PREFACIO

Prefacio

 En las vísperas del próximo milenio nos encontramos probablemente a las puertas de una nueva  etapa de la historia económica, y de la misma forma que sucedió durante la Revolución Industrial, la organización económica y el orden social están en crisis como consecuencia, entre otros factores, del proceso de adaptación al cambio tecnológico. Tres fuerzas motoras principales dominan el mismo: la tecnología de la información y de las comunicaciones, el desarrollo de la biotecnología y el paulatino descubrimiento de fuentes alternativas de energía.

Nuestro país llega demorado a este escenario. Sólo recientemente recuperamos las instituciones y comenzamos a organizar mejor la vida en comunidad. Todavía no pudimos hacer prevalecer el consenso social que nos permitiría aprovechar plenamente las ventajas de no ser más un país aislado y poco predecible. Ese consenso se consigue generando confianza en las instituciones y entre los ciudadanos, tarea especialmente difícil cuando prevalece un nivel demasiado elevado de incertidumbre, se mantienen algunas falsas antinomias y no hay suficiente información sobre donde estamos ubicados en la senda del progreso y de qué forma podemos acelerarlo.

Los errores cometidos durante las últimas décadas, son parte de un aprendizaje que finalmente termina modificando conductas. Esas conductas se están manifestando últimamente con mayor fuerza en nuestro país. Por ejemplo, en la madurez con que se produce el cambio de los últimos gobiernos bajo un régimen democrático. También existen otros síntomas alentadores a nivel local. Uno de ellos es el enorme entusiasmo que despierta la identidad y el sentido de pertenencia regional. Ella es parte de un nuevo país, más federal, que rechaza la excesiva concentración de los recursos, actividades y decisiones alrededor del puerto de Buenos Aires.

En este contexto, el nuevo gobierno elegido recientemente tiene, al menos, tres grandes tareas que deberían comenzar a concretarse durante su gestión: i) disminuir substancialmente la desocupación, que alcanzó en agosto pasado el 14,5%, combatiendo al mismo tiempo la pobreza y el deterioro en la distribución del ingreso; ii) fortalecer el mercado de capitales local para atenuar la dependencia del ahorro externo; iii) crear las condiciones para un marcado mejoramiento de la competitividad, que permita aumentar fuertemente las exportaciones.

Ninguno de los objetivos mencionados podría encararse sin alcanzar una estricta y sostenida disciplina fiscal. La única manera de lograrla en forma permanente es mediante una profunda reforma del sector público que a su vez debería contribuir a aumentar la calidad del gasto social generando la confianza que necesitan los mercados para canalizar el ahorro hacia la inversión. Por cierto que para consolidar estos propósitos y lograr un cambio de conductas es necesario invertir más y mejor en educación.

El desafío de la competitividad requiere actuar sobre los costos globales del país y sobre la productividad. El último análisis realizado por el Foro Económico Mundial indica que nuestros principales puntos débiles se encuentran en el sector laboral, en las instituciones y en los factores tecnológicos. Debe comenzar a hablarse de competitividad sistémica, es decir de la interacción de los sectores público, privado, universidades y sociedades intermedias, para crear las condiciones técnicas, organizativas y sociales requeridas para un desarrollo dinámico, orientado al mercado mundial. Asimismo, es bueno recordar que la competitividad sin integración social, es un proyecto sin perspectivas.

En el transcurso de 1999, el IIE emprendió un conjunto de nuevas actividades, que le permitieron acercarse a las necesidades del empresariado local. En primer lugar, se inició un programa denominado «Ciclos de Coyuntura Económica», que reúnen en forma mensual a un grupo de empresarios, a los que se les expone el panorama económico actual y las perspectivas a nivel internacional, nacional y regional. Esta iniciativa se realizó en conjunto con MKT y Mora y Araujo.

 

Por otra parte, se abocó a la elaboración de trabajos especiales de investigación, a solicitud de diversas empresas de nuestro medio. Desde este año, el IIE forma parte de la Red de Institutos de Investigación del Banco Interamericano de Desarrollo y de la Red de Institutos de Investigación en Integración del Intal-BID. Por otra parte, desde los últimos meses de 1999, el IIE cuenta con un site en internet, el cual se compone de varias secciones, que incluyen cifras actualizadas de los indicadores económicos de coyuntura, publicaciones y trabajos de investigación del IIE y una completa base de datos de indicadores sociales y económicos tanto a nivel internacional, como nacional, regional y provincial, entre otros.

Esta sexta edición del Balance tiene algunas novedades. En el capítulo 13 se presentan las conclusiones sobre los estudios de competitividad a nivel regional que se efectuaron en los últimos meses, tarea que ocupará buena parte del programa de actividades para el año 2000. A su vez, en el capítulo 22 se presentan los modelos de proyecciones macroeconómicas de corto plazo elaborados por el IIE durante 1999, recayendo el énfasis sobre el funcionamiento de los mismos y no sobre los números particulares que surjan de ellos. El capítulo 24, por su parte, contiene la opinión de distintas personalidades, provenientes fundamentalmente del ámbito de los negocios, acerca del futuro de sus respectivos sectores. Esta unión entre el análisis económico riguroso del investigador y la opinión más intuitiva del hombre de negocios constituye una poderosa herramienta para entender el funcionamiento y las perspectivas de la economía. Por último, en el capítulo 25 se describen algunos rasgos de los importantes cambios en la economía actual y sus efectos sobre nuestras actividades cotidianas.

La edición final del informe y su posterior seguimiento fue responsabilidad de Luciana Targi, quien estuvo a cargo de los estudios especiales realizados durante el año. Gastón Utrera fue el responsable de la parte IV, donde el IIE inicia una serie de estudios sobre las perspectivas económicas de Argentina en el corto y largo plazo. Pascual Berrone, quien tuvo a cargo la construcción de nuestra página de Internet, fue el responsable del capítulo 25, del correspondiente al Sector Lácteo y de otros que este año se incorporaron, Supermercadismo y Telecomunicaciones. Paula Auerbach y Luciana Targi, escribieron los capítulos del Balance Social. Pablo Urani y Pascual Berrone se ocuparon de los aspectos referidos a la competitividad empresaria. Asimismo, Pablo Urani se ocupó de los capítulos sobre comercio exterior y la situación de EPEC. Mariángeles Pagalday recopiló la información y redactó los aspectos referidos a las inversiones. El trabajo sobre el sector automotriz fue realizado por Paula Auerbach y Maximiliano Heywood. Guillermo Acosta estuvo a cargo del análisis del Sector Agropecuario, del trabajo sobre el sector Frigorífico-ganadero y, junto con Pablo Urani, realizaron el análisis de las microregiones incluido en el capítulo 9. Maximiliano Heywood coordinó las búsquedas en Internet y la confección de las series estadísticas. Marcelo Orchansky y Mariana Díaz se encuentran colaborando en lo que será nuestro libro sobre la historia económica del siglo en la provincia de Córdoba. Asimismo, se agradece la colaboración de Mariana Alfonso en la coordinación de la redacción de dicha tarea, quien actualmente está realizando estudios en la Universidad de Columbia. Agradecemos la colaboración de Daniel Semyraz por su aporte sobre aspectos relacionados con la provincia de Córdoba y de Carlos Bonvin en el análisis de temas financieros. Asimismo, agradecemos a Agustín de la Reta y Orestes Lucero por el diseño y diagramación del material del IIE. Marcelo Sappia prestó su apoyo operativo como Gerente de la Institución. Una versión ampliada de cada uno de los temas que incluye el libro podrá ser consultada en nuestra página de Internet. La información e interpretación de los hechos incluidos en el mismo, como así también los errores cometidos son exclusiva responsabilidad de los autores.

 

Javier Kamch                                                                                                         Raúl Hermida

         Jefe de Investigación                                                                                                    Director

 

 

 

 

13 de diciembre de 1999

 

 

 

 

 

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