UNA PROPUESTA PARA MEJORAR EL ANLISIS DE LOS CAMBIOS NECESARIOS EN LA ECONOMA ARGENTINA

CAPÍTULO 1: UNA PROPUESTA PARA MEJORAR EL ANÁLISIS DE LOS CAMBIOS NECESARIOS EN LA ECONOMÍA ARGENTINA

 

Los sucesivos fracasos en el sendero de desarrollo de Argentina ponen de manifiesto los persistentes problemas que aquejan al país, en especial su debilidad institucional, su falta de federalismo y su aislamiento del mundo. Desde el Instituto de Investigaciones Económicas se propone ampliar las herramientas de diagnóstico, para que éstas incluyan no sólo las variables macroeconómicas, sino también indicadores de gobernabilidad y competitividad. De esta forma, se logrará un análisis más completo de Argentina en el mundo, con la intención de extenderlo a las provincias y regiones.

1.1 Introducción

Durante los últimos 15 años en las páginas de la edición anual del libro El Balance de la Economía Argentina, el Instituto de Investigaciones Económicas ha efectuado numerosas evaluaciones acerca de los principales programas económicos implementados en el país esforzándose por encontrar en ellos la esperanza de quebrar la prolongada decadencia de las últimas décadas.

Por ejemplo, en el Balance del año 1994 destacamos los primeros cuatro años de crecimiento continuo de la convertibilidad y la estabilidad de precios lograda sin dejar de advertir acerca de los incipientes desequilibrios que se observaban y la ausencia de iniciativas elementales que permitieran obtener el nivel de fortaleza institucional y el grado de competitividad necesarias para transformarlo en un programa sustentable1. Lo mismo ocurrió con los cambios introducidos en la segunda administración del Presidente Carlos S. Menem y la sucesión de los esquemas económicos implementados por la presidencia del Dr. Fernando De La Rúa. A seis años de haber comenzado a construirse la actual propuesta económica en curso, caben similares advertencias a pesar de los resultados obtenidos en términos de crecimiento.

En este punto, se debería indagar entonces por qué se ven permanente frustrados los resultados de las propuestas económicas argentinas que desde hace más de seis décadas comienzan relativamente bien, en el mejor de los casos, y luego terminan fracasando.


1 Ver “El Balance de la Economía Argentina en 1994”, Capítulo 1.


La explicación sobre el origen de estas continuas frustraciones puede comenzar a encontrarse en el error que implica otorgarle una excesiva importancia al logro del equilibrio macroeconómico inicial cuando el mismo no es sustentable sin un programa de reformas organizacionales y estructurales profundas. La ausencia de propuestas con una visión de cambio significativa muchas veces se disimula a la sombra de los buenos resultados inmediatos del nuevo plan vigente en contraste con el fracaso del anterior.

En realidad, el punto de partida en la elaboración de la gran mayoría de los programas económicos es un diagnóstico y visión cortoplacista, acotado por la urgencia y limitado por el juego de los intereses económicos y políticos que proponen la salida a la crisis anterior. En general, la propuesta se reduce a recuperar un cierto equilibrio fiscal y monetario, intentando equilibrar la cuenta corriente de la Balanza de Pagos y enunciando medidas que supuestamente mejorarían la situación social profundamente deteriorada por la crisis precedente.

En ese escenario casi nunca hay tiempo para pensar en aspectos como la construcción del capital social y el fortalecimiento de las instituciones, la educación, la innovación y la tecnología, la implementación de políticas públicas de largo plazo, la modificación de las normas que regulan los mercados para promover la competitividad, la necesidad de infraestructura física y social, la integración regional o el federalismo.

La obsesión por la coyuntura y las correcciones a las variables macroeconómicas básicas conducen a una tremenda concentración de poder, decisiones y recursos desalentando la participación de la sociedad en su conjunto. Estos son los factores que en forma endógena debilitan los logros macroeconómicos de corto plazo repitiendo el círculo vicioso en el que el país está atrapado desde hace años.

Esa excesiva concentración y centralización de poder mencionada en el párrafo anterior es producto de una tarea de muchos años durante los cuales se desacreditó en forma permanente el prestigio de la información y se distorsionó el diagnóstico económico y social instaurando una confusa y cambiante versión sobre los orígenes de los problemas de Argentina. Incluso, en más de una oportunidad se desprestigió todo cálculo cuantitativo, en especial si el mismo involucraba comparaciones internacionales aduciendo que la elaboración de los indicadores era parte de una estrategia que respondía a oscuros intereses de un modelo perverso y contrario al nacional o bien que las fallas en algunos aspectos de las mediciones invalidaban el conjunto. La protección de los privilegios y el rechazo a cualquier cambio que los pueda afectar, son siempre más sencillo cuando se actúa en un ámbito desinformado, con instituciones débiles y escasa aplicación de las leyes.

Una de las primeras condiciones para intentar superar este escenario que caracteriza a la economía argentina desde hace décadas es prestar atención a un conjunto de indicadores que permitan obtener una visión más integral de los problemas y actuar sobre las oportunidades que se le presentan al país.

1.2 Conjunto de Indicadores Integrados para evaluar la evolución y perspectivas de la economía argentina

Como se mencionó anteriormente, uno de los principales problemas de la sociedad argentina ha sido la manera errónea o simplista de medir y diagnosticar la gestión de sus líderes y técnicos. La tendencia a utilizar solamente los datos macroeconómicos como variables de control ha llevado a grandes yerros, pues estos datos representan sólo una pequeña parte de aquello que debe ser medido para conocer el verdadero estado de una sociedad en un determinado momento del tiempo.

El avance de las ciencias económicas ha permitido contar con más de un indicador para cada aspecto medido y el carácter teórico de esta ciencia ha generado distintas concepciones e interpretaciones para un mismo resultado. El Gráfico 1.1 permite observar las claras diferencias que presenta la medición del PBI per cápita según el criterio utilizado. Así, al medirlo mediante la Paridad del Poder de Compra (PPP, según sus siglas en inglés) se podría caer en la conclusión que el nivel de riqueza individual de los argentinos en 2008 fue significativamente mayor que durante el año 1997. En el otro extremo se encuentra la posibilidad de medir el ingreso individual de los ciudadanos a través de la cantidad de dólares corrientes, en donde los resultados indicarían una peor situación que respecto a una década anterior. Si bien cualquiera de las tres mediciones que se incluyen el gráfico es aceptada internacionalmente, se puede ver que arrojan resultados claramente opuestos, lo que resalta la necesidad de instrumentos sin este nivel de variabilidad.

Pero las principales contrariedades no surgen sólo de la gran diversidad de variables económicas existentes. La costumbre de los líderes locales de destacar solamente aquellas que les favorecen ha sembrado una duda generalizada en el público no especializado. En este contexto, la manipulación de las principales estadísticas oficiales de los últimos años en Argentina no contribuye a clarificar el escenario.

Con estos elementos, desde el Instituto de Investigaciones Económicas se intenta proponer una serie de herramientas cuyos resultados sean homogéneos, difíciles de manipular, abarcativos y aplicables a los distintos niveles, desde el nacional hasta el municipal. Se propone todo un sistema de variables cuantificables y otras más subjetivas2 que entreguen indicios respecto del éxito (o fracaso) de las estrategias aplicadas tendientes a lograr el desarrollo económico. Uno de los objetivos principales de este instrumento es que permita responder de manera clara y concisa a las preguntas: ¿Cómo y dónde estamos? y ¿por qué estamos así?

De esta manera, se proveerá al ciudadano y a la sociedad en general de una poderosa herramienta capaz de generar “información económica” y no tan sólo “datos” económicos.

1.2.1 Las herramientas de diagnóstico de la administración empresaria

En el ámbito empresario existe actualmente un elevado número de este tipo de sistemas de medición y diagnóstico. Uno de los más reconocidos es el Tablero de Control, o Balanced Scorecard3 en inglés. Se define a este instrumento como el conjunto de indicadores cuyo seguimiento periódico permitirá contar con un mayor conocimiento de la situación de la empresa o sector.

El Tablero de Control nació como una herramienta gerencial con el objetivo básico de poder diagnosticar una situación y de efectuar su monitoreo permanente. Es una metodología para organizar la información y acrecentar el valor. Tiene la gran ventaja de no requerir grandes planes estratégicos formales para poder diseñarla. Con el perfil estratégico es suficiente, con lo cual empresas del mismo sector, tamaño y cliente podrán tener Tableros similares. En un entorno de incertidumbre estratégica y poca madurez gerencial, este tipo de tablero ha sido muy útil para definir estrategia empresarias.

Usualmente, la implementación de esta herramienta comienza identificando como áreas clave aquellos ítems estratégicos a monitorear y cuyo fracaso impediría la continuidad y el progreso de la compañía o sector dentro de un entorno competitivo, aun cuando el resultado de todas las demás áreas fuera impecable.

Esta herramienta está especialmente pensada por “gerencias maduras” que operan en entornos estables y que tienen gerencias generales que la quieren utilizar para poner en práctica el modelo de negocio y la estrategia que ellos diseñaron. Es el instrumental preferido de aquellos profesionales que están acostumbrados a gerenciar sus compañías con sistemas de planeamiento y control gerenciales.

Adaptar este tipo de instrumentos del mundo empresario al día a día de la política pública en el marco del plan estratégico propuesto por nuestro Instituto en El Balance de la Economía Argentina 2008, constituye un desafío.


2 Variables cuyo resultado proviene de encuestas de opinión, por ejemplo.

 3 Robert S. Kaplan y David P. Norton.


 1.2.2 La propuesta del IIE

La propuesta de nuestro Instituto consiste en combinar tres tipos de mega-indicadores que permiten ubicar al país en el contexto globalizado de la economía internacional y al mismo tiempo bajar este análisis al contexto regional de Argentina:

a. Indicadores de Gobernabilidad, desarrollado en el Capítulo 2 de este libro

b. Indicadores de Competitividad, desarrollado en el Capítulo 3

c. Indicadores Macroeconómicos Básicos, desarrollado en el Capítulo 4

La propuesta del Instituto de Investigaciones Económicas consiste en ampliar la perspectiva respecto de la problemática económica para enfocarse en una visión que contemple los aspectos institucionales (gobernabilidad) y de competitividad. Esta perspectiva permitirá realizar un diagnóstico más profundo de las razones que llevaron a Argentina a sucesivos fracasos y desperdicios de oportunidades de crecimiento y desarrollo. La globalización exige un cambio de mentalidad y la capacidad de rápida adaptación a un ritmo de integración que crea tanto oportunidades como desafíos, y que posee la característica de ser inevitable.

Este contexto globalizado, reafirma nuestra idea del Federalismo como una herramienta indispensable para el desarrollo sostenido y socialmente justo de Argentina. Es por ello que la gobernabilidad y la competitividad también deben analizarse (y medirse) en el ámbito provincial y regional, para así emprender el camino hacia la integración.

Recuadro 1.1: Los desequilibrios entre los indicadores propuestos y el fracaso de la economía argentina en un contexto histórico 

A lo largo de las quince ediciones anuales de El Balance de la Economía Argentina el Instituto de Investigaciones Económicas ha definido con grado de detalle cuál debería ser el objetivo de la economía argentina para los próximos años. Podríamos sintetizarlo de la siguiente manera:

“Alcanzar un progreso económico y social sostenible en el tiempo con equidad y respeto al medio ambiente”

Este objetivo no puede ser conseguido sólo con el equilibrio fiscal, monetario y del sector externo porque a su vez ellos dependen del grado de gobernabilidad y competitividad que alcance la economía.

A partir del año 1983, con la recuperación de las condiciones mínimas de funcionamiento del Estado de Derecho, Argentina sentó las bases para mejorar los Indicadores de Gobernabilidad. Veinticinco años después el país todavía se encuentra lejos de ubicarse en esta materia entre los países líderes de América Latina y muy lejos de economías desarrolladas, como la de España.

El Plan Austral puesto en marcha el 14 de junio de 1985 se iniciaba bajo un marco de referencia promisorio combinando la recuperación de los mecanismos básicos de la democracia en cuanto a la gobernabilidad y con un cierto equilibrio macroeconómico inicial a partir de las medidas adoptadas. Asimismo, la suscripción el 30 de noviembre de 1985 de la Declaración de Foz de Iguazú entre Alfonsín y Sarney, piedra basal del MERCOSUR, le otorgaba a la Argentina un horizonte excepcional para mejorar su competitividad. Desafortunadamente los tres factores mencionados estaban presentes en forma muy débil y precaria lo que no permitió obtener resultados favorables que pudieran mantenerse en el tiempo.

En los años noventa la experiencia de la convertibilidad arrancó con gran fortaleza en cuanto al equilibrio macroeconómico inicial y un conjunto de declaraciones no concretadas respecto a la competitividad. Con relación a la gobernabilidad, prácticamente no hubo consideraciones que abordaran el serio problema existente; reduciendo las iniciativas a un marco regulatorio incompleto y sin autoridades competentes para hacerlo cumplir.

El programa económico actual, por otra parte, reforzó la importancia de las variables macroeconómicas, enfatizando la necesidad de recuperar la gobernabilidad pero a costa de concentrar y centralizar las decisiones a nivel del poder ejecutivo nacional, deteriorando aún más la congénita debilidad del federalismo. Más allá de la cuestión marginal del tipo de cambio, poco se enfatizaron los serios inconvenientes de competitividad de la economía. Sin embargo, es hoy cuando tal vez esté presente la mejor oportunidad al haber internalizado, aun desde el punto de vista cultural, la necesidad de un equilibrio macroeconómico, especialmente al nivel de la dirigencia política, y donde más evidente se hacen las carencias de gobernabilidad y competitividad.

1.2.2.1 Interrelación entre los conceptos de gobernabilidad, competitividad y macroeconomía

Como sostienen diversos economistas, historiadores y otros estudiosos de las ciencias sociales, el concepto netamente macroeconómico no es un indicador suficiente del grado de bienestar de un país. El grado de desarrollo de una nación se diferencia del crecimiento económico en que este último sólo considera en su análisis el incremento del PBI para los habitantes de un país. El concepto de desarrollo agrega sendas dimensiones al ingreso per cápita, como los cambios estructurales, la creación de instituciones, la construcción de mercados y de nuevas capacidades tecnológicas y productivas, la conformación de vínculos y hábitos de interacción entre empresas, consumidores, agencias gubernamentales y una vasta gama de otras organizaciones que no necesariamente operan sobre la base de reglas de mercado, como las universidades, sindicatos, asociaciones profesionales, entre otras (Katz, 2008). Es por esta complejidad de actores que cada país genera su propio camino, de acuerdo a su raíces históricas, institucionales y culturales. Y por lo tanto, si bien un gran número de economistas están convencidos de que es el mercado la mejor forma de alcanzar el crecimiento, la manera en que se crean esos mercados y el rol del Estado en su regulación será diferente en cada país, como así también los resultados que se obtengan. Como expresa Sala-i-Martin4, cada país necesita desarrollar sus propias instituciones de mercado y cada vez que un país ha comenzado a crecer fuertemente lo ha hecho con sus propias reglas e instituciones, a veces sorprendentes para algunos neoclásicos5.


4 Citado en Snowdon (2006).

5 La escuela neoclásica es un enfoque económico basado en el análisis marginalista y el equilibrio de oferta y demanda. Entre sus supuestos está que el comportamiento económico surge de la conducta agregada de individuos racionales que tratan de maximizar su utilidad o beneficio mediante elecciones basadas en la información disponible.


 

A su vez, la gobernabilidad es un concepto relativamente nuevo que apunta a los procesos, mecanismos, relaciones e instituciones a través de las cuales los ciudadanos y las organizaciones articulan sus intereses y ejercen sus derechos y obligaciones. Es decir, no se enfoca sólo en el espacio de las políticas públicas, sino de toda la sociedad en su conjunto: Estado, empresas, asociaciones, consumidores, etc. De esta forma, la gobernabilidad condensa todos los aspectos que se relacionen con el ejercicio de la autoridad en el manejo del poder y los recursos de una economía. La importancia de la gobernabilidad está determinada por el impacto de este ejercicio del poder en la calidad de vida de los ciudadanos.

Los indicadores de gobernabilidad elaborados por el Banco Mundial, captan estos aspectos a través de la elaboración de seis indicadores que son producto de la agregación de 340 variables producidas por 32 organizaciones diferentes (ONG, institutos de investigación, think-tanks, organismos internacionales). A pesar de las dificultades de medición de estas dimensiones “subjetivas”, del escepticismo de muchos investigadores respecto de los resultados obtenidos y de la falta de series de tiempo extensas, existe un interés creciente por explicar lo que está sucediendo en el mundo, en especial en los países en desarrollo y poder comparar aspectos relevantes de forma aislada.

La literatura de la gobernabilidad ha encontrado en repetidas oportunidades relaciones directas entre ésta y el PBI per cápita. Sin embargo, un buen estado de la gobernabilidad puede encontrarse en todos los niveles de ingreso, existiendo varios ejemplos de países en desarrollo con una buena performance en estos indicadores, incluso al nivel de los países desarrollados. Entre ellos se encuentran Eslovenia, Chile, Botswana, Estonia, Uruguay, República Checa, Hungría, Letonia, Lituania, Mauricio y Costa Rica. Como se observa en el Gráfico 1.2, si bien existe una clara relación positiva entre el nivel de PBI y el Imperio de la Ley, hay algunas excepciones.

La gobernabilidad, en consecuencia, posee intrínsecamente un enfoque de desarrollo. Investigaciones recientes encuentran relaciones significativas entre la misma y la disminución de la mortalidad infantil y el aumento del alfabetismo (Kaufmann, 1999), considerados como indicadores de progreso social. En consecuencia, la gobernabilidad señala los cambios estructurales necesarios para combatir la pobreza y mejorar la calidad de vida.

Por otra parte, el concepto de competitividad está muy relacionado con lo anterior, ya que una mejor gobernabilidad llevará a un país a ampliar su capacidad de incrementar la productividad. La competitividad se define como la capacidad de una nación de mantener altas tasa de crecimiento económico a través de una productividad creciente. En consecuencia, las economías más competitivas son más propensas a alcanzar altos niveles de ingresos para sus habitantes. Esto es así, ya que sólo a través de la productividad un país puede ser competitivo y al mismo tiempo pagar altos salarios, tener una moneda fuerte y una rentabilidad atractiva sobre el capital.

De acuerdo a lo que se describe en el Capítulo 3, el concepto de competitividad puede separarse en la competitividad macroeconómica y la microeconómica. La primera está inherentemente relacionada con la gobernabilidad, ya que se refiere a las oportunidades que brinda el contexto socioeconómico para que las empresas sean más productivas. La segunda, se relaciona con la calidad del ambiente de negocios, del grado de desarrollo de los clusters productivos y la sofisticación de las operaciones y estrategias de las empresas, donde la gobernabilidad tiene un efecto más indirecto.

Si bien la competitividad tiene en cuenta varios aspectos que también considera la gobernabilidad, el primero es más acotado a la performance económica y considera sólo aquellas características que tienen una influencia directa en la productividad de la economía. Estos enfoques complementarios se refuerzan mutuamente en el objetivo común de aumentar la riqueza de una nación.

El ingrediente común en ambos enfoques son las variables macroeconómicas, que son los indicadores más conocidos. Esto es así ya que la estabilidad de la situación macro es fundamental para la prosperidad. Tanto las recesiones profundas como las caídas cíclicas y persistentes de la actividad económica tienen serias consecuencias, tanto institucionales como sociales.

Por último, es necesario recordar nuevamente que un país desintegrado fronteras hacia adentro no puede insertarse en la economía global y mucho menos alcanzar un progreso económico y social sostenido.

La gobernabilidad, la competitividad y el equilibrio macroeconómico deben ser compartidos por las regiones que integran un país. El desafío del IIE es construir un conjunto de indicadores en las tres áreas mencionadas a nivel regional y provincial que contribuyan a la práctica de un verdadero federalismo.


7 Este dato corresponde al año 2008. Actualmente puede que el mismo se haya incrementado. 

8 En el Capítulo 5 se trata con mayor detalle los aspectos educativos y de salud.


Anexo 1: Composición de los tres indicadores de diagnóstico: Gobernabilidad, Competitividad y Entorno Macroeconómico

Si bien en los Capítulos 2, 3 y 4 de la presente edición del Balance se analizarán con mayor amplitud los distintos componentes de los tres indicadores presentados en el Capítulo 1, en este anexo se intentará detallar sus componentes de manera sucinta.

A1.1 Indicadores del Gobernabilidad

Según el Banco Mundial, la gobernabilidad se define como las tradiciones e instituciones a través de las cuales se ejerce la autoridad. Esto incluye, el proceso por el cual se elige el gobierno de turno, y la forma en que lo controla y se lo renueva; la capacidad del gobierno de diseñar e implementar eficazmente políticas sólidas; y el respeto de los ciudadanos y el estado de las instituciones que regulan las interacciones políticas y sociales entre ellos.

A1.1.1 Voz y responsabilidad

Mide el grado en que los ciudadanos pueden participar en la elección de sus gobernantes como así también la libertad de expresión, de asociación y de la prensa.

A1.1.2 Estabilidad política y ausencia de violencia

Refleja la posibilidad de que el gobierno sea desestabilizado por medios inconstitucionales o violentos, incluyendo el terrorismo.

A1.1.3 Efectividad de gobierno

Mide la calidad de los servicios públicos, la capacidad de servicio civil y su independencia de presiones políticas; la calidad de las políticas públicas y la credibilidad sobre el compromiso del gobierno con esas políticas.

A1.1.4 Calidad de regulación

Se refiere a la capacidad del gobierno para implementar políticas y regulaciones que faciliten y promuevan el desarrollo del sector privado.

A1.1.5 Imperio de la ley

Grado en que los agentes confían en las leyes de la sociedad, incluyendo la calidad del cumplimiento de contratos, los derechos de propiedad, en la fuerza policial, en el poder judicial y la posibilidad de crímenes y violencia.

A1.1.6 Control de la corrupción

Refleja el grado en que el poder público se utiliza a favor de intereses privados, incluyendo pequeños y grandes actos de corrupción, a la vez que el Estado es “cooptado” por élites.

A1.2 Indicadores de competitividad

Los indicadores de competitividad intentan medir aquellos aspectos que establecen el nivel de productividad, que es lo que en definitiva determina la prosperidad de un país. La productividad se mide como el valor de los bienes y servicios producidos por unidad de cada uno de los factores de producción: trabajo, capital y recursos naturales. La productividad depende de las condiciones generales de la economía que crean oportunidades para aumentarla. También depende de otros factores que la afectan más directamente (competitividad micro), como la mayor educación de la mano de obra. El Estado, a través de las políticas macro e incentivos debe sentar las bases, de forma tal que el sector privado (en interrelación con las universidades, el gobierno, otros institutos, etc.) pueda focalizarse en incrementar su productividad.

Para evaluar la competitividad argentina se ha considerado el “Global Competitiveness Index 2008-2009” (GCI) elaborado para 134 países por elWorld Economic Forum(WEF) sobre la base del trabajo de los profesores Porter y Sala-i-Martin. Este índice recoge la información de 110 variables obtenidas tanto de fuentes primarias como secundarias que se agrupan en las siguientes 12 pilares:

A1.2.1 Instituciones

Estrechamente ligada a los Indicadores de Gobernabilidad, esta categoría se refiere al entorno institucional dentro del cual las personas, los gobiernos y las empresas interactúan para generar el valor agregado de una economía.

A1.2.2 Infraestructura

Disposición de una amplia y eficiente infraestructura que asegura el efectivo funcionamiento de la economía.

A1.2.3 Estabilidad Macroeconómica

Refleja en forma agregada los Indicadores Macroeconómicos Básicos, los cuales serán analizados desde la óptica de los indicadores de diagnóstico en el Capítulo 1 y presentados de manera breve en el siguiente punto de este anexo.

A1.2.4 Salud y Educación Primaria

Se refiere a la provisión de servicios de salud y educación al conjunto de la población, en especial a la fuerza de trabajo.

A1.2.5 Educación Superior y Capacitación

Capacidad que tienen los recursos humanos para agregar valor y adaptar el trabajo a los cambios permanentes de la economía global.

A1.2.6 Eficiencia de Mercado de Bienes

Capacidad de generar mercados de bienes donde funcione la competencia a lo largo de la cadena de valor y no existan obstáculos a la comercialización eficiente.

A1.2.7 Eficiencia del Mercado Laboral

Capacidad de utilizar el talento de los recursos humanos, evitar las fricciones laborales, establecer una clara relación entre el esfuerzo realizado y los incentivos y obtener una razonable flexibilidad laboral.

A1.2.8 Desarrollo del Mercado Financiero

Capacidad de distribuir los recursos ahorrados por una nación y los que ingresan desde el exterior en sus usos más productivos, regulando la actividad adecuadamente y manteniendo la transparencia y la credibilidad en el sistema.

A1.2.9 Preparación Tecnológica

Agilidad con que la economía adopta las tecnologías existentes para incrementar la productividad general.

A1.2.10 Tamaño de Mercado

Aprovechamiento de las economías de escala de los mercados internos y capacidad de captar mercados externos.

A1.2.11 Sofisticación de los Negocios

Relacionada con la calidad de las redes productivas y de las operaciones de las empresas y sus estrategias. La presencia de clusters o conglomerados empresarios promueve la eficiencia del conjunto.

A1.2.12 Innovación

Capacidad de innovación tecnológica, en especial en el caso de aquellas economías que se acercan a la frontera del conocimiento. En particular significa suficiente inversión en Investigación y Desarrollo.

A1.3 Indicadores Macroeconómicos Básicos

Como se comentó a lo largo del Capítulo 1, existe una amplia gama de indicadores macroeconómicos que pueden ser utilizados para medir la evolución de las principales variables económicas y sociales. Como una primera aproximación, se podría decir que los componentes básicos de la información macroeconómica son los siguientes:

A1.3.1 Evolución del PBI y sus componentes

Nivel y crecimiento del PBI y del PBI per cápita, Consumo, Inversión, Ahorro, entre otros.

A1.3.2 Empleo y productividad

Tasa de empleo, de desempleo y de subempleo; productividad por hora y por trabajador; nivel y crecimiento de los salarios; entre otros.

A1.3.3 Aspectos fiscales

Superávit (nivel y crecimiento), presión tributaria, eficiencia de la recaudación, crecimiento del ingreso y del gasto público, eficiencia del gasto, aspectos presupuestarios, sostenibilidad de la deuda pública, entre otros.

A1.3.4 Aspectos monetarios, crediticios y cambiarios

Agregados monetarios, evolución del crédito y de los depósitos, tasas de interés, tipo de cambio, mercado de capitales, entre otros.

A1.3.5 Sector externo y balanza de pagos

Exportaciones e importaciones de bienes y servicios: composición, destino y crecimiento.

Saldo comercial y de balanza de pagos, entre otros.

A1.3.6 Precios

Índices de precios minoristas, mayoristas, de la construcción, implícitos, internacionales, entre otros.

A1.3.7 Indicadores sociales

Pobreza, distribución del ingreso, informalidad laboral, mortalidad infantil, analfabetismo, esperanza de vida, entre otros.

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