COMPETITIVIDAD

 CAPÍTULO 5: COMPETITIVIDAD

 

La palabra competitividad se ha vuelto de uso común para múltiples situaciones. Aunque su ori- gen se remonte a varios siglos atrás con la Teoría del comercio, hoy en día no existe consenso sobre su definición y por ende acerca de su forma de medir. La importancia de su cuantificación yace en conocer cuáles son las ventajas y desventajas competitivas que al ente en cuestión acarrean, así como también planificar sobre potenciales opor- 

tunidades y amenazas. En un mundo globalizado en constante interconexión, el abordaje sistémico se presenta como una herramienta de análisis po- 

tente en esta temática. Se tratará de enfocar en este capítulo sobre su concepto y alcance como así  también las diferentes formas de medir que la literatura sobre el tema nos proporciona.

 5.1 Introducción 

La competifividad no es un tópico fácil de tratar debido a la falta de unicidad en su significado y concepción, por lo tanto en primera instancia se hará una breve revisión de la literatura destacando los autores más reconocidos que han escrito sobre el tema.

Tradicionalmente, la competitividad estaba centrada en el ámbito empresarial y rápidamente se trasladó a nivel país. Sin embargo en años recientes, han habido acabados trabajos empíricos que proporcionan datos sobre la importancia de las regiones en la competitividad nacional. No sólo eso, de la misma manera que existen índices que miden, comparativamente, cuan competitivo es un país respecto de otro, hay una tendencia a medir la competitividad de las regiones dentro de un país.

Asimismo, la importancia a nivel local y municipal, no es despreciable y en esta dirección también se ha avanzado. Cabe destacar las dificultades de quienes toman la iniciativa de medir la competitividad en este ámbito, ya que por lo general existen pocas bases de datos o ninguna en algunos casos, obstaculizando la medición de ciertas variables, sumado esto a los inconvenientes inherentes en la men- 

sura de la competitividad.

Se presenta también en las siguientes líneas el enfoque de la Teoría Sistémica aplicada a la competitividad, además de los índices más relevantes y algunas experiencias en América Latina.

 5.2 ¿Que se entiende por competitividad?

 El Foro Económico Mundial (WEF), en su Reporte Global de Competitividad 2010-2011, define la misma como «el conjunto de instituciones, políticas, y factores que determinan el nivel de productividad de un país». El nivel de productividad, a su vez, establece el nivel sostenible de prosperidad que puede ser obtenido por una economía.

Este concepto de competitividad envuelve factores tanto estáticos como dinámicos: aunque la productividad determina claramente su habilidad para mantener un alto nivel de ingreso, este es también uno de los determinantes centrales de la tasa de retorno de la inversión, la cual es uno de los factores claves que explican el potencial de crecimiento de una economía.

5.3.1.1 Nivel macro

En el nivel macro se encuentran los agregados económicos. En este nivel se puede ubicar lo que sería la escuela tradicional, que considera a los países como unidad de análisis y se mide la competitividad cuantitativamente a través de su rendimiento comercial, balanza de pagos, comportamientos del  tipo de cambio, entre otras medidas, y cualitativamente, a través de la actividad científica y tecnológica del país o los resultados de las instituciones de investigación y desarrollo.

La competitividad a nivel macro o en el ámbito nacional determina en gran medida la competitividad sobre los niveles inferiores. Al no haber consenso sobre el concepto de competitividad se puede interpretar intuitivamente como un juego de suma cero, en donde los países compiten y lo que uno gana en competitividad lo hace a expensas de otro. Visto así, se justifica la intervención del gobierno en los resultados del mercado incluyendo subsidios, restricciones a los salarios, devaluación de la moneda local, considerando que esto hace ser más competitivo a un país.

Expresa Porter que la prosperidad de una economía está determinada por su productividad, que se mide por el valor de los bienes y servicios producidos por unidad de recursos humanos, capital y recursos naturales de una nación. La productividad compatible con salarios altos y moneda fuerte, vuelve atractivo el capital y aumenta el nivel de vida.

Por su parte, Paul Krugmani», en el marco del discurso del ex Presidente Clinton donde declaró que su país era como una gran corporación compitiendo en el mercado global, expone que a pesar de lo atractivo del argumento, enmarcar los problemas económicos nacionales en términos de una com 

I» Krugman, Paul.(1994): «Competitiveness: A Dangerous obsession»

 Michael Porter es uno de los autores que más ha escrito sobre el tema. Porter define la competitividad de un lugar como “la productividad  que las empresas ubicadas allí pueden lograr”113. Se utiliza esta definición de competitividad para entender las causas de la prosperidad económica sostenible de un lugar determinado. Es interesante destacar tres elementos de la anterior definición. Primero, la productividad es central en la definición de Porter, ya que es un determinante clave para sostener en el tiempo el nivel de prosperidad de un lugar. Dos aclaraciones al respecto: Por un lado,  hay una fundamental diferencia entre prosperidad “inherente” y “creada”. El concepto de competitividad de Porter se centra en la prosperidad creada a partir de  actividades económicas, es decir acciones que crean valor al proporcionar productos y servicios con precios mayores al costo de producción,  en  contraste  con  la  prosperidad  derivada  de  actividades  relacionadas  con  la  explotación  de recursos  naturales  por  ejemplo.    Por  otro  lado,  cabe  diferenciar  entre  productividad  individual  y productividad de la economía. Esta última es la que genera la prosperidad en un país. En segundo lugar, aparece la localización geográfica como un factor clave de la productividad de una empresa.  Hay que ser específico acerca de a qué tipo de unidad geográfica se refiere. Inicialmente la mayoría de las discusiones sobre competitividad se centraban en el ámbito nacional, aunque desde recientes años esta perspectiva ha cambiado. Los factores que determinan la productividad de una empresa difieren a nivel subnacional y nacional, y es una de las razones por las cuales existen a menudo diferencias de prosperidad grandes y persistentes dentro de un país. Las regiones subnacionales, son por lo tanto un nivel geográfico central para la competitividad. 

Por último, Porter hace hincapié en que, en última instancia las empresas son las que pueden crear la  prosperidad, mediante  el  logro  de precios  de  mercado  mayores  que  los  costos  de  producción. Esta no es una declaración de motivación ideológica acerca de la importancia de las empresas.  Por  el  contrario, es  un  recordatorio importante de  que  los  cambios en  la  política  económica sólo afectarán  a la  prosperidad si se  traducen  en cambios  en  la  naturaleza y  el  alcance de  la  actividad económica realizada por las empresas. 

 5.3 Enfoque de la competitividad sistémica  

La competitividad sistémica se refiere a “un patrón en el que el Estado y los actores de la sociedad civil crean, de forma deliberada, las condiciones para un desarrollo industrial exitoso” (Meyer‐Stamer 1998). 

Este concepto distingue 4 niveles:

1.   Nivel micro: empresas y redes de empresas

2.   Nivel macro: condiciones económicas generales

3.   Nivel meso: instituciones y políticas específicas

4.   Nivel meta: variables de largo plazo

 5.3.1 Niveles de análisis para la competitividad  

Es preciso enfatizar los niveles de análisis mencionados anteriormente en los cuales se puede enmarcar la competitividad, es decir, el espacio analítico en el cual se ubican los actores económicos. El Esquema 5.1 muestra los determinantes que conforman cada nivel del enfoque sistémico de la  competitividad. 


113 Porter, Michael. “The Competitive Advant


 5.3.1.1 Nivel macro 

En el nivel macro se encuentran los agregados económicos. En este nivel se puede ubicar lo que sería la escuela tradicional, que considera a los países como unidad de análisis y se mide la competitividad cuantitativamente a través de su rendimiento comercial, balanza de pagos, comportamientos del tipo de cambio, entre otras medidas, y cualitativamente, a través de la actividad científica y tecnoló-gica del país o los resultados de las instituciones de investigación y desarrollo.

La competitividad a nivel macro o en el ámbito nacional determina en gran medida la competitividad sobre los niveles inferiores.

Al no haber consenso sobre el concepto de competitividad se puede interpretar intuitivamente co-mo un juego de suma cero, en donde los países compiten y lo que uno gana en competitividad lo hace a expensas de otro. Visto así, se justifica la intervención del gobierno en los resultados del mer-cado incluyendo subsidios, restricciones a los salarios, devaluación de la moneda local, considerando que esto hace ser más competitivo a un país.

Expresa Porter que la prosperidad de una economía está determinada por su productividad, que se mide por el valor de los bienes y servicios producidos por unidad de recursos humanos, capital y recursos naturales de una nación. La productividad compatible con salarios altos y moneda fuerte, vuelve atractivo el capital y aumenta el nivel de vida.

Por su parte, Paul Krugman 114, en el marco del discurso del ex Presidente Clinton donde declaró que su país era como una gran corporación compitiendo en el mercado global, expone que a pesar de lo atractivo del argumento, enmarcar los problemas económicos nacionales en términos de una com-


114 Krugman, Paul.(1994): «Competitiveness: A Dangerous obsession»


 petencia internacional era infundado y resultaba peligroso, puesto que esta perspectiva contribuía a desviar  la  atención  de  los  verdaderos  problemas  subyacentes  y  conducía  a  la  aplicación  de  malas políticas económicas, con el subsecuente desperdicio de recursos escasos. A  demás  impugna  las  definiciones  de  competitividad  que  suponen  que  el  éxito  en  los  mercados mundiales  es  el  único  elemento  que  determina  el  desempeño  económico  nacional,  evidenciando además una interpretación errónea de la teoría del comercio internacional.  

A pesar de la diversidad de concepciones, la mayoría de los autores, sin importar si son economistas o de escuelas de negocios, coinciden en que la tasa de crecimiento de la productividad es la medida última de la competitividad. La productividad de un país determina su nivel de vida, ya que cuanto más elevada sea ésta puede sustentar mejores salarios y rendimientos atractivos del capital invertido.  

Sin embargo, cuando un país alcanza un grado alto de desarrollo y  productividad, la única manera de seguir incrementando su competitividad es mediante la innovación. Ya no es suficiente aumentar la productividad. Se necesitan grandes inversiones de I+D, sobre todo por el lado del sector privado, con la presencia de instituciones de investigación en colaboración con universidades y protegiéndose los derechos de propiedad para motivar nuevas creaciones. En un entorno dinámico, con interacciones complejas entre los agentes económicos de un país, es la innovación la que será importante para el crecimiento sostenible en el futuro 

 5.3.1.2 Nivel micro 

En el nivel microeconómico, son los sectores, empresas y productos en los que se evalúa la competitividad. Este nivel de análisis es evaluado por lo que se podría llamar la aproximación moderna de la competitividad. Algunas de las formas de  medir y definir la competitividad en este nivel se basan cuantitativamente en la participación del mercado, indicadores de productividad, costo, márgenes de ganancia, y beneficios netos. 

El significado de la competitividad de una empresa se deriva de su ventaja competitiva en los métodos  de  producción  y  organización,  precio  y  calidad  del  producto  final,  frente  a  sus  competidores específicos. Así, la pérdida de competitividad se traduciría en una baja en las ventas, menor participación de mercado y, finalmente, el cierre de la planta. 

La capacidad para competir se basa en una combinación de precio y calidad del bien o servicio proporcionado, de manera que cuando la calidad es la misma en mercados competitivos, los proveedores seguirán siendo competitivos si sus precios son tan bajos como los precios de sus competidores. 

Por otra parte, las empresas que han logrado establecer una reputación de calidad superior pueden destacarse del resto y mantenerse competitivas, incluso con precios más elevados. Por su parte Meyer‐Stamer115, plantea que para afrontar de manera exitosa las nuevas exigencias, las  empresas  y  sus  organizaciones  necesitan  reorganizarse  a  nivel  interno  y  externo.  Esto  implica, organización de la producción, organización del desarrollo del producto y organización y relaciones de suministro.  Esta reorganización pasa por el mayor uso y creación de tecnología y la mayor concentración  en Investigación y  Desarrollo  (I+D),  ya  sea  de  manera  individual  o  mediante  grupos  de empresas formados en un gremio o clúster. 


 115 Meyer‐Stamer, J. et al.  “Building Systemic Competitiveness: Concept and Case Studies from Mexico, Brazil, Paraguay, Korea and Thailand”


 En cuanto a la definición de competitividad a nivel de empresa, Sharples y Milhan (1990) la estable-cen como la habilidad que tiene la firma de entregar bienes y servicios en el tiempo, lugar y forma preferida por los clientes de la misma, a precios tan buenos o mejores que los ofrecidos por los otros oferentes, obteniendo al menos el costo de oportunidad de los recursos empleados.

Porter plantea que la cuestión crítica es identificar los factores que afectan el nivel de competitividad de un lugar determinado y distingue dos conjuntos de factores que sirven de insumo para la produc-tividad (ver Esquema 5.2). En el primero aparece el contexto macroeconómico, social, político y le-gal; y en el segundo la sofisticación con que operan las empresas, la calidad del entorno empresarial y el estado de desarrollo de los clústeres (puede considerarse a nivel meso). Este segundo conjunto es lo que se denomina factores microeconómicos de la competitividad.

 

 Sin mejoras microeconómicas, es imposible el sostenimiento y desarrollo de las reformas macroeconómicas que conducen a la prosperidad de los ciudadanos. Argentina, por ejemplo, logró la mejora de muchas de sus políticas macroeconómicas y fue recompensado con entradas significativas de capitales, sin embargo este proceso no se acompaño de mejoras paralelas en los fundamentos mi-croeconómicos por lo que no se materializaron las mejoras y la productividad de la economía argentina se mantuvo baja. Con el tiempo, el alto desempleo y un déficit comercial crónico fue socavando las reformas macroeconómicas y llevó a una crisis importante. Reafirmando, sin mejoras complementarias en los fundamentos microeconómicos de la economía, incluso las reformas macroeconómicas necesarias en última instancia, no tienen ningún efecto sobre la competitividad sostenible. Volviendo sobre los factores microeconómicos de la productividad se hará una breve revisión de cada uno de ellos: 

• Sofisticación con que operan las empresas

Uno de los determinantes fundamentales de la competitividad de un país es su productividad. La misma está determinada por la productividad de sus empresas, y por último el rendimiento de las empresas depende de la sofisticación con la que compiten las empresas.

La productividad aumenta con mejoras en la eficacia operativa de sus actividades y es aún mayor frente a la capacidad de las empresas de adoptar estrategias diferenciadas.

 A su vez, se ve afectada por su estructura corporativa. La presencia de grandes grupos empresariales diversificados puede retardar la productividad por situaciones monopólicas, favoritismos del gobierno entre otros.  Grupos empresariales a los que se les da apoyo a sus actividades y se busca la innovación, mejoran su productividad y por lo tanto la prosperidad nacional. 

Calidad del entorno empresarial 

La productividad de las empresas está íntimamente relacionada con el ambiente en el que que operan.  El entorno empresarial puede entenderse en términos de cuatro áreas interrelacionadas: la calidad de las condiciones de los factores, la calidad de las condiciones de la demanda local, el contexto de la estrategia de la firma y la rivalidad y la presencia de industrias relacionadas (este es el denominado “diamante” de Porter, sobre el que se volverá más adelante).  A demás, varios niveles geográficos en un país influyen en la calidad del entorno empresarial. Hay diferencias notables entre regiones dentro de un mismo país. Esto se debe a que las decisiones de política a nivel subnacional afecta significativamente al entorno empresarial. 

La cooperación y coordinación de políticas con países vecinos es una herramienta clave para mejorar el ambiente de negocios, como así también para la expansión del comercio y la inversión. 

Estado de desarrollo de los clústeres 

Los clústeres son aglomeraciones geográficas de empresas, proveedores, prestadores de servicios e instituciones asociadas en un campo concreto. Son una manifestación natural en función de conocimientos especializados, habilidades, infraestructura en pos de aumentar la productividad. 

El establecimiento de las empresas dentro de un clúster permite a las mismas ser mas especializadas, productivas e innovadoras. 

5.3.1.3 Meso 

Los crecientes desafíos de las empresas se dan en conjunto con el aumento en la demanda de sus estructuras de apoyo. Debido a la creciente presión competitiva global de la demanda a nivel local, regional o nacional, las empresas deben tener contacto cercano con actividades de Investigación y Desarrollo (I+D), formación de la tecnológica y las instituciones de difusión, universidades, instituciones de formación, instituciones financieras, instituciones de exportación e importación entre otras. Este soporte puede ser brindado tanto por asociaciones empresariales y otros actores no gubernamentales, así como por el propio Estado. 

Cuando el servicio de apoyo es específico y brindado por asociaciones empresariales u otras instituciones, estas se denominan “meso‐instituciones”. Este conjunto de instituciones es por lo general el resultado de un largo proceso de aprendizaje por parte de las empresas, las instituciones y su interacción. 

Como  se  puede  apreciar  en el  Esquema  5.3  la  mayoría  de  los  factores en  el  nivel  meso  se  puede proporcionar a través del sector privado, ya sea por empresas individuales o asociaciones empresariales. Es importante señalar que la configuración del nivel meso no necesariamente implica las actividades del gobierno. 

Sin embargo, existe un espacio de actuación para el Estado a través de la elaboración de políticas nacionales, regionales o locales a nivel meso, que son las denominadas «meso-políticas». Las meso-políticas que crean competitividad, consisten de los siguientes tres elementos:

• Política regulatoria: Se puede argumentar, que no debe haber políticas de regulación a nivel meso, es decir, debe existir un marco uniforme a nivel macro y que la regulación se aplique a todas las ramas y sectores de la industria. Sin embargo existe una justificación para las políticas de regulación selectivas y específicas como por ejemplo la necesidad de protección a determinadas industrias que así lo ameriten.

• Instrumentos financieros: Sirven para el apoyo de actividades que no consiguen financia-miento como pueden ser las actividades de I+D y promoción de exportaciones. La difusión y mayor penetración del Mercado de Capitales es imprescindible.

• Actividades del gobierno encaminadas a crear y fortalecer las instituciones meso: Son acti-vidades que aparecen por ausencia del sector privado, por una falla de mercado o por com-binación entre ambas.

El trabajo de las meso-instituciones se torna más fácil una vez que la interacción entre los niveles micro y meso ha sido establecida.

Orientada a la competitividad las meso-políticas no deben confundirse con las políticas industriales. Estas últimas a menudo son totalmente opuestas. Mientras que las meso-políticas están encamina-das a la creación de competitividad tendiendo a estimular la competencia y el apoyo a las empresas con el fin de conseguir el máximo provecho de un entorno altamente competitivo, las políticas indus-triales suelen incluir la protección de industrias nacionales frente a competidores extranjeros o inclu-so destinados a sofocar la competencia interna.

5.3.1.4 Meta 

A nivel meta, existen tres elementos que deben destacarse. En primer lugar, se refiere a la existencia de valores orientados al desarrollo cultural, que son compartidos por gran parte de la sociedad. Estos valores incluyen por ejemplo el reconocimiento social del éxito económico, una alta prioridad para la inversión a largo plazo en educación y formación y una alta propensión marginal a ahorrar. Si estos valores no están instaurados en la sociedad es muy difícil que a través de meso‐políticas se vean estimulados. 

La segunda condición previa para la competitividad es la existencia de un consenso básico sobre la necesidad  de  desarrollo  industrial  y  la  inserción  competitiva  en  el  mercado  mundial.  Debido  a  la globalización y la internalización de la economía, la sociedad no puede limitarse a elegir vías de desarrollo a voluntad. Se debe aceptar el mercado mundial como marco de referencia, es decir, que las empresas se acerquen a las normas internacionales de calidad y estándares internacionales de eficiencia. Siempre que no haya acuerdo fundamental sobre estos temas, macro y meso‐políticas serán erráticas y las empresas serán propensas a desarrollar una postura defensiva con el fin de ser capaces de responder rápidamente a los cambios en la reglas de juego. 

Por último, el tercer elemento es la capacidad de los actores sociales para formular conjuntamente visiones y estrategias e implementar políticas, lo que implica una visión compartida acerca de que, por ejemplo, la posición y localización debe ser un objetivo en la división internacional del trabajo, que las ventajas comparativas que deben desarrollarse a largo plazo, entre otras. Las orientaciones a largo y mediano plazo son importantes para hacer valer los intereses futuros por sobre los presentes y para generar expectativas estables. 

5.4 Competitividad regional  

Para alcanzar la meta de crecimiento sostenido a nivel nacional, es clave el desarrollo de las regiones subnacionales, por lo que es necesario trasladar el estudio de la competitividad a nivel regional. El nivel de competitividad regional determina el grado de prosperidad que una región puede sostener en el tiempo, puesto que la única manera que una región puede mejorar sus estándares de vida es teniendo empresas competitivas que paguen buenos salarios. Las regiones compiten entre sí, por el establecimiento de empresas, inversión, la absorción de recursos humanos talentosos en busca de empleo ofreciendo ventajas que puede brindarles, por ejemplo en torno a la ubicación. 

Las empresas no solo buscan ser más competitivas sofisticando sus operaciones, diferenciando sus productos o servicios, mejorando su ambiente de negocios, sino que también tratan de sacar provecho de la localización de activos específicos que una región pueda suministrarle. Esto tiene que ver con las condiciones que se presentan a nivel nacional, pero más fundamentalmente a nivel departamental, local, de ciudad o clúster que faciliten o inhiban el proceso de creación de valor por parte de la empresa. 

La  localización  afecta  la  estructura  de  las  industrias  y  la  estrategia  de  las  empresas  a  seguir.  Esto sumado a las políticas locales de incentivo que se puedan tomar son un determinante clave en el asentamiento de empresas y el desarrollo de clústeres en regiones subnacionales. Sin  embargo,  la  competitividad  no  solo  está  en  línea  con  el  sector  empresarial,  sino  que  también depende de muchos otros factores como pueden ser la calidad de vida, el desarrollo económico, el nivel tecnológico, la calidad de los medios de comunicación y el transporte.

 Sin embargo, existe un espacio de actuación para el Estado a través de la elaboración de políticas nacionales, regionales o locales a nivel meso, que son las denominadas «meso-políticas». Las meso-políticas que crean competitividad, consisten de los siguientes tres elementos:

• Política regulatoria: Se puede argumentar, que no debe haber políticas de regulación a nivel meso, es decir, debe existir un marco uniforme a nivel macro y que la regulación se aplique a todas las ramas y sectores de la industria. Sin embargo existe una justificación para las políticas de regulación selectivas y específicas como por ejemplo la necesidad de protección a determinadas industrias que así lo ameriten.

• Instrumentos financieros: Sirven para el apoyo de actividades que no consiguen financia-miento como pueden ser las actividades de I+D y promoción de exportaciones. La difusión y mayor penetración del Mercado de Capitales es imprescindible.

• Actividades del gobierno encaminadas a crear y fortalecer las instituciones meso: Son acti-vidades que aparecen por ausencia del sector privado, por una falla de mercado o por com-binación entre ambas.

El trabajo de las meso-instituciones se torna más fácil una vez que la interacción entre los niveles micro y meso ha sido establecida.

Orientada a la competitividad las meso-políticas no deben confundirse con las políticas industriales. Estas últimas a menudo son totalmente opuestas. Mientras que las meso-políticas están encamina-das a la creación de competitividad tendiendo a estimular la competencia y el apoyo a las empresas con el fin de conseguir el máximo provecho de un entorno altamente competitivo, las políticas indus-triales suelen incluir la protección de industrias nacionales frente a competidores extranjeros o inclu-so destinados a sofocar la competencia interna.

 5.5 Descentralización y competitividad  

La descentralización es una fuente de competitividad. Los procesos de descentralización conllevan a incentivar una sana competencia entre los estados, regiones y municipios en la provisión eficiente de los bienes y servicios públicos. Teóricamente, la competencia produce los incentivos correctos para que se atiendan con mayor eficacia las necesidades de las comunidades e impulsen la competitividad. 

Existe literatura económica que sostiene que los procesos de desregulación, privatización, descentralización, apertura comercial y liberalización financiera no son suficientes por sí mismos para asegurar la eficiencia y equidad. 

En línea con el Neoinstitucionalismo de Douglas North118, los procesos de descentralización facilitan la creación de estructuras de incentivos correctas, al acercar las decisiones políticas a los ciudadanos. Conveniente sería que los gobiernos regionales y locales administren aquellos servicios en los que la  evaluación por parte de la población sea posible y genere efectos de eficiencia (salud, educación, entre otros). Mientras que para el gobierno central se debe reservar la administración de aquellos servicios que por sus características no son fácilmente evaluables o controlables puntualmente por los ciudadanos (defensa, política económica). 

La experiencia demuestra que en diferentes países en desarrollo las necesidades de servicios básicos por parte de la población se satisfacen mejor en ambientes descentralizados119. 

 5.6 Competitividad local  

¿Compiten las ciudades? Cabe preguntarse al transferir el tema de la competitividad al ámbito territorial de las ciudades. Si bien Porter plantea que la competitividad sólo depende de la performance de las empresas (factores microeconómicos), es válido que una ciudad que contenga mejor entorno  físico, tecnológico, social, ambiental, institucional que otra, será más competitiva. Ya que presentará condiciones propicia para atraer y desarrollar actividades económicas que generen empleo y riqueza. En este sentido, está claro que las ciudades pueden crear estas condiciones. Krugman (1996) plantea que las ciudades no pueden competir unas con otras, ya que son meramente un territorio de las empresas y son estas las que compiten. Visto así las ciudades son una condición necesaria pero no suficiente para competir exitosamente.  Sin embargo, la competitividad es un tema que aparece cada vez más en la agenda de los gobiernos locales.  Existen  múltiples  trabajos  con  diversas  metodologías  que  tienen  como  objetivo  medir  la competitividad de las ciudades. Esto no es casualidad, ya que si observamos experiencias exitosas recientes a nivel internacional, se ve con claridad la importancia de las ciudades de en este proceso (como el caso de Helsinki en Finlandia, o Dublín en Irlanda)120. 

Es en las ciudades donde se pueden establecer acuerdos para formar redes de empresas que cooperen para integrar clústeres, vincular centros de investigación e instituciones educativas para hacer posible la innovación y el desarrollo tecnológico, crear infraestructura de diversos servicios y la dis‐


116 SUBDERE , 2003

117 Porter, Michaelness 


 5.5 Descentralización y competitividad  

La descentralización es una fuente de competitividad. Los procesos de descentralización conllevan a incentivar una sana competencia entre los estados, regiones y municipios en la provisión eficiente de los bienes y servicios públicos. Teóricamente, la competencia produce los incentivos correctos para que se atiendan con mayor eficacia las necesidades de las comunidades e impulsen la competitividad. 

Existe literatura económica que sostiene que los procesos de desregulación, privatización, descentralización, apertura comercial y liberalización financiera no son suficientes por sí mismos para asegurar la eficiencia y equidad. 

En línea con el Neoinstitucionalismo de Douglas North118, los procesos de descentralización facilitan la creación de estructuras de incentivos correctas, al acercar las decisiones políticas a los ciudadanos. Conveniente sería que los gobiernos regionales y locales administren aquellos servicios en los que la  evaluación por parte de la población sea posible y genere efectos de eficiencia (salud, educación, entre otros). Mientras que para el gobierno central se debe reservar la administración de aquellos servicios que por sus características no son fácilmente evaluables o controlables puntualmente por los ciudadanos (defensa, política económica). 

La experiencia demuestra que en diferentes países en desarrollo las necesidades de servicios básicos por parte de la población se satisfacen mejor en ambientes descentralizados119. 

 5.6 Competitividad local  

¿Compiten las ciudades? Cabe preguntarse al transferir el tema de la competitividad al ámbito territorial de las ciudades. Si bien Porter plantea que la competitividad sólo depende de la performance de las empresas (factores microeconómicos), es válido que una ciudad que contenga mejor entorno físico, tecnológico, social, ambiental, institucional que otra, será más competitiva. Ya que presentará condiciones propicia para atraer y desarrollar actividades económicas que generen empleo y riqueza. En este sentido, está claro que las ciudades pueden crear estas condiciones. Krugman (1996) plantea que las ciudades no pueden competir unas con otras, ya que son meramente un territorio de las empresas y son estas las que compiten. Visto así las ciudades son una condición necesaria pero no suficiente para competir exitosamente. 

Sin embargo, la competitividad es un tema que aparece cada vez más en la agenda de los gobiernos locales.  Existen  múltiples  trabajos  con  diversas  metodologías  que  tienen  como  objetivo  medir  la competitividad de las ciudades. Esto no es casualidad, ya que si observamos experiencias exitosas recientes a nivel internacional, se ve con claridad la importancia de las ciudades de en este proceso (como el caso de Helsinki en Finlandia, o Dublín en Irlanda)120. Es en las ciudades donde se pueden establecer acuerdos para formar redes de empresas que cooperen para integrar clústeres, vincular centros de investigación e instituciones educativas para hacer posible la innovación y el desarrollo tecnológico, crear infraestructura de diversos servicios y la dis‐                                                        


118 Douglas North es un economista e historiador estadounidense galardonado con el Premio Nobel en Economía en 1993 por su renovación de la investigación en historia económica, a partir de técnicas cuantitativas para explicar los cambios económicos e institucionales. 

119 De La Cruz, Rafael (1998). “ Descentralización en perspectiva”

120 Para profundizar sobre la ciudad de Helsinki ver “Prosperous metrópolis. Competitiveness strategy for the Helsinki metropolitan area.”


 ponibilidad del capital humano, social y financiero que hagan posible el dinamismo que requiere la nueva economía del conocimiento.  En esta línea Porter establece que las economías de localización121, es decir, a nivel clúster, tienen una elevada influencia en la competencia local. 

 5.6.1 Importancia de la competitividad urbana  

La competitividad urbana se refiere al proceso de generación y difusión de competencias, a la capacidad de las ciudades para participar en un entorno globalizado, a la posibilidad de las ciudades de crear ambientes propicios para el desarrollo de competitividad de sus agentes económicos.122 Reiterando, en la competitividad urbana, la generación y difusión de competencias no solo depende  de factores microeconómicos sino también de las capacidades que ofrece un territorio para facilitar las actividades económicas. 

De  esta  manera,  este  concepto  se  convierte  en  un  factor  determinante  en  el  desarrollo  urbano  y regional, ya que a través de acciones y políticas implementadas por los gobiernos locales se puede lograr  que  estos  espacios  participen  en  el  mercado  nacional,  regional  e  internacional  de  bienes  y servicios, incrementen su ingreso real y el bienestar de sus ciudadanos, y promuevan un desarrollo sustentable. 

La competitividad puede llevar entonces a que las ciudades compitan directamente entre sí. Por lo general,  es  una  acción  público‐privada  dado  que  las  ciudades  o  regiones  son  un  sujeto  colectivo conformado por autoridades locales, empresarios y organizaciones económicas y sociales, que pueden ser promotoras de su propio desarrollo económico (Cabrero Mendoza, et al. 2007). Las formas más relevantes de competencia entre ciudades ocurren por inversiones privadas, inversiones y fondos públicos para elevar el stock de satisfactores colectivos, mercados para sus productos, población que se traduce en capital humano, ingresos, poder político y ampliación de la demanda local y organización de actividades de alto nivel, entre otras (Sobrino, 2002) 

 5.6.2 Determinantes de la Competitividad Local 

 Por lo general, los determinantes de la competitividad local son adaptaciones de los determinantes a nivel  nacional  y  de  las  proposiciones  de  las  teorías  de  localización  de  las  actividades  económicas. Porter establece que las razones por las que una ciudad es competitiva se encuentran dentro del Diamante presentado en el Esquema 5.4. 

Sin embargo, es claro que la economía urbana difiere en muchos aspectos de la economía de una país,  por  lo  que  la  adaptación  del  enfoque  de  ventajas  competitivas  a  nivel  local  debe  abarcar  al menos seis elementos: i) los gobiernos locales tienen muy poca injerencia en la formulación de las políticas macroeconómicas de un país; ii) el trabajo y el capital tienen una mayor movilidad a nivel local; iii) las economías urbanas dependen más del comportamiento de los actores y agencias externos de la ciudad; iv) en el contexto local la competitividad de una ciudad se analiza en función del cambio en la participación de alguna variable macroeconómica en el contexto nacional; v) es necesario tomar en cuenta el de las políticas regionales adoptadas por el gobierno central; y vi) los gobier‐                                                        


121 Las economías de localización surgen de muchas empresas del mismo sector que se localizan cerca una de otra; atrayendo proveedores especializados, ofreciendo empleo para mano de obra calificada, proveyéndose de insumos intermedios para determinados productos, etc. 

122 Cabrero Mendoza E., Jurado I. Contigiani A. “Competitividad de las ciudades mexicanas. La nueva agenda de los municipios

urbanos”. CIDE 2007


nos locales tienden a desempeñar un rol más importante en la promoción del crecimiento local (So-brino, 2002).

Algunos autores123 expresan que los determinantes de la competitividad urbana pueden ser dividi-dos en determinantes económicos y determinantes estratégicos.

Esta distinción es basada en que los primeros pueden ser representados por datos estadísticos y cuantitativos mientras que los segundos siempre serán de carácter cualitativo.

Entre los determinantes económicos se encuentran los factores de la producción, infraestructura, localización, estructura económica y servicios urbanos. Por el lado de los determinantes estratégicos están eficiencia de los gobiernos, estrategia urbana, cooperación del sector público y privado y flexi-bilidad institucional.

Para poner en práctica esta última división se presenta en el Esquema 5.5 los determinantes de la competitividad con sus respectivos componentes y características.


123 Kresl, K. y Gappert, G., 1995. «The determinants of urban competitiveness: A survey».


5.7 Cuantificando la Competitividad  

Lo que no se evalúa o mide, no puede mejorarse. Sólo es posible emprender acciones para mejorar la  competitividad  si  se  conoce  en  qué  lugar  se  está  ubicado y  si  los  avances  o  retrocesos  pueden medirse. 

Mesurar la competitividad de un sector económico, cadena productiva, localidad o región económica no es una tarea sencilla, y está íntimamente relacionado con el concepto de competitividad que se adopte.  

La modalidad mayormente utilizada para comparar la competitividad de dos o más unidades económicas es la creación de índices. Esta será una medida que agregue las variables económicas claves que inciden sobre la competitividad. 

Un índice o indicador de competitividad se convierte en un método de observación de los avances y dificultades o retrocesos que la entidad, país o región geográfica está acarreando en su proceso para lograr ser competitiva. 

Sin embargo, no están ausentes las críticas a estas mediciones. La validez y solidez de una medida de la competitividad en escala regional (también es válido el argumento para la escala nacional), depende  de  la  consistencia  del  marco  analítico  que  soporta  su  construcción,  de  la  coherencia  de  la medida con el marco analítico y de la metodología adoptada (Lall, 2001). Krugman (1995) muestra que la visión más aceptada de competitividad en el ámbito del país es solo una  forma  “divertida”  de  denominar  la  productividad,  cuestionando  así  la  construcción  de  estos índices.  

5.7.1 Mediciones a nivel nacional  

El Foro Económico Mundial y el Instituto Internacional para el Desarrollo Gerencial (WEF y IMD por sus siglas en ingles) en el Reporte Anual de Competitividad y el Anuario de Competitividad Mundial respectivamente, son las entidades que desde hace años son pioneras en la elaboración de índices de competitividad a nivel nacional. 

5.7.1.1 Índice de Competitividad Global (GCI)124 

Desde 1979, el Foro Económico Mundial presenta un reporte anual sobre la competitividad a nivel mundial. En 2005 comenzó a elaborar el GCI, desarrollado por el Profesor Xavier Sala i Martin, que aborda la medición desde la escala nacional, capturando factores micro y macroeconómico de la competitividad a nivel país. Está basado fundamentalmente en la teoría de Porter, que puede considerarse la corriente principal en este tema. Lo que el GCI intenta medir es el potencial de crecimiento de un país en el mediano y largo plazo (cinco a diez años) con base en las características de su economía y de la estructura y desempeño de sus instituciones. Provee consistencia analítica y facilita a los países la comparación con sus competidores.         


124 Por sus siglas en ingles Global Competitiveness Index. Global Competitiveness Report 2010‐2011, World Economic Forum.


Considera dos factores fundamentales, por un lado la situación económica de los países y el Estado; y por el otro desempeño de sus instituciones. Estas dos categorías están representadas en los doce pilares de la de competitividad con los que trabaja el Foro Económico Mundial. Estos son: Institucio-nes, Infraestructura, Entorno macroeconómico, Salud y educación primaria, Enseñanza superior y formación, Eficiencia del mercado de bienes, Eficiencia del mercado laboral, Desarrollo del mercado financiero, Tecnología disponible, Tamaño del mercado, Sofisticación de los negocios e Innovación.

A pesar de las ganancias sustanciales que pueden obtenerse por mejoras en cualquiera de los prime-ros once pilares, estos presentan rendimientos decrecientes. La innovación es particularmente im-portante para que las economías se acerquen a las fronteras del conocimiento y aumente la posibili-dad de integración y adaptación de nuevas tecnologías.

A su vez, los pilares son agrupados de acuerdo a tres categorías que son los tres subíndices que com-ponen el GCI: Requerimientos básicos, Potenciadores de eficiencia y Factores de innovación y sofisti-cación. Esto se presenta en el Esquema 5.6.

5.7.1.1.1 Argentina en el informe del WEF 

Para tener una idea de la performance de argentina en los diferentes pilares se presenta el Cuadro 5.1.

 Cabe destacar, que respecto a los pilares de Instituciones, Infraestructura, Ambiente macroeconómico, Eficiencia en el mercado de bienes, Eficiencia en el mercado laboral y Sofisticación de negocios e Innovación,  Argentina  disminuyó  en  el  ranking,  mientras  que  en  los  restantes  aumentó  la  misma excepto en Desarrollo del mercado financiero y Tamaño del mercado donde se mantuvo constante, siempre comparando con el mismo informe para el año 2010‐2011. En el ICG, se encuentra en el puesto Nº 85, ascendiendo dos lugares (puesto Nº 87) respecto del reporte anterior. 

 5.7.1.2 Índice de Competitividad Mundial (WCI)125 

Este índice creado por el IMD, mide la competitividad de las naciones mediante el análisis de cómo crear un entorno empresarial competitivo. Mientras que el WEF se basa en la teoría de Porter, el IMD tiene su propia teoría, que puede denominarse de las cuatro fuerzas fundamentales. Este modelo afirma que es el ambiente competitivo de las naciones el que crea y mantiene la competitividad de las empresas, las cuales al final son las que asumen la función de creación de bienestar (Garelli, 2007).  Las cuatro fuerzas fundamentales son: 

ƒ     Atractivo vs Agresivo

ƒ     Proximidad vs Globalidad

ƒ     Activos vs Procesos

ƒ     Toma de riesgos individuales vs Cohesión social

Tradicionalmente la competitividad estaba relacionada con la “agresividad”, es decir, con las exportaciones y el comercio exterior. Más recientemente, algunas naciones se enfocan en ser atractivas                                                       


125 Por sus siglas en inglés World Competitiveness Index. World Competitiveness Yearbook  2011, IMD.


 para localizar empresas y así lograr ser competitivas. Entonces, en la dicotomía atractivo‐agresivo, el IMD define cual es la metodología del gobierno para atraer inversión o motivar el comercio exterior ya sea por medio de políticas que presenten un ambiente de negocios favorable a los agentes económicos (atractivo) o por medio de políticas proactivas de incentivo directo a los mismos (agresivo). En la mayoría de los casos, las naciones deben tratar con dos tipos de economías que coexisten: la economía de proximidad y la economía de globalidad. La primera acarrea actividades tradicionales  como las artesanales, servicios personales, actividades administrativas como el Gobierno y la justicia; y  actividades  de  apoyo  al  consumidor  como  servicio  posventa,  entre  otros.  Esta  economía  ofrece mucho valor agregado por estar próxima al usuario final y generalmente es cara y proteccionista. Por otra parte la economía de globalidad, es una economía competitiva donde se incluyen empresas con operaciones  internacionales  donde  la  producción  no  necesariamente  está  cerca  del  usuario  final. Este tipo de economía se beneficia de las ventajas comparativas de los mercados mundiales. La proporción entre estas dos economías para la prosperidad nacional varía con respecto al tamaño y el desarrollo económico de un país. Mientras que los países grandes dependen de la economía global, los países pequeños son más dependientes de su economía de proximidad.  Los países ricos en activos como lo son tierra, trabajo y capital, no necesariamente son competitivos. De modo contrario, países pobres en activos, pero que han desarrollado procesos de transformación que agregan valor se vuelven competitivos. Esta dimensión, por lo tanto, examina hasta donde un país depende de sus recursos naturales para obtener sus ingresos en vez de desarrollar procesos de transformación que apoyen la creación de valor. La última dimensión que conforma el entorno competitivo de un país es la distinción entre un sistema que promueve el riesgo individual y otro que prioriza la cohesión social. Por un lado, las estructuras anglosajonas motivan el riesgo, la liberalización económica, privatizaciones y responsabilidades individuales. Por otro, el sistema europeo depende en gran parte del consenso social, el estado de bienestar y tiene un enfoque más igualitario hacia las responsabilidades.  Estas cuatro fuerzas fundamentales son plasmadas en cuatro factores que determinan la estructura del índice. Estos son, Performance Económica, Eficiencia del Gobierno, Eficiencia de las Empresas e Infraestructura. A su vez, estos están compuestos por veinte subfactores que responden a 300 criterios. 

Con base en su teoría y el conjunto de criterios, el IMD emite en mayo de cada año un ranking de países  que  combinan  información  cuantitativa  (2/3)  con  información  cualitativa  (1/3).  Al  final,  el modelo busca de manera sistémica entrelazar las cuatro fuerzas fundamentales para definir el ambiente competitivo de un país. 

 5.7.1.2.1 Argentina en el informe del IMD 

Según el Anuario Competitividad Mundial 2011 del IMD, Argentina se encuentra en el puesto Nº54 sobre 59 países (puesto Nº 55 en 2010), destacándose que está por detrás de todos los países de la región considerados en esta medición que son Chile (25), México (37), Perú (43), Brasil (44), Colombia (46) exceptuando solo a Venezuela (59) que se posiciona último en el ranking. Se presenta en el Cuadro 5.2 el posicionamiento de Argentina de acuerdo a los factores que considera el IMD para construir el índice. 

 

Este  aumento  en  una  posición  se  debe  a  que  mejoró  en  Infraestructura  y  Eficiencia  empresarial, mientras que permaneció constante en Eficiencia del gobierno y perdió siete posiciones en Performance económica. 

 5.7.2 Mediciones a nivel subnacional  

A continuación se presentan algunos de los índices más relevantes que miden la competitividad a nivel subnacional. En el marco del Seminario Internacional “Índices de competitividad de Regional de América Latina: 

metodologías, desafíos y proyecciones” que se llevó a cabo en Julio de 2011, donde se contó con la participación de experto de Argentina, Perú, México y Chile, se compartieron experiencias ocurridas en sus respectivos países en torno a los Índices de Competitividad Regional. 

Este primer Seminario sirvió de punta pie inicial para proponer a Córdoba como sede de una nueva reunión sobre competitividad en el año corriente.   

 5.7.2.1 Reporte de Competitividad del Bacon Hill Institute126 

El BHI realiza anualmente desde el año 2001 un reporte de competitividad donde se elabora un índice de competitividad para los estados de EEUU. A través de este informe se intenta identificar las cualidades que le permiten a algunas áreas sobresalir en la generación de ingresos y las cualidades que inhiben a otras para conseguir los mismos niveles de competitividad. El índice creado por esta institución está diseñado para medir la competitividad de una región en el largo plazo, y utiliza un enfoque similar al adoptado por el WEF, basado en la teoría de Porter. Para hacer operativo el cálculo del índice se tienen en cuenta los siguientes ocho aspectos: Gobierno y política fiscal, Seguridad, Infraestructura, Recursos humanos, Tecnología, Nacimiento de empresas, Apertura y Ambiente Político.  

Para el año 2010, bajo una escala de cero a diez, Dakota del Norte (7.39) obtiene el primer lugar, seguido de Colorado (6.79) y Massachusets (6.76). En cuanto a los estados menos competitivos están Alabama (3.42), Virginia Occidental (3.27) y Mississipii (2.88).  

 5.7.2.2 Índice de Competitividad Global de los Estados Mexicanos127 

Este índice es desarrollado desde hace quince años por el Instituto Tecnológico de Monterrey y difundido en su edición anual de “La Competitividad de los Estados Mexicanos”. El concepto de competitividad considerado se refiere al medioambiente creado en una economía de mercado (ya sea una nación, región o  cualquier ámbito geográfico) el cual es suficientemente atrac‐ 


126 Bacon Hill Institute, 2010. “Tenth Anual State Competitiveness Report”. 

127Instituto Tecnológico de Monterrey, 2010. “La Competitividad de los Estados Mexicanos. Fortalezas ante la crisis”


 tivo para localizar y desarrollar actividades económicas exitosas que permitan generar valor agregado y ser base de riqueza y bienestar.  

La metodología seguida para elaborar el índice incorpora cuatro factores en los que se engloba el concepto  de  ambiente  de  Competitividad.  Estos  son  Desempeño  Económico,  Eficiencia  Gubernamental, Eficiencia de Negocios y por ultimo Infraestructura. Además diecinueve subfactores integran el índice, cada uno de los cuales a su vez cuenta con un número de criterios que en conjunto agrupan un total de 172 indicadores los cuales provienen de diversas fuentes, tanto públicas como privadas. 

El índice se genera a partir de la posición relativa que cada unidad geográfica tiene respecto de las demás en cada uno de los criterios analizados. Es decir una posición buena o mala en el índice se deriva de la situación relativa en la que se encuentra la unidad geográfica en cuestión en cada una de  las 172 variables con respecto al resto de los estados.  

En la edición del año 2010, se puso como objetivo evaluar los efectos de corto plazo del impacto de la crisis global en los estados mexicanos, por lo que se creó un nuevo índice llamado Índice de Coyuntura. Este busca captar los efectos en variables no estructurales con la información más reciente. Para la elaboración del índice se consideran un total de quince variables actualizables trimestralmente y cuatro factores que son los efectos de la crisis como ser la pérdida de la capacidad de pago, la pérdida de los medios para obtener ingresos tanto en el sector empresarial como en el laboral y por último la pérdida de confianza.  

Respecto de los resultados obtenidos para esta edición, Distrito Federal encabeza el ranking, seguido de Nueva León, Querétaro y Colima. En cuanto a los estados menos competitivos, se encuentra Guerrero, Oaxaca y Chiapas.128 

 5.7.2.3 Índice de Competitividad de las Regiones Chilenas (ICR)129 

El  Índice  de  Competitividad  Regional  es  el  más  antiguo  de  la  región,  convirtiendo  a  Chile  en  país pionero para los estudios de competitividad. Esto hace que otras entidades hayan adoptado su metodología para emprender proyectos de medición de la competitividad a nivel regional, como lo es el caso del IIE de la Bolsa de Comercio.   

El ICR es un indicador que se construye a partir de un algoritmo que permite reunir una cantidad de variables disímiles de manera ordenada, las cuales procuran dar cuenta de los principales fenómenos asociados a la capacidad potencial del sistema económico regional de generar y mantener, en forma sostenida, un crecimiento del ingreso per cápita de sus habitantes. Para la construcción de este indicador  se  consideran  siete  factores  de  competitividad,  a  saber,  Resultados  Económicos,  Empresas, Personas, Innovación, Ciencia y Tecnología, Infraestructura, Gobierno y Recursos Naturales.  

En su edición para del año 2008, la Región de Magallanes junto con la Metropolitana se destacan por ser las más competitivas, seguidas de Antofagasta y Valparaíso, mientras que Coquimbo y Araucanía las menos competitivas. 


128 También existen otras instituciones que realizan mediciones de competitividad para México como son el CIDE y el IMCO. 

129 Ministerio del Interior – SUBDERE, Ministerio de Planificación, Instituto Nacional de Estadísticas. “Informe Índice de Competitividad Regional2008”.


 5.7.2.4 Índice de Competitividad de Regiones de Chile (ICORE)130 

El ICORE se realiza desde el año 1999 por la Universidad del Desarrollo de Chile, contando en 2010 con su octava edición. El índice es construido con siete factores; Personas, Gestión, Ciencia y Tecnología, Infraestructura, Sistema Financiero, Gobierno e Instituciones Públicas e Internacionalización; que agrupan a su vez un total de 86 variables cualitativas y cuantitativas.  

Las variables cuantitativas son obtenidas de fuentes oficiales del país vecino mientras que las variables cualitativas son obtenidas de la aplicación de una encuesta realizada a empresarios, ejecutivos, autoridades públicas, dirigentes gremiales de cada una de las regiones del país.  

Respecto de la metodología el ICORE muestra la posición relativa de cada una de las regiones en relación con las demás. Esta ordenación se obtiene a partir de la estandarización de los datos131, lo que permite obtener valores entre cero y uno sin unidad de medida para cada variable aun cuando la unidad de medida de cada factor sea distinta. El valor final del Índice para cada región corresponde al promedio simple del valor estandarizado obtenido por cada región en los factores que antes se nombraron.  

En cuanto a los resultados del ICORE 2009‐2010, dentro de las más competitivas, se vuelve a posicionar primera en el ranking la Región Mediterránea, lugar que no ha perdido desde la creación de este índice. A esta le siguen la Región de Antofagasta, Valparaíso y Magallanes. Mientras que entre las de menor competitividad aparecen O`Higgins, Maule y Araucanía. 

 5.7.2.5 Índice de Competitividad Regional en Venezuela132 

En el citado estudio, la competitividad regional es entendida “como la capacidad de las entidades regionales de Venezuela para proveer un ambiente que sustente la competitividad de las empresas”, a partir del concepto definido por el IMD. Además es un enfoque meramente empresarial, y siguiendo a Porter, el cual sostiene que la competitividad descansa en la productividad de las empresas. Este índice intenta reflejar las características del entorno en el que actúan las empresas, y para este fin se construyen dos índices que luego se combinan para formar el de Competitividad Regional. Estos índices son el Índice de Entorno Competitivo y el Índice de Mercado Competitivo. Con respecto al primero, para su creación se combinan dos aspectos. El primer aspecto es la situación actual de los factores que describen las condiciones que la entidad o región ofrece a las empresas ya instaladas así como a los inversionistas potenciales. Los factores considerados en este aspecto son Recursos Humanos, Infraestructura de Transporte, Servicios Básicos y Calidad de Vida. Cabe destacar que no se tiene en cuenta ningún aspecto impositivo, porque en Venezuela las potestades tributarias no están descentralizadas.  El  segundo  aspecto  a  considerar  para  el  Índice  de  Entorno  Competitivo  es  la  capacidad  Institucional que la región muestra en el corto, mediano y largo plazo para mejorar las condiciones que le ofrece a las empresas. Por último, el Índice de Mercado Competitivo está compuesto por dos subíndices, el de Mercado Local y el de Mercado Próximo. El primero utiliza variables que intentan medir la diferencia en los tamaños de mercado, diferencias en el poder adquisitivo de los habitantes, nivel de sofisticación de la demanda, entre                                                         


130 Facultad de Economía y Negocios. Universidad del Desarrollo de Chile. “Índice de Competitividad Regional (ICORE) 2009‐2010”. 

131 La estandarización se realiza en base al máximo valor alcanzado por una región en cada variable con el resultado obtenido por cada región en particular. 

132 CONAPRI, 2003. “Índice Regional de Competitividad. Una década de descentralización”.


 otras. El segundo es un promedio simple de los Índices de Mercado Competitivo de las regiones con las que comparte frontera. 

 5.7.2.6 Índice de Competitividad Provincial en Argentina (ICP)133 

El ICP es un algoritmo por medio del cual se intenta agrupar aquellos aspectos que se consideran determinantes para definir el grado de competitividad de una provincia. Es desarrollado por el Instituto  de  Investigaciones  Económicas  de  la  Bolsa  de  Comercio  de  Córdoba,  tomando  como  base  la metodología del ICR de Chile. 

Este índice se construye a partir de siete dimensiones, a las cuales se las define como factores. Estas son Personas, Empresas, Gobierno, Resultados Económicos Innovación, Ciencia  y Tecnología, Infraestructura y por último Recursos naturales y medio ambiente. Para esta medición del año 2010, se incluyen un total de 72 indicadores, de los cuales dieciséis  provienen de una encuesta especialmente diseñada para la construcción del mismo a empresarios de todas las provincias y el resto de las variables proviene de estadísticas oficiales de carácter público.  En esta edición se destaca las mejoras introducidas en los ponderadores. A través de un análisis de sensibilidad134, se demostró que los ponderadores utilizados eran estables, ya que el ranking del ICP no variaba ante cambios en los ponderados, que fueron sometidos a una prueba de simulación.   En el Cuadro 5.3 se presentan los resultados arrojó la medición del ICP para el año 2010. 


133 IIE, Bolsa de Comercio de Córdoba. “Índice de Competitividad Provincial de la República Argentina. Medición 2010”

134 Este procedimiento lo realizaron profesores de la Facultad de Matemáticas, Astronomía y  Física.


 5.7.2.7 Índice de Competitividad Regional del Perú (ICRP)135 

El Índice de Competitividad Regional del Perú es llevado a cabo por el Centro de Competitividad de CENTRUM Católica de la Pontificia Universidad Católica de Perú. Tiene por objetivo medir la competitividad regional entendida como “la administración eficiente de los recursos de las regiones para el beneficio de sus pobladores y el incremento de la productividad empresarial”.   

Este índice compara cuantitativamente la performance de 24 regiones y se construye a partir de cinco pilares que son Economía, Gobierno, Personas, Infraestructura y Empresas. A su vez cada pilar se compone de cinco factores que buscan captar el comportamiento de cada pilar, constituyendo un segundo nivel de desagregación. El tercer nivel de desagregación lo constituyen las variables, las cuales suman un total de 90 y otorga al análisis un nivel de detalle y focalización de gran importancia.  

Cabe agregar que para la información sobre el factor Empresas se realizó la Encuesta Nacional de Empresarios, la cual, a través de 16 variables, captura la percepción del empresario con respecto al comportamiento del pilar.  

Los resultados para el año 2010 reportan un liderazgo de Lima y Callao con 73.5 puntos (en una escala de 0 a 100) seguidas por Arequipa e Ica (45.32 y 44.49 puntos respectivamente). Respecto a las regiones con menos puntajes se encuentran Apurímac y Huancavelica. Paradójicamente, son las más cercanas geográficamente a las regiones más competitivas, aunque presentan los niveles más elevados de pobreza y de menor Índice de Desarrollo Humano. 

 5.7.2.8 Índice de Competitividad de los Estados – Factores (ICE‐F)136  

El ICE‐F es un índice de competitividad de los estados de Brasil, realizado en base a la teoría del diamante de Porter. Este puede se puede interpretar como el resumen de un conjunto de indicadores, donde se busca expresar el enfoque de Porter para referirse a las condiciones de los factores de la producción asociados al concepto de competitividad.  

El índice se divide en tres grupos, Calificación de la fuerza de trabajo, Conocimiento e innovación e Infraestructura (con igual ponderación para cada grupo).  A su vez, Infraestructura es dividido en cuatro subíndices que son Transporte, Comunicación, Salud y Energía. En total el índice utiliza 34  variables para captar el efecto de cada grupo en la competitividad.  

Respecto de la medición para el año 2006, arrojó que San Pablo es el estado más competitivo,  seguido por Río de Janeiro, Distrito Federal, Río Grande del Sur y Paraná.   

 5.7.3 Mediciones a nivel local  

En Cabrero Mendoza (1999) se distinguen tres tipos de métodos dependiendo del enfoque y de los objetivos a alcanzar:  

El primero es utilizado generalmente por consultoras y agencias gubernamentales regionales, el cual está principalmente orientado a la atracción de la inversión privada. El segundo tipo se refiere a los que se derivan de trabajos académicos, donde la competitividad se mide con la finalidad de enriquecer el conocimiento sobre el tema y aplicarlo en políticas públicas. Y el tercer tipo son aquellos trabajos que combinan los dos anteriores, es decir, están orientados a la inversión privada, pero también tienen interés de contribuir al conocimiento. 

                                                        


 135CENTRUM Centro de Negocios, Pontificia Universidad Católica del Perú. 2010. “Índice de Competitividad Regional del Perú” 

136 FEE, 2006. “


 A continuación se presentan algunas experiencias de mediciones de la competitividad a nivel local.  

 5.7.3.1 Índice de Competitividad Municipal de El Salvador137 

La Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), por medio de su Programa Promoción de Oportunidades Económicas, apoya la gestión de investigación conocida como el proyecto Índice de Competitividad Municipal (ICM). 

Su función principal es recolectar datos básicos a nivel local acerca del ambiente de negocios en El Salvador, y realizar un análisis de los resultados, cuya meta es identificar las limitaciones administrativas y normativas relativas al desarrollo del sector privado. 

El ICM es una herramienta que sirve para medir dentro de un país el clima de negocios a nivel subnacional. Es una medición de la capacidad que tienen los gobiernos municipales para generar y hacer cumplir las políticas regulatorias comerciales que estimulan el desarrollo del sector privado. Es importante destacar que no mide todo el entorno de inversión, el cual generalmente se considera necesario en medidas del potencial de desarrollo. Esta exclusión permite comparar a todos los municipios en iguales condiciones, a pesar de ser diferentes en sus dotaciones de recursos y nivel de desarrollo. El índice se enfoca en aquellos aspectos de la economía y la gobernabilidad local, sobre los cuales los gobiernos municipales tienen un grado de control similar.  La metodología utilizada se ha aplicado previamente en varios países asiáticos, adonde también fue financiado por la USAID. La recopilación de datos provino de dos encuestas, una enfocada al sector privado y otra al sector público. Se crearon nueve sub índices para captar los diferentes aspectos del entorno empresarial a nivel municipal. Estos son: Transparencia, Servicios Municipales, Proactividad, Pagos Informales, Seguridad Ciudadana, Tiempo para Cumplir con Regulaciones, Tasas e Impuestos, Costos de Entrada y Regulaciones Municipales. 

 5.7.3.2 Índice de Competitividad Urbana (ICU)138 

El Índice General de Competitividad Urbana del IMCO mide la capacidad de una ciudad para atraer y retener  inversiones  y  talento.  En  general,    esto  se  logra  cuando  los  países,  regiones,  entidades  o ciudades ofrecen condiciones integrales para maximizar el potencial socioeconómico de las empresas y de las personas. Se conforma de diez subíndices, donde cada uno representa un determinante de la competitividad urbana  considerado  por  el  índice.  Los  determinantes  son  Sistema  de  derecho  confiable  y  flexible, Manejo  sustentable  del  medio  ambiente,  Sociedad  incluyente,  preparada  y  sana,  Macroeconomía estable, Sistema político estable y funcional, Mercado de factores eficiente, Sectores precursores de clase mundial, Gobiernos eficientes y eficaces, Aprovechamiento de las relaciones internacionales y Sectores económicos en vigorosa competencia. 

El índice es una herramienta útil que brinda la posibilidad de dar a conocer la situación actual de las ciudades consideradas, y poder sugerir y recomendar un amplio panorama de líneas de acción de política pública en pos de mejorar la competitividad de las ciudades. El cálculo del índice comprende a 86 ciudades de México, y las divide de acuerdo a sus resultados en competitividad alta, adecuada, media alta, media baja, baja y muy baja.                                                         


137 “Índice de Competitividad Municipal 2011, El Salvador. Midiendo la Gobernabilidad Económica Local para Crear un Mejor Entorno Empresarial”. 

138 IMCO, 2010. “Competitividad Urbana 2010. Acciones urgentes para las ciudades del futuro”.


 Cabe destacar que estos son resultados para el año 2008 plasmados en el reporte del año 2010. La ciudad más competitiva de México es Monterrey, considerada la capital industrial del país; mientras que las dos ciudades menos competitivas son Huimaguillo y Tuxtepec. Por su parte la mayoría de las  ciudades consideradas en este trabajo se encuentran en un nivel de competitividad media alta, representando además el 66,62% de la población y el 67,28% del PIB. 

Además, el IMCO ha realizado una actualización metodológica del modelo de competitividad realiza‐do en el último índice internacional, haciendo posible una comparación de la competitividad de las ciudades y los países. 

En una escala de 0‐100 (homologada), el grupo de alta competitividad alcanza 47,13 de puntuación, semejante a la de países como Chile y Polonia (47,37 y 47,11 respectivamente). La categoría Adecuada  logra  43,80  similar  a  Costa  Rica  (42,29),  Media  alta (40,47)    similar  a  Brasil  (39,40)  y  a México (38,35), Media baja (36,36) en línea con Colombia (36,57) y Muy baja (30,34) similar a Bolivia (30,93). 5.7.3.3 Índice de Competitividad Municipal en materia de Vivienda (INCOMUV)139  En materia de vivienda, la competitividad es la capacidad de un municipio para preservar y aumentar  el  valor  de  las  inversiones  en  vivienda  que  realizan  los  ciudadanos.  Visto  así,  los  municipios  más competitivos en materia de vivienda son aquellos que generan el mayor beneficio o plusvalía a largo plazo para quienes compran vivienda. 

El INCOMUV para el año 2010 se construyó con 78 indicadores, los cuales se agrupan en tres pilares. Se utiliza una metodología similar a la de los índices de competitividad internacional, estatal y urbana  que  publica  el  IMCO  (Instituto  Mexicano  para  la  Competitividad).  Los  tres  pilares  o  subíndices miden los distintos determinantes de la competitividad de la vivienda. 

El primer pilar es el de Normatividad y características de la vivienda, en el cual evalúan algunas características asociadas a las viviendas como el acceso a servicios básicos, situación jurídica, uso de eco tecnologías, entre otras. 

El segundo pilar es el Contexto de la Vivienda dentro de la Ciudad. A grandes rasgos, trata de evaluar que tan bien integrada está la vivienda dentro del contexto urbano. Es decir, califica los mecanismos que permiten que la vivienda participe en las actividades productivas y educativas del municipio o zona urbana. 

El tercer pilar es el Contexto de la Ciudad dentro del País, donde se mida la capacidad del municipio para atraer posibles demandantes de vivienda o inversión, así como para desarrollarse económicamente. Es decir, mide el desempeño económico y socioeconómico del municipio en un nivel macro.


139 IMCO, 2011 “Vivienda para desarrollar ciudades”. 


Recuadro 5.1: Mayor población, menor competitividad   

Un resultado interesante, fue revelado por Gabriela Alarcón, coordinadora del proyecto INCOMUV, al diario Español CNN, luego que se dieran a conocer los resultados de la medición del  2010  para  las  ciudades  mexicanas.  Los  municipios  con  menor  competitividad  coinciden con aquellos en donde se experimentó un aumento notable de la población.  

En los municipios que presentaron competitividad Muy baja, la población creció 132% entre 2005 y 2010, mientras que los municipios con Alta competitividad mostraron un incremento poblacional del sólo 14% para el mismo período. 

A su vez, de 402 municipios que se evaluaron, 55 estuvieron en la categoría Adecuada, 144 en Media alta, 133 en Media baja, 50 en Baja y 13 en Muy baja. Alarcón, resaltó al periódico español que casi 25 millones de personas viven en México con una competitividad más baja que el promedio, que fue de 45,9 puntos en un escala de 100, que si bien no reprueba está distante del rango ideal. 

5.8 Consideraciones finales  

A pesar de la divergencia que existe en la interpretación del significado de competitividad, la mayoría de los autores concuerdan en que la productividad es el elemento clave. En países que han alcanzado un alto grado de productividad, el énfasis está en la innovación, considerándola un determinante clave de la competitividad en un entorno globalizado con interacciones complejas y dinámicas entre los agentes económicos 

La aplicación de la Teoría sistémica al concepto de competitividad ofrece un marco analítico de mucha utilidad para un análisis más profundo y desagregado, ayudando así al delineamiento de políticas de distinto alcance para generar los incentivos correctos. 

Respecto de la competitividad regional, la tendencia indica que se está avanzando en este sentido, destacándose la importancia de la integración regional como así también en la búsqueda de convergencia de las mismas. A su vez, la descentralización sirve como fuente de competitividad. 

Las regiones deben proporcionar un ambiente óptimo para los negocios, buena calidad en los recursos humanos, y demás condiciones necesarias para la instalación de las empresas en ellas. Casi todos los índices que pretenden medir la competitividad, incluyendo los presentados en este capítulo, utilizan el método factorial. Esto se debe a que esta metodología es utilizada por las entidades más reconocidas a nivel mundial como lo son el IMD y el WEF. A su vez, entidades más pequeñas y dependencias gubernamentales las toman como referencia en sus mediciones. 

Las entidades que desarrollan los índices aquí presentados son en su mayoría privadas, deduciendo en parte la falta de conciencia de los gobiernos en la importancia de la competitividad en un país. Esto se ve más agravado ante iniciativas de medición en niveles de gobierno subnacionales y locales, 

ya que además del desinterés o falta de conciencia se suman los problemas de recolección de datos y falta de financiamiento en los proyectos. Finalizando, a pesar de las dificultas que se presentan a la hora de establecer una medida para la competitividad,  es  el  camino  correcto  indagar  en  ella,  trabajando  sobre  metodologías  existentes, buscando mejorarlas e ir en búsqueda de una homologación que permita comparar distintas regiones geográficas en distintos países, enriqueciendo aún más el análisis. El índice de competitividad desarrollado por la CIDE (Centro de Investigación y Docencia Económicas) en su versión 2007 es una actualización de su versión 2003. Considera a las 60 zonas metropolitanas más importantes de México en cuanto a población y generación de riqueza, en las cuales se resume un total de 225 municipios, quedando representados todos los estados del mencionado país. El  cálculo  del  índice  se  basa  en  el  método  de  análisis  factorial.  Este  método  ha  sido  utilizado  por  diversas entidades reconocidas a nivel nacional e internacional como son el WEF en el Reporte de Competitividad  Global;  el  IMD  en  el  Anuario  Mundial de  Competitividad  y  el  Consejo  Nacional  de Población (CONAPO) en el cálculo del índice de marginación municipal.  

Los factores que utiliza la CIDE son cuatro: económico, socio‐demográfico, urbano‐ambiental e institucional. 

Recuadro 5.2: Metodología: Análisis factorial  

El análisis factorial es un método para aislar diversas dimensiones dentro de un grupo de variables relacionadas. Es decir, se trata de separar patrones comunes de variación que facilitarían el análisis de alguna situación en particular. Este método se utiliza para explorar relaciones entre variables y también para generación y prueba de hipótesis.  

El propósito del análisis factorial es identificar y cuantificar las dimensiones supuestas para resaltar el desempeño de un grupo de variables dentro de una diversidad de cuestiones. El análisis factorial contempla cuatro etapas: 

1. Se genera una matriz de coeficientes de correlación para encontrar las posibles relaciones entre las variables. Las variables no deben mostrar multicolinealidad y singularidad. La primera se refiere a variables que midan la misma información. Y la segunda se refiere a variables  que estén en función de otras dentro del mismo modelo. 

2. Tomando como base la matriz de correlación, se extraen los factores. Para ello se utiliza  


140 Mendoza E., Jurado I. Contigiani A. “Competitividad de las ciudades mexicanas. La nueva agenda de los municipios urbanos”. CIDE 2007 


 

generalmente el método de componentes principales. Este método transforma un grupo inicial de variables en nuevos grupos llamados componentes o factores. Cada componente traa de agrupar la mayor varianza posible con respecto a la varianza de las variables originales. 

El factor principal es el que agrupa la mayor varianza.

3. Los factores se rotan para maximizar las relaciones entre las variables y algunos de los factores y minimizar la asociación con otros. 

4. Finalmente se calcula la participación de cada variable en los factores.

Matemáticamente, cada variable puede ser vista como un vector, con magnitud y dirección, que puede graficarse como una línea. Los ángulos formados por cada vector representan las relaciones entre las variables, las cuales se calculan en la matriz de correlación. El componente o factor principal es un nuevo vector que resulta de la dirección que tomarían las variables si se movieran al punto cero del eje más cercano, es decir, de las que presentan una varianza más parecida.  

El análisis factorial dice cuántos factores son necesarios para alcanzar la correlación original de las variables iniciales. 

5.7.3.5 Índice de Competitividad Sistémica de Ciudades Mexicanas (ICSAR)141  

El concepto de competitividad sistémica reconoce que la competitividad de un determinado ámbito es el resultado de la acción conjunta de una serie muy amplia de factores públicos, privados, sociales y personales que actúan de forma simultánea en un territorio determinado.  

Basado en este concepto, Aregional SA, construye el ICSAR‐Ciudades 2010 que se compone de seis niveles de competitividad, los cuales a su vez se integran de 31 factores y 105 indicadores.  Los  niveles  de  competitividad  elegidos  son  los  cuatro  tradicionales  propuestos  por  la  bibliografía  destacada  en  el  tema,  es  decir,  Micro  (Empresa),  Meso  (Sectorregional),  Macro  (Nacional)  y  Meta(Valores Sociales);  a los que se le suman dos niveles más, Empresario, precedente al nivel micro e Internacional, posterior al Meta. 

5.7.3.6 Índice FIRJAN de Desarrollo Municipal (IFDM) 142 

El sistema FIRJAN (Federación de las Industrias de Río De Janeiro) es un conjunto de empresas brasileñas de dicho estado en busca del desarrollo y de ofrecer soluciones y servicios que puedan multiplicar la productividad de las empresas y mejorar la calidad de vida para los empleados.  

El IFDM, desarrollado por el FIRJAN, no es un índice que mida la competitividad. Este evalúa el desarrollo municipal y sirve de referencia para el seguimiento del desarrollo socio‐económico de Brasil. Los datos para su cálculo son tomados de estadísticas oficiales del país vecino y se basa en tres grupos, Ingresos y empleo, Educación y Salud.  

La edición 2011 (que hace referencia al desarrollo municipal del año 2009, debido al desfasaje entre la divulgación y el año a que se refieren dichos datos) expresa que los niveles de desarrollo encontrados en los 5.546 municipios brasileños continúan dividiendo a Brasil en dos (por un lado las regiones Sur, Sudeste y Centro‐Oeste con IFDM mas altos que en las regiones Norte y Noroeste), a pesar de la tendencia a la reducción de las desigualdades en la última década. Esto último queda reflejado en que el 90% de los municipios brasileños aumentaron su IDFM entre 2000 y 2009. 


141 AREGIONAL, 2010. “Índice de competitividad sistémica de las ciudades mexicanas”. 

142 FIRJAN, 2011. “Índice FIRJAN de desenvolvimiento municipal. Ano base 2009”.


5.8 Consideraciones finales  

A pesar de la divergencia que existe en la interpretación del significado de competitividad, la mayoría de los autores concuerdan en que la productividad es el elemento clave. En países que han alcanzado un alto grado de productividad, el énfasis está en la innovación, considerándola un determinante clave de la competitividad en un entorno globalizado con interacciones complejas y dinámicas entre los agentes económicos  La aplicación de la Teoría sistémica al concepto de competitividad ofrece un marco analítico de mucha utilidad para un análisis más profundo y desagregado, ayudando así al delineamiento de políticas de distinto alcance para generar los incentivos correctos. 

Respecto de la competitividad regional, la tendencia indica que se está avanzando en este sentido, destacándose la importancia de la integración regional como así también en la búsqueda de convergencia de las mismas. A su vez, la descentralización sirve como fuente de competitividad.  Las regiones deben proporcionar un ambiente óptimo para los negocios, buena calidad en los recursos humanos, y demás condiciones necesarias para la instalación de las empresas en ellas. Casi todos los índices que pretenden medir la competitividad, incluyendo los presentados en este capítulo, utilizan el método factorial. Esto se debe a que esta metodología es utilizada por las entidades más reconocidas a nivel mundial como lo son el IMD y el WEF. A su vez, entidades más pequeñas y dependencias gubernamentales las toman como referencia en sus mediciones. Las entidades que desarrollan los índices aquí presentados son en su mayoría privadas, deduciendo en parte la falta de conciencia de los gobiernos en la importancia de la competitividad en un país. Esto se ve más agravado ante iniciativas de medición en niveles de gobierno subnacionales y locales, ya que además del desinterés o falta de conciencia se suman los problemas de recolección de datos y falta de financiamiento en los proyectos. 

Finalizando, a pesar de las dificultas que se presentan a la hora de establecer una medida para la competitividad,  es  el camino  correcto  indagar  en  ella,  trabajando  sobre  metodologías  existentes, buscando mejorarlas e ir en búsqueda de una homologación que permita comparar distintas regiones geográficas en distintos países, enriqueciendo aún más el análisis.   

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