CAPTULO 4: LA POLTICA DE ABAJO HACIA ARRIBA

CAPÍTULO 4: LA POLÍTICA DE ABAJO HACIA ARRIBA1

 

 “El fuego pa´calentar debe ir siempre por abajo”

Martín Fierro

 

4.1 Introducción

La Argentina se encuentra en un profundo proceso de cambio fruto del ejercicio de la democracia continua. Esta transformación lleva a que la población se vuelva más exigente con aquellos encargados de la gestión de su localidad, lo cual se confirma por encuestas que muestran que más del 25% de la opinión pública considera que el intendente es el tramo de la boleta más importante para su suerte personal, por sobre la del gobernador y la del presidente. En la capacidad de cada uno de ellos de transformar su localidad y mejorar la calidad de vida de su gente está la construcción del futuro nuevo de la Argentina.

Córdoba  resulta  ser  la  provincia  más  municipalista  del  país.  Posee  más  de  400  municipios  y representa el 8% de la población nacional; además es  una provincia que, históricamente, suele adelantarse a los cambios sociales y políticos por suceder a nivel nacional.

Por ello, esta provincia resultó tierra fértil para que durante 2013 la Bolsa de Comercio de Córdoba, a través de su Instituto de Investigaciones Económicas y en asociación con Giacobbe & Asociados, pusieran en marcha el primer ciclo de “Municipios hacia el futuro”. 

Esta iniciativa surge frente a la problemática que enfrentan muchos municipios de falta de capacitaciones en campos como la economía, la política, la gestión, entre otras. Además, este programa se sustenta en el enfoque de que muchas transformaciones socio-económicas se pueden promover de “abajo hacia arriba”, es decir, desde los gobiernos locales hacia las jurisdicciones superiores. 

Con ese marco conceptual y frente a la problemática hallada, el esfuerzo a lo largo de las reuniones realizadas durante el año se focalizó en interactuar con los intendentes de los distintos municipios  para  conocer  sus  problemáticas,  dudas  e  incertidumbre s  y brinda r herramientas para ayudar en la gestión diaria. El ciclo logró ser un ámbito de aprendizaje, vertiendo análisis y conceptos económicos, financieros, de desarrollo local, y de opinión pública para comprender al nuevo ciudadano y sus demandas. 

 

Pero sin lugar a dudas, el resultado más importante fue poder trabajar con intendencias provenientes de todas las expresiones políticas. Los intendentes se mostraron moderados, dialoguistas, abiertos y receptivos, lo cual  ratifica el cambio en la manera de pensar la política.

 


1 Este capítulo es autoría de Jorge Giacobbe (h)


 

 

 

4.2 La transformación a partir de la democracia continua

La Argentina se encuentra en un profundo proceso de cambio. No gracias a la calidad de sus dirigentes de antaño, sino por la fuerza que representa un nuevo tipo de ciudadano, más complejo, adulto y atento que crece año tras año en este ejercicio de la democracia continua. Los estudios sociales que ha realizado Giacobbe & Asociados en las últimas décadas lo demuestran claramente. La nueva política se está formando desde abajo hacia arriba, desde los representados hacia los representantes, desde lo local hacia lo provincial y luego lo nacional.

No siempre fue así. Tras la vuelta de la democracia y los primeros años de ejercerla, los ciudadanos dieron los primeros pasos en ese camino, todavía centrados en una cultura presidencialista, personalista y paternalista. Se fantaseaba con que el presidente podría ser el salvador o el denostador de nuestras suertes presentes y futuras, además de redentor del pasado. Imagínese el lector que un presidente pudiera siquiera recordar los nombres de los más de dos mil quinientos municipios argentinos, o los nombres de sus intendentes, los problemas de las producciones locales, las complejidades de los sistemas de transporte, educación o salud. No es posible para ningún ser humano estar atentos a tantas pequeñas partes que conforman una nación. 

Y sin embargo los argentinos, quizás por no detenerse a evaluarlo, lo pensaban así. Cuando se votaba en elecciones ejecutivas, nada interesaba el último segmento de la boleta. La atención y el deseo estaban puestos en el presidente y, con suerte, en el gobernador. De esta forma, prestando poca atención a lo local, se contribuyó por omisión a la construcción de liderazgos y gestiones oscuras, chatas y olvidables en la mayor parte de los municipios del país. 

Esto es lo que está cambiando. No tiene que ver con nombres, ni ideologías, ni partidos políticos. Mucho menos con prehistóricas discusiones de izquierdas y derechas o peronismos y radicalismos.

 

4.3 El intendente, el tramo más importante de la boleta

Hace muchos años que, en nuestras encuestas, más del 25% de la opinión pública considera que el intendente es el tramo de la boleta más importante para su suerte personal, por sobre la del gobernador y la del presidente. Este dato es un síntoma de un cambio que, a nuestro entender, es esperanzador, profundo e irrevocable. Es un paso hacia una sociedad distinta, que ya está construyendo liderazgos desde abajo (municipios) hacia arriba.

La opinión pública avanza en comprender que los intendentes son quienes están a cargo de su confort cotidiano. Exige más de ellos, los tiene cerca, sabe dónde viven y percibe sus deseos de crecimiento político. Entonces les pone condiciones, les sube la vara, les pide cada vez más gestión y menos promesas.

Ante una nueva ciudadanía, como todo cambio, aquellos criados en los antiguos modos tienden a perecer. Niegan el cambio, refuerzan sus modos, profundizan sus herramientas y finalmente quiebran sus relaciones tras dejar de representar lo que el ciudadano desea.

Cambia el eje del poder. Cada vez más, la opinión pública domina silenciosa y pausadamente al sistema político, y por cierto, aterroriza a quienes no comprenden los vaivenes y el sentido de ese cambio.

En los intendentes está la construcción del futuro nuevo de la Argentina. En la capacidad de cada uno de ellos de transformar su localidad y mejorar la calidad de vida de su gente. Y allí está también el trampolín de sus carreras políticas, las puertas hacia sus proyectos futuros. En las elecciones legislativas de 2013 se han visto signos claros de este proceso. Los intendentes se convirtieron en protagonistas de las representaciones sociales en todo el territorio nacional. 

Aquellos que pueden demostrar buenas gestiones crecen en la consideración de sus públicos locales, que luego se transforman en regionales. Algunos, incluso, en términos nacionales. Ahora bien, los intendentes están en un momento histórico tremendamente complejo. La opinión pública les exige, los premia o los condena. Pero el sistema en el cual se mueven no les otorga todas las herramientas necesarias para intentar gestionar mejor. Mucho hay escrito sobre coparticipaciones y descentralización, y no hace falta ahondar en estos temas conocidos. Mientras buena parte de los intendentes tenga el 80% de su presupuesto asignado a sueldos y basura, será difícil maniobrar. Entonces deberán seguir sometiéndose a las estructuras que están por encima de ellos para conseguir el bendito dinero que puede transformar sus municipios. Y en la perversidad que caracteriza al sistema, esos favores y esos dineros suelen venir atados a disciplinamientos políticos y empresas previamente asignadas, además de ser siempre escasos.

Han tenido hasta ahora, entonces, una sábana corta, vieja, apolillada e ineficaz. Y sin embargo, algunos de ellos han logrado salirse de estas trampas del sistema con creatividad y capacitándose en nuevas herramientas de gestión.

Quienes abrazan el cambio y se adelantan, logran destacar sus gestiones por sobre las de sus pares que continúan remando en dulce de leche. Hemos visto, en los últimos diez años, cómo se ha hablado más de municipios destacándose que de provincias desarrollándose. Es que el cambio cultural de la opinión pública obliga al sistema político a descentralizarse de hecho, sin esperar que lo estructural o normativo lo acompañe. A resolver creativamente, a pensar lateralmente, a quitarse el saco del “siempre fue así” para comprender o directamente crear nuevos paradigmas de orden social y, por consiguiente, de relación entre representados y representantes.

Hace ya varias elecciones que, en muchos municipios, el supuesto intendente “barón” o “señor feudal” logra cosechar menos votos que la cantidad de planes sociales que tiene asignados. Una verdadera revolución cultural de la que pocos todavía se dan cuenta. Hace diez años se pensaba “un plan social = cuatro votos”. Luego fueron “un plan social = un voto”. Hoy un plan social significa cero-coma-equis cantidad de votos. 

Es decir, los argentinos ya no sólo no nacen peronistas o radicales. No sólo se han roto los lazos de condicionamiento con nuestras culturas paternas u hogareñas. No sólo las mujeres no le preguntan a los maridos a quién votar, ni los hijos a sus padres. No sólo la política dejó de tratar de colonizar al hombre para que el hombre colonice la casa. Ahora tampoco los modos automáticos de compra de voluntades funcionan. Las personas son cada día más libres.

Si el intendente no puede simplemente comprar los votos, se los tiene que ganar. Para ganárselos tiene que demostrar gestión, sino, se va. Y que pase el que sigue. La gente ya tiene el tiempo tomado al discurso de “sin mí es inviable este municipio”. Se perdió el miedo ante el caudillo y se avanza en la construcción de los gerentes generales.

Estos datos pertenecen a un proceso, no a un suceso. Es decir, que los cambios son progresivos y no a todos los lugares llegan igual y en el mismo momento. 

 

4.4 Municipios hacia el futuro

Córdoba resulta ser la provincia más municipalista de la Argentina. Posee más de 400 municipios y representa el 8% de la población nacional. Buenos Aires, en cambio, representa el 38% del padrón y se encuentra dividida en poco más de 130 municipios. Además, Córdoba es, históricamente, una provincia que suele adelantarse a los cambios sociales y políticos por suceder a nivel nacional.

A partir de esa realidad, se desarrolló durante el 2013 el ciclo Municipios hacia el Futuro en conjunto con la Bolsa de Comercio de Córdoba. El momento histórico, oportuno y la provincia adecuada para un primer ensayo sobre la importancia de las intendencias en la construcción de la Argentina futura. 

En primera instancia, fue concebido para municipios menores a treinta mil habitantes. Entendiendo que éstos son el futuro del futuro, es decir, aquellos municipios de una escala tal que puede ser transformable si una gestión se lo propone. Municipios que pueden pensar en planificar sus crecimientos y no solamente administrar la escasez a la que el sistema piramidal de poder los condena.

Fue  una  experiencia  enormemente  satisfactoria  y  un  gran  aprendizaje.  El  ciclo  logró  sumar análisis económicos, herramientas de financiamiento, una gran cantidad de conceptos y aplicaciones  de  políticas  de  desarrollo  local,  estudios  sociales  y  análisis  de  opinión  pública  para comprender al nuevo ciudadano y sus demandas. Además de contar con la participación de múltiples y destacados invitados que brindaron sus experiencias y herramientas de gestión para el debate, y la interacción con empresarios de diversas áreas que buscan contacto directo con las intendencias.

Pero por sobre todas las cosas, contó con la presencia de un número de intendencias acorde a una dinámica no masiva, interactiva y dinámica, un espacio lo suficientemente pequeño como para permitir el debate y la discusión de ideas. También con la generosidad de los intendentes y sus funcionarios, que permitió que plantearan y desarrollaran abiertamente problemas y preocupaciones con los cuales se enfrentan, para que tanto los expositores como sus pares pudieran tratarlos.

Resultó conformarse un grupo de funcionarios interesados en resolver las problemáticas de sus localidades y de generar nuevos desarrollos, muchos de ellos muy jóvenes y muchas de ellos mujeres, sensibles a los padecimientos de la ciudadanía, atentos a las nuevas herramientas y sin temor a los cambios de paradigma.

De todas las expresiones políticas, todos en una misma mesa. Muy interesados en la gestión y nada atentos a las rencillas que las supraestructuras políticas pudieran proponer. Moderados, dialoguistas, abiertos y receptivos. La nueva generación.

Líderes buscando otro tipo de representación. Abandonando los viejos paradigmas donde la representación se forjaba a ciegas y el líder “interpretaba” lo que su población necesitaba. Hoy se le pregunta, se la investiga. Líderes que no solamente deben mostrar gestión, sino que esa gestión debe de estar alineada a las necesidades del ciudadano. Representantes obligados a conocer profundamente a sus representados, no solamente en sus necesidades, sino también en sus deseos de crecimiento, sus identidades, sus diferencias, sus diversidades y sus sueños. 

 

4.5 Consideraciones finales

Sobre  las  intendencias  recae  el  poder  de  transformación  de  la  Argentina.  Del  mismo  modo que el primer año de alimentación condiciona las capacidades neurológicas de un ser humano. 

Como el jardín de infantes modela las primeras habilidades de un educando. Como el primer peldaño de una escalera es el primer avance, las intendencias son el cambio.

Se celebra que sus actores, por doquier, se estén preparando para el futuro. Que estén buscando nuevas herramientas porque las dadas no les alcanzan, que rompan los viejos paradigmas que ya les quedan chicos, que se animen a desprenderse de lo que ya no sirve. Que se animen a pensar que en el pasado no están las herramientas para construir el futuro. 

Los ciudadanos argentinos están construyendo, al ritmo del voto y de la observación, con nuevos modos de construcción de conocimiento y nuevas formas de toma de decisiones, una nueva sociedad. Quien lo vea, podrá liderarla. Quien mire hoy hacia el primer escaño de la política ejecutiva, podrá darse cuenta que era cierta aquella frase del Martin Fierro: “el fuego pa´calentar debe ir siempre por abajo”.

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