ENCADENAMIENTO PRODUCTIVO OLEAGINOSO
CAPÍTULO 14: ENCADENAMIENTO PRODUCTIVO OLEAGINOSO
La importancia del complejo oleaginoso en Argentina es indiscutible: tanto el vertiginoso aumento de la producción como su destacado papel dentro de las exportaciones lo corroboran. La producción pasó de 10 millones de toneladas de granos a casi 35 en el 2003, constituyendo el 45% de las exportaciones agroindustriales y mostrando una presencia de los productos argentinos en los mercados externos indudable: un 15% del total mundial exportado de granos de soja, un 44% del aceite y un 43% de los pellets son argentinos.
Estos resultados son el fruto de un encadenamiento productivo: productores y demás sectores de la economía que apostaron a la constante incorporación de tecnología reflejada en siembra directa, biotecnología, agroquímicos y maquinaria agrícola. Estas interrelaciones consiguieron transformar ventajas comparativas en ventajas competitivas sustentables en el tiempo; intentando avanzar en la agregación de valor, objetivo último de un encadenamiento productivo.
14.1 Panorama mundial
14.1.1 Principales productores
El grano de soja se ha posicionado en estos últimos años dentro de la economía argentina como uno de los productos a partir del cual se puede generar o favorecer el desarrollo sustentable del país.
Su origen es asiático, y en países como China, su uso es milenario, constituyendo uno de los pilares alimenticios más fuertes de los pueblos de Oriente, ya sea como vegetal verde y fresco o como grano seco integral y procesado. Además, es una excelente fuente de productos medicinales. Durante las primeras décadas del siglo XX comenzó una amplia promoción de este producto en India, y ya se hallaba implementado en Estados Unidos, liderando este último la producción mundial desde mediados del siglo pasado.
En Brasil y Argentina, máximos exponentes del desarrollo de este cultivo en América del Sur, las primeras experiencias en plantaciones se llevaron a cabo casi a fines del siglo XIX (1882 y 1862 respectivamente), pero su difusión y posterior producción comercial data de mediados del siglo XX. Se evidencian en el Gráfico 14.1 los principales productores a nivel mundial de la soja durante la campaña 2002/03, con una producción total cercana a los 200 millones de tn. En esta campaña Brasil y Argentina sumaron el 45% contra el 38% de Estados Unidos del total global, comenzando así un nuevo camino en términos de localización de la producción. La campaña 2001/ 02 también se presenta como un momento del tiempo de suma importancia dado que fue cuando la producción latinoamericana de soja igualó a la estadounidense, principal productor mundial histórico.
Este desplazamiento del polo mundial sojero se evidencia y reafirma en las proyecciones de distintos organismos de renombre mundial, como el Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA en inglés) que anualmente publica un informe sobre la posible evolución futura de los principales commodities y sus productores. Según esta fuente, y como queda expresado en el Gráfico 14.2, hacia el año 2012, Argentina y Brasil, con 40 y 73 millones de toneladas respectivamente, se ubicarían muy por encima de los 85 millones de toneladas de Estados Unidos; diferencial al cual debe sumarse la participación de Bolivia y Paraguay, países con gran potencial.
Si bien estas proyecciones pueden presentar dificultades, o quedarse desfasadas con respecto a la realidad, es posible extraer de ellas significativas conclusiones más allá de los valores específicos de cada producción. Como se comentara anteriormente, es intención de este trabajo mostrar la reubicación tanto en los últimos años como en el futuro de la producción mundial.
14.1.2 Principales demandantes
Según estimaciones del USDA en cuanto al comercio internacional de soja, países como China aumentarán sus importaciones de grano en un 100%. Se espera que la demanda de grano de ese país se encuentre en torno a 43 millones de toneladas hacia 2013/14, habiéndose ubicado en 21 millones de toneladas en la campaña 2002/03. Otros mercados con importaciones crecientes serán México y Asia Pacífico1, alcanzando los 7,5 y 6 millones de toneladas en 2013/14, respectivamente; por otro lado, Japón y la Unión Europea2 mantendrán sin cambios significativos su demanda.
Desde su ingreso a la Organización Mundial del Comercio (OMC), a fines del 2001, los aranceles aplicados por China a los productos del complejo oleaginoso han disminuido persistentemente, favoreciendo el ingreso de los mismos al país. En el año 2000, el arancel aplicado a los porotos de soja era del 114%, mientras que desde el año 2001 se ubica en el 3%, valor que se estima se mantendrá hasta el año 2006. En el caso del aceite, existían aranceles diferenciados se-
1 Se incluye bajo esta denominación a Malasia, Indonesia, Taiwán y Corea del Sur.
2 No incorpora la ampliación de la comunidad.
gún perteneciese o no a la cuota de exportación pautada, así, el arancel para el aceite intra cuota pasó del 13% al 9%, mientras que para el aceite extra cuota, de un 121% se disminuyó a un 41%, y gradualmente, se llegará a un 9% en el 2006, desapareciendo las distinciones iniciales.
14.2 Argentina: Las razones detrás de las cifras
14.2.1 La evolución de la producción argentina de soja
Los datos de cada Censo Nacional Agropecuario organizan el territorio argentino según Explotaciones Agropecuarias 3(EAPs). Comparando los datos del CNA 1988 con los del 2002, se observa que la superficie abarcada por las EAPs no experimentó variaciones significativas: pasó de 177 a 174 millones de hectáreas, es decir disminuyó un 1,7%. Según se observa en el Gráfico 14.5 la composición de las EAPs, de acuerdo al número de hectáreas de cada una, mostró algunos cambios. Disminuyó el porcentaje explicado por las explotaciones de menor tamaño, cediendo participación a favor de aquellas comprendidas entre 1.000 y 2.500, pasando de 13,6 a 15,1% de la superficie total, mientras que las variaciones de las EAPS de más de 2.500 hectáreas fueron casi insignificativas.
La utilización de las EAPS, por el contrario, experimentó grandes cambios: la expansión de la frontera agrícola en Argentina es un fenómeno de magnitud sumamente destacable, siendo el resultado de la incorporación de áreas marginales como del desplazamiento de cultivos industriales y/o ganadería. Según muestra el Gráfico 14.6, a comienzos de la década de los 90, la superficie implantada con los tres principales cultivos (trigo, maíz y soja), alcanzaba los 13,30 millones de hectáreas, mientras que en la campaña 2002/03, este total ascendió a 22 millones de
3 Se define como EAP a la unidad productiva con superficie no menor a los 500 m2, situada dentro de los límites de una misma provincia independientemente del número de parcelas (terrenos no contiguos) que la integren. Otras características relevantes son la producción de bienes agrícolas, pecuarios o forestales destinados al mercado (incluye el autoconsumo), cuentan con una dirección que asume la gestión y los riesgos de la actividad productiva (el productor, según su definición física o jurídica) y utilizan los mismos medios de producción de uso durable y parte de la misma mano de obra en todas las parcelas que la integran.
hectáreas, aumentando un 65%. Asimismo, en este período, el incremento del área destinada al cultivo de la soja fue del 154%, muy superior al de los demás cultivos, alcanzando en la campaña 2002/03 los 12,6 millones de hectáreas sembradas. En la campaña 2003/04, este número se ubicaría en 14,4 millones de hectáreas; un 14% más alto.
Sin embargo, para la campaña 2003/04 no se espera un aumento de la producción proporcional al verificado por las hectáreas sembradas debido a problemas climáticos que afectaron a la productividad, con lo cual, la producción se ubicará alrededor de los 32 millones de toneladas de soja, mientras que en condiciones normales, probablemente se hubiesen alcanzado los 37 millones de toneladas, según distintas fuentes consultadas.
Más allá de la desfavorable coyuntura climática, haciendo un análisis histórico desde el año 1971 sobre la evolución del rendimiento obtenido por hectárea, se observa que, en comparación con la tendencia, esta variable presentó un comportamiento errático. Sin embargo, en los últimos años la producción de soja se ubica persistentemente por encima de la tendencia histórica. Se concluye que conjuntamente con el aumento en el número de hectáreas se presentan mayores rendimientos. En la campaña 2002/03, el rendimiento
promedio se ubicó en 2.800 kg/ha. No debe dejar de tenerse en cuenta que dentro de Argentina existen rendimientos dispares según la ubicación de los cultivos, por ejemplo, Córdoba y Santa Fe contribuyen cada una con un 29% de la producción nacional, sin embargo, los rendimientos se ubican en 2.800 y 3.100 kg/ha respectivamente. Esta disparidad en los rendimientos es un fenómeno que se ha presentado más nítidamente en los últimos años debido a la expansión de la frontera agrícola hacia el norte, según se comentara anteriormente.
14.2.2 Las innovaciones tecnológicas
Los avances en el rendimiento se deben a los cambios introducidos en el paquete tecnológico empleado, entre los cuales se destacan el uso de la siembra directa, el desarrollo de la biotecnología, el empleo de agroquímicos en constante perfeccionamiento y la disposición de maquinaria e implementos agrícolas de acuerdo a las distintas necesidades de los productores.
14.2.2.1 Siembra directa
Las primeras prácticas utilizando la siembra directa, técnica ya abordada en la edición 2003 del Balance de la Economía Argentina, se llevaron a cabo en la década de los 70. Desde ese momento esta técnica se fue generalizando, con lo que Argentina se posicionó como uno de los líderes mundiales en el uso y desarrollo de la misma, posibilitando al país brindar su experiencia a los demás productores. Una de las razones por las cuales esta técnica es muy valorada es su carácter conservacionista del suelo4, recurso fundamental de cualquier explotación agrícola, además de permitir la expansión de las mismas en áreas marginales.
En el Gráfico 14.8 se observa cómo en Argentina en la campaña 2001/02 el número de hectáreas de soja con siembra directa alcanzó los 8,6 millones, mientras que los demás cultivos acumularon 6,4 millones de hectáreas. Para la soja este número representaba un 75% del total sembrado, porcentaje que ha aumentado en las últimas campañas, con lo cual, el liderazgo de la soja en la adopción de esta técnica, le posibilitó al cultivo recoger sus frutos en términos de mayores rindes.
Desagregando estos datos según el tipo de cultivo, es aún más sorprendente cómo la soja dio un salto tanto cuantitativo como cualitativo con respecto a la evolución del resto ya que la siembra directa es uno de los tantos símbolos de la incorporación de tecnología.
La siembra directa ha modificado las necesidades de maquinaria e implementos agrícolas, tal es el caso de las sembradoras, con lo cual se hace extensivo el cambio tecnológico a otros insu-
4 La siembra directa permite la existencia de una cobertura de rastrojo del cultivo anterior sobre la superficie del suelo, configurando una barrera ante los efectos de la erosión hídrica y eólica. Dada la degradación irreversible que la erosión implica, la siembra directa es uno de los principales procesos tendientes al logro de un sistema agrícola sustentable
mos. Simultáneamente, las transformaciones en la demanda de agroquímicos para controlar las distintas malezas, plagas y enfermedades, junto con la necesidad de un manejo distinto de los rastrojos y rotaciones de cultivos, conforman un panorama de cambio tecnológico integral en el sector.
14.2.2.2 Biotecnología
La biotecnología consiste en el uso de microorganismos como células vegetales y animales o el cultivo de tejidos con el objetivo de modificar o producir bienes necesarios para la humanidad tales como alimentos, medicamentos y productos químicos, entre otros. Una mirada más profunda sobre esta definición implica reconocer que el hombre desde siempre ha hecho uso de la biotecnología dentro de sus posibilidades, las cuales han aumentado considerablemente en los últimos años. Debido a la existencia de 800 millones de seres humanos desnutridos, los objetivos de la biotecnología agrícola actual están concentrados en la obtención de una mayor productividad (por lo tanto, mayores cosechas) y en prácticas agrícolas conservacionistas que no perjudiquen a las generaciones futuras, en el marco de menores costos. No debe olvidarse que la biotecnología permite, por ser un método científico, un manejo mucho más seguro de los cultivos.
Recuadro 14.1: El Polo Biotecnológico de Rosario y la Oficina de Biotecnología
A principios del 2004 dos empresas dedicadas a la biotecnología se asociaron con el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) con el objetivo de delinear aún más los rasgos del desarrollo del polo biotecnológico en Rosario, junto con la creación del denominado Instituto de Agrobiotecnología Rosario (INDEAR) a inaugurarse en mayo del 2005. Una de ellas, Bioceres, está vinculada con los productores que aplican la técnica de siembra directa. La otra es Bio Sidus, firma que produjera la primera vaca clonada Pampa. A su vez, el CONICET cederá las instalaciones donde funcionará este emprendimiento.
Se prevé que en un comienzo ambas firmas sean socias en partes iguales, permitiendo en el futuro el ingreso de nuevos socios. El propósito de esta iniciativa es patentar desarrollos de investigación con alto valor agregado, cuyos royalties serían compartidos por el sector público y privado.
También en el 2004, la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentos de la Nación (SAGPyA) creó la Oficina de Biotecnología, cuyo objetivo es asesorar sobre cuestiones relativas al manejo y comercialización de organismos vegetales y/o animales genéticamente modificados, provenientes de actividades agropecuarias o acuícolas. Esta iniciativa es un claro ejemplo del rumbo que deben tomar las políticas públicas sobre un campo tan importante como la investigación vinculada al desarrollo agropecuario.
Se estima que este polo podría contar en un futuro no muy lejano con aproximadamente 400 científicos dedicados a la genómica vegetal, tanto de Argentina, como de otros países de Latinoamérica y España. Una de las principales ideas por detrás de todos estos proyectos, tanto de investigación básica como de mayor componente científico, y cada uno con distintos plazos para su ejecución, es retener dentro del país parte del valor que se paga a empresas extranjeras en royalties.
De la mano de la biotecnología se llega a los Organismos Genéticamente Modificados (OGM), dentro de los cuales se halla la Soja Round up Ready (RR), resistente al herbicida llamado glifosato, el cual reemplaza a los herbicidas tradicionales al ser más barato y eficaz.
Recuadro 14.2: El desarrollo reciente de los Organismos Genéticamente Modificados
Los Organismos Genéticamente Modificados (OMG) son aquellos cuyo material genético, es decir, su ADN se ha modificado de manera no natural. Dentro de las variedades más conocidas de estos organismos se hallan aquellos derivados del maíz, soja, colza y algodón, siendo en general el propósito de las modificaciones obtener variedades resistentes a plagas de insectos y a herbicidas específicos, como es el caso del glifosato, el cual, controla malezas sin dañar a las plantas.
Concluyendo con una demora iniciada en 1998, el 13 de julio del corriente año el gobierno argentino autorizó el cultivo del maíz RR desarrollado por la multinacional Monsanto, resistente al glifosato. Este evento constituye un paso hacia delante en la incorporación de este tipo de tecnologías luego de la implementación del maíz Bt, resistente a plagas, el cual ocupa el 40% del área sembrada en Argentina. Dado que la Unión Europea es uno de los principales destinos del maíz argentino, la aprobación de la Comisión Europea de la importación, comercialización y procesamiento de este maíz transgénico (pero no su siembra y cultivo) por un plazo de 10 años constituye un precedente muy importante en el desarrollo de estos productos. Todavía resta la autorización del mismo para el consumo humano, prevista para octubre, siempre que exista un claro etiquetado mediante el cual se provea a los productores y consumidores la información necesaria y suficiente para decidir su adquisición y/o consumo.
Se estima que la incorporación de este producto en Argentina sería gradual, abarcando un máximo de 10 mil hectáreas en la campaña 2004/05, alcanzando unas 300 mil hectáreas en los próximos tres años, es decir, un 10% del área sembrada actualmente, según directivos de Monsanto. Con respecto a los resultados que se obtendrían, la Asociación del Maíz Argentino (Maizar), prevé que los maíces RR implicarían un aumento del rendimiento del cultivo entre un 25% y un 5%, dependiendo de la zona.
Según un informe presentado por el Servicio Internacional para la Adquisición de Aplicaciones Agrobiotecnológicas (ISAAA), el panorama mundial de los cultivos transgénicos en 2003 fue el siguiente:
– 67,7 millones de hectáreas destinadas a los mismos, en 19 países diferentes. Esto implica un 15% más que en 2002.
– 7 millones de productores en 18 países – más del 85% de los productores de menores recursos en países en desarrollo – ahora siembran variedades transgénicas. En 2002 fueron 6 millones los productores que cultivaron transgénicos en 16 países. El ISAAA predice que en los próximos cinco años 10 millones de productores en 25 o más países cultivarán 100 millones de hectáreas de variedades transgénicas.
– Casi un tercio del área global sembrada con variedades transgénicas corresponde a países en vías de desarrollo.
– Brasil y Sudáfrica se unieron a Estados Unidos, Argentina, Canadá y China como nuevos líderes de la agrobiotecnología. China y Sudáfrica experimentaron el mayor incremento anual, sembrando un tercio más de hectáreas con cultivos transgénicos que en 2002.
– En Argentina, el área de transgénicos creció en el 2003 un 3% debido al aumento del área de maíz Bt y de la soja tolerante al glifosato, cuya adopción es prácticamente del 100%. En total se sembraron 13,9 millones de hectáreas de variedades transgénicas de maíz y soja.
– La soja transgénica continúa liderando el área global con 41,4 millones de hectáreas (aproximadamente un 13% más que en 2002), o sea el 55% de la soja mundial. El área de maíz transgénico, aumentó un 25% alcanzando las 15,5 millones de hectáreas en todo el mundo, 11% de la superficie total de maíz.
14.2.2.3 Fitosanitarios
Los fitosanitarios evolucionaron al mismo ritmo de la expansión de la agricultura argentina durante los 90. En los primeros años de la mencionada década, el consumo de estos productos aumentó tanto en valor como en volumen, alcanzando un máximo durante el año 1997, con un monto de U$S 925 millones. Durante los años siguientes, cayó el valor de estos productos, y a su vez, el nuevo paquete agronómico que ganaba espacio modificó las necesidades de agroquímicos, aumentándose la venta de los herbicidas no selectivos (glifosato), de menor costo que los herbicidas selectivos.
En el año 2003 se verifica un consumo de agroquímicos de U$S 615 millones, es decir, un 115% superior al monto observado en 1991.
Asimismo, los herbicidas han aumentado su participación dentro del total, constituyendo un 74% del mercado, mientras que ha caído el porcentaje explicado por los insecticidas al 15%, y los funguicidas se hallan en 9,5%.
Actualmente, Argentina produce 55.000 tn de glifosato, satisfaciendo aproximadamente un 50% de su consumo, ubicado en 110.000 tn, siendo el resto provisto principalmente por China. De los productores situados en Argentina, se destacan Monsanto y Atanor.
Dentro del mercado de los agroquímicos, la soja es uno de los grandes participantes, símbolo de lo cual, durante el 2003 su compra alcanzó los U$S 191 millones, un 30% del total de las ventas (U$S 630 millones), según se discrimina por producto en el Gráfico 14.12.
Teniendo en cuenta otros productos de menor envergadura, el mercado de agroquímicos movilizó recursos por un total de U$S 653 millones durante el 2003. Es interesante realizar un análisis de la estructura de la oferta de estos productos: un 35% de las ventas corresponde a productos importados terminados o fraccionados en Argentina a partir de granel, un 33% es formulado en el país con principios activos importados y el 32% restante corresponde a productos formulados, entendiéndose que son aquellos con al menos una reacción química incorporada en el país.
En el caso de los fertilizantes, el Gráfico 14.13 muestra un crecimiento del 400% en los kilogramos por hectárea utilizados en Argentina durante la década de los noventa, alcanzando así el mismo valor que el promedio de América Latina. Estados Unidos presentaba en el 2000 un uso de 105 kg/ha de fertilizantes, valor muy superior al de Argentina. La tasa de crecimiento de este uso fue del 23,25% en los últimos años, se concluye que durante este período Argentina ha realizado un fuerte esfuerzo por alcanzar un grado de desarrollo similar al de otros países, o por lo menos, cerrar brechas que obstaculizaban sus posibilidades de crecimiento.
A esta misma conclusión se puede llegar si se observa que el número de toneladas de fertilizantes utilizadas pasó de 325 mil en 1991 a 2,2 millones en el 2003, mientras que un informe publicado recientemente por la Fundación Producir Conservando estima que el consumo de fertilizantes podría ubicarse en torno a los 5 millones de toneladas en el 2011. En la actualidad la producción de granos en Argentina necesita 1,7 millones de toneladas de fertilizante, pero bajo la perspectiva de una producción futura de 100 millones de toneladas, serían necesarias 4 millones de toneladas de los mismos. Es probable que en los próximos años estos productos constituyan uno de los principales ejes del desarrollo agropecuario, ya que permiten considerables aumentos del rendimiento junto con positivos efectos conservacionistas de los recursos.
El Cuadro 14.1 muestra la distribución de la posición de la soja según su uso de los principales fertilizantes dentro de los cereales y oleaginosas, junto con el total nacional empleado en la campaña 2002/03, de modo tal de completar la caracterización de este mercado y proporcionar una visión más acabada.
14.2.2.4 La maquinaria agrícola
Los últimos datos publicados por el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC), permiten confirmar las predicciones sobre un sostenido crecimiento del sector de maquinaria agrícola ya comentadas en la edición 2003 del Balance de la Economía Argentina. En el año 2002, la facturación de maquinaria agrícola en Argentina ascendió a $ 631 millones, mientras que en el 2003 este valor aumentó un 160%, alcanzando los $ 1.640 millones, símbolo de su complementariedad con el resto del sector agropecuario. Resulta interesante discriminar por productos y según su nacionalidad a los items que constituyen el rubro maquinaria agrícola para observar más minuciosamente la estructura de este mercado.
En el año 2002, los rubros sembradoras y cosechadoras presentaron los mayores valores de facturación, con un 33% y un 31% respectivamente, mientras que tractores e implementos participaron con el 18% cada uno. Durante el 2003 estas proporciones se vieron modificadas, concentrando el rubro cosechadoras el 40% del mercado, los tractores un 24%, y dentro de las disminuciones, las sembradoras fueron las que perdieron mayor terreno con un magro 22%, en tanto que la caída de los implementos fue menor, ubicándose en el 14%.
La participación de los bienes importados en cada rubro es disímil, teniendo la industria nacional mayor peso en el caso de los implementos y las sembradoras, mientras que en los tractores y las cosechadoras la importación es muy superior al porcentaje producido en el territorio nacional. A su vez, estos porcentajes han disminuido si se compara el 2002 con el 2003.
Dada la devaluación de la moneda argentina acontecida a principios del año 2002, es más correcto realizar un análisis en términos de unidades comercializadas en estos mercados, eliminado así las distorsiones que pudieran ocultarse tras el cambio en el valor de la moneda, sobretodo debido a la considerable presencia de bienes importados que existe en los mismos. El Gráfico 14.15, muestra un aumento en el número de unidades vendidas en todos los rubros, corroborando el incremento en los valores expuestos anteriormente.
El número de cosechadoras vendidas experimentó una expansión del 277%, muy cerca se ubicaron los tractores con un incremento del 245%, y con menores aumentos, se ubican los implementos y las sembradoras con un 81% y un 41%, respectivamente. Símbolo de la importancia del sector y de su influencia sobre toda la economía, en palabras de Jorge Médica, presidente de la Cámara Argentina de Fabricantes de Maquinaria Agrícola (CAFMA), existen 411 empresas dedicadas al rubro, incluyendo productos terminados y agropartes, ocupando 40.000 personas en forma directa, y otras 20.000 indirectamente. Además, cada año, este sector utiliza 50.000 toneladas de chapa, 150.000 toneladas de tubos y perfiles, más de 50 billones de kilovatios de electricidad, con lo cual se espera que la facturación total del sector ronde los $ 2.400. Con respecto al desarrollo futuro de la maquinaria agrícola, considerando que menos del 10% de esta se exporta, los mercados externos constituyen una excelente posibilidad para el sector. Además, dado que actualmente Argentina se encuentra posicionada como un potencial exportador de know how, es decir, de experiencia en el agro gracias a la implementación de modernas técnicas e insumos, por medio de la maquinaria agrícola se puede materializar la exportación del mismo. Para lograr esto es indispensable que Argentina avance sobre la implementación de mecanismos de normalización y certificación de la maquinaria agrícola según los estándares internacionales, logrando así ingresar a una mayor cantidad de países y afianzar los lazos ya existentes.
Estos bienes de capital son un medio indiscutible a través del cual el sector agropecuario incorpora desarrollo tecnológico que se transforma en mayores rendimientos, y por lo tanto, en mayores posibilidades ulteriores de invertir en nueva y mejor maquinaria. Este circulo virtuoso también se verifica para cada uno de los insumos que se emplea en la producción agropecuaria, simbolizando lo que implica el trabajo en clusters: potenciar las posibilidades de desarrollo de cadasector.
Como ya se expusiera, la tecnología, bajo sus múltiples manifestaciones, es y continúa siendo uno de los grandes soportes sobre los cuales se basa todo el desarrollo del cluster oleaginoso, y sus futuras posibilidades. Con el fin de rescatar la importancia de la tecnología, el Cuadro 14.3 expone las distintas etapas del desarrollo de la misma dentro del campo agropecuario.
Es así como el futuro de los sistemas agropecuarios se basará en la incorporación y el análisis de la información, es decir, en la sistematización de datos clave para lograr que cada proceso de toma de decisiones esté más rigurosamente fundamentado.
14.3 Los productos del complejo oleaginoso
14.3.1 La soja como materia prima
El grano de soja pertenece a las leguminosas, pero se diferencia de éstas por su alto contenido de proteína (cerca del 40%) y por su calidad nutritiva, constituyendo una excelente materia prima para la obtención de aceites y harinas, entre otros productos, sobre los cuales se volverá oportunamente. El Cuadro 14.4 resume el proceso de transformación que se lleva a cabo a partir del grano de soja, junto con los productos que se obtienen de cada proceso.
14.3.2 La industria del aceite y harina de soja
El proceso de industrialización de un volumen creciente de soja es realizado dentro del país, asentándose la industria en Rosario y alrededores, de modo de aprovechar la cercanía de las zonas productoras (Córdoba y Santa Fe) a las terminales portuarias, con lo cual, el promedio de kilómetros recorridos por los productos hasta su embarque es de 300 km, posibilitando una reducción de los costos de fletes.
Tanto la producción de Argentina de aceite, como su participación en el total mundial, ha evolucionado favorablemente en los últimos años, según muestra el Gráfico 14.16. Se estima que durante la campaña 2003/04 la producción nacional de aceite de soja alcanzará los 4,7 millones de toneladas, totalizando casi un 15% del total procesado a nivel mundial, según los datos del USDA
Esta industria se caracteriza por ser capital intensiva, presentando un elevado grado de tecnificación y alta productividad. Actualmente existen en el país 39 firmas dedicadas a esta producción, según los datos del Anuario Estadístico para el 2004 de J.J. Hinrichsen, empleando aproximadamente a 7.700 trabajadores de forma directa e indirecta, cuyas inversiones se traducirán en un fuerte aumento de la capacidad de crushing nacional 5, la cual podría ubicarse en torno a las 140.000 toneladas diarias hacia fines del 2006, implicando un aumento del 38,8% sobre una capacidad de 97.000 toneladas diarias verificada en la campaña 2002/03, según muestra el Cuadro 14.5.
Recientemente, la localidad de Timbúes, Santa Fe, adquirió particular relevancia debido a los anuncios de futuras inversiones hechos por Louis Dreyfus y Noble, corredora de granos de capitales ingleses. La empresa Louis Dreyfus planea construir una planta de procesamiento de soja con una capacidad de procesamiento del orden de las 8.000 toneladas diarias, junto con un puerto destinado al traslado de productos agrícolas. La corredora Noble cuenta con un ambicioso proyecto basado en la construcción de un puerto cerealero, una planta aceitera con capacidad de molienda entre las 8.000 y las 10.000 toneladas diarias, y una red de infraestructura acorde al creciente movimiento de granos que existe en el país, dentro de la cual se hallaría el tendido ferroviario desde el Puerto General San Martín. Cabe destacarse que aún no se han delimitado los plazos de este gigantesco proyecto, pero actualmente se están llevando a cabo los estudios de impacto ambiental.
La gama de proyectos relacionados con el sector aceitero no sólo abarca a los emprendimientos de aumento de molienda, sino a todos aquellos vinculados con la mejora de la infraestructura portuaria y la capacidad de almacenamiento, entre otros. La magnitud de estos emprendimientos, entendidos como un conjunto de acciones destinadas a aumentar la eficiencia del cluster, implica considerables desembolsos de recursos. Según se observa en el Cuadro 14.6 los montos de estos recursos serán un gran dinamizador de la economía regional.
5 La capacidad de crushing de Argentina fue extensamente tratada en la edición 2003 del Balance de la Economía Argentina.
Se observa que la mayor capacidad tanto de procesamiento como de almacenaje, en el marco de una renovada infraestructura portuaria, según lo muestran los proyectos descriptos anteriormente, constituye una excelente oportunidad por medio de la cual se podría industrializar los granos provenientes de zonas productoras de gran crecimiento en los últimos años. Por ejemplo, según la Compañía Nacional de Abastecimiento (CONAB) dependiente del Ministerio de Agricultura, Pecuaria y Abastecimiento la Región Centro-Oeste de Brasil produciría 24,7 millones de toneladas en la campaña 2003/04, implicando un aumento del 5% con respecto a la campaña anterior6. Paraguay y Bolivia también presentan un enorme potencial con producciones de 4,5 y 1,7 millones de toneladas en la campaña 2002/03 según USDA. Paraguay presenta una capacidad de molienda de 10.200 toneladas diarias y Bolivia de 6.200, las cuales se traducen en un potencial de procesamiento de 3,3 y 2 millones de toneladas por año7 , respectivamente, según los datos del Anuario Estadístico para el 2004 de J.J. Hinrichsen. De la comparación entre los volúmenes producidos y el potencial de procesamiento se desprende que una vía para evitar la exportación del grano en bruto es utilizar la Hidrovía ParanáParaguay, industrializando las producciones en las plantas argentinas, cuya capacidad, según se observara anteriormente, se halla en constante expansión. Esta vía de integración entre las diferentes producciones regionales fue extensamente desarrollada en la edición 2003 del Balance de la Economía Argentina.
Complemento de la elaboración del aceite, también se obtiene el harina de soja. La creciente demanda por harinas vegetales en la producción animal, debido a los problemas ocasionados por el uso de harinas de origen animal8, significa un gran mercado para este producto. Uno de los principales usos de la harina de soja es como base de múltiples alimentos balanceados.
En la campaña 2002/03, se produjeron 18 millones de toneladas de harina de soja en Argentina, mientras que empleando las mismas estimaciones de USDA que para el aceite, en la campaña 2003/04 la producción se ubicaría en torno a los 20 millones de toneladas, es decir, casi un 15% del total mundial, manteniendo la tendencia de una participación en el total mundial creciente verificada en los últimos años, según muestra el Gráfico 14.17.
Siendo la participación argentina en la producción de aceite y de harina de soja en los totales mundiales de un 15%, cabe preguntarse qué otros países intervienen en estos mercados con el objetivo de caracterizar la oferta mundial. El principal productor es Estados Unidos con un 28% del total, mientras que Brasil y China se ubican con un 17% y un 16% respectivamente, levemente por encima de Argentina. Como último gran productor figura la Unión Europea con un 10% y los demás productores aportan el 15% restante.
Estos productos, junto con los granos sin procesar son destinados principalmente a la exportación, dado el pequeño mercado nacional para los grandes volúme-
6 Brasil también experimenta problemas climáticos al igual que Argentina, según se comentara previamente.
7 Se calcula un promedio de 330 días de utilización de las mismas.
8 Se refiere a la Encefalopatía Espongiforme Bovina, enfermedad más conocida como – enfermedad de la vacas locas .
nes manejados por este complejo. Desde 1999 el consumo de aceite de soja en Argentina pasó de 3,71 a 12 kg/hab por año en el 2002, producto de la fuerte recesión económica en la que se hallaba el país y del menor precio de este bien en comparación con sus sustitutos. Este aumento implicó el uso de 436 mil tn. de aceite, exiguo número para una producción nacional del orden de las 4,4 millones de tn. en la campaña 2002/03, es decir, sólo un 10% de la producción nacional fue destinada al consumo doméstico.
14.4 Los destinos del complejo oleaginoso
Las colocaciones en el exterior son una excelente oportunidad para estos productos. Las exportaciones argentinas ascendieron a U$S 29.565 millones durante el 2003. Dentro de este total, las de carácter agroindustrial sumaron U$S 15.747 millones. Se destaca la importancia del complejo oleaginoso sojero, dado que constituye un 45% de las exportaciones agroindustriales. El Gráfico 14.18 muestra un análisis más detallado de la evolución histórica de las exportaciones de este complejo, desagregando por tipo de producto.
Más allá de la posibilidad concreta de obtención de divisas por medio de la exportación de estos productos, ellos también permiten al estado recaudar fondos por medio de las retenciones aplicadas a la exportación de los mismos. La alícuota aplicada a los granos es del 23,5%, mientras que sobre los aceites y los subproductos, se retiene un 20%9. Todo esto puede traducirse en una recaudación por este concepto del orden de los U$S 1.480 millones en el 2003, es decir, aproximadamente un 47% del total englobado en los Derechos de Exportación (U$S 3.091 millones), un 6% del total recaudado por los recursos tributarios.
Sin embargo, todo aumento en el valor incluye variaciones tanto en precio como en cantidad, por lo tanto, es interesante realizar un análisis más exhaustivo de la tendencia visualizada en el Gráfico 14.23 con el objetivo de extraer mejores conclusiones sobre el progreso de las exportaciones del complejo. El Cuadro 14.7 compara la actuación de las exportaciones en el 2003 con respecto a 1998 y a 1993 de tal modo que ilustra la situación del complejo sojero en tres momentos distintos de la última década.
9 Todos estos porcentajes se aplican sobre los valores CIF.
Comparando los volúmenes exportados, se observa que los subproductos (incluyendo a los pellets entre otros) han aumentado su participación dentro del total alcanzando un 46%, mientras que los aceites fueron los que más terreno han cedido a favor de los subproductos y de los granos, los cuales participan con casi un 26% del valor exportado por el complejo en el 2003.
Recuadro 14.3: El nexo comercial entre China y Argentina
Durante el 2003, el 66% de los granos de soja exportados por Argentina se destinaron a China. Dicha concentración no es casual, ya que en los últimos años China incrementó su compra de granos argentinos significativamente, alcanzando los casi 6 millones.
Esta expansión del volumen exportado es símbolo de cómo en los últimos años se han desarrollado e incrementado las relaciones comerciales entre las dos naciones, como se verá en los capítulos 3 y 12.
14.5 Cómo mantener la ventaja competitiva argentina
El complejo oleaginoso argentino ve afectadas sus posibilidades de colocar sus productos en el exterior tanto por factores internos (climáticos, políticas de promoción, impositivos, etc.) como externos (volúmenes de los demás productores o las políticas comerciales de los compradores); es decir, existe un sinnúmero de condicionantes que puede afectar tanto a los volúmenes como al valor de las mercaderías colocadas. Por estos motivos es posible que, aún entre dos años consecutivos, la composición de las exportaciones del complejo oleaginoso sea muy disímil.
14.5.1 La soja como materia prima de una amplia gama de productos
Dada la importante fuente de recursos y crecimiento que el comercio exterior supone para una nación, es necesario lograr una mayor diversificación, tanto de destinos como de productos, con el objetivo de disminuir el riesgo de ser significativamente afectados por una crisis en algún país específico.
Por medio de la industrialización de los distintos productos derivados de la soja se puede obtener una gran variedad de productos con múltiples usos. Existen muchas organizaciones destinadas a la investigación y difusión de estos productos, como por ejemplo, la Asociación Argentina de Grasas y Aceites (ASAGA) que junto a la empresa especializada en control de calidad de semillas Francomano y Picardi publicaron el libro – La Soja y sus Múltiples Usos , en el cual emprenden una exhaustiva descripción de cada uno de estos productos. El Cuadro 14.8, expone estos usos, según sean productos oleaginosos, integrales, proteicos o derivados de la cáscara, aunque no se agotan aquí todos los empleos a los que da lugar la transformación de la soja.
14.5.1.1 Las posibilidades comestibles
Se observa que este grano posee diversos usos comestibles: derivados oleaginosos, integrales o proteicos. La importancia de estos usos reside en las propiedades de la soja: contiene un alto porcentaje de proteínas (35% aproximadamente) y posee todos los aminoácidos esenciales. También cuenta con un 18% de grasas no saturadas, vitaminas A, E, F y del grupo B, minerales como fósforo, calcio, magnesio, hierro, cinc y cobre. Además, es rica en isoflavonas, glúcidos y fitoestrógenos.
Un informe publicado por la FAO sobre las perspectivas de la agricultura a nivel mundial, muestra cómo irá aumentando el porcentaje de la población mundial que consuma más de 3.000 kilocalorías diarias, llegando en el 2030 a ser el 53,37% de la misma, implicando esto una mejora en la calidad de vida de miles de seres humanos, según se puede apreciar en el Gráfico 14.20, donde también se realiza una comparación histórica. Sin embargo, aproximadamente un 13% de la población mundial tendrá un consumo menor a las 2.500 kilocalorías diarias, proporcionando un amplio margen sobre el cual debe actuarse de modo de garantizar el adecuado acceso a la alimentación, fuente básica del desarrollo humano.
Dentro de la composición de las kilocalorías diarias consumidas, la FAO realizó un análisis por clase de alimento. A nivel mundial, si bien el porcentaje de productos alimenticios correspondiente a aceites vegetales y semillas oleaginosas es muy bajo, este se duplicará en el período analizado, siendo los cárnicos el otro rubro que experimentará aumentos considerables.
Existe una fuerte relación entre el aumento del consumo de carnes y los granos de soja, ya que éstos constituyen junto con el maíz los principales ingredientes de las raciones animales.
Una propuesta más ambiciosa y sustentable en el tiempo, dado su mayor valor agregado, es la de transformar la exportación de proteínas vegetales en la de proteínas animales. De acuerdo con estudios realizados por el Centro de Empresas Procesadoras Avícolas (CEPA), en la producción de 1.000 kilogramos de pollo entero vivo se necesitan 1.500 kilos de maíz, primordial fuente de calorías, y 660 kilogramos de soja que aportan proteínas y aminoácidos necesarios.
Cepa también realizó proyecciones sobre la evolución de la faena en los próximos años, estimando que el número de toneladas faenadas aumentaría un 83% sobre las 733.600 toneladas obtenidas en el 2003, alcanzando las 1.349.260 toneladas en el 2010. El número de toneladas destinadas al consumo interno aumentaría un 46%, con lo cual el consumo por habitante por año llegaría a los 25 kilogramos10, mientras que el aumento más importante se produciría en los totales exportados, los cuales pasarían en este período de las 31.600 toneladas a las 322.080, es decir, se multiplicarían por nueve. Esta evolución se observa más claramente en el Gráfico 14.22.
Esta creciente producción posibilita no sólo la transformación de las proteínas vegetales en animales y su consecuente generación de valor, sino también una genuina creación de puestos de trabajo. De cumplirse las estimaciones de CEPA, se generarían 30.000 nuevos puestos (considerando tanto los directos como los indirectos), llegando a los 70.500 en el 2010. La generación de valor esbozada por CEPA se ejemplifica en el Cuadro 14.9.
Los principales productores avícolas se hallan asentados en las provincias de Buenos Aires y Entre Ríos, cuyas granjas representan aproximadamente un 48% y un 43% de los totales nacionales producidos respectivamente. Generalmente la producción y la industrialización se hallan
10 Actualmente el consumo se ubica en torno a los 18,9 kilogramos por habitante por año.
integradas11, y siendo los productores zonas agrícolas de gran importancia nacional, se evidencian aquí también las sinergias positivas de un encadenamiento productivo, tanto hacia atrás en lo que respecta a provisión de insumos, como hacia delante, dado que los pollos constituyen el punto de partida para la obtención de productos rebozados. Esta integración ha permitido lograr una mayor eficiencia y es fundamental, dadas las exigencias de establecer la trazabilidad de las aves a lo largo de toda la cadena productiva como requisito de los demandantes.
Este mismo análisis se aplica al caso de la carne de cerdo. En función de que estos animales también necesitan de raciones a base de maíz y soja, la industria faenadora se localiza según sea la disponibilidad de materia prima. Asimismo las posibilidades de exportación dependen tanto de la superación de las barreras sanitarias como de la capacidad de brindar la calidad y trazabilidad requerida por la demanda.
Con estas consignas en mente, y dado que el stock porcino disminuyó un 40% entre el año 1988 y el año 2002, según los datos de los respectivos Censos Agropecuarios, es decir, se pasó de 3,3 a 2,1 millones de cabezas, la SAGPyA conformó el Foro Nacional de la Cadena Porcina con el objetivo de poder vislumbrar las políticas públicas adecuadas para el sector porcino. Este es un ejemplo del papel que debe cumplir el estado dentro de los encadenamientos productivos: actualizar la información sectorial y delimitar prioridades, propuestas y líneas de acción necesarias para incrementar la eficiencia y la productividad del mismo.
14.5.1.2 Las posibilidades industriales
A nivel internacional, existe un creciente interés por el biodiesel; este combustible es elaborado a partir de aceites vegetales, grasas animales y desechos orgánicos, sometiendo estos elementos a reacciones con metanol o etanol, proceso denominado transesterificación. Posteriormente, este compuesto puede mezclarse con diesel petrolífero12, en cualquier tipo de proporciones. El uso del mismo puede sustituir parcial o totalmente el gasoil en motores diesel, sin precisar conversiones, ajustes o regulaciones especiales de los mismos. Estos combustibles implican menores índices de emisiones de gases causantes del efecto invernadero, con lo cual son ecológicamente deseables y se encuentran incluidos en la agenda de políticas ambientales de la mayoría de los gobiernos. Dada el alza del precio del petróleo, se perfilan como elemento necesario para intentar superar la aguda dependencia de este último que todos los países sufren.
En Europa la producción de biodiesel creció un 35% en el 2003 y se prevé una tendencia similar para el año en curso. En India, la firma Indian Railways, una de las mayores redes ferroviarias del mundo planea utilizar biodiesel como combustible en sus locomotoras, esperando cubrir un 15% de su demanda de combustible con biodiesel hacia el año 2010. En América del Sur, la firma América Latina Logística (ALL) cuenta con una extensa red ferroviaria en Argentina y Brasil y está considerando avanzar en igual sentido, ya que en el futuro podría utilizar 35 millones de litros anuales de biodiesel en sus 580 locomotoras, empleando hasta un 20% de estos combustibles renovables13.
Recientemente Japón determinó la incorporación de hasta un 3% de biocombustibles a la gasolina, mientras que Europa estipula que para el 2005 un 5% de los combustibles empleados deberán ser renovables, duplicándose este porcentaje hacia el 2010.
Argentina está avanzando con un proyecto de ley nacional de biocombustibles, en el cual se proponen como incentivos para el desarrollo de los mismos: Estabilidad Fiscal por quince años, Liberación del IVA por quince años para aquellos proyectos en que el capital mayoritario sea del Estado y/o de productores agropecuarios, Exención en el Impuesto a los Combustibles, en la Tasa sobre Gasoil y en la Tasas de Infraestructura Hídrica, mientras que a partir del cuarto año de
11 El 37% de los frigoríficos se encuentra en Buenos Aires, mientras que un 38% se halla en Entre Ríos.
12 Se denomina porcentaje de biomasicidad al porcentaje que existe en cada combustible de biodiesel, es decir, el Biodiesel B30 tiene un 30 % de biocombustibles y un 70 % de diesel petrolífero.
13 http://www.tierramerica.net/2003/1222/acentos.shtml
vigencia de la ley, un 5 % de las naftas y gasoil expendidas en Argentina deberían estar conformadas por etanol y biodiesel respectivamente. También la Sagpya lleva a cabo investigaciones y publica numerosos informes sobre este tema, mostrando el creciente interés y participación del estado en el desarrollo de estos programas e intentando brindar el soporte necesario a estas iniciativas. Se consultó en este organismo un informe denominado – ¿Por qué invertir en Biodiesel en Argentina. , realizado en conjunto con la Agencia de Desarrollo de Inversiones (ADI), del cual se extrae el siguiente ejercicio hipotético de la importancia de los biocombustibles en el mercado de los combustibles argentinos:
– Para cubrir la demanda de biodiesel en base a aceite de soja en el transporte automotor de cargas, y para un combustible que sólo posea un 20% (B20) de este componente se estimó que deberían molerse unas 9,76 millones toneladas de grano de soja.
– En caso de que se quisiera cubrir la demanda de combustible del sector agropecuario, se requerirían unas 3,70 millones de toneladas adicionales. Estas determinaciones implican absorber el 66% aprox. de la oferta nacional de producción de soja, que en la campaña 1999/2000 alcanzó los 20,2 millones de toneladas.
– El caso hipotético de querer cubrir el 100% de la demanda de combustible (diesel) mediante una mezcla de B20 implicaría unas 13,7 millones de toneladas, es decir el 74% de la producción nacional, según datos para el 2000.
En este mismo informe se publicaron los proyectos relativos a la producción de biodiesel mas relevantes en Argentina, los cuales se transcriben el Cuadro 14.10, demostrándose así el creciente interés en este rubro tanto por parte del sector privado como del sector público según se evidencia en algunos proyectos gestionados por los distintos gobiernos .
14.6 La visualización del cluster oleaginoso
Luego de haber comentado los principales desarrollos, tanto sobre los insumos y sus avances, es decir, encadenamientos hacia atrás, como hacia delante, reflejados en la adición de valor al grano de soja por medio de algunos de sus múltiples usos, como sería la producción de carnes, o los biocombustibles, los Esquemas 14.1 y 14.2 plantean el marco en el cual puede traducirse el trabajo en clusters con el grano de soja y los subproductos como ejes principales de estos encadenamientos.
14.7 El papel del sector privado
Como muestra de la constante iniciativa de los sectores privados por impulsar el desarrollo de los clusters en el territorio argentino, en el mes de abril del corriente año, el Banco Río, junto con las Bolsas de Comercio de Córdoba y de Rosario, organizó una jornada con el propósito de difundir la importancia de que cada participante reconozca su lugar en el entramado productivo como un todo y eliminar la visión incompleta o recortada que puede existir del mismo, la cual impide el trabajo en clusters.
En esta jornada, los participantes, representativos de toda la cadena, formaron mesas de discusión en las que se desarrollaron Programas de Acción Táctica (PATs,), exponiendo conclusiones sobre los caminos a seguir para profundizar el desarrollo del entramado, según transcribe el Cuadro 14.11.
En los PATs se hace mención a la Sociedad Argentina de la Soja, la cual finalmente se denominó Asociación de la Cadena de la Soja Argentina (ACSOJA), constituida en julio del corriente año. Su objetivo es la promoción de la investigación y el desarrollo de la soja y sus derivados, en lo que se relacione con la producción, elaboración y comercialización interna o externa de dichos productos, directamente y/o en colaboración con organismos oficiales, mixtos o privados14.
Dentro de esta sociedad civil se agrupará a los asociados, asociaciones, entidades, instituciones u organismos, públicos o privados, según pertenezcan a los siguientes sectores: provisión de insumos, producción, comercialización, industrialización y usos, investigación y desarrollo y servicios15.
Existen también otros proyectos o entidades abocadas a la capacitación, control de calidad y de gestión, y a las mejoras tecnológicas, entre otras. Reconocer la relevancia y las mejoras en la competitividad resultantes del trabajo en redes o entramados productivos ha llevado a los integrantes de los mismos a generar vínculos cada vez más fuertes.
14 Extraído del Articulo 3 Proyecto de Estatutos de la Asociación de la Cadena de la Soja Argentina.
15 Extraído del Articulo 9 Proyecto de Estatutos de la Asociación de la Cadena de la Soja Argentina.
Aproximadamente 15 años atrás, se constituyó la Asociación Argentina de Productores en Siembra Directa (AAPRESID) con el objetivo de intercambiar conocimientos y experiencias en relación al sistema de Siembra Directa. Con este fin, se han desarrollado a lo largo del tiempo Seminarios, Congresos, Jornadas de Intercambio y Publicaciones. Esta asociación es un claro y sólido ejemplo de productores y empresarios innovadores, quienes utilizando los avances de la ciencia buscan integrar conocimiento y experiencia, es decir, generar genuinos empresarios del rubro agroindustrial conjugando producción, tecnología e investigación, dentro un marco conservacionista.
También se destaca la participación de los Consorcios Regionales de Experimentación Agrícola (Grupos CREA), en los cuales se busca transferir conocimientos técnicos y empresariales entre productores. Cada uno de estos grupos elige un presidente entre sus miembros y contrata a un técnico, generalmente un ingeniero agrónomo, denominado – asesor CREA . Este asesor coordina los planes de trabajo del grupo mediante visitas a los productores y estudios de los temas que los mismos consideran relevantes. Este sistema constituye una adaptación de una organización francesa similar16.
Todas estas instituciones ayudaron a cambiar la mentalidad del productor agrícola, quien en muchos casos adoptó un perfil más semejante al de un empresario agroindustrial, tercerizando actividades, lo que hoy se denomina – outsourcing agropecuario . Esto es un vuelco hacia la mayor profesionalización de las empresas agropecuarias, dado que contratan servicios de monitoreo de plagas y enfermedades, diagnósticos de fertilidad, entre otros, prestaciones que contribuyen a la generación de valor.
14.8 Las entidades educativas
Dentro de las instituciones de soporte no puede dejar de mencionarse el papel fundamental que cumplen las entidades educativas, sobretodo las universitarias e institutos de capacitación. Estas entidades moldean la estructura de los recursos humanos disponibles en un determinado lugar, motivo por el cual es prioritario que exista una vinculación entre las mismas y el entramado productivo. Un análisis más detallado de los perfiles educativos, según la rama de orientación elegida por cada estudiante de las universidades nacionales se observa en el Cuadro 14.12
Dado el fuerte nexo entre las actividades agroindustriales, y más específicamente el complejo oleaginoso, con el desarrollo tecnológico, el gasto en actividades relativas a la investigación es primordial. El Cuadro 14.13 muestra los datos para el año 2003 sobre los montos gastados por provincia y por destino de los mismos.
Una de las formas de incorporar mayores desarrollos en este sentido es por medio del fomento a las iniciativas privadas, sobre las que se está avanzando debido a que todos los sectores se han concientizado sobre su importancia. Un destacado empresario del complejo oleaginoso argentino lidera un grupo productivo donde cada emprendedor debe desarrollar su propia PyME, las cuales, a su vez conforman una red. En este marco, con el objeto de mejorar la actuación y potenciar los beneficios de la misma, se planea firmar un convenio con una universidad estadounidense para desarrollar una universidad virtual para el conjunto de PyMEs, iniciativa que ampliaría sustancialmente la transferencia y disponibilidad de conocimientos entre las unidades de la red.
En el marco de la operatoria de los granos de soja, los contratos de futuros y opciones son uno de los servicios fundamentales que permite a los productores decidir cuándo vender la cosecha, a los industrializadores mantener cubiertas sus necesidades de materia prima y a las cooperativas flexibilizar sus actividades; es decir, facilitan las acciones de cada uno de los integrantes del entramado productivo. Si bien los volúmenes de ambos contratos cayeron sorprendentemente durante el 2002, comparando el período enero/octubre del 2004 con respecto al mismo período del 2003 se observa que el número de futuros negociados aumentó de 10.629 a 31791 mientras que el crecimiento fue mayor en el caso de las opciones, pasando de 1.080 a 31.119. Esto demuestra el gran apoyo que cada uno de los integrantes del entramado productivo encuentra en los mismos.
14.9 El cluster como fuente de empleo
En un país tan abrumado por el problema de la desocupación como Argentina, y dada la urgencia por resolver esta cuestión, no puede dejar de mencionarse los impactos sobre el empleo de las cadenas agroindustriales. En un estudio realizado para la Fundación Producir Conservando, Juan Llach, Marcela Harriague y Ernesto O’Connor desagregan los puestos de trabajo según cada cadena, comparando el año 1997 con el 2003, considerando tanto el empleo directo e indirecto, según muestra el Cuadro 14.14.
Se observa que el total del empleo factible de ser desagregado por cadena ascendía a 3.384.323 puestos de trabajo en el 2003. De este total, la cadena de exportación de granos explica un 8%, mientras que aceites y subproductos y alimentos balanceados contribuyen con un 8,5% y un 0,45% respectivamente. Las dos primeras cadenas analizadas experimentaron una incorporación de trabajadores muy superior al promedio de todas las cadenas, algo que no se verificó en el caso de los alimentos balanceados. Los Cuadros 14.15, 14.16 y 14.17 muestran más detalladamente la composición del empleo en cada una de las cadenas seleccionadas.
Cada uno de los datos presentados a lo largo de este capítulo es un indicio del potencial de las cadenas agroindustriales para la economía argentina: tecnología, productividad, desarrollo e innovación, nexos comerciales con el resto del mundo y empleo. Los encadenamientos productivos ejemplifican un modelo de país con mayores y mejores oportunidades para sus ciudadanos.