LOS DESAFOS DE LA ECONOMA ARGENTINA EN LAS PRÓXIMAS DÉCADAS

CAPÍTULO 1: LOS DESAFIOS DE LA ECONOMIA ARGENTINA EN LAS PROXIMAS DECADAS

Argentina debería fijarse objetivos de largo plazo en el contexto de un plan estratégico suficientemente consensuado, construyendo una organización económica y social que permita su ubicación competitiva en el mundo, dejando de lado planteos excesivamente cortoplacistas o iniciativas extemporáneas de dudosa implementación y alejadas de la realidad global. Para ello es necesario identificar, definir y poner en pleno funcionamiento lo que se podría denominar factores estratégicos de cambio que actuarían en forma coordinada con el propósito de «rescatar» las oportunidades perdidas en un entorno mundial que es cada vez más favorable. Son demasiadas las condiciones económicas a favor como para desperdiciarlas, especialmente cuando la responsabilidad va más allá de las propias fronteras y comprometen a una región que requiere el protagonismo de Argentina.

1.1 Introducción

El análisis sobre las perspectivas económicas de Argentina se ha focalizado con frecuencia en considerar los aspectos coyunturales referidos a las crisis recurrentes que caracterizan al país, enfatizando el estudio de los factores que impulsan o deterioran una fase de reactivación o bien los que conducen o podrían evitar una recesión. Sin embargo, para poder identificar y desarrollar las oportunidades de una nueva inserción del país en los mercados internacionales aprovechando la demanda creciente de aquellos productos que pueden ser provistos por el país con significativas ventajas, es deseable que además de la evaluación minuciosa del ciclo económico se consideren las principales tendencias de largo plazo en la economía global.

Dicha demanda se relaciona con los insumos que requiere el proceso de producción global de una compleja oferta de bienes que se está ampliando preponderantemente en Asia para responder a la acelerada incorporación de las economías emergentes al mercado mundial y a la necesidad de reducir costos por parte de las empresas transnacionales que globalizan cada vez más su participación en las cadenas productivas. En la actualidad, Argentina se encuentra frente a un cambio importante de la economía mundial que se acelera a través del comercio y la tecnología lo cual obliga a reposicionar la sociedad en su conjunto y a fijar estrategias de participación activas. 

En este contexto, Argentina puede vender alimentos como ocurría durante la denominada etapa agro-exportadora que se inició hacia fines del siglo XIX, pero además cuenta con la posibilidad de ofrecer otros bienes y servicios con gran potencial para insertarlos en las respectivas cadenas de valor. Algunos de ellos están relacionados con los recursos naturales disponibles como es el caso de aquellos productos que provienen de la minería y del complejo energético. Otros, cuentan con el potencial de los recursos humanos e intelectuales tales como los servicios de turismo, cultura, tecnología de la información, comunicaciones, educación superior y salud, entre otros.

Una muestra del potencial del país en los nuevos escenarios mundiales puede apreciarse en los Gráficos 1.1 y 1.2, donde se compara las importaciones y exportaciones de aceite de soja proyectadas por el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA) hacia el año 2016. 

El Gráfico 1.2 muestra a la Argentina como el principal exportador de aceite de soja y el Gráfico 1.1 muestra al continente asiático como el principal comprador. La participación relativa de los dos actores más importantes del mercado se amplía hacia el final del período proyectado. Una situación similar ocurre con otros productos alimenticios en los cuales Argentina lidera o comparte el liderazgo del mercado.

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Si bien el país debería reafirmar el papel de proveedor de materias primas, es necesario que evite repetir el viejo error de vender sólo productos con bajo valor agregado confiando demasiado en la supuesta garantía de tenerlos dentro del territorio nacional sin considerar que su explotación es solamente posible mediante inversiones muy significativas. No se trata sólo de poseer petróleo en la plataforma marítima, vientos en la Patagonia para producir energía eólica o cobre en la cordillera, hace falta una costosísima infraestructura física y tecnológica, capacitación de los recursos humanos, investigación y desarrollo propio, financiamiento a un costo razonable y principalmente capacidad de innovación y adaptación competitivas.

1.2 Las oportunidades

Vale la pena detenerse en la consideración más detallada del tipo de desafío que presentarán los escenarios económicos mundiales de las próximas décadas a fin de fijar el contexto de análisis que se desarrollará en el Capítulo 2 evaluando algunos escenarios económicos hasta el año 2025.

Como fuera expresado en el subtítulo del libro El Balance de la Economía Argentina en el Año 2006, se presenta «una nueva oportunidad» para sostener en el largo plazo los buenos resultados económicos que se lograron durante los últimos cinco años cerrando un largo capítulo de la historia nacional caracterizado por el estancamiento y la volatilidad.

Tal como se afirmó, esta nueva oportunidad para el país es particularmente interesante si se tienen en cuenta los cambios que se producirán en el mundo, especialmente respecto al volumen, composición y origen de la demanda por productos argentinos. En este sentido, es útil recurrir a un reciente trabajo de Robert W. Fogel1 que proyecta hacia el año 2040 la evolución del Producto Interno Bruto (PIB) mundial y donde China tendría una participación que multiplica por tres el valor estimado para los Estados Unidos (EE.UU.). En el mismo análisis, India y el conjunto de los seis países que forman el denominado Sudeste Asiático representarían para esa fecha un PIB casi igual al del país del norte.

Estas cifras muestran un cambio histórico que señala una nueva etapa en las relaciones internacionales: en el año 2000 China tenía un producto, medido de acuerdo a la paridad del poder de compra, que era la mitad del de EE.UU.

Adicionalmente, recientes estudios realizados sobre la evolución de las economías de China e India por la consultora McKinsey indican que hacia el año 2025 se incorporarían alrededor de 1.100 millones de personas a la clase media de ambos países2.


1 Robert W. Fogel. «Capitalism and Democracy in 2040: Forecast and Speculations», junio 2007. National Bureau of Economic Research.

2 McKinsey Global Institute, «From «Made in China» to «Sold in China»: The Rise of the Chinese Urban Consumer, «The Bird of Gold»: The Rise of India´s Consumer Market .


 

Una vez más las oportunidades para Sudamérica y en especial para el Cono Sur del continente son particularmente interesantes si la región además de proveer materias primas ofrece productos con significativo valor agregado.

Desafortunadamente,

Argentina ha desaprovechado este favorable contexto debido a sus problemas de estrategia y organización a partir de una crisis de valores que deterioró la estructura productiva y la convivencia social, debilitando instituciones y conduciendo al país al estancamiento. En el Gráfico 1.3 puede apreciarse que el crecimiento argentino se ubicó en el último cuarto de siglo por debajo del promedio de crecimiento mundial a pesar de la abundante riqueza disponible y de haber mantenido un liderazgo económico y tecnológico en Latinoamérica durante buena parte del Siglo XX.

Esta situación podría cambiar por el efecto de un entorno económico muy favorable. A continuación se describirá con cierto detalle algunos de los ejemplos de los cambios que se están produciendo en el mundo y cómo éstos afectarán el futuro de Argentina. Se pondrá énfasis en las oportunidades que brinda Asia debido a la complementariedad de dicha región con el país y a la importancia que esta parte del mundo tendrá en pocos años más en los nuevos escenarios mundiales. 

1.2.1 El caso de China3

La economía china ha estado creciendo a tasas cercanas al 10% durante el último cuarto de siglo. La estrategia de diversos bloques económicos, naciones, regiones, entidades intermedias y empresarios incluye, cada vez con mayor preponderancia, un conjunto de objetivos relacionados con la tarea de capturar parte de la demanda actual y potencial de los casi 1.400 millones de chinos que se están incorporando al consumo global.

Apesar de los progresos recientes, los habitantes de China iniciaron un camino a recorrer que todavía los encuentra muy lejos de los parámetros de consumo del mundo desarrollado. Por ejemplo, el reciente informe de la consultora McKinsey señala que el consumo anual promedio de un chino es de alrededor de US$540 mientras que en Italia dicho indicador alcanza US$11.500, o sea aproximadamente veintiún veces más en términos per cápita.


3 Ver en «El Balance de la Economía Argentina en 2004. Asia y el Corredor Bioceánico Central», el Capítulo 12 referido a China, páginas 329 a 352.


 

La diferencia en el consumo italiano respecto al chino responde no sólo al nivel de ingreso per cápita más alto del primero, sino también a que China tiene una proporción de consumo muy inferior a los promedios de los países más desarrollados. Una de las razones del alto nivel de ahorro en China es la carencia de un sistema de salud estatal lo suficientemente desarrollado como para que proteja a la mayoría de los trabajadores en su edad de retiro. Otra razón es la debilidad de su sistema financiero que no permite ofrecer instrumentos tales como fondos de retiro. Asimismo, no existe un financiamiento del consumo suficientemente desarrollado: sólo el 13% del total de préstamos están destinados al consumo4.

Tanto el futuro desarrollo de un sistema jubilatorio y de salud como un mercado financiero y de capitales promoverán un mayor consumo. Debido a estos factores, el informe de McKinsey asume que la tasa de crecimiento del mismo será de 8,6% durante el período analizado hasta el año 2025. Dicha tasa es 2,1 puntos porcentuales superior a la tasa de crecimiento del PIB, ampliando la participación del consumo tal como lo refleja el Gráfico 1.4.

En las próximas décadas la economía china comenzará a invertir menos y a consumir más. Este fenómeno está dando lugar a una creciente clase media china que se concentra en las grandes ciudades y que demanda una gran cantidad de productos que Argentina puede suministrarles.

Algunos informes indican que en el año 2015, dentro de sólo ocho años, la clase media de China representará el 30% del total de población de ese país: alrededor de 450 millones de personas5.


4 Ibídem.

5 Ver CLSA Asia-Pacific Markets, Euromonitor. El segmento de clase media se define para ingresos mínimos de US$2.550 a US$10.000 por año.


 

Las estimaciones para el año 2025 en el escenario base de la consultora McKinsey elevan el porcentaje de la clase media urbana al 76%, lo que significa alrededor de 612 millones de personas (véase Gráfico 1.5)6.

Ambas estimaciones señalan cambios importantes en las pautas de consumo influidas por el surgimiento de nuevos patrones culturales. En ese sentido, resulta interesante señalar que en el año 1985 hubo alrededor de ocho millones de personas que completaron estudios terciarios o universitarios en China, mientras que en el año 2005 ese número aumentó a 72 millones de personas. Esto supone una tasa de crecimiento del 11,3% anual acumulada. Para el año 2025 se estima que el 24,5% de la población entre 25 y 64 años de edad habrá alcanzado un título terciario o universitario. Tal como puede apreciarse en el Gráfico 1.6, éste es el promedio actual de los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).

Entre las modificaciones a las pautas de consumo, originadas en el mayor nivel cultural que alcanzaría la población china, puede señalarse, por ejemplo, el tipo de alimentos demandados por la población que probablemente contemplará productos con mayor contenido de proteínas, vitaminas y fibras y mayor variedad en gustos y formas de presentación. La producción de los mismos requiere grandes cantidades de tierra fértil, agua y buen clima, recursos que son escasos en Asia.


6 En este caso la clase media urbana se define por ingresos anuales entre US$3.019 y US$12.077.


1.2.2 El caso de India7

Es difícil medir la evolución de la pobreza en la India debido a las deficiencias metodológicas en el tratamiento de las series históricas8.

De acuerdo a la definición disponible, India tenía en el año 1985 el 93% de la población debajo de la línea de pobreza. En el año 2005 esta cifra había caído al 54% de la población.

En el caso que se hubiese mantenido el nivel de pobreza del año 1985 y teniendo en cuenta que la población actual de India es de aproximadamente 1.110 millones de personas, habría 434 millones de personas adicionales a los 600 millones de pobres que actualmente tiene ese país9.

Según algunos cálculos realizados por especialistas, Argentina puede producir alimentos para aproximadamente 300 millones de personas, es decir la mitad del consumo total de alimentos de la población pobre de India. Por lo tanto, de más está decir que el país podría cubrir fácilmente el déficit calórico de los 600 millones que todavía no han podido obtener los ingresos necesarios para satisfacer sus necesidades básicas alimentarias.

En la última fila del Cuadro 1.2 se observa que la población india proyectada para el año 2025 alcanzaría los 1.410 millones de habitantes, vale decir que dentro de dieciocho años la misma aumentaría en una magnitud equivalente a unas 7,5 veces la población actual de Argentina. Para el año 2025 el porcentaje de pobres descendería del 54% actual al 22% proyectado. Aún así, todavía quedarían alrededor de 300 millones de habitantes debajo de la línea de pobreza.

Por último, es interesante señalar que India orienta buena parte de su estructura productiva y exportaciones hacia el sector servicios, de manera que es probable que las pautas de consumo de alimentos estén influidas por esta característica10.


7 Ver en «El Balance de la Economía Argentina 2006. Una Nueva Oportunidad», el Capítulo 11 dedicado al tratamiento de aspectos generales sobre India, páginas 387 a 432.

8 En investigaciones realizadas por National Council of Applied Economic Reasearch (NCAER), entidad que trabaja con el soporte de instituciones como la UNCTAD o el Banco Mundial, se analizó la evolución de la línea de la pobreza en la India estableciendo como tal a un ingreso per cápita necesario para el consumo de 2.400 calorías diarias per cápita en las zonas urbanas y de 2.100 calorías en las regiones rurales. Esta definición es más cercana a lo que se entiende en Argentina por línea de indigencia.

9 Es cierto que si ese nivel de pobreza se hubiera mantenido a lo largo de los últimos 20 años la población no habría crecido a los niveles que alcanza hoy, razón por la que el cálculo es algo exagerado.

10 El indicador denominado «Productividad Total de los Factores» en los modelos de crecimiento de India alcanzan en el sector servicios un valor de 2,4. Ver T.N. Srinivasan, Nacional Council for Applied Economic Research, Julio 17, 2007.


 

El informe de McKinsey establece que, en forma similar al caso de China, la mayor proporción de personas que se espera pertenezcan a la clase media en la India cambiarán sus pautas de consumo de alimentos.

1.2.3 El caso de Indochina

Continuando con el análisis de las principales características de los países asiáticos y la demanda potencial de productos que Argentina puede ofrecerles, en esta edición del Balance se considera en un capítulo especial el caso de los países de la Península de Indochina11.

Con estas economías sucede algo similar a lo de China y la India, en donde un creciente número de habitantes que están saliendo de la pobreza demandarán productos que Argentina podrá proveerles.

Como se puede observar en el Gráfico 1.8, el porcentaje de la población por debajo de la línea de pobreza disminuyó en el caso de Vietnam desde el 51% en el año 1990 al 20% en el año 200412. En Laos y Camboya la disminución ha sido inferior.


11 Ver Capítulo 15.

12 Aquí valen las mismas salvedades que se indicaron para India respecto a la definición de la línea de pobreza.


Está previsto que en las próximas ediciones del Balance se incluyan las economías de Tailandia e Indonesia para completar el cuadro de situación de gran parte de Asia, teniendo en cuenta la importancia que dicha región tiene para las provincias que componen la Región Centro de Argentina13 donde el sector agroindustrial tiene un papel preponderante en las exportaciones y en la generación de valor.

1.3 Los factores estratégicos de cambio

Tal como se ha venido señalando en las últimas ediciones del Balance, el país al que debería aspirarse es aquel basado en el estado de derecho, integrado al resto del mundo con una economía de mercado abierta y competitiva que propenda al progreso económico con equidad y que aproveche en forma integral las enormes ventajas de recursos que Argentina posee.

En forma reiterada se repite en esas ediciones que para conseguirlo es necesario que el país logre un importante cambio estratégico y organizacional, sin el cual es muy difícil que puedan aprovecharse las favorables condiciones del entorno mundial.

A fin de ejemplificar con algún grado de detalle la magnitud del cambio necesario y sus efectos benéficos se enumeran a continuación once factores estratégicos de cambio que podrían comenzar a actuar en los próximos años para modificar la Argentina proyectada hacia el año 2025. 

Los factores estratégicos de cambio más destacados a criterio del Intituto de Investigaciones Económicas (IIE) son los siguientes:

– Fortalecimiento de las instituciones

– Nueva estructura educativa

– Construcción de empleo de calidad

– Promoción de la investigación y el desarrollo

– Fomentar la equidad a nivel personal, funcional y regional

– Aumento de las inversiones en calidad y cantidad

– Apertura e integración económica

– Desarrollo del sistema financiero y del mercado de capitales

– Impulso al federalismo y a la descentralización

– Formación de conglomerados productivos y cadenas de valor

– Desarrollo de la infraestructura básica

A continuación se analizan algunos aspectos de estos factores con el propósito de cuantificar la magnitud del esfuerzo que es necesario para poner en marcha un país distinto al actual.

1.3.1 Fortalecimiento de las instituciones

Un ejemplo de las condiciones institucionales deseables es el comportamiento que muestran Australia y Canadá durante el último siglo, aspecto que de alguna manera se refleja en el indicador denominado «Polity IV» que elabora la Universidad de Maryland14.


13 Córdoba, Santa Fe y Entre Ríos.

14 El indicador Polity IV resume la competitividad en la elección del jefe del ejecutivo, la calidad de los mecanismos de designación, los límites al poder establecidos y la regulación en la participación y designación. Sus valores extremos oscilan entre diez positivo (+10) y diez negativo (-10). Ver más detalles en el Capítulo 1 de «El Balance de la Economía Argentina 2003″, páginas 29 a 51.


 

En los últimos años Argentina se está acercando a la calificación del comportamiento de los otros dos países comparados al restablecerse los mecanismos básicos de la democracia, sin embargo es mucho lo que resta por hacer.

Sería demasiado ambicioso pretender incluir en este libro un listado de los cambios necesarios, sin embargo a modo de ejemplo podría ser útil comenzar a listar algunos objetivos en vista al año 2025.

Una de las primeras tareas para fortalecer las instituciones sería llevar a cabo una profunda reforma integral de todo el sector público argentino, aspecto que ha sido relegado en forma sucesiva por la atención de las urgencias derivadas del estado de crisis permanente15.

Para implementar la reforma del sector público hay un conjunto de antecedentes sobre experiencias similares. En el Cuadro 1.3 se enumeran algunos de los países que aplican reglas fiscales de control de gasto público, transparencia presupuestaria, presupuestos por programas, orientación del gasto de acuerdo a resultados y reformas de gestión de recursos humanos.


15 Cabe aquí la reflexión sobre un modelo de país que cae en crisis económicas frecuentes protegiendo de esa manera a los que se perjudicarían con un cambio profundo del sector público, que entre otras cosas debería terminar con los privilegios de los que obtienen ventajas con su debilidad.


 

A continuación se enuncia dicho objetivo denominándolo Objetivo 1, solamente con el propósito de distinguirlo de los otros que se incluyen como ejemplos dentro del mismo factor de cambio.

Objetivo 1: Reforma del sector público

Para el año 2025 el gobierno argentino debería contar con medidas similares a las que se describen en el Cuadro 1.3.

Asimismo, Argentina debería proponerse un equilibrio presupuestario permanente para poder al mismo tiempo superar el ciclo de las frecuentes crisis y comenzar con el cambio en la estrategia, objetivos, organización, administración y control del sector público y sus relaciones con las empresas, los sindicatos, las organizaciones intermedias y la sociedad civil en su conjunto.

Ese equilibrio presupuestario, tal como se muestra en el Gráfico 1.10, se logró en forma continua durante los últimos cinco años por primera vez en muchas décadas. Si bien es cierto que una buena contabilización de los ingresos y gastos indicaría que al momento de escribir estas líneas el superávit fiscal se está debilitando, hoy más que nunca es una buena oportunidad para que la nueva administración que gobernará el país en el período 2008-2011 consolide los objetivos fiscales que se lograron en el último quinquenio sobre bases más sólidas.

Uno de los primeros pasos para consolidar un cambio en el sector público es seguir el modelo chileno a fin de mantener un balance estructural de, por ejemplo, el 1% para lo cual es necesario planificar adecuadamente el nivel de ingreso esperado de acuerdo a la evolución del PIB potencial16.


16 En el Anexo A9.1 del Capítulo 9 se presenta la política fiscal de Chile y se analiza con mayor detalle las posibilidades de aplicar reglas fiscales en Argentina.


 

En el Gráfico 1.11 se aprecia cuál debería ser el gasto si se mantiene una presión fiscal constante y un superávit estructural del 1%, y la diferencia entre el gasto teórico y el gasto observado para los últimos años.

 En base a estos conceptos se está en condiciones de incluir un segundo objetivo relacionado con el sector público.

 

Objetivo 2: Consolidar el equilibrio fiscal y monetario

Lograr un superávit fiscal positivo por todo concepto y mantenerlo en forma continua durante los próximos dieciocho años (período 2008-2025), generando simultáneamente un balance estructural similar al chileno.

Otro capítulo especial de la reforma del sector público es la relación entre el gobierno central y los gobiernos subnacionales, aspecto que también fue tratado con amplitud en anteriores ediciones del Balance. En este sentido, el país pierde buena parte de su PIB potencial al concentrar excesivamente recursos en Buenos Aires, generalmente con fines electoralistas.

Deberían fijarse como objetivos, entre otros aspectos, una mayor descentralización de los ingresos y egresos de fondos provinciales y municipales, la existencia de mecanismos de administración de estos fondos con incentivos para la utilización eficiente de los ingresos públicos provenientes de la coparticipación y la realización de un análisis del retorno económico y social de las inversiones públicas prioritarias en infraestructura.

A fin de establecer en este tema un objetivo concreto se enuncia como ejemplo el Objetivo 3 relacionado con la distribución de ingresos y gastos provinciales y municipales.

Objetivo 3: Descentralización de los ingresos y gastos subnacionales

Incrementar el actual porcentaje de ingresos y gastos descentralizados en cada jurisdicción subnacional. Por ejemplo, aumentando los recursos propios de los municipios al 10% del total disponible (a alcanzar antes del año 2015).

En un plan estratégico bien diseñado se debería continuar describiendo los factores estratégicos de cambio para otras instituciones como las entidades empresarias, los sindicatos y las universidades, extendiendo dichos conceptos a la relación entre ellas con el sector público y a la capacidad de generar en forma sostenida entre todas un importante capital social. Un capítulo no menor debería referirse al fortalecimiento de las instituciones regionales como una herramienta esencial para la inserción de Argentina en la economía global.

1.3.2 Nueva estructura educativa

Mejorar la calidad educativa del país requiere decisiones consensuadas por el conjunto de la sociedad que apunten a diseñar un plan de largo plazo, con objetivos claros y programados; el diseño de una organización con controles estrictos y el establecimiento de una matriz educativa que coincida con las necesidades de recursos humanos derivadas de la matriz productiva.

Como primera medida, habría que reforzar el vínculo educación-producción a través de la formación técnica desde el sector privado, fomentar la expansión de centros de formación técnica superior y crear escuelas secundarias técnicas estrechamente vinculadas a la industria.

La educación terciaria adquiere una especial importancia en ese contexto y un ejemplo de lo que se puede lograr es el caso de la educación terciaria en Australia, aspecto que se ha tratado con detenimiento en diversas reuniones de los Grupos de Análisis de la Coyuntura17 (GAC). La participación del gobierno y las fuerzas productivas es esencial para el éxito de los programas que se llevan a cabo.18

Al igual que en el punto anterior se mencionan a continuación algunos objetivos que pertenecen a una larga lista de desafíos para el futuro. En primer lugar, el país debería proponerse una meta muy ambiciosa en cuanto a los recursos asignados a la educación.

Objetivo 1: Aumento de recursos

– Aumentar el presupuesto en educación al 6% del PIB antes de fin de la corriente década y programar porcentajes aún mayores hacia el año 2025.

– Duplicar el número de institutos de enseñanza técnica de nivel terciario antes del año 2015.

Asimismo, debería acompañarse el objetivo presupuestario con el estricto cumplimiento de los resultados académicos controlados en forma periódica.

Objetivo 2: Resultados académicos

– Reducir la deserción en la escuela secundaria en un tercio o más hacia el año 2015.

– Fijar un estándar para las pruebas de matemáticas y lenguas a nivel secundario.

– Implementar un programa de capacitación obligatoria de los docentes con calificación de resultados.

Al igual que en el caso de los demás factores estratégicos de cambio, la obtención de los resultados propuestos obligaría a establecer mecanismos organizacionales, técnicos y presupuestarios adecuados al logro de los objetivos lo que implicaría una participación muy activa del conjunto de la sociedad en el marco del estado de derecho. La relación beneficio – costo de cada decisión, el establecimiento de prioridades y el impacto sobre el contexto económico y social pondría en marcha un país distinto, más enfocado hacia la evaluación de los escenarios futuros.


17 El Grupo de Análisis de la Coyuntura reúne mensualmente a numerosos empresarios, profesionales e intelectuales de Córdoba y de otras poblaciones de la Región Centro en la Bolsa de Comercio de Córdoba con el propósito de debatir sobre distintos aspectos de la coyuntura económica y social y sus proyecciones.

 18 Ver Capítulo 4.


1.3.3 Construcción de un empleo de calidad

Tal como se verá en el Capítulo 4 uno de los grandes desafíos del país es aumentar sustancialmente la proporción de empleo de calidad que permita mejorar la distribución del ingreso, reducir el empleo precario y contribuir al consenso social que modifique positivamente las condiciones del entorno de inversiones.

Los objetivos se pueden expresar en términos tales como la disminución del empleo informal, el aumento de los salarios reales y las mejoras en las condiciones de trabajo. A su vez los mismos están muy relacionados con las metas educativas, como por ejemplo la disminución de la deserción escolar y el aumento del número de escuelas técnicas. Por otra parte, se encuentran ligados a variables como la inversión y la investigación y desarrollo o con los objetivos de equidad.

Aquí también pueden fijarse en forma tentativa algunos propósitos generales que comiencen a conformar una lista amplia de tareas a realizar, como por ejemplo:

Objetivo: Disminución del empleo informal

Reducir en un 30% la informalidad hacia el año 2010 y en un 50% hacia el año 2015.

1.3.4 Promoción de la investigación y desarrollo (I&D)

El número de patentes y marcas que un país produce es un buen indicador de su ritmo de innovación, una condición indispensable para lograr los niveles de competitividad generadores de empleo sustentable y de alta calidad.

La evolución del número de patentes concedidas por país que se observa en el Gráfico 1.12 es una de las imágenes más claras de lo que alcanzó Argentina en esa materia hasta fines de la década del ’60 y la decadencia en la cual el país se vio involucrado con posterioridad.

Por cierto, hubiera sido mejor si durante el período 1960-1990 Argentina lograba arrastrar las series temporales graficadas de los otros países de la región latinoamericana, aunque fuera levemente hacia arriba y poder liderarlos mediante acuerdos de colaboración y transferencia de conocimientos.

Esa debería haber sido la actitud argentina a favor de la región basada en la ventaja que había cumulado. Sin embargo, lo más preocupante es que ya ni siquiera el país es líder en su propia región: en términos per cápita México lo supera. De ahora en más, sería altamente deseable que en los próximos años Argentina no se separara demasiado de México y que no quedara superada por otros países vecinos como Brasil o Chile. Sobre la base de los recursos que históricamente siempre se dispusieron debería haber por parte de Argentina un cierto grado de compromiso regional mínimo para acompañar al resto de los países, en especial teniendo en cuenta los acuerdos políticos, sociales y económicos que unen al país con sus vecinos.

Hoy Argentina se encuentra lejos de las naciones más desarrolladas, pero no en una posición que la inhabilite para lograr recuperar lo que alcanzó en el pasado. Basta pensar en los ejemplos de los Premios Nóbel argentinos, la prestigiosa trayectoria de las universidades locales, los trabajos científicos y la capacidad de generar iniciativas exitosas que luego no encontraron el soporte necesario para desarrollarse. Premiar el trabajo científico y tecnológico, proteger los emprendimientos en sus primeras etapas, generar un mercado de capitales adecuado para financiar las ideas innovadoras, fue parte de las actitudes positivas que permitieron sortear muchas de las dificultades del modelo agro-exportador cuando aparecieron las crisis mundiales.

Al igual que en los puntos anteriores Argentina debería fijarse objetivos acorde con sus posibilidades reales para lo cual es interesante observar su posicionamiento relativo expresado en el Gráfico 1.13.

En este caso, la primera meta a lograr por el país parece bastante obvia, aunque por cierto, debería estar acompañada por una buena administración de los recursos invertidos.

Objetivo: Nivel de investigación y desarrollo como porcentaje del PIB

Fijar metas de gasto en investigación y desarrollo que permitan alcanzar los niveles relativos de Brasil en los próximos diez años, especialmente en el área de biotecnología aplicada a la producción agroindustrial o en nuevos conglomerados exportadores.

1.3.5 Fomentar la equidad a nivel personal, funcional y regional

La inequidad en la distribución del ingreso en América Latina es uno de los principales problemas a resolver en las próximas décadas. Afecta a las instituciones debilitándolas al producir fragmentación y destruir capital social e institucional contribuyendo a una mayor volatilidad económica que generalmente termina promoviendo políticas demagógicas que reciclan las crisis.

A pesar de ello, en el último cuarto de siglo los principales países de la región han logrado algunos avances en la dirección correcta. Por ejemplo, Chile alcanzó a cumplir con las Metas del Milenio establecidas por Naciones Unidas19 y redujo sustancialmente el porcentaje de población por debajo de la línea de pobreza, aunque sus indicadores de distribución del ingreso siguen ubicándose en niveles de inequidad superiores a los que promedian los países desarrollados y no muy distintos a los de Argentina y México.

En el caso de Argentina, y tal como puede verse en el Gráfico 1.14, el porcentaje de la población que vive con menos de un dólar por día aumentó sensiblemente entre los años 1980 y 2000. Esta tendencia se agravó con la crisis del año 2002 y a partir de allí se observa un mejoramiento en la mayoría de los indicadores sociales que responde a la reactivación económica alcanzada y a medidas de gobierno que apuntaron a ocuparse de los sectores de menores recursos. Sin embargo, poco se hizo para cambiar aspectos organizacionales que podrían sostener un mejoramiento continuo, especialmente en cuanto al papel del sector público, comenzando por aspectos tales como pautas generales del gasto público que tengan como finalidad mejorar la situación de los sectores más postergados, un cambio en el sistema impositivo y la eliminación de ciertos mecanismos de subsidios que apuntan a mantener privilegios políticos de la administración que los aplica.

A continuación y siempre a modo de ejemplo se expresa como objetivo general el siguiente:

Objetivo: Reducir el nivel del cociente Decil 10 / Decil 1

Lograr un cociente del decil diez respecto al decil uno que se aproxime a los valores que tenía Argentina en la década de 1980 o un porcentaje de lo que actualmente tiene España.


19 Las Metas del Milenio establecieron como objetivo reducir a la mitad, para el año 2015, el porcentaje de habitantes del planeta cuyos ingresos sean inferiores a un dólar por día y el de las personas que padezcan hambre; igualmente, para esa misma fecha, reducir a la mitad el porcentaje de personas que carezcan de acceso a agua potable o que no puedan costearlo.


 1.3.6 Aumento de las inversiones en calidad y cantidad

En las últimas ediciones del Balance se analizó la importancia del capital social e institucional en las perspectivas del crecimiento económico argentino. Debido a las dificultades para medir la evolución histórica de los dos conceptos y por lo tanto para establecer objetivos de largo plazo se efectuarán en este punto sólo apreciaciones sobre la inversión en capital físico. Esto no implica subestimar la importancia de la medición del capital social e institucional. Por ello se supone que la medición puede realizarse en forma indirecta a través de otros factores como por ejemplo el fortalecimiento de las instituciones.

En relación al capital físico, todavía no se alcanza en la actualidad el nivel de inversión de fines de los años ’60 o comienzos de los ’70. Además, la inversión actual es de baja calidad, en términos relativos, y demasiado concentrada en la construcción, que ocupa un papel importante en la conservación del valor más que en la actividad reproductiva.

El tema de la inversión, abarcado en forma más completa en el Capítulo 5, será tratado también con mayor detalle en el Capítulo 2 donde se presenta el modelo de crecimiento de Argentina hasta el año 2025. Allí se enfatiza la necesidad de aumentar en forma significativa la Productividad Total de los Factores (PTF) que en buena medida depende de los cambios que se proponen en este capítulo. Con un aumento de la productividad, el esfuerzo en materia de inversiones que Argentina necesita realizar podría reducirse sustancialmente. Es decir, si se utilizaran coherentemente los recursos disponibles y se generan, en un marco de convivencia, capital social e institucional suficiente, el capital físico necesario podría ser menor al que se requiere en medio del desorden y la fragmentación. De esta manera, el resultado desde el punto de vista de la producción de bienes y servicios sería igualmente satisfactorio. También lo sería la distribución del ingreso personal, funcional y regional.

No obstante ello, Argentina necesita generar un ambiente de inversiones atractivo para aumentar la calidad y cantidad de recursos reproductivos. Ello depende de factores tales como la estabilidad y seguridad, la calidad regulatoria y la estructura de impuestos, la disponibilidad de financiamiento e infraestructura y las características de los mercados laborales.

Este tema fue extensamente tratado en el Capítulo 5 del Balance del año 200520, donde se incluye una evaluación de la estabilidad política, la calidad regulatoria, el imperio de la ley y el control de la corrupción para Argentina, Brasil y Chile. Fijarse como objetivo alcanzar la calificación de Chile en los próximos diez o veinte años sería muy interesante y el camino más directo para reducir los niveles de pobreza.

Objetivo: Nivel de IBIF en relación al PIB

Fijar, en términos generales, un porcentaje de IBIF/PIB igual al 27% promedio anual (objetivo de acuerdo al Escenario Intermedio que se plantea en el Capítulo 2).


20 Ver «El Balance de la Economía Argentina 2005», Capítulo 5, Inversiones, páginas 131 a 147.


1.3.7 Apertura e integración económica

A pesar del aumento de exportaciones que se consiguió en los últimos años, Argentina está perdiendo participación en el contexto internacional tal como se observa en el Gráfico 1.16.

En las anteriores ediciones del Balance fue enfatizada la necesidad de impulsar las exportaciones a través de un profundo cambio en la organización económica argentina, donde los conceptos de capital social a nivel de la pequeña y mediana empresa, la innovación permanente y la existencia de reglas claras para la inversión y la capacitación, demostraron históricamente ser mucho más importantes que una política de tipo de cambio alto.

La experiencia práctica de los países vecinos y de la mayoría de las economías asiáticas reafirma esa idea. El crecimiento casi constante de la participación de las exportaciones en el PIB desde el año 1970 en países como Corea, Brasil, Chile y México es el claro ejemplo que debería ser seguido por Argentina.

En este caso es difícil cuantificar los objetivos que Argentina podría alcanzar, especialmente porque no depende únicamente del país sino del nivel de competitividad relativa. Un objetivo no muy ambicioso es el siguiente:

Objetivo: Nivel de participación del comercio argentino en el total mundial

Lograr un aumento del 25% de la participación actual del 0,4%, o sea alcanzar el 0,5% en el año 2015, un nivel similar al que tenía el país en la década del ’70.

1.3.8 Desarrollo del sector financiero y del mercado de capitales

Cualquier comparación, aún en términos de otros países de la región, muestra que Argentina tiene serias deficiencias en materia de financiamiento, situación que promovió el circuito de la economía informal, afectó la capacidad de generación de nuevos emprendimientos y consolidó situaciones de inequidad.

Pero este menor desarrollo del sector financiero argentino no sólo es evidente al compararlo con los países más evolucionados del mundo, también respecto a los vecinos sudamericanos el retraso es indudable21.


21 El Capítulo 8 presenta un análisis pormenorizado de la actualidad y de los desafíos del sector monetario y financiero nacional.


Objetivo 1: Nivel de crédito total en relación al PIB

Fijar como objetivo alcanzar durante los próximos años los niveles de profundidad financiera que se observan en países como Brasil (Crédito/PIB: 31%).

En cuanto al mercado de capitales, debe destacarse lo que está logrando Brasil. En los primeros siete meses del año 2007 se realizaron en el país vecino 47 nuevas emisiones u oferta primaria de acciones.

En tan sólo siete meses Brasil realizó una apertura de capital por más de US$15.000 millones que empalidecieron la cifra obtenida por Argentina duranteel año 2006: solamente US$38 millones. Obsérvese que el gran cambio en la tendencia brasilera se logra durante el período de gobierno de Lula.

En el caso de Chile estos indicadores también son excepcionales. Bajo el supuesto de que todo el dinero recaudado en el año 2005 por las nuevas emisiones de acciones se hubiera destinado a nuevas inversiones en capital reproductivo, Chile podría haber incrementado su porcentaje de inversión sobre PIB de alrededor del 25% del producto en otro 11% adicional.

Objetivo 2: Nuevas aperturas de capital como porcentaje del PIB

Alcanzar antes del año 2015/2020 los niveles relativos actuales de Brasil, es decir un 7% aproximado del valor de nuevas emisiones respecto al PIB.

El mercado de granos no escapa a las dificultades definanciamiento y a las carencias en materia de operaciones de cobertura. Si se mira la historia nacional, los mercados agrícolas de Argentina a principios de siglo negociaban un volumen mayor a la producción local, mostrando el grado de avance de los mismos. Tras una leve recuperación en los años ’90, el mismo vuelve a quedar relegado y comienza a despertar nuevamente en los últimos años.

Objetivo 3: Nivel del cociente «valor de contratos de futuros y opciones / valor de la cosecha»

Recuperar hacia el año 2015/2020 los niveles que alcanzó el país en los promedios de las primeras décadas del siglo pasado. 

1.3.9 Impulso al federalismo y a la descentralización

En ediciones anteriores de El Balance de la Economía Argentina se insistió en la necesidad de regionalizar el país para obtener un mejor equilibrio en la distribución del Producto Bruto Geográfico de todo el territorio. Una de las propuestas que podrían tomarse como punto de partida del análisis es la que puede observarse en el Mapa 1.1.

Para que esta nueva estructura resulte viable es esencial comenzar a reconstruir la infraestructura de transporte y comunicaciones, descentralizar los ingresos y gastos públicos, promover alianzas interregionales y establecer mecanismos de planificación y control. 

Objetivo: Regionalización

Lograr una creciente regionalización y descentralización. Debería plantearse el diseño de las instituciones regionales de la manera que lo hizo la Región Centro, la elaboración de un plan estratégico a largo plazo y la puesta en marcha de ambos en forma continua, al menos durante cinco años, antes del 2025.

1.3.10 Formación de conglomerados productivos y cadenas de valor

En la Bolsa de Comercio de Córdoba se presentan diversos trabajos sobre el tema que pueden encontrarse en la página de internet de esta institución22. No es necesario en esta oportunidad abundar sobre el tema, tan sólo mencionar que la centralización fiscal operada en los últimos años ha afectado sensiblemente el verdadero federalismo que debería tener Argentina.

Argentina debería comenzar a evaluar la competitividad de sus conglomerados productivos. El mejor ejemplo de lo que debería hacer Argentina en términos de competitividad es lo que logró el sector agrícola en los últimos años.

Si bien es cierto que las condiciones de clima y suelo son excepcionales, el esfuerzo en materia de productividad  en el país ha sido extraordinario.


22 www.bolsacba.com.ar


Los rendimientos se incrementaron como consecuencia de la adopción masiva de agroquímicos, la aplicación de biotecnología, el uso de la siembra directa, la maquinaria agrícola y la agricultura de precisión, entre otros factores.

Objetivo: Formación de conglomerados productivos y cadenas de valor

Fijar como objetivo para los próximos años la formación de por lo menos dos nuevos conglomerados productivos de alta competitividad como el que Argentina logró consolidar con la producción agrícola. Estos conglomerados podrían ser algunos de los siguientes, que no excluyen otros no mencionados:

– Industria minera (por ejemplo, cobre u oro)

– Industria láctea (por ejemplo, leche en polvo)

– Turismo (por ejemplo, Buenos Aires, Córdoba, y la Patagonia)

– Producción de arándanos u otro tipo de frutas o verduras

– Vitivinicultura

– Producción de maní y/o miel de marca y fraccionados

1.3.11 Desarrollo de la infraestructura básica

El último punto que se señala como de gran importancia es el desarrollo de la infraestructura física en Argentina. Si bien este factor estratégico de cambio podría estar incluido en inversiones parece importante desagregarlo para ponderar su significado en términos del desarrollo económico potencial de Argentina.

Tal como se podrá observar en el Capítulo 2, el modelo de crecimiento de la economía argentina distingue como uno de los factores productivos básicos a los recursos naturales debido a la importancia que los mismos tienen en la estructura productiva del país. De acuerdo al modelo, este factor tiene un límite dado por el stock existente. La tasa de crecimiento de esa variable se extingue aproximadamente en unos diez años más, sin embargo es posible que con un desarrollo más intenso de la infraestructura ese límite pueda extenderse.

Por otra parte, la infraestructura está estrechamente relacionada con el federalismo, la integración entre los países del Cono Sur del continente y el desarrollo de los conglomerados y de las cadenas de valor.

Aquí se hace necesario fijar objetivos ambiciosos hacia el año 2025, asumiendo que el país debería contar por lo menos con una autopista que cruce su territorio de este a oeste, otra que llegue hasta el límite norte del país, ferrocarriles que crucen la Cordillera de los Andes, la culminación de por lo menos tres a cuatro pasos cordilleranos adicionales a los que actualmente están en buenas condiciones, el calado de los ríos Paraná, Paraguay y Uruguay, y detallar numerosas obras públicas relacionadas con temas sociales como salud y educación.

Objetivo: Obras de infraestructura básica

Ejemplos de obras a desarrollar antes del año 2020:

– Dragado a más de 40 pies del río Paraná hasta los principales puertos de río.

– Al menos una autopista que recorra completo el trayecto este-oeste de Argentina.

– Caminos asfaltados en por lo menos dos pasos cordilleranos más (Paso San Francisco, Pircas Negras u otros).

– Un nuevo ferrocarril que cruce la cordillera (adicional al proyecto por Cristo Redentor).

1.4 El crecimiento sostenido en el largo plazo

En los últimos cien años Argentina sólo pudo crecer por seis años o más en forma consecutiva en dos oportunidades: a mediados de la década de los ’50 y a fines de los ’60. Se trata de períodos de crecimiento seguidas de prolongados períodos de estancamiento o recesión.

Esta vez se vuelve a correr el peligro de repetir la historia pasada, o sea transformar el buen comportamiento de los últimos cinco años en otra fase de un ciclo caracterizado por el estancamiento en el largo plazo y una alta volatilidad.

Justamente esta última característica se muestra en el Gráfico 1.23, donde el intervalo de confianza para el crecimiento esperado de Argentina en el año 2008 indica que hay un 75% de probabilidades que se sitúe entre un mínimo del -11,8% a un máximo del 17%, un verdadero rompecabezas para quien tenga la osadía de proyectar un flujo de fondos a diez años.

Distinta es la situación en el caso de Chile, Brasil, Francia y Estados Unidos, quienes se caracterizan por un crecimiento mucho más estable que el argentino23.

En el Capítulo 2 se analizarán fundamentalmente las perspectivas económicas de Argentina para el período 2008 -2025, señalando cuáles serían las condiciones generales requeridas para identificar el crecimiento esperado en cada uno de los escenarios, utilizando distintas combinaciones e intensidades de cada uno de los once factores estratégicos de cambio propuestos.

En el Capítulo 3 se analizará la evolución y perspectivas de la economía argentina durante el año en curso y cuáles son los problemas que se han acumulado hasta el presente. En base a los resultados obtenidos con el modelo de crecimiento a desarrollar en el Capítulo 2 se medirá la magnitud de los cambios que son necesarios para que la nueva administración pueda corregir las distorsiones actuales y concluir su mandato de cuatro años en forma exitosa ubicando al país en un nuevo sendero de crecimiento que permita superar tantas décadas de estancamiento.


23 El Capítulo 2 presenta un anexo específico al problema de la volatilidad en el crecimiento económico de Argentina.


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