ENCADENAMIENTO PRODUCTIVO APCOLA EN MACI, ENTRE ROS
CAPÍTULO 14: ENCADENAMIENTO PRODUCTIVO APÍCOLA EN MACIÁ, ENTRE RÍOS
Argentina es un jugador de peso en el mercado de miel, ubicándose como segundo productor y exportador a nivel mundial. En este contexto, la pequeña ciudad de Maciá, en el corazón de la provincia de Entre Ríos, es cuna de un cluster apícola de sorprendente nivel de desarrollo. Con sólo el 7% de los apicultores de la provincia, la producción de miel generó en el lugar los eslabonamientos hacia atrás y hacia delante necesarios para que Maciá luzca hoy con orgullo una encadenamiento productivo integrado. El mismo abarca la producción de insumos de producción, la producción de miel, y la comercialización del producto hacia dos destinos: el consumo interno y – principalmente – la exportación. En las fluidas interrelaciones entre agentes, y entre los agentes y el medio social en el que se desenvuelven, cumplen un importantísimo rol las instituciones de apoyo, ya sean educativas, gubernamentales, empresariales, etc. La comunidad festeja anualmente el éxito de la apicultura en Expo Maciá, lugar de encuentro de apicultores de todo el país e incluso del exterior.
Mayores esfuerzos en la comercialización de miel monofloral, fraccionada, u orgánica, y en la diversificación de la oferta de productos apícolas son algunos de los desafíos que la apicultura de Maciá deberá enfrentar en el futuro para poder agregar valor a su producción.
14.1 La miel
Según la resolución GMC (Grupo Mercado Común) 15/94, la miel es «el producto alimenticio producido por las abejas melíferas a partir del néctar de las flores o de las secreciones procedentes de partes vivas de las plantas o de excreciones de insectos succionadores que quedan sobre la superficie de las plantas, que las abejas recogen, transforman, combinan con sustancias específicas propias y almacenan y dejan madurar en los panales de la colmena».
La miel es un producto de reconocidas propiedades y múltiples usos. Se utiliza profusamente en la industria alimentaria, brindando aroma y sabor a los alimentos, además de ser un buen edulcorante. Es también utilizado en la industria medicinal y de cosméticos, dadas sus históricamente reconocidas propiedades antisépticas, dietéticas, tonificantes, calmantes, diuréticas, etc.
14.1.1 Panorama mundial
La producción mundial de miel ha crecido sostenidamente a lo largo de la última década. Ello puede corroborarse observando el Gráfico 14.1 donde se aprecia la evolución de la producción mundial total desde 1994 hasta 2005.
De las 1,12 millones de toneladas producidas a nivel mundial en 1994, se pasó a una producción de casi 1,4 millones en 2005, un incremento de alrededor del 25%, según datos de la Food and Agriculture Organization de las Naciones Unidas (FAO).
Desde 2003, la tasa de crecimiento promedio anual fue de alrededor de 4,9%.
El Gráfico 14.2 muestra como se distribuye la producción de 2005 entre los principales países productores. Puede observarse que el principal productor mundial es, por lejos, la República Popular China, que con algo más de 300 mil toneladas, acapara casi el 22% de la producción global. La producción argentina, cercana a las cien mil toneladas, se ubicó en 2005 en segundo lugar, representando el 6,8% del total mundial. Estados Unidos, Turquía, Ucrania, México y Rusia son otros jugadores de importancia en el mercado mundial de miel.
Los siete países mostrados en el gráfico concentraron el 52,1% de la producción mundial en 2005. Otros productores importantes son India, España, y Canadá.
El distinto nivel de consumo per cápita en cada uno de los países, sumado a los diversos tamaños de sus respectivos mercados internos, determinan que el perfil de países exportadores difiera en forma significativa del presentado para los países productores. Del total producido a nivel mundial en 2004, sólo el 28,2% fue comercializado internacionalmente, siendo destinado el resto de la producción al consumo doméstico. Del Gráfico 14.3 puede inferirse la participación que cada país tuvo en las exportaciones mundiales de miel en 2004, que sumaron un total de 386 mil toneladas.
China exportó 86,41 miles de toneladas en 2004 (un 22,4% de las exportaciones mundiales). Puede verse que dado su limitado mercado interno, la participación de Argentina en las exportaciones mundiales (16,2%) es notoriamente mayor que en la producción. Aparecen como exportadores importantes países que no figuran en los primeros lugares de la producción mundial, como Alemania, Brasil, Vietnam y Hungría, los que en conjunto exportan 74,1 mil toneladas, algo más que las exportaciones argentinas totales.
La presencia de Alemania entre los países exportadores se justifica no por ser un gran productor, sino por su rol de intermediario en el comercio mundial de miel.
Los principales países compradores pueden verse en el Gráfico 14.4.
Es Alemania el país que más compras realiza a nivel mundial (89,12 miles de toneladas), seguido de cerca por Estados Unidos (81,67), y más atrás por Japón (47,59).
14.1.2. Situación argentina
La posición de Argentina en el mercado internacional como segundo exportador mundial es digna de resaltarse. Esto es así porque la miel argentina debe enfrentar fuertes barreras arancelarias y para-arancelarias para ingresar a los mayores mercados consumidores del mundo. Para entrar a la Unión Europea, por ejemplo, la miel procedente del país debe abonar un arancel del 17%, mientras que el arancel a la miel mexicana es del 8%. La miel argentina, además, debe competir con la miel producida en los países de Europa del este recientemente ingresados a la Unión Europea. Ellos tienen, claro está, libre circulación dentro de las fronteras de la Unión, y representan una competencia difícil de contrarrestar por parte de los apicultores argentinos. Por otro lado, ineficientes apicultores de algunos países europeos reciben fuertes subsidios a la producción.
A los inconvenientes para ingresar a la Unión Europea se suman los existentes para acceder al segundo mercado importador del mundo, los Estados Unidos. Desde diciembre de 2001, Estados Unidos aplica «derechos antidumping» de entre el 27% y el 55% (según la empresa exportadora), y «derechos compensatorios» (a todas las empresas, por supuestos subsidios de parte del gobierno) del 5,75%. Tanto el gobierno argentino como los exportadores interesados pueden solicitar anualmente la revisión de estos derechos al Departamento de Comercio de los Estados Unidos. De hecho, cinco exportadores participaron con éxito de la primera Revisión Administrativa anual de los derechos antidumping; mientras que el gobierno argentino logró reducir el derecho compensatorio al 0%. Por su parte, seis de las siete empresas que participaron de la segunda Revisión Administrativa anual demostraron que no existe dumping.1
Ello abre nuevamente el mercado de ese país a la miel argentina que, sin embargo, sintió el impacto: de las más de 44 mil toneladas exportadas en 2000 a ese país, se exportaron apenas 4 mil en 2003 y 2004. Hoy, de las alrededor de 100 empresas exportadoras, sólo seis de ellas pueden exportar libres de aranceles, o con aranceles mínimos. Para las demás, el arancel establecido es del 30,24%, lo que virtualmente les impide vender en ese mercado.
El Gráfico 14.5 acusa el impacto que representó para las exportaciones argentinas de miel los problemas de ingreso al mercado norteamericano. Sin embargo esa no es la única (ni la principal) razón de la fuerte caída de las ventas externas durante 2003 y 2004. En esa época, diversas muestras de miel argentina enviada a la Unión Europea resultaron estar contaminadas con nitrofuranos 2, lo que causó una profunda crisis en el sector apícola nacional, que se vio impedido de colocar toda su producción en los mercados externos.
La crisis de los nitrofuranos fue felizmente superada. En 2005 se alcanzó el récord de volumen de exportaciones, con 106 mil toneladas, mientras que 2003 marcó el récord de valor, con US$160 millones. El precio promedio del kilogramo de miel en 2005 fue de US$1,19, por debajo de los US$2,28 promedio de 2003.
Los determinantes principales del precio internacional son la producción china y la capacidad de la miel de ese país de entrar a los mayores mercados de consumo, entrada que muchas veces se ve vedada por cuestiones sanitarias. El fracaso o éxito de una cosecha china, y el cierre o apertura de mercados para la miel de esa procedencia genera enormes y poco predecibles fluctuaciones de precios.
1 Informe Apícola No97 (mayo de 2005). SAGPyA.
2 Sustancia definida como de «tolerancia cero» por SENASA.
No existe ningún tipo de mercado futuro en el cual los apicultores puedan cubrirse de esas bruscas fluctuaciones, ni un mercado estandarizado mundial cuyo precio funcione como precio de referencia. Es decir, la miel no está «commoditizada» en los mercados internacionales. Ello representa una clara debilidad estructural de la cadena mundial de miel.
Argentina posee una ventaja geográfica en lo que respecta al mercado de la miel: se ubica en el hemisferio contrario a los principales países productores y consumidores. Ello le permite producir y vender su producción en contraestación con el hemisferio norte, aprovechando los precios más altos de la primavera boreal.
El país compite principalmente con China en el mercado de precios, y con México en el mercado de calidad. 3
Argentina exporta mayormente miel a granel (98% del total exportado), es decir, no fraccionada. La miel exportada es también en su mayor parte multifloral, esto es, no diferenciada según el tipo de flor que brinda el néctar con el cual las abejas producen la miel. Avanzar en la producción a gran escala de mieles diferenciadas y colocar internacionalmente productos fraccionados sería una forma de agregar valor a la producción apícola nacional. El esquema de retenciones diferenciales que el gobierno aplica sobre la miel a granel y la miel fraccionada tiene como objetivo incentivar la producción de miel fraccionada, de mayor valor agregado. Las retenciones sobre la miel a granel son del 10%, mientras que la alícuota sobre la miel fraccionada es del 5%.
Los dos grandes compradores del mercado mundial de miel son también los dos principales destinos de las exportaciones argentinas, como puede apreciarse en el Gráfico 14.6. Alemania y EE. UU. acaparan la mitad de las ventas externas. El resto se reparte principalmente entre diversos países de la Unión Europea.
Dado el reducido tamaño de su mercado interno, Argentina exporta alrededor del 95% de su producción. El consumo interno per cápita en Argentina se ubica entre los 180 y 200 gramos por habitante por año, por debajo del promedio mundial (220 gr/hab/año), y muy alejado de países como Nueva Zelanda (2,5 kg/hab/año), Austria (1,6 kg/hab/año), Suiza (1,4 kg/hab/año), o Alemania (1 kg/hab/año)4.
3 Dirección Nacional de Alimentos. Área Apícola
4 FAOSTAT, datos correspondientes al año 2004.
El Cuadro 14.1 detalla la cantidad de colmenas y productores en cada una de las provincias argentinas. Puede observarse la preeminencia de la provincia de Buenos Aires, que concentra 41% de las casi 4 millones de colmenas del país. La siguen Entre Ríos (17%), Santa Fe (11%), Córdoba (10%), y La Pampa (7%). Las provincias con mayor cantidad de colmenas son también las que presentan mayor cantidad de colmenas por productor, a excepción de Tucumán.
Recuadro 14.1: Habitantes de la colmena y producción de miel
Se estima que en el mundo existen más de 25.000 especies de abejas. Sólo entre 8 y 10 de ellas son del género Apis mellifera, la que produce miel comestible.
Una colmena de abejas cuenta con 3 clases de abejas: la abeja reina, las obreras, y los zánganos. Las dos primeras son hembras, mientras que los zánganos son machos.
Cada colmena cuenta con entre 30 mil y 60 mil abejas. Las abejas obreras constituyen casi la totalidad de la población de una colonia. En su nacimiento todas las abejas hembras (reina y obreras) son genéticamente iguales. Lo que diferencia a unas de otras es su alimentación durante el período de incubación. Las obreras son alimentadas los tres primeros días con jalea real, y los restantes 18 días son alimentada con papilla larval (una mezcla de néctar y polen producida por las propias abejas). La reina, en cambio, es alimentada durante todo el proceso con jalea real, lo que le permite ser más grande y desarrollar un aparato reproductor.
La tarea de la reina es procrear constantemente durante toda su vida. Es fecundada una sola vez, cuando vuela fuera de la colmena como reina joven. A partir de ese momento, deposita continuamente huevos en celdas de cera, de las cuales nacerán las abejas que poblarán la colmena.
Las abejas obreras emprenden diversas tareas desde su nacimiento. Al principio se ocupan de limpiar las celdas donde la reina deposita los huevos. Más tarde, desarrollan glándulas hipofaríngeas, las cuales le permiten producir jalea real, con lo cual se transforman en abejas nodrizas. Una vez atrofiadas las glándulas hipofaríngeas, comienzan a desarrollarse las glándulas ceraras. Estas glándulas son las encargadas de producir la cera con la cual reparan y construyen las celdas. A partir de los 18 o 20 días de edad, la abeja obrera está capacitada para dejar la colmena en busca de néctar, polen, y agua.
En esta etapa, la abeja obrera se denomina «pecoreadora». El néctar que transporta en su buche se mezcla con su saliva, que contiene invertasa. Ésta es una encima que permite transformar la sacarosa del néctar en fructosa y glucosa. La abeja pecoreadora pasa lo obtenido a una abeja almacenista, quien también lo deposita en su buche, aumentando la concentración de invertasa. El proceso continúa a través de distintas abejas almacenistas. La última de ellas deposita el fluido convertido en miel en una celda. Durante todo el proceso, el contenido de agua del néctar se reduce desde un 70-92% hasta un 17% aproximadamente. La invertasa se desintegra totalmente, por lo tanto, la miel sale sin ningún rastro de su paso por el buche melario.
El último habitante de la colmena es el zángano, quien nace de huevos no fecundados. Es decir, es hijo de la reina y no tiene padre. Son machos y su principal actividad dentro de una colmena es fecundar a la reina cuando ésta vuela en vuelo nupcial. El zángano muere apenas después de fecundar a la reina.
Fuentes: IIE en base a National Honey Board, «La vida en una colmena» Alojz Kavcic (disponible en www.agroparlamento.com/agroparlamento/notas.asp?n=1965. ) y Portal Apícola.
14.2 El cluster apícola en Maciá
14.2.1 Maciá
Maciá es una pequeña ciudad del centro de la provincia de Entre Ríos, distante 180 km. de Paraná y 350 km. de Ciudad de Buenos Aires. Ubicada a 63 metros sobre el nivel del mar, es la segunda ciudad en importancia del departamento Tala, después de Rosario del Tala.
Maciá nació como estación de ferrocarril en 1899. A pesar de ello, desde 1997 ningún tren para en su estación. Ello, sumado al hecho de no ubicarse sobre ninguna ruta de importancia, confina a sus 7500 habitantes a un relativo aislamiento que define su particular idiosincrasia. La mayoría de esos habitantes son descendientes de corrientes inmigratorias, principalmente de rusos-alemanes, italianos, y judíos.
La geografía de la zona es de suaves ondulaciones, típicas de la mayor parte de la provincia de Entre Ríos. Sus suelos son fértiles y están surcados por arroyos que forman parte de la cuenca del río Gualeguay. La flora autóctona se concentra en pequeños bosques de especies como Espinillos, Algarrobos, Palma Cananday, Chañar, Brea, Ñandubay y Tala.
14.2.2. El cluster apícola.
En este marco se desenvuelve un cluster apícola incipiente. Nacido espontáneamente a partir del esfuerzo emprendedor de sus habitantes, hoy muestra con orgullo un nivel de desarrollo poco común para una localidad pequeña y relativamente aislada.
Las actividades relacionadas con la apicultura en Maciá, presentan todas las características principales de un cluster 5. La primera de ellas se refiere a la proximidad geográfica. Toda la cadena productiva, y las actividades relacionadas que le dan forma al cluster, se desarrollan en un espacio de apenas 60 mil hectáreas. De este modo, el requisito de proximidad es ampliamente cubierto por el cluster apícola en Maciá.
Otra característica es el entramado de red que describe las relaciones entre los diversos actores. En la apicultura de Maciá, las relaciones productivas no se limitan a una interacción proveedor-cliente, sino que están mucho más abiertas a otros actores. La cadena apícola interactúa con el medio social en el que se desenvuelve, siendo a su vez motor y beneficiario del proceso de desarrollo por el que atraviesa la ciudad.
La tercer característica propia de un cluster es la especialización. En Maciá cada miembro de la cadena apícola se centra en una actividad propia, diferenciada de las demás. La especialización de cada agente no implica autarquía o independencia de los demás actores; todo lo contrario: exacerba la simbiosis y el carácter de imprescindible de las relaciones entre ellos.
Finalmente, la innovación es la última característica intrínseca de un cluster. Innovación no sólo se refiere a nuevos productos, sino también a nuevas formas de hacer los mismos productos; es decir, incluye innovaciones de proceso, además de innovaciones de producto. El concepto está muy relacionado con los procesos de aprendizaje que se dan dentro de una empresa, entre empresas, y entre cualquier agente que de alguna manera u otra forme parte del cluster. Entendiendo a la innovación como la clave de un cluster, y a los procesos de aprendizaje como la clave de la innovación, se pone en evidencia la íntima relación que existe entre un cluster y los procesos de aprendizaje. El conocimiento -ya sea tácito o articulado- que circula entre los distintos agentes, es lo que permite hacer mejores cosas y descubrir nuevas maneras de hacer las cosas. Es en definitiva lo que dota de dinamismo y competitividad a un encadenamiento productivo. Como se verá, en Maciá estos procesos de aprendizaje son primordialmente de carácter informal, y el conocimiento que circula entre los agentes, tácito.
La producción de miel en Maciá logró la escala e importancia suficientes como para generar eslabonamientos productivos hacia atrás y adelante. Hacia atrás, logró el desarrollo de actividades vinculadas con el suministro de insumos para la producción. Hacia delante, todo lo relacionado con el procesamiento de la miel y su posterior comercialización, para el mercado interno o de exportación. Toda la cadena productiva se encuentra íntimamente relacionada, enmarcada en un contexto sustentado en instituciones de apoyo que corrigen fallas y brindan fluidez a las relaciones entre los agentes.
14.2.2.1 Insumos
Para producir miel se necesitan básicamente los siguientes insumos: abejas reina para que den inicio a la población de la colonia, cajones de madera para la producción, y trajes y herramientas para el manejo de la colmena.
Las colmenas modernas consisten en cajones de madera apilados, cada uno de los cuales contiene entre 8 y 10 bastidores de madera. Cada bastidor posee una fina capa de cera, sostenida por dos o tres líneas de alambre tensado. Cada lámina de cera está estampada con infinidad de marcas hexagonales, sobre las cuales las abejas obreras construyen sus celdas. Es en estas celdas donde las abejas depositan la miel.
5 Definidas en «Cadenas, Redes y Clusters», AACREA.
Los cajones son producidos enteramente en Maciá. Muchos de ellos son elaborados por los propios productores, pero existe una carpintería especializada en su producción . La carpintería se dedicaba inicialmente a la producción de muebles varios, sin embargo, la dimensión que fue adquiriendo la apicultura reconvirtió la actividad principal de la carpintería, especializando a sus tres empleados en la producción de insumos apícolas.
Gran parte de la materia prima utilizada en la producción de cajones son desechos de la industria artesanal de platos y mates de madera La madera que no es lo suficientemente buena para ser utilizada en esa industria, es aprovechada por la carpintería para la producción de cajones apícolas. Lo que permite aprovechar la madera «imperfecta» en la producción de cajones es la capacidad de las abejas de cerrar cualquier grieta y sellar cualquier imperfección mediante la aplicación de propóleo (ver Cuadro 14.2). De este modo, la asepsia de la colmena queda garantizada por la acción de las abejas.
Como se dijera anteriormente, la colmena está compuesta por cajones apilados, con una base y un techo. La base y el techo requieren una dureza especial, es por eso que por lo general se confeccionan con madera de algarrobo. Los cajones y bastidores se elaboran con madera de eucalipto. Los cajones pueden ser de alza estándar (alrededor de 30cm. de alto), 3/4 o 1/2 alza. El alza estándar es el tamaño tradicional, pero actualmente se utilizan mucho cajones de 1/2 alza por practicidad de manejo. Un cajón de alza estándar cuesta alrededor de $12 pesos, pero el valor depende mucho también del volumen del pedido. El apicultor utiliza un cajón durante 3 o 4 años si el mantenimiento no es el adecuado. De realizarse tareas regulares de acondicionamiento, su vida útil puede extenderse tres o cuatro veces.
La época de mayor trabajo para la carpintería es el invierno. En esta estación los grandes apicultores de la zona realizan sus pedidos para la campaña venidera, encargando a veces 200 o 300 cajones de una vez. Los pequeños apicultores realizan pedidos a lo largo del año, incluso en plena cosecha. La gran demanda de cajones hace que en ocasiones el tiempo entre el momento del pedido y la entrega sea de dos meses.
Las abejas reina son otro insumo clave en la producción melífera. En ocasiones una nueva reina es producida en una colonia en forma natural. Para que ello ocurra, deben darse alguna de las siguientes condiciones: que la reina muera, que la colonia se disponga a enjambrar 6, o que la reina sea muy vieja y que no ponga muchos huevos. Sin embargo, es recomendable reponer las reinas artificialmente por otras más jóvenes cuando la productividad de la antigua reina comience a mermar. Ello hace que las colonias sean más productivas, dóciles y saludables. Con el cambio anual de reinas la productividad aumenta, pues una reina menor a 12 meses pone 30% más huevos que una mayor.
El proceso de cría de abejas reina comienza con el translave. Consiste en el traspaso de una larva desde una celda de panal hacia una celda artificial, que puede ser de plástico o cera natural. Ello se realiza con una aguja de traslave. Las celdas artificiales conteniendo las larvas son colocadas en bastidores de madera que son introducidos en una colonia criadora, huérfana (sin una reina) y poblada con obreras jóvenes. Allí adentro se desarrollan las celdas reales. Una vez desarrolladas, proceso que toma unos 10 u 11 días, las celdas reales son introducidas en un «núcleo de fecundación», básicamente una minicolmena huérfana. Desde allí, transcurrido uno o dos días, las reinas vuelan para ser fecundadas y regresar a poner huevos, en que son cosechadas.
En Maciá existe un productor comercial de reinas, proveedor de muchos apicultores de la zona. Otros apicultores crían reinas para autoconsumo y venden sus excedentes. Actualmente una reina fecundada puede colocarse en el mercado a unos $25 o $30. También pueden venderse las celdas con larvas, a un precio de $3.
6 Una colonia enjambra cuando una reina con varias obreras se mudan de una colmena para formar otra en otro lugar, dejando a la colmena original con menos integrantes. Este accionar ocurre más frecuentemente en colonias de abejas «africanizadas» – una subespecie de abeja particularmente defensiva.
Para la producción apícola se hace necesario el uso de trajes adecuados y herramientas de manejo de colmenas. Los trajes cubren todo el cuerpo, y son confeccionados en tela gruesa, para evitar que los aguijones de las abejas alcancen la piel del apicultor. Para la cabeza se utiliza una especie de sombrero que posee un velo en el rostro, lo que le brinda al apicultor la visibilidad necesaria para realizar sus actividades. Dado que la cosecha se realiza bajo las altas temperaturas de los meses de verano, muchos apicultores experimentados restringen el uso de los trajes protectores al mínimo. Sin embargo, su uso se torna imprescindible en colonias africanizadas, más defensivas que las tradicionales.
No existe en Maciá una casa dedicada exclusivamente a la producción comercial de trajes protectores. Los mismos deben adquirirse fuera de la ciudad, ser confeccionados por los propios apicultores, o adquirirse a pedido a alguien que los confeccione artesanalmente. Las herramientas pequeñas para el manejo de la colmena tampoco son producidas comercialmente en Maciá, ni existe en la ciudad un comercio que centralice la venta de estos insumos (herramientas y trajes). Este es quizás, el eslabón más débil de la cadena apícola en Maciá.
14.2.2.2 Producción
El principal eslabón de la cadena apícola es la producción de miel. Se estima que en Maciá existen unos 300 apicultores (el 7% del total entrerriano) y un total de 60 mil colmenas, lo que arroja un promedio de 200 colmenas por apicultor (superior al promedio provincial). Sin embargo no todos los apicultores poseen la misma cantidad de colmenas, existiendo un par de productores de magnitud. El resto está a cargo de explotaciones de poco tamaño. El rinde por colmena es de entre 30 y 40 kg de miel, muy por encima de la media europea de unos 16 kg.
La productividad de la colmena depende de varios factores, entre los que sobresalen la buena alimentación y salud de la colonia, y la calidad de la abeja reina. La buena alimentación está fuertemente atada al clima: en épocas de sequía la floración es reducida, siendo reducido también el néctar que las flores tienen para ofrecer. En esos casos se hace necesario el suministro de suplementos alimenticios. En lo que respecta a la salud, las buenas prácticas7 y el monitoreo periódico de la colmena sirven para prevenir y detectar tempranamente cualquier tipo de contaminación o enfermedad de la colonia. El cuidado no es difícil; la miel es un producto noble, que sujeto a buenas prácticas no se contamina. En cuanto a la calidad de la abeja reina, como se dijera en el apartado anterior, su reemplazo frecuente por reinas jóvenes incrementa notablemente la productividad.
La producción en Maciá, al igual que en la Argentina, experimentó un boom a partir de la devaluación de principios de 2002. El salto del tipo de cambio coincidió con un pico en los precios mundiales de la miel, lo que rápidamente atrajo recursos hacia la actividad, que impulsaron el vertiginoso crecimiento de la apicultura nacional.
La cosecha de miel se extiende entre los meses de noviembre y abril, con un pico en el mes de marzo. En países como los Estados Unidos, alrededor de la mitad de los apicultores son «migratorios». Es decir, viajan siguiendo las temporadas de los distintos cultivos. Allí, alquilan sus colmenas a los productores agropecuarios, quienes se ven beneficiados por el servicio polinizador que brindan las abejas. Y este servicio dista de ser trivial: en un estudio de 1999, la Universidad de Cornell calculó que el servicio de polinización de parte de las abejas aumenta el valor de la producción agrícola en US$14 mil millones anuales8. Ello sólo tomando en cuenta el aumento en los rindes y la calidad de las cosechas agrícolas. En Maciá la situación es distinta. En muchos casos son los apicultores quienes pagan a los productores agropecuarios para que les permitan colocar sus colmenas cerca de los cultivos. Además, la tarea de los apicultores se ve dificultada por el proceso de «sojización»por el que atraviesa el país.
7 Establecidas en Res. SENASA No233/98. SAGPyA editó recientemente un libro titulado «Guía de Buenas Prácticas Apícolas y de Manufactura», en el que se dan recomendaciones al respecto.
El avance de la soja, en detrimento de pasturas y otros cultivos más amigables con la actividad apícola, representa una amenaza a la cadena. Las perspectivas abiertas al cultivo de colza a partir del boom de los biocombustibles (ver capítulo 7), representan una gran oportunidad para la apicultura. Las flores amarillas de esta oleaginosa son una buena fuente de néctar a comienzos de la primavera. Se estima que una hectárea cultivada con colza podría sostener la producción de hasta diez colmenas.
La miel característica de Maciá es la de chilca. Se estima que alrededor del 60% de la miel de la zona procede de esa planta. Esta miel es de color blanquecino-amarillo, de sabor muy dulce y de rápida cristalización. Otra miel de importancia en la región es la de katay.
Sin embargo, la miel comercializada desde Maciá es multifloral. Una miel es monofloral cuando procede primordialmente de flores de una misma familia, género o especie, y posea características sensoriales, fisicoquímicas y microscópicas propias. Asimismo es multifloral, cuando no puede determinarse de que familia, género o especie procede. Para determinar si una miel es mono o multifloral se realiza un análisis palinológico (recuento de polen). Según las normas IRAM, para que una miel sea reconocida como monofloral, el 45% del polen encontrado en la misma debe provenir de una flor determinada. Las excepciones son: citrus (10% a 20%), eucalipto (70%), y alfalfa (20%). Avanzar en los esfuerzos por comercializar miel monofloral – mejor pagada en los mercados internacionales – es un desafío para todo el cluster apícola de Maciá.
Cuadro 14.2: Los productos de la colmena
A pesar de ser el producto de la colmena más conocido y comercializado, la miel no es lo único que las abejas tienen para ofrecer. Otros 5 productos completan la diversificada oferta apícola:
• Cera:Es producida por las glándula ceraras de las abejas obreras jóvenes. Esta compuesta por esteres, hidrocarburos, ácidos y alcoholes. Las abejas la utilizan para realizar las celdas de la colmena.
Contiene 68 veces más vitaminas que la carne bovina. Tiene propiedades impermeables, emolientes, cicatrizantes, y anti-inflamatorias. Es ampliamente utilizada en industrias de cosméticos.
• Jalea Real: Es producto de la secreción de dos glándulas epifaringias de las abejas. Contiene Vitaminas B, C, D, y E; lipoproteínas, encimas, hormonas, etc. Es conocida como «leche de abejas», por ser el alimento de todas las abejas en los primeros días de vida, y de la reina durante toda su vida. Es el alimento más concentrado de la naturaleza, por su equilibrado conjunto de vitaminas, minerales y elementos vitales. No necesita de la digestión, es totalmente asimilable y pasa directamente a la sangre para enriquecer los tejidos de reposición y de crecimiento.
• Propóleo:Es una sustancia resinosa que las abejas obtienen a partir de las cortezas de algunos árboles. La abeja la recoge y transforma. Posee gran cantidad de propiedades. Las abejas lo utilizan para desinfectar la colmena, sellar grietas y embalsamar intrusos que no puede expulsar por su tamaño.
Es lo que garantiza la total asepsia de la colmena.
• Polen:No es producido por las abejas, sino recogido de las corolas de las flores y transportado
hasta la colmena. Es una alimento altamente nutritivo, compuesto principalmente por proteínas y glúcidos. Es un buen complemento de la alimentación humana.
• Apitoxina:Es el veneno producido por las abejas. Es altamente tóxico. Para obtener 1g de veneno seco, es necesario recolectar la apitoxina de alrededor de 10 mil abejas. Posee reconocidas propiedades para la prevención y el tratamiento natural de la artritis, esclerosis y reumatismos.
Fuente: IIE en base a www.api-guia.com.ar.
14.2.2.3. Extracción
Los productores apícolas, en época de cosecha, transportan sus colmenas hacia algunas de las dos salas de extracción con las que cuenta la ciudad. Estas salas deben cumplir con estrictos estándares de certificación sanitaria por parte del Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (SENASA). En ellas entran los cajones y se pesan. Luego los bastidores son extraídos y colocados en una máquina centrífuga de acero denominada «extractor». La fuerza centrífuga libera la miel de las celdas, dejando al bastidor sólo con cera, y a la miel adherida a las paredes del extractor. Una vez finalizado el proceso, el cajón es pesado nuevamente, pagándose al productor la diferencia de peso a precio de miel. En cuanto a la cera del bastidor, las salas de extracción también se encargan – a pedido del productor – de recuperar aquella no apta para un nuevo uso. Para ello colocan los bastidores en un recipiente en el que derriten la cera, entregando un porcentaje de la misma al productor, quien se encarga de llevarla a un lugar en el que la estampen. El porcentaje de cera que queda para la sala de extracción puede ser comercializado en alguna de las muchas industrias que la procesan a nivel nacional.
La miel extraída es depositada en grandes decantadores de acero, donde es estacionada por un tiempo prudencial. Una vez que decanta, la miel es precalentada (para volverla más maleable) y vertida en una batea de homogeneización. En ella, el producto es mezclado a los efectos de homogeneizar su composición, pues la miel depositada en los decantadores procede de distintas colmenas con mieles de distintas características, pues como se dijera, la miel comercializada desde Maciá es multifloral.
Finalizada la homogeneización, el contenido de la batea pasa por una serie de filtros (encargados de eliminar excesos de polen) y pasteurizadores (que dilatan la cristalización). Dependiendo del mercado de destino, puede filtrarse varias veces. El mercado norteamericano, por ejemplo, requiere «miel filtrada» (sin restos de polen), por lo que el producto enviado hacia aquel país debe ser filtrado varias veces.
Como se dijera, la producción y extracción de miel debe cumplir con estrictas medidas de sanidad y trazabilidad, establecidas en normas y resoluciones de la Secretaría de Agricultura, Ganadería Pesca y Alimentos de la Nación (SAGPyA), y el SENASA. Para ello, además de los estándares que deben cumplir las salas de extracción, el SENASA toma muestras de toda la miel que será posteriormente comercializada. Los análisis son, sin embargo, realizados fuera de Maciá, en laboratorios especialmente habilitados por SENASA. Cuatro de ellos se encuentran en Bahía Blanca y otros cuatro en Buenos Aires. Otros análisis deben ser realizados exclusivamente en Xenobióticos, un laboratorio privado de Buenos Aires. Ello genera costos extra que podrían ser evitados.
Todo el equipamiento y maquinaria presente en las salas de extracción es producido en Maciá: extractores, bateas de homogeneización, y decantadores. El acero con el que se confeccionan es traído desde Buenos Aires, pero toda la industrialización del mismo se desarrolla en la ciudad, en la empresa «Apícola Maciá». La fábrica, para desarrollar eficientemente su actividad, recurre al asesoramiento técnico del Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI). Los equipos y maquinarias producidos, claro está, deben estar sujetos también a las normas y reglamentos de SENASA y SAGPyA. La empresa comercializa sus productos no sólo en Maciá, sino también a nivel nacional. Para ello se hace presente en diversas exposiciones apícolas del país.
14.2.2.4. Comercialización
La miel, una vez extraída, decantada, homogeneizada, filtrada y pasteurizada, tiene dos destinos: el mercado interno y la exportación. Las dos salas extractoras de la ciudad exportan a granel, pero sólo una de ellas posee equipos de fraccionamiento para colocar miel fraccionada en el mercado interno.
«Mieles Entrerrianas», la empresa que fracciona miel en Maciá, utiliza en su sala de envasado máquinas fraccionadoras procedentes de Rafaela, Santa Fe, ya que las mismas no son producidas en la ciudad. La miel es fraccionada en envases de plástico y destinada al mercado interno. La falta de «cultura melífera» del consumidor argentino le hace creer que la miel líquida es mejor que la cristalizada, algo que no es cierto. Por esta razón, gran parte de la miel comercializada internamente por parte de Mieles Entrerrianas es un «alimento a base de miel», compuesto en un 50% por jarabe. En Argentina esta práctica está permitida (siempre y cuando sea debidamente aclarado en la etiqueta del envase), estando prohibida en algunos países del mundo. La miel fraccionada es embalada en cajas de cartón producidas en Paraná, y luego enviada desde Maciá hacia los principales centros consumidores del país.
La mayor parte de la producción melífera de Maciá es, sin embargo, exportada. La exportación es un claro ejemplo de la asociatividad empresaria existente en la ciudad: 12 productores están asociados para exportar con la licencia de uno de ellos.
La miel de exportación es vertida en grandes tambores de metal, cada uno de los cuales cobija alrededor de 300 kg. de miel, es decir, la producción de unas 8,5 colmenas de rinde promedio. Los tambores son cargados en grandes contenedores en los que entran 60 tambores. Los contenedores son enviados directamente hacia el puerto de Buenos Aires en camión, en donde se realizan todos los trámites aduaneros pertinentes y se despacha la mercadería hacia el exterior.
Los tambores no son producidos en Maciá, siendo mayormente comprados a empresas de Buenos Aires. Ellos deben cumplir estrictas especificaciones técnicas establecidas en la Resolución 121/98 de SAGPyA. Deben ser «de primer uso», deben estar confeccionados con un hierro particular, tener un revestimiento interior y exterior preestablecido, y contar con dos zonas planografiadas de acuerdo a la Figura 14.1. Todo ello para garantizar el cierre hermético de los tambores, impedir la contaminación de la miel, y determinar la procedencia de cada lote en caso de descubrirse algún problema sanitario.
Según la misma resolución, pueden también utilizarse tambores reciclados a nuevo, con un procedimiento evaluado y autorizado por SENASA.
Una gran deficiencia en la comercialización de miel es el sistema de pago. La carta de crédito no se utiliza.
Se paga al exportador el 80% (o 70%) del monto de la venta contra documento de embarque y el restante 20% (30%) cuando la mercadería llega a los destinos de ultramar. Entre el momento en que la mercadería deja Maciá y es despachada en buque transcurren unas 3 semanas. Y entre ese momento y el recibo de la mercadería por parte del cliente, otros 2 meses. Es decir, el exportador recibe la totalidad del importe de la venta casi tres meses después de despachada la mercadería, lo que le ocasiona dificultades financieras. Ello es, sin duda, un factor limitante de las potencialidades de desarrollo futuro del cluster apícola en Maciá.
14.2.2.5. Instituciones de apoyo
Todo cluster cuenta con una infraestructura institucional que sirve de apoyo a la actividad principal. La misma es parte integrante del cluster, dedicándose no a la producción, sino facilitando la actividad de los empresarios que se desempeñan a lo largo de la cadena de produccióncomercialización. Estas instituciones tienen múltiples roles dentro de un cluster, y poseen una relevancia capital; la calidad y alcance de ellas pueden determinar el éxito o fracaso de un cluster determinado. De este modo, instituciones de apoyo eficientes y relacionadas íntimamente con la cadena, realzan las sinergias del complejo productivo, lubricando las relaciones entre los agentes y solucionando fallas de mercado que atentan contra la competitividad del cluster. Por otro lado, instituciones inexistentes o ineficientes pueden echar por la borda cualquier ventaja comparativa con que pudiera contar el cluster, actuando como un lastre para su desarrollo.
Maciá cuenta con ejemplos de ambos tipos. Dentro de las primeras pueden contarse las diversas instituciones de capacitación técnica. Probablemente la principal sea el C.E.N.T. Nº 50.
Ésta institución terciaria cuenta con un interesante sistema de capacitación adaptado a las necesidades de la ciudad. Otorga titulaciones técnicas en determinada área durante tres años, cambiando luego de orientación por tres años más, y así sucesivamente. De este modo se aseguran cubrir dos necesidades de la comunidad. Por un lado la capacitación de técnicos en diversas áreas productivas, ya que no es la apicultura la única actividad de relevancia en Maciá, destacándose también la avicultura y la producción de lácteos. Por el otro, se aseguran de no formar demasiados técnicos en un área determinada, lo que podría redundar en desempleo. En la actualidad, la escuela está precisamente formando técnicos en apicultura. A nivel medio, la Escuela Agrotécnica Nº 51 cuenta también con una rama orientada a la apicultura Gracias a la labor de la Secretaría de Producción Municipal, la tarea de formación de la Escuela Agrotécnica fue complementada con el aporte del Programa de Desarrollo Integrado de la Agricultura (PROAPI), en la órbita del INTA. El PROAPI envió a los mejores promedios de la Escuela Agrotécnica a la Universidad del Centro de Buenos Aires, en Tandil, asegurándose la formación de profesionales competentes en la materia.
La ya nombrada Secretaría de Producción Municipal realiza una impecable tarea en lo que se refiere al apoyo e integración de toda la cadena. Es la encargada de coordinar el accionar de los distintos actores, y en su seno se desenvuelve la Unidad de Desarrollo Local, que involucra a la propia Secretaría, al INTA, a la Escuela Agrotécnica, y al Programa Social Agropecuario (PSA) de SAGPyA.
En lo que respecta al apoyo financiero, existen algunas líneas crediticias desde la nación. El programa de financiamiento del PSA es un ejemplo: con fondos del Banco Interamericano de Desarrollo, se financian las inversiones destinadas a fortalecer los encadenamientos productivos.
Si el inversor es exitoso, debe devolver sólo el 50% del capital. Sin embargo, el financiamiento es un aspecto que limita las posibilidades del cluster de explotar todo su potencial. El crédito bancario es limitado, y el acceso restringido. Como se explicara anteriormente, los desfasajes entre el envío de la mercadería y el cobro, requieren una importante inversión en capital de trabajo, para el cual es difícil obtener financiación.
El esfuerzo mancomunado entre los sectores público y privado permiten la realización anual de las jornadas apícolas «Expo Maciá», el último fin de semana entre marzo y abril. Visitantes de todo el país (e incluso del extranjero) visitan Maciá, presenciando conferencias y exposiciones y participando de las rondas de negocios llevadas a cabo en ese marco. Expo Maciá es la fiesta que resume el espíritu vivo y emprendedor de los maciaenses, y reúne a todos los actores de un cluster que es un ejemplo de la integración y cooperación indispensables para alcanzar competitividad en la economía global.
Como se dijo a lo largo del presente capítulo, el cluster apícola en Maciá no carece de debilidades. Entre ellas pueden nombrarse la producción y comercialización de insumos básicos (como los trajes protectores y las herramientas de manejo de colmenas), problemas de acceso al financiamiento, o la centralización de análisis químicos en Buenos Aires. Por otro lado, dada la proximidad territorial de los actores y los pocos habitantes con que cuenta Maciá, las relaciones contractuales suelen ser de carácter informal, tácitas, basadas en la confianza mutua. Ello, claro está, lubrica y le brinda mayor dinamismo al sistema, pero puede transformarse en un factor limitante de sus posibilidades futuras de expansión.
Por otro lado, diversos factores impiden que las potencialidades de agregar valor a la producción sean explotadas en su plenitud. Ello se lograría, por ejemplo, exportando miel monofloral, miel fraccionada, panales, miel orgánica, o incluso aprovechando más los otros productos que la colmena tiene para ofrecer. En este sentido, algunos apicultores podrían especializarse en la producción de propóleos, jalea real, o apitoxinas, diversificando la oferta apícola de Maciá.
El primer paso para solucionar problemas de un cluster es elaborar una descripción detallada de la realidad del encadenamiento, identificando de ese modo sus eslabones más débiles. Este capítulo pretende ser un aporte en esa dirección.