habilidades fundamentales. Por último, en el área de las matemáticas, ser capaz de razonar cuantitativamente y de representar relaciones o dependencias tiene mayor valor a la hora de aplicar las habilidades matemáticas a la vida cotidiana que la capacidad de responder a las preguntas que suelen figurar en los libros de texto.
34 Se considera bajo peso al nacer cuando éste es inferior al que debería ser, generalmente cuando el niño pesa menos de 2,5 kilos.
35 Se eligió la edad de quince años porque en la mayoría de los países de la OCDE, los alumnos de esa edad se acercan al período de escolarización obligatoria y por lo tanto, una evaluación realizada en ese momento permite obtener una idea aproximada de los conocimientos acumulados durante un largo período educativo.
36 Como se puede notar, la evaluación no atiende el dominio del currículo escolar nacional.
PISA utilizó tres tipos de variables: indicadores básicos, que proporcionan un perfil base de los conocimientos y las habilidades de los estudiantes; indicadores contextuales, que muestran la relación que guardan dichas habilidades con las principales variables demográficas, sociales, económicas y educacionales; e indicadores de tendencias. Estos últimos se derivan del carácter continuo de la evaluación y revelan los cambios en los niveles y la distribución de los resultados, así como en las relaciones entre las variables contextuales y los rendimientos, tanto a nivel del alumnado como de los centros de enseñanza.
Los resultados, que brindan un perfil básico de los conocimientos y las habilidades de los jóvenes de quince años, son una valiosa base de para el análisis y la investigación de políticas educativas.
5.3.1.2.1 Las ciencias
En el Esquema 5.4 se aprecia que la competencia científica hace referencia a los conocimientos científicos de un individuo y al uso de ese conocimiento para identificar problemas, adquirir nuevos conocimientos, explicar fenómenos científicos y extraer conclusiones basadas en pruebas sobre cuestiones relacionadas con la ciencia.
La competencia científica evalúa los siguientes aspectos:
• Los conocimientos o conceptos científicos: constituyen los vínculos que facilitan la comprensión de fenómenos relacionados.
• Los procesos científicos: se centran en la capacidad de asimilar, interpretar y actuar en diversas situaciones. Estos tres procesos se relacionan con la descripción, explicación y predicción de fenómenos científicos; la comprensión de la investigación científica; y la interpretación de pruebas y conclusiones científicas.
• Las situaciones o contextos científicos: representan los ámbitos en los que se aplican los conocimientos y los procesos científicos. Se identifican tres áreas de aplicación: la ciencia en la vida y la salud; la ciencia en la Tierra y el medio ambiente; y la ciencia en la tecnología.
En el Gráfico 5.34 se pueden advertir los resultados promedios obtenidos en las ciencias para algunos países seleccionados. Los países con mayor y menor puntaje fueron Finlandia y Kirguistán respectivamente, entre los que existe una diferencia significativa (de 241 puntos). Los resultados logrados para la Argentina, que presentó un desempeño muy similar a Brasil y Colombia, fueron muy bajos a nivel global y con relación a los países latinoamericanos en los que se realizó la evaluación (Argentina se ubicó en el puesto 51 sobre el total de los 57 países). En cambio, el desempeño de los chilenos y uruguayos fue bastante similar al de los italianos, y solo 51 puntos por debajo de los resultados conseguidos en Estados Unidos.
En los seis países de Latinoamérica considerados, los resultados por sexo muestran que en la Argentina las mujeres obtuvieron mejores puntajes que los varones (la diferencia fue de trece puntos). En Uruguay, el desempeño de ambos fue parejo, ya que las mujeres lograron sólo una diferencia de tres puntos a su favor. En el resto de los países fue mejor el desempeño de los varones.
Además de la escala con los puntajes, PISA clasifica los resultados en seis niveles de habilidades para mostrar el desempeño de los alumnos evaluados en ciencias. Esta clasificación permite hacer comparaciones más puntuales entre los países. La descripción de las tareas que los estudiantes deberían saber hacer según el nivel de habilidad está detallada en el Cuadro 5.14.
Se agrega un nivel más, el menor al Nivel 1, que reúne a aquellos estudiantes cuyas habilidades no se pueden describir usando la clasificación expuesta en el cuadro.
En el Gráfico 5.35 se indica el desempeño de los alumnos de los países seleccionados según el nivel de habilidad.
La realidad de la Argentina dista de ser buena. El 28% de los alumnos está por debajo del Nivel 1, es decir, tienen un conocimiento científico tan limitado que ni siquiera pueden dar explicaciones científicas obvias sobre hechos concretos. Por otro lado, el 54% obtuvo resultados que los ubican en los Niveles 1 y 2, mientras que ningún estudiante tuvo los conocimientos científicos necesarios como para ser clasificado en los Niveles 5 y 6. Estos resultados posicionan a la Argentina en una de las peores situaciones del total de países en los que se realizó la evaluación.
Entre los seis países latinoamericanos participantes, el mejor desempeño se dio entre los estudiantes chilenos, ya que sólo el 13% clasificó por debajo del Nivel 1, mientras que el 2% se ubicó en el Nivel 5.
5.3.1.2.2 Las matemáticas
La competencia matemática es la capacidad que tiene un individuo de identificar y comprender el papel que desempeñan las matemáticas en el mundo, emitir juicios bien fundados y utilizar e implicarse en las matemáticas de una manera que satisfaga sus necesidades vitales como un ciudadano constructivo, comprometido y reflexivo En el Esquema 5.5 se definen las tres dimensiones utilizadas dentro del marco de las matemáticas:
Los contenidos matemáticos de los que hay que valerse para resolver los problemas y cuestiones planteadas. Se definen cuatro ideas claves de manera secundaria con las ramas curriculares (como los números, el álgebra y la geometría). Éstas son: cantidad, espacio y forma, cambio y relaciones e incertidumbre.
Los procesos o capacidades que deben activarse para relacionar los fenómenos observados en el mundo real con el conocimiento matemático y así poder resolver los respectivos problemas.
Están definidos por las competencias generales propias de las matemáticas, que incluyen el empleo del lenguaje matemático, la creación de modelos y las habilidades relacionadas con la solución de problemas.
Las situaciones o contextos en los que se sitúan los problemas. Representan los ámbitos en los que se utilizan las matemáticas y se organizan según su grado de proximidad con respecto al alumno. Se identifican cinco situaciones: personales, educativas, profesionales, públicas y científicas.
En matemáticas el puntaje más alto lo obtuvo Taipei- China y de nuevo, el más bajo fue para Kirguistán (Gráfico 5.36). La diferencia entre ambos fue de 238 puntos. Los resultados para la Argentina la ubican en la misma posición relativa que en el caso de las ciencias, solo que en esta evaluación obtuvo diez puntos menos que en la otra prueba. Uruguay logró el mejor puntaje dentro de los países latinoamericanos incluidos en el relevamiento. La diferencia con Argentina fue de 46 puntos.
Por otro lado, si se consideran los 57 estados donde se realizó la evaluación, los varones obtuvieron mejores resultados que las mujeres, aunque las diferencias no fueron significativas, ya que en Chile, donde se registraron los mayores contrastes entre ambos sexos, la diferencia fue de 28 puntos.
5.3.1.2.3 La lectura
La competencia lectora se define como la capacidad que tiene un individuo de comprender, utilizar y analizar textos escritos con objeto de alcanzar sus propias metas, desarrollar sus conocimientos y posibilidades y participar en la sociedad.
La competencia lectora se evalúa a través de los siguientes aspectos:
• El formato textual: se consideran textos continuos (pasajes de prosa organizados en oraciones y párrafos) y discontinuos (listas, formularios, gráficos y diagramas). Asimismo, se distinguen entre un abanico de formas prosísticas, como son la narrativa, la exposición o la argumentación.
• Los procesos de lectura: se espera que los alumnos sean capaces de demostrar su aptitud a la hora de obtener información, formarse una idea general y amplia del texto y reflexionar sobre su contenido, forma y rasgos que lo caracterizan.
• Las situaciones: definen el uso para el que ha sido elaborado el texto.
En el Gráfico 5.37 se aprecia que los resultados fueron menos favorables para la Argentina, ya que de los diecisiete países seleccionados (incluido el promedio de la OECD) está en el penúltimo puesto37. De los países latinoamericanos participantes, Chile obtuvo el puntaje más alto (68 puntos por encima del argentino).
En lectura los mejores resultados fueron logrados por los coreanos, mientras que los más bajos, al igual que en los casos anteriores, se registraron en Kirguistán. La diferencia entre ambos es de 271 puntos.
Los resultados por sexo revelan que en todos los países en los que se realizó la evaluación, las mujeres consiguieron una puntuación superior a la de los varones. En la media de los países latinoamericanos participantes, hay una diferencia de 33,5 puntos entre ambos sexos. En Argentina la diferencia es incluso mayor a la media, de 54 puntos.
5.3.2 La educación en el MERCOSUR
5.3.2.1 Caracterización de los sistemas educativos del MERCOSUR38
5.3.2.1.1 Argentina
El sistema educativo argentino está organizado en cuatro niveles de enseñanza: inicial, educación general básica (EGB), polimodal y educación superior. La educación inicial se ocupa de los niños de tres a cinco años, siendo obligatorio sólo el último año. La EGB comprende tres ciclos de tres años cada uno con características curriculares, pedagógicas y organizativas definidas. Se ocupa de la enseñanza de niños y adolescentes entre seis y catorce años de edad.
Por otro lado, el polimodal es de tres años de duración y abarca la educación de jóvenes de entre quince y diecisiete años. Incluye dos tipos de formación, la general y la orientada, que se traducen en la enseñanza de contenidos básicos comunes para todos los estudiantes y en contenidos orientados a diferentes áreas de conocimientos. Éstos dan lugar a cinco modalidades: ciencias naturales, economía y gestión de las organizaciones; humanidades y ciencias sociales; producción de bienes y servicios y comunicación; y arte y diseño.
Por último, la educación superior es llevada a cabo por instituciones que imparten educación universitaria y no universitaria a través de carreras que duran cinco o seis años en el caso de las primeras y tres o cuatro años en el otro.
37 Del total de los 57 países que fueron sometidos a la evaluación solo hay tres países por debajo: Azerbaiyán, Qatar y Kirguistán.
38 Estos datos fueron tomados del web site oficial del MERCOSUR.
5.3.2.1.2 Brasil
La estructura del sistema educativo regular comprende la educación básica y superior. La primera incluye la educación infantil y la enseñanza fundamental y media.
La educación infantil, que es para niños de entre tres y seis años de edad, es la primera etapa de la educación básica. La enseñanza fundamental, con una duración mínima de ocho años, es obligatoria y gratuita; mientras que la enseñanza media dura como mínimo tres años y atiende la formación general del educando. Ésta puede incluir programas de preparación general para la inserción en el mercado laboral y puede habilitarlos profesionalmente.
La educación superior, por su parte, incluye los cursos en las diferentes áreas profesionales. Está abierta a los estudiantes que hayan concluido la enseñanza media y hayan pasado los diversos exámenes selectivos.
5.3.2.1.2 Chile
La estructura del sistema educativo chileno consta de cuatro niveles de enseñanza: educación preescolar, básica, media y superior. El primero, que no es obligatorio, atiende a niños de hasta cinco años de edad. El nivel de educación básica tiene una duración de ocho años y es para niños de entre seis y trece años de edad. A éste le siguen cuatro años de educación media para alumnos de entre catorce y diecisiete años. El currículum de educación general se extiende hasta el segundo año de educación media para todos los estudiantes. Los dos últimos años de la educación media están organizados en dos modalidades: científico-humanista y técnico-profesional. Estos dos niveles constituyen la educación obligatoria.
Por último, la educación superior corresponde al nivel de enseñanza post-secundario y es impartida por tres tipos de instituciones: universidades, institutos profesionales y centros de formación técnica.
5.3.2.1.2 Paraguay
La educación formal en Paraguay se organiza en tres niveles: el primer nivel comprende la educación inicial y la educación escolar básica; el segundo nivel, la educación media; y el tercer nivel corresponde a la educación superior.
La educación inicial no es obligatoria y comprende el jardín maternal (hasta los dos años), el jardín de infantes (de tres y cuatro años) y el preescolar, para niños de cinco años. En cambio, la educación escolar básica es obligatoria y gratuita. Comprende nueve grados y se imparte a los niños de entre seis y catorce años de edad. Este nivel se divide en tres ciclos de tres años de duración cada uno.
La educación media dura tres años y cuenta con un solo ciclo con las siguientes modalidades: bachillerato científico y bachillerato técnico. Cada uno está constituido por tres cursos: los cursos en el primero tienen énfasis en letras y artes, ciencias sociales y tecnología; mientras que los del segundo son el industrial, servicios y agropecuario.
La educación superior se desarrolla a través de universidades, institutos superiores y otras instituciones de formación profesional del tercer nivel.
5.3.2.1.2 Uruguay
En la República Oriental del Uruguay, la educación se estructura en cuatro niveles: preescolar, primaria, media y terciaria o superior. La primera atiende a la población infantil comprendida entre los tres y cinco años, siendo obligatoria para los últimos. En cambio, la primaria es para los niños de seis a catorce años y es de carácter obligatorio y gratuito.
La educación media comprende el ciclo básico y el segundo ciclo. Al primero asisten los egresados de la primaria, es común a todas las orientaciones y es de carácter obligatorio. El segundo ciclo comprende el bachillerato diversificado y la educación técnica. El primer grado del bachillerato se divide en tres áreas básicas (biología, humanística y científica) que se diversifican en seis opciones en el segundo y último grado y es requisito para el ingreso a estudios terciarios. La educación técnica tiene distintas modalidades que se extienden de uno a siete años. Se divide en cuatro sectores: agrario, artístico, artesanal y servicios.
Por último, la educación terciaria o superior se divide en terciario universitario y terciario no universitario.
5.3.2.2 Breve descripción de los principales indicadores educativos
De los países nombrados más arriba, en el año 2006 Chile mostró la menor tasa de analfabetismo (1,3%), habiendo logrado una reducción de la misma del 72% en tan sólo ocho años. A pesar del importante crecimiento económico de Brasil en los últimos años, no se logró reducir a un dígito la tasa de analfabetismo de su población de quince y más años. En el 2006 la misma era del 10,4%, inferior en 3,4 puntos porcentuales a la registrada en 1998. Entre estos extremos se encuentran Uruguay (2,2%), Argentina (2,6%) y Paraguay (5,1%).
El porcentaje de la población adulta que durante el 2006 completó sólo la educación primaria y al menos la secundaria se puede ver en el Cuadro 5.15. Si se considera el primer caso, Paraguay tuvo el peor desempeño, registrando las mayores tasas por sexo y grupo etario. En cambio, Chile mostró las mejores tasas entre los países seleccionados. En cuanto al desempeño por sexo, las mujeres de 55 a 64 años tuvieron las tasas más altas con relación a los hombres, es decir fue mayor el porcentaje de mujeres que solo completó el nivel primario.
Considerando el caso de la población que completó al menos el nivel secundario en ambos grupos, una vez más Chile muestra los mejores resultados. En el grupo de 25 a 34 años, la menor cantidad de personas que logró completar el secundario por lo menos, fueron los uruguayos, mientras que en el grupo de mayor edad, fueron los paraguayos. Esto podría estar indicando una mejora en el nivel educativo de Paraguay.
La Argentina presentó la tasa de repitencia más alta en el segundo ciclo del secundario. En números, 305 mil alumnos han repetido un curso de éste nivel. Asimismo, si bien el porcentaje es menor, la cantidad de alumnos del primer ciclo del secundario que repitieron el año asciende a 417 mil. En el total las cifras son alarmantes, ya que más de un millón de estudiantes argentinos repitieron un año escolar durante el 2006.
En el Cuadro 5.16 se observa que una vez más Chile presenta el mejor desempeño en casi todos los niveles, con excepción del segundo ciclo del secundario (en este caso la tasa de repitencia chilena es superior a la paraguaya).
La tasa de abandono en el segundo ciclo del secundario fue de 15,3% en Brasil, lo que representa a 1,5 millones de estudiantes de ese nivel. En Argentina, las tasas de abandono más altas se observan en el secundario, tanto en el primer como en el segundo ciclo. Traducidos en personas, esos porcentajes muestran que 300 mil alumnos abandonaron el colegio durante el secundario.
5.3.3 La educación en la Argentina
5.3.3.1 La calidad educativa
5.3.3.1.1 Ley del Financiamiento Educativo
La Ley N° 26.075 de Financiamiento Educativo, sancionada el 21 de diciembre de 2005, establece que el gobierno nacional, los gobiernos provinciales y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA) deberán aumentar progresivamente la inversión en Educación, Ciencia y Tecnología entre los años 2006 y 2010, hasta alcanzar en el año 2010 una participación del 6% en el PBI. Además prevé que el incremento del gasto consolidado en educación, por sobre el aumento del PBI, será asumido en un 60% por los gobiernos provinciales y la CABA, y el restante 40%, por el gobierno nacional.
Para lograr el aumento de la inversión educativa provincial entre los años 2006 y 2010, se establece como garantía una asignación específica de recursos coparticipables a fin de garantizar la equidad en el sistema educativo nacional y asistir a la disponibilidad de recursos de las jurisdicciones previstos en los presupuestos provinciales y de la CABA. El objeto de tal afectación será el incremento, respecto del año 2005, de los recursos anuales coparticipables de las jurisdicciones en el régimen de la Ley N° 23.548. La determinación del monto de la asignación específica se hará conforme a un índice que se construye sobre la base de tres criterios: distribución de la matrícula (con una ponderación del 80%); incidencia de la ruralidad (ponderación del 10%); y distribución de la población escolarizada (ponderación del 10%). Dicho índice es publicado cada año en un decreto del gobierno nacional39.
39 CIPPEC.
5.3.3.1.1.1 El gasto público nacional en educación
El 9% del presupuesto de la Administración Pública Nacional se aplica como erogación en Educación, Ciencia y Tecnología (Gráfico 5.38), lo que significan $14.077 millones. El mayor porcentaje del gasto público nacional se destina al rubro de Seguridad Social (40%) y sólo el 3% se lo lleva el rubro de Promoción y Asistencia Social.
El gasto en educación presupuestado con relación al PBI muestra un continuo, aunque leve, incremento, pasando de 1,46% en 2006 a 1,57% en el 2008 (en el 2007 fue de 1,55%). Mientras que el gasto educativo ejecutado fue menor al presupuestado en el 2006 (1,42%), fue mayor en el 2007 (1,64%). Como se puede apreciar, se está lejos de alcanzar la meta fijada por la Ley de Financiamiento Educativo.
La participación de la inversión educativa en el total del gasto público nacional presupuestado ha registrado en 2008 una leve disminución con respecto al año anterior ya que pasó de 8,9% al 8,7%.
El gasto público presupuestado de la Administración Pública Nacional aumentó en el 2008 un 33,1% con relación al año anterior, lo que significa un incremento de $40.183,3 millones. Específicamente, el gasto en Educación, Ciencia y Tecnología creció en un porcentaje menor a la media (Cuadro 5.17). Es decir, hubo una leve disminución del esfuerzo presupuestario por la educación a nivel nacional.
Si se separan los componentes del gasto educativo se puede ver que el presupuesto nacional en “Educación” aumenta sólo un 29,6% (indicando un esfuerzo en educación estrictamente aún menor frente al resto del presupuesto nacional), mientras que lo destinado a “Ciencia y Tecnología” creció un 41,1% en relación al 2007.
Si se desagrega el gasto en Educación, Ciencia y Técnica, como se ilustra en el Gráfico 5.39, se puede observar que el Ministerio de Educación destina el 62% al financiamiento de las políticas universitarias y el 20% al Fondo de Incentivo Docente (FONID). Sólo el 6% del presupuesto se usa para el mejoramiento de la calidad educativa y la capacitación docente.
5.3.3.1.2.2 El gasto público provincial en educación
La participación del gasto educativo provincial en el PBI continúa con una tendencia alcista desde el 2003, alcanzando en el 2006 un 3,7%. Sin embargo, todavía no se logró el máximo valor histórico del 2001, cuando las provincias destinaron un 4% del PBI en educación40. Por otro lado, el porcentaje del gasto público provincial en educación respecto al gasto total se mantuvo estable entre el 2004 y 2005, aumentando 0,7 puntos porcentuales en el 2006 (Gráfico 5.40). Por otro lado, en promedio las provincias destinaron el 94% del presupuesto en educación al pago de los salarios docentes
Las disparidades provinciales también se observaron en el financiamiento educativo, que varió desde $598 mensuales por alumno en Tierra del Fuego a $125 en Salta (4,8 veces menor). En Córdoba se gastó mensualmente sólo $182 por alumno, es decir, $63 inferior al promedio provincial.
40 Aunque se debe tener en cuenta que esto es a causa de que el gasto en educación se mantuvo estable mientras que el PBI sufrió una leve disminución.
En el Gráfico 5.41 se muestra el gasto educativo provincial por alumno en pesos corrientes con relación a los salarios de un maestro de grado con diez años de antigüedad. En él se puede observar que en general existe una tenue relación positiva entre el gasto educativo provincial por alumno y los salarios.
Recuadro 5.5: El Barómetro del Financiamiento Educativo Provincial
CIPPEC, Cáritas, Conciencia, Foro del Sector Social, Fundación Arcor, Fundación Luminis, Fundación SES y Fundación Ethos integran el grupo de organizaciones sociales “Compromiso con el Financiamiento Educativo”. En conjunto, realizaron numerosas actividades de promoción de la participación ciudadana en las discusiones del presupuesto educativo, lo que permitió crear el Barómetro del Financiamiento Educativo Provincial, entre otras cosas.
El Barómetro presenta ocho indicadores del financiamiento educativo provincial, que se muestran en el Cuadro 5.18, que son variables de influencia política directa. Es decir, las autoridades políticas tienen las herramientas para mejorar los resultados de cada una de las variables en consideración.
El índice por provincia muestra fuertes disparidades. En el Gráfico 5.42 se ilustra que Santa Fe y Chaco tuvieron el mejor desempeño, mostrando un índice perfecto, mientras que las provincias con menores puntajes fueron San Juan, San Luis y Salta.
Una deficiencia del Barómetro del Financiamiento Educativo es que asume que algunos de los indicadores seleccionados valoran como exclusivamente positivo que se invierta más en educación. En otras palabras, este indicador no puede detectar si una provincia que decidió gastar más en educación puso en riesgo sus cuentas provinciales o desinvirtió en otras áreas de gobierno. Sin embargo, provee la información necesaria para garantizar una inversión educativa adecuada, justamente distribuida y utilizada con eficiencia.
5.3.3.1.2 La alfabetización
La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) define al analfabeto como aquella persona que, a una edad de quince o más años, es incapaz de leer un texto sencillo comprendiéndolo en su sentido global, o se halla impedida para escribir una exposición simple y breve de hechos de experiencia diaria, en el idioma elegido por ella misma.
A lo largo del tiempo, la alfabetización ha tenido avances significativos: actualmente se estima que hay cuatro mil millones de personas alfabetizadas en el mundo, producto de una sensibilización mundial, así como de la promulgación de normas y planes de acción que apuntan significativamente a su disminución. Aún así, existen alrededor de 1.000 millones de personas en el mundo que son analfabetas (24% de la población mundial), es decir, que carecen de los conocimientos necesarios para leer, escribir y desarrollar con eficacia sus actividades normales dentro de la sociedad.
En la mayoría de los casos se establece una correlación entre el analfabetismo y los indicadores del desarrollo41 (industrialización, urbanización, fecundidad, producto bruto nacional y per cápita, etcétera). Por lo tanto, el problema de la educación se convierte en una manifestación más del círculo vicioso de la pobreza. Es por eso que garantizar el derecho a la educación supondría un paso decisivo para limitarlo.
En América Latina, como se puede apreciar en el Gráfico 5.43, el 9,5% de la población, es decir 49 millones de personas, era analfabeta en el año 2005. Sin embargo, gracias a las campañas de alfabetización puestas en marcha para lograr los objetivos del milenio, se estima que para el 2015 ese porcentaje disminuya al 7,1%.
En la Argentina el INDEC considera población analfabeta a las personas mayores de diez años que no saben leer y escribir, incluyendo de esta manera a los que sólo leen o sólo escriben.
Una vez más son notorias las disparidades entre las provincias del país. Por un lado, la situación en las provincias del norte es preocupante. Las que tienen un mayor producto bruto geográfico42 (PBG) muestran tasas significativamente menores a las de menor PBG. Por ejemplo, en el 2001, en Chaco, la provincia con menor PBG, más de 79 mil habitantes eran analfabetos (38%), mientras que en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires sólo el 0,5% de sus habitantes no sabía leer ni escribir.
En el Gráfico 5.44 se presentan las tasas de analfabetismo según el último censo (2001) con relación con el porcentaje de hogares pobres en el 2006. Se observa que existe una relación positiva entre ambas variables. De este modo, las provincias con mayores porcentajes de analfabetos son las más pobres. Por este motivo se insiste en que garantizar el derecho a la educación es de suma importancia para reducir los niveles de pobreza, ya que ambas variables forman un círculo vicioso del que es difícil salir.
41 Para mayor información sobre el Índice de Desarrollo Humano remitirse al Capítulo 2.
42 En el Capítulo 17 se hace un análisis detallado de la relación entre la tasa de analfabetismo y el PBG por provincias.
Recuadro 5.6: Un nuevo modo de analfabetismo: el tecnológico
El analfabetismo tecnológico se refiere a la incapacidad para utilizar las nuevas tecnologías tanto en la vida diaria como en el mundo laboral y no está reñido con la educación académica en otras materias. Es decir, cualquiera puede ser un “analfabeto tecnológico”, independientemente de su nivel de educación e incluso de su clase social o su poder adquisitivo. Al mismo tiempo, el analfabetismo tecnológico está muy ligado a la incomprensión de las nuevas tecnologías y de sus ventajas, pero no a la ignorancia de una de sus partes.
Este nuevo tipo de analfabetismo no distingue sexos o niveles de ingreso. Esta es una particularidad ya que, pobreza y analfabetismo comúnmente definido tienen una relación de causa-efecto. Las causas del nuevo tipo de analfabetismo pueden ser muy diversas y, al no ser tan evidentes ni conocidas, pueden pasar desapercibidas tanto a los individuos como a las empresas e instituciones.
Las consecuencias de este nuevo fenómeno son muy variadas y, en realidad, la mayoría de ellas aún está por llegar. Desde dificultades para encontrar un empleo, hasta problemas para desenvolverse en la vida diaria. A medida que las nuevas tecnologías de la información se incorporen a la nueva forma de vida, la brecha existente entre los que saben aprovecharlas y los que no se irá ensanchando al mismo ritmo.
5.3.3.2 Educación y el mercado laboral
Si bien la tasa de desocupación ha disminuido durante los últimos años, aún persisten fuertes diferencias en lo que respecta a la composición de la población desempleada del país, según la calificación ocupacional y el nivel educativo de los mismos.
En el primer trimestre de 2007, 1,5 millones de personas para el total urbano estaban desocupadas. De ellas, el 85% tenía experiencia laboral, mientras que el 15% restante no la tenía.
En el Gráfico 5.45 se muestra la composición de los desempleados según su nivel educativo. En él se advierte que la tasa de desocupación no disminuye a medida que aumenta el nivel de educación. Al contrario, el porcentaje de desempleados con estudios universitarios o terciarios completos (7%) es casi igual al de aquellos que no terminaron la primaria (6%). También se observan similitudes en las tasas de desocupación de los individuos con nivel universitario o terciario incompleto (20%) y con quienes completaron sólo el nivel primario de sus estudios.
Esto demuestra que la relación entre el nivel educativo de la población en edad de trabajar y la desocupación no es mecánica ni lineal. Por lo tanto, se podría decir que el desempleo está relacionado con otras variables más allá de la educación, como ser la creación de nuevos puestos de trabajo, el comportamiento de las variables demográficas y los incentivos a participar en la fuerza laboral43.
Recuadro 5.7: ¿Sube el salario tras un MBA44?
La consultora Deloitte realizó una encuesta a 134 graduados de diferentes universidades locales, que actualmente ocupan mandos medios gerenciales, en la que les preguntó, entre otros ítems, cuál fue el salario, el puesto y la empresa donde se desempeñaban antes de ingresar al posgrado.
Como principal resultado del estudio, se observó que aquellos ejecutivos que decidieron hacer un MBA registraban una compensación promedio bruta de alrededor de $5.241. El salario más bajo de la muestra era de $1.332 y el máximo de $13.865. Al finalizar el programa y hasta los 2 años posteriores a terminar el MBA, el promedio de sueldo de este grupo fue de $7.318. En este caso, la compensación mínima que registró la investigación es de $1.998. Y la máxima, de $16.920.
Luego de dos años la compensación puede aumentar el 54,6%. En cambio a los cuatro años el crecimiento puede alcanzar al 122% con respecto al salario original. Y después de los cuatro años el sueldo toma valores del 162% del inicial, antes de cursar el MBA
Hay que tener en cuenta que estos resultados no indican exactamente que una persona que cursó un MBA va a ganar esos niveles de dinero puntuales, sino que se trata de una aproximación, ya que la muestra contempla una variedad de perfiles de edades e industrias muy diversas.
43 Para una mayor información sobre este tema remitirse al apartado 1 del presente capítulo.
44 Master in Business Administration .
5.3.3.2.1 Los salarios docentes
En el 2008 las paritarias negociadas a principios de año también llegaron para los docentes, tras varios días de paro. Éstos expresan no sólo el momento de incertidumbre económica, que limita las concesiones del Estado ante las demandas sindicales, sino también la incapacidad de construcción de diálogo educativo. El establecimiento numerosas instituciones para la educación, como la Ley de Financiamiento Educativo, el piso salarial para todo el país, el Programa Nacional de Compensación Salarial Docente, la Paritaria Docente Nacional y los Convenios Bilaterales entre la Nación y las provincias, no parecen haber logrado modificar las formas de resolución de los conflictos, donde priman las relaciones de fuerza entre los actores en lugar de las razones basadas en información objetiva (CIPECC, 2008).
En marzo de 2008 se acordó garantizar un salario mínimo docente nacional de $1.290. Dicho aumento significó para el Ministerio de Educación Nacional un incremento de aproximadamente un 25% en el monto por cargo que se transfiere a las provincias que integran el Programa de Compensación Salarial Docente de la Ley de Financiamiento Educativo.
Por otro lado, también existieron acuerdos entre los gobiernos provinciales y las entidades gremiales que promovieron aumentos en los sueldos básicos. Las variaciones consistieron en algunos casos en incrementos pautados a lo largo del año mientras que en otros casos implicaron un aumento único a partir de marzo que se mantendría a lo largo del 2008, representando un nuevo piso salarial.
De este modo, el salario promedio para un maestro de grado con diez años de antigüedad alcanzó en junio de 2008 los $2.015 para el total del país. Sin embargo, las diferencias salariales entre las provincias son grandes. Como se muestra en el Gráfico 5.46, Santa Cruz tiene los niveles salariales más altos y más que duplica al nivel salarial de Formosa (que es el más bajo).
Por otro lado, en el gráfico al que se hizo referencia anteriormente se advierte que no existe una relación definida entre cantidad de paros (105 en el total del país hasta junio de 2008) y los niveles salariales docentes comparados entre las provincias. En Tierra del Fuego, una de las provincias con los mayores salarios, se registraron dieciséis días de paro, mientras que en Formosa solo se perdió un día de clase, a pesar de tener el salario más bajo del país. Algo similar ocurrió en Misiones.
5.3.3.2.2 Los egresados por carrera y la demanda laboral insatisfecha
En la Argentina hay dificultades para cubrir determinados puestos de trabajo. Esto obedece a que la demanda laboral no se corresponde en forma adecuada con la oferta profesional. Por ejemplo, en áreas tales como ingeniería y química la demanda de mano de obra calificada supera a la oferta.
Una encuesta realizada por el Instituto de Investigaciones Económicas de la Bolsa de Comercio de Córdoba (IIE) en el 2008 a 1.196 empresarios de todo el país, reveló que el 71,6% cree que el sistema educativo actual no le provee la mano de obra calificada que requiere su empresa (Gráfico 5.47). De estos, el sector que más dificultades encuentra en la búsqueda de personal calificado es el comercio.
Con relación al año pasado, los empresarios manifestaron encontrarse menos satisfechos con el sistema educativo, ya que la misma encuesta realizada en el 2007 mostró que el 61% no creía que el sistema educativo le proveyera la mano de obra necesaria45.
Asimismo, a quienes respondieron que creían que existía un vínculo debilitado entre el sistema educativo y los requerimientos laborales de las empresas se les preguntó dónde creían que se encontraba principalmente el origen del problema. En el Gráfico 5.48 se muestra que la mayoría de los encuestados cree que el problema está en el hogar. Sólo el 4% opinó que la causa de la falta de mano de obra calificada puede ser la educación universitaria.
45 Capítulo 4 de “El Balance de la Economía 2007”.
Por otro lado, en el Gráfico 5.49 se muestra para el año 2005 la oferta de profesionales del total del país. En él se puede ver que más de la mitad de los profesionales que egresaron en ese año correspondía al área de las ciencias sociales46, de los que ya hay una gran oferta laboral, y no muchos puestos vacantes. En tanto, sólo el 24% provenía del área de las ciencias aplicadas47 y básicas48, a las que pertenecen las ingenierías y químicas, respectivamente, de quienes existe un gran requerimiento por parte de las empresas.
46 Ciencias sociales: Economía y Administración, Derecho, Sociología, Ciencias de la Información, etc.
47 Ciencias aplicadas: Industria, Ingeniería, Ciencias Agropecuarias, Bioquímica y Farmacia, etc.
48 Ciencias Básicas: Química, Física, Biología y Matemática.
5.3.3.2.2.1 La situación en Córdoba
En la provincia de Córdoba se realizaron 172 encuestas. Del total de empresarios, el 65% (cifra inferior a la media del país) cree que el sistema educativo actual no le provee la mano de obra que necesita. De ellos, la mayoría estima que el problema se encuentra en el hogar (Gráfico 5.50).
Por el lado de la oferta laboral, en Córdoba también sucede algo parecido a lo que acontece a nivel nacional. Del total de 6.298 profesionales egresados en el 2006, sólo el 20% provienen de carreras correspondientes al área de las ciencias básicas y aplicadas y casi el 70%, de las ciencias sociales y médicas (Gráfico 5.51).
Recuadro 5.8: Radiografía de la Universidad Nacional de Córdoba
Como se puede ver en el Gráfico 5.52, la cantidad de alumnos en el Universidad Nacional de Córdoba (UNC) se mantuvo estable en los últimos diez años, al igual que los nuevos inscriptos. Más específicamente, si se compara el año 2007 con el 1997, el porcentaje de nuevos inscriptos disminuyó un 14,4%, mientras que el número de alumnos aumentó un 13%. Esto podría estar indicando una gran proporción de alumnos crónicos.
Por otro lado, en el 2006 solo egresó el 5,3% de la población total de alumnos de la UNC. Analizando los egresados por dependencia desde el 2006 con los promedios generales de los mismos, se puede apreciar que en general en las facultades con un menor número de egresados se registraron los promedios más altos (Gráfico 5.53). Es decir, los profesionales egresados de las carreras más masivas tienen en general un menor desempeño que aquellos que provienen de carreras menos populares.
5.5 Salud
A lo largo de su existencia la humanidad ha tenido que enfrentarse a oleadas de enfermedades infecciosas y otras emergencias sanitarias que se han propagado, sembrado la muerte a una escala sin precedentes y puesto en peligro la salud pública. Al no tener a su alcance mejores soluciones, la respuesta de la población consistía en aislar a los enfermos de los sanos y esperar a que a epidemia pasara de largo.
Con el tiempo, los conocimientos científicos fueron evolucionando, las medidas de contención se hicieron más complejas y algunos brotes de enfermedades infecciosas pudieron ser controlados paulatinamente gracias a las mejoras del saneamiento y al descubrimiento de las vacunas49. Sin embargo, actualmente, como consecuencia de la globalización, la mala salud es más fácil de difundir entre países. Es por ello que se puede afirmar que en estos días, en mayor medida que en siglos pasados, las enfermedades no respetan fronteras.
En el siglo XXI, las iniquidades en materia de salud siguen siendo preocupantes. La esperanza de vida de los habitantes de los países más ricos es mayor en 21 años a la de aquellos individuos que viven en países más pobres. Por otro lado, en estos últimos muere el 7% de los niños al nacer, mientras que en las naciones con altos niveles de ingreso esta cifra se reduce al 0,6%. Los datos son más alarmantes cuando se considera el número de madres que fallecen luego de dar a luz a sus niños. De cada cien mil niños que nacen vivos en los países de bajos ingresos, se mueren 650 mujeres durante el parto, mientras que en los países más ricos mueren nueve de cada cien mil madres.
En la Argentina, la situación de la salud no es un tema menor. En el Capítulo 14 de la decimoquinta edición del Balance de la Economía Argentina se trata de manera minuciosa los indicadores de salud en la Argentina, haciendo énfasis en la región centro. Es por ello que en el presente capítulo se hace un análisis detallado de los principales indicadores globales de la salud, entre los que se considera la esperanza de vida al nacer, la mortalidad materna y el gasto en salud. Por último se muestra de manera breve pero concisa un tema al que la Organización Mundial de la Salud le dio una especial importancia en 2008: los riesgos que trae consigo el consumo de tabaco. Esta organización estima que en el siglo XXI el cigarrillo podría matar a 1.000 millones de personas.
49 “Evolución de la seguridad pública”, 2000.
5.5.1 Algunos indicadores globales
5.5.1.1 La esperanza de vida al nacer y la mortalidad materna
A nivel mundial, la esperanza de vida al nacer alcanzó en 2006 el valor medio de 67 años, frente a 46,5 años en 1950-1955, con un margen que va desde los 78 años de las mujeres de los países desarrollados hasta los apenas 50 años vividos por los hombres en algunos países del África subsahariana. La mayor esperanza de vida se registra entre las mujeres japonesas (86 años) y la menor está entre los hombres de Sierra Leona (39 años). La esperanza de vida al nacer en la Argentina es de 75 en promedio para ambos sexos (72 años para los varones y 75 para las mujeres).
A pesar de los avances sanitarios en el mundo, gracias a la filantropía de las empresas y la colaboración de las organizaciones no gubernamentales, un niño nacido en un país de bajos ingresos a comienzos del siglo XXI sólo puede esperar vivir alrededor de 59 años. Por contraste, si ese mismo niño hubiese tenido la “suerte” de nacer en un país más rico podría haber vivido casi un cuarto de siglo más (Gráfico 5.54).
¿Cómo explicar estas diferencias? La situación sanitaria en los países de bajos ingresos se caracteriza fundamentalmente por la presencia de graves necesidades humanitarias y vulnerabilidades más crónicas y prolongadas que aquellas presentes en los países más ricos. Como resultado, muestran las tasas más bajas de esperanza de vida, generando el mayor porcentaje de niños huérfanos del mundo. Dentro de las necesidades humanitarias más importantes se incluyen las de las poblaciones afectadas por una grave inseguridad alimentaria, el VIH y los brotes de enfermedades infecciosas. Por otro lado, las vulnerabilidades incluyen el acceso inadecuado a los servicios sociales básicos, la falta de producción agrícola y el colapso de los medios de subsistencia.
Uno de los objetivos de desarrollo del milenio, establecidos en el marco de la Organización de las Naciones Unidas, es reducir en tres cuartas partes la mortalidad materna entre los años 1990 y 2015. Esto implica la reducción de la tasa de mortalidad materna un 5,5% por cada año. Lamentablemente hasta la fecha ninguna región en el mundo alcanzó cumplir estos objetivos. Desde 1990 hasta el 2005, el ratio de mortalidad materna mostró una caída de 5,4% globalmente, lo que significa una reducción anual promedio del 0,4%.
La mortalidad materna continúa siendo alta en gran parte del mundo en desarrollo. En 2005 murieron 536 mil mujeres durante el embarazo, el parto o las seis semanas posteriores. A causa de la deficiente asistencia sanitaria, el 99% de estas muertes sucedieron en regiones en desarrollo. De ellas, el 86% ocurrió en el África subsahariana y el Asia meridional.
En la región africana muere una mujer por cada 112 nacimientos por complicaciones tratables durante el embarazo o el parto, mientras que en la región europea, muere una madre por cada 3.706 nacimientos. En el Gráfico 5.55 se muestran las grandes diferencias entre los países con ingresos dispares. En los países europeos el ratio de mortalidad materna por cada 100.000 nacimientos de niños vivos es igual a 27, mientras que en los países africanos, asciende a 900. En América Latina la situación es relativamente buena, ya que presenta valores cercanos a los países con ratios más bajos.
5.5.1.2 Gasto en salud
La financiación de salud es un componente crítico de los sistemas de salud. Existen numerosos indicadores de la misma, pero aquí sólo se analizarán dos de ellos: el gasto total50 en salud como porcentaje del PBI y el gasto salud per cápita en PPP.
Existe una clara relación entre el nivel de ingresos de los países y su gasto en rubros tan esenciales como la salud. En el año 2005 en los países de altos ingresos, el gasto público y privado destinado a la salud fue de US$3.712 por persona, es decir, un poco más de 44 veces lo que se gastó en los países de bajos ingresos (Gráfico 5.56)
Asimismo, en aquellos países de bajos ingresos el gasto en salud representa sólo el 4,6% del PBI, a diferencia de los países más ricos, que destinan a gastos en salud el 11,2% de su producto.
50 El gasto total en salud es la suma del gasto público y privado en salud.
Recuadro 5.9: Filantropía privada
Comúnmente se piensa que el objetivo principal de una empresa es maximizar los beneficios financieros para los accionistas. Sin embargo, este concepto ha sufrido un cambio importante, sobre todo durante la última década. La idea de que las empresas tienen un profundo interés propio en el desarrollo de comunidades fuertes, sanas, seguras, sostenibles y opulentas ha ido ganando terreno. La filantropía corporativa, mediante programas de dotación corporativa directa o mediante una fundación corporativa, es uno de los principales vehículos utilizados hoy en día por las empresas a este fin.
Actualmente los aportes privados representan casi un cuarto de la totalidad de la asistencia para el desarrollo destinada a la salud. En el Cuadro 5.19 se muestran las donaciones internacionales para la salud de las diez fundaciones principales en Estados Unidos. Por ejemplo, el gasto de la Fundación Bill y Melinda Gates equivale al 65% de la totalidad de la asistencia privada mundial destinada a salud.
5.5.2 Factores de riesgo y causas de muertes
La Organización Mundial de la Salud (OMS) considera once factores que ponen en peligro la salud de las personas. Ellos son la falta de acceso al agua potable, la falta de cobertura sanitaria, el uso de combustibles sólidos, el bajo peso al nacer, la altura o peso no adecuado (con sobrepeso o peso menor al normal) de los niños menores a cinco años, la obesidad en los adultos de quince años o más, el consumo de alcohol y tabaco y la falta de uso de preservativos.
Según la OMS el tabaco es el único producto legal que mata casi la mitad de quienes lo consuman,. En promedio, cada fumador pierde quince años de vida. En el siglo XX murieron 100 millones de personas por su consumo y se estima que en este nuevo siglo podría matar a 1.000 millones, más que la tuberculosis, HIV-SIDA y la malaria juntas.
Aún así, el uso del tabaco es común en el mundo debido a su bajo precio y su publicidad persuasiva (que generalmente muestra que aquellos que fuman son personas exitosas). Por otro lado, no hay conciencia del peligro que trae aparejado su inhalación, ya que los daños aparecen después de varios años de consumo.
El uso de tabaco es un factor de riesgo en seis de las ocho causas de muertes que se pueden prevenir. Debido al uso cada vez mayor del tabaco, se estima que las muertes que son consecuencia del mismo aumentarán de 5,4 millones en el 2004 a 8,3 millones en el 2030.
Los fallecimientos atribuidos al consumo de tabaco se muestran el en Gráfico 5.57. En el mismo, las barras rayadas en colores blanco y negro representan el número de personas que murieron a causa del consumo tabaco (tanto de manera activa como pasiva), mientras que las barras en color negro simbolizan el número de fallecimientos por otros motivos diferentes al tabaco. Por último, las barras de color gris claro hacen referencia a las personas que como consecuencia del cigarrillo murieron por otras enfermedades que no se mencionan en el gráfico.
La OMS advierte que el uso del tabaco se está convirtiendo en una epidemia, debido a la cantidad de muertes que trae consigo. Por ello, ésta organización propone seis políticas para revertir la epidemia del tabaco. En este sentido, muchos países están tomando actitudes proactivas. Por ejemplo, en Uruguay y algunas provincias de Argentina se prohíbe el uso del tabaco en espacios públicos (como restaurantes, bares y casinos) y lugares de trabajo. En Malasia se aumentaron los impuestos al tabaco, tal que subió el precio de los cigarrillos en un 40% y en Tailandia se prohibieron las campañas publicitarias de marcas de cigarrillos. Sin embargo, todavía resta mucho que hacer.
Las políticas propuestas por la OMS en este sentido son: a) monitorear el uso del tabaco e instrumentar políticas preventivas; b) proteger a los individuos del uso del tabaco; c) ofrecer ayuda para dejar de fumar; d) advertir sobre los riesgos del tabaco; e) hacer cumplir las proscripciones de la publicidad de cigarrillos; y f) aumentar los impuestos al tabaco.
En el Gráfico 5.58 se ilustra la relación positiva que existe entre el consumo de tabaco y la alícuota del impuesto a los mismos en el caso de Sudáfrica en el período que abarca los años 1980 y 2005. Entre 1986 y 1998, cuando la alícuota era baja, el consumo de cigarrillos aumentó de manera significativa, y lo contrario ocurrió cuando se subieron las alícuotas al tabaco que encareció el precio de los cigarrillos. Por lo tanto, la imposición de tarifas al tabaco es una política efectiva, no sólo para contribuir a revertir la epidemia del tabaco, sino que también es una fuente de recaudación para el gobierno.
5.6 Conclusión
Los persistentes problemas económicos y la amplia volatilidad de las variables macroeconómicas por las que pasan los argentinos desde mediados del siglo pasado, repercuten de manera negativa en el ámbito social. Lo lamentable es que no existen buenas perspectivas para el futuro, de no ser que se implemente un cambio estructural: es necesario establecer un nuevo modelo de país.
La Argentina, al ser un país pequeño y al estar relativamente abierto al mundo exterior, sufre las consecuencias de políticas no sólo locales sino también internacionales. Al parecer, como secuela de la virulenta crisis internacional en la segunda mitad del 2008 el panorama económico mundial no es para nada alentador. Se estima un freno a la expansión económica en todos los países del mundo y en algunos, hasta recesión. ¿Qué cabe esperar para un país tan vulnerable como la Argentina?
Como es bien sabido, los indicadores del mercado laboral están íntimamente relacionados con el nivel de actividad. Una caída del nivel de crecimiento conduce a un aumento del desempleo.
Por otro lado, en el 2008 una enorme cantidad de personas cayeron bajo el umbral de la pobreza a causa de la acelerada suba del nivel general de precios. La suma de estas dos variables, desempleo e inflación, lleva a una consecuencia inmediata, temida por todos los argentinos: un aumento en el número de personas que no tienen los ingresos suficientes para comprar una canasta básica total.
Por ello, es menester reflexionar cuidadosamente acerca de los focos de tensión social en todas y cada una de las políticas económicas en la Argentina. Es necesario hacer un especial énfasis en la educación, ya que encierra beneficios sociales y económicos para toda la sociedad. No sólo brinda opciones a los seres humanos en cuanto al tipo de vida que desean llevar, sino también les permite expresarse con confianza en sus relaciones personales, en la comunidad y en el trabajo.