EL CONTEXTO ECONOMICO

EL CONTEXTO ECONOMICO

La apertura econ�mica y la integraci�n de los mercados internacionales, junto a los cambios en la estructura de Ia econom�a argentina, le otorgan al interior del pa�s una interesante oportunidad para corregir los desequilibrios en el desarrollo regional. Sin embargo, la condici�n para obtener los beneficios de la misma es la plena incorporaci�n de las provincias a una econom�a globalizada. A continuaci�n, se describen los principales rasgos de ese contexto.

1.1. Marco de Referencia Internacional

1.1.1. Algunos Antecedentes

La crisis econ�mica que comenz� a manifestarse en Asia a partir del segundo semestre de 1997 se extendi� al resto de los pa�ses en desarrollo, afectando finalmente a la econom�a mundial. El PBI del total de los pa�ses registrados en las estad�sticas del FMI, que alcanz� durante 1996 y 1997 un promedio de crecimiento del 4,0% anual, se estima que disminuir� a un nivel de alrededor del 2% durante el presente a�o y el pr�ximo1.

Las demoras en asumir el liderazgo para enfrentar la crisis por parte del Grupo de los 7 y la elevada volatilidad del mercado de capitales, agravaron los problemas, conduciendo a una dr�stica reversi�n en el sentido de circulaci�n del flujo de fondos internacionales. El ahorro que se canalizaba desde los pa�ses desarrollados hacia los mercados emergentes regres� a inversiones financieras de menor riesgo, especialmente en el mercado de capitales estadounidense.

Por las caracter�sticas de la crisis, una de las principales amenazas que debi� enfrentarse fue el principio de una guerra de devaluaciones entre algunos pa�ses asi�ticos, acompa�ada por la deflaci�n de precios en la mayor�a de los mercados internacionales, excesos de capacidad instalada de producci�n, altas tasas de inter�s y la tendencia al proteccionismo comercial. Afortunadamente, todo parece indicar que las lecciones aprendidas de la historia econ�mica reciente est�n comenzando a influir en las decisiones adoptadas por la mayor�a de los pa�ses involucrados.

Si bien se observa un mejoramiento de las expectativas a partir de las reducciones de la tasa de inter�s de corto plazo y de descuento reguladas por la Reserva Federal de los EE.UU., el plan de reestructuraci�n del sistema bancario japon�s, el respaldo del Grupo de los Siete al FMI y la lenta implementaci�n del plan econ�mico brasile�o, todav�a se percibe la falta de liquidez en la mayor�a de los mercados emergentes, la reducci�n del cr�dito disponible y una alta volatilidad en las principales variables macroecon�micas de los pa�ses que se encuentran m�s afectados.

Debe se�alarse que la gravedad de la crisis actual requiere una firme determinaci�n para implementar las correcciones necesarias que permitan mantener el crecimiento econ�mico alcanzado durante la segunda mitad del presente siglo. Cuando se analizan las perspectivas futuras para la econom�a mundial en funci�n de las actuales dificultades, es conveniente no extrapolar comportamientos a partir del corto plazo y, al mismo tiempo, no olvidarse del progreso alcanzado. Un ejemplo de ello es la evoluci�n del PBI mundial, que se multiplic� por m�s de seis veces en el per�odo 1950-1998. Ver gr�fico 1.1.1


1 FMI, Septiembre1998; J.P. Morgan, Agosto 1998.


Sin embargo, la tendencia positiva de las �ltimas d�cadas fue acompa�ada por el comportamiento c�clico caracter�stico de la evoluci�n econ�mica y que la globalizaci�n y el avance de la tecnolog�a no cambiar�n en el futuro.

El crecimiento no s�lo es afectado por la propia din�mica de los mercados sino que tambi�n responde, entre otros factores, a la evoluci�n social, pol�tica y cultural del entorno. El sistema de econom�a de mercado que actualmente prevalece en el mundo se sustenta en un conjunto de valores culturales que enfatizan la virtud de la competencia y la importancia de la libertad. Estos valores no siempre son compartidos por aquellos pa�ses que organizan sus sistemas econ�micos con una visi�n diferente o que se encuentran en un dif�cil proceso de transici�n.

La financiaci�n del crecimiento de los pa�ses en desarrollo ha sido tradicionalmente muy vol�til. La globalizaci�n y desregulaci�n del sistema financiero internacional a partir de mediados de la d�cada de 1970, a trav�s de la progresiva liberalizaci�n de las normas que regulan los movimientos de capitales y el fuerte aumento de los flujos de fondos, acentu� dicha caracter�stica.

Los pr�stamos otorgados por los bancos y entidades financieras internacionales al sector p�blico de los pa�ses en desarrollo fueron superados en volumen e importancia por las transacciones realizadas importancia por las transacciones realizadas entre un gran n�mero de fondos de pensi�n e inversi�n y numerosas empresas pertenecientes a diversos sectores de la actividad econ�mica, operando en forma cada vez m�s descentralizada. El avance de la tecnolog�a y las comunicaciones aument� la velocidad y complejidad del sistema hasta transformarlo por completo2.

El nuevo escenario no se instal� sin sus propias debilidades y riesgos. La crisis mexicana de

1982 fue la primera se�al de las dificultades actuales. Durante el resto de la d�cada de 1980 el flujo de capitales hacia Am�rica Latina fue interrumpido. A comienzos de la presente d�cada el proceso cobr� un nuevo impulso, al aplicarse el plan Brady y generalizarse la liberalizaci�n de las relaciones financieras externas.

Pero no s�lo los pa�ses de menor desarrollo tuvieron que aceptar las nuevas reglas de juego. Por ejemplo, Jap�n contin�a hoy sufriendo las consecuencias de su pasado reciente, al demorar durante m�s de una d�cada la implementaci�n de las reformas estructurales necesarias para responder a las exigencias de su liderazgo.

1 .1.2. Comentarios Sobre Ia Crisis Asi�tica

En primer lugar, debe reconocerse que la crisis asi�tica no desmerece los resultados de la transformaci�n econ�mica y social observada en la regi�n durante las �ltimas d�cadas. La poblaci�n asi�tica ha logrado un progreso muy significativo en t�rminos de su bienestar econ�mico y social si se la compara con tan s�lo una generaci�n anterior. En gran parte de Asia, la brecha con las naciones m�s avanzadas se cerr� r�pidamente a una velocidad que no reconoce antecedentes.


2 En Ia actualidad, los fondos de inversi�n estadounidenses han superado a los bancos como principales intermediarios financieros. Para analizar alguno de los antecedentes que llevaron a esta situaci�n ver �Balance de la Econom�a Argentina en 1996″, lnstito de lnvenstigaciones Econ�mico-financieras y del Mercado de Capitales, Bolsa de Comercio de C�rdoba, p�ginas 76 a 100.


Sin embargo, el p�nico financiero que se propag� por toda la regi�n y que est� afectando al resto del mundo, no podr�a haberse producido sin que mediaran desequilibrios estructurales que los pa�ses asi�ticos deber�n corregir en los pr�ximos a�os. En el cuadro 1.1 puede observarse que, con excepci�n de China y Asia del Sur, la regi�n crecer� substancialmente menos durante la presente d�cada que en los veinticinco a�os previos. No obstante, el crecimiento ser� mayor al de Am�rica Latina.

A fin de intentar una mejor comprensi�n de la crisis se detallan a continuaci�n los principales factores que la generaron.

a) Caracter�sticas de la organizaci�n econ�mica, social y pol�tica prevaleciente en la mayor�a de los pa�ses de la regi�n

La debilidad de las instituciones democr�ticas en varios pa�ses asi�ticos junio con una organizaci�n econ�mica fuertemente centralizada y protegida, en donde los lazos entre el gobierno y los principales conglomerados empresarios significaron, en la mayor�a de los casos, un conjunto de privilegios que anulaban las fuerzas de la competencia y, en algunas ocasiones, promov�an la corrupci�n, constituyeron las ra�ces m�s profundas de la crisis.

Los problemas macroecon�micos no resueltos y los errores de las pol�ticas econ�micas derivados de la organizaci�n descripta, permitieron que los fuertes movimientos de capitales de un mercado financiero internacional altamente inestable y que hab�a invertido en la regi�n sin una apropiada evaluaci�n de los riesgos, desencadenaran los problemas.

b) Volatilidad e imprevisi�n de los flujos de fondos internacionales

En los primeros a�os de la presente d�cada, los inversores internacionales se entusiasmaron con la situaci�n macroecon�mica y las pol�ticas aplicadas por los pa�ses asi�ticos. �Por qu� las instituciones financieras no supieron evaluar adecuadamente la calidad de los pr�stamos que estaban otorgando?

En primer lugar, el alto nivel de ahorro interno en t�rminos del PBI y la orientaci�n hacia las inversiones acompa�ado por elevadas tasas de crecimiento, condujeron a un excesivo optimismo. Las calificadoras de riesgo le otorgaron a los pa�ses asi�ticos niveles de confiabilidad excesivos.

Segundo, la experiencia del efecto Tequila sugiri� que aquellos pa�ses de gran tama�o e importancia estrat�gica no pod�an ser librados a su propia suerte y que, en �ltima instancia, el apoyo financiero de los organismos internacionales y de los pa�ses desarrollados los rescatar�an de la crisis. Otro ejemplo de un error de percepci�n similar es lo que posteriormente aconteci� en Rusia.

Tercero, las promesas de rescate de las instituciones financieras en crisis por parte de los gobiernos locales fueron percibidas por los inversores extranjeros como una garant�a adicional. Cuando se tuvo noci�n de la magnitud de los cr�ditos irregulares, los inversores se dieron cuenta que dichas promesas no eran reales.

c) Sistema financiero y �riesgo moral» derivado de las garant�as impl�citas y explicitas de los gobiernos

Las instituciones financieras se caracterizaron por un gerenciamiento d�bil y mal entrenado, una sensible deficiencia en los controles de riesgo y la falta de cumplimiento de las normas b�sicas de administraci�n. Tal como era de esperar, esta situaci�n fue acompa�ada por serias distorsiones en los sistemas de informaci�n, falta de transparencia sobre los aspectos econ�micos, financieros y patrimoniales del sistema bancario y de las empresas tomadoras de cr�dito.

Por otra parte, el cociente entre los agregados monetarios y las reservas externas result� muy elevado, teniendo en cuenta la gran cantidad de pr�stamos de corto plazo y la volatilidad de los movimientos internacionales de capital. Con excepci�n de Singapur y Malasia, dicho cociente estuvo por arriba del que se observaba en Argentina cuando se produjo la devaluaci�n mexicana de diciembre de 1994.

Bajo estas circunstancias, uno de los elementos del tipo de organizaci�n prevaleciente que contribuyeron en mayor medida a generar las condiciones previas a la crisis fue la percepci�n por parte de las entidades financieras (especialmente los bancos nacionales) que sus operaciones estaban «garantizadas» por las promesas por parte de los gobiernos de ayudarlos en el caso de dificultades. Ello condujo a solicitar fondos en el exterior a tasas de inter�s que no reflejaban el riesgo de los pr�stamos otorgados.

d) Pol�tica cambiaria y desequilibrios en la cuenta corriente del Balance de Pagos

En general, los pa�ses asi�ticos tienen un alto porcentaje de exportaciones e importaciones en relaci�n al PBI, superando claramente a los pa�ses de Am�rica Latina. A pesar de ello, existen algunos sectores de la econom�a que contin�an cerrados a la competencia e inversiones extranjeras y excesivamente regulados, tales como el sistema financiero y los correspondientes a la producci�n de algunos bienes y servicios no comercializables en el exterior.

Las causas del elevado d�ficit en la cuenta corriente observado en Tailandia, Filipinas, Malasia, Corea del Sur e Indonesia, fueron las siguientes:

i) La apreciaci�n de las monedas de Tailandia, Filipinas y Malasia respecto al yen como consecuencia de una paridad cambiaria casi constante respecto al d�lar americano, mientras el tipo de cambio japon�s se depreciaba en relaci�n a este �ltimo.

ii) El largo per�odo de estancamiento de la econom�a japonesa durante la d�cada.

iii) La ca�da en la demanda de semiconductores y de otros bienes manufacturados durante 1996 y de los t�rminos del intercambio durante 1996 y 1997.

El esquema de un tipo de cambio fijo fue apoyado por los gobiernos como una forma de lograr un alto nivel de actividad y, por lo tanto, de alcanzar un consenso pol�tico que de otra manera hubiera resultado dif�cil en el tipo de organizaci�n econ�mica establecida. El cr�dito internacional se obtuvo a corto plazo y en moneda extranjera.

e) Excesiva inversi�n en proyectos de alto riesgo y baja rentabilidad

La sobreinversi�n fue resultados de los siguientes factores:

i) Presiones pol�ticas para incrementar la acumulaci�n de capital y promover un fuerte crecimiento econ�mico.

ii) Facilidades crediticias otorgadas por numerosas instituciones financieras locales bajo condiciones de «riesgo moral».

iii) Baja tasa de inter�s de Jap�n que condujo a los inversores de ese pa�s a buscar mayores rendimientos en los vecinos.

iv) Fuerte inversi�n en proyectos relacionados con el sector de los bienes no transables, especialmente en la actividad inmobiliaria. Se produjo una gran especulaci�n con el valor de las propiedades.

Si bien es cierto que las econom�as asi�ticas se caracterizaron por altas tasas de inversi�n, en la mayor�a de los casos superiores al 30% del PBI, el retorno de las mismas muchas veces fue descuidado.

Existen evidencias claras que la rentabilidad de los nuevos proyectos iniciados en los �ltimos a�os fue disminuyendo a un punto tal que en Corea del Sur, a mediados de 1997, 8 de los 30 conglomerados empresarios m�s grandes estaban de hecho en quiebra. Asimismo, en 1996, 20 de los 30 grupos m�s grandes mostraban un retorno sobre el capital invertido por debajo del costo y 13 de ellos ten�an una rentabilidad negativa. El �ndice de endeudamiento neto promedio de los 30 chaebols (grandes conglomerados empresarios coreanos) alcanz� en 1996 el 333% cuando en EE.UU. dicho cociente es de alrededor del 100%. El �ndice de cobertura de los intereses de la deuda (flujo de fondos en relaci�n al pago de intereses) result� inferior a 1 para 11 de los 30 mayores grupos econ�micos.3


3Corsetti Giancarlo, Yale University and University of Rome III; Pesenti Paolo, Princeton University and NBER; Roubini Nouriel, NewYork University, CEPR and NBER, �What caused the Asian currency and financial crisis? Revisado: Marzo de1998.


Un indicador m�s general a nivel macroecon�mico, tal como la productividad marginal del capital, se redujo substancialmente en los �ltimos a�os en casi toda la regi�n, a excepci�n de Filipinas.

f) Acumulaci�n de deuda de corto plazo en moneda extranjera

Durante la d�cada de 1990 el ingreso de capitales de corto plazo excedi� con creces las necesidades de financiamiento del d�ficit en cuenta corriente. Estos flujos de capitales contribuyeron a aumentar las reservas internacionales (entre 1990 y 1996 dichas reservas aumentaron entre un m�nimo del 127% en Corea del Sur y un 985% en Filipinas). Al no ser esterilizadas, contribuyeron a incrementar substancialmente el cr�dito interno.

A fines de 1996 las deudas de corto plazo como porcentaje del total de los pasivos superaba en la mayor�a de los pa�ses el 50%.

Si bien la inversi�n extranjera directa fue proporcionalmente m�s importante en la composici�n de los flujos de fondos que en el caso de Latinoam�rica, las mismas encontraron algunas restricciones legales a la propiedad extranjera y la desventaja de no contar con ciertos beneficios que los gobiernos otorgaban a los inversores nacionales.

g) Dificultades soportadas por la econom�a japonesa en su papel de liderazgo regional

A diferencia de EE.UU. cuando se hizo cargo del rescate de M�xico en 1995, Jap�n enfrento la crisis asi�tica sumando a la misma sus propios problemas; i) varios a�os de estancamiento que hasta el presente no han podido ser superados; ii) un bajo nivel de actividad que condujo a las autoridades monetarias a implementar una pol�tica expansiva durante los �ltimos a�os, redundando en un debilitamiento a�n mayor de su propia moneda; iii) los bancos japoneses que se encontraban afectados por la ca�da de los precios de los activos locales, luego de la burbuja especulativa de la d�cada de 1980 y del bajo nivel de actividad de la d�cada de 1990, hab�an prestado gran parte de sus fondos a los pa�ses vecinos.

Por �ltimo, el caso de la Rep�blica de China merece un comentario aparte. China pudo evitar la crisis que se produjo en la mayor�a de los pa�ses asi�ticos debido a que su mercado financiero y su moneda estaban pr�cticamente cerrados a los flujos internacionales de capital, la Ley de Quiebras no se aplicaba estrictamente y el gobierno socorr�a a todos los bancos estatales en dificultades. Sin embargo, estas circunstancias no pudieron evitar que las p�rdidas se acumularan y que la situaci�n de las entidades financieras resulte hoy bastante comprometida.

Despu�s de haber transcurrido m�s de un a�o desde el comienzo de la crisis, agravada por la alta dependencia del comercio exterior entre los pa�ses de la misma regi�n, todos ellos con un alto coeficiente exportaciones/PBI, las posibilidades que se consolide una recuperaci�n depende principalmente de tres factores: i) la velocidad con que las condiciones financieras externas se estabilicen; ii) la reestructuraci�n de los sistemas financieros en los pa�ses asi�ticos y iii) el uso apropiado de los instrumentos macroecon�micos disponibles para lograr la confianza externa sin empeorar aun mas las condiciones sociales de la poblaci�n.

El breve repaso de las principales causas de la crisis deber�a hacernos reflexionar sobre la superficialidad de algunas propuestas para cambiar los principios b�sicos de la organizaci�n econ�mica argentina, que frecuentemente se escuchan en nuestro pa�s y que no tienen en cuenta los resultados a largo plazo de algunas soluciones que podr�an calificarse de voluntaristas.

1.1.3. La Crisis en Otros Mercados Emergentes

Al comenzar la crisis en Asia, pocos esperaban que la misma se difundiera al resto de los pa�ses en desarrollo con tanta fuerza. El deterioro de la econom�a de Rusia se caracteriz� por las deficiencias en la organizaci�n del sistema econ�mico, la ausencia de instituciones de mercado b�sicas y la debilidad de los valores requeridos para el funcionamiento de una econom�a de mercado. El sistema bancario del pa�s estuvo desde el comienzo mal regulado y expuesto a los riesgos de una devaluaci�n. Si bien se realizaron algunas privatizaciones, no se desmantel� la estructura militar-industrial. El gobierno fue incapaz de aumentar la recaudaci�n impositiva y demor� los pagos de salarios y jubilaciones. La ca�da del precio de las principales commodities exportadas por Rusia y la debilidad pol�tica de sus gobernantes, terminaron por precipitar la crisis. Cuando Rusia se declar� en «default», aument� enormemente la desconfianza hacia Am�rica Latina, en especial debido a la situaci�n econ�mica brasile�a.

Si bien Brasil tiene un marco de referencia substancialmente m�s s�lido que Rusia para el funcionamiento de una econom�a de mercado, sus desequilibrios macroecon�micos son preocupantes. La elevada deuda interna y el d�ficit fiscal y de cuenta corriente se suman a las dificultades para avanzar en el proceso de cambios estructurales debido a los problemas para lograr suficiente apoyo legislativo.

El efecto de la crisis internacional sobre la econom�a de Brasil se reflej� en una fuerte p�rdida de valor de su capitalizaci�n burs�til, una ca�da del volumen de sus reservas internacionales y una multiplicaci�n del riesgo pa�s, todo lo cual derivara en una preocupante recesi�n de la actividad econ�mica durante los pr�ximos trimestres.

El seguimiento permanente de la situaci�n brasile�a es prioritario, no s�lo para controlar la evoluci�n del plan cuyos principales rasgos se reproducen en el recuadro 1.1, sino tambi�n para analizar las posibilidades de colaboraci�n entre ambos.

1.1.4. Comportamiento del Flujo de Fondos Financieros Internacionales

Las bajas tasas de inter�s prevalecientes durante la presente d�cada en la mayor�a de los pa�ses desarrollados, especialmente en EE.UU., condujo a un gran n�mero de operadores financieros a una ansiosa b�squeda de altos rendimientos mediante la inversi�n en diversos activos de sus propios pa�ses y de los mercados emergentes4. La posibilidad de colocar los fondos administrados en activos que otorgaban mayores m�rgenes de ganancias, junto a los enormes avances en la tecnolog�a de las comunicaciones e informaci�n, aument� el valor de la inversi�n realizada en los pa�ses en desarrollo. Sin embargo, las sucesivas crisis econ�micas en los mismos alertaron sobre la posibilidad de un gran impacto en la evoluci�n de las finanzas internacionales.

Uno de los problemas m�s graves que actualmente enfrenta la econom�a mundial es que los mercados de capitales est�n globalizados, pero las instituciones que los soportan y regulan pertenecen s�lo a las naciones en las cuales tienen su sede.

En ese sentido, durante los �ltimos meses comienza a aparecer un consenso generalizado sobre la necesidad de actuar en forma conjunta y coordinada. Brasil es la octava econom�a mundial y sus desequilibrios econ�micos y financieros pueden contagiarse a todos los mercados emergentes. Los EE.UU. destinan alrededor del 20% de sus exportaciones a Am�rica Latina y sus principales bancos tienen otorgados pr�stamos a nuestros pa�ses por alrededor de US$ 76.400 millones de d�lares5.

Algunas entidades inversoras internacionales6 pronostican que el flujo de fondos netos de capital hacia los mercados emergentes en 1999 ser� de alrededor de US$ 120.000 millones, substancialmente por debajo de los US$ 186.000 millones esperados para este a�o y los US$ 256.000 de 1997.

Al mismo tiempo, en el mundo se est�n observando grandes cambios. Pa�ses con d�ficit en la cuenta corriente de la Balanza de Pagos, a partir de la crisis comienzan a generar un significativo super�vit, tal como el caso de Singapur y Tailandia.7

Se estima que la restructuraci�n del sistema bancario japon�s costar� aproximadamente el 12% del PBI de ese pa�s8. A pesar de la magnitud del rescate, ser�n necesarios varios a�os para normalizar su situaci�n financiera. Los pr�stamos bancarios representan m�s del 100% del PBI mientras que en EE.UU. el porcentaje es de alrededor del 40%. Esta es la raz�n que explica el fuerte efecto de las



4 En los cap�tulos posteriores se detalla con mayor precisi�n este tema y sus consecuencias sobre la econom�a argentina.

5 La cifra est� calculada a fines de marzo de 1998 y era m�s de diez veces la exposici�n en Rusia.

6 J. P. Morgan y Goldman Sachs.

7 Ambos pa�ses alcanzar�an en el corriente a�o un super�vit de cuenta corriente del 18,9% y 15,9%, respectivamente. Corea del Sur del 10,9%, Filipinas del 8,4% e Indonesia del 8,3%. (ver �Inside Asia� Santander Investment, Oct-Dic, p�ginas 52 a 93).

8 Los fondos ser�n utilizados para cubrir dep�sitos, inyectar Capital a los bancos con insuficientes recursos propios y nacionalizar los insolventes.


restricciones crediticias sobre la econom�a japonesa. Durante a�os, los funcionarios de sus bancos, en com�n acuerdo con los funcionarios p�blicos, otorgaron cierta protecci�n al sistema. El desaf�o es reestablecer la solvencia y la capacidad de ganancias de las entidades.

1.2. Situaci�n Econ�mica en Argentina

1.2.1. Efectos de la Crisis Internacional y Dificultades Internas

La crisis afect� severamente la evoluci�n econ�mica de nuestro pa�s durante 1998 y probablemente contin�e haci�ndolo en el futuro. Una forma de analizar la relaci�n durante la presente d�cada entre el entorno de la econom�a mundial y el funcionamiento del sistema econ�mico argentino es observar la evoluci�n de la tasa de inter�s y su impacto sobre el nivel de actividad. En el gr�fico 1.6 se aprecia una notable correlaci�n inversa entre ambas variables. Simult�neamente, la tasa de inter�s es determinada en gran parte por la evoluci�n del flujo de fondos externos mediante el mecanismo de la convertibilidad.

Debido a que Argentina estructur� un sistema financiero s�lido, recreando la figura de un prestamista en �ltima instancia, complementado con mecanismos alternativos, la sobreconvertibilidad y la programaci�n de la deuda p�blica mediante un calendario de vencimientos de largo plazo, la tasa de riesgo pa�s pudo ubicarse substancialmente por debajo de la prevaleciente en los otros pa�ses de la regi�n.

Argentina profundiz� el proceso de reestructuraci�n bancaria mediante la concentraci�n e internacionalizaci�n de las entidades9. El sistema financiero argentino, es s�lido y se verifica en los indicadores sobre patrimonio, solvencia, liquidez, calidad de cartera y gerenciamiento. Durante los peores momentos de la crisis, pr�cticamente no se perdieron reservas ni dep�sitos, tal como puede observarse en el cap�tulo de Moneda y Cr�dito.

En relaci�n a la pol�tica fiscal, el gasto p�blico y el d�ficit del sector p�blico nacional no financiero se mantuvieron durante los primeros nueve meses del a�o dentro de los par�metros establecidos en los acuerdos con el FMI. Sin embargo, en el �ltimo trimestre, con la desaceleraci�n de la actividad econ�mica, comenz� a caer la recaudaci�n, Los m�nimos comprometidos en el monto de la coparticipaci�n federal primarla, la rebaja establecida en los aportes patronales jubilatorios para el a�o 1999 y la mayor demanda de gasto p�blico propia de los procesos electorales, instalan algunos interrogantes sobre la situaci�n fiscal durante 1999.10



9 A�n as� el grado de concentraci�n est� por debajo del promedio que registran los sistemas financieros de Am�rica Latina, Europa a Estados Unidos.


Nuestro pa�s no est� exento de dificultades, adem�s depende en un alto grado de la situaci�n econ�mica brasile�a, que a�n est� por resolverse. A fin de resumir los principales factores coyunturales y de largo plazo que generan m�s preocupaci�n, pueden mencionarse los siguientes:

1)Predominantemente Coyunturales:

i) El aumento de la tasa de riesgo pa�s impulsada por la crisis internacional, que desacelera el crecimiento econ�mico y las inversiones, aumentando el d�ficit fiscal y de cuenta corriente e incidiendo sobre la deuda externa.

ii) Los efectos de la crisis brasile�a sobre el nivel de confianza externa en nuestro pa�s y el proceso de apertura e integraci�n econ�mica en el �mbito del Mercosur.

iii) La fuerte ca�da del precio de las commodities en los mercados internacionales, que afectan significativamente los precios de nuestras exportaciones11.

iv) La posibilidad de algunas distorsiones en la situaci�n econ�mica que podr�an ser generadas por los excesos en la competencia pol�tica que caracterizaron hist�ricamente a las elecciones presidenciales en nuestro pa�s.

2) De Organizaci�n y Estructura:

i) Las deficiencias en la calidad de las instituciones de mercado frente a los cambios estructurales.

ii) La falta de progreso en las reformas pendientes que requiere el sector p�blico.

iii) Las trabas al crecimiento econ�mico derivadas de las deficiencias en el sistema educativo,las indefiniciones respecto a una pol�tica cient�fico-tecnol�gica y la equivocada orientaci�n de la ense�anza.

Las dificultades mencionadas en los puntos anteriores, especialmente las relativas a la organizaci�n econ�mica, influyen en forma directa sobre la competitividad argentina frente a un mundo cada vez m�s integrado y exigente. Vale la pena hacer algunos comentarios adicionales sobre las mismas.

En relaci�n a las instituciones de mercado, debe recordarse que en el escenario que nos plantea el comienzo del nuevo siglo, los pa�ses compiten no s�lo por la amplitud de sus mercados o los recursos productivos disponibles, sino fundamentalmente por la calidad de sus instituciones econ�micas, sociales y pol�ticas.

En ese sentido, la reforma laboral deber�a ser una de las principales preocupaciones de las autoridades nacionales. Entre otros aspectos, deber�a avanzarse en el marco regulatorio permitiendo la competencia plena entre las obras sociales y en la descentralizaci�n de las negociaciones colectivas de trabajo, para comenzar a respetar algunos principios del federalismo.

Lamentablemente, la mayor�a de las medidas de la nueva ley laboral atienden solo algunas necesidades de los ocupados actuales y no a los que han perdido su trabajo. La respuesta m�s probable al nuevo marco institucional que se aprob� recientemente es un aumento de las contrataciones no registradas y un desmejoramiento de las expectativas.

Por otra parte, resulta preocupante la intenci�n de algunas iniciativas en el �mbito legislativo que pretenden regresar a viejos esquemas regulatorios que, en lugar de promover la competencia s�lo obtendr�an, en el mejor de los casos, resultados ef�meros.



10 Ser�a conveniente que el Sector P�blico en su conjunto redujera el gasto e fin de liberar recursos en un momento en que el sector privado tiene serias dificultades de financiamiento. En el a�o 1999 existen vencimientos de capital de Obligaciones Negociables que superan los $ 1.650 millones. Lamentablemente, Ia pol�tica del gobierno parece encaminarse en una direcci�n contraria, tal como lo se�alan los adelantos impositivos establecidos para fines del presente a�o.

11 A pesar de ello, es bastante probable que el impacto sobre la econom�a argentina sea inferior al observado en otras oportunidades debido a la diversificaci�n de nuestras exportaciones y al mayor valor agregado a las mismas. No obstante, la p�rdida de divisas estimada para 1998 ser� de alrededor de US$ 2.200 millones.


A nuestro criterio, el sector p�blico deber�a concentrar sus esfuerzos en dos objetivos fundamentales que est�n �ntimamente ligados. El primero es dar comienzo a una profunda reforma en su organizaci�n interna, la cual necesitar�a un per�odo de tiempo seguramente mayor al establecido para el pr�ximo mandato presidencial y cuya principal tarea deber�a ser aumentar significativamente la eficiencia del gasto p�blico, especialmente en el �rea social. En segundo lugar y como consecuencia del primer objetivo, es imprescindible reducir la enorme evasi�n impositiva que caracteriza a la econom�a argentina, para que la administraci�n del sector p�blico obtenga un mayor nivel de consenso y, al mismo tiempo, se corrija la falta de equidad resultante de las distorsiones generadas por el proceso administrativo y jur�dico.

1.2.2. Evoluci�n y Perspectivas

Tal como fue se�alado en ediciones anteriores del Balance, los componentes de la demanda agregada que est�n impulsado el crecimiento de la econom�a argentina son las inversiones y las exportaciones.12

El porcentaje que representa la Inversi�n Bruta Interna sobre el PBI a precios constantes pr�cticamente se duplic� desde el a�o 1990 hasta la fecha, lo que refleja el enorme esfuerzo y confianza con que el sector privado recibi� los cambios en la organizaci�n del sistema econ�mico implementados durante la d�cada (ver cuadro 1.2). El ahorro externo tambi�n respondi� a los desaf�os, contribuyendo en el per�odo 1992-1998 con un financiamiento promedio anual equivalente al 5% del PBI. Tal como se ver� en los cap�tulos Inversiones y Mercado de Capitales, gran parte de este financiamiento fue dirigido a inversiones directas y en una proporci�n importante al interior del pa�s.

El aumento de las inversiones pudo realizarse aun cuando el Ahorro Bruto Nacional no creci� en la misma proporci�n. Fue el mejoramiento de los t�rminos del intercambio lo que permiti� el financiamiento necesario. Sin embargo, la ca�da en los precios relativos del comercio exterior y el incremento en la deuda externa, en un contexto de alta volatilidad y falta de liquidez en los mercados internacionales, deben hacernos reflexionar sobre nuestra capacidad de ahorro. Alcanzar un equilibrio fiscal que no comprometa el crecimiento de las inversiones durante los pr�ximos a�os y promover un mayor desarrollo en los mercados de capitales es casi un imperativo.


12 Ver el Balance del a�o 1994 (p�ginas 1-2) y del a�o 1995 (p�ginas 9-11).


Si bien una proporci�n de las inversiones se realiz� en lo que se denominan bienes no transables, fundamentalmente por la adquisici�n de las empresas de servicios del sector p�blico que fueron privatizadas, una buena parte de las ventas a partir de los nuevos proyectos se destinaron a la exportaci�n, en especial teniendo en cuenta la capacidad adquisitiva del mercado ampliado por la vigencia del Mercosur y los acuerdos con otros pa�ses del �rea.

El Poder de Compra de las Exportaciones13 expresado como porcentaje del PBI aument� casi un 86% respecto al promedio de la d�cada anterior (ver cuadro 1.3). Sin embargo, el esfuerzo realizado es insuficiente, en especial si se piensa en las exigencias repentinas que imponen los servicios de la deuda externa frente a la volatilidad de las tasas de inter�s internacionales. Indudablemente, la respuesta de las exportaciones no puede tener la misma velocidad que los cambios en el mercado financiero.

Un poco m�s estables parecen ser las Inversiones Extranjeras Directas, que expresadas como

porcentaje del d�ficit en la cuenta corriente del Balance de Pagos, representaron aproximadamente un 63% del mismo durante el per�odo 1991-1998. A pesar de la crisis del tequila y de los acontecimientos que se viven desde mediados del a�o pasado, los inversores contin�an mostrando un enorme inter�s en la econom�a local.

Sin embargo, cuando las comparaciones nuevamente se refieren al valor de las exportaciones, surge la necesidad de repetir lo expresado en la �ltima edici�n del Balance, cuando se comparaba la evoluci�n hist�rica de la Inversi�n Bruta Interna y las Importaciones a lo largo del siglo. Invertir m�s significa adquirir una parte creciente de los insumos necesarios en el exterior y para ello, las exportaciones deben crecer en la misma proporci�n.

Una de las iniciativas m�s importantes para lograr ese objetivo es otorgarle prioridad a la armonizaci�n de las pol�ticas econ�micas de los pa�ses del Mercosur e impulsar el desarrollo de la infraestructura de transporte y servicios, tal como se sugiere en los cap�tulos referidos a la Regi�n Central.



13 Poder de Compra de las Exportaciones = Exportaciones * T�rminos del Intercambio

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