ENCADENAMIENTO PRODUCTIVO DE LA FRUTILLA
CAPÍTULO 16: ENCADENAMIENTO PRODUCTIVO DE LA FRUTILLA
Coronda, con una producción cercana a las 10.000 toneladas en el 2003, es sinónimo de frutillas de excelente calidad. Un 40% de esta producción se industrializa en la zona, obteniéndose una amplia gama de productos y mostrando la importancia de la actividad como impulsor de la economía zonal. Los desafíos del sector no son menores: aumentar la disponibilidad de la cadena de frío, lograr la trazabilidad y posicionarse en los mercados externos. En este marco el trabajo en clusters se presenta como una inmejorable oportunidad.
16.1 Panorama Mundial
El rubro frutas finas agrupa un conjunto de especies caracterizadas por su pequeño tamaño en comparación con las frutas de pepita o cítricas, concluyéndose que esta denominación obedece más a características comerciales que a botánicas. Según la clasificación inglesa, las frutas finas se dividen en berries (frutillas, frambuesas, arándanos, grosellas y moras) y cherries (guindas y cerezas); ambos tipos de producciones necesitan el empleo intensivo de mano de obra y capital, particularmente los berries dado su breve tiempo de conservación que se traduce en mayores requerimientos en términos de poscosecha y transporte.
16.1.1 Los principales productores mundiales
Anivel mundial, la frutilla lidera el mercado de los berries, tanto en producción como en consumo, seguida en segundo lugar por las grosellas, y en tercer lugar por el arándano. En el Gráfico 16.1 se observan los principales productores de frutilla en el 2003, quienes totalizaron un 67% sobre una producción mundial de 3.198.689 toneladas, producción que en los últimos anos no ha experimentado significativos cambios. Estados Unidos es el principal productor, y cuenta con una amplia diferencia respecto al resto de los productores.
16.1.2 Los principales compradores mundiales
En los últimos años el comercio internacional de las frutas finas se ha visto incrementado notablemente, dada su fuerte vinculación con los mercados de mayor poder adquisitivo. En el Gráfico 16.2 se observa que las importaciones mundiales de frutilla fresca crecieron un 37% entre el 2001 y el 2003, alcanzando los U$S 385 millones. Los principales importadores en el último año fueron Canadá (31,7%), la Unión Europea (22,6%) y Estados Unidos (14,7%).
16.2 La producción de frutillas en Argentina En el contexto nacional, la frutilla es la fruta fina más difundida, la de mayor aceptación por parte del consumidor y cuenta con una demanda muy elástica. En el presente año, la producción nacional de frutilla rondaría las 30.000 toneladas, aunque la falta de datos confiables impide realizar comentarios más precisos sobre la misma. En las últimas décadas el mercado interno ha crecido sostenidamente ubicándose los dos principales abastecedores en la provincia de Tucumán y en Santa Fe, más específicamente, en el departamento San Jerónimo, seguidos por Buenos Aires1.
En el caso de Tucumán se sembraron 280 hectáreas en el 2003, concentrando aproximadamente el 90% de la producción en la localidad de Lules con rendimientos promedios de 25.000 kilogramos por hectárea. La producción de esta provincia representa cerca del 30% del total nacional. Por otro lado, la localidad de Tafí del Valle produce un 8% del total tucumano.
En el Departamento San Jerónimo (Santa Fe) se destacan las localidades de Coronda, Desvío Arijón y Arocena, una franja de territorio que se extiende a la vera del Río Coronda, a 41 kilómetros de la ciudad de Santa Fe. La calidad de sus suelos y las temperaturas promedio favorecen el desarrollo de este tipo de cultivos; además, esta zona se caracteriza por ser la pionera en la producción de frutillas, teniendo en este sentido un respaldo de casi un siglo de experiencia; y más de 70 años en el desarrollo de las condiciones adecuadas para su comercialización.
La provincia de Buenos Aires, con aproximadamente 200 hectáreas cultivadas, destina su fruta al mercado central. Es una zona con importantes limitaciones climáticas, intensas precipitaciones pluviales en momentos de la cosecha que dan origen a enfermedades fúngicas.
16.2.1 La zona de Coronda
La producción de frutilla en la zona de Coronda se ha destacado desde sus comienzos en 1919, y con el inicio de su producción con fines comerciales se convirtió en un exponente de la actividad económica y productiva de la zona, llegando a producir más del 75% del total nacional a principios de los 70. La incorporación permanente de tecnología desarrollada en la zona y la presencia de capacitados asesores privados permitieron que en el período 2001/03 el rendimiento promedio en esta área se ubique en 28 toneladas por hectárea con picos de 65 toneladas, mientras que en el ámbito nacional, este promedio se encuentra en 25 toneladas, según los datos de la Secretaria de Agricultura, Ganadería y Recursos Naturales.
1 Otras provincias productoras son Misiones (100 hectáreas), Salta y Jujuy (30 hectáreas), Río Negro y Neuquen (25 hectáreas).
Además de sus altos rendimientos, este cultivo también permite una rápida recuperación del capital invertido ya que produce buenos rendimientos en poco tiempo. Otra de sus cualidades reside en que pequeñas superficies permiten lograr una rentabilidad adecuada, constituyendo un factor de desarrollo de las economías locales o regionales de suma importancia. Su necesidad de 9.200 horas de trabajo por hectárea, implica que también conlleva una creación de empleos de amplia relevancia para el desarrollo social. Otros cultivos necesitan mucho menos; tal es el caso del tomate que requiere de 2.850 horas por hectáreas; el melón, 900 horas; la naranja, 550 horas; y el alcaucil, 525 horas.
16.2.1.1 El proceso productivo en Coronda
El Gráfico 16.3 muestra la recuperación de las hectáreas dedicadas a frutilla en Coronda. Las 320 hectáreas sembradas en el 2003, con un rendimiento promedio de 28 toneladas, permiten inferir una producción cercana a las 9.000 toneladas.
El proceso productivo y consecuente agregado de valor a la frutilla en la Zona de Coronda está compuesto por tres grandes etapas interrelacionadas entre sí. La primera de ellas comprende la siembra y cosecha de la frutilla. La segunda etapa incluye el congelamiento y la distribución del fruto, y por último la tercera etapa engloba el procesamiento y comercialización.
16.2.1.1.1 Siembra y Cosecha
En este sector se encadena la actividad del productor con todas las actividades conexas a la siembra y cosecha de la frutilla, lo que se ha definido anteriormente como el encadenamiento hacia atrás, es decir, donde una producción incorpora la tecnología y el – know how a través de los insumos que utiliza.
Los plantines constituyen el principal insumo; inicialmente, se utilizaba la variedad conocida como – Corondina, que, pese a su excelente aroma y sabor, se caracterizaba por su escaso tamaño, pesando 3,5 gramos, en promedio. Gracias al intercambio con organismos técnicos provinciales y nacionales se propició la adopción de otras variedades de frutillas, que se caracterizan por un continuo incremento en el tamaño del fruto, manteniendo constantes los demás atributos.
La variedad – Camarosa, desarrollada por la Universidad de California (Estados Unidos) y adoptada a mediados de la década del 90, se expandió rápidamente, monopolizando cerca del 80% del total de este cultivo, según se muestra en el Cuadro 16.1. Una de las características más destacadas de esta variedad es que permitió elevar el peso promedio de la fruta a 30 gramos.
Los proveedores de este insumo esencial fueron en un comienzo proveedores locales. Sin embargo, el aumento de la exigencia de elevados estándares de calidad por parte de la demanda llevó a utilizar plantines oriundos de regiones tales como Mendoza y Buenos Aires, dado que experimentos posteriores demostraron que los plantines provenientes de zonas frías y sembrados a alto nivel respecto del mar, producen los mejores resultados, por lo que la compra de éstos fue desplazándose a proveedores del sur del país. Actualmente, casi la totalidad de los plantines utilizados en Coronda son oriundos de Río Negro, Mendoza y Chubut. Entre los viveros que los suministran se encuentran: VIANSA(Viveros Andinos), Viveros elaboradores de fruta, Viveros Patagonia y Vivero Don Antonio (PROPLANT Argentina).
Más específicamente, hasta la década del 70 se utilizaban los plantines producidos localmente; sin embargo, estos no recibían a campo suficiente frío para cumplir con el período de dormancia (período en el cual las semillas no germinan a pesar de las condiciones favorables del clima). Estudios realizados por la Universidad de Tucumán, así como también informes provenientes de España, demostraron que este período podía suplirse mediante el uso de cámaras frigoríficas con temperaturas de hasta cero grado, y una alta humedad relativa. Profundizando en estos temas, investigaciones llevadas adelante por el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria(INTA) en Coronda demostraron que las diferencias de rendimiento entre plantines colocados en cámaras y plantines sin frío llegaban hasta el 83%, y al carecer la zona de suficiente infraestructura para atender la demanda de plantines refrigerados, se comenzó a comprar en viveros ubicados en el sur del país, donde la etapa de dormancia se realizaba naturalmente.
Este proceso de adopción de otras variedades de cultivos con distintos tipos de enfriamiento se dio junto con una mayor concentración de la propiedad de la tierra, fenómeno que se verificó para la mayoría de los cultivos argentinos, a lo cual se le sumó una disminución de la cantidad de productores, ejes centrales en esta etapa del proceso productivo. El Cuadro 16.2 refleja los datos del INTA según los cuales, siete productores (6,5% del total) concentraban el 41% de la superficie sembrada en el año 2001.
Este proceso productivo puede llevarse a cabo por medio de dos sistemas alternativos de plantación: el de otoño, con plantas frescas y el de verano, con plantas frigoconservadas.
El sistema de plantación de otoño con plantas frescas utiliza plantines cosechados en el mes de abril en el vivero y transplantados inmediatamente o con un breve período de frío en cámara.
Las ventajas de este sistema residen en sus altos rendimientos (pueden alcanzarse las 60 toneladas por hectárea), un amplio período de cosecha (mediados de junio a fines de diciembre) y un período de transplante/cosecha reducido (60 a 79 días), mientras que su principal desventaja se halla en sus altos costos de inversión.
El sistema de plantación de verano con plantas frigoconservadas2, consiste en cosechar los plantines en el mes de julio y colocarlos en cámara frigorífica durante 6 a 8 meses, para ser plantados en febrero o marzo del año siguiente. Se lo conoce como plantación de verano con plantines – frigo. Este sistema cuenta con varias ventajas: bajo costo del plantín, menores requerimientos de mano de obra y menor inversión en estructura (estas dos últimas se verifican en aquellos sistemas en los que no se utiliza microtúnel). La contrapartida de este sistema reside en que su producción está muy concentrada en pocos meses de cosecha (septiembre, octubre, noviembre y diciembre), el período de transplante/cosecha es amplio (aproximadamente 170 días) y las heladas tardías se presentan más peligrosas cuando no se utilizan los microtúneles. Con respecto a la forma en que son sembrados los plantines, anteriormente se utilizaba la técnica de un plantín por hilera, con intentos de poner cuatro por hilera. Sin embargo, este método no resultó satisfactorio, por lo que la hilera de una sola planta siguió siendo el método más común hasta la implementación del mulch de polipropileno, el cual, para maximizar sus bondades, requería un sistema de plantación de hileras de dos plantines.
Dados los riesgos climáticos que pueden perjudicar a este cultivo, existen instrumentos tecnológicos destinados a la protección de los mismos: los microtúneles de polietileno3y el mulch de polipropileno, estos pueden utilizarse en forma conjunta o separada. La utilización de microtúneles de polietileno permite alcanzar producciones más tempranas, posibilitando adelantarse a las fechas normales de siembra y lograr precocidad en los cultivos en épocas templadas o frías. El uso del microtúnel de polietileno en la producción de frutillas no fue difundido sino hasta fines de la década del 80, pese a que las primeras experiencias se registraron en la década del 70; sin embargo, en los últimos años su penetración ha aumentado considerablemente, según se muestra en el Gráfico 16.4, abarcando el 80% de las 320 hectáreas sembradas en el 2003 en Coronda.
Tal como se expusiera anteriormente, el objetivo principal de aplicar esta tecnología es el de ampliar el período de producción, y, como en un principio los costos del polietileno eran prohibitivos, se intentó aplicar otras opciones, como los microtúneles con varas de sauce. Los rendimientos obtenidos con este sistema fueron muy elevados, cerca de 60.000 kg/ha, pero solamente el uso masivo del polietileno permitió extender el período de producción, que habitualmente era de septiembre a diciembre, desde junio a mediados de diciembre. Esta extensión de período de producción es clave a los fines de posibilitar la provisión al mercado de frutillas en temporada baja donde las cantidades descienden y consecuentemente los precios suben.
2 Este sistema comenzó a ser difundido gracias a experimentos realizados por el INTA San Pedro, Provincia de Buenos Aires a fines de la década de los 80.
3 Existen diferentes tipos de microtúneles y los materiales para la cubierta deben de ser transparentes, generalmente de polietileno o PVC de calibres más gruesos que para el mulch de polipropileno.
Al igual que los microtuneles y otras mejoras, el – mulch es el resultado del constante intercambio entre los sectores dedicados a la investigación y los productivos, dados los altos costos de algunos experimentos y los intereses de productores individuales por mejorar la calidad de su producto y maximizar su producción.
El mulch o acolchado de polipropileno de suelos es la técnica más simple de aplicación de plásticos en la agricultura. Este proceso consiste en la colocación sobre el suelo de una película de plástico impermeable al agua, la cual está anclada al suelo en sus bordes con la misma tierra y mediante una perforación, permite la siembra o plantación y posterior desarrollo de la planta. Tiene efectos muy notorios sobre la humedad, la temperatura, la compactación y fertilidad del suelo, y también permite el control de malezas, plagas, y actividad microbiana, protegiendo al mismo tiempo a los frutos de inclemencias climáticas como el granizo. La utilización de este sistema proporciona beneficios más que interesantes: incremento de los rendimientos, cosechas precoces, cosechas de mayor calidad, menores necesidades de mano de obra y ahorro de agua, fertilizantes y plaguicidas, principalmente.
Otra de las iniciativas que podría resultar de las interrelaciones entre distintos sectores de soporte del entramado productivo, como lo son el INTA, el Ministerio de la Producción de la Provincia y Tecnología, y la Sub-Secretaría de la Producción de la Municipalidad de Coronda serían las pruebas piloto focalizadas en la eliminación progresiva del bromuro de metilo, gas utilizado para la desinfección del suelo y sustrato4.
Las primeras aplicaciones de este gas fueron realizadas por la firma Moscón e Hijos en los años 1991/92, expandiéndose su uso cuando comenzó a utilizarse en forma localizada en los lomos de plantación por medio de las mangueras de riego, reduciendo sus costos de implementación. Esta es una de las tantas sustancias que agota la capa de ozono, razón por la que los países firmantes del Protocolo de Montreal, dentro de los cuales se encuentra Argentina, decidieron la paulatina reducción de su utilización hasta su desaparición, motivo por el cual, en los próximos años deberán utilizarse otras técnicas y tratamientos alternativos.
Según se observa en el Gráfico 16.5 la superficie implantada con frutillas tratada con bromuro de metilo es importante en Coronda, por lo que su reemplazo será un desafío para el sector y una oportunidad para verificar el potencial del trabajo en encadenamientos productivos. Algunas técnicas alternativas propuestas por el programa – Tierra Sana del INTA son el uso de vapor de agua, metan sodio, solarización o biofumigación.
4 Las dosis varían de 150 a 250 kilogramos por hectárea.
Otro de los aspectos en los que se avanzó en los últimos años fue la utilización de abonos y fertilizantes, lo cual no era práctica común en los productores hasta bien entrada la década del 90. Actualmente, el 100% de los mismos utilizan al menos un sistema de recomposición de nutrientes al suelo, siendo los dos más utilizados el fertirriego y la colocación de pequeñas cantidades de fertilizantes al costado de cada planta, por medio de una perforación en el– mulch de polietileno. La provisión de los abonos, principalmente estiércoles y abonos verdes, se hace en su mayoría a través de comercios ubicados en la ciudad de Santa Fe, pero existen proveedores importantes en Buenos Aires, siendo una de las debilidades del sector la escasa presencia local en la proveeduría de insumos.
El fertirriego es un sistema mediante el cual se incorporan los fertilizantes al agua de riego, permitiendo su aplicación directa. Hasta los años 70, eran pocos los productores que regaban regularmente sus plantines, y se caracterizaban por ser los ubicados a las márgenes del río Coronda; el resto utilizaba agua de las napas freáticas, las cuales no eran indicadas dado su elevado contenido salitroso.
En un principio, la técnica de riego más usada fue la aspersión; sin embargo, con el correr de los años, los productores fueron incorporando al proceso el sistema de riego por goteo con mangueras perforadas o cintas. Estos sistemas permiten una mayor eficiencia en la asignación del agua, la aplicación localizada de fertilizantes y el uso de agua de mejor calidad para la producción.
La cosecha se realiza en forma manual todos los días o cada dos días, según época del año, colocando la fruta en cajones plásticos y posteiormente se efectúa la primera selección de la fruta según su tamaño, separando en un recipiente adicional las frutas en mal estado o muy maduras. Según se observa en el Gráfico 16.6, la producción a campo concentra en menor cantidad de meses la cosecha de los frutos, en comparación con la producción mediante el uso de los microtúneles, avalando el mayor uso de los mismos según se observó en el Gráfico 16.4. En cuanto a las técnicas de recolección y empaque, también en estos aspectos se han producido grandes avances. Anteriormente se utilizaba un canasto de mimbre en el momento de la cosecha, separando la fruta buena (grande y mediana) de la chica y deforme; luego, se depositaban las frutillas en cajones de mayor tamaño (entre 2,5 y 3 kilogramos de capacidad) para su posterior traslado a los galpones de empaque donde mediante la utilización de cajones de madera (entre 0,4 y 4 kilogramos de capacidad) se colocaba la mejor frutilla en los estratos superiores y la de menor calidad debajo; incluso llegaba a colocarse la frutilla de descarte.
En la actualidad, si bien algunos productores continúan utilizando canastos de mimbres, esta técnica coexiste con el sistema de cosecha directa en envases o cajones para su envío a plantas de empaque junto con la cosecha en envases definitivos. Los envases empleados son los cajones de madera o plástico (entre 4 y 5 kilogramos de capacidad) y cajas de cartón con cubetas plásticas, estas últimas permiten el traslado de la mercadería de manera más higiénica, además pueden reutilizarse.
El principal método de venta del productor era la entrega a granel a galpones de empaque, quienes se encargaban de embalar la fruta, transportarla a los distintos mercados de venta y despalillarla para su industrialización. Actualmente, estas prácticas coexisten con la venta al público de la producción cosechada que realizan los pequeños productores.
Otra de las innovaciones implementadas es el uso del túnel californiano, en el cual se forma un pleno de aspiración con dos paredes compuestas por cajas con fruta y una lona que cubre el techo y en uno de los extremos se hace succión por medio de un ventilador y el aire es forzado a pasar a través de un evaporador en su retorno al recinto. Este mecanismo permite el enfriamiento de la frutilla embalada para su posterior comercialización.
Junto con el uso del túnel californiano, el traslado de la mercadería en camiones refrigerados,desde el año 1988, es otro de los reflejos de la tecnificación de la producción primaria acontecida. Cabe destacarse que hasta septiembre u octubre el transporte puede llevarse a cabo mediante camiones comunes; sin embargo, según se observa en el Gráfico 16.6 un 35% de la producción a campo y un 25% de la producción con microtúneles se cosecha en noviembre y diciembre, con lo cual, el uso de los camiones refrigerados es más que necesario.
16.2.1.1.2 Congelamiento y distribución
Una vez cosechada, un 60% de la fruta se destina a Buenos Aires, un 20% a Rosario, un 5% a Santa Fe y el 10% restante a Córdoba. Esta fruta puede distribuirse en fresco o congelarse. Como se estableció anteriormente, la comercialización de la frutilla fresca representa aproximadamente el 60% del total de la producción de Coronda. El 40% del total producido se destina al Mercado Central de Buenos Aires, según se muestra en el Gráfico 16.7.
El 20% restante del total producido se destina a mercados como: Avellaneda, Becar y 3 de febrero (Provincia de Buenos Aires), Rosario (Provincia de Santa Fe) y Córdoba. En todos los casos existen productores que realizan sus ventas a supermercados o grandes fruterías que abastecen a verdulerías de menor envergadura directamente. La fruta puede estar presentada sin embalar (en cajas de plástico o madera de 5 kilogramos) o embalada (en cajas de 2 kilogramos con 8 cubetas cada caja).
El otro 40% de la fruta es colocada en cámaras de frío a los fines de permitir su mejor preservación, alargar su vida útil y satisfacer la demanda continua, dado que la vida útil del fruto fresco sólo alcanza los siete días aproximadamente. Existen distintos métodos a trabes de los cuales puede llevarse a cabo el congelamiento:
– En block: frutilla despalillada sin azúcar en bolsas que se colocan dentro de envases de cartón (de 13 a 15 kilogramos).
– Fileteada (de 5 a 6 milímetros).
– Cubeteada (6x6x6 milímetros).
– Congelada con sistema Individual Quick frozen (IQF).
El uso de cámaras frigoríficas es generalizado en la Zona de Coronda, a lo cual, en algunos casos se le suma la disponibilidad de los túneles californianos: la capacidad de congelamiento de la zona es de 6.000 kilogramos por hora mediante el sistema IQF (este sistema permite el congelamiento individual de la fruta a 18 grados centígrados bajo cero) mientras que las cámaras de frío para mantenimiento poseen una capacidad frigorífica instantánea para fruta fresca de 1.000 toneladas y una capacidad máxima para frutilla congelada de 2.500 toneladas.
Pese a esta infraestructura, Coronda no posee la suficiente capacidad de frío como para mantener cantidades suficientes de frutillas que le sirvan para regular los volúmenes colocados en el mercado, y de este modo, evitar las fluctuaciones de precio que sobrevienen a la menor oferta: en los meses de cosecha desciende mientras que se eleva en mayo y junio5.
Es intención de los productores, industriales y organismos intermedios del sector contar con mayor capacidad de almacenamiento del producto a los fines de evitar situaciones como la del presente año, en la que se desperdiciará casi un 10% de la cosecha record de Coronda de 20.000 toneladas debido a la falta de mano de obra y de infraestructura adecuada para el procesamiento de la misma. De este modo queda evidenciada la necesidad de trabajar en clusters: las urgentes necesidades de contar con mayor capacidad de frío significan reconocer los lazos que deben existir entre los distintos sectores tendientes a llegar al mercado constantemente, con un producto de mayor calidad.
16.2.1.1.3 Industrialización
Del 40% destinado a la industrialización puede obtenerse una amplia gama de productos quedando evidenciado el potencial de todos los encadenamientos hacia delante que pueden lograrse tomando a la frutilla de Coronda como materia de prima, según se detalla a continuación en:
Frutillas IQF:
– Enteras
– Fileteadas con azúcar
– Cubeteadas con azúcar
5 En estos meses, durante el 2004, el kilo de frutillas frescas alcanzó los $10, record histórico.
Frutillas congeladas en – bloque :
– Enteras
– Tamizadas
Frutillas procesadas:
– Dulces
– Mermeladas
– Al natural
– Pulpa para heladerías e industrias lácteas
– Jugos concentrados
Frutillas deshidratadas:
– Enteras
– Fileteadas
No debe dejar de mencionarse dentro de estos productos a los licores y aguardientes a base de frutillas. Los productores dedicados a este tipo de actividad, principalmente ubicados en los centros industriales de Santa Fe y Rosario, son demandantes de fruta madura que en determinados casos es desechada por el desconocimiento de este tipo de utilización. En muchos casos los productores primarios coinciden con los procesadores, dado que la escala mínima para producir lo permite. Estos agentes procesaron en los últimos años entre 3.500 y 4.000 toneladas anuales, destinándose 1.500 toneladas de pulpa para yogurt, 1.500 toneladas de pulpa para heladerías y repostería y 800 toneladas para mermeladas y dulces. En el Cuadro 16.3 se observa las principales industrias que se encuentran radicadas en la zona, las cuales concentran aproximadamente el 90% de todos los procesos.
Tal como se comentara anteriormente, la capacidad industrial disponible en la zona para congelar sistema IQF y en bloque es de 6.000 kilogramos por hora, la cual no alcanza a cubrir los requerimientos de los industriales. A su vez, la disponibilidad de cámaras de baja temperatura (-20ºC) para el almacenamiento de productos congelados es de unas 10.000 toneladas por año más las 5.000 toneladas que aportan los almacenes de frío alquilados en Rosario y Santa Fe. Se concluye que el entramado productivo de la frutilla hoy recurre a las capacidades de zonas aledañas para suplir sus necesidades, mostrando aquellos puntos del proceso productivo donde deberían focalizarse las inversiones de modo de aumentar la competitividad del mismo.
16.2.3 Los futuros destinos de la frutilla
Los crecientes volúmenes cosechados de frutilla en Argentina pueden destinarse a su posterior industrialización o colocase en el extranjero. Las exportaciones de este producto experimentaron valores decrecientes, recuperándose en parte en el 2003, según se muestra en el Gráfico 16.8; siendo sus principales destinos Francia (41%), Estados Unidos (29%) y Chile (23%).
Sin embargo, las exportaciones de frutas finas en Argentina han evolucionado favorablemente, demostrando su aceptación en los mercados externos: entre 1999 y 2003 el valor de las mismas creció un 213%, superando los U$S 10 millones. Un 70% corresponde a arándanos, un 29% a cerezas frescas y el 1% restante a frutillas.
En el caso particular de Coronda, en 1999 la Sociedad Cooperativa de Agricultores concretó la exportación de alrededor de 230 toneladas de frutillas a Estados Unidos. Actualmente, tanto la Sociedad y como el Municipio de Coronda, brindan apoyo y asistencia en forma permanente a los productores para repetir y continuar esa experiencia. Uno de los requisitos para aumentar las exportaciones de estos productos se relaciona con la cadena defrío, principal impedimento del sector. En la actualidad se encuentra en marcha un convenio entre la Universidad Tecnológica Nacional filial Santa Fe y el Invap (Empresa del gobierno de Río Negro dedicada al desarrollo de tecnología, radicada en Bariloche) que permitirá la instalación en Coronda de una planta de secado de frutillas. Este proceso se denomina liofilizacion y permite conservar el color, el aroma y la forma de la fruta mediante la deshidratación de la misma, con lo cual se evita la necesidad de mantener la cadena de frío. De este modo, el valor esperado de frutillas por hectárea exportada pasaría de los U$S 40.000 actuales a U$S 125.000; aunque no debe dejar de mencionarse que el costo sería superior al millón de dólares.
También se está trabajando desde el Ministerio de la Producción de la Provincia de Santa Fe en la denominación de origen – Frutillas de Coronda . Esta constituye una estrategia de desarrollo del sector agroalimentario y un instrumento de diferenciación del producto que tiende a mejorar las condiciones de la comercialización de la frutilla producida en la zona, tanto en los mercados nacionales como internacionales, mostrando un vínculo entre la calidad del producto y su origen, como consecuencia de los factores naturales, humanos y de manejo de producción. La concreción del proyecto permitiría certificar la calidad de los productos ofrecidos al mercado externo y garantizar su trazabilidad.
Según se presenta en el Esquema 16.1, múltiples sectores de la economía se encuentran vinculados con el proceso productivo de la frutilla. La concientización de la relevancia del cluster como potenciador de la Región de Coronda permite el compromiso de todos estos sectores con el mismo.
El cluster se presenta como la herramienta adecuada para superar problemas tales como la insuficiente cadena de frío ya que opera como enlace entre los distintos actores. La planta de liofilización es un ejemplo de ello y el futuro desarrollo definitivo del Parque Industrial Coronda avala la necesidad de estrechar lazos para aprovechar el prestigio del que goza allí la frutilla.