SECTOR AGROPECUARIO
1.7. SECTOR AGROPECUARIO
Desde la debacle económica de 2001 a esta parte, el sector agropecuario ha ido incrementando su importancia como factor expansivo de la economía. Si bien su participación dentro del Producto Bruto Interno se ha mantenido relativamente estable, el derrame hacia otras áreas, principalmente servicios, y la importancia absoluta como fuente de recursos fiscales –vías retenciones, entre otros- y de divisas –consecuencia de un modelo productivo destinado a la exportación-, hace que año tras año, una gran parte del crecimiento nacional dependa directamente de la lluvia, lo que deja en evidencia la falta de políticas de desarrollo y la fragilidad de la economía.
1.7.1. Sector Agrícola
1.7.1.1. Resultados de la Campaña 2011/12
La campaña que se terminó de cerrar en 2012 no fue auspiciosa, como sí se presumía hacia fines de 2011. El fenómeno de la Niña, el cual ya había ocurrido en el ciclo anterior, también se hizo presente en 2012 castigando los sembradíos y generando mermas significativas en los cultivos de verano, principalmente en los más relevantes para el país como son soja y maíz.
En el Gráfico 1.53 se expone la evolución de la producción agrícola –considerando girasol, maíz, soja, sorgo y trigo- para el total del país. La campaña 2011/12 se ubicó como la quinta más baja en los últimos diez años y los cultivos seleccionados alcanzaron las 81.995.284 toneladas, que se estiran hasta los 85 millones de toneladas si se toma en cuenta la cebada, de notable incremento en las dos últimas campañas. De esas 85 millones de toneladas, el 46,6% lo explicó la soja, el 24,3% el maíz, el 16% el trigo, 4,7% la cebada, 4,4% el sorgo y un 3,9% el girasol. Si se toma el promedio de los últimos cinco años, los porcentajes casi que no sufren modificación, sólo se destaca el incremento en la participación de la cebada –pasó de 2,7% a 4,7%-. El único cultivo que ha perdido peso en la producción total ha sido la soja, aquejada por la falta de agua y las altas temperaturas de la última campaña.
Si se compara la producción de la campaña 2011/12 con la campaña previa, la caída fue de 13,6%, lo que representa unas 13,5 millones de toneladas menos y si se descuenta la cebada, la caída se profundiza llegando al 15,2%, lo que hace una suma cercana a las 14,7 millones de toneladas. Al analizar la producción grano por grano, se observa que la cebada creció un 37,8% (1,1 millones de toneladas), siendo el único grano que incrementó su producción. El resto desarrolló peores performances siendo la más afectada la soja con una baja de 17,9% (8,8 millones de toneladas), luego el sorgo con una caída de 14,4% (641 mil toneladas), el trigo con una merma del 13,1% (2,1 millones de toneladas), el maíz perdiendo casi un 12% (2,8 millones de toneladas) y el girasol con un 9% menos (331 mil toneladas).
Para la provincia de Córdoba, la campaña 2011/12 fue más crítica que a nivel nacional, experimentando una caída –sin contabilizar cebada que presenta una minúscula producción en Córdoba-de 18,8%, lo que representó 3,9 millones de toneladas, para situarse en un total de 16,9 millones (ver Gráfico 1.54). Esto ocasionó que, de ostentar una participación del 35% en la campaña 2009/10, pase a explicar menos del 21%. Lo anterior es consecuencia principalmente de la pérdida de participación en el total nacional de la soja y el maíz. Para el primero de los cultivos, el último registro fue el más bajo desde la campaña 1994/95 y para el maíz desde 1998/99.
Hay que destacar también que la producción de trigo tuvo su pico en la cosecha 2007/08 cercana a los cuatro millones de toneladas, pero luego descendió, consecuencia de la intervención pública en el mercado. No obstante, en la última campaña experimentó una producción de 1,38 millones, nada despreciable si se la compara con la cosecha previa, dónde no había podido alcanzar las 230.000 toneladas. La fuerte intervención estatal ha dado lugar al surgimiento de cultivos alternativos, como se mencionó anteriormente la cebada fue uno de ellos y, dentro de Córdoba, el garbanzo ha sido una opción para reemplazar al trigo en invierno.
El 58% de la producción agrícola cordobesa está explicada porla soja y un 28% por el maíz, el trigo contribuye con un 8,2%, el sorgo con un 5,3% y el girasol con un aporte cercano a cero. Si se compara con el promedio de las últimas cinco campañas, la participación del maíz aumenta hasta el 31% en detrimento de la soja que cae hasta el 56%, valores muy parecidos a los del nivel nacional. Se debe destacar que el sorgo en el promedio de las últimas cinco campañas representaba un 3,7%, cifra inferior a la obtenida en la última cosecha.
Como resumen de la producción cordobesa, vale decir que en la últimas cinco campañas participó con casi el 25% del total, siendo en maíz dónde más ha aportado (32%), seguido por soja (27%), sorgo (23%), trigo (13,5%) y girasol (3,4%).
Igualmente no se puede dejar de mencionar la producción de maní, donde Córdoba es la principal provincia productora de Argentina y la única que concentra su industria procesadora. La producción obtenida para el último ciclo fue de 685 mil toneladas, un 2,2% por debajo de la temporada anterior, aunque segundo registro histórico.
A continuación se analizarán los factores que dieron origen a los volúmenes de producción -superficie implantada y rendimiento-. En el Gráfico 1.55 se aprecia la evolución de la superficie, la cual llegó a 30.151.287 hectáreas, récord histórico, y superó en un 1,2% el ciclo anterior. Del total, el 61,9% correspondió a la soja -18.670.937 hectáreas-, un 1,2% inferior a 2010/11, escoltado por el maíz con un 16,6% -5.000.330 hectáreas- un 9,6% por encima de la siembra previa, el trigo con un 15,4% -4,6 millones de hectáreas- un 1% superior al año previo, el sorgo participó con un 4,2%, alcanzando las 1,26 millones de toneladas, un 2,5% por encima de lo acontecido en 2010/11 y el girasol ocupó el 6,1% del total del área, lo que implicó un incremento respecto a la campaña antecesora de 5,3%.
Si se analiza el promedio de las últimas cinco campañas, la participación de la soja es del 62,6%, la del trigo del 16,2%, maíz, 14,5%, girasol 6,7% y sorgo 3,6%. Se debe agregar que la cebada alcanzó una superficie récord de 1,1 millones de hectáreas. Asimismo, es necesario aclarar que la superficie afectada por el maíz incluye aquella dedicada a la comercialización del grano como al forraje, de ahí que difiera de la anunciada por la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, que es sólo comercial.
En cuanto al trigo, las 4.628.800 hectáreas superaron por segundo año consecutivo el registro del año anterior, aunque aún es el octavo registro de menor siembra desde 1905.
Sin embargo, es importante también analizar el porcentaje de superficie cosechada del total sembrado. Para el trigo se observó un alto nivel de cosecha –en línea con la tendencia histórica- cercana al 97%, aunque generó un área menor que la previa; en cuanto al maíz y sorgo, el porcentaje estuvo próximo al 73%, por debajo de las últimas dos campañas y en concordancia con el año 2009, también de sequía, por lo que los productores en lugar de cosechar para destino comercial, lo destinan a forraje (alimento) para los animales, ocasionando que la superficie final cosechada esté por debajo que la campaña previa. En el caso de la soja, se verificó un pérdida del 6% del área implantada que no fue susceptible de cosecharse, debido a las inclemencias climáticas, lo cual situó al área cosechada de oleaginosa por debajo del ciclo previo; por último el girasol mantuvo su alto nivel de recolección permitiendo ser levantada un 98% del área sembrada. Se trató del único cultivo que presentó un área trillada superior a la previa.
En el caso de la provincia de Córdoba, Gráfico 1.56, si bien se nota un aumento -1,6% intercampaña- en las hectáreas sembradas ubicándose en 7,08 millones, esta cifra está por debajo de las dos campañas récord de producción (06/07 y 07/08) en casi 500.000 hectáreas promedio.
Se debe remarcar que el área dedicada a la soja se ha mantenido relativamente estable, apenas por encima de las 5 millones de hectáreas; el sorgo ha tenido una gran reasignación de hectáreas, incrementándose un 30,7% interanual, lo que elevó la superficie en 57.200 hectáreas y permitió alcanzar las 243.300 hectáreas; otro grano que también elevó su área fue el maíz en un 11,3% y ocupó 1.272.000 hectáreas, cifra que se encuentra entre las más elevadas de la serie. El trigo ha perdido un 5,7%, aunque se ha mantenido por encima de las 500 mil hectáreas y el girasol sigue su derrotero “minimalista” cediendo un 4,4% de superficie para ubicarse en 41.300 hectáreas. En cuanto al porcentaje total cosechado, el análisis a nivel nacional también se aplica a la provincia, aunque en el caso del sorgo, el área cosechada resultó mayor a la anterior.
Para el caso de los rendimientos, en el Gráfico 1.57 se exponen las cifras a nivel nacional de las últimas campañas, que reflejan en el último año una caída en la productividad de todos los cultivos: la soja rindió 2.281 kilogramos por hectárea frente a los 2.607 de la campaña anterior, el maíz 5.669 kg/ha muy inferior a los 6.139 kg/ha de la campaña previa, el trigo 3.136 kg/ha contra 3.485 kg/ha, el girasol 1.832 kg/ha en contraposición a los 2.107 kg/ha previos y el sorgo perdió 600 kilogramos para situarse en 4.186 kg/ha.
Estas caídas en los rendimientos, consecuencia de la sequía, la cual también ocasionó que las áreas cosechadas sean inferiores a la campaña previa a pesar de que en la mayoría de los casos las hectáreas implantadas fueron superiores, generaron el cóctel que ocasionó una merma en la producción total nacional.
El análisis para Córdoba reviste el mismo criterio (ver Gráfico 1.58): caída en los rendimientos de todos los cultivos. El más afectado fue la soja (-17,2%) que alcanzó los 2.014 kg/ha, seguido por el trigo con -16,5% (2.828 kg/ha), sorgo con -13,2% (4.460 kg/ha), maíz con -7,7% (5.954 kg/ha) y girasol con -1,7% (1.938 kg/ha).
También para la provincia la conjunción de menores rendimientos, y superficies finales cosechadas peores a las alcanzadas en la campaña previa, fueron la razón para la menor producción.
1.7.1.2. Perspectivas para la Campaña 2012/13
En relación a los cultivos de invierno, la nueva campaña comenzó con un retroceso en el área sembrada de trigo del orden del 23%, situándose en 3.560.000 hectáreas. Hasta mediados de enero, la recolección seguía avanzando y según datos de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires (BCBA), aproximadamente un 92,2% del área total sembrada ha sido cosechada. Según esta misma fuente, el nivel de producción estaría en torno a las 9,8 millones de toneladas, con un rendimiento de 2.800 kilogramos por hectárea. Si se coteja con datos provistos por el Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación, la producción esperada sería de 10,5 millones de toneladas. Esto estaría marcando una caída en el nivel de producción de casi 4 millones de toneladas, es decir, de un 26%.
Cabe notar que el stock inicial de trigo de la presente campaña según el MAGyP es de 1,6 millones de toneladas, por lo que los stocks finales esperados para este año serán muy bajos, lo que seguramente repercutirá sobre las habilitaciones (ROE verde) para exportar cereal el año entrante.
Para Córdoba el nivel de siembra según la Bolsa de Cereales de esta provincia (BCC) fue de 491.558 hectáreas. Este nivel estaría en línea con la campaña previa informada por el MAGyP, aunque según datos de la BCC la superficie afectada al trigo la campaña anterior fue de 824.035 hectáreas, por lo que la campaña actual mostraría una baja del 40%. En cuanto a la producción, ya con un 100% cosechado, se registraron 1.129.622 toneladas, que se encontrarían un 39% por debajo de lo logrado el año anterior según la BCC y un 18% según el MAGyP.
La cebada continuó con su expansión como alternativa invernal. Según la BCBA la producción habría alcanzado las 5 millones de toneladas, fruto del aumento del área utilizada de 33,1%, situándose en 1,57 millones de hectáreas.
El garbanzo ha ido creciendo en importancia, consecuencia de la búsqueda de alternativas al trigo, especialmente en la provincia de Córdoba que se ha convertido en la princi-pal provincia productora, sobrepasando a Salta, Tucumán, Jujuy, Catamarca y San Luis.
Para la campaña 2012/13, la BCC estima que el área sembrada alcanzó las 25.432 hectáreas, un 19% por encima de la campaña previa. Sin embargo, un 1,85% de incremento en el área perdida (3.908 hectáreas) a causa de las lluvias provocó que la producción se mantenga al mismo nivel que la campaña previa en 44 mil toneladas. El rendimiento se mantuvo en línea con las cifras anteriores en 2.100 kilogramos por hectárea.
Si se analizan los cultivos de verano, en este caso el maíz, la superficie implantada según la Bolsa de Cereales de Buenos Aires (BCBA) fue de 3,4 millones de hectáreas y para el MAGyP de 4,6 millones, de las cuales 850 mil tendrían destino forrajero, quedando 3,75 millones para maíz comercial. Estas cifras estarían alrededor de un 8% por debajo de lo realizado la campaña previa. La producción estimada se encuentra entre las 25-28 millones de toneladas. Según la visión del IIE, es más probable que se coloque cerca del límite inferior.
En el caso de Córdoba, el área sembrada es de 1.698.539 hectáreas, un 6,34% por debajo de la campaña previa según informa la BCC y según una estimación preliminar del (IIE) la producción podría estar en torno a las 8 millones de toneladas, de continuar con las condiciones actuales.
A punto de culminar la siembra de soja, el área estimada por el MAGyP fue de 19,35 millones (un 3% por encima del valor previo), lo cual lo distancia en 350 mil hectáreas por debajo de las informadas por la BCBA. Frente a esta situación, la producción esperada se halla cercana a las 54 millones de toneladas, lo cual da un rendimiento de 2.830 kilogramos por hectáreas96, lo que resulta asequible.
Para Córdoba la BCC estima un área de 4,838 millones de hectáreas, un 7,12% por encima de sus registros del año previo. Este nivel de siembra bajo las condiciones actuales permite proyectar una producción de alrededor de 14 millones de toneladas, según el IIE.
La BCBA proyecta 3,2 millones de toneladas producidas de girasol con un rinde de 16,2 quintales por hectárea y una superficie sembrada de 1,8 millones de hectáreas. Dentro de Córdoba, la pérdida secular del cultivo seguiría y de acuerdo a proyecciones de la BCC se sembrarían 31.128 hectáreas, un 15,3% menos que para la campaña 2011/2012. Según estimaciones del IIE, la producción estaría entre 50-60 mil toneladas.
En cuanto al sorgo, el MAGyP estima que se han de sembrar 1,2 millones de hectáreas, un 3,8% por debajo de la cifra del ciclo previo. De mantenerse las condiciones actuales, el nivel de producción de sorgo estaría en torno a las 5 millones de toneladas, cifra que, de confirmarse, sería récord97.
Para Córdoba, la BCC estima 297.261 hectáreas, un 0,33% menos que la campaña previa, lo cual, si se utiliza el mismo rendimiento que a nivel nacional, daría una producción de 1,2 millones de toneladas, lograda al final de la década del ’00.
Por último, en cuanto al maní, el MAGyP estima que se sembrarán 321.500 hectáreas en la provincia de Córdoba (un incremento del 5% respecto a la campaña anterior), mientras que la BCC espera 360.424 hectáreas, lo que representa un 7,1% por encima de lo que mostraron sus datos el año precedente. Este alto nivel de siembra permite inferir una buena producción, que seguramente se localizaría cercana a las 800 mil toneladas.
1.7.1.3. Evolución de precios
Si se ingresa específicamente al comportamiento de precios, hay en términos generales, como señala Krugman (2008), dos fuerzas motoras.
96 Luego de descontar una porción del área que históricamente no se cosecha por problemas climáticos.
97 Se estima un rendimiento de 5.000 kg/ha y un nivel cosechado de 82%.
Por un lado se hallan los fundamentales que están asociados a los factores que afectan directamente la oferta y demanda. Como uno de los principales elementos se destaca un ingreso mundial que está creciendo a una velocidad elevada provocando presiones sobre la oferta de commodities. Los actores clave de este proceso se pueden resumir en China e India, quienes vienen incrementando la calidad de vida de su población y, dado que poseen una alta elasticidad ingreso debido a las razones resumidas en la Ley de Engel (Bastourre et. al., 2010), demandan cada vez más commodities.
Dentro de este espectro, el precio del dólar, moneda en la cual se hallan nominados los contratos, también juega un rol relevante. Es por ello que una debilitación de la moneda, es decir, una depreciación con el consecuente aumento de su cotización, impulsa el valor de los commodities y viceversa98.
Además, el mantenimiento en niveles bajos de las tasas de referencia por parte de la FED99 y el exceso de liquidez internacional han sido elementos centrales, ya que suman presiones alcistas en los mercados de bienes con precios flexibles como es el caso de los commodities (Frankel, 2006). Por último, a partir de 2006 el impulso legal concedido por el gobierno de EE.UU. a los biocombustibles provocó un sostén en la demanda de granos y una relación de sustitución entre el petróleo y los biocombustibles que se trasladó a los precios.
Por otro lado se halla la especulación como variable causante de las variaciones de las cotizaciones de los productos básicos. Se destaca aquí la relevancia del fenómeno conocido como “financiación de los commodities” por el cual una serie de actores no convencionales como bancos de inversión, fondos de riesgo (hedge funds) y fondos mutuos han invertido fuertemente en instrumentos vinculados a commodities. Sin embargo, existe mucha discusión en torno a los efectos que causan los especuladores en el precio de los commodities. El FMI (2006) concluye que existe poca evidencia para apoyar la hipótesis de que la actividad especuladora (medida a través de las posiciones netas de los agentes no comerciales de la Commodity Futures Trading Commodities Future -CFTC-) afecte las cotizaciones, tanto en el corto como en el largo plazo. Sin embargo, sí detectan que las posiciones especulativas acompañan los movimientos de precios, lo cual es consistente con la afirmación de que los especuladores juegan un rol relevante en proveer liquidez a los mercados y pueden beneficiarse del movimiento de precios, pero no verifican una influencia causal sistemática en los precios.
Bastourre et. al. (2010) sostienen que el impacto de la financiación y la actividad especulativa se refleja en la dinámica de los precios de corto plazo pero no en el equilibrio de largo plazo.
Además, Pindyck y Rotemberg (1987) confirman la existencia de un fenómeno por el cual los commodities presentan una tendencia a moverse de manera conjunta (co-movimiento). Atribuyen este hecho al “comportamiento de manada” que sucede en los mercados financieros, dado que sus participantes suponen que los commodities tienden a moverse juntos, es decir, reaccionan en grupos por factores no económicos. Los autores afirman que, como activos almacenables, los commodities se ven afectados por las expectativas.
Si se analiza el precio FOB Puertos Argentinos (ver Gráfico 1.59) de los tres principales granos, como son maíz, soja y trigo, se aprecia cómo se incrementan desde fines de 2003, aunque no se debe soslayar la caída hacia fines del 2008 por la crisis internacional, que se extendió durante todo 2009 y retomó la senda del crecimiento en 2010 gracias a los fuertes fundamentals del mercado. La importante alza de los precios a nivel internacional responde especialmente a las presiones de demanda que se generan a partir del mayor uso de granos para consumo final o alimentación del ganado, consecuencia de las nuevas necesidades que surgen en países emergentes como China e India, fruto de mejoras en los ingresos per cápita de su población, la cual representa el 35% del total mundial.
98 Ridler y Yandle (1972) a través del análisis de estática comparativa demuestra que una revaluación del tipo de cambio real debería generar una caída de los precios de los commodities en dólares. Dornbusch (1985) desarrolla un modelo simple de oferta y demanda con dos países donde obtiene el mismo resultado.
99 La tasa de interés puede afectar tanto la producción como la demanda de commodities, al tener injerencia en la actividad económica, y por lo tanto, en los precios actuales. Por ejemplo: un aumento de la tasa de interés incentiva la extracción (o producción), desincentiva la acumulación de stocks y favorece el desarme de posiciones de commodities hacia títulos del tesoro; estas consecuencias producen una baja en el precio spot.
Por otro lado, la demanda de productos agrícolas también cobra impulso por su utilización para la producción de biocombustibles (teniendo este uso como referente a los Estados Unidos). Asimismo, la gran liquidez que comenzó a existir en el mercado mundial, sumado a las tasas de interés en baja, sirvieron de soporte para el despegue de los precios.
El año 2012 estuvo signado por la gran sequía que se desarrolló en EE.UU, la cual fue la más grave en 56 años. Este fenómeno empujó los precios de los granos hasta niveles récords hacia mediados de año, contrarrestando lo que ocurrió con otros commodities, pero luego, hacia fin de año, la mejora en las perspectivas de la cosecha sudamericana y norteamericana pesaron a la baja. Es así como en el año que pasó el precio promedio de la soja creció interanualmente un 11,1% alcanzando un máximo histórico en el mes de septiembre de 653 dólares la tonelada; el del maíz decreció un 5,7% teniendo como precio máximo mensual el correspondiente a agosto de 296 dólares la tonelada. Para ambos granos, el precio de enero siguió perdiendo terreno. En cuanto al trigo, el cereal experimentó una baja de 4,4%, pero recuperó terreno hacia finales de año dado que en diciembre se llegó al precio máximo de 353 dólares y en enero es aún superior (364 dólares). Un grano que no está graficado, pero que es de relevancia para Córdoba es el maní, el cual si se considera el precio del tipo confitería, tuvo una expansión interanual de 20,1%, con un precio récord histórico de 1.618 dólares.
También se podría ver cuál ha sido el comportamiento en 2012, acumulando las variaciones mensuales desde enero. En el caso del trigo se logró una mejora acumulada del 48,5%, dado que arrancó el año muy bajo y experimentó una tendencia alcista; el maíz comenzó el año en baja, hasta que empezó a hacer mella la sequía norteamericana a mediados de año que dio nuevo impulso a los precios y le permitió cumular un crecimiento del 20,6%, aunque desde los últimos meses de 2012 el derrotero es bajista; la soja siguió un sendero similar al maíz y obtuvo una elevación del 12,9% en 2012.
En el Gráfico 1.60 se muestran los precios internos (representados por los precios en dólares de la Cámara Arbitral de Rosario) que ya son precios FAS100. Lógicamente, muestran un comportamiento similar al de los FOB, pero en un nivel más bajo, afectados por las re-tenciones. Es importante destacar la falta de cotización para trigo y maíz en muchos meses desde 2010 a esta parte. En el caso del trigo, sólo para marzo de 2012 se obtuvo un precio y para el maíz sólo en el 53% de los meses hubo cotización. Esto no hace más que confirmar la falta de transparencia en dos mercados, lo que no debería suceder. En ellos se otorga a los compradores internos (principalmente industrializadores, pero también exportadores) una renta sin mediar ningún esfuerzo ni riesgo más allá que el de la demanda del bien. En el gráfico se sustituyeron los datos vacíos con los precios promedio disponibles para esos meses que brinda el Mercado a Término de Buenos Aires (MATBA)101.
100 Free aside ship=libre al costado del barco.
En 2012, el trigo ha sido el cereal que más ha acumulado incrementos en su precio que alcanzó un crecimiento del 72%, en segundo lugar se encuentra la soja, que creció un 38%, luego el maíz en un 28%, el girasol con un 23% y el sorgo con un 10,2%. Los movimientos de las sendas fueron iguales a los acontecidos con los precios FOB. En la comparación interanual, la soja también está a la vanguardia, con un alza del 15,7%, logrando un récord en septiembre con US$429 la tonelada, luego le sigue el trigo con un 11,1% con récord en septiembre de US$240; el maíz permaneció casi constante y el girasol cedió un 0,8% y el sorgo un 4,9%. La mejora del precio interno del maíz y del trigo, en contraposición al FOB que cayó, se debe a que las distorsiones dentro de esos mercados fueron en parte menores que el año previo.
Esta intromisión en el mercado se puede observar a través del diferencial de precios entre el mercado doméstico y el internacional, que se expone en el Gráfico 1.61. En el mismo se compara los contratos de mayo, abril y septiembre de 2013 para soja, maíz y trigo, respectivamente. Lo primero que debe aclararse es que esa diferencia debería estar en torno al 35%, 20% y 23% para esos granos, debido a que son sus alícuotas de retenciones. Primeramente se comprueba que la más estable es la de la soja, moviéndose en un intervalo del 35% al 40%. Generalmente suele estar por debajo de esos valores porque el precio interno está definido por la capacidad de pago de la industria, la cual exporta productos procesados (aceite, harinas) que tienen una “retención” de 32%, frente al 35% de los granos, brindándole un apalancamiento financiero para poder adquirir soja, es decir, compran la materia prima a un 35% menos, pero luego venden la mercadería con un 32% menos. En cuanto al maíz y el trigo, es una buena noticia que los valores hayan ido mermando. En maíz, si bien su comportamiento fue errático, moviéndose en un rango de 24%-37%, la mayor cantidad de días estuvo en torno al 30%, cuando el año pasado se observaban valores que hasta superaban el 40%. Por el lado del trigo, la caída histórica en la producción ha achicado los stocks por lo que aumentó la competencia para disponer del cereal.
101 Si bien no es técnicamente correcto, permite tener una imagen aceptable de la realidad. Los precios disponibles son aquellos que se utilizan en los contratos a término.
Pero se debe aclarar que también la medida gubernamental que ayudó, fue la de otorgar cupos (ROEs) de exportación por mayor cantidad de toneladas y previos a la siembra de estos dos últimos cultivos. Además, se cambió el esquema de entrega de cupones, dado que hasta agosto la distribución se hacía según la participación histórica de los exportadores, pero a partir de septiembre los exportadores compiten por esa participación, lo cual a priori parece haber incentivado el achicamiento de las brechas.
Por último, la capacidad de compra frente a otros bienes para trigo, soja, maíz y sorgo es igual o incluso inferior a la que presentaron en la década del ’90, si uno analiza los precios deflactados por el índice de precios al consumidor. Otra manera más directa y comprensible de apreciar este concepto es analizando la cantidad de quintales de granos necesarios para adquirir un tractor de 100 HP. Por ejemplo, en diciembre de 2001 se necesitaban 3.084 quintales de trigo, luego en julio de 2008 eran 1.794 quintales, en febrero de 2012 eran necesarios 3.575 quintales, aunque luego cayó en junio, agosto de ese año y enero de 2013 -fruto del incremento de los precios- a 3.038 y 2.785 y 2.389 quintales, respectivamente. Para maíz, en diciembre de 2001 se debían entregar 3.847 quintales, en julio de 2008, 2.414, en febrero de 2012, 2.886, en junio de 2012 3.219, agosto de ese año 3.086 y enero de 2013 2.658. En soja, eran 1.955, 1.332, 1.581, 1.472, 1.315, y 1.389 quintales, para las fechas respectivas.
1.7.1.3.1. Perspectivas de precios
Como se comentó anteriormente, en el año 2012 se marcó un récord para el precio de la soja y también se experimentaron buenos precios para maíz y trigo. Debido a esto, es indispensable analizar cuáles son los escenarios para el 2013 que acaba de arrancar.
Primeramente se debe dejar en claro que el IIE se apega a la teoría de un co-movimiento de los commodities, como queda en evidencia en el Gráfico 1.60. A partir de esta aclaración, se plantearán escenarios de comportamiento de precios.
En el Balance de la Economía 2011, esto se decía sobre los precios esperados: “Para el próximo año las perspectivas de precios parecen ubicarse en un buen umbral, dado los escasos stocks mundiales y la baja tasa de interés que propicia la inversión en diferentes colocaciones, como son los commodities. Esto si se supone un contexto internacional similar al que se vivió en 2011; en caso de que el mundo no crezca, con una probabilidad de ocurrencia baja, el precio tendería a caer a los niveles de 2009; y si el crecimiento es mayor los fundamentales si pueden llevar los precios a los que primaron al comienzo de 2011”. Finalmente el factor que irrumpió sobremanera, alterando el escenario fue la seca norteamericana, que originó la expansión mencionada.
Entonces, un primer punto a tener en cuenta es el climático, con la salvedad de que la mala campaña norteamericana dejó a ese país muy sensible en lo que a stock se refiere, tal como se aprecia en el Gráfico 1.62 en el cual se muestra la relación stock/consumo para EE.UU. Es así como en maíz se espera una relación de 5,3%, contra un 12% del mundo, siendo ambas las más bajas de la serie. Para la soja un 4,4% para EE.UU. y 16% para el mundo, siendo débiles pero no a mínimos históricos y en el trigo 29,5% y 21,7%, respectivamente.
Posteriormente hay que analizar el crecimiento mundial, dado que una recesión como la ocurrida en 2009 debilitaría los precios por la retracción en la demanda. Sin embargo, siguiendo a las principales instituciones mundiales en lo que a economía se refiere (Fondo Monetario Internacional y Banco Mundial), las proyecciones son de crecimiento para 2013, por lo que se esperaría una demanda sostenida que daría sostén a los precios.
Otro aspecto crucial es la política monetaria mundial. Según anuncios de la Reserva Federal de EE.UU., planean mantener la tasa de interés de referencia en niveles cercanos a cero hasta fines de 2015. Esto es un buen dato para las inversiones en commodities dado que de acuerdo a Frankel (2006) el bajo nivel de la tasa de interés real impulsa a los precios al alza de tres maneras: i) reduciendo el incentivo a producir en el presente respecto al futuro; ii) aumentando el deseo de las empresas a mantener inventarios y iii) alentando a los especuladores a ingresar a los contratos de commodities. Dentro de este campo, la política cambiaria que siga EE.UU frente a Europa también impactará en los movimientos, provocando un alza en el precio, una depreciación del dólar frente al euro, y viceversa.
Básicamente analizando el comportamiento de estas cuatro variables: clima, crecimieto mundial, tipo de cambio y tasa de interés, se podría inferir los posibles escenarios de precios para 2013.
El escenario más probable comprende una tasa de interés que seguirá a niveles bajos porque no se avizoran mejoras en la situación económica mundial; la tasa de crecimiento del mundo se estima por encima del 3%, motorizada por los países emergentes como ha sido en los últimos años; en cuanto al clima, los actuales pronósticos son optimistas, estimando cosechas récords en América del Sur y buenos niveles en EE.UU; y en cuanto al tipo de cambio, también de difícil proyección, probablemente siga un camino similar al de 2012 moviéndose en torno a 1,30-1,35 US$/euro.
Este combo es lo que hoy aparece más probable y sobre lo que se están fundamentando los precios de los mercados de futuros, que de cumplirse tendría una tónica bajista. Sin embargo, el punto es hasta donde, porque como se comentó, los stocks están deteriorados. Entonces mirando las pizarras del Chicago Board of Trade, y descontando los gastos de almacenamiento y transporte, es de suponer que en soja los valores oscilen con un valor medio entre 490-510 dólares la tonelada, quedando las desviaciones -hacia arriba o abajo- dependiendo principalmente de cómo evolucione la oferta de granos y las demás variables consideradas. Para el maíz se espera que varíe alrededor de los 250 dólares la tonelada y el trigo en 290 dólares.
Estos valores presentados son guías basadas en las variables descriptas y trabajando con los contratos a futuro, por lo que deben ser seguidos de cerca por cualquier modificación que altere los supuestos. El objetivo fundamental es destacar que la tendencia para 2013 es bajista según las actuales condiciones, aunque con valores para nada despreciables y que se hallan dentro de los más altos de la historia. Sin embargo, si la cosecha sudamericana no responde dentro de lo establecido, existirán presiones a que los precios se mantengan en los niveles actuales de entre diez y quince dólares por encima de los estimados o, dependiente de la gravedad y de la respuesta norteamericana, podrían acontecer aumentos mayores.
1.7.1.4. Valor de la producción
En este apartado se cuantifica el valor de la producción para Argentina y Córdoba. Se consideran los cinco cultivos mencionados previamente: girasol, maíz, soja, sorgo y trigo, y los precios utilizados son los que corresponden al período de cosecha.
Los valores de la producción que se pueden obtener a nivel nacional y provincial se muestran en el Cuadro 1.1. Cabo aclarar que se calcularon dos montos, uno a partir de los precios FOB102 que representaría la riqueza total que ingresa al país y otro utilizando precios FAS103 que se aproximaría al agregado total que reciben los productores.
Luego de la mala campaña debido a la falta de lluvias, las buenas proyecciones de producción, con precios sostenidos, hacen que para 2013 se espere un buen aporte del sector agrícola. Si se considera los ingresos totales que generaría el agro, la suma ascendería a US$41.307 millones, un 27,6% (US$8.943 millones) por encima de la campaña que pasó. Lógicamente el cultivo que más aportaría sería la soja con un 67,3%, seguido por el maíz con un 17,4%, en tercer lugar el trigo con un 8,6%, y finalmente el girasol y el sorgo aportando entre ambos un 6,6%.
Para Córdoba la ecuación está más concentrada en soja y maíz: 71,5% y 22%, respectivamente, es decir, un 93% del total lo aportan estos dos granos.
102 FOB= Free on board, significa el precio por poner la mercadería arriba del barco y los demás costos quedan a cargo del comprador.
103 FAS=Free alongside ship, significa poner la mercadería al lado del barco y se obtiene a partir de descontar al FOB los gastos de carga del puerto y los derechos de exportación. En este ejemplo, sólo se descontaron los derechos de exportación.
1.7.1.5. Exportaciones y retenciones
Cabe también recalcar el aporte que hace el sector, tanto al soporte de las cuentas ex-ternas, a través de la generación de divisas, como -vía recaudación de retenciones entre otros tributos- a la caja fiscal de la Nación y a partir del Fondo Federal Solidario, a la caja fiscal de las provincias.
En el Cuadro 1.2 se exponen las exportaciones, medidas en toneladas y en miles de dólares FOB, para los primeros nueve meses de 2012 y 2011, meses hasta los cuales se disponía de información a la fecha de realización del capítulo. Se aprecia como las exportaciones en toneladas de trigo se incrementaron un 50%, influidas principalmente por la mayor flexibilidad gubernamental para exportar, dado que el nivel de producción fue inferior al del año previo; en el caso del maíz el alza fue del 5,2% pero afectado de igual manera que el trigo.
El sorgo, fruto de su mayor volumen de cosecha experimentó una suba del 22%. El girasol también mostró un perfil más exportador –en un 18%-, aunque su mercado no se encuentra intervenido, y su producción cedió, por lo que la razón puede encontrarse en adelantos de exportaciones en el año 2012 o mayor demanda que fue cubierta con stock; uno u otro motivo podrá ser avalado con los datos finales. En cuanto a la soja y sus derivados, consecuencia de la abrupta caída en su producción, vieron mermada sus exportaciones. El grano cayó casi un 38%, mientras que el aceite lo hizo en un 17% y los pellets en un 12%.
También a partir del mismo cuadro se puede extraer el comportamiento de los precios promedio de exportación, realizando el cociente entre los montos y las cantidades. Por ejemplo, en el caso del trigo, el valor promedio de la tonelada exportada para 2011 fue de US$302 frente a US$253 de 2012, lo cual contrarresta el efecto del mayor volumen exportado. Para maíz los valores obtenidos fueron US$284 contra US$267, produciéndose el mismo efecto que en trigo. En sorgo se da el mismo comportamiento con cotizaciones de US$224 y US$196; en girasol también el incremento en las exportaciones fue atemperado por los menores precios (US$1.272 en 2011 contra US$1.257 en 2012) al igual que en aceite de soja (US$1.181 contra US$1.147). Todas estas relaciones de precios coinciden con la tendencia mostrada por los precios promedios mostrada en 1.7.1.3.
Sin embargo, llama la atención el caso del grano de soja, porque su precio promedio de 2012 en relación a 2011 fue un 11% superior, aunque luego en las exportaciones el mismo fue un 9% más bajo, mientras que el maíz y el trigo mostraron precios promedios anuales inferiores, al igual que lo apreciado en lo exportado. Esto se debió a que en la época de cosecha de Argentina, que es donde se da el grueso de la venta, los valores fueron de los más bajos del año, casi en coincidencia con los más altos de 2011, que ocurrieron en la fecha de cosecha de Argentina aproximadamente. En referencia al pellet, el mismo sufrió un aumento de precio de exportación de casi un 11%, lo cual le dio vigor para recuperar parte del terreno perdido a causa del menor volumen.
Si bien es muy difícil estimar los valores a fin de año, en el Cuadro 1.3 se realiza una proyección, según lo realizado en 2011, por lo que las cantidades interanuales mantienen la variación acontecida hasta el momento, pero si se producen cambios en los montos. Los precios utilizados son los promedios de los primeros nueve meses. De esta manera, el monto total exportado de trigo, maíz, sorgo, girasol, soja y derivados sería de US$25.680 millones, un 8,6% más bajo que en 2011. De ese total, un 68,1% es explicado por el complejo oleaginoso (US$17.484 millones, un 15% menos que en 2011) y en segundo lugar le sigue el maíz con un 17%. La importancia del complejo oleaginoso caería en relación al año previo, consecuencia de la menor producción de ese grano.
En los primeros nueve meses la participación de esos productos seleccionados sobre el total exportado fue del 34,4%, un punto por debajo de lo acontecido para el mismo período de 2011 donde era de 35,4% (aunque en el resultado anual fue de 33,4%). De este modo, es de esperar que en el ciclo completo de 2012 se halle en torno a estos porcentajes, lo cual realza la hipótesis inicial del gran aporte de la agroindustria a la generación de divisas.
En cuanto a Córdoba, los primeros nueve meses del año fue responsable del 19% de la exportación de pellets y harinas de soja, 25% de los porotos de soja, 18% de aceite de soja, 25% de maíz, 11,2% de trigo, 17,8% de sorgo. Se debe destacar que Córdoba concentra el 82% de la exportación de maní, seguida por La Pampa con un 13,4%, aunque tradicionalmente ha sido el 100% de la exportación propiedad de Córdoba.
Pero también se mencionó la relevancia que tiene para las arcas fiscales, en 2011 mediante retenciones sobre estos productos el Estado obtuvo aproximadamente US$5.851 millones, mientras que en 2012 fueron US$5.366 millones, un 8,3% menos, ocasionado como ya se mencionó por la caída en las exportaciones del complejo oleaginoso. El monto total recaudado en 2012 representó $24.419 millones, lo que equivale a casi 8.140 kilómetros de rutas. De ese monto el 30% se coparticipa a las provincias, es decir, $7.326 millones, mediante el Fondo Federal Solidario.
1.7.1.6. Rentabilidad
En este apartado se analizará la evolución de la rentabilidad del sector agropecuario y los factores que influyen sobre la misma. Para ello se expone la estructura de costos para los diferentes cultivos analizados, tomando en consideración los departamentos de Marcos Juárez y Unión, conocidos en la jerga como la zona núcleo.
Los Cuadros 1.13, 1.14 y 1.15 reflejan la estructura de costos para la soja, el maíz y el trigo, respectivamente. Además de la zona utilizada como referencia, se han establecido otros supuestos. En cuanto a los costos, para el maíz, la soja y el trigo104 se toman costos de insumos a septiembre de 2012; en cambio, para el precio de venta se toma el contrato de futuro de abril, mayo y enero de 2013, respectivamente. Además en los tres casos, se considera un costo de arrendamiento de 18 quintales por hectárea a valor soja.
En el cuadro previo se presentó tres rendimientos distintos: 30 qq/ha, 35 qq/ha y 40 qq/ha, considerando un precio a cosecha de 34,7US$/qq. La inversión inicial, representada a través de gastos directos (servicios de labranza, semilla más agroquímicos), significó 251US$/ha y es similar para cualquier tipo de rendimiento, dado que los productores siembran con el afán de obtener el mayor nivel de producción posible, el cual depende de las condiciones climáticas, por lo que el margen bruto obtenido fue de 550US$/ha, 683US$/ha y 817US$/ha. El rendimiento de indiferencia (que cubriría todos los costos) es de 9,4 qq/ha.
104 En función de la disponibilidad.
Se aprecia como con un rendimiento de 30 quintales por hectárea, el margen bruto con arrendamiento es negativo en US$74, mientras que en 35 se obtiene una ganancia de US$59 y con 40 qq la ganancia asciende a US$192,54, siempre por hectárea. El rendimiento de indiferencia que haría cero el margen bruto con arrendamiento sería de 32,8 quintales.
Puede suceder que, según sean las condiciones previas de liquidez del productor o la evolución del cultivo, se modifique el uso de agroquímicos, disminuyendo la fertilización o alguna pulverización en pos de disminuir los costos; pero hay que remarcar que el 57% de los gastos directos corresponden a semillas y labores, por lo que el margen teórico de reducción sería menos del 40% y si sólo se contabilizan fertilizantes sería del 25%.
En el cuadro siguiente se presentan tres rendimientos distintos para el maíz: 70 qq/ha, 80 qq/ha y 90 qq/ha, considerando un precio a cosecha de 19,1US$/qq. El total de gastos directos (servicios de labranza, semilla más agroquímicos) significó 394US$/ha, por lo que el margen bruto obtenido fue de 509US$/ha, 638US$/ha y 767US$/ha.
Pero si el campo es arrendado se le debe descontar un costo por hectárea de US$624, lo cual traduciría ese margen bruto a -114US$/ha, 14US$/ha y 143US$/ha con estos rendimientos estimados. El rendimiento de indiferencia se sitúa en 78,9 quintales. Para este cultivo, los costos de labranza y de semilla totalizan casi el 54% del total de gastos directos, por lo que la reducción de las erogaciones podría ser como máximo del 46%, lo cual es un máximo teórico porque hay agroquímicos que no pueden prescindirse. Si se considera solo la fertilización, ese porcentaje se sitúa en un 38%.
Además hay que considerar que los dos cultivos precedentes compiten por la superficie, dado que ambos son estivales. Esto lleva a comparar los costos de implantación de ambos cultivos y se concluye que la producción de maíz demanda un 57% más de inversión -US$143- que producir soja, obteniendo una rentabilidad que con las distorsiones actuales del mercado es bastante similar, lo cual explica el por qué de muchos productores a inclinarse en mayor medida hacia la soja, la cual exige un menor nivel de capital para su siembra. Además el manejo del cultivo de maíz es más complejo y sensible al clima que el de soja.
En el cuadro siguiente se presentan tres rendimientos distintos para el trigo: 35 qq/ha, 40 qq/ha y 45 qq/ha, considerando un precio a cosecha de 23,2US$/qq. El total de gastos directos (servicios de labranza, semilla más agroquímicos) significaron 275US$/ha, por lo que el margen bruto obtenido fue de 311US$/ha, 395US$/ha y 478US$/ha.
Pero si el campo es arrendado se le debe descontar un costo por hectárea de US$624, lo cual traduciría ese margen bruto a -313US$/ha, -229US$/ha y -145US$/ha con estos rendimientos estimados. El rendimiento de indiferencia se sitúa en 53,9 quintales. Esto plantea como necesidad la reducción de costos, donde la participación de labranza y de semilla totalizan casi el 43% del total de gastos directos, por lo que la reducción podría ser como máximo del 57%, lo cual como se comentó es un máximo teórico. Si se considera solo la fertilización, ese porcentaje se sitúa en un 50%; o la alternativa más común para aumentar la rentabilidad es el doble cultivo, sembrar sobre el rastrojo de trigo algún grano de verano, aunque este tipo de esquema genera un menor rendimiento físico en los últimos.
En el Cuadro 1.16 se presentan tres diferentes tamaños de establecimientos de 500, 1.000 y 1.500 hectáreas, donde se explicita el costo de estructura para cada uno de ellos.
Se introduce esta información con el afán de utilizarla para obtener el margen neto para los distintos cultivos.
El margen neto surge de restar al bruto, estos costos estructurales que debe afrontar el productor. Lógicamente impactan mucho más en pequeñas explotaciones y campos arrendados, lo cual explica la necesidad de los grandes productores de expandir su superficie.
Sin embargo, también muchas teorías hablan de que podrían generarse deseconomías de escala para determinadas cantidades de hectáreas, debido a la mayor complejidad para la coordinación de las tareas productivas y administrativas que se demandan.
En el Cuadro 1.17 se expone el margen neto para el productor de soja en campo propio y en campo arrendado. Es así como por ejemplo, un campo de 500 hectáreas propias sembradas con soja, luego de los gastos de estructura le queda un margen neto de US$239 y US$372,7 con un rendimiento de 30 y 35 qq/ha. Pero si ese campo fuese arrendado, aún con un rendimiento de 40 quintales no se podrían obtener ganancias, lo cual lo obligaría a reducir sus gastos de estructura o productivos.
En el caso del maíz –Cuadro 1.18-, el margen neto para campo propio varía desde US$198/ha hasta US$401/ha, dependiendo del rendimiento y de la superficie total. Pero en caso de ser arrendado, los resultados irían desde -US$425/ha hasta -US$93/ha.
Para el trigo –Cuadro 1.19- la situación del margen neto es la peor de los tres cultivos.
En campo propio bajo rendimiento de entre 35 y 40 quintales, los resultados obtenidos varían desde casi US$1 hasta US$158/ha. En el caso de campos arrendados la situación se agrava, llegando a -US$624,3 en el escenario de 35 quintales y 500 hectáreas.
Cabe también hacer algunas salvedades en lo que respecta a gastos de estructura. El rubro que tiene mayor incidencia es el impuesto inmobiliario, que pesa desde un 26,72% hasta un 38,07%, pero que ante dificultades financieras es uno de los gastos que los productores dejan de pagar. En segundo lugar se encuentra -en los campos más pequeñosel gasto en personal, el cual puede estar en algunas explotaciones morigerado debido a que trabaja mano de obra familiar, por lo que es importante conocer como está compuesta la plantilla de empleados. En tercer lugar aparecen los gastos varios e imprevistos, que se podría resumir en previsiones por futuras contingencias y pueden ser utilizadas frente a malas condiciones económicas. Como cuarto aspecto a considerar es el administrador y el asesoramiento técnico, que también son gastos que deberían conocerse de la empresa para poder tomar decisiones en cuanto a su accionar, dado que puede que sea la misma persona e incluso perteneciente al núcleo familiar.
Con esta explicación lo que se busca es relativizar en parte el fuerte coste fijo por hectárea aquí descripto, debido a que, como se comentó, es una variable de ajuste para cuando la situación financiera no acompaña. No sólo eso, sino que la estructura aquí planteada es reflejo de una explotación que realiza erogaciones de dinero, pero muchas de esas actividades pueden ser internas a la empresa, por lo que alivian la situación105.
Por último, en el Gráfico 1.63 se expone el MaReA (Margen de Rentabilidad Agropecuaria) que refleja la ganancia de los productores a precios de 2007, utilizando una estructura productiva similar a la de los Cuadros 1.13, 1.14 y 1.15106. Claramente se aprecia como desde mediados de 2011 la rentabilidad bruta de los productores ha ido en disminución, consecuencia de un doble efecto: incremento de costos y merma en los rendimientos; aunque gracias al incremento de los precios, se amortiguaron en parte las pérdidas.
105 Se habla de erogaciones de dinero y no de costo de oportunidad de la mano de obra familiar en la explotación.
106 No se descuentan los gastos de estructura. Los valores obtenidos, al estar deflactados, otorgan un valor en términos reales (es decir, cómo varía la cantidad de una misma canasta de bienes que puede comprar a lo largo del tiempo.
Resulta pertinente realizar algunas aclaraciones. Primeramente, los precios para trigo y maíz son los FAS teóricos sin descontarles los gastos de fobbing. La intervención mencionada sobre el mercado por parte del Estado Nacional ocasiona que los precios que realmente reciben los productores estén alejados de los que han sido utilizados en este cálculo, tal como se observa en el Gráfico 1.61.
Otro aspecto a remarcar es la alta correlación de precios y costos productivos, que es de 0,85 para soja y maíz y de 0,78 para trigo. Este razonamiento es sumamente relevante, dado que indica que hay un comportamiento cercano entre ambas variables, lo cual garantiza una rentabilidad que va a tender a ajustarse a esas variaciones de precios, siempre y cuando no se vea afectada por shocks que produzcan variaciones bruscas.
Sin embargo, también es necesario analizar cuál es el dólar real efectivo que presenta cada cultivo. Esto se debe a que, si bien los precios y muchos costos están en dólares y presentan una alta correlación, los precios están afectados por retenciones y existen otros insumos que se encuentran en pesos y que siguen aumentando. Lo anterior reduce la competitividad del sector, reflejado en una apreciación del tipo de cambio. En el Gráfico 1.64 se exponen el tipo de cambio real107 efectivo para trigo, maíz y soja; además se agrega una serie para la soja, la cual se ajusta con la evolución de los precios (soja_aj), en una forma de compensación frente a la inflación interna. El índice de precios utilizado para deflactar la serie es el índice de precios al consumidor (IPC) y se acumula desde diciembre de 2001, para mostrar la evolución real. Claramente se comprueba que para los tres cultivos está cercano a uno, es decir, lo mismo que para diciembre de 2001. Sin
embargo, si se trabaja con la serie para la soja, pero corregida por los precios, se llega a un valor superior a 2 $/US$, aún por encima del período de convertibilidad. Este indicador se convierte en relevante como herramienta para la reducción de las retenciones si las series ajustadas por precios continúan descendiendo.
107 El tipo de cambio real efectivo es aquel que surge de descontar los derechos de exportación y deflactarlo
por la inflación.
1.7.2. Sector Ganadero: bovino, porcino y aviar
1.7.2.1. Evolución del stock y precios
El ciclo ganadero presenta una duración de aproximadamente tres años, dependiendo del esquema productivo que se utilice, convirtiéndose en una inversión de mediano- largo plazo. Dentro de este marco, la conjugación de políticas sectoriales erróneas durante varios años consecutivos y condiciones climáticas adversas como las ocurridas hacia 2008/09, provocaron que gran parte de los productores ganaderos abandonen la actividad, lo que derivó en un recorte del stock bovino desde 2007 a 2012 cercano a los 11.000.000 de animales, tal como se muestra en el Cuadro 1.20.
En la comparación interanual entre 2012 y 2011, el stock total mostró una recuperación del 3,9%, incrementándose en cerca de 2 millones de cabezas, pero el comportamiento fue dispar por categoría. Por un lado, vacas, vaquillonas, terneras, terneros y toro mostraron un stock ascendente, luego de tres o más años de caída según la tipología; en cambio novillos y novillitos han perdido reservas, en el caso de novillos por sexto año consecutivo y para novillitos por tercer año.
Otra auspiciosa señal son los precios en el mercado mundial, expuestos en el Gráfico 1.65 para diferentes países seleccionados en la categoría equivalente a novillo.
Claramente la política de congelamiento de precios llevada a cabo por el gobierno generó una amplia brecha entre los precios de Argentina y los de los demás países seleccionados hasta comienzos de 2010, donde debido a la comentada pérdida de cabezas, tuvo un abrupto ajuste. En la actualidad los precios parecen estabilizarse en torno a los 3,5 dólares por kilogramo y se destaca EE.UU con casi un dólar por encima de ese registro.
Al igual que con el mercado de granos, no hay señales de bajas de precios en el horizonte inmediato, por lo que es de esperar que fluctúen en torno a los actuales niveles, aunque a nivel local está expuesto a los controles del gobierno.
En cuanto a los precios del ganado en pie para el Mercado de Liniers, el Gráfico 1.66 –izquierda- muestra su evolución en términos corrientes. Tal como se apreció en el gráfico previo, a fines de 2009 sufren un impulso fruto de la escasez de stock, manteniendo una tendencia alcista las categorías de novillitos, vaquillonas y terneros, mientas que vacas se han mantenido estables en alrededor de $6. Pero si se posa la vista sobre el gráfico localizado a la derecha, ahí se expresan los valores a pesos de diciembre de 2008, aunque deflactado por el índice de precios del consumidor. En ese caso la tendencia difiere de la expuesta anteriormente, dado que los precios máximos se alcanzan en marzo de 2011 (en el caso de la categoría vaca se localiza en noviembre de 2010) y a partir de allí siguen un camino descendente ubicándose a niveles similares a los de comienzo de 2010.
Una tendencia clara respecto a los precios relativos es el encarecimiento de la carne vacuna en relación a la carne aviar. Este hecho queda claramente reflejado en el Gráfico 1.67, donde se advierte la cantidad de kilogramos de pollo entero que pueden adquirirse por el valor de un kilogramo de asado. Así, en 2003, por cada kilogramo de asado, un consumidor argentino podía comprar en promedio casi 1,6 kilogramos de pollo entero, pero ya en el año 2012 esa relación pasó a 3; es decir, un kilogramo de asado es casi un 200% más caro que un kilogramo de pollo. Este hecho, sin dudas, actúa como una variable explicativa de la sustitución entre los diferentes tipos de carnes, como se verá más adelante.
Otra variable esencial para entender el comportamiento del consumidor argentino está relacionada con la capacidad de compra de su salario en términos de kilogramos de cada tipo de carne. Si se toman datos de la remuneración neta promedio del sistema, el encarecimiento de la carne a comienzos del 2010 llevó a que, de poder adquirir 210 kilogramos de asado, esta capacidad de compra cayese a 150 kilogramos, una merma del 29%. Sin embargo, si bien la tendencia siguió en declive hasta situarse por debajo de los 140 kilogramos, hacia el segundo trimestre de 2012, que es hasta donde se poseen datos, la relación había mejorado y retornado a un nivel superior de los 160 kilos. En el caso de la adquisición de pollo, la caída a comienzos de 2010 también se produjo, aunque menosmarcada que con el ganado bovino, pasando de 446 a 364 kilogramos, un 18% menos.
Pero sí debe notarse que la recuperación exhibida en 2012 fue más notoria para el acceso a la carne aviar, pudiendo comprar casi 530 kilos de pollo.
Este esquema de precios relativos genera una expansión del rodeo aviar, tanto con finalidad hacia huevos como hacia carne. En el caso del stock de reproductoras, que agrupa a las aves de recría y postura, en agosto existían 9,32 millones, lo que implicaba una variación interanual del 14,4%. En cuanto a la cantidad de pollitos BB con destino a carne, los datos estimados para febrero de 2013 muestran una cantidad promedio semanal de 16,85 millones de nacimientos.
1.7.2.2. Faena
La recomposición del precio del ganado bovino, consecuencia de la brusca caída de stock, llevó a que se produzca una caída en la faena anual de cabezas cercana al 30% entre 2009 y 2011. En el primero de los años, los frigoríficos argentinos registraron una faena total de 16 millones de animales, en tanto las estimaciones para 2011 arrojan valores cercanos a las 11 millones de cabezas. Sin embargo, ya en 2012 se observa un crecimiento en la faena del 5%, llegando a 11,6 millones de cabezas, un 10% por debajo del promedio de los últimos veinte años, de 12,9 millones. El valor alcanzado en 2012 es el segundo más bajo de los últimos diez años, tal como se observa en el Gráfico 1.68, aunque es una buena señal para la industria frigorífica por la incipiente recuperación.
Además, la producción de carne tuvo un avance superior al de la faena dado que se registró una tasa de variación interanual de 6,9% en 2012, alcanzando los 2,6 millones de toneladas de res con hueso, causado por un aumento en el peso promedio de los animales faenados. Así, durante el año 2009, el peso promedio, medido en toneladas de res con hueso, se ubicó en torno a los 210 kilogramos, subiendo a 211,1 kilogramos en 2010, a 220 en 2011 y 225 en 2012. Esto se encuentra vinculado a dos cuestiones fundamentales:
en primer lugar, el aumento del precio del animal en pie incentiva al ganadero a vender animales más grandes; y, en segundo lugar, las disposiciones de pesos mínimos dispuestas por el gobierno nacional hicieron elevar asimismo el peso promedio.
Por otro lado, en relación a la regionalización de la faena, se observa una importante contracción en Buenos Aires y las provincias de la Región Centro. En el quinquenio 2006-2010 la participación de la provincia de Buenos Aires fue del 54%, y la de la Región Centro del 31%, valores que permanecieron relativamente estables durante todo el período. Así, cuatro provincias argentinas (Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba y Entre Ríos) concentran el 85% de la faena nacional.
En cuanto a la faena aviar, los últimos datos publicados por el MAGyP para 2012 muestran que en los primeros diez meses del año se faenaron 611.275.946 aves –a un ritmo de 61 millones de aves por mes- , lo que implicó un aumento de un 9% en el registro del año previo. Esto produjo alrededor de 1.591.145 toneladas de carne, dando un peso final de 2,6 kilogramos por pollo. Entre Ríos es la provincia que concentra la mayor participación de faena, con casi un 45%, seguido por Buenos Aires con un 41%; es decir que entre esas dos provincias aglutinan el 86% del total; en tercer lugar aparece Córdoba con un 6,1% (lo que significa un incremento en su participación respecto al año previo del 5,2%), y en cuarto lugar se ubica Santa Fe con un 4,6%. Se debe destacar que Córdoba ha crecido interanualmente en ese período casi un 27%, siendo superada sólo por Neuquén (47,6%) y Mendoza (28,8%), pero que produce una cantidad significativamente menor.
Por parte del ganado porcino, según los últimos datos del Ministerio, en 2011 se faenaron 3.442.760 animales con una producción de carne de 301.296 toneladas de res con hueso, lo que da un peso promedio de res de 87,5 kilogramos. En el período enero-noviembre de 2012 se han faenado 3.477.201 animales, comparativamente un 11,93% superior a la cifra de 2011. La cantidad de carne producida fue de 302.500 toneladas, un 10,4% por encima de 2011, con un peso promedio de 87 kilogramos.
1.7.2.3. Consumo
El mercado cárnico argentino se ha caracterizado históricamente por un alto consumo de carne vacuna, patrón marcadamente diferente a lo que ocurre en el orden internacional.
El país ha ocupado históricamente la primera posición en términos de consumo de carne vacuna per cápita y, a la inversa de lo que ocurre a nivel internacional, la carne porcina es de las menos consumidas por la población.
A partir del Gráfico 1.69 se observa la evolución del consumo de los principales tipos de carnes: bovina, aviar y porcina. En Argentina, el consumo total de carnes se ha mantenido en las últimas dos décadas entre los 80 y los 110 kilogramos, con variaciones anuales en función de la situación económica del país (en particular, del poder de compra de la población) y los cambios en los precios relativos entre las carnes y con otros alimentos. En relación al consumo promedio por habitante en el mundo, éste se encuentra en niveles muy inferiores a los de Argentina. Así, en el año 2012, el consumo total de carnes (aviar, porcina y bovina) alcanzaba sólo 35 kilogramos por habitante por año a nivel global, correspondiendo 15 kilogramos a carne porcina, 11 a carne aviar y sólo 8 a carne bovina.
Se aprecia como el consumo de carne bovina tuvo un fuerte rezago causado por el encarecimiento relativo a partir de 2010, aunque en 2012 muestra un crecimiento positivo respecto a 2011, incrementándose en 2,4 kilos (4,2%) para coronar 59 kilogramos por habitante al año.
En el sector aviar, en veinte años, entre 1992 y 2012, el consumo de pollo en Argentina se duplicó, pasando de 18,5 kilogramos por habitante a casi 39 kilogramos por habitante.
Esto fue asimismo acompañado por el aumento en la participación de la canasta de consumo de carne, del 19% al 38% en dicho período.
Por otro lado, la carne porcina nunca tuvo una gran aceptación por parte de los argentinos. De hecho, siempre se mantuvo en una participación de entre el 6% y 9% del consumo total de carnes. Algunos estudios indican108 que ciertos factores como el desconocimiento sobre la forma de preparación, percepción sobre la insalubridad de la carne, riesgo de triquinosis, etc., hacen que el consumidor argentino no encuentre en la carne porcina un sustituto próximo de otros tipos de carne.
Por ende, en la canasta de consumo de carnes de los argentinos, la vacuna siempre ha tenido una participación promedio del 66% en las últimas dos décadas, lo que implica que dos de cada tres kilogramos de carne consumida por los argentinos corresponde a esa tipología. Para el año 2012 esos porcentajes fueron 56% bovino, 36% aviar y 8% porcina.
Cabe destacar que a nivel mundial, la composición del consumo de carnes es muy diferente. Según las estimaciones del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos
108 Bifarreti, Adrian (2008). “Encadenamiento productivo comercial en Argentina”. Instituto de Promoción de la Carne Vacuna Argentina.
(USDA), la carne porcina es la más consumida, superando en 2012 las 100 millones de toneladas. Esta representó, entre estos tres tipos de carne, el 43% del consumo. En segundo lugar en importancia se encuentra el mercado de carne aviar, con casi 80 millones de toneladas comercializadas anualmente, representando el 34% del consumo mundial.
Sí se observa un claro avance tanto en términos absolutos como en términos relativos de la industria aviar mundial, dado que en el año 1992 ésta representaba sólo el 21% del consumo de carnes. En tercer lugar, y contrariamente a lo que ocurre en Argentina, la carne vacuna es la menos consumida, con una participación cercana al 24% (año 2012).
Además, se observa una tendencia decreciente en la importancia relativa de este sector, dado que hace 20 años, en 1992, el 33% de la carne consumida mundialmente correspondía a esta variedad.
1.7.2.4. Exportaciones e importaciones
Por último en el Cuadro 1.12 se exponen las exportaciones de carne y subproductos para los once primeros meses de 2011 y 2012, para los tres tipos de ganado trabajados, incluso tomando en cuenta los países de destino. El rubro que más divisas generó fue el de carne fresca bovina, con US$574,7 millones (82.105 toneladas), vendiendo a casi US$7.000 la tonelada exportada. Esto marca un retroceso respecto a 2011 del 27,4% en volumen y del 31,4% en monto. Los principales compradores son Chile, Israel, y en un segundo pelotón, Alemania, Brasil y Rusia, siendo Brasil y Suiza los países que mejor pagan la tonelada.
El segundo rubro de mejor rendimiento son las exportaciones de carne de pollo fresca, totalizando en el período US$355 millones con la venta de 218.976 toneladas, a un precio de US$1.621 la tonelada. Estas cifras marcan un avance respecto al período anterior del 26,4% en volumen, 30,2% en monto y del 3,1% en el precio. Los principales compradores son Venezuela y Chile.
En tercer lugar aparece la Cuota Hilton, siendo desbancada por el pollo. A través de este acuerdo se lograron exportar US$303,7 millones, producto de 20.234 toneladas comercializadas a un valor promedio de US$15.012. Estos resultados son superiores a los preios, mayoritariamente por un incremento del 6% en volumen, aunque cabe recordar que la Cuota Hilton es de 27.000 toneladas, por lo que será otro año sin cumplirla. Alemania, Holanda e Italia encabezan los principales compradores.
En cuanto a derivados, se exportaron 53.624 toneladas de cueros y pieles bovinas por un monto de US$283 millones, con un valor por tonelada de US$5.295. Aunque el principal importador es China, Uruguay y Tailandia resaltan por pagar valores superiores a los US$22.000 la tonelada. Luego le siguen los subproductos aviares, los cuales han mostrado una contracción en cantidad respecto a 2011, aunque huevos y derivados, quienes aparecen en el tercer lugar de exportación de derivados, experimentó un aumento del 18,5% en el valor por tonelada.
Dentro de los productos considerados, el que menos peso tiene es el porcino. Sólo se han exportado 6.314 toneladas por un monto de US$11 millones, aunque eso representa un crecimiento del 54,1% respecto a 2011, con un mayor volumen (+28,1% y valor, +20,3%).
Por el lado de las importaciones se destaca el rubro porcino en carnes frescas y fiambres/chacinados y embutidos, lo que generó una balanza comercial negativa para el país.
En total para el período considerado de 2012 se han importado US$92 millones -22.404 toneladas-, principalmente como carne fresca (80%) de Brasil (89%). Sin embargo, la traba a las importaciones hizo efecto, provocando bajas del 45% en el volumen, aunque el precio pagado fue un 12% superior, lo cual contrarrestó el efecto cantidades. En cuanto a los fiambres, se importaron 1.137 toneladas, demandando US$6,9 millones a un precio de US$6.108 la tonelada. Este rubro también se resintió fuertemente con el control del mercado, cayendo en volumen un 65%, aunque el precio pagado fue un 75% superior.
También se importa pollo, aunque el saldo comercial es ampliamente favorable para Argentina en casi US$467 millones. El país al cual se le compra mayoritariamente es Brasil y el producto más destacado es la carne fresca con el 52%, el cual es provisto únicamente por el país vecino. Otro rubro que se destaca es el de harinas (29%) y carnes procesadas
(13%). Carnes frescas y procesadas tuvieron una disminución interanual en cantidad, pero incrementos en los valores por tonelada del 34% el primero y 77% el segundo y alcanzaron precios de US$3.285 y US$4.441 la tonelada, respectivamente. En cuanto a las harinas, se verifica un crecimiento en la cantidad (44%) y en el valor (16%), impulsando
el monto total en un 66%; el costo por tonelada es de US$807.
1.7.3. Sector Lechero
El Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación realiza una encuesta a más de veinte industrias lácteas, que en 2011 representaron aproximadamente el 65% del total de la producción argentina de leche y a partir de estos datos uno puede analizar cuál es la situación de la industria láctea.
Primeramente en el Gráfico 1.70 se puede ver la evolución de la leche recibida por las principales industrias, la cual se utiliza como variable proxy para estimar la producción total. Se aprecia una tendencia creciente desde 2006, marcando su punto máximo en 2011 y 2012; este último dato es estimado, con más de 7.500 millones de litros. Esta visión nos permite seguir la tendencia de la producción, más que los valores absolutos, por el simple hecho de que es un muestreo sobre el total del universo. Pero si se extrapola el dato para el 100% de las industrias, la producción estimada es de 11.687,7 millones de litros en 2012, lo cual está a un 1,2% del valor obtenido en 2011 (11.544,6 millones de litros).
Otro aspecto a tener en cuenta es que el número de tambos ha quebrado el mal dato de 2011, en el cual disminuyó un 0,34%, para crecer un 2,26% en 2012. Por ejemplo, en 2005 la cantidad de leche receptada se elevó un 4,9%, siendo que la cantidad de tambos retrocedieron un 2,4%. En el 2006 un 5,9% y -3,2%, respectivamente. En 2007 tanto la leche
recibida como la cantidad de tambos experimentaron variaciones negativas de un 11,2% y un 4,6%. Esos años son ejemplos del achicamiento de los establecimientos, que a la luz de los datos parecen estar estabilizándose.
En cuanto al origen de la producción, Córdoba lidera la misma con un 37% del total, seguida por Santa Fe con un 32% y en tercer lugar Buenos Aires con un 25%. Del total de leche producida, un 76% se destina a consumo local, mientras que el resto es exportado, según cifras del 2011. El consumo aparente de leche es de 210 litros por habitante al año -0,56 litros por habitante al día- y según estudios hay un potencial de 215 litros.
Prosiguiendo con el análisis, se debe analizar la evolución de sus precios. Para ello se utiliza el precio de la leche en polvo entera de Oceanía provisto por FAO que se expone en el Gráfico 1.71. Luego de alcanzar los 4.950 US$/tn en octubre de 2007, cayó debido a la crisis mundial y luego del rebote, desde los 1.850 US$/tn en febrero de 2009, se alcanzó en marzo de 2011 un pico de 4.592 US$/tn y a partir de allí continuó un derrotero hasta junio de 2012 donde llegó a los 2.800 dólares la tonelada. A partir de esta fecha retomó el impulso hasta los US$3.375, pero el dato de diciembre fue a la baja. Aunque si se ven las licitaciones de Fonterra para enero de 2013, los precios se incrementan en relación al mes anterior en un 2,7%.
En cuanto al precio interno, se expone el precio de referencia que publica el Gobierno de Santa Fe, el cual fue desarrollado a partir del DECRETO Nº 1532/2009 y en su artículo 2° establece que las industrias lácteas deberán publicar y/o exhibir los precios de la leche de referencia que pague al productor al momento de recibirla conforme al mecanismo de publicación que determine el Ministerio de la Producción a través de la Secretaría del Sistema Agropecuario, Agroalimentos y Biocombustible. Además, deberán informar los parámetros promedio de los valores composicionales y de calidad de la leche que los productores les remiten, según se establece en el presente decreto. Además amplia el tema en el artículo 3º, estableciendo queel Ministerio de la Producción definirá los valores composicionales y de calidad de la leche de referencia, según criterios de técnicos idóneos, guiados por el Comité Técnico Asesor que trabaja en el Plan Piloto en el ámbito de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentos de la Nación, como también, los que considere el Consejo Económico de la Cadena de Valor Láctea. Sus valores serán revisados periódicamente.
En el Gráfico 1.72 se muestra la evolución del precio promedio ponderado de referencia que elabora la provincia de Santa Fe, que llega al máximo de la serie en mayo de 2011 con 1,553 $/litro, dos meses con posterioridad al que se marcó en Oceanía. A partir de allí desciende suavemente hasta llegar a 1,476 $/litro a fin de 2011.
Además de los precios, es interesante descubrir cuáles fueron los destinos productivos de la leche, lo cual es expuesto en el Cuadro 1.22. Allí se puede ver como para el primer semestre de 2011 la cantidad de leche informal se incrementó un 1% interanual.
Las leches en polvo evolucionaron favorablemente creciendo, la entera un 49% (registró 106.006 toneladas) y la descremada un 63,7% (se produjeron 19.242 toneladas).
En relación a los quesos, los de pasta cayeron un 16,3%, mientras que los de pasta semidura y los fundidos aumentaron su producción en 15,7% y 9,4%, respectivamente. Otros productos diarios como la manteca, la crema, yogur, leche condensada, y caseína tuvieron un buen desempeño, alcanzando las 21.249, 25.858, 257.969, 3.404, 4.178 toneladas, respectivamente.
En total en el primer semestre de 2011 se habían producido 1.302.528.000 litros de leche fluida (contabilizando la informal que se comercializa en la zona de influencia de los tambos) y 125.248 toneladas de leche en polvo, 260.767 toneladas de queso y 426.783 toneladas si se computan los demás productos.
Por último es conveniente analizar las exportaciones de leche, las cuales se transcriben en el Cuadro 1.23. Para los primeros once meses del año, el monto total exportado fue de US$817 millones, representando un volumen de 218.857 toneladas a un valor unitario promedio de US$US$3.737. Estas cifras representan un incremento en volumen del 5,5%, pero a costa de un 7,2% menos en el valor de venta, lo cual influyó en la caída del 2,1% del valor del monto total.
Venezuela, al igual que en 2011, fue el primer país destinatario de las exportaciones nacionales de leche, con 86.474 toneladas a un valor de 3.902 US$/tn lo que sumó un monto de US$337.461.000 que implicó un 41% del total exportado. Esto da un crecimiento del 42,5% de los volúmenes exportados hacia ese país, generando un 30,9% más de divisas, aunque el precio de venta fue un 8,1% inferior. En segundo lugar aparece Argelia, con 40.607 toneladas a un valor de US$3.738 agregando un monto de US$151.790.000 (19% del total), el volumen permanece casi constante en relación a 2011, pero a causa de los menores precios del mercado internacional, el monto tuvo una pérdida del 5,8%; en la tercera posición aparece Brasil, cediendo un lugar, con 35.852 toneladas a un precio de US$3.699 cada una, alcanzando US$132 millones (16%), mostrando una caída del 17% en volumen, 2,6% en valor y en el agregado una variación de -18,9%. Entre estos tres países explican el 76% de las exportaciones de leche de Argentina, cuando en la temporada previa era un 6% menos.
109 Últimos datos disponibles.
Con respecto a los quesos, Argentina ha exportado 48.606 para el período bajo análisis, a un valor de US$4.585 la tonelada, aportando US$222 millones. El país más demandante fue Brasil, que consumió 17.042 toneladas (35% del total) de queso argentino pagando un precio de 4.942 dólares por tonelada lo que generó un monto de exportación de US$84.219.000.
Estos valores están un 30% por debajo del registro del año previo en lo que hace a volumen, pero un 4% por encima en el precio, dando como resultado un monto exportado un 27% inferior a 2011. Luego le sigue Rusia (15% del total en volumen; 13,5% de la facturación), Chile (11% del volumen; 10,3% de la facturación), México (10,2% volumen; 9,8% facturación) y Venezuela (8,6% volumen y 8,7% de la facturación). En conjunto, la exportación de queso argentina fue un 12% inferior en volumen, a un mismo precio de venta que el año pasado.