ALIANZAS INTERREGIONALES

 CAPÍTULO 2: MARCOS CONCEPTUAL DE LAS ALIANZAS INTERREGIONALES

 

A nivel global se observa un marcado interés por la integración regional, que se fortalece desde mediados de los 90. El resultado de esta expansión del regionalismo es la existencia de más de 250 acuerdos comerciales notificados a la OMC. Resalta entre las características del proceso la relevancia creciente de los espacios regionales subestatales y transnacionales, que no están formados por Estados, o no sólo por Estados; un fenómeno que presenta claros ejemplos a nivel mundial, no sólo en Europa sino también en Asia y Oceanía, pero sobre los que poco se ha investigado en Latinoamérica. Este es el marco en el que se plantea la Alianza Interregional entre las Regiones Centro (Argentina), Centro-Oeste (Brasil) y Central (Chile).

 

2.1. Introducción

Desde mediados de los años 90 se advierte a nivel mundial un fuerte proceso de integración regional. Hasta mayo de 2003 se habían notificado al GATT/OMC aproximadamente 250 acuerdos comerciales regionales, de los cuales más de 130 se habían registrado después de 1995. Actualmente están en vigor alrededor de 170 acuerdos comerciales regionales. Además, se calcula que otros 70 están funcionando aunque no han sido notificados aún, y que para finales de 2005, si se concluyen los acuerdos comerciales regionales que están previstos o ya en proceso de negociación, el número total de acuerdos en vigor podría acercarse a los 300.

 

 El  conjunto  de  ellos posee  una  amplia  diversidad en escalas, coberturas y motivaciones, advirtiéndose desde simples acuerdos  de  liberación  comercial, pasando por la aparición  de  mercados  comunes y la creación de áreas de libre comercio hasta las uniones  económicas,  además  de  tratar  en  forma diferente  cuestiones  concernientes  a  la  movilidad de  los  factores  o  el  tratamiento de la inversiones.  

Algunos autores plantearon  la  existencia  de ganancias  que  van  más allá  de  las  tradicionalmente conocidas y asignadas a los acuerdos comerciales, para lo que se acuñó el término «nuevo regionalismo»1.  El mismo hace referencia a que detrás de los beneficios directos que supone la liberalización comercial entre dos o más países, también se está ganando en mayor estabilidad y credibilidad de las políticas implementadas dentro de cada país. Esto es así porque los proyectos regionales exigen el mantenimiento de compromisos asumidos por los gobiernos nacionales, y por lo tanto, generan mayor seguridad jurídica. 


1     (Fernández, op. cit.).


En el marco de este nuevo regionalismo, el concepto de integración regional se torna mucho más rico, ya que se plantea con mayor fuerza en el terreno económico, pero también supone la aparición y mantenimiento de relaciones políticas y sociales. La profundización de estos lazos deviene en una suerte de «identidad regional», sobre la que muchos autores se han expresado.  El resultado del fuerte proceso de expansión del regionalismo, dio lugar a la creación de grandes bloques comerciales, en muchos casos superpuestos (ver CEPAL, 1994). La composición de estos bloques respetó siempre los límites políticos de los países miembros. Por ello, desde hace algunos años, se advierte la relevancia creciente de espacios regionales subestatales y transnacionales que no están formados por Estados, o no sólo por Estados. Es lo que en Ibañez (2000)

aparece como «multateralismo  interregional o subestatal». Este concepto se nutre de dos fuentes. Una de ellas es que las agrupaciones regionales de unidades subestatales pueden ir más allá de la cooperación fronteriza2. La otra es la existencia de áreas económicas subestatales que por sus  características  geográficas,  demográficas  y  de  infraestructura,  han  logran  un  dinamismo socioeconómico y una articulación con la economía global que las diferencia del resto de las áreas dentro de un mismo país. Esta última es la línea de pensamiento que desarrolla Kenichi Ohmae (1995) y sobre la que se profundizará.

Briceño Ruiz (1999) atribuye el auge de las agrupaciones regionales subestatales a que los Estados nacionales han probado ser cada vez menos eficientes para responder a los desafíos planteados por los cambios estructurales de la economía mundial, dejando espacio para actuar a unidades territoriales de menor envergadura, pero mejor preparadas. El mismo autor plantea que hablar de países como Rusia o China, inmensos territorios con diferentes necesidades y capacites en su interior, tiene cada vez menos sentido. 

Para abordar la aparición de estas unidades subestatales, Ohmae (op. cit.) empleó -y popularizó- el término Estados-Región para definir aquellas áreas económicas naturales, cuyos límites pueden situarse dentro de un mismo país -como el norte italiano o la región japonesa de Kansai (formada por Osaka, Kobe y Kyoto)- o extenderse más allá de una determinada Nación, como el área formada por Singapur, Johore (Malasia) y las islas Riau (Indonesia), o las distintas áreas de Francia, unidas por lazos comerciales y culturales a España o a Italia. Lo relevante con respecto a  este concepto de Estado-Región es, que más allá de las características físicas, sociales y económicas, lo que prevalece a la hora de identificar un espacio de esta índole, es la «lógica global» de su desempeño. La principal conexión o articulación de los Estados-Región se establece con la economía mundial, lo cual les permite un mejor posicionamiento relativo para la captación de los capitales extranjeros y alcanzar senderos de crecimiento diferentes a los del país del que forman parte, dada la transformación de la competencia entre las unidades económicas, cada día más global y más inmediata.

Los Estados-Región se presentan como conexiones de entrada al mundo, por lo que sus características son delineadas por la demanda mundial, es decir, poseer un mercado interno atractivo para el asentamiento de inversiones. 

La inversión extranjera directa y la presencia de productos extranjeros, se manifiesta como otro de los lazos globales a destacar, debido a que los Estados-Región abren sus puertas a todos los elementos que contribuyan a mejorar el empleo de su población y su calidad de vida, presentando menores restricciones burocráticas que las economías nacionales.


2   Hasta ahora los acuerdos rubricados por provincias argentinas con Estados (Brasil) o regiones (Chile) son del tipo fronterizo. Los

antecedentes se resumen en el Anexo 1 de este capítulo. Para una ampliación de las posibilidades de la cooperación

fronteriza se

recomienda la lectura de Raúl Bernal Meza (1990, BID- INTAL).


 

No se debe pensar en una inexistente dicotomía Estado-Nación versus Estado-Región. Ambas instituciones poseen intereses comunes, porque de otra forma no se explica la pertenencia de la última a la primera. Así, el crecimiento de los Estados-Región obedece a procesos de descentralización que están regidos por un marco legal específico y concreto, que fija límites a sus atribuciones y es de carácter nacional. Dentro de este marco, los agentes regionales participan activamente de las políticas de integración, pero el rol director de las mismas es exclusivamente del Estado-Nación (Briceño Ruiz, 1999).

 

 Por ello, se insiste en que, avanzar en materia de regionalismo en Argentina, en ningún momento atenta contra la institución federal, sino que por el contrario, busca limar las grandes asimetrías sociales y económicas que en la actualidad caracterizan a la geografía argentina. El esquema de un país conformado por seis regiones, como postula el IIE desde 1997, allanaría el terreno para alcanzar una convergencia en materia socioeconómica, logrando un país más equilibrado, que dejaría  en el pasado el viejo modelo de concentración en torno al puerto de Buenos Aires. 

Hay que recalcar que, el regionalismo propuesto para Argentina sólo debe existir para lograr un armónico desarrollo económico y social. La región no es una instancia de tipo político que pretenda  avasallar  los  intereses  provinciales  y/o  municipales,  más  aún,  apunta  a  corregir  los excesos que se cometen en esta materia.

El regionalismo, por ejemplo, es una vía alternativa para solucionar el problema de la coparticipación federal de impuestos, un esquema en crisis, obsoleto e ineficiente de transferencia de la renta generada por la explotación de los recursos naturales hacia un gobierno central que luego los  distribuye  regionalmente,  generando  un  enorme  aparato  burocrático  que  consume  buena parte de los recursos y otorga muchas oportunidades a la corrupción. Frente a este diagnóstico, el regionalismo aparece como una herramienta capaz de mejorar substancialmente el poder de negociación regional y estructurar en forma más adecuada las relaciones entre el gobierno nacional y los gobiernos subnacionales3.

Hoy, el proyecto regional tiene la oportunidad de resurgir con fuerza con el apoyo de los sectores público y privado, a partir del aumento de las exportaciones originadas en el interior desde principios de los años ’90, abriendo así, oportunidades para una nueva geografía económica en el país. Las exportaciones e inversión extranjera directa, hacen su aporte a la «lógica global» que caracteriza a los Estados-Región, ahora sólo resta saber explotarlas, avanzando en materia de


3     Esta mejora del poder de negociación reviste singular importancia, en un contexto en el que el Gobierno Nacional está dispuesto a revisar la Coparticipación Federal de Impuestos, incluyendo en la negociación recursos fiscales que hoy no se coparticipan como el impuesto al cheque y las retenciones a la exportación. Un detalle de las transferencias de recursos entre la Nación y las provincias, tomando el ejemplo de la Región Centro, se puede encontrar en el Anexo 2 de este capítulo.

coordinación, de homogeneización de la legislación, de cuestiones vinculadas a temas económicos, a temas sociales (educación, salud, seguridad), de ordenamiento impositivo y, particularmente, de infraestructura, un aspecto clave para integrarse al mundo globalizado.

 

2.2. La propuesta de las Alianzas Interregionales

Dentro del marco establecido, en el ámbito de Latinoamérica, surgen como ejemplos representativos de Estados-Región debido a su fuerte vinculación con la economía global, la Región Centro (Argentina), la Región Centro-Oeste (Brasil) -formada por los Estados de Goias, Mato Grosso,  Mato  Grosso  do  Sul  y  el  Distrito  Federal-,  las  Regiones  IV,  V.  VI  y  Metropolitana (Región Central) en Chile,  la Región Sur de Brasil, y la República Oriental del Uruguay. Estas regiones conectadas por los respectivos ejes de integración, darían lugar a  nuevos corredores que integrarían al Conosur del continente Sudamericano con el mundo.

Como punto de partida de la propuesta de alianzas interregionales en el Cono Sur, es útil condensar los principales indicadores de tres de las regiones mencionadas, ya que la región sur de Brasil más Uruguay fue enteramente tratada en el Balance de la Economía Argentina del año 2000 (ver Cuadro 2.2).

La Región Central de Chile comprende a la Región Metropolitana, donde se halla Santiago, la capital nacional. Esta ciudad es el centro político, comercial, industrial, cultural y de comunicaciones más importante del país. Además es la sede de las principales empresas y entidades financieras. En el año 2001, la región metropolitana recibió casi el 21% de la inversión extranjera directa (IED), mientras que la región en conjunto recibió el 51% de la IED con destino especifico. Este gran desarrollo se traduce en indicadores socioeconómicos superiores a los del resto del país, y en algunos casos, superiores a los de las Regiones Centro de Argentina y Centro-Oeste de Brasil.

La Región Centro de Argentina esta constituida por Córdoba, Santa Fe y Entre Ríos, provincias que están comprendidas en el centro de la Pampa Húmeda argentina. Tanto la Región Central de Chile como la Región Centro de Argentina participan con un 33% y un 28% dentro de las exportaciones nacionales, respectivamente. 

 

La Región Centro-Oeste de Brasil, como se comentará oportunamente, ha comenzado a desarrollarse  y  a  adquirir  creciente  importancia  en  los  últimos  años,  sobre  todo  gracias  al  sector agropecuario y a la decisión política de impulsar el interior del país. Esto se comprueba en indicadores como la tasa de crecimiento demográfico, 2,35% anual, ampliamente superior a la media nacional de 1,1%. Si bien esta región presenta indicadores socioeconómicos y en términos de apertura, inferiores a los de las otras dos regiones analizadas, para los próximos años se espera que su potencial se desarrolle completamente.

Resulta interesante ampliar la información para cada una de las Regiones planteadas, considerando las provincias o Estados que las componen. Dado que el análisis de la Región Centro ya fue exhaustivamente abordado en ediciones anteriores del Balance de la Economía Argentina, solo se presentará un resumen de sus principales  indicadores en el Cuadro 2.3.

 

 

 

La Región Centro-Oeste de Brasil -compuesta por los Estados de Goias, Mato Grosso y Mato Grosso do Sul y el Distrito Federal- resulta mucho menos familiar, por lo que amerita una detallada descripción a través de sus indicadores geográficos, económicos y sociales.

 

Mato Grosso do Sul 

La decisión de dividir Mato Grosso en dos estados, efectivizada en 1979 con la creación de Mato Grosso do Sul, se afirmaba como la mejor forma de administrar y desarrollar una región tan extensa, diferente y estratégica. Además de esto, la región centro-sur de  Mato Grosso, con agricultura más intensiva y  distribuida en un número mayor de propiedades, ha tenido un crecimiento económico y social diferente al de la región norte, donde predominan la pecuaria extensiva y el latifundio.

A la región llegaron muchos migrantes desde finales del  siglo XIX, procedentes del  sur y del sudeste. Este movimiento se fortaleció  en el siglo XX y creó una sociedad más compleja y abierta, además de lazos políticos sólidos con estados vecinos, especialmente con San Pablo.

 

Con fuerte tradición agropecuaria, Mato Grosso do Sul tiene un gran dinamismo económico. Entre 1990 y 1998, creció a un ritmo 25% más acelerado que la tasa acumulada de crecimiento de Brasil. En este período, Mato Grosso do Sul cambió también su perfil económico, industrializándose. En 1990, la actividad agropecuaria correspondía al 24,4% del PBI del estado, mientras que la industria era responsable por el 13%. En 1998, cada uno de esos sectores tenía una participación del 22%.

Uno de los factores que contribuyeron al crecimiento industrial, al igual que en Mato Grosso, son los incentivos fiscales, que fueron más amplios en 1997, con la aprobación de una ley que autorizaba a  las empresas a pagar solo un  25% del ICMS (Impuesto a la Circulación de Mercaderías  y  Servicios)  por  un  plazo  de  hasta  diez  años.  Este  beneficio  atrajo  industrias  de transformación, como las relacionadas con la carne, la soja y la comida para animales, que se establecieron  para reducir sus fletes de traslado de la materia prima.

La agricultura, ubicada principalmente al este, es favorecida por su proximidad a la agroindustria, por  los grandes mercados consumidores del Sur y Sudeste y por su suelo fértil. Desde 1990, los cultivos destinados a los mercados nacional e internacional, en proceso de modernización y utilizando menos mano de obra, registran gran crecimiento; siendo aún los obstáculos a superar su baja densidad poblacional y el hecho de que casi un tercio de sus tierras sufre inundaciones periódicas. 

Mato Grosso

Conforme al Tratado de Tordesillas, el estado de Mato Grosso, al igual que todo el CentroOeste, pertenecía a España. Durante muchos años su exploración se limitó a esporádicas expediciones, pero con el descubrimiento de oro en el centro de Brasil en el siglo XVIII, fue invadido por exploradores, al igual que Goiás; y en el  año 1750  la región se incorporó a Brasil. Posteriormente, con el abandono de la minería, la región se fue empobreciendo y aislando, hasta que durante la República, gracias al mejoramiento de los medios y vías de transporte, ese aislamiento se superó.

Junto con el Centro-Oeste, el estado de Mato Grosso fue beneficiado por  las políticas de interiorización del desarrollo y de integración llevadas a cabo durante el siglo XX, que resultaron en incentivos a los proyectos agropecuarios y de extracción, e inversiones en infraestructura, gracias a los cuales el estado se convirtió en un polo de atracción de inmigrantes durante los años 90.

El desarrollo de la agroindustria y la política de incentivos fiscales determinó un ritmo de crecimiento de la economía del estado superior a la media del país en los últimos años, dado que su fuerza económica principal reside en la agricultura, la cual contribuye a que desde la división del estado las ciudades pasaran de 38 a 130, aunque su población continúa siendo escasa y distribuida desigualmente, evidenciando una gran concentración de tierras, ya que las propiedades con más de mil hectáreas representan un 10,2% de los establecimientos agropecuarios y ocupan un 82,2% del territorio.

Goiás

Tuvo una historia semejante a la de Mato Grosso, también sufrió el aislamiento posterior a la fiebre del oro, y su desarrollo fue impulsado a través de la agricultura, del crecimiento de las vías de navegación, de la extensión de la red telegráfica de las, políticas de incentivos fiscales y, por la construcción de Brasilia en 1960, gracias a lo cual existieron mayores inversiones en infraestructura y migraciones hacia la región. 

 

Desde el año 2000 ha comenzado la implantación y consolidación de un polo farmoquímico en la región, productor de materias primas para la industria farmacéutica, mientras que la expansión agropecuaria, principalmente en la zona sudoeste del estado, se ha manifestado a través de la continua deforestación de algunas zonas de Goias. Estas inversiones precisan de adecuadas vías de salida para sus productos, por lo que se están desarrollando proyectos para aumentar los ramales de los ferrocarriles que atraviesan su territorio, especialmente, los dirigidos a los centros de consumo del sur y sudeste.

La concentración de tierras que presenta este estado es sustancialmente menor a la de Mato Grosso, dado que las grandes propiedades rurales solo constituyen el 4,9% del total de los establecimientos y abarcan un 47,1% del territorio, registrándose en los últimos años algunos conflictos por la tenencia de la tierra. 

 

Distrito Federal

La idea de trasladar la capital del país de Río de Janeiro al interior, surgió luego de la declaración de independencia y fue incorporada en la Constitución Republicana de 1891; su principal objetivo era garantizar la ocupación de tierras muy despobladas y proyectar el desarrollo integral de todo el país. Décadas más tarde, en 1960, es inaugurada Brasilia como nueva capital del país y sede del gobierno del Distrito Federal, dentro de un rectángulo de superficie territorial cedido por Goiás.

El Distrito Federal constituye una unidad atípica dentro del país, dado que no es un estado ni posee municipios, sino que consiste en un territorio autónomo dividido en regiones administrativas conocidas como ciudades satélites, cuyas actividades económicas y sociales, generalmente, dependen de Brasilia, declarada en 1987 por UNESCO patrimonio cultural de la humanidad por constituir la primera ciudad construida en el siglo XX para ser una capital y por su valor arquitectónico. 

Las ciudades satélites han sido grandes receptoras de migrantes, evitando la explosión demográfica que podría haber sufrido Brasilia, dado que su población se halla en continuo aumento desde que fuera instalado el aparato político y burocrático nacional; lo cual se evidencia en una de las más altas tasas de crecimiento demográfico del país desde su fundación, y en presentar más de 340 habitantes por km2, la mayor densidad demográfica a nivel nacional. 

Al igual que el resto de los estados del Centro-Oeste, los incentivos fiscales representan un poderoso instrumento para cambiar el perfil de la economía del Distrito Federal. Con el objetivo de adquirir una visión más completa sobre la realidad de estos estados que componen la Región Centro-Oeste, el Cuadro 2.4 expone sus principales indicadores. A modo descriptivo en el Cuadro 2.5 se incluyen otras características de la Región CentroOeste para apreciar mejor las posibilidades de integración entre ambas regiones.

Como se desprende al comparar los indicadores del cuadro, Goiânia es la capital más  poblada de la región, y a nivel de cada uno de los estados, Goiás es el  que evidencia mayor densidad poblacional excluido el Distrito Federal. 

Con respecto a la fisonomía de la Región Centro-Oeste, el clima es tropical y la vegetación se presenta  como factor coadyuvante al desarrollo agrícola de la región.

Se observa que Mato Grosso posee la menor densidad poblacional, y el menor número de médicos cada mil habitantes (bastante menor a la media brasileña situada en 2,67); lo que tal vez sea fruto de su mayor extensión. Debe recordarse que este estado es casi tres veces mayor a Goiás y a Mato  Grosso  do  Sul,  por  lo  que  sus  posibilidades  de  expansión  agrícola  también  son  mayores.

 

 

Actualmente, más del 80% de la población de cada estado es urbana, dándose este fenómeno, no solo por el éxodo rural, sino por las migraciones de otros estados, comentadas anteriormente. En cuanto a los indicadores sociales, esta región presenta similitudes derivadas de la implementación de políticas de interiorización del desarrollo, de traslado de la capital del país y de integración llevadas a cabo durante el siglo XX. El éxito de estas políticas, determinó que el desempeño de la región en términos de algunos indicadores mejorase. La región presenta menores tasas de mortalidad infantil que la media del país. Sus tasas de analfabetismo son débilmente inferiores y las tasas de actividad son mayores a la media nacional , lo cual se traduce en una creciente fuerza laboral y un potencial mercado consumidor.

Con respecto a su composición económica, ésta región crece a un ritmo semejante al del país, mientras que los indicadores avalan la presencia de la agroindustria como el sector de mayor crecimiento, siendo una de las regiones productoras de sorgo, algodón en pluma, girasol, caña de azúcar y soja más importantes del país. Más específicamente, Mato Grosso es el principal productor de grano de soja del país, estimándose una cosecha de casi 14 millones de toneladas para el año 2002/03.

Las  industrias  locales  pertenecen  al  sector  alimenticio,  a  frigoríficos  y  a  mataderos.  La Región Centro-Oeste posee el mayor rebaño bovino del país, con más de 56 millones de cabezas, ubicado principalmente en Mato Grosso do Sul.

Por último, el Cuadro 2.6 presenta a la Región Central de Chile, compuesta por la Cuarta, Quinta y Sexta Región, junto con el área Metropolitana. 

Como se mencionó anteriormente, otras regiones argentinas y de países vecinos, como así también países en su conjunto como Bolivia, Paraguay y Uruguay, podrían sumarse al núcleo compuesto por las tres regiones antes descriptas. Una de esas regiones que se destaca por su significancia económica es la región Sur de Brasil y Uruguay, de estrecha relación comercial con el litoral argentino, espacialmente con Entre Ríos. Las principales características de esa región se exponen en el Cuadro 2.7.

De acuerdo a los distintos indicadores, los estados de la Región Sur de Brasil se hallan más densamente  poblados  y  tienen  mayores  tasas  de  crecimiento  demográfico  que  Uruguay,  sin embargo, este último país muestra una mayor esperanza de vida y menor analfabetismo, lo cual le otorga a sus habitantes una mejor calidad de vida.

En términos de PBI, en los estados brasileños la participación del sector agropecuario es, en promedio, un 37 % superior a la participación de este sector en Uruguay, mientras que en el sector de servicios, ocurre lo contrario, y el producto generado por el sector es un 45% superior a lo generado en promedio en la Región Sur de Brasil. Estas diferencias en el PBI se traducen  en excelentes posibilidades de intercambio comercial y de servicios dada la cercanía entre ambos socios.

 

2.2. Los aspectos físicos y comerciales de la integración

Planteada como ejemplo de alianzas inter regionales la vinculación entre las regiones Centro (Argentina), Central (Chile) y Centro-Oeste (Brasil), es necesario abordar cuáles serán los ejes físicos de la integración. 

Sin  lugar  a  dudas  entre  las  regiones  Centro  y  Centro-Oeste  la  Hidrovía  Paraná-Paraguay, constituye el medio articulador  naciendo en Corumbá (Mato Grosso) y concluyendo en el Puerto de Nueva Palmira (Uruguay), recorre más de 3.440 km. , y representa no sólo un medio para la circulación de las mercaderías entre las dos regiones, sino un vinculo estratégico fundamental con la economía mundial, es decir, uno de los factores que más contribuye a la lógica y a los lazos globales de los que habla Ohmae (op. cit.).

En el caso de las Regiones Centro y Central, el eje de la articulación de actividades económicas, sociales y culturales lo constituiría el Ferrocarril Trasandino Central (FTAC), un proyecto que no concluye con la simple reactivación y posterior vinculación de las redes ferroviarias argentina y chilena, sino que permite articular una red multimodal que conecta vías terrestres, ferroviarias y fluviales. Por la importancia que revisten en el marco de la propuesta inter regional tanto el FTAC como la Hidrovía, ambos corredores se desarrollan en detalle en el capítulo 3.

Analizados los ejes de integración física con las regiones Centro-Oeste en Brasil y Central en Chile,  resta  ahora  plantear  la  integración  en  el  terreno  comercial.  Esto  responde  a  que  no  se puede pensar en integrar a través de nueva y mejor infraestructura, si luego la misma no va a ser aprovechada  para  canalizar  nuevos  o  mayores  flujos  de  mercancías,  como  tampoco  se  puede pensar en incrementar el comercio interregional sin contar con adecuadas vías de comunicación.

Así se advierte la estrecha vinculación entre infraestructura y comercio, que requiere avances en ambos sentidos para tornar exitoso un proceso de alianzas interregionales como el propuesto en esta edición del Balance.

Presentando las cifras de comercio desde un ámbito macroeconómico, se puede advertir que si bien el comercio intra latinoamericano tuvo una contracción del 8% durante 2002 (debido a las  dificultades  económicas  de  algunos  países),  la  División  de  Desarrollo  Económico  de  la CEPAL estima  una  leve  recuperación  para  el  2003  gracias  a  la  actividad  del  MERCOSUR  y Chile, aunque con un desempeño menos optimista para la Comunidad Andina.

Asimismo, la Asociación Latinoamericana de Integración (ALADI) afirma que el comercio entre los países miembros4  se incrementó en un 5% durante el primer semestre de 2003, alcanzando la suma de u$s19.500 millones. En este contexto el MERCOSUR mejoró su desempeño con respecto al primer semestre de 2002, con un aumento del 16% del comercio entre sus miembros,  quienes  registraron  transacciones  por  u$s5.870  millones  en  los  seis  primeros  meses  del 2003. El informe de ALADI también señala un aumento de u$s500 millones en el comercio bilateral del bloque con Chile y México, que representa un crecimiento del 22% con cada país.

El crecimiento del proceso de integración comercial descripto se ve facilitado por la promoción del comercio intraindustrial, entendido como la exportación e importación de productos pertenecientes a la misma industria, comercio en el cual el flujo entre Argentina y Brasil es el más significativo de toda América Latina.

La mayor participación en el comercio intraindustrial es atribuida a los sectores de maquinaria y equipo de transporte, artículos manufacturados diversos, y productos químicos. Asimismo, la totalidad de los países latinoamericanos, con la excepción de México, presentan mayor comercio intraindustrial con países de la región que con el resto del mundo, lo cual demuestra la potencialidad de estimular los ahorros por economías de escala y sinergias en la producción industrial.

La balanza comercial en la región está íntimamente ligada a la especialización de las economías en ciertas actividades responsables de la mayor proporción del comercio exterior total. Así,


4   ALADI está conformado por Chile, Cuba, México, los países de la CAN (Bolivia, Colombia, Ecuador, Perú y Venezuela) y los miem-

bros del MERCOSUR (Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay).


la producción de bienes transables en Argentina, Brasil y Chile se encuentra especializada en productos primarios, sin un alto valor agregado. Estas exportaciones concentradas en cereales, carnes, metales, petróleo crudo, cueros y productos agropecuarios, conforman una estructura de exportaciones bastante vulnerable, caracterizada por actividades económicas que insumen baja inversión en Investigación y Desarrollo, que ligan la competitividad a los precios internacionales y a las cantidades colocadas.

México, por el contrario, ha podido en las últimas décadas, especializarse en productos con mayor complejidad, como vehículos, artículos de electrónica y equipos de computadoras, junto a su estructura tradicional de petróleo, textiles y muebles.  Gracias a la constante inversión en Investigación y Desarrollo, la competitividad de las exportaciones mexicanas se basa, cada vez en mayor cuantía, en la diferenciación de sus productos, asemejándose su estructura de exportaciones a la de países europeos o a la de sus socios comerciales en el NAFTA.

Costa Rica constituye otro claro ejemplo de transformación de la estructura exportadora de un país que dependía exclusivamente de sus recursos naturales. Actualmente, sus exportaciones están mayoritariamente constituidas por microprocesadores de computadoras y equipos médicos, conversión que fue posible gracias a su oferta de mano de obra altamente calificada y estabilidad institucional.

En función de esto es que Argentina, y puntualmente la Región Centro, debería encontrar entonces la forma de revertir esta tendencia a la exportación de bienes homogéneos, apuntando a la diferenciación del producto, al agregado de valor y a mercados no tradicionales de creciente poder adquisitivo. En este sentido, la conformación formal de clusters5 que permitan a las empresas integrar su cadena productiva, sería el paso inicial para añadir valor a las exportaciones.

De esta forma, la conformación de clusters brindaría ventajas competitivas a sectores que de forma individual no conseguirían los resultados que la red productiva propicia. A su vez, resulta erróneo considerar que la integración de la cadena productiva a escala regional está ceñida al óptimo desempeño previo del sector como paso preliminar a la coordinación de recursos. Por el contrario, la conformación de enclaves productivos que trascienda las fronteras nacionales en vías de mejorar las condiciones de negociación sectorial, podría agilizar el proceso de recuperación de la actividad y permitir retornar a la senda del crecimiento sustentable apoyándose en un aumento en la competitividad.


5   Una extensa descripción teórica de los mismos se puede encontrar en El Balance de la Economía edición 2000.


A nivel mundial, el agrupamiento de empresas de actividades vinculadas para aprovechar las ventajas de la asociatividad ha tenido un centenar de experiencias exitosas, logrando desarrollar áreas  geográficas  deprimidas,  a  partir  del  accionar  empresario  colectivo.  Se  pueden  citar  la industria francesa del vino, la tecnología electrónica japonesa, la industria automotriz alemana o los servicios financieros ingleses, entre tantos casos de áreas geográficas especializadas en una actividad, acorde a los recursos y competencias que posee.

El caso más paradigmático es, sin dudas, el de Silicon Valley (California – Estados Unidos), que logró en pocos años posicionarse como el referente mundial en producción de software y tecnología de la información. A partir de una figura civil llamada Joint Venture: Silicon Valley, se logró  el  liderazgo  y  la  participación  necesaria  para  coordinar  esfuerzos.  De  esta  forma,  las empresas alcanzaron mayor grado de especialización a partir de la tercerización de actividades secundarias, contando con el soporte de una vasta red de proveedores y empresas relacionadas.

Esto demuestra que se torna indispensable contar con el apoyo de instituciones gubernamentales, civiles y educativas, que faciliten e impulsen el desarrollo del cluster. En el caso de Austin (Texas – Estados Unidos), la radicación de empresas como IBM, Motorola, 3M, Dell Computer, entre varias otras, se concretó por el esfuerzo conjunto del gobierno y la universidad de Texas. Esto permitió crear un clima propicio para la innovación tecnológica y científica, desarrollando incubadoras y planes para atraer nuevas empresas, a la vez que se adaptaron los programas académicos para proporcionar una apropiada capacitación.

Según una de las Agencias de Desarrollo Escocesas, los cluster son una mezcla de ciencia, mercado, competitividad e inversión en Investigación y Desarrollo, y de arte, aludiendo a los actores facilitadores y a las relaciones entre los mismos. Este organismo es responsable de propiciar el impulso a dos clusters tan disímiles en esa región, como el de biotecnología y el de alimentos y bebidas. El primero cuenta con 69 compañías, 135 organizaciones de apoyo y suministro, 37 instituciones académicas y de investigación y 90 empresas fabricantes de instrumentos médicos, además de numerosas firmas legales y financieras especializadas. El segundo, por su parte, cuenta con alrededor de 1.800 firmas relacionadas a la producción de alimentos y bebidas, de las cuales un 70% emplea a menos de 50 personas. Esta experiencia testigo comprueba que la conformación de un cluster no implica la presencia de grandes empresas o la exclusiva especialización en actividades de alto valor agregado.

Hasta aquí, todos los enclaves productivos expuestos se ciñen a un país, sin embargo, es frecuentemente encontrar ejemplos que trascienden las barreras de un Estado, para integrar regiones transnacionales, que comparten recursos y características productivas.

El triángulo de economías asiáticas, ha logrado grandes flujos de inversión extranjera directa, desde que las economías de China, Hong Kong y Taiwan iniciaron su proceso de integración regional. Para ello, China creó zonas económicas especiales próximas a sus socios comerciales, de las cuales hoy existen alrededor de 400, donde se otorgan beneficios especiales a inversores provenientes de los países socios, como acceso a los mercados de bienes y servicios en igualdad de condiciones respecto a las empresas locales. Hong Kong, por su parte, realizó grandes inversiones en rutas, puertos y ferrovías, a fin de optimizar la distribución física internacional, facilitando la integración de la región.

Según la escuela de negocios suiza IMD, la política de cluster en la costa oriental de China, permitirá que la zona constituya uno de los mayores centros manufactureros del mundo, con una fuerza de trabajo potencial de 737 millones de personas y crecientes flujos de Inversión Extranjera Directa (IED). En 2001 recibió 44 mil millones de dólares en IED, aumentando el flujo en un 20% en el 2002.

Otros ejemplos en la República de China son las provincias del noreste, que comenzaron a trabajar  en  forma  conjunta  con  regiones  rusas,  surcoreanas  y  japonesas  en  pos  del  desarrollo socioeconómico del área6.

Nuestra  región  contiene  buenos  ejemplos  de  potenciales  enclaves  productivos,  los  cuales requieren una mejor coordinación de esfuerzos. Puntualmente en el caso de las regiones Centro y Centro-Oeste, los nexos a plantear entre ellas residen en sus economías fuertemente orientadas al desarrollo agrícola -debido a sus ventajas competitivas en cuanto a la calidad de sus tierras- y agroindustrial,  que  fue  apuntalado  con  importantes  transformaciones  tecnológicas  y  reformas estructurales en los últimos años, lo cual las ha posicionado como regiones estrechamente conectadas a la economía mundial, capaces de atraer capitales y con infraestructuras productivas en constante desarrollo.

En cuanto al desarrollo agrícola, en los últimos años se evidenció una dedicación creciente al cultivo  de  soja,  tanto  en  la  Región  Centro  como  en  la  Centro-Oeste,  las  cuales  aportan  en  la actualidad más del 60% y 40% respectivamente sobre los totales producidos en cada país. Asimismo, contribuyen con elevados porcentajes en la industrialización de este grano, particularmente la Región Centro en Argentina (ver capítulo 4).

Por supuesto que la integración a través de los sectores primarios y agroindustriales, como el complejo oleaginoso, es el punto de partida para comenzar a pensar en el agregado de valor a laexportación de dichos productos. Aquí es donde el trabajo en cluster podrá dar sus mayores frutos, pensando por ejemplo en las harinas proteicas de soja como materia prima del sector porcino y piscícola, en el desarrollo de un sector de maquinaria agrícola competitivo, como así tam-

bién  otras  actividades  vinculadas  al  quehacer  agropecuario-agroindustrial,  como  ejemplo  se

puede traer a colación el cluster recientemente estudiado por la UBA sobre fabricación de maqui-

naria para la industria de la alimentación.


6   Más  ejemplos  pueden  ser  consultados  en  Cornago  (2003),  «Global  paradiplomacies:  subnational  involvement  in  foreign  affairs

beyond the OECD».


Anexo 1: Acuerdos fronterizos de integración

A1.1. Introducción

A partir del proceso de democratización que vivió América Latina en los años ´80 y principios de los ´90, se sucedieron una serie de acciones de cooperación y de integración en zona de fronteras, impulsadas principalmente por agentes privados.

Este proceso de articulación entre provincias, estados y regiones de países limítrofes, obedeció a un número importante de factores, los cuales pueden ser agrupados en tres grandes grupos:

–    la  diversidad  de  intereses  y  de  formulación  de  políticas  entre  gobiernos  centrales  y regiones o provincias locales

–    la necesidad de satisfacer las demandas regionales y locales originadas en la implementación de políticas orientadas a la expansión de actividades productivas o de     intereses económicos sectoriales

–    estrategias para escapar al impacto de la crisis sobre las economías regionales En muchos casos, la vinculación entre regiones de países vecinos no ha constituido aún la expresión de una estrategia de carácter regional, regulada y con suficiente planificación; pero ha probado ser un instrumento apto para encarar proyectos y acciones que aumenten las relaciones económicas y sociales entre zonas o regiones nacionales contiguas, mejorando la calidad de vida de los pobladores de estos territorios a través de la explotación conjunta de sus ventajas comparativas. Este tipo de integración ofrece la posibilidad de potenciar la relación entre los países. La frontera, tradicionalmente concebida como un elemento restrictivo y diferenciador, se convirtió en el área de resolución de las contradicciones políticas y económicas de los países limítrofes. La misma, como articulación y contacto entre los sistemas nacionales, permite asegurar la permeabilidad a los flujos de bienes y personas, atenuar los efectos distorsivos del choque de sistemas económicos no armónicos y aumentar su capacidad para participar en los procesos de integración de la región.

Además, esta activación del papel de las zonas y regiones fronterizas permite corregir desequilibrios en la distribución de los asentamientos poblacionales y de las actividades económicas.

Las provincias argentinas han configurado diversas regiones domésticas que les han permitido relacionarse con contrapartes de los Estados vecinos, proyectando con éstas, espacios de des- arrollo conjunto. 

A continuación se presentan distintos ejemplos de integración de frontera llevadas a cabo por regiones argentinas con sus similares de los Estados contiguos. Se exponen los casos de ZICOSUR, CRECENEA-CODESUL y ATACALAR.

 

A1.2. ZICOSUR: Zona de Integración del Centro Oeste de América del Sur

La Zona de Integración del Centro Oeste de América del Sur es un proyecto que agrupa a Estados, provincias y regiones de seis países sudamericanos. Las mismas son:

Argentina: Catamarca, Chaco, Corrientes, Jujuy, Formosa, La Rioja, Misiones, Salta, Santiago del Estero, Tucumán.

Bolivia: todo el país.

Brasil: Acre, Mato Grosso, Mato Grosso do Sul, Rondonia.

Chile: Región I de T arapacá, Región II de Antofagasta, Región III de Atacama.

Paraguay: todo el país.

Perú: Arequipa, Tacna.

A1.2.1. Objetivos

Este proyecto integracionista tiene como objetivo principal aunar esfuerzos para desarrollar el comercio exterior con los mercados de la Cuenca del Pacífico.

Las regiones que integran ZICOSUR se caracterizan por sus rasgos de economías periféricas respecto a los centros económicos fundamentales del MERCOSUR, situación que las lleva a asociarse para coordinar y potenciar sus recursos, incorporando como elemento fundamental para el desarrollo interno, las relaciones comerciales con los países del Pacífico, particularmente con las economías asiáticas a partir de la intensificación de los flujos de integración bioceánica entre los puertos del Pacífico y el Atlántico.

El crecimiento económico y demográfico de los países asiáticos (conformados por el grupo de China, Taiwán, Corea del Sur, Singapur, Malasia, Tailandia e Indonesia), y las limitaciones en tierras de cultivos y recursos naturales que poseen estos países, permiten predecir que existirán fuertes presiones por abastecimiento de todo tipo de bienes. La ZICOSUR se convierte entonces en la abastecedora natural de la cuenca del Pacífico en los próximos años. Esto significa que la potencialidad económica de la Zicosur como productora de materias primas y alimentarias, y las capacidades industriales y tecnológicas desarrolladas por los países asiáticos conforman un complejo potencial de mercado del Pacífico, dando lugar a un proceso de integración intercontinental.

Entre los fines del proyecto se destacan:

–    Fortalecer el concepto de integración, ya que es el mecanismo adecuado para ampliar los mercados comerciales, con las consecuentes suba de la productividad, optimización de los beneficios y la utilización de un espacio común.

–    Coordinar  los  esfuerzos  productivos,  de  transporte  y  distribución  para  optimizar  la capacidad  de  producción  del  Norte Argentino,  Paraguay,  Bolivia,  Sud-Occidente  de Brasil, Norte de Chile y Sur de Perú, especialmente a través de los Corredores Bioceánicos y aprovechando los puertos de las regiones de Chile para conducirlas hacia los mercados del Asia-Pacífico.

–    Promover  y  facilitar  los  contactos  entre  los  productores  y  comercializadores  de  la ZICOSUR con potenciales compradores internacionales, especialmente de países ribereños del Oceáno Pacífico.

–    Canalizar y facilitar los intercambios comerciales entre esos mercados y el MERCOSUR, a través de los Corredores Bioceánicos, así como procurar la radicación de inversiones productivas y nuevas tecnologías en el área de Centro Oeste Sudamericano.

A1.2.2. Antecedentes

El proyecto ZICOSUR tiene su fundamento en los intercambios comerciales ancestrales de las regiones que lo impulsan, mantenidos durante la época de la Colonia y recreados en las últimas décadas. Institucionalmente tiene su antecedente inmediato en el Grupo Empresarial Interregional del Centro-Oeste  Sudamericano  (GEICOS),  creado  en  1977.  No  obstante,  el  proyecto  ZICOSUR comienza a tomar cuerpo en 1997, y fue en 1998 cuando su validez se confirmó y reafirmó. Las ventajas para Argentina al formar parte del mismo deben ubicarse espacialmente en el NOA, una unidad regional de provincias que enfrentan una problemática común. El principal problema para su desarrollo es que, debido a su mediterraneidad, están alejadas de los principales centros urbanos y puertos de embarque, ubicados en el Océano Atlántico, lo cual significa una necesidad de organizar el transporte.

La vertiginosa globalización de la economía obliga en esta región a un reacomodamiento de la configuración espacial. Este es el principal motivo por el cual las provincias toman la integración como punto de partida para una nueva visión de su espacio, para aprovecharlo lo mejor posible. La formación de un complejo económico para el comercio exterior permite a las regiones mediterráneas tener una salida hacia el Pacífico, con el especial interés de exportar a los países asiáticos sus productos agropecuarios. 

 

A1.3.  CRECENEA  LITORAL  –  CODESUL:  Comisión  Regional  de  Comercio Exterior del Nordeste – Consejo de Desarrollo del Sur

 

CRECENEA LITORAL – CODESUL es un Programa de Integración y Cooperación Económica entre regiones de la República Argentina y la República Federativa del Brasil. La región está conformada por las provincias de Argentina que integran la Comisión Regional de Comercio Exterior del Nordeste Argentino (CRECENEA-LITORAL), las cuales son: Corrientes, Chaco, Entre Ríos, Formosa, Misiones y Santa Fe; y por los estados del Brasil que constituyen el CODESUL / FORUM SUL, Paraná, Río Grande Do Sul, Santa Catarina y Mato Grosso do Sul.

A1.3.1. Objetivos

El objetivo principal del acuerdo es propiciar, en el contexto de la instrumentación del Programa de Integración Económica, condiciones para el desarrollo integrado de la región de fronteras entre Argentina y Brasil y su zona de influencia. El motivo de ello es el hecho de que la frontera entre ambos países es una de las áreas donde se integran las fuerzas sociales y económicas, las que adecuadamente coordinadas pueden optimizar la utilización de recursos y favorecer el desarrollo de ambos países.

En el programa integracionista, no sólo se tienen en cuenta temas económicos, sino que también se consideran aspectos comunes a los ámbitos cultural, educativo, técnico científico, turístico, de transporte y empresarial que permitan facilitar el desarrollo integrado de la región.

Entre las metas del proyecto se destacan:

–    Proponer y difundir objetivos de políticas comunes de la región orientadas hacia los mercados internacionales. 

–    Fomentar la integración regional de los sectores públicos y privados del área y la utilización de los mecanismos locales para la exportación e importación.

–    Participar activamente del análisis de las decisiones que en materia de intercambio internacional adoptan los organismos nacionales, cuando influyen sobre los objetivos definidos para la región. 

 

A1.3.2. Antecedentes

La Comisión Regional de Comercio Exterior del Nordeste Argentino (CRECENEA-Litoral), se constituyó en 1984, por decisión de las provincias de Corrientes, Chaco, Formosa, Misiones, Entre Ríos y Santa Fe. A partir de esa fecha, CRECENEA se fijó como una de sus directrices impulsar la integración de la región subestatal con estados del sur de Brasil y con los departamentos colindantes de  Uruguay y Paraguay. Se llevaron a cabo reuniones y misiones comerciales a entidades subestatales de países limítrofes, que viabilizaron la configuración de una región binacional  integrada  por  CRECENEA-Litoral  y  por  los  estados  meridionales  de  Brasil:  Río Grande del Sur, Paraná y Santa Catalina, nucleados éstos últimos en CODESUL-FORUM SUL. Posteriormente se incorpora Mato Grosso do Sul.

Los presidentes de Argentina y de Brasil, aprobaron en 1988, el «Protocolo regional fronterizo»,  que  fue  incorporado  como  Protocolo  n°  23  al Acuerdo  Bilateral Argentina-Brasil.  Dicho Protocolo impulsó el establecimiento de Comités de Frontera, estableció los gasoductos prioritarios para la región transfronteriza y fijó un ámbito de trabajo para canalizar las inquietudes subestatales relacionadas con el Programa de Integración Comercial Argentina- Brasil.

El protocolo Regional Fronterizo Nº23 es un acuerdo marco que aspira al desarrollo integrado y equilibrado de la región de frontera, creando los Comités de Frontera y ampliando las relaciones en materia fluvial, terrestre y aérea.

Cada provincia integrante de CRECENEA ha puesto la visión más allá de sus fronteras, han organizado encuentros, misiones comerciales, ronda de negocios y visitan nuevos mercados para extraer una valiosa experiencia, provechosa para las fuerzas productivas. 

 

A1.4. ATACALAR

ATACALAR es una macroregión que une a La Rioja, Catamarca y la Región III chilena de Atacama.

A1.4.1. Objetivos

El objetivo  de la integración es constituirse como región de nexo, de paso, de un intercambio económico y comercial entre Argentina y Chile y a través de Chile con los países del Pacífico. La idea fundamental es actuar como un corredor comercial hacia los países del Pacífico.

La Rioja y Catamarca producen cifras ínfimas en comparación con la producción de provincias como Córdoba o Santa Fe; entonces un objetivo estratégico es convertirse en un lugar de paso, de tránsito y confiable, para que parte de esa producción se canalice al exterior a través de ellas,  utilizando  los  pasos  internacionales  de  San  Francisco  (Catamarca)  y  Pircas  Negras  (La Rioja), como proyecto prioritario para estrechar las relaciones chileno-argentinas

 

A1.4.2. Antecedentes

La región Atacalar surge por una decisión de las provincias argentinas de Catamarca y La Rioja y de la Región III chilena de Atacama, que se materializa a través de un Acta Acuerdo, suscripto el 18 de marzo de 1996. En la misma se manifiesta el objetivo de establecer una relación asociativa para definir y desarrollar la integración y complementación económica de las tres partes integrantes.

 

 

 

Anexo 2: Transferencia de recursos de la Región Centro a la Nación1


A2.1. Impuesto sobre los Débitos y Créditos en cuenta corriente Bancaria

Las modificaciones introducidas en el sistema financiero a fines del año 2001 y primeros meses de 2002, determinaron restricciones a las transacciones realizadas normalmente en efectivo. El incremento de los movimientos en Cuentas Bancarias provocó que el monto recaudado por el impuesto sobre los Débitos y Créditos, establecido en la Ley N° 25.413 (promulgada el 24 de marzo  de  2001),  creciera  un  65,6%  durante  el  2002,  logrando  una  recaudación  de  $  4.857,3 millones2  .

A pesar de que anteriormente no era un impuesto incluido en la masa coparticipable, en abril de 2002, el acuerdo fiscal entre la Nación y las Provincias determinó que el 30% del Impuesto a los Débitos y Créditos se incluiría en la coparticipación3, y el 70% restante se destinaría al Tesoro Nacional para hacer frente a la Emergencia Pública declarada por la Ley 25.561.

Las provincias que componen la Región Centro (Córdoba, Entre Ríos y Santa Fe), aportan en su conjunto en concepto de Impuesto sobre los Débitos y Créditos en Cuenta Corriente Bancaria $ 363 millones, lo que para el 2002 representó algo más del 70% de lo recaudado por las provincias excluida la Capital Federal. Del total recaudado por la Nación, este monto representó el 7%. Si consideramos en el análisis a la Capital Federal, es importante aclarar que en ella se incluye la Dirección Nacional de Grandes Contribuyentes, razón por la cual la recaudación asciende a $4.339,6 millones.

Esta  puntualización  adquiere  relevancia  porque este monto no sólo es producto  de  las  transacciones realizadas en dicha jurisdicción  sino  que  representa cheques  librados  por  las grandes  empresas  de  Córdoba,  Entre  Ríos  y  Santa Fe.  De  esta  manera,  lo recaudado  por  estas  tres jurisdicciones es superior a las cifras que se presentarán a continuación, pero prácticamente     imposible     de determinar a ciencia cierta.


1   Trabajo confeccionado por el Centro de Estudios y servicios (CES) de la Bolsa de Comercio de Santa Fe. El estudio estuvo bajo la coordinación del CPN Fabio Arredondo, director del CES, quien contó con la colaboración de los pasantes Lucrecia D´Jorge y Mariano Scapin, estudiantes de la Licenciatura en Economía de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Católica de Santa Fe.

2   Dirección Nacional de Investigación y Análisis Fiscal – Subsecretaría de Ingresos Públicos. Ministerio de Economía de la Nación.

3   Diario Clarín,» Las 5 claves de la discusión entre Nación y las provincias», 12 de Abril de 2002.


Analizando el conjunto de las provincias, excluida Capital Federal, se determina una recaudación de $ 518 millones en concepto  de  Impuesto  a  las  Cuentas Corrientes. De esta cifra, Córdoba participó  para  el  período  2002  con  un  monto cercano  a  los  $145  millones,  es  decir  el 28% del total para las provincias. La provincia de Santa Fe recaudó $ 198 millones en igual período, lo que representa el 38% del total de las jurisdicciones provinciales, mientras Entre Ríos contribuyó con $ 20 millones, lo que representa un 4% de los totales provinciales.

 

 

A2.2. Retenciones a las  Exportaciones

A partir de la publicación de la Resolución  11/2002  del  Ministerio  de  Economía de la Nación en el Boletín Oficial, el día 4 de marzo de 2002, entró en vigencia el  régimen  de  retenciones  a  las  exportaciones.  El  mismo  establecía  porcentajes de  retención  del  10%  para  una  amplia gama  de  productos  comprendidos  en  la Nomenclatura Común  del  Sur  como  por ejemplo, dentro de Productos Primarios, a Animales Vivos, Hortalizas y Legumbres. Esta reglamentación fue modificada por la Resolución  N° 35/2002, que incrementó la alícuota al 20% para una serie de productos,  dentro  de  los  que  se  encuentran:

Grasas y Aceites Residuos y Desperdicios de  la  Industria  Alimentaria  dentro  de Manufacturas  de  Origen  Agropecuario (MOA)  las  Semillas  y  Frutos  Oleaginosos, y los Cereales dentro de los Primarios (PP).

A partir  de  allí  a  través  de  sucesivas  resoluciones  (N°  690/2002,  160/2002,  307/2002  y 530/2002) se incorporaron y eliminaron algunos capítulos.

El artículo N° 4 y el 75 inc. 1° de la Constitución Nacional establecen que los derechos de exportación, al ser Renta de la Aduana Nacional, son exclusivos para la Nación y no pueden coparticiparse. Por este motivo lo recaudado en concepto de Retenciones a las Exportaciones por cada provincia constituye una transferencia neta de recursos a la Nación. La recaudación total nacional en el año 2002 de dicho impuesto fue de $5.021,5 millones4Cabe aclarar que este impuesto fue recaudado a lo largo de los últimos nueve meses del año.


4   Dirección Nacional de Investigación y Análisis Fiscal – Subsecretaría de Ingresos Públicos. Ministerio de Economía de la Nación.


 Las  exportaciones  de  las  provincias de  Córdoba,  Entre  Ríos  y  Santa  Fe  en conjunto  para  el  2002  alcanzaron  los U$S  8.020,1  millones.  El  Impuesto  por Retenciones a las Exportaciones de estas jurisdicciones fue de U$S 860,76 millones,  cifra  que  representa  el  58,3%  del total recaudado por la Nación. La importante  participación  de  la  Región  Centro en el total recaudado por este impuesto se debe  a  que  es  una  región  con  un  perfil exportador de productos alcanzados con las  alícuotas  más  altas  del  mencionado tributo.

Realizando  un  análisis  por  provincias, las exportaciones de Córdoba presentaron una composición similar a las de Santa Fe debido a que el mayor porcentaje corresponde a las Manufacturas de  Origen  Agropecuario  (44,6%).  Sin embargo, tienen una participación significativa  los  Productos  Primarios  (37%) y las Manufacturas de Origen Industrial (18%). El total exportado por esta provincia para el 2002 fue de U$S 2.795,5 millones, y lo recaudado en concepto de Retenciones  a  la  Exportaciones  fue  de U$S 297,66 millones5, lo que representa el 20% del total nacional.

taciones para 2002 alcanzaron los U$S336,4 millones. Estaban compuestas principalmente por Productos Primarios (63,61%), y dentro de estos Cereales (U$S 108 millones), Frutos y Semillas Oleaginosas ($ 66 millones) y Frutas Frescas (Cítricos) por U$S 23 millones. Lo recaudado por esta provincia en concepto de Retenciones a las Exportaciones para el 2002 fue de U$S 30,8 millones6, lo que representa el 2,08 % del total nacional.

El total exportado en el 2002 por la provincia de Santa Fe fue de U$S 4.888,2 millones, compuesto principalmente por Manufacturas de Origen Agropecuario (Grasas y Aceites, y Residuos de la Industria Alimentaria). Estos productos son los que están gravados por los porcentajes mas elevados de retención (20%). Además las Oleaginosas, que representan el 10% de las exportaciones de la provincia, también están gravadas al 20%. La recaudación de la provincia de Santa Fe en concepto de Retenciones a la Exportación para 2002 asciende a U$S 532,3 millones7. Este valor representa el 36% de la recaudación total nacional.

A2.3. Desequilibrios en la distribución

El sistema de Coparticipación Federal de Impuestos determina que el 56,7% de lo que recauda la Nación en concepto de impuestos coparticipables se envía a las provincias, 42,3% se des-


5   Estimación del CES- BCSF en base a Gerencia de Estadísticas y Censos de la provincia de Córdoba.

6   Estimación del CES- BCSF en base a Consejo Empresario de Entre Ríos.

7   Estimación del CES- BCSF en base Ministerio de Agricultura, Ganadería, Industria y Comercio de la Provincia de Santa Fe.


tina al Tesoro Nacional y el 1% restante al Ministerio del Interior (Aportes del Tesoro Nacional a las Provincias).  Además  de  los  montos  coparticipables, la Nación retiene el 15% para atender el pago de  obligaciones  previsionales  nacionales  y  otros gastos  operativos,  y  $  45,8  millones  mensuales para ser distribuidos entre los estados provinciales.

Según la Ley N° 24.130, este último monto se destina al Fondo Compensador de desequilibrios fiscales provinciales. Por este concepto la provincia de Entre Ríos recibe $ 1.800.000, mientras que Córdoba y Santa Fe reciben $500.000.  

Cabe  destacar  que  hasta  Agosto  de  2002  esta distribución estuvo regida por la Ley Nº 25.400 de Compromiso Federal, y desde Septiembre de 2002 hasta la fecha por la Ley Nº 25.570 de Acuerdo Nación – Provincias.

Del total de la recaudación de impuestos coparticipados para el 2002, el monto que se destina de acuerdo a lo establecido en la Ley N° 23.548 fue de $ 22.873,34 millones. Bienes personales  incluyen,  además,  la  suma  de  $  490,77  millones.  En  concepto  del  Sistema  Nacional  de Seguridad Social y del Fondo Compensador de Desequilibrios Fiscales Provinciales se retuvieron en el ámbito nacional $ 3.980,6 millones, lo que indica que las provincias recibieron un total de  $11.118,388  millones,  el  Tesoro  Nacional  $  7.799,92  millones  y  el  Ministerio  del  Interior $193,84 millones9.

La Región Centro recibió en el 2002 $ 2.633,38 millones, contra $ 2.968,4 millones del 2001, lo que implica una caída del 11,28% en la comparación interanual. En el año 2003 la tendencia se revierte, alcanzándose para Agosto del corriente año los $2.616,9 millones.

 

 


8   Este monto no incluye partidas que recibieron las provincias en concepto de transferencias especiales y/o fondos compensadores por diferencias en los giros mensuales; estimado en base a datos suministrados por el Ministerio de Economía.

9   Dirección Nacional de Investigación y Análisis Fiscal – Subsecretaria de Ingresos Públicos. Ministerio de Economía de la Nación.


En el caso de Córdoba, los giros nacionales fueron menores durante el 2002 respecto del 2001. En el primero, se recibieron  $  1.007,8  millones  de  pesos10,  mientras que en el segundo $1.135,5 millones de  pesos,  lo  que  implica  una  caída  del 11,25%.  No  obstante,  en  el  año  en  curso esta situación mostró una gran mejoría, al punto tal que para Agosto, el monto recibido  desde  la  Nación  se  aproxima  a  los  $ 1.006,9 millones de pesos, cifra similar al total recibido durante el 2002.

Entre Ríos también ha sufrido durante el 2002 una disminución importante en la recepción  de  recursos  girados  por  la Nación. En este sentido, durante el 2001 la provincia había recibido $644,3 millones, mientras que en el año 2002 recibió $ 575 millones, lo que implicó una reducción interanual del 10,75%. Durante el presente año, la masa de ingresos nominales creció considerablemente, llegando hacia el mes de Agosto a los $ 564,4 millones.

Santa Fe no fue la excepción, experimentando una reducción en la coparticipación para el 2002 en relación al 2001, pasando de $ 1.188,6 a $ 1.050,58 millones, lo que implica una caída del 11,6%. Al igual que en las otras provincias, esta tendencia se revierte durante el 2003, recibiéndose hacia Agosto $ 1.045,6 millones.

 


10 Dirección  de  Coordinación  Fiscal  con  las  Provincias,  dependiente  de  la  Secretaria  de  Hacienda,  Ministerio  de  Economía  de  la Nación.  


A2.3.1 Distribución por provincias

Los  porcentajes  de  distribución  de  recursos  para  cada  provincia  establecidos  en  la  Ley N°23.548 son corregidos por la asignación de fondos específicos (establecidos por la misma en el Art. 3° inc. b) que reciben algunas provincias. Tal es el caso de Buenos Aires, Chubut, Neuquén y Santa Cruz que, en concepto de Recupero del Nivel Relativo, reciben el 2% del 57,36% asignado a las provincias; y Tierra del Fuego que recibe un 0,7% adicional (ver Cuadros A2.1 y A2.2).

A2.4. No Ajuste por Inflación

Un tema que resultó conflictivo fue el no ajuste por inflación  en  el  Impuesto  a  las  Ganancias.  Para  el  año 2003 se considera que se pagará un 20% más ya que los activos se encuentran sobrevaluados. El monto extra de recaudación  se  ubicaría  en  torno  a  los  $3.200  millones11.

En particular, la provincia de Santa Fe se encuentra profundamente afectada por este fenómeno. El Sector Agropecuario  aportó  en  el  período  Enero/  Diciembre 2002 $1.100 millones, debido a que genera recursos por $6.500  millones.  Este  último  valor  esta  distorsionado por el efecto de la inflación, por lo que se calcula que el  monto  abonado  en  concepto  de  Impuesto  a  las Ganancias fue superior en $400 millones a lo que realmente se debería haber pagado.

Considerando  que  en  las  provincias  de  Córdoba  y Entre Ríos el Sector Agropecuario genera un porcentaje elevado del Producto como en la provincia de Santa Fe, se puede estimar en alrededor de $900 millones el aporte en este sentido.

A2.5. Consideraciones finales

El flujo de recursos provenientes de los principales impuestos recaudados en la Región Centro y enviados a la Nación, ha aumentado considerablemente. Por Retenciones a las Exportaciones se transfieren $ 3.292,44 millones, por el Impuesto a los Débitos y Créditos $ 856 millones y por el no Ajuste por Inflación $ 900 millones.

En el caso de las retenciones, dicho monto no es coparticipable, por lo que representa una transferencia neta del sector exportador provincial al Estado Nacional. Por el lado del Impuesto a las Ganancias, a pesar de que el mismo es coparticipable, el no ajuste por inflación termina perjudicando a los ya asfixiados productores agropecuarios, y los $ 900 millones representan un aporte adicional de la Región al Tesoro Nacional. Así, son $ 5.048,44 millones los recursos transferidos desde la región.

 


11  Argañaraz, Nadín; » Del crecimiento nominal a otro real»; Acción por la República – Distrito Entre Ríos.


Anexo 3: Demografía

A3.1. Rasgos generales

Cualquier país del mundo que pretenda alcanzar metas en el desarrollo económico y social, necesita tener conocimiento de los datos demográficos, como por ejemplo, las tendencias de los ritmos de crecimiento, observar la presencia de consolidación de provincias o regiones como polos de atracción, el porcentaje de concentración de la población, etc. Existen interrogantes en torno a las necesidades presentes y futuras de la población en materia de vivienda, empleo, educación, salud, etc. Los censos junto a las estadísticas vitales son los que dan la respuesta. Según Naciones Unidas (1980) un censo es un operativo por medio del cual se determina el número y características de todos los habitantes de un territorio determinado en un momento dado. Junto a esta información, las estadísticas vitales (relativas a los nacimientos y las defunciones) son los insumos básicos para determinar indicadores muy utilizados para la toma de decisiones eficientes por parte de autoridades y diversos actores. Entre los indicadores mas utilizados se encuentran las tasas de mortalidad infantil, las esperanzas de vida, etc. 

En el Cuadro A3.1 se muestra una evolución de la población en millones de habitantes correspondiente a las últimas seis décadas, de Argentina, Brasil, el Mercosur y  todo el mundo. Las tasas de crecimiento que surgen de este cuadro para todo el período varían considerablemente según  la  jurisdicción  considerada.  Si  se  toma  como  «crecimiento  medio»  al  valor  de  todo  el mundo (140%), es posible advertir que Argentina tiene una tasa de crecimiento 38 puntos menos para el mismo período (112%) y por el contrario, tanto a Brasil como el Mercosur en su conjunto, le corresponde un valor superior a dicho índice, llegando en el caso de Brasil a ser 1,6 veces superior que el de Argentina.


1     Tasa de crecimiento: (Pt – P0)/P0 * 100.

2   Comprende Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay.


Este Cuadro permite otra lectura también muy interesante: si se observa el comportamiento del porcentaje que representa la suma de los totales poblacionales de los dos países (Argentina junto a Brasil) en el Mercosur, se observa un leve aumento con el trascurso de los años, partiendo de un 92% en el año 1950 hasta llegar a casi el 4 puntos más en el año 2000. En cuanto a la relación en el mundo, el aumento también puede considerarse importante, ya que de 2.7% en el año ´50, pasa a tomar el valor 3.4 en el último ciclo del período.

 

A3.2. Dinámica y estructura demográfica

Los últimos operativos censales realizados en la Argentina fueron en los años 1991 y 2001, y en los países vecinos de Brasil y Chile, se realizaron en los años 1991 y 2000, y en 1992 y 2002 respectivamente. Debido a que la diferencia entre los años de realización es menor a cinco años, es posible comparar los datos resultantes, que son expuestos en el Cuadro Nº 2. En Dicho cuadro, se observan los valores correspondientes a las tres regiones de interés: la Región Centro de Argentina  (RCA),  la  Región  Centro-Oeste  de  Brasil  (RCOB)  y  la  Región  Central  de  Chile (RCCH), como así también a las provincias o estados que las conforman: población total, variación intercensal, tasa de crecimiento y en la última columna, la densidad poblacional.    

Según la información registrada, el crecimiento en estos paises pueden considerarse similares, con valores comprendidos entre el 11% (Argentina) y el 16% (Brasil). Sin embargo es notoria la diferencia en el crecimiento poblacional que existe entre las regiones,  la RCA tiene una tasa de crecimiento porcentual en los diez años del 9.7%, mientras que la RCOB, se eleva al 23.4%, mientras que la RCCH se acerca más a la primera en menos de cinco puntos. 

 

Por otro lado, en el aporte que hace cada región al total del país también existen grandes diferencias:  para  la  RCA este  índice  ronda  el  20%,  para  la  RCOB  es  de  7%  y  para  la  tercera,  la RCCH es de casi 60%. Un hecho interesante es que estas diferencias no se perciben al observar la cantidad total habitantes, que son aproximadamente, 7.2, 11 y 8.9 millones. 

Con respecto a la densidad poblacional (cantidad de habitantes por km2) cabe destacar que de las regiones analizadas, la chilena es la que tiene el mayor índice de concentración de habitantes (101 por km2) siendo el área Metropolitana la que hace la mayor contribución (su densidad es de 393 por km2). En el caso de la RCOB, a pesar de que incluye un estado con una densidad de más de 350 habitantes por km2, ella posee una densidad cercana a 7 ha. por km2. 

La distribución en cuanto al sexo y a la edad de la población registrada en los últimos censos nacionales, con respecto a los grandes grupos de edad: menores de 15 años, el grupo de las personas entre 15 y 64 años y el tercer grupo es el de los más viejos, de 65 años y más se exponen en el Cuadro A3.3. De este cuadro se desprenden resultados interesantes, por ejemplo: el índice de masculinidad3 para la RCA es de 105.7 (es decir, casi 106 mujeres por cada 100 varones) siendo similar para las provincias que la conforman, como así también semejante al de la región chilena. En el caso de la RCOB este indicador toma un valor muy cercano a 100, variando desde un máximo de 109 en el Distrito Federal, hasta el valor 94 en el Mato Grosso, este hecho puede deberse a que se trata de una zona de recepción de trabajadores masculinos.

Otro de los resultados que se desprende del Cuadro A3.3, está relacionado con la estructura etaria de la población. Los tres países tienen una estructura poblacional joven, rondando el porcentaje de menores de 15 años el 30% para todas las jurisdicciones, siendo Brasil donde se dan los mayores porcentajes (32% en el Mato Grosso). 

Una de las herramientas más utilizadas en demografía son las pirámides etarias. Las pirámides representan gráficamente la estructura por sexo y edad de una población.

El Gráfico A3.1.a  es la pirámide correspondiente a la región de Argentina (año 2001) y muestra una población relativamente joven con una leve baja de la natalidad en los últimos 20 años.

El envejecimiento de una población es un fenómeno prácticamente irreversible, que se tiene en cuenta para una política eficiente de la vejez, de la salud y de la previsión social de una población. Por ello es importante el análisis del comportamiento de la parte de la población  con edades mayores a los 65 años. Según los datos del Cuadro A3.3 se deduce que en la región RCA, los mayores de 65 años, representan un porcentaje que ronda el 10%, y de 6% para Brasil y el 11% para Chile.

Como es posible observar, existe una notable diferencia entre las pirámides presentadas para las  regiones.  En  el  caso  de  Brasil  (Gráfico A3.1.b)  se  muestra  una  población  evidentemente joven, con un achicamiento en la base de la pirámide (edades menores de 20 años). Brasil es el país Latinoamericano que más sufre el crecimiento de la población vieja, aunque el 6% no sea una cifra alarmante, es importante notar que este porcentaje corresponde a casi 10 millones de ancianos. 

La Región Central de Chile, tiene una estructura distinta a las anteriores, la reducción de la natalidades ve reflejada en los últimos 30 años, representada en la base de la pirámide, y el aporte (porcentaje) de personas mayores de los 60 años es muy importante.

 


3   Índice de masculinidad: expresa la cantidad de mujeres por cada 100 varones.


La  mejora  en  la  esperanza  de  vida  y  la reducción de la natalidad, son las principales causas  de  estos  efectos  demográficos.  La RCCH, es la población más envejecida de las tres regiones como se ve reflejado claramente en el Gráfico A.3.1, donde hay un claro abultamiento en la cúspide de la pirámide.

A3.3. Población urbana y rural

Otro de los aspectos que se deducen de los censos  demográficos,  es  la  distribución  de  la población según si se trata de población urbana (que vive en ciudades de más de dos mil habitantes) o por el contrario si se trata de población rural. En Latinoamérica la emigración desde las zonas rurales hacia las grandes ciudades, conducidos por numerosas razones es un hecho que se acentúa con el paso del tiempo, entre las causas más importantes se puede mencionar la búsqueda de oportunidades laborales o de mejoras en las condiciones de vida. 

En  el  Cuadro A3.4  es  posible  observar  la distribución  de  las  poblaciones  para  los  dos últimos censos realizados. En la gran mayoría de  los  casos  la  población  urbana  correspondiente a los primeros años del siglo, supera el 80%, alcanzando un valor superior al 96% en las jurisdicciones del Distrito Federal de Brasil y el área Metropolitana de Chile. De las tres regiones analizadas la RCCH, es la que tiene el máximo valor en este porcentaje superando el 92% de la población total.

En  cuanto  a  las  tasas  de  crecimiento  de estas poblaciones (última columna del Cuadro 4)  se  puede  observar  el  decrecimiento  de  las zonas rurales para todos los casos, y las tasas de  crecimiento  positivas  para  las  áreas  urbanas.  Tomando  el  mayor  valor  en  la  región RCOB, con casi una tasa del 32% en el período considerado, para la región chilena la tasa es de 17% y para Argentina de 13%.

A3.4. La mortalidad 

Una de las dimensiones de la que se ocupa la demografía es la mortalidad de una población, las defunciones contribuyen directamente en el crecimiento de la población y es una información fundamental para el cálculo de indicadores del desarrollo. 

 

 

 

En el Cuadro A3.5 se presentan las tasas de mortalidad general y mortalidad infantil (menores de un año), además se aprecian los últimos valores de esperanza de vida calculados por los distintos organismos oficiales nacionales.  

Una mención especial merece la baja de la mortalidad infantil ocurrida en los últimos años en la mayoría de los países latinoamericanos, el descenso se refleja en las tasas. En Argentina en el año 1980 morían 33 niños por cada mil que nacían, mientras que en el año 2001 el nivel es de 10 por mil. Mejor aún es la situación en la que se encuentra Chile con una tasa cercana al 9 por mil. En el caso de Brasil que todavía no ha logrado bajar el nivel en la mortalidad infantil, sus tasas se acercan al 29 por mil. En general, el comportamiento del indicador en cada provincia o estado es semejante que el registrado para el total del país.

La esperanza de vida es un indicador muy utilizado en demografía, es un componente del índice de desarrollo humano y representa el número de años que se espera que viva una persona que acaba de nacer en las condiciones actuales. Cabe destacar, que las mujeres tienen una esperanza de vida mayor que la de los varones, este hecho está justificado por razones genéticas y porque los varones están más expuestos al riesgo de accidentes laborales y de tráfico, entre otros.

En el caso de Argentina la diferencia es de casi 7 años, mientras que para Brasil y Chile es de 8 y 6 años. Es importante observar que Chile cuenta con la mejor situación, puesto que el valor del indicador es el más alto. Mientras que Brasil no alcanzó la meta de los 70 años en el 2000. 


4  Neonatal: ocurre entre el nacimiento y los 6 días posteriores.

5  Postneonatal: ocurre entre los 7 días y los 29 días de vida.

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