ANTECEDENTES Y FUNDAMENTOS DE LA REGION CENTRO
CAPÍTULO 2: ANTECEDENTES Y FUNDAMENTOS DE LA REGION CENTRO
La marcha del proceso de regionalización ha cobrado un gran impulso en los últimos tiempos. Cada vez con mayor fuerza, se generaliza la comprensión por parte de las integrantes de la Región Centro de que gran parte del desarrollo económico y social depende de sus propias acciones, de sus actitudes frente a la adversidad, de su capacidad de cooperación y de un mayor conocimiento de la realidad de las subregiones, sectores, instituciones y agentes económicos que la componen.
2.1. FUNDAMENTOS DE LA REGIONALIZACION
A la hora de analizar la conveniencia de cualquier asociación regional resulta indispensable considerar la situación del entorno en que se desenvuelven los actores económicos y sociales. Puede afirmarse, sin lugar a dudas, que las políticas de integración, los avances tecnológicos y los cambios en la forma de encarar el desarrollo económico están generando un nuevo escenario. Sería descabellado pensar que estas macrotendencias serán simplemente pasajeras, por lo que surge la necesidad de exhibir actitudes proactivas frente a ellas. Desde el punto de vista económico, la Regionalización debe entenderse como la coordinación de factores, recursos y medios con el objeto de optimizar las posibilidades de desarrollo de un área determinada. En este sentido, regionalizar significa constituir una alianza estratégica entre jurisdicciones territoriales a fin de aprovechar las oportunidades y asumir los nuevos retos impuestos por el contexto. El enfoque regional facilita encontrar e implementar soluciones a problemas particulares o específicos, creando un ambiente de cooperación empresarial e institucional que facilita la cooperación y la complementación. En este contexto, el significado regional adquiere sustancial importancia ya que se posiciona como el ámbito territorial que conecta la problemática local-zonal con las personas e instituciones directamente responsables del desarrollo económico y social.
Existe un conjunto de ventajas concretas a la hora de actuar regionalmente, entre las cuales se encuentran:
– Aprovechamiento de recursos productivos.
– Mejoras en materia de logística y transporte multimodal.
– Economías de escala y especialización productiva.
– Planificación conjunta de obras de infraestructura.
· Convergencia económica y cohesión social.
– Planificación urbana regional.
· Promoción de inversiones y atracción de capitales.
– Oferta exportadora más completa y variada.
· Incentivos específicos a la industria.
– Reformas del sector público, orientadas a incrementar la eficiencia y la productividad.
· Coordinación y armonización de políticas sanitarias y educativas.
– Mejoras en el poder negociador de la región.
En este marco, y como fruto del esfuerzo conjunto de dos instituciones, la Academia Nacional de Derecho y Ciencias Sociales y la Bolsa de Comercio de Córdoba, se convocó a un grupo de trabajo que elaboró un documento preliminar integrado por un informe periódico sobre las reglas para constituir la región (Pedro J. Frías) y el Enfoque Económico de la Integración Regional (Raúl Hermida). Ambos dictámenes fueron entregados al Gobierno de Córdoba el 9 de Setiembre de 1996.
En aquellos días mencionábamos que la unión de las dos provincias podría promover más eficientemente la complementación de aquellos medios escasos o inexistentes en alguna de ellas, ayudando por lo tanto a superar las debilidades individuales. Al mismo tiempo, la suma de los recursos económicos comunes a ambas favorecería el aprovechamiento de las externalidades, las economías de escala y la especialización productiva.
Esta iniciativa conjunta posee características que la distinguen de los restantes intentos de regionalización que desde la década del 60 se venían proponiendo. Decimos que es un emprendimiento federal ya que se condice con lo previsto en el artículo 124 de la Constitución Nacional, que prevé la posibilidad de que las provincias conformen regiones a fin de estimular su propio desarrollo económico y social.
La región debe posicionarse para servir mejor al país, no para constituir un nuevo orden de gobierno. En este sentido, se observa como muy favorable que las regiones compitan entre sí, que intenten conquistar parte de la hegemonía de la que hoy goza la Provincia de Buenos Aires y Capital Federal. De esta forma, la regionalización es una gran oportunidad, ya que posibilita el diseño de instrumentos propios y específicos de promoción, lo que significa asumir cabalmente la propia responsabilidad del desarrollo.
Quién mejor que los propios interesados para identificar proyectos comunes, abordar problemas similares y poner en marcha acciones concretas para cada una de las áreas particulares de la geografía regional. Las tareas que requiere la integración regional no son sencillas; entre las asignaturas a superar se encuentran: la construcción de una eficiente infraestructura de transporte, la modernización de los Estados provinciales y municipales, la promoción conjunta del comercio exterior y la conformación de redes de colaboración. El papel de las Instituciones es crucial en los modelos de crecimiento autogenerados. Se requiere de una aceitada articulación entre organizaciones públicas y privadas, de investigación y educativas, fundaciones, ONGs y sectores económicos. En la actualidad no compiten países, provincias o ciudades, la carrera es entre sistemas de organización productiva, por lo que la Región Centro debe ser pensada en forma sistémica. La educación es una palabra clave en el proceso de regionalización, ya que se relaciona con la generación de recursos humanos de calidad, con la promoción del consenso necesario y la cohesión hacia causas comunes. La voluntad política y el espíritu empresario son otros dos importantes ingredientes, por encima de los avatares cotidianos. En la actualidad, las regiones compiten por capital, tecnología y espacios en el mercado. Por ello, la Región Centro debe potenciar su liderazgo regional, tanto para exhibir capacidad hacia el exterior como para conformar un sentimiento de unidad dentro de su territorio. Su estrategia competitiva exige diferenciación, rapidez frente al cambio y un óptimo funcionamiento de las redes público-privadas de cooperación. El gran cambio es dejar de pensar como provincias o municipios y comenzar a pensar como unidad regional, considerando problemas comunes y soluciones conjuntas.
1 Ver Globalization et reinvention du local. París, Presses Universitaires de France, 1996.
De acuerdo a Pierre Veltz1, el futuro económico de las regiones emergentes dependerá tanto del desarrollo de la capacidad técnica (por ejemplo, el know how industrial), como así también de la capacidad organizacional, que asegure un vínculo confiable y eficiente entre los distintos componentes de la actividad productiva (logística, infraestructura, rápida capacidad de ajuste, entre otros).
Las asociaciones futuras con otras regiones económicas se avizoran como una gran oportunidad. En este sentido, se han realizado gestiones con los gobiernos de la Región Cuyana, previéndose extender la región Centro hacia el oeste argentino y centro de Chile. Asimismo, ya existe un antecedente de vinculación entre regiones económicas por encima de límites nacionales. Es el caso de la CRECENEA2, Comisión Regional para el Comercio Exterior de las provincias de Misiones, Corrientes, Formosa, Santa Fe, Chaco y Entre Ríos, y su conexión con la unión de los cuatro estados sureños de Brasil (CODESUL). A fin de profundizar su relación, se han constituido Grupos de Integración Temática que dan tratamiento bilateral a temas sectoriales, definen la importancia de proyectos de interés común y aportan pautas comunes en materia de educación, ciencia, tecnología, medio ambiente y seguridad, entre otros.
2.2. LA EXPERIENCIA INTERNACIONAL
Desde hace ya varios años la Unión Europea y el Nafta han estimulado y apoyado la conformación de regiones y asociaciones en su territorio. Con el objetivo de reducir las marcadas diferencias socioeconómicas de las 170 regiones identificadas dentro del territorio de la Unión Europea, se diseñaron políticas de desarrollo bajo principios de subsidiariedad, cooperación, solidaridad, descentralización y autonomía financiera. Como señala un reciente estudio3, la experiencia europea constituye un ejemplo interesante de políticas tendientes a fomentar las interacciones territoriales y promover los procesos de especialización y complementariedad recíproca entre los agentes económicos regionales. Se orienta a generar la circulación del conocimiento, tanto formal como informal, considerado de suma importancia para el desarrollo eficiente de los procesos de innovación. Un factor clave para el desarrollo es la formación de redes (networking), que surgen de la interacción entre los distintos niveles de gobierno, las entidades empresariales, fundaciones y organizaciones no gubernamentales. Es así como el enfoque europeo pone el acento en el desarrollo y fortalecimiento de la participación de los distintos agentes económicos en las políticas de crecimiento. Desde los años 70, se han apreciado múltiples experiencias de «intervención» en los países desarrollados, las que fueron evolucionando desde una política centralizada en la cual el Estado concentraba el diseñ0 y la implementación de la intervención, hacia un enfoque descentralizado donde los agentes de distintos niveles de gobierno cooperaban con instituciones académicas, agentes financieros, asociaciones y cámaras empresariales y distintas fundaciones. La principal finalidad de esta nueva concepción fue crear un ambiente favorable para el desarrollo y gestación de negocios, incentivar la complementación de los agentes económicos y estimular un proceso de crecimiento autogenerado. En consecuencia, se pasa de un enfoque de política orientado desde arriba (top-down) a otro impulsado por los agentes e instituciones locales directamente involucrados en la intervención (bottom-up). Como ejemplo de este tipo de enfoque se puede nombrar el ERVET (Ente Regional para la Valorización Económica del Territorio), uno de los instrumentos de la política económica de la Región Emilia Romagna creado en 1974. Como otras instituciones europeas, el ERVET transforma la programación regional en acciones operativas, elaborando y realizando, junto con las fuerzas económicas
2 La Comisión Regional de Comercio Exterior del NEA Litoral (CRECENEA – LITORAL) fue creada el 8 de julio de 1984 por las provincias de Corrientes, Chaco, Formosa, Misiones, Entre Ríos y Santa Fe.
3 Ver Las PyMEs: Claves para un Desarrollo con Equidad, SOCMA 1998.
interesadas, proyectos innovativos de investigación y desarrollo de actividades de difusión. Para el logro de sus objetivos, el sistema ERVET realiza las siguientes actividades:
– Producción y difusión de información.
– Formación avanzada y promoción.
– Experimentación y puesta en marcha de proyectos piloto.
– Análisis e investigaciones económicas.
– Promoción de la mejora de calidad.
– Servicios a las empresas en el campo tecnológico, organizativo y de la gestión.
– Servicios a las empresas de asistencia al comercio exterior.
– Servicios a las empresas en el campo de la innovación financiera.
El sistema ERVET está compuesto de una unidad central y de ocho estructuras especializadas en distintos sectores, denominadas Centros de Servicios, en donde participan más de 1.000 empresas de la región. Este sistema es complementado con más de veinticinco Centros Empresariales provistos por el sector privado.
Asimismo, estos cambios se reflejan también en el concepto de competitividad. Surge la concepción de «competitividad sistémica», donde adquieren especial relevancia el ambiente en que se desarrollan los negocios, el grado de cohesión social, las relaciones entre las empresas y las distintas instituciones de la sociedad, el rol del Estado y la existencia de externalidades y sinergias dentro del funcionamiento público y privado, entre otros. Hay que tener en cuenta que toda empresa, pequeña o de gran tamaño, se interrelaciona con un conjunto amplio de entidades del sistema productivo, por esta razón lograr los menores costos y la mayor eficiencia de cada una de sus vinculaciones (sector público, honorarios profesionales, costos de energía, costos de transporte, etc.) contribuye notablemente al aumento de su productividad.
2.3. LAS REGIONES EN ARGENTINA
América Latina ha mostrado grandes desequilibrios regionales a lo largo de su historia. En gran parte, los mismos son la consecuencia de una larga tradición de gobiernos centralizados que, según algunos observadores, se remontan a la época colonial, como legado del control autocrático que practicaba España. Asimismo, responde a raíces culturales y económicas que aún perduran, a partir de las profundas desigualdades en las relaciones sociales, la alta concentración de la propiedad de la tierra, el bajo nivel de educación prevaleciente y un grado considerable de marginación4.
Durante el siglo XIX, en la mayoría de los países de la región, la centralización fue una condición vital para consolidar el Estado nación frente a las guerras civiles abiertas por las rivalidades políticas entre los caudillos. Más recientemente, fue con frecuencia el resultado de la implementación de políticas económicas destinadas a enfrentar los desequilibrios macroeconómicos, especialmente fiscales, observados en los distintos niveles de gobierno.
Argentina ha sido uno de los países más descentralizados de América Latina, en términos de la proporción del total de gastos públicos (provinciales/totales). A su vez, la estructura federal de nuestro país, cuando no se interrumpió el funcionamiento de las instituciones, permitió que las provincias eligieran sus gobernadores y su poder legislativo, funcionando como una democracia pluripartidista durante una buena parte de su historia.
4 Ver Más allá del centro. La descentralización del Estado. Banco Mundial, 1999.
El régimen de coparticipación, aún con sus grandes distorsiones, ha transferido durante las últimas décadas gran cantidad de recursos fiscales hacia los gobiernos de las provincias más pobres. Sin embargo, las diferencias de ingresos per cápita regionales registradas en los últimos cincuenta años se mantuvieron, y la concentración de recursos se agudizó, conduciendo a los grandes desequilibrios actuales. Esta situación tiene sus raíces históricas más recientes en el desarrollo económico de la pampa húmeda durante la segunda mitad del siglo XIX, cuando se inició un proceso de concentración de recursos, actividades y decisiones alrededor de la ciudad de Buenos Aires. Gran parte de la geografía del territorio argentino se estructuró de acuerdo a las necesidades de la economía agroexportadora, manteniéndose sin cambios importantes durante la vigencia del esquema de sustitución de importaciones.
La infraestructura física del país, la organización de las instituciones económicas, sociales y políticas, los principales mecanismos de decisión públicos y privados y la asignación regional de los recursos se orientaron hacia Buenos Aires y su zona de influencia, sin que existiera una región económica alternativa con identidad propia y fuerza suficiente como para atenuar ese desequilibrio.
A partir de la década del noventa, acompañando a la apertura económica, el interior del país comienza a avizorar un nuevo horizonte. La excesiva concentración urbana del Gran Buenos Aires produjo ciertas deseconomías de aglomeración, alentando algunas radicaciones hacia el interior. Simultáneamente, las reformas económicas y el avance de la tecnología en las comunicaciones e informática permiten soslayar procedimientos administrativos, gestiones de negocios y operaciones de diversos tipos que habitualmente se realizaban en la capital del país.
El aumento de las exportaciones originadas en el interior señala un cambio en la dirección de las transacciones con el exterior, abriendo oportunidades para una nueva geografía económica en el país. Por otra parte, comienza a aparecer un significativo interés por parte de los analistas e inversores extranjeros en identificar una región distinta a la dominante y que sea más atractiva para algunas inversiones5.
Si bien este fenómeno ocurre por primera vez desde que el país se estructurara alrededor de la influencia de Buenos Aires, tiene antecedentes no muy lejanos en la historia de otras naciones latinoamericanas. Por ejemplo, en el caso de Brasil se observó un fenómeno similar con el crecimiento de San Pablo frente a Río de Janeiro y, más recientemente, con el empuje económico mostrado por la ciudad de Belo Horizonte y su zona de influencia. También ocurrió en México en el caso de la ciudad de
Monterrey y el Estado de Nuevo León, los que se transformaron en una interesante alternativa para los inversores, que hoy compite con el Distrito Federal. Parece difícil que nuestro país pueda sustraerse a esa tendencia, razón por la cual es necesario identificar y definir la región con mayores posibilidades para competir y complementarse con la que lideró el desarrollo económico argentino durante el último siglo y medio.
2.3.1. CARACTERIZACION REGIONAL
Definir las principales regiones que conforman el territorio nacional con el propósito de generar un desarrollo integral más equilibrado que el actual, requiere considerar territorios de significativa extensión geográfica cuyas economías puedan ser comparadas con la gran concentración alrededor de la ciudad de Buenos Aires. Por este motivo, y bajo criterios de cercanía geográfica y homogeneidad de la estructura productiva, se ordenara al territorio nacional en cinco regiones, las que se conforman de la siguiente manera:
5 Ver Jorge O. Mariscal, «The other Argentina, beyond Buenos Aires», Latin América Research, Goldman Sachs, 5 de Mayo 1997.
a) Buenos Aires: Capital Federal, 19 partidos del Gran Buenos Aires y el resto de la provincia de Buenos Aires.
b) Región Centro: Córdoba, Entre Ríos y Santa Fe.
c) Región Cuyana: Mendoza, San Juan y San Luis.
d) Región Norte: Catamarca, Corrientes, Chaco, Formosa, Jujuy, La Rioja, Misiones, Salta, Santiago del Estero y Tucumán.
e) Región Sur: Chubut, La Pampa, Neuquén, Río Negro, Santa Cruz y Tierra del Fuego e Islas del Atlántico Sur.
En el cuadro 2.1 que se expone a continuación se observa que, si bien Buenos Aires posee menor superficie territorial que las otras regiones analizadas, el Producto Bruto Geográfico (PBG) que genera es más del triple que el de la Región Centro y cinco veces mayor que el de todo el norte argentino6. El PBG per cápita de Buenos Aires supera en un 37% al de la Región Centro y es más del doble del correspondiente a la Región Norte. En la Región Sur las políticas de promoción de la actividad económica, el mayor gasto público en relación a otras regiones y la gran abundancia de recursos naturales junto a un territorio poco poblado, permiten alcanzar un nivel de PBG per cápita similar al de Buenos Aires, pero con una capacidad adquisitiva promedio menor, debido a que los precios finales son más altos en la mayoría de los bienes y servicios disponibles.
6 Es probable que en el cómputo del PBG de Buenos Aires se compute parte de Ia actividad generada por empresas que tienen sus operaciones en el interior pero que Ia declaran en Ia casa central ubicada en Ia Capital Federal. Aún así, la diferencia de Buenos Aires con las otras regiones es tan significativa que no invalida las conclusiones que se expresan en el trabajo.
Pensar en reducir las enormes diferencias observadas entre las regiones Centro, Cuyo y Norte con respecto a Buenos Aires, significa comprometerse a implementar políticas regionales y sectoriales específicas, muy focalizadas en áreas rezagadas. En este sentido, resulta necesaria la identificación de microregiones dentro del territorio de la Región Centro y la elaboración de planes de desarrollo concretos para cada una de ellas. Como señala Landaburu7, la eficacia y la equidad no son fenómenos o metas contrapuestas. La eficacia se refiere al aumento de la dotación de tecnología, innovación empresarial, calidad de la gestión, acceso a la información estratégica de mercado, cooperación empresarial y apertura exterior. En cambio, la equidad hace referencia a la promoción del empleo productivo, de forma que el aumento de la riqueza se difunda y distribuya entre todos los estratos sociales. Por todo ello la Región Centro deberá asumir el reto de generar un área de desarrollo equitativa y sostenible en el tiempo.
2.3.2. INDICADORES ESTADÍSTICOS GENERALES
En base a los principales indicadores estadísticos seleccionados, es posible esbozar el perfil general de la Región Centro. En este sentido, se advierte la importancia del sector agropecuario dentro de la región, al tiempo que se destaca su capacidad exportadora. Durante 1999 la región exportó U$S 7.137 millones, lo que representa un 31,8% de las exportaciones nacionales. Sin embargo, el mayor protagonismo se advierte en el rubro Manufacturas de Origen Agropecuario (MOA), que participa con el 53,2% del total nacional, como consecuencia de las características del sistema productivo y de transpone de la región. De esta forma, el Coeficiente de Apertura de la Región Centro (14,2%) duplica al nacional (7,2%). Con más de 65 mil empresas de servicios, la Región Centro posee el 21,5% de la oferta nacional.
7 Ver «Políticas regionales en un contexto de integración: la experiencia europea». Eneko Landaburu.
Los comercios minoristas y mayoristas suman más de 113.000 en la Región Centro, lo cual representa un 22,14% del total nacional. Porcentajes similares se dan para empresas industriales y de servicios.
2.4. COMPARACIONES REGIONALES
El cuadro 2.3 exhibe los indicadores socioeconómicos de la Región Centro y de Lombardía, región italiana compuesta por 11 provincias. Como se observa, la superficie de la región argentina es más de 15 veces superior a la de Lombardía. Si bien la población total de ambas áreas es muy similar, los parámetros económicos evidencian una realidad más favorable para la región industrial del norte de Italia. Mientras que el PBG per cápita de la Región Centro apenas supera los U$S 7.000, el producto per cápita de la región de Italia alcanza los U$S 25.6008. Asimismo, los montos exportados por esta última son ocho veces superiores a los de la Región Centro.
Ambas regiones generan una proporción similar del PBI nacional, sin embargo el valor del producto de Lombardía es casi cinco veces superior al de la Región Centro. En relación a la estructura económica, hay que mencionar que en la Región Centro el sector primario adquiere mayor relevancia, representando el 16% de su PBG, al tiempo que dicha actividad sólo participa con el 1,9% del producto de Lombardía. Un indicador donde la Región Centro supera a su par italiana es el porcentaje de estudiantes universitarios respecto del total nacional, el que se ubica en torno al 23,33% en el caso de la primera contra un 14,9% en la región italiana. Por último, en el cuadro 2.4 se reseña un conjunto de características de otras regiones económicas en forma comparativa a la Región Centro.
8 Ambos ajustados por la paridad del poder de compra (ppp). Fuente World Bank: Developement Indicators, 1998.
La región canadiense de Québec constituye un ejemplo digno de mención. A través de los tratados FTA Y NAFTA, ésta se asegura la llegada a un mercado de 393 millones de personas. Cuenta con una infraestructura de servicios orientada a la exportación de prestigio internacional. Es una de las regiones más industrializadas del mundo y está a la vanguardia en el uso de tecnología avanzada en los sistemas de producción. Su mano de obra es altamente calificada gracias a uno de los sistemas educativos más avanzados del mundo. Por otra parte, posee fuertes incentivos fiscales para la investigación y el desarrollo. Se posiciona como líder internacional en tecnología aeroespacial, productos biofarmacéuticos, metalurgia, tecnología de información y telecomunicaciones e hidroelectricidad. Las exportaciones tecnológicas de Québec superan los U$S 4.500 millones, siendo los Estados Unidos su principal mercado (55%). Se destaca el desarrollo de los denominados Venture Capitals (Capitales de Riesgo). En el transcurso de 1998 fueron invertidos U$S 630 millones en 435 empresas de Québec9. Montreal, su metrópolis, alberga a 3 millones de habitantes y posee infraestructuras modernas para el desarrollo de los negocios, con la mayor concentración de empleos de alta tecnología per cápita de América del Norte. En materia de comercio exterior, Québec también es un ejemplo. Sus numerosas oficinas comerciales promocionan sus productos en forma coordinada, sistemática, y articulan acciones concretas de sus estados miembros. Asimismo, nutren de información respecto a las características de los mercados y consumidores de los países donde están establecidas.
9 Site oficial del gobierno de Québec.
De esta forma, se ha presentado un conjunto de iniciativas y políticas locales e internacionales en materia de regionalización. Los próximos capítulos se centran en la descripción de la estructura económica y social de la Región Centro, la caracterización de los principales clúster o cúmulos productivos y la identificación de acciones concretas de desarrollo, tanto a nivel sectorial como regional.