Redactor/a: Fernando Aznar

Sala: Sala de Derecho Societario y Concursal

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La vida de la Empresa durante un Concurso Preventivo

Es usual, y asÁ­ se manifiesta en las salas de reunión de los estudios jurÁ­dicos especializados en la materia el pensamiento de empresarios reconociendo el rechazo por temor a los procesos concursales. Si me presento en concurso me caigo, es mi partida de defunción! No puedo permitir que la gente se entere de mi problema financiero! Se escucha. La situación es comprensible pero no es tarea del profesional ser funcional a la agonÁ­a que se avecina a causa justamente de ese temor que paraliza la búsqueda de soluciones idóneas para la crisis de la Empresa. Es deber del profesional advertir al Empresario que es una obligación y no una opción en su calidad de administrador de bienes ajenos la de encontrar vÁ­as de solución adecuadas. La causa de la parálisis suele ser siempre la misma: la errónea creencia de que el concurso preventivo va a deteriorar y/o fulminar su actividad comercial. Pero hay buenas noticias para aquellos que ven en el concurso el apocalipsis de su actividad empresarial. Contrariamente a esa percepción, el concurso es la herramienta legal por excelencia que permitirá al empresario detener la debacle financiera, congelar el creciente pasivo y volver a poner la atención exclusivamente en lo que verdaderamente sabe hacer: la actividad comercial. Durante este perÁ­odo la actividad empresarial es absolutamente normal; no se podrá pagar a ningún acreedor cuya acreencia sea de causa o tÁ­tulo anterior a la presentación en concurso, el crédito (el mayor temor es el de perderlo) se mantiene, toda vez que justamente los terceros saben que quien está en concurso no tiene segunda oportunidad, si vuelve a caer en cesación de pagos, la empresa muere; la libertad ambulatoria se halla garantizada, tan solo deberá informársele al juez sobre viajes al exterior (no requiere autorización) y; lo que más importa al empresario: CONSERVA LA ADMINISTRACIÁ“N de su empresa, nadie podrá imponerle decisiones sobre sus bienes ajenos a su voluntad. Finalmente tras un acuerdo con sus acreedores (usualmente se logra) refinanciará su deuda y la tormenta que se veÁ­a como insuperable, habrá quedado atrás.

Fernando Aznar.