MAQUINARIA AGRICOLA

CAPÍTULO 10: MAQUINARIA AGRÍCOLA

 

La industria de la maquinaria agrícola reviste una gran importancia en un país con una tradición agrícola-ganadera como la Argentina. A partir de 2002 el sector experimentó un alto dinamismo  reflejado  en  el  aumento  de  ventas  internas,  las importaciones    y  las  exportaciones,  haciendo  su  estudio  un tema de actualidad. En este capítulo se estudia su evolución en los últimos años, las posibilidades de crecimiento para la industria nacional y los modelos desarrollados de clústeres.

10.1. Introducción

La actividad agropecuaria tuvo, desde antes de la conformación de Argentina como país, una gran relevancia en el desarrollo económico de la región, que a pesar del paso de los años sigue siendo fundamental. Como resultado de la inserción del país al mercado mundial en el siglo XIX como proveedor de productos agropecuarios se han producido encadenamientos1 horizontales y verticales en el sector: producción de semillas y otros insumos, infraestructura como puertos y lugares de almacenamiento, transporte, maquinaria agrícola y servicios diversos. Por esto, la industria de la maquinaria agrícola constituye una actividad de larga tradición y gran importancia en el país.
De acuerdo a la Nueva Teoría del Comercio Internacional2, los países tienden a especializarse en aquellas industrias en las que tienen ventajas competitivas, pero también en las que poseen un mercado doméstico importante debido al aprovechamiento de las economías de escala3. De esta forma, la relevancia de la actividad agrícola en Argentina es responsable de un mercado de maquinarias agrícolas, en el que la producción nacional cumple un rol protagónico.
Ante el crecimiento económico registrado después de la crisis de 2001/2002, el sector mostró un gran dinamismo, y su análisis, que siempre fue objeto de estudio, se volvió un tema de actualidad.
Se puede decir que Argentina posee ciertas ventajas comparativas para el desarrollo de una industria de maquinaria agrícola internacionalizada, debido a la existencia de una


1  Conjunto de relaciones económico-productivas que un sector económico o unidad productiva tiene con su entorno.
2  Krugman, P. (1979), “Increasing returns, monopolistic competition and international Trade”, Journal of International Economics, 9, 469–479.
3  El concepto de economías de escala se refiera a la reducción de costos que se experimenta como resultado del aumento de la producción y aprovechamiento de insumos.


masa crítica mínima, conocimientos agronómicos y productos de calidad, cuyo caso paradigmático es el modelo de siembra directa4 y su equipamiento asociado.
La industria en cuestión tiene la particularidad de no ubicarse en las grandes áreas metropolitanas, sino en una vasta cantidad de localidades, muchas de ellas pequeñas, de la región pampeana. De esta forma, su crecimiento tiene un importante impacto en términos de desarrollo regional, creando empleos en el interior del país, lo que le asigna un rol socioeconómico y demográfico fundamental. Forma parte de la industria metalmecánica, que comprende la fabricación de una amplia gama de productos, desde formas básicas de metal hasta maquinarias complejas, por lo que constituye una pieza fundamental en el entramado productivo del país al articularse con distintos sectores industriales.
A pesar de que esta industria se empezó a desarrollar a finales del siglo XIX, su mayor crecimiento se dio en la etapa de industrialización por sustitución de importaciones a partir  de  la  década  de  1930  y  especialmente  después  de  la  Segunda  Guerra  Mundial, combinando tanto filiales de empresas extranjeras como empresas de capital nacional, abocadas a abastecer únicamente el mercado interno.
Cabe destacar el desempeño del Clúster de Maquinarias Agrícolas ubicado en Las Parejas, Santa Fe, que representa un ejemplo exitoso y de larga trayectoria en cuanto a la experiencia de los clústeres en Argentina, con notables avances en materia de tecnología para el sector y capacidad de exportación de las empresas del aglomerado.

10.2. Conceptualización del mercado de maquinaria agrícola

10.2.1. Productos que involucra

Los productos que involucra el sector de la maquinaria agrícola se pueden diferenciar, en primer lugar, entre aquellos que se encuentran motorizados y los que no lo están. El grupo inicial comprende la llamada maquinaria agrícola autopropulsada, integrada principalmente por tractores, cosechadoras y pulverizadoras autopropulsadas. El otro grupo, la maquinaria agrícola de arrastre, se integra por pulverizadoras de arrastre, sembradoras, tolvas, embolsadoras de granos, y equipos de preparación del suelo como cinceles, arados y rastras.
La maquinaria agrícola autopropulsada muestra una penetración de equipos importados mucho mayor, especialmente en tractores y cosechadoras, en contraposición con la maquinaria de arrastre, donde la producción nacional es más importante.
Una característica de la industria es la producción de benes altamente diferenciados: tractores, cosechadoras, sembradoras e implementos. Los tractores comprenden diversos tipos, desde los más pequeños de 20 cv5 de tracción simple, usados para la horticultura hasta los de 300 cv articulados6. Se diferencian principalmente en potencia, tipos de neumáticos, tracción simple o doble, las cualidades para la armonización con los implementos y los elementos de confort, ergonomía y seguridad7. Su industria presenta un grado de concentración elevado, y está principalmente compuesta por trasnacionales8; las empresas nacionales ocupan una porción pequeña del mercado.


4  Método de cultivo sin labranza con cubierta de residuos.
5  Caballos de vapor: unidad de potencia de una máquina que representa el esfuerzo necesario para levantar 75 kg a 1 metro de altura en 1 segundo.
6  Que articulan al medio en forma vertical y horizontal, permitiendo que las cubiertas siempre estén sobre el suelo.
7  Ministerio de Economía, Provincia de Buenos Aires.
Agco (Agco Allis, Challenger, Massey Ferguson, Valtra), John Deere, Case-New Holland.


Las cosechadoras están equipadas con cabezales cilíndricos para la cosecha fina, y sus diámetros determinan la capacidad de trilla. Estos pueden desarticularse y cambiarse por cabezales para cosecha gruesa. El mercado está dominado por las mismas empresas trasnacionales que el mercado de tractores, donde las empresas nacionales presentan una baja participación.
El rubro de las sembradoras abarca un espectro amplio: máquinas de precisión, para siembra directa y convencional, con fertilización simple o doble localizada y aplicación de defensivos sólidos o líquidos. Poseen menor complejidad tecnológica, y la participación de los equipos importados es muy pequeña. El sector se conforma principalmente por pymes nacionales.
El rubro implementos incluye un conjunto heterogéneo de productos. El más importante es pulverizadoras, pero también abarca tolvas, embolsadoras de granos, secadoras de granos, silos, y otros. Implica en general un nivel tecnológico menor que los otros rubros, por lo que la oferta existente es más atomizada, y con una participación importante de empresas nacionales.
La diferencia en la participación de las empresas nacionales en el mercado entre los distintos rubros se debe a que ciertos implementos o maquinarias responden a características locales de la demanda, mientras otros son internacionalmente uniformes. Las sembradoras de siembra directa y pulverizadoras autopropulsadas o de arrastre junto con otros implementos donde las empresas nacionales dominan el mercado, presentan una alta especificación y adaptación regional a un mercado local relativamente pequeño y con una cantidad alta de oferentes, lo que lo hace poco atractivo para las firmas multinacionales.
Por otro lado, el mercado de tractores y cosechadoras responde a características únicas a nivel mundial, razón que les permite a sus productores aprovechar las economías de escala, además de que contienen adelantos tecnológicos que exigen una gran inversión en ingeniería. Esto favorece a que grandes empresas multinacionales se apropien del mercado, muchas de ellas radicadas en Brasil.

10.2.2. Procesos

La industria de la maquinaria agrícola es parte de la industria metalmecánica, que comprende los procesos de mecanizado de algunas de las partes mecánicas a partir de insumos siderúrgicos y de ensamble de esas partes junto a otros componentes eléctricos, electrónicos, de medición, motores, rodados, que son provistos por otras industrias. Se caracteriza por ser intensiva en mano de obra calificada.
La producción de tractores y cosechadoras se realiza bajo un proceso seriado de montaje, donde se exhiben fuertes economías de escala derivadas de la existencia de costos fijos altos. En el caso de la fabricación de sembradoras, las economías de escala son menos significativas; se puede realizar la producción en lotes menores y en algunos casos a
pedido, debido a la alta diferenciación del producto que provoca que la demanda por cada modelo en particular sea más baja.
Para la fabricación de las maquinarias se utilizan materias primas básicas e insumos, que se dividen en semielaborados y finales. Los insumos semielaborados son los siderúrgicos, a partir de los que se elaboran las partes y piezas mecánicas. Los insumos finales pueden ser componentes mecánicos o componentes no mecánicos, que comprenden una gran variedad de bienes como motores, neumáticos, sistemas hidráulicos, sistemas de transmisión, rodamientos, entre otros.
Las  tareas  de  mecanizado  generalmente  son  subcontratadas  a  agropartistas.  Implican tareas de metalmecánica, fundición e inyección de plásticos. En Argentina la oferta  de componentes mecánicos y de insumos semielaborados es abundante, por lo que se abastece internamente. En particular la producción de componentes mecánicos está en manos de pequeñas y medianas empresas locales. Los componentes no mecánicos son en general importados.
Se culmina el proceso productivo con el ensamble de piezas, donde se suelen aplicar diseños de productos propios, y la etapa de comercialización, que incluye los servicios de pre y post venta. Algunas empresas intervienen además en el mercado de repuestos.

10.3. Mercado Internacional

El mercado internacional de maquinaria agrícola está concentrado en un pequeño grupo de firmas multinacionales, entre las que se pueden destacar John Deere, Case-New Holland (CNH), Agco/Allis, Caterpillar, Claas, Same Deutz-Fahr, entre otras de origen norteamericano y europeo principalmente. Las tres primeras concentran el 50% del mercado mundial, que tiene una facturación de US$55.000 millones anuales. La mayoría de las empresas multinacionales de maquinaria agrícola poseen filiales en Argentina.La existencia de barreras de entrada9 al mercado mundial, especialmente asociadas a los costos de investigación y desarrollo (I+D), la capacidad de autofinanciamiento, y la preferencia por marcas ya instaladas, contribuyen a la concentración del mercado.Las compañías utilizan la práctica de deslocalizar los distintos eslabones de la cadena productiva a fin de aprovechar al máximo las ventajas que cada país ofrece: mano de  obra barata, materias primas subsidiadas, tecnologías. Conjuntamente con estas empresas multinacionales existen competidores regionales y empresas locales de países en desarrollo con estrategias de menor costo; sobresalen los casos de las empresas de India y China con un alto flujo de ingresos generado en sus propios mercados. Una empresa a destacar es la india Mahindra & Mahindra, que opera en el mercado de tractores más grande del mundo y exporta a numerosos países.Los principales países exportadores de maquinarias agrícolas son Estados Unidos, Alemania, Japón, Italia y Holanda, y también son los exportadores netos más importantes. Estados Unidos y Alemania se encuentran además entre los cinco principales importadores de estos productos, junto con China, Corea del Sur y Francia. Los importadores netos más grandes son China, Corea, Taiwán, Rusia y Australia. En este último grupo, aunque con un grado de importancia menor, se encuentra Argentina

10.4. El sector en Argentina

10.4.1. Reseña histórica
El surgimiento y crecimiento de la producción de maquinaria agrícola en Argentina tiene una estrecha vinculación con el desenvolvimiento histórico de la economía y sus particularidades en el contexto internacional.
El sector comienza su desarrollo de la mano de las corrientes inmigratorias de finales del siglo XIX y la expansión de la frontera agrícola asociada al modelo agroexportador. En 1878 se fabrica el primer arado argentino en la provincia de Santa Fe, y a partir del allí el


9  Obstáculos a los que se enfrenta una firma para ingresar a un mercado. Incluye gastos de inversión, regulaciones, derechos de propiedad intelectual, economías de escala, lealtad de consumidores, publicidad, entre otros.


aumento de la demanda inducido por el crecimiento del sector agrícola nacional provocó la incipiente aparición de una industria productora de maquinaria agrícola.
La producción mundial estaba liderada por Inglaterra, y más tarde por Estados Unidos y Canadá. La producción local era pequeña debido a la competencia externa, sumado a que los equipos se importaron libres de impuestos hasta 1930.
Debido a la forma de surgimiento, la producción de maquinaria agrícola se dedicó en sus inicios a la imitación de las maquinarias importadas que se habían aprendido a reparar en el país. Sin embargo fueron apareciendo paulatinamente distintos emprendimientos que realizaban sus propios diseños y llegaron a desarrollar tecnologías comparables a las de los países industrializados. En 1929 se fabricó en Sunchales, Santa Fe, la primera cosechadora automotriz del mundo10.
Durante la década del ‘30 el avance de la industria de maquinaria agrícola se basó en las políticas de promoción industrial, privilegios fiscales y crédito subsidiado y la protección que le brindó la aplicación de aranceles a las importaciones.
Hacia el comienzo de la Segunda Guerra Mundial los sectores industriales de muchos países que no participaban de la guerra experimentaron un rápido desarrollo, y el sector de la maquinaria agrícola no fue la excepción en Argentina. De hecho, su alto crecimiento le permitió comenzar a exportar para satisfacer la demanda mundial desatendida por los países participantes de la guerra, aunque la dificultad para conseguir insumos que debían importarse mitigó las posibilidades de crecimiento que se presentaban.
En el periodo de posguerra se afianzó la industria nacional de maquinaria y repuestos agrícolas gracias a una legislación proteccionista. Sin embargo, hasta la década del ‘50 no existió producción nacional de tractores debido a la falta de insumos básicos (motores, transmisiones, etc.). Unas pocas empresas de países industrializados contaban con la tecnología de procesos y de productos necesaria para la fabricación de las maquinarias de mayor complejidad, y sus mecanismos de penetración en los mercados emergentes no incluían la transferencia de esas tecnologías.
Hacia el año 1952 la fabricación de maquinaria agrícola fue declarada de interés nacional y el Estado incursionó en la producción de tractores mediante un acuerdo con Fiat para la provisión de tecnología.
A finales de los ‘50, filiales de multinacionales se instalaron en el país aprovechando la protección de la industria interna, en la mayoría de los casos mediante asociaciones con empresas locales. Estas empresas tuvieron un rol importante al significar inversiones directas, investigación en el sector y avance en la tecnología local como resultado de la adaptación de la tecnología extranjera. Se incorporaron nuevas variedades de maquinarias y contribuyeron al desarrollo de una industria de autopartes. La creación del INTA (Instituto  Nacional  de  Tecnología  Agropecuaria)  en  1956  favoreció  la  recuperación  del sector agropecuario que había perdido participación en los años previos, lo que movilizó la demanda de maquinarias agrícolas.
Para comienzos de la década del ‘70 la industria de maquinaria agrícola se encontraba afianzada en el país, cubriendo la demanda que no se podía satisfacer por importaciones.
Se venía desarrollando un proceso continuo de innovación tecnológica por parte de las pequeñas y medianas empresas nacionales, a la vez que aumentaban las exportaciones alentando aún más al sector.
A finales de la década del ‘70, sin embargo, se produjo una apertura económica que posibilitó la entrada de maquinarias importadas con cada vez menores aranceles, con las que tuvo que competir la industria nacional. Además se eliminaron la mayor parte de


10  Gobierno de Santa Fe.


los subsidios al sector y aumentaron las tasas de interés, lo que sumado a la caída en la rentabilidad de los productos agrícolas, perjudicó fuertemente a los productores.
Las firmas nacionales se vieron obligadas a introducir innovaciones para competir con las importadas, de más alta tecnología. Se comenzó a hacer un uso intensivo de la hidráulica y la electrónica, y aunque los cambios fueron apresurados, las empresas locales mostraron una actitud positiva para acortar la brecha tecnológica.
Sin embargo, en un contexto de estancamiento general de la economía, tipo de cambio apreciado, disminución de las ventajas del sector y caída en la demanda, la industria de maquinaria agrícola local comenzó una etapa de declinación. Las maquinarias importadas experimentaron una penetración alta en el mercado local, y aprovecharon la caída en la producción de las firmas nacionales.
La década del ’80 se caracterizó por una fuerte inestabilidad y estancamiento económico. La inflación provocó continuos cambios en los precios relativos, y redujo el horizonte temporal para la toma de decisiones, con la consecuente caída en la inversión en equipos y bienes de capital. Esto tuvo repercusiones negativas en el crecimiento de largo plazo. Por el lado de la demanda, el sector agropecuario atravesó un periodo difícil debido principalmente al deterioro de los precios de las cosechas y la incertidumbre en el planeamiento de los cultivos, sumado a la baja propensión a invertir,  generalizada debido al momento económico.
Las maquinarias argentinas fueron diseñadas para satisfacer una demanda interna particular debido a los sistemas de producción agrícola propios. Esto presentó beneficios para la venta en el mercado interno, pero impidió la adaptabilidad para la exportación.
No se siguieron normas de fabricación ni se tuvieron en cuenta las pautas de seguridad para el operario, razones por las cuales la industria de maquinaria agrícola argentina se desconectó del resto del mundo. Surgieron numerosas empresas familiares artesanales, que llegaron a desarrollarse como pymes de alcance local y nacional.
De todas formas, en la década del ‘80 se produjeron grandes volúmenes en comparación  con  las  décadas  anteriores,  motivados  por  la  generalización  de  la  tractorización, la cosecha mecánica y la aparición de maquinas para labranza, siembra y protección de cultivos más eficientes, conjuntamente con avances en los campos de la genética y los agroquímicos.
Sin embargo, el deterioro de los precios internacionales de los cereales, el aumento de la participación de los equipos importados y la disminución en las exportaciones, causaron que el mercado interno para las firmas nacionales decreciera. Una gran cantidad de empresas locales, en su mayoría pymes, debieron abandonar el mercado, se redujo el empleo en el sector y se comenzó a utilizar una cantidad mayor de insumos y componentes importados.
En los ‘90 se produce la segunda apertura económica. En un contexto de precios internacionales de cereales y oleaginosas favorable, ausencia de retenciones a las exportaciones agropecuarias y acceso al crédito con tasas de interés bajas, el sector agropecuario se constituyó en una potencial fuente de rentabilidad, lo que significó un impulso a la compra de maquinaria agrícola. Además se incorporaron otras fuentes de adquisición de los equipos: sistemas de leasing, warrants, financiamiento de usados y sistema de adjudicación anticipada.
Se expandieron los cultivos de trigo y soja, con la aplicación masiva de agroquímicos, maquinaria de mayor precisión, siembra directa y transgénicos, lo que provocó grandes cambios en las formas de producción y una mayor dependencia del capital. De esta forma la producción y venta de maquinaria crecieron fuertemente. Sin embargo, una parte importante del crecimiento del mercado fue absorbido por importaciones a bajo costo.

 Ante la apreciación real del peso durante la Convertibilidad, los fabricantes argentinos perdieron competitividad en los rubros más complejos (cosechadoras y tractores). Tanto las  filiales  de  multinacionales  como  algunas  firmas  nacionales  se  vieron  obligadas  a redefinir sus estrategias de producción y comercialización, y como resultado discontinuaron la fabricación en el país o comenzaron a producir partes en Brasil, debido a los beneficios que éste les ofrecía, sumado a las facilidades que les garantizaba el MERCOSUR. Otras empresas disminuyeron su fabricación y ampliaron su oferta mediante la importación de equipos. Este proceso se acentuó con la devaluación de Brasil en 1998.
A comienzos de 2002, la devaluación del peso provocó cambios en el sector. La crisis económica  de  finales  de  los  ‘90  y  principios  del  ’00  había  sido  causa  de  un  atraso  en el equipamiento del sector agrícola. Esta situación, sumada a la mejora en los precios internacionales de los cereales y oleaginosas, a la depreciación del tipo de cambio real y a la capacidad de endeudamiento de que gozaban los productores y contratistas por la liquidación de pasivos, llevaron a un aumento en las ventas de maquinaria agrícola y autopartes, que se hizo evidente desde finales de 2002.
A pesar de la enorme recuperación del sector en la primera década del ’00, que se vio reflejada en el aumento de las ventas, la incorporación de mano de obra, el acceso a nuevas tecnologías y la ampliación de instalaciones, la demanda interna de maquinaria superó la oferta local. De esta forma, la importación de equipos extranjeros tuvo un crecimiento mayor a la venta de equipos nacionales.

10.4.2. Productores
Existen en el país alrededor de 730 empresas en el sector; 440 fabricantes de maquinarias agrícolas y 290 de agropartes, con capitales tanto de origen nacional como extranjero y ocupan unas 90.000 personas de forma directa e indirecta11. Las multinacionales poseen un menor grado de integración vertical que las nacionales, realizando una división vertical del trabajo con los proveedores de subconjuntos para el ensamblado. La importancia de la presencia de segmentación de las actividades en la cadena de producción de algunos productos radica en el aprovechamiento de las economías de escala.
Los fabricantes locales de sembradoras y agropartes son los que muestran una mayor integración, mientras que los productores de pulverizadoras tienen un grado de integración vertical intermedia.12
Las dos empresas más grandes en el país son de capitales extranjeros: John Deere Argentina y Agco. Entre las dos representaron más del 50% de las ventas totales de maquinarias en 2008. La primera posee una planta productora en la ciudad de Granadero Baigorria,  Santa  Fe,  mientras  que  la  segunda  posee  dos  plantas  productoras,  una  en Haedo, Buenos Aires, y la otra en Rosario, Santa Fe. Otras firmas de capitales extranjeros con una proporción importante en las ventas y recientes inversiones para ampliar su producción local son CNH Argentina, que posee una fábrica nueva en Ferreyra (Córdoba), y Claas Argentina, con fábricas en Oncativo (Córdoba), Florentino Ameghino (Buenos Aires) y Sunchales (Santa Fe).
Las empresas nacionales de mayores ventas según datos del Ministerio de Economía y Finanzas Públicas son:
•        Metalfor, con dos plantas productoras en Córdoba, una en Marcos Juárez y la otra en Noetinger, dedicadas a la fabricación de tractores, pulverizadores, fertili-


11  Fundación CIDETER e INTA Manfredi, 2009.
12  Ministerio de Economía y Finanzas Públicas y Ministerio de Relaciones Exteriores, Comercio Internacional y Culto.


 zadoras, cosechadoras, carros de apoyo, tolvas, entre otros. Posee también una planta productora en Brasil.
•        Vassalli Fabril, que posee tres plantas productoras en Firmat, Santa Fe, produce cosechadoras y emplea más de 600 personas.
•        Grupo Pla, con una planta en Las Rosas, Santa Fe, y otra en Porto Alegre, Brasil. Se dedica a la fabricación de pulverizadoras y sembradoras. Posee filiales de ventas en otros países, como Sudáfrica, Ucrania, Kazajstán, Rusia, Uruguay, Paraguay y Bolivia.
•        Agrometal, que posee una planta productora en Monte Maíz, Córdoba. Se dedica a la producción de maquinaria agrícola de siembra de precisión. Cuenta con 370 operarios y mantiene relaciones de mercado con Italia, España y Rusia.
•        Pauny, que cuenta con dos plantas, una en Las Varillas, Córdoba, y otra en Santiago del Estero. Se dedica a la producción de tractores, posee 400 empleados, y vende a casi todos los países de Sudamérica, Panamá, Holanda, Ucrania y Kazajstán13.
La localización geográfica de los productores de maquinaria agrícola concuerda con las regiones más productivas del país, una parte importante en pequeñas localidades. Esto se debe a los orígenes de la industria, las características de los recursos naturales y la necesidad de presencia inmediata en la provisión de insumos. Alrededor del 91% de los fabricantes de maquinaria agrícola se ubican en las provincias de Santa Fe, Córdoba y Buenos Aires, con un 47%, 24% y 20% de las empresas respectivamente. En particular, una cantidad grande de empresas del sector se ubican en el llamado “triangulo productivo de la maquinaria agrícola”, determinado por las ciudades de Las Parejas, Las Rosas y Armstrong, en Santa Fe. La concentración geográfica permite un desarrollo asociativo vertical y horizontal, debido a la cercanía y el conocimiento entre los actores, aprovechando las economías de localización14 (se vuelve sobre este tema en el apartado 10.7).

10.4.3. Demanda
La demanda de maquinaria agrícola la realizan dos tipos de agentes dentro del país: los productores agropecuarios y los contratistas.
Los productores agropecuarios son aquellos que, independientemente de la propiedad de la tierra, asumen la gestión y riesgos de la actividad de producir bienes agrícolas y pecuarios. Dentro de esta categoría podemos distinguir dos subgrupos:
•        Los productores puros, que poseen un stock de capital en maquinaria agrícola en una magnitud que se corresponde con el tamaño de su explotación, o es menor que ésta, y la mayor parte de sus ingresos provienen de la producción agropecuaria.
•        Productores sobrecapitalizados, que se caracterizan porque su stock de capital en maquinarias agrícolas es de mayor dimensión a la requerida por la superficie que trabajan. Pueden prestar servicios de maquinaria, pero su ingreso principal proviene de la producción.Los prestadores de servicios agropecuarios, o contratistas, se caracterizan por brindar servicios de maquinaria agrícola o personal a explotaciones agropecuarias, por lo que


13  Otras empresas grandes del sector de capitales nacionales son: Apache, Agroindustrial Bernardín San Vicente, Marani-Agrinar, Mainero, Akron, Ombú.
14  Ventajas que se obtienen por ubicarse en un mismo lugar industrias vinculadas debido a sus relaciones de complementariedad.


reciben un pago que es su mayor fuente de ingresos. Las actividades que realizan abarcan servicios de maquinarias agrícolas (labranza, siembra, cuidado de cultivos, cosecha), de mano de obra agrícola (poda, cosecha, embalaje), inseminación artificial y mejora de la calidad de los animales, mano de obra pecuaria (esquila, capado, doma), entre otros.
Se pueden distinguir entre:
•        Contratistas puros, que no son poseedores de tierra, ni la alquilan, sino que solo ofrecen los servicios de su factor productivo (capital o trabajo). La totalidad de sus ingresos proviene de la prestación de esos servicios.
•        Contratistas tomadores de tierra, que son los propietarios de maquinarias que
además poseen una superficie de tierra agropecuaria, o la alquilan, pero su ingreso principal proviene de la prestación de servicios.
Estos dos grupos de agentes nacionales, sumados a la demanda externa, constituyen la demanda del mercado de maquinarias agrícolas.

10.4.4. Mercado Interno
Desde comienzos de 2002, la devaluación de la moneda, sumada a la mejora de los precios internacionales de los granos y la capacidad de endeudamiento de los productores y contratistas rurales, llevó al crecimiento del mercado de maquinarias agrícolas. La crisis de finales de los ‘90 y principios del ‘00 había sido la causante del atraso tecnológico del sector agropecuario, razón por la que a partir de 2002 las ventas de maquinarias comenzaron a crecer a un ritmo acelerado.
Los montos de ventas de maquinarias agrícolas en términos nominales mostraron una tendencia decreciente en los últimos años de la década del ‘90, pero a partir de 2002 y hasta  2011  crecieron,  exceptuando  el  año  2009  de  crisis  internacional.  Sin  embargo,  el rápido incremento de la demanda no fue acompañado por la oferta de equipos nacionales en los primeros años de la década. Entre 2003 y 2008 las ventas de maquinarias nacionales representaron alrededor del 40% de las ventas totales, mientras que entre 2009 y 2011 constituyeron alrededor del 55% y en 2012 llegaron a representar el 61% de las mismas.

 

El aumento en la facturación se debe a dos efectos: el incremento en la cantidad de equipos vendidos en los primeros años y en la segunda etapa al crecimiento en los precios especialmente.
En el Gráfico 10.2 se muestran las cantidades totales de maquinarias agrícolas vendidas.
Se observa el fuerte crecimiento que se produjo en las ventas en los primeros años del periodo, entre 2002 y 2008, para luego de la crisis de 2009 tomar una tendencia decreciente. En las últimas dos campañas las ventas se vieron desfavorecidas por las inclemencias  climáticas,  que  generaron  bajos  niveles  de  producción  agrícola  y  una  brusca caída en la demanda.
La proporción de equipos nacionales vendidos sobre el total fue del 82% en 2002. Los siguientes años esa participación bajó, ubicándose en un porcentaje inferior al 60%, pero hacia 2011 y 2012 recobraron importancia las maquinarias nacionales, que explicaron casi el 70% de las unidades vendidas.
Haciendo una comparación entre la proporción de la facturación que corresponde a las maquinarias nacionales y la proporción de maquinarias nacionales en unidades, se puede ver que la referida a las unidades es mayor (alrededor de 15 puntos porcentuales).
Esto es consecuencia de la mayor penetración de los bienes importados de mayor contenido tecnológico y por ende mayor precio.

Tanto el comportamiento de las ventas, como la proporción de maquinarias nacionales en el total ha sido diferente para cada maquinaria. En el Gráfico 10.3 se observa cómo evolucionó la venta de cosechadoras. Entre 2003 y 2008 la venta se mantuvo en niveles altos comparados con el 2002. En aquel año se vendieron en total 622 unidades, mientras que desde 2003 a 2008 las ventas estuvieron entre las 1.800 y las 2.400 unidades casi todos los años. Sobresale el año 2004, record histórico de la serie, donde se vendieron 3.203 cosechadoras. Después de la crisis de 2009 las ventas no lograron alcanzar las cantidades  de  los  años  previos  y  mantuvieron  una  tendencia  decreciente.  En  2010  se vendieron 1.685 unidades, en 2011 cayeron a 1.409 y 2012, afectado por las malas condiciones climáticas, parece haber terminado con un número inferior de ventas.
La proporción de cosechadoras hechas en Argentina sobre el total mantiene una tendencia creciente desde 2003, año en que el 16% eran nacionales. En 2012 un 40% de las cosechadoras vendidas (327) fueron argentinas. De todas formas, este fenómeno se debe a la caída en las ventas totales mientras la cantidad de equipos de industria nacional se mantuvo relativamente constante, y no a un fuerte aumento en la venta de las cosechadoras producidas en el país.

La venta de tractores aumentó sostenidamente desde 2002, llegando a multiplicarse por 6,7 desde el mínimo de ese año hasta el pico de 2008; de la misma manera que con las cosechadoras comenzó una tendencia decreciente después de la crisis de 2009. El 2008 marcó un record de ventas con 7.952 unidades vendidas, mientras que en 2010 se vendieron 6.675, 5.053 en 2011 y el 2012 parece haber tenido resultados más bajos. En el Gráfico 10.4 se muestra su comportamiento.
La proporción de tractores nacionales respecto al total muestra un comportamiento similar al mercado de las cosechadoras. En 2003 esta proporción era del 13% y creció a través del tiempo hasta en 2012 representar el 42% de los tractores vendidos. Nuevamente, la cantidad de equipos nacionales vendidos no creció fuertemente, incluso disminuyó en 2012, pero al reducirse la cantidad de tractores totales vendidos, la proporción aumentó.

El rubro de las sembradoras es un caso particular, ya que más del 98% de las unidades vendidas en el país son de origen nacional. Esto se debe a la diversificación de productos que existen y a la menor complejidad tecnológica.
Luego de crecer las ventas en 2003 un 42% respecto al año anterior, se comienza una etapa de tendencia decreciente, y contrariamente con lo que ocurre con las cosechadoras y tractores, a partir de 2009 crecen las ventas. 2003 fue el año de mayores ventas, 4.845 en el año, y como en todos los productos 2009 marcó el punto más bajo con 2.351. En los dos años posteriores a la crisis internacional hubo una recuperación del sector y se alcanzaron las 3.771 unidades vendidas en 2011. En 2012, siguiendo la tendencia general de todos los rubros, las ventas experimentan una caída (ver Gráfico 10.5).

Dentro del rubro implementos se agrupan una gran variedad de productos, que van desde pulverizadoras hasta tolvas y silos. La venta de estos productos heterogéneos mostró un comportamiento similar al de las cosechadoras y tractores, de crecimiento hasta 2008 y luego una etapa donde se observa una tendencia negativa de las ventas. 2007 y 2008 fueron los años de mayores ventas, con 13.674 y 12.897 unidades respectivamente, muy por encima de las 4.196 unidades que se vendieron en 2002. Aunque después de 2009 comienza una caída en las ventas, en 2011 se vendieron 10.785 unidades, un 21% menos que el año pico de la serie, 2008. La caída no es tan grande comparada con la que se observó en los otros productos como tractores y cosechadoras (ver Gráfico 10.6).
Su menor complejidad tecnológica en términos generales, así como su adaptación a las necesidades particulares de la producción local, permite la presencia de una amplia cantidad de pymes nacionales en el mercado. La proporción de productos nacionales sobre el total oscila entre el 65% y el 80%, aumentando en los últimos años.

10.4.5. Balanza Comercial
La balanza comercial argentina del sector de maquinarias agrícolas ha sido permanentemente deficitaria. El año 2008 marcó un record de exportaciones del sector, que superaron los US$255 millones FOB15, pero fue también el año en el que se registraron más cantidad de importaciones, llegando a los US$898 millones FOB. La crisis internacional del año 2009 afectó el comercio internacional y provocó una disminución del déficit de balanza comercial del sector mediante una abrupta caída de las importaciones, pero que en 2010 y 2011 volvió a crecer impulsado por su nuevo aumento (ver Gráfico 10.7).
A pesar de la balanza comercial deficitaria, las exportaciones han experimentado un fuerte crecimiento a partir de 2005, señal de la exitosa internacionalización de la producción y capacidad de irrumpir en nuevos mercados. En aquel año las exportaciones alcanzaban el valor de US$50 millones FOB, mientras en 2008 más que quintuplicaron ese valor.


15  Free on board (FOB): es una categoría de términos del comercio internacional; el precio FOB de una mercancía  incluye  su  valor,  costos  de  transporte  hasta  el  puerto  de  embarque  y  derechos  e  impuestos  que  se deban pagar para poner las mercaderías a bordo, pero no fletes, seguros y trámites de aduana en el punto de desembarque.


Sin embargo, la situación no es homogénea para todos los productos que comprenden el sector de las maquinarias agrícolas. Los rubros cosechadoras y tractores presentan una balanza comercial negativa en todo el período.
La exportación de cosechadoras mostró un enorme salto luego de 2005 (ver Gráfico 10.8), año en que alcanzaba los US$2 millones FOB, para en 2006 llegar al valor de US$23 millones FOB. A partir de allí mantuvo una tendencia creciente, siendo 2012 un año record en la exportación de cosechadoras con US$44 millones FOB en los primeros tres trimestres, tras la reactivación de las exportaciones a Venezuela que habían disminuido en los dos años previos (se vuelve sobre este tema más adelante).


16  Centro de Estudios de la Producción, Ministerio de Industria.


En el rubro tractores también se produjo un salto en los montos exportados a mitad de la década; entre 2000 y 2004 se exportó menos de US$1 millón FOB por año, con un fuerte aumento luego de este último. El año 2008 marcó un record de exportaciones con US$22 millones FOB, mientras en 2010 y 2011 cayeron de la mano con la caída de exportaciones a Venezuela. Hasta el tercer trimestre de 2012 se alcanzó una nueva cifra record de US$28,6 millones FOB.
Tanto en tractores como cosechadoras las importaciones mostraron un alto crecimiento entre 2003 y 2005 en comparación con los años previos de la década, siguiendo el comportamiento de las ventas en el mercado interno que se desaceleró en esos años. El año 2009 de crisis internacional significó una caída de importaciones, que se recuperaron en parte los años siguientes, pero no llegaron a alcanzar los valores observados en los años 2007 y 2008.


17  Incluye los productos clasificados en las categorías 84335100, 84335990, 84335919 y 84335911 de la Nomenclatura Común del Mercosur (NCM).


Fuente: IIE sobre la base de CEP.

El rubro sembradoras, por el contrario, muestran una balanza comercial positiva a partir de 2002. Las exportaciones mantuvieron una tendencia creciente a lo largo del periodo analizado, con el año 2008 marcando un record de US$36 millones FOB, valor significativamente mayor a los US$0,4 millones FOB que se exportaron en 2000. El 2012 mostró ser un buen año al alcanzar la cifra de US$34 millones FOB de exportaciones en los primeros tres trimestres.
A pesar del rol de exportador neto de sembradoras de Argentina, el superávit en balanza comercial alcanzó los US$10,3 millones en 2011, mientras el déficit en la balanza comercial de cosechadoras y tractores alcanzó los US$190 millones y US$146 millones respectivamente. Esto explica gran parte del déficit en el comercio exterior del sector.


18  Incluye los productos clasificados en las categorías 87019090, 87013000 y 87019010 de la NCM.


Las exportaciones totales significaron el 16% de la producción nacional de maquinarias agrícolas en 2011. Pero un reducido número de países es receptor de la mayoría de esas exportaciones. Desde 2007 hasta los primeros meses de 2012 entre el 55% y el 65% tuvo por destino los países del Mercosur (Brasil, Uruguay, Paraguay y Venezuela). Si a estos se agregan las exportaciones a Chile y Bolivia, éstas componen más de 75% de las exportaciones del sector (ver Gráfico 10.11).
Venezuela fue en los últimos años un importante comprador de maquinarias, especialmente las de mayor tecnología como tractores y cosechadoras. Las exportaciones a ese país experimentaron un fuerte crecimiento desde 2003 y entre 2007 y 2009 se convirtió en el país que más maquinarias agrícolas argentinas recibía (30% del total exportado).
En 2010 y 2011 bajó su monto importado y su participación, y fue superado por Brasil y Uruguay, pero entre enero y abril de 2012 recuperó su posición como el primer destino de las exportaciones.
Otros destinos importantes para la maquinaria agrícola nacional a los que se accedió en los últimos años son Rusia y Ucrania.


19  Incluye los productos clasificados en las categorías 84323010 y 84323090 de la NCM.


10.5. Identificación de las fortalezas, oportunidades, debilidades y amenazas de la industria (FODA)
Para una mejor caracterización del sector productor de maquinarias agrícolas argentino se señalan sus fortalezas, oportunidades, debilidades y amenazas20. Así, a través de estos trabajos, se busca plantear lineamientos para tomar medidas tendientes a potenciar los aspectos positivos, e intentar mitigar los problemas a los que se enfrentan.
Fortalezas:
•        Los productores locales muestran una gran adaptación al suelo, clima y tecnologías regionales. Esto se verifica fundamentalmente en las sembradoras con la adaptación al método de siembra directa, usado en un 90% de los cultivos.
•        Capacidad innovadora y flexibilidad productiva.
•        La importancia de la agricultura y ganadería en la economía nacional.
•        Experiencias exitosas en cuanto a asociaciones de empresas del sector.
•        Adaptación a los cambios en las prácticas agrícolas y las problemáticas de la coyuntura.
•      Reconocimiento a nivel mundial por el uso exitoso del método de siembra directa, silos bolsa, y agricultura de precisión con alta tecnología.

Debilidades:
•        Asimetrías con Brasil que generan una balanza comercial deficitaria.
•        Baja articulación entre la esfera pública y privada.
•        Escalas de producción reducidas en algunos productos.
•        Bajo nivel de conocimiento de las técnicas de producción agrícolas en el exterior


20  Esta sección se basa en trabajos del Ministerio de Economía de la Provincia de Buenos Aires y Gobierno de Santa Fe.


y orientación al mercado interno, que generan dificultades para la inserción internacional.
•        Baja estandarización de piezas y procesos.
•        Acumulación de créditos fiscales (se desarrollará en la próxima sección).
•       Apreciación cambiaria que reduce la competitividad internacional de los productos nacionales.
•        Dificultad para acceder a insumos importados.
Oportunidades:
•        Alianzas estratégicas de empresas del sector para mantener o aumentar la participación en el mercado interno y acceder a la exportación.
•        Apertura y crecimiento de nuevos mercados externos.
•        Interés internacional en el paquete tecnológico argentino.
•        Aumento de la demanda mundial de alimentos.
Amenazas:
•        Industria cada vez más globalizada, con ciclos de vida de los productos más cortos y altos costos de desarrollo.
•        bajos niveles de producción que pueden limitar el desarrollo de nuevas tecnologías y generar atrasos.
•        mantenimiento o profundización de las asimetrías con Brasil.
•        Caída de la demanda mundial de commodities que afecte los precios de cereales y oleaginosas (desaceleración del crecimiento de China).
•        Continuación de la apreciación cambiaria que disminuye la competitividad.
•        Culminación del régimen promocional.
•        Pérdida de rentabilidad del productor agropecuario.
•        Aumento de barreras para la importación de insumos.
•        Políticas nacionales agropecuarias erráticas.

10.6. Apoyo público al sector21
Dado el rol del sector productor de maquinaria agrícola como proveedor de bienes de capital del sector agropecuario, su desarrollo es estratégico para el país. La destacada trayectoria de Argentina como productor y exportador de commodities agropecuarios la posicionan en un lugar privilegiado para el desarrollo de esta industria.
Sin embargo, la tendencia de las firmas multinacionales productoras de maquinaria agrícola es a la conformación de cadenas globales de producción, es decir, grandes fábricas con plataformas globales de exportación para mercados regionales, que en América del Sur se concentraron en Brasil desde la década del ’90 (ver Recuadro 10.1)


21  Esta sección se basa en el Plan Estratégico Industrial 2020, elaborado por el INTI.


Recuadro 10.1: Beneficios de la industria de maquinaria agrícola en Brasil
Las empresas multinacionales superan los problemas de competitividad mediante la movilidad internacional de los factores de la producción en función de sus precios relativos. De esta forma, Brasil ha logrado atraer inversiones internacionales para la instalación de empresas que también funcionan en Argentina, concentrando la producción de las maquinarias agrícolas autopropulsadas para el MERCOSUR.
Los principales beneficios con que cuenta la industria en Brasil, y que le ha permitido lograr estos resultados son:
•        Una entidad coordinadora de las actividades de las instituciones públicas y privadas relacionadas con el sector, el Servicio Brasileño de Apoyo a las Micro y Pequeñas Empresas (SEBRAE).
•        La Agencia Especial de Financiamiento Industrial (FINAME), que ofrece financiamiento para la adquisición de maquinarias y equipos nuevos de fabricación nacional con menores tasas de interés y mayores plazos de repago a las vigentes en el mercado.
•        El beneficio de la amortización acelerada para los bienes de capital de origen nacional, mediante el cual se deprecian los bienes de uso en un periodo de tiempo menor, reduciendo el monto de los impuestos a las ganancias y como resultado aumentando el flujo de ingresos asociado a la inversión.
•        Incentivos a la exportación: las empresas que logran un determinado nivel de exportaciones acceden a beneficios impositivos.
•        Programa de desgravación impositiva por la incorporación de tecnología a los productos o procesos para promover la innovación tecnológica.
Por su parte, en Argentina se intentan llevar a cabo políticas tendientes a incentivar el sector y equilibrar las condiciones en que se desarrolla su actividad industrial de maquinaria agrícola en relación a la brasilera:
•        En el ámbito del Ministerio de Industria, el Plan Estratégico Industrial, que promueve acciones tendientes a lograr el desarrollo industrial de la cadena de valor de las maquinarias agrícolas, resulta un espacio adecuado para la definición de un plan estratégico para el sector.
•        Líneas de crédito al consumo impulsadas por el Banco de la Nación Argentina para la adquisición de bienes de capital de origen nacional con tasas preferenciales (que debería profundizarse para lograr condiciones similares a las existentes en Brasil).
•        Beneficio de la amortización acelerada para los bienes de capital de origen nacional.
•        Fondo del Bicentenario, que opera a través de líneas de redescuento del Banco Central, como instrumento de aliento a la industria en el largo plazo.
•        Alícuota  del  IVA  del  10,5%  a  la  maquinaria  agrícola;  sin  embargo  los  productos intermedios están sujetos a una alícuota mayor (21%), lo que resulta en la práctica, una acumulación sistemática de créditos fiscales. Como alternativa a
este problema se plantea la elevación de la alícuta al 21%, pero aplicando un régimen de bonificación del 50% del monto abonado en concepto de IVA, a fin de no modificar la relación de precios entre equipos nacionales e importados.
•        Régimen de incentivo para los fabricantes nacionales de bienes de capital (también llamado bono fiscal del 14%) que funcionó hasta el 31 de diciembre de 2012.
Mediante este régimen todos los productores de bienes de capital obtenían un bono fiscal, en tanto el derecho de importación de ese producto extra-MERCOSUR fuera 0%, a fin de compensar la falta de protección arancelaria. Este bono
fiscal podía ser aplicado para el pago de impuestos nacionales equivalentes al 14% del precio de venta, neto del valor de los insumos importados. El proyecto significó un fuerte apoyo al sector y se estudia su posible reimplementación.
•        Reintegros de exportación, que permiten a las empresas exportadoras recuperar el crédito fiscal que poseen al no generar débitos fiscales por no vender su producción (o vender solo una parte) en el mercado interno22.
•        Programa de acceso al crédito y a la competitividad – SEPYME: aportes no reembolsables (subsidios) para la contratación de consultores para asistencia técnica en diversas áreas.
•        Aplicación de Licencias No Automáticas para la importación de algunos equipos, lo que buscaba evitar la competencia con productores extranjeros (aunque también trababa la importación de insumos necesarios para la producción local).
Sin embargo, no existen los beneficios impositivos por incorporación de tecnología a los productos y procesos que existen en Brasil como medio de incentivo para la inversión en I+D, ni se facilitan las exportaciones al apreciarse la moneda y por ende, encarecerse los productos para el resto del mundo.
Si se tiene en cuenta la dependencia de importaciones, en particular en las maquinarias agrícolas  autopropulsadas  como  tractores  y  cosechadoras,  surge  la  preocupación  por parte  del  sector  público  para  incrementar  la  participación  de  la  oferta  local  de  estas maquinarias.
Para esto, se sugiere en el Plan Estratégico Industrial 2020 el impulso de las experiencias asociativas o alianzas estratégicas entre empresas de capital nacional para hacer competencia a las multinacionales tanto en el mercado interno como en la exportación.
Esta práctica permite abordar tareas que individualmente resultan demasiado costosas como el manejo de información de mercado, la adopción de estándares de calidad en los procesos de fabricación, reingeniería de los diseños para cumplir normas de seguridad exigentes, aplicación de mejores prácticas empresariales. El Clúster Empresarial CIDETER de la Maquinaria Agrícola es un ejemplo exitoso de esto, que se desarrollará en la siguiente sección.
Las  principales  ventajas  que  surgen  de  la  asociación  de  empresas  son  la  facilidad  de incorporar  mejoras  tecnológicas,  la  aceleración  en  la  introducción  de  nuevos  productos, el incentivo al desarrollo tecnológico en las primeras etapas del proceso, el aprovechamiento de las economías de escala, la complementación de líneas de productos para generar una oferta completa y la simplificación en el acceso a nuevos mercados a través de acciones grupales. De esta forma, el gobierno debería incentivar este tipo de emprendimientos, brindando herramientas que estimulen su nacimiento y faciliten su desarrollo. Los instrumentos para impulsar estas iniciativas pueden ser desde beneficios fiscales hasta la participación del Estado como accionista mediante la capitalización de las obligaciones tributarias y el aporte tecnológico a través de instituciones como el INTA o el INTI.
Otro  aspecto  que  destaca  el  Plan  Estratégico  Industrial  es  que  las  fluctuaciones  de  los precios internacionales de los principales granos (soja, maíz, trigo y girasol) afectan directamente la rentabilidad de los productores agropecuarios y repercuten sobre la superficie sembrada, la utilización de agroquímicos y los rendimientos por hectárea. De esta forma, explican en gran medida la volatilidad de la demanda de maquinarias agrícolas.


22  Aunque según informantes claves, los reintegros presentan demoras sustanciales de tiempo.


En consecuencia, el Plan propone la moderación de los ciclos de la demanda que se producen por las fluctuaciones de los precios de los commodities, que frenan la inversión e impiden el desarrollo de la industria de maquinarias agrícolas. Con este fin, sugiere los siguientes instrumentos:
•        Ampliación del financiamiento: se propone mantener y en la medida de lo posible mejorar las condiciones de las líneas de crédito ofrecidas por el Estado a través del Banco de la Nación Argentina. Se busca ampliar los beneficios de los subsidios de tasas de interés y asegurar su continuidad en el tiempo. La política se debería orientar al financiamiento de las pequeñas y medianas empresas agropecuarias.
•        Continuación de los beneficios de amortización acelerada.
•        Un plan de recambio de unidades tecnológicamente obsoletas: propone la posibilidad  de  entregar  unidades  obsoletas  como  parte  de  pago  de  maquinarias nuevas a fin de reducir el precio de los equipos.
Para darle previsibilidad al sector, el Plan sostiene que las medidas propuestas se deberían mantener en el tiempo y por esta razón no deberían tener fecha de finalización.
En principio, se debería enfocar en la maquinaria agrícola autopropulsada, por su mayor precio relativo y contenido tecnológico y exclusivamente en los equipos fabricados en el país, ya que en estos segmentos la participación de mercado de las empresas nacionales es menor que en los equipos de arrastre.
Otras propuestas del Plan Estratégico Industrial para resolver problemas concretos son:
•        A fin de incentivar las exportaciones, desarrollar el packaging para reducir costos de embalaje, optimizar la utilización de containers y facilitar su carga y descarga.
•        Como consecuencia del punto anterior, estudiar la posibilidad de introducir mejoras de diseño para compactar las maquinarias o hacerlas desmontables a fin de reducir costos.
•        Difundir la necesidad de normalización de partes y piezas para mejorar el respaldo técnico de los equipos exportados.
•        Para  el  ensayo  de  las  maquinarias  agrícolas  sería  de  utilidad  contar  con  una pista de prueba.

10.7. El Clúster empresarial CIDETER de la Maquinaria Agrícola (CECMA)
En el marco de las experiencias asociativas de empresas del sector, un caso paradigmático a nivel nacional lo constituye el Clúster empresarial CIDETER de la Maquinaria Agrícola (CECMA).
Un clúster lo conforma un grupo geográficamente próximo de empresas interconectadas e instituciones asociadas en un campo particular que se unen debido a aspectos comunes y complementarios, es decir, por externalidades de diverso tipo. De esta forma, se generan ventajas por el uso de tecnologías y conocimientos compartidos, se incentiva y potencia la innovación, se estimula la competencia y la cooperación, se fortalecen las condiciones positivas y el clima de negocios de una región, se atraen inversiones y se posibilita el acceso a nuevas tecnologías23.


23  Para una descripción más detallada del concepto de clúster véase el Capítulo 3.


Entre los agentes que constituyen un clúster se identifican: empresas comercializadoras y manufactureras, que incluye competidores, proveedores, compradores, empresas con tecnologías  relacionadas  que  comparten  factores  (trabajo,  tecnologías);  instituciones financieras;  el  sector  público,  gobiernos  y  agencias  gubernamentales;  actores  académicos (universidades, institutos de investigación, oficinas de transferencia tecnológica); organizaciones privadas y público-privadas, ONGs, cámaras de comercio.
La concentración de una gran cantidad de empresas del sector productor de maquinarias agrícolas en la zona centro y sur de la provincia de Santa Fe y sur de Córdoba, en particular en los departamentos de Belgrano en la primera y Marcos Juárez y Unión en la segunda (475 empresas en 2009, un 65% de las empresas del país), posibilitó la creación de un clúster natural. A partir de las empresas ya existentes se comenzaron a desarrollar una serie de servicios para atender a esas empresas: agropartistas, educación enfocada a la actividad, bancos especializados, transportes, construcción, etc. En este
contexto del sector se desarrolla el clúster; “si no están dadas las condiciones el clúster no se genera”, explica María Borghi, Gerente de CIDETER. En el año 2000 se crea la Fundación CIDETER (Centro de Investigación y Desarrollo Tecnológico Regional), sobre la base del DAT (Dirección de Asistencia Tecnológica del Ministerio de la Producción de Santa Fe), con la misión de “reconvertir a las pymes que constituyen el Polo Productivo de Maquinarias Agrícolas, tratando de elevar los niveles de calidad y rentabilidad”. Posee un centro tecnológico para el desarrollo de la maquinaria agrícola del país y el perfeccionamiento de los equipos.
Los objetivos de CIDETER son fortalecer el potencial exportador del sector, generar condiciones para incrementar las inversiones, incentivar la innovación tecnológica y calidad de los procesos y productos y promover la integración de la cadena productiva. Para tales fines, contribuye a la formación de los recursos humanos y técnicos, realiza cursos, seminarios y ciclos de estudio y perfeccionamiento, produce estudios e investigaciones propias difundiendo los conocimientos adquiridos y promueve acuerdos con organismos nacionales e internacionales para favorecer el desarrollo empresarial de la región. Se trabaja desde un punto de vista técnico casi exclusivamente, es decir, dando apoyo a las empresas en cuestiones de procesos, productos y management. Carlos Braga, responsable del área de internacionalización del clúster, explica: desde CIDETER se busca la competitividad; en el caso del comercio exterior, la Fundación no pretende discutir el tema de la competitividad a través del tipo de cambio, sino trabajar técnicamente para mejorar la productividad reduciendo las ineficiencias que tienen las empresas.
En el año 1999 la DAT comenzó asistiendo a 57 empresas del sector, mientras en 2010 el número de empresas asistidas por CIDETER ascendió a 422; es decir, al 57,8% de las empresas del sector. En la actualidad se trabaja en conjunto con 482 firmas.
El CECMA se institucionalizó en agosto de 2006, mediante la conformación de una Asociación ad hoc ante escritura pública. Se planteó un proyecto de integración de actores: gobierno, empresas e instituciones del conocimiento; y se propusieron como objetivos alcanzar un nivel de exportación del 20% de la producción, lograr una disminución de entre el 15% y el 20% de los costos de producción y contar con un Centro Tecnológico Regional que actuara como una unidad de I+D+i (Investigación, Desarrollo e Innovación).
CIDETER  es  la  Unidad  Ejecutora  del  clúster,  que  nuclea  empresas  de  las  localidades de Las Parejas, Armstrong, Las Rosas, Venado Tuerto, Firmat, Rosario, Marcos Juárez, Bell Ville y Monte Maíz, entre otras, aunque brinda apoyo a todas las empresas que así lo requieran. Sin embargo, las largas distancias dificultan la interacción con empresas radicadas en localidades lejanas.

Las acciones que se desarrollan desde el clúster abarcan:
•        Mejoramiento de la producción: diseño y fabricación de prototipos, uso de nuevos materiales, planeamiento y rediseño de plantas, derechos de propiedad intelectual.
•        Normalización y certificación: estandarización nacional e internacional de piezas, búsqueda de la calidad de gestión, acreditación y asociación de los proveedores.
•        Diseño y desarrollo de maquinaria para la agricultura de precisión.
•        Protección del medio ambiente.
•        Promoción de las exportaciones del sector.
•        Seguridad industrial y sanitaria.
Para cumplir sus objetivos se trabaja en conjunto con gobiernos (Nacional, Provincias de Santa Fe y Córdoba y municipales), centros industriales, organizaciones del conocimiento como INTA, INTI y universidades y agencias para la promoción de las exportaciones.
Las decisiones se toman en las reuniones mensuales del directorio por acuerdo de sus miembros: representantes de los gobiernos de Santa Fe y Córdoba y dos empresarios por ciudad del nodo central, más la Fundación CIDETER, que funciona como articuladora.
El clúster maneja los lineamientos y acciones a seguir, pero no administra fondos, sino que esa actividad recae exclusivamente en la Fundación, que es la que tiene personería jurídica. Se autofinancia mediante una cuota societaria y algunas donaciones.
A través del clúster se llevan adelante programas con la Secretaria de la Pequeña y Mediana Empresa y con el Fondo Tecnológico Argentino, presentando proyectos para recibir y asignar aportes no reembolsables, créditos fiscales, consejerías tecnológicas y préstamos a empresas para el desarrollo tecnológico.
En lo que respecta al desarrollo de un aglomerado de empresas del sector, el CECMA define seis niveles de asociatividad entre empresas de un clúster. El Nivel 1 implica un mínimo de trabajo en conjunto, mientras el Nivel 6 significa la máxima integración de las empresas.
Nivel 1.  Contratación de servicios: consultoría, capacitación, estudios de mercado.
Nivel 2.  Organización de eventos: misiones al exterior, rueda de negocios, asistencia a ferias.
Nivel 3.  Establecimiento de entes permanentes: centros de desarrollo, laboratorios.
Nivel 4.  Complementación comercial: red de distribución común, estructura comercial, complementación de líneas de productos.
Nivel 5.  Complementación productiva: uso de recursos comunes.
Nivel 6.  Diseño y marca común: diseño de línea de productos con marca común.
El Nivel 1 fue cubierto con la creación de CIDETER como fundación encargada de apoyar el desarrollo tecnológico y aportar conocimientos para la calidad de procesos y productos.
Mediante la creación de grupos exportadores y asistencia en comercio exterior se alcanzó el Nivel 2 de integración planteado. Se realizan investigaciones de mercados, proyecciones y estudios de la potencial internacionalización del sector y acciones de promoción con la participación en ferias, ofreciendo las ventajas de los métodos de producción argentinos.

El contar con un Centro Tecnológico capaz de fortalecer las capacidades de las empresas del clúster e incrementar su competitividad mediante la innovación le permitió al CECMA llegar a cubrir el Nivel 3. Desde allí, se promueve el uso de altas tecnologías a las que las empresas en forma individual no podrían acceder.
El Nivel de asociatividad 4 se logró mediante el “Agroshowroom”, que consiste en una misión inversa en la que se trae al país a los potenciales compradores internacionales de veinte países con la idea de potenciar la exportación de maquinarias agrícolas y agropartes, mostrar el potencial del complejo industrial-agrícola y ofrecer un paquete tecnológico completo para la producción agropecuaria con las exitosas técnicas usadas en Argentina. Se realizan muestras estáticas y dinámicas, recorrido de las infraestructuras y rondas de negocios. A través de este programa se logró que muchas empresas pequeñas comenzaran a exportar y a producir enfocadas en mercados externos (ver Gráfico 10.12). 

El Nivel 5 (complementación productiva) se logró por medio de dos programas. En primer lugar, el llamado Proyecto asociativo 315, consistente en la asociación de tres empresas líderes (Apache, Crucianelli y VHB) para la fabricación de sembradoras y producción de un modelo común a todas adaptado a las necesidades del mercado venezolano. Brindan en forma conjunta el servicio de posventa en el exterior y comparten técnicos especializados, dividiendo por tres los gastos24.Por otro lado, el programa de campos experimentales en Sudáfrica, que consiste en un proyecto a tres años, con dos campos experimentales en dos regiones de distintas características en el país africano. Se comparan las técnicas de producción tradicionales de aquel país con las argentinas, con profesionales y maquinarias llevadas especialmente para tal fin. Como resultado del primer año sobre cultivos de soja y maíz se consiguió un rendimiento 60% mayor y una reducción del 72% en el consumo de combustible.
En la actualidad se pretende alcanzar el Nivel de asociatividad 6, donde se pueda llegar a desarrollar un diseño de productos con marca común y con calidad testeada por el clúster.
Como resultado de la acción del clúster se logró un incremento de las empresas asistidas o capacitadas con una mejora en el acceso a las tecnologías, un aumento de los


24  Experiencia comentada por Carlo Braga, Responsable de Internacionalización de la Fundación.


montos de apoyo por parte de las instituciones públicas y un incremento en la cantidad de empresas que lograron exportar. Se alcanzó un mayor nivel de integración públicoprivado que permitió el aprovechamiento de sinergias y una mayor asociatividad entre empresas apoyadas por las herramientas de financiación públicas.

10.8. Perspectivas y desafíos
Después de un 2012 donde la sequía afectó negativamente la capacidad de compra de los productores y contratistas argentinos (se perdieron unos US$7.358 millones, 18,5% del valor de la producción de la campaña 2010/1125), los pronósticos climáticos proyectan para el 2013 una cosecha mayor a la campaña anterior. Esto contribuye a que las expectativas para los productores de maquinarias agrícolas sean positivas para este año, con una recuperación en las ventas internas.
Un análisis que se puede hacer para medir el nivel de relación entre las ventas de maquinaria agrícola y la producción agrícola consiste en comparar las unidades vendidas con la producción de la campaña que culmina en el año correspondiente a las ventas. En este caso, se muestran en el Gráfico 10.13 el total de maquinarias vendidas y la producción de soja, ya que con este único cultivo se logra un mejor ajuste que con el total de cultivos.
Se observa que a partir de 2002 los comportamientos son muy similares; el coeficiente de correlación26 de las series es de 0,58 (si solo se tienen en cuenta los años 2006-2012, este coeficiente es de 0,71)27.
Por este motivo, las previsiones de una buena campaña agrícola llevan a esperar un 2013 optimista para la industria de la maquinaria agrícola. No obstante, al ser bienes de capital el sector no escapa a la incertidumbre generada en el entorno macroeconómico, lo cual podría dilatar nuevas inversiones a la espera de una normalización relativa.


25  Estimación IIE.
26  El coeficiente de correlación es un estadístico que da información sobre la relación lineal entre dos variables cualesquiera. Asume valores en el intervalo [-1;1], donde el valor 1 significa correlación positiva perfecta (cuando una aumenta, la otra también y viceversa); -1 significa correlación negativa perfecta (cuando una aumenta, la otra disminuye y viceversa); y 0 significa que no existe relación lineal.
27  Si se analiza la relación de las tasas de cambio, el coeficiente de correlación aumenta a 0,59 entre 2003 y 2012 y a 0,97 entre 2006 y 2012.


 Otro factor que influye en la actividad del sector es la política oficial28. En este sentido, el bono fiscal del 14% que funcionó hasta finales de 2012 brindaba un apoyo útil al sector; como alternativas para seguir alentando al sector se estudian la reimplementación del régimen o la creación de un fideicomiso que lo remplace con créditos blandos para la inversión y la pre y posfinanciación de las exportaciones.
En esta segunda opción, los industriales observan que las demoras en el cobro de los bonos podrían ser compensadas mientras esos créditos resulten beneficiosos para las empresas y los productores y que se pueda mantener el precio de la maquinaria.
Al mismo tiempo, el reintegro a la exportación y el pago de los saldos del IVA técnico carecen del defecto de no producirse de manera inmediata posterior a las ventas, lo que genera un perjuicio para los productores. Una mejora en este sentido sería beneficiosa para la industria.
Por el lado de la exportación, el principal problema que enfrenta la industria nacional es la competitividad frente a productores extranjeros. Se observa que los costos de producir internamente han crecido a una mayor ritmo que lo ha hecho el tipo de cambio, apreciando el valor de la moneda29, lo que hace cada vez más difícil competir en el mercado mundial. Para referentes del sector, la solución pasa por combatir la inflación.
A pesar de este problema, en los últimos años se comenzó a exportar maquinarias agrícolas a países no tradicionales. Países del África Subsahariana y Europa del Este son destinos cada vez más importantes para la producción local.
La región subsahariana representa un nicho de mercado para las maquinarias argentinas en crecimiento, pero además otorga una alta posibilidad para seguir expandiéndose.
Posee un potencial agrícola de más de mil millones de hectáreas cultivables, muchas de ellas no explotadas, lo cual significa una oportunidad aprovechable para los vendedores argentinos de diversificar sus mercados de exportación. Los países de Europa del Este, por otro lado, están adoptando cada vez más el modelo de producción por siembra directa de forma similar a la Argentina y las firmas locales se están adaptando para vender en esos mercados donde las maquinarias son bien vistas por su calidad. Esto se verifica en el crecimiento que estos mercados han tenido en el total de exportaciones y significa una valiosa oportunidad para la industria local (ver Gráfico 10.14).


28  En el Capítulo 5 se presenta un análisis teórico de la política industrial y sus alternativas.
29  Ver Capítulo 1.


De acuerdo a las consideraciones del INTA, la industria de maquinarias agrícolas argentina tiene un ganado prestigio y reconocimiento a nivel mundial en al menos tres rubros:
•        la siembra directa, con alrededor del 90% del área sembrada con esta técnica;
•        el embolsado de granos en bolsas plásticas (silos bolsa) y exportación de esta tecnología –bolsas, embolsadoras, extractoras-;
•        la agricultura de precisión líder en Latinoamérica, con equipamiento y agropartes de alta complejidad, máquinas automatizadas, geoposicionadas y capaces de lograr la aplicación de insumos de acuerdo al ambiente.Como forma de aprovechar este prestigio, el INTA desarrolla una estrategia de internacionalización para exportar el know how tecnológico, es decir, las tecnologías de producción agrícola local.
Al mismo tiempo, el CECMA desarrolla un plan estratégico internacional de países lejanos para insertarse en nuevos mercados y fortalecer los ya conseguidos, mediante la venta del paquete de técnicas de cultivo utilizadas en Argentina, incluyendo las maquinarias, asesoramiento, semillas, fertilizantes e inoculantes. De esta forma, se venden soluciones para los problemas medioambientales y se aumenta la productividad.A la espera de un crecimiento del mercado en 2013 apoyado en las mejores cosechas proyectadas y en el posible aprovechamiento de las oportunidades que se presentan, algunas de las empresas más grandes del país han anunciado inversiones para aumentar su producción y contribuir al crecimiento del sector:
•        Case New Holland anunció inversiones por $450 millones, que generarán 2.100 puestos de trabajo directos e indirectos.
•        Pauny y Stara (Brasil), invertirán en conjunto $54 millones, sumando 480 nuevos empleos.
•        Agco presentó un proyecto de inversión por US$637 millones en el plazo de cinco años para la producción de tractores destinados al mercado nacional y a la exportación, además de comprometerse a impulsar el desarrollo de proveedores locales.
•        Carraro (Italia) anunció inversiones por $100 millones para aumentar la producción y capacidad instalada en su planta de Haedo para la fabricación de ejes y transmisores para abastecer a los fabricantes de maquinaria agrícola.
•        Pampa Riego desarrolló un proyecto para fabricar a gran escala maquinaria de riego con una inversión de $9 millones y la creación de 70 puestos de trabajo para la sustitución de estos equipos importados.
•        John Deere realiza una inversión por $598 millones, que generará 300 empleos para la producción de tractores y cosechadoras, sustituyendo importaciones y exportando a la región.
•        Agrale invertirá US$12,5 millones para ampliar la producción de tractores con un 70% de piezas nacionales.
•        Sensor, dedicada a la producción de implementos tecnológicos para maquinaria agrícola, realizó una inversión por $11 millones para la ampliación de su planta.

10.9. Consideraciones finales
El sector productor de maquinarias agrícolas, que abarca un heterogéneo grupo de productos, es un importante motor de la actividad económica de las localidades del interior de  Santa  Fe,  Córdoba  y  Buenos  Aires.  Su  papel  como  proveedor  de  bienes  de  capital a  la  actividad  agropecuaria  da  cuenta  de  su  importancia  en  un  país  con  una  tradición agrícola-ganadera tan fuerte como la argentina.
La crisis de finales de la década del ‘90 generó un atraso tecnológico en el sector agropecuario. Luego de la crisis de 2001/2002 y gracias a los precios internacionales favorables, la devaluación de la moneda y la capacidad de endeudarse de los productores, se reactivó la venta de maquinaria agrícola. Sin embargo, la producción local no fue capaz de satisfacer la alta demanda, rol que cumplió la importación.
Se trata de un sector de la economía donde se han observado históricamente déficits en balanza comercial y una amplia penetración de importaciones. Sin embargo, en la actualidad surge la posibilidad de crecimiento de la industria local. En los últimos años la participación de los equipos locales en las ventas de maquinarias mostró un crecimiento, pero  aún  queda  una  proporción  del  mercado  satisfecha  por  importaciones,  donde  las firmas nacionales tienen la posibilidad de ganar terreno. En particular, en los rubros de sembradoras e implementos, la participación de las empresas nacionales en las ventas es alta, mientras en los rubros de tractores y cosechadoras se observa una mayor cantidad de equipos importados, especialmente desde Brasil.
A pesar del déficit en balanza comercial, las exportaciones de maquinarias agrícolas han mostrado un fuerte crecimiento, en particular a partir de 2005, lo que ha demostrado la exitosa internacionalización de la producción y capacidad de los productos nacionales de irrumpir en nuevos mercados. Las importaciones del sector, sin embargo, representaron más de tres veces las exportaciones. Los mismos rubros en que las importaciones representan una proporción importante de las ventas locales (tractores y cosechadoras) son los que presentan déficits de balanza comercial más grandes, mientras que en el rubro sembradoras, donde el mercado interno es abastecido casi en su totalidad con producción nacional, muestra un superávit en balanza comercial.
A pesar de los distintos comportamientos que se dan según los rubros, la existencia de firmas nacionales competitivas en todos los sectores, que se evidencia con la presencia de exportaciones a diversos países, da cuenta de la capacidad que tiene el país de crecimiento de esta industria.
Las vías de crecimiento de la producción local de maquinaria agrícola se pueden dividir en tres: sustitución de los productos importados, exportación, y crecimiento del mercado interno. Para lograr esto, se deben mitigar las debilidades que tiene el sector, principalmente las asimetrías con la industria brasilera y la pérdida de competitividad frente a los competidores  extranjeros,  y  aprovechar  las  posibilidades  que  se  presentan  para  abrir  y ampliar nuevos mercados interesados en los productos y el formato de producción agrícola argentino. En especial, vale la pena destacar los resultados que se han obtenido a través de herramientas asociativas –como el ejemplo citado del CECMA- y la posibilidad que ofrece para seguir creciendo. A la vez, las perspectivas de mejores cosechas para las próximas campañas dan buenas señales al sector en cuanto a la posibilidad de crecimiento del mercado local, siempre y cuando la evolución de la macroeconomía posibilite las inversiones.

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