No se trata de un conflicto del negocio o de poca competitividad sino de la forma de gestionar a la familia y a la compaÁ±Á­a.- Por eso, su manejo implica tomar medidas antes de que estos estallen. Trabajar el problema preventivamente, de forma razonada, no emocionalmente, constituye una herramienta fundamental.-. 

En las compaÁ±Á­as familiares se diferencian claramente tres subsistemas: la familia, la propiedad (accionistas) y la empresa (los que llevan adelante el dÁ­a a dÁ­a).

El conflicto en la empresa familiar se da porque, en la mayorÁ­a de los casos, quienes se desempeÁ±an en estas compaÁ±Á­as forman parte de los tres subsistemas. 

De esta manera, el director de la firma debe tomar decisiones teniendo en cuenta los objetivos de las tres áreas, una tarea muy difÁ­cil de lograr. 

El éxito en las empresas tradicionales se determina por la rentabilidad sostenida en el tiempo. En el caso de las familiares, la rentabilidad no es suficiente, también se debe conseguir concordia familiar.-

Las soluciones

Gestionar la compaÁ±Á­a de forma profesional. Dos aspectos clave para el logro de ese objetivo son la instauración de los órganos de gobierno y del protocolo familiar.

Los órganos de gobierno (junta de accionistas, consejo de familia y directorio) deben mantener reuniones periódicas en las que los roles y los objetivos de cada órgano estén claros. Las reuniones del consejo de familia deben ser exclusivamente informativas. La idea es que toda la familia esté al tanto del manejo de la empresa de forma clara y abierta. A mayor claridad, menor posibilidad de conflicto. 

El protocolo familiar es un documento en el que se establecen las reglas que hacen a la familia y a las relaciones entre ésta y la empresa. Debe aquÁ­ describirse y especificarse cómo se instrumentara el proceso de sucesión. 

También temas como la participación de los parientes polÁ­ticos en la compaÁ±Á­a, si los hijos tienen que realizar una experiencia previa antes de ingresar a la firma familiar, o qué pasa con la propiedad si algún familiar directo no puede o no quiere trabajar en la compaÁ±Á­a, pero quiere participar como accionista.

La creación del protocolo implica la participación de toda la familia y su consenso para que sea legÁ­timo y aplicable. Es difÁ­cil que todos esos diálogos se den naturalmente, pero es necesario generarlos asumiendo el desgaste que esto obviamente implica,  para que estén debidamente aclarados y explicitados.

Miguel Angel Escalera