SECTOR AGR虲OLA

5.2. SECTOR AGR脥COLA

 

La actual coyuntura econ贸mica encuentra al sector agr铆cola como la actividad m谩s din谩mica de la econom铆a argentina, especialmente de la regional. Durante la cosecha 2001/02, la Regi贸n Centro volvi贸 a marcar un nuevo r茅cord de producci贸n, superior a las 36 mill. de tn, representando el 53% del total nacional. La singular caracter铆stica de este a帽o, fue que el sector debi贸 desenvolverse en un contexto totalmente distinto: devaluaci贸n, pesificaci贸n asim茅trica, retenciones y desaparici贸n del cr茅dito, como principales aspectos. Todos estos elementos encierran una seria amenaza a la incorporaci贸n de tecnolog铆a en la explotaci贸n agropecuaria, la art铆fice del boom productivo de los 鈥90, y manifiestan un riesgo latente de regresar a los niveles productivos de los 鈥80.

5.2.1. Producci贸n

La producci贸n de granos de la Regi贸n Centro se estima en 36,2 millones de toneladas. para la campa帽a 01/02, alcanzando una participaci贸n sobre el total nacional superior al 53% -el registro m谩s alto de los 煤ltimos treinta a帽os- y mostrando un nuevo aumento de la producci贸n respecto a la cosecha 00/01. En el gr谩fico 5.1 se advierten los permanentes incrementos que la cosecha regional de granos present贸 desde mediados de los 90, explicados principalmente por el continuo crecimiento de la producci贸n granaria de la provincia de C贸rdoba. Esta 煤ltima se estima por encima de las 18 millones de toneladas para el per铆odo 2001/02.聽

Respecto a la contribuci贸n por provincias, durante la 煤ltima cosecha las estad铆sticas indican que C贸rdoba particip贸 con el 54% de la producci贸n regional, mientras que Santa Fe lo hizo con el 35% y Entre R铆os con el restante 11%.

Al desagregar la producci贸n por cultivos, se advierte que la soja se consolida como el principal producto agr铆cola regional, presentando una participaci贸n creciente sobre la producci贸n de la regi贸n: para la campa帽a 01/02 su participaci贸n se estima en algo m谩s del 52%.

Analizando la composici贸n de la producci贸n agr铆cola por provincias por cultivos, se advierte que la soja muestra un permanente crecimiento en las tres jurisdicciones, pero especialmente en Entre R铆os, donde esta oleaginosa est谩 ganando terreno frente al arroz, el cultivo tradicional de la provincia mesopot谩mica1. Para la cosecha 01/02 se espera que la soja participe con el 48% de la producci贸n, mientras en el per铆odo 98/99 -cuando el arroz comenzaba a declinar- su contribuci贸n era del 16%.

Durante la d茅cada de los 鈥90, la producci贸n sojera en la regi贸n present贸 una tasa de crecimiento promedio anual del 11%, siguiendo un comportamiento exponencial, con un desenvolvimiento radicalmente distinto del evidenciado por los restantes cultivos (ver gr谩fico 5.3). Explica este fen贸meno que el proceso productivo empleado -que hace uso de semillas gen茅ticamente modificadas, siembra directa, agroqu铆micos y otros desarrollos tecnol贸gicos- otorga grandes ventajas en materia de costos de producci贸n a la soja frente a otros cultivos e, incluso, frente a competidores externos productores del mismo grano.

En el cuadro 5.1 se comparan los costos de producci贸n de soja en nuestro pa铆s con los correspondientes a competidores como EE.UU. y Brasil, los tres principales actores del mercado mundial de la oleaginosa. La 煤ltima columna de dicho cuadro, muestra que Argentina es el m谩s competitivo, a pesar de los altos costos de estructura e impuestos. La fortaleza argentina radica en los costos variables de聽producci贸n, debido a la utilizaci贸n de semillas gen茅ticamente modificadas y a la necesidad de menor uso de fertilizantes.


1Para profundizar en los aspectos vinculados al sector arrocero regional ver en el cap铆tulo XX el taller realizado en la ciudad de San Salvador sobre el cluster arrocero y el Balance de la Econom铆a Argentina 2000, p谩ginas 107 a 115.


Sin embargo, considerando los fletes oce谩nicos, Argentina pierde sus ventajas frente a Brasil si el producto debe colocarse en los puertos asi谩ticos y mantiene una leve diferencia cuando el puerto de destino es Rotterdam. Esto determina que reducir la presi贸n impositiva,聽 eficientizar el transporte y la log铆stica de granos e invertir en infraestructura, acrecentar铆a las ventajas competitivas de Argentina en mercados remotos, como los asi谩ticos.

 

Los datos consignados en el cuadro 5.1, corresponden a diciembre de 2001 y fueron publicados en febrero del corriente a帽o. Por ello es que los costos de producci贸n deben ser ajustados por el impacto de la devaluaci贸n. La misma permiti贸 que -medido en d贸lares- se redujera el costo de aquellos elementos que mantuvieron sus precios en pesos, como la mano de obra. Seg煤n estimaciones privadas, entre octubre 2001 y octubre 2002, los costos de producci贸n por tonelada de soja se redujeron un 37%, efecto que no se traslad贸 totalmente a los beneficios, ya que el precio del grano incorpor贸 las retenciones del 20% que dispuso el gobierno para la exportaciones granarias.

5.2.2. Rendimientos y Tecnolog铆a

El rendimiento promedio por hect谩rea en la Regi贸n Centro fue de 30 quintales en la campa帽a 01/02, con algunas variaciones seg煤n las provincias. En C贸rdoba se obtuvieron 33,36 qq/ha., mientras que Entre R铆os tuvo un rinde promedio de 25,85 qq/ha. y Santa Fe 26,88 qq/ha.

El comportamiento de los rindes por hect谩rea mostr贸 un importante crecimiento desde comienzos de los 鈥90, como respuesta a los cambios cualitativos y cuantitativos que experiment贸 el sector. Dentro de estos cambios aparece en primer medida la generalizaci贸n de la siembra directa, que permiti贸 aumentar los rindes, extendiendo la frontera agr铆cola y eliminando los costos de laboreo. Actualmente, se estima que el 46% de la superficie agr铆cola argentina se trabaja en siembra directa, porcentaje que se eleva al 65% en la Regi贸n Centro. La tendencia indica que la adopci贸n de la siembra directa seguir谩 en aumento, proyect谩ndose llegar al 55% de la superficie agr铆cola argentina para el a帽o 2004, seg煤n cifras de AAPRESID.

Dentro de los cambios en los h谩bitos productivos tambi茅n se encuentra la mayor utilizaci贸n de fertilizantes. Actualmente, se estima que el 76% del trigo recibe fertilizaci贸n y el 72% de la superficie maicera, mientras en 1993 estos porcentajes eran s贸lo del 28% para el trigo y del 13% para el ma铆z. El consumo de fertilizantes mostr贸 una tasa de crecimiento promedio anual del 16% en el per铆odo 1990/2000, llegando este 煤ltimo a帽o a ser de 1,79 millones de toneladas. No obstante, 2001 mostr贸 una contracci贸n del 27% y cifras provisorias para el primer semestre de 2002, indican una reducci贸n a煤n mayor.

Tambi茅n el consumo de productos fitosanitarios mostr贸 un consumo creciente. Durante 2001, se consumieron 142 millones de kg/l de herbicidas, insecticidas y fungicidas, por un valor de u$s 600 millones. Al igual que en el caso de los fertilizantes, el consumo de fitosanitarios present贸 un comportamiento creciente hasta 2000, para caer en el siguiente a帽o un 3,6%.

Simult谩neamente, la estabilidad de precios, la desregulaci贸n del mercado granario y la apertura econ贸mica dieron lugar a una fuerte inversi贸n en tecnolog铆a, gran parte de ella importada, lo que tambi茅n permiti贸 mejorar significativamente la productividad agr铆cola argentina y, a su vez, contar con el input necesario para desarrollar nueva tecnolog铆a en el pa铆s.

La fuerte apuesta a la tecnolog铆a realizada por el campo durante los 鈥90, se advierte en las importaciones de bienes de capital, que durante el per铆odo 1990/2001 totalizaron m谩s de u$s 1.800 millones. Adem谩s, cabe destacar que durante los a帽os comprendidos entre 1991 y 1998 la importaci贸n de bienes de capital realizada por el campo creci贸 a una tasa promedio anual del 20%, superior a la registrada por el total importado por el pa铆s por este concepto. Esto, sin dudas, es un claro reflejo del fuerte nivel de actividad que caracteriz贸 al sector agr铆cola argentino de los 鈥90. Sin embargo, las importaciones de bienes de capital crecieron hasta 1998, para retroceder un 60% durante 1999, un 23% durante 2000 y lograr un peque帽o repunte durante 2001. Las cifras preliminares para el primer semestre de 2002, arrojan una reducci贸n del 77% en el ingreso de bienes de capital, valor levemente superior al correspondiente a la compra nacional total de bienes de capital importados.

Otros elementos determinantes del boom agr铆cola argentino fueron las semillas transg茅nicas, el aumento de la escala de la superficie 贸ptima de producci贸n -lo que determin贸 un proceso de concentraci贸n de la propiedad y de la administraci贸n de la tierra, con sus ventajas y desventajas en t茅rminos sociales- y una cuesti贸n de singular relevancia, como fue el cambio de h谩bitos conservadores entre los productores, abri茅ndose m谩s a la nueva tecnolog铆a, tanto blanda como dura.

5.2.3. Capacidad de Almacenaje

Analizando el desenvolvimiento del sector agr铆cola, abordar la situaci贸n de la capacidad de acopio resulta de fundamental relevancia, ya que la misma se convierte en una herramienta determinante del ingreso del productor al permitir mejorar los precios reteniendo el grano y no 鈥渞emat谩ndolo鈥 inmediatamente finalizada la cosecha. Por otra parte, aumenta los m谩rgenes del negocio al reducir el componente costos de flete, en virtud de que la utilizaci贸n del servicio se hace fuera de la 茅poca de cosecha, cuando la demanda de los transportistas encuentra su pico anual y, por ende, tambi茅n el costo del servicio.

Seg煤n un estudio realizado por la SAGPyA a fines de 2001, Argentina contaba con una capacidad de acopio estimada en 57,2 millones de toneladas. De este total, el 24% corresponde a los productores y el 76% restante a cooperativas (11%), acopiadores (32%), industriales y exportadores (conjuntamente, 33%). La Regi贸n Centro participa con el 45% de la capacidad nacional, importante a destacar si se recuerda que concentra el 53% de la producci贸n nacional de granos.

La capacidad regional determinada por el estudio fue de 25,8 millones de toneladas. El mayor porcentaje lo posee la provincia de Santa Fe (59%), donde la capacidad de almacenamiento en los puertos es relevante, siguiendo en orden de importancia C贸rdoba (32%) y Entre R铆os con el 9% restante.

Comparando la propiedad de la capacidad de ensilaje entre la regi贸n y el pa铆s, se advierten datos significativos. El primero de ellos, es que la participaci贸n de los productores sobre el total de la capacidad es menor en la Regi贸n Centro -20% contra 24%-. Lo mismo sucede en el caso de los acopiadores, quienes participan en la regi贸n con el 23%, mientras a nivel pa铆s lo hacen en un 32%. Respecto al movimiento cooperativo, se advierten participaciones similares en ambas jurisdicciones -13% en la regi贸n y 11% en el pa铆s-.

Finalmente, es importante notar que la industria y los exportadores concentran el 44% de la capacidad regional, mientras en el 谩mbito nacional registran el 33%. Esta diferencia se explica por las importantes instalaciones que poseen las aceiteras ubicadas en el Gran Rosario. El cuadro 5.3 presenta la informaci贸n a nivel de delegaciones de la SAGPyA.

Expuestos los valores estimados de capacidad de acopio, es interesante vincular los mismos con la producci贸n. Este cociente fue para la campa帽a 2000/01 de 1,15 para el total pa铆s. Es decir, que la producci贸n exced铆a las posibilidades de ensilaje en un 15%. A nivel regional, la relaci贸n arroj贸 un valor de 1,34. Estos valores no presentan problemas para acopiar la producci贸n, en virtud de una necesidad mensual m谩xima estimada de 30, 6 millones de tn.

Sin embargo, se deben destacar las grandes diferencias en la relaci贸n producci贸n/almacenaje que se registran dentro de la regi贸n y la existencia de d茅ficits en la capacidad de acopio en 7 de las 12 zonas en que se dividen las provincias que componen la Regi贸n Centro, con un cociente producci贸n/almacenaje superior a 2. Las diferencias quedan claras con un ejemplo. Mientras las zonas portuarias -como las delegaciones de Casilda y Avellaneda- poseen cocientes de 0,34 y 0,55, la delegaci贸n San Francisco registra un valor de 4,51, siendo el valor m谩s elevado encontrado a nivel nacional por delegaciones. Esta delegaci贸n abarca los departamentos del norte de la provincia de C贸rdoba que, como consecuencia del cambio en los reg铆menes pluviales y la incorporaci贸n de tecnolog铆a, aumentaron sustancialmente su producci贸n, que no fue acompa帽ada de un desenvolvimiento similar por la capacidad de acopio. Durante 1994/95 esta delegaci贸n produc铆a 785 mil tn. y contaba con una capacidad de acopio de 285 mil. Seis campa帽as despu茅s, la producci贸n ascend铆a a casi 4 millones de tn. -un 450% de aumento- mientras la capacidad de silaje solo hab铆a crecido un 209%, hasta 881 mil tn. De todas formas, se advierte tambi茅n un fuerte crecimiento de las instalaciones de acopio en la zona, con un aumento del 45% entre 2000/01 y 1998/99. El mapa 5.1 presenta los cocientes producci贸n/almacenaje por delegaci贸n, lo que se expone con m谩s detalle en el cuadro 5.4.

No obstante los d茅ficits registrados en algunas zonas en materia de instalaciones, es importante destacar la creciente utilizaci贸n del silo bolsa. Esta herramienta permite retener el grano sin necesidad de incurrir en grandes inversiones en capital, ya que es un almacenaje de corta duraci贸n y sin infraestructura fija. Son las bolsas de 5 o 9 pies de polipropileno que almacenan entre 50 y 200 toneladas respectivamente a un costo promedio de 2 u$s/tn. Durante la campa帽a 99/00 se almacenaron unas 300.000 toneladas de granos en bolsa, y se estima haber superado las 900.000 en el per铆odo 00/01.

5.2.4. El campo y las medidas gubernamentales durante 2002

Gran parte del aumento de la productividad del sector agr铆cola argentino se debi贸 a las desregulaciones introducidas en el mercado granario en los primeros a帽os de los 鈥90, cuando se eliminaron los derechos de exportaci贸n y se suprimieron enormes organismos burocr谩ticos, como la Junta Nacional de Granos. Estas desregulaciones permitieron que el sistema de precios oriente en forma eficiente los recursos, poniendo fin a largos a帽os de intervenci贸n estatal en el comercio de granos.

Sin embargo, durante 2002 el Estado volvi贸 sobre sus pasos. En primer t茅rmino, se debe mencionar la pesificaci贸n de deudas y cr茅ditos, introduciendo un serio factor de inseguridad jur铆dica.

Puntualmente en el caso de los insumos, el Estado -por medio del Decreto 214/2002- pesific贸 uno a uno las deudas, algo que luego qued贸 sin efecto, llev谩ndolas nuevamente a valor d贸lar por la resoluci贸n 10/2002 del Ministerio de Econom铆a.

Pero all铆 no concluy贸 la historia, porque un nuevo r茅gimen se aplic贸 a partir de la resoluci贸n 143/2002. Los puntos esenciales de la norma establecieron que en los contratos en d贸lares por compraventa de insumos, el precio se cancelar谩 tomando en cuenta la cotizaci贸n del d贸lar con deducciones para trigo, ma铆z, soja y girasol del 25%; carne, 40%; l谩cteos, 50% y los dem谩s (frutihorticultura, man铆, arroz y otros) 60%. Esta medida no s贸lo ocasion贸 grandes p茅rdidas para las empresas proveedoras de insumos, sino que adem谩s gener贸 inequidades entre los productores que honraron sus deudas haciendo uso del Decreto 214, los que lo hicieron utilizando las deducciones de la resoluci贸n 143 y aquellos que cancelaron sus obligaciones al d贸lar libre -de acuerdo a la resoluci贸n 10-.

Pero el Estado no concluy贸 con esto su accionar, sino que adem谩s aplic贸 retenciones, que en un primer momento fueron del 10%, para subirlas luego al 20%. El impacto del uso de derechos de exportaci贸n es algo que ya se abord贸 en la edici贸n anterior del Balance de la Econom铆a Argentina, cuando se defini贸 a los mismos como una medida que impide que el est铆mulo de los precios en el mercado internacional llegue a los productores, determinando una producci贸n semi desvinculada de la demanda externa.

Argentina guarda una enorme experiencia del impacto que significa sobre la producci贸n la existencia de retenciones. La relaci贸n evidenciada entre el 谩rea sembrada y las retenciones (medidas como el cociente entre el tipo de cambio efectivo y el tipo de cambio libre) que se presenta en el gr谩fico 5.6 no deja lugar a duda. No obstante lo da帽ino de sus efectos, es importante resaltar que la aplicaci贸n de la medida no sorprendi贸. De hecho, ya en la presentaci贸n del anterior Balance de la Econom铆a Argentina, desde el IIE se expres贸 la segura entrada en vigencia de las retenciones si Argentina abandonaba la convertibilidad.

Como se mencion贸, la entrada en vigencia de las retenciones sigui贸 a la m谩s importante de las acciones ejecutadas por el Gobierno durante 2002: devaluar el peso argentino. Esto trajo importantes cambios para el sector agr铆cola, ya que modific贸 sustancialmente sus ingresos y egresos.

Por el lado de los ingresos, los precios de los granos se dolarizaron, asimilando las retenciones. Los mayores cambios aparecieron en los insumos, ya que algunos se dolarizaron o 鈥渃erealizaron鈥, algunos aumentaron en pesos, pero a una tasa inferior a la del crecimiento del tipo de cambio, y otros mantuvieron su precio estable en pesos.

Analizando otro componente de importancia para los ingresos del campo, tal como son los gastos de comercializaci贸n, se destacan los gastos de flete (que cayeron un 59% entre diciembre 2001 y junio 2002) y las comisiones e impuestos (que lo hicieron en un 29%). Estos ajustes est谩n estrechamente ligados al precio del gas oil que, en d贸lares, cay贸 un 44% en el mismo per铆odo. A su vez, los gastos de cosecha, donde se estiman reducciones del orden del 38% en promedio, dependen en muchos casos de las condiciones zonales.

En promedio, se estima que las reducciones de precio entre diciembre 2001 y junio 2002 fueron del 28%, que los gastos de comercializaci贸n se contrajeron un 38% y que el ingreso neto del productor cay贸 en d贸lares un 25%. Traduciendo a pesos este ingreso neto, y considerando un tipo de cambio de $/u$s3,6, se llega a que en pesos el margen neto mejor贸 en promedio un 170%.

Luego de exponer este punto es cuando aparecen los mayores interrogantes. 驴Es el campo el gran beneficiado de la devaluaci贸n?

Dentro de los aspectos positivos se pueden mencionar, el fuerte aumento de su margen neto, la pesificaci贸n de las deudas -en una actividad que mostraba altos 铆ndices de endeudamiento- y las ganancias de capital derivadas de un valor de la tierra que mantuvo sus precios en d贸lares.

Pero, en la misma balanza, deber铆a considerarse el hecho de que no todos los productores se encuentran en las mismas condiciones, ni tampoco las zonas productivas. No se debe olvidar que el sector agr铆cola es un fuerte consumidor de insumos y de tecnolog铆a importados aplicados a la explotaci贸n, los que tambi茅n sufrieron el impacto de la devaluaci贸n.

El fuerte aumento de la producci贸n agr铆cola argentina, y en gran medida la regional, se debi贸 a la puesta en producci贸n de tierras consideradas marginales para la agricultura, que dieron excelentes rindes como resultado de una fuerte aplicaci贸n de tecnolog铆a, como fertilizaci贸n, manejo conservacionista del suelo, maquinaria, riego complementario, etc. Todos estos costos crecieron a la misma tasa que el tipo de cambio.

Teniendo en cuenta el impacto de la devaluaci贸n en el costo de la tecnolog铆a, y sumando la existencia de retenciones y la falta de una estrategia de largo plazo, se advierte que todos estos factores generan una situaci贸n que puede ser altamente distorsiva para la orientaci贸n de los recursos en un horizonte mediano a largo plazo.

El modelo de tecnolog铆a de 芦costo cero禄 que puede surgir como respuesta a modelos econ贸micos que incorporan la dupla devaluaci贸n-retenciones, configuran una de las principales amenazas del campo en la actualidad. La reducci贸n de las inversiones en tecnolog铆a como estrategia para bajar los costos de producci贸n ser铆a nefasta para el agro. Un claro ejemplo lo representa la aplicaci贸n de fertilizantes. El supuesto ahorro en los gastos de fertilizaci贸n podr铆a advertirse en el primer a帽o, pero a partir del segundo y el tercero la productividad del suelo ingresar铆a en una curva descendente. El resultado ser铆a volver a los niveles productivos de los 80, cuando en promedio se obten铆an cosecha inferiores a 40 millones de toneladas.

Estrechamente vinculado a las posibilidades de adquirir tecnolog铆a se encuentra la falta de financiaci贸n bancaria y comercial, otro elemento que atenta contra la permanente incorporaci贸n de adelantos tecnol贸gicos en la explotaci贸n agropecuaria.

En s铆ntesis, se corre el riesgo de volver en las pr贸ximas campa帽as a producciones de 45-50 millones de tn., a diferencia de las 100 que los hombres del campo sostienen que es probable recoger de los suelos argentinos con las pol铆ticas adecuadas.

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