Informes
Económicos



Fecha: 5/2022

Transporte de colectivos. Cuánto costaría el boleto sin subsidios

·      El subsidio nacional por boleto de colectivo en el AMBA duplica al de las ciudades más grandes del interior: Córdoba, Mendoza y Rosario.

·      En el AMBA, Córdoba y Rosario los ingresos derivados de la tarifa pagada por los usuarios y de los subsidios nacionales, provinciales y locales no cubren el costo de brindar el servicio.

·      Las distorsiones que genera el esquema de subsidios nacionales lleva a que se incrementen los desequilibrios fiscales, las desigualdades regionales y empeore la calidad del servicio para los usuarios.

 

Los subsidios económicos generan múltiples distorsiones en la economía. En 2021, los subsidios al transporte por parte del gobierno nacional acumularon más de 300 mil millones de pesos, el equivalente a 0,7% del PBI.


Su dinámica profundiza los desequilibrios fiscales, origen de la elevada inflación y otros problemas en la macroeconomía argentina. No obstante, también producen distorsiones regionales y en el sistema de transporte urbano.


Las estimaciones de AAETA marcan que, al mes de marzo, el costo por boleto de colectivo en el AMBA es de 119 pesos. Pese a esto, sus usuarios afrontan la tarifa más barata del país, congelada desde mediados de marzo de 2019, que parte desde los 18 pesos por boleto.


Más aún, no todos los usuarios afrontan la tarifa completa, al coexistir diferentes descuentos ligados a atributos sociales. Así, el boleto medio abonado en el AMBA es de 13 pesos, lo que cubre solo un 11% del costo real de brindar el servicio.


Esto ocurre debido a que el gobierno subsidia aproximadamente dos tercios del costo del transporte por colectivos en el AMBA, lo que daría un equivalente a 78 pesos por boleto.[1]


De esta forma, el estado paga 6 veces más que los usuarios del AMBA por cada viaje, y aun así resulta insuficiente para cubrir el costo de mantener y prestar el servicio.


Como se mencionó previamente, este esquema de subsidios no solo genera distorsiones en el sistema de transporte, sino que también conlleva una elevada desigualdad regional, como muestra el Gráfico 1.





Por la menor densidad poblacional, el costo del transporte público en el interior del país es mayor al del AMBA. Nuestras estimaciones marcan que el costo por boleto de colectivo sería de 192 pesos en Córdoba y de entre 210 y 215 pesos en Mendoza y Rosario.


Pese a que el costo real del transporte público en las ciudades más importantes del país no llega a duplicar a los del AMBA, los usuarios en Córdoba, Mendoza y Rosario pagan entre 2 y 4 veces más la tarifa por el servicio.


La principal causa que explica esta situación se relaciona con los subsidios. En las ciudades más importantes del interior del país, el subsidio nacional ronda entre 35 y 45 pesos por boleto de colectivo; en el AMBA, el monto cubierto por la Nación es el doble. Para compensar, los gobiernos locales subsidian el transporte urbano de pasajeros.


Mientras que en Mendoza el gobierno provincial afronta de forma completa el costo no cubierto por la tarifa y los subsidios nacionales, en Córdoba y Rosario los gobiernos provinciales cubren prácticamente en la misma proporción que la Nación el costo del servicio.


Como los aportes provinciales no resultan suficientes para afrontar el mayor costo del transporte urbano en relación al AMBA, los municipios también subsidian parte del costo del servicio en el interior del país.


Además de la inequidad regional, las distorsiones que introduce el esquema de subsidios conllevan importantes costos para el sistema de transporte urbano.


Como se desliga de lo mencionado previamente, en el AMBA, Rosario y Córdoba, la tarifa afrontada por los usuarios y los subsidios no alcanzan para cubrir el costo del transporte público.


Más allá de implicar pérdidas por el déficit estructural del sistema, la mayor parte del costo no afrontado deriva en que la renovación del material rodante sea menor a la requerida. Esto lleva a que envejezcan las unidades, generando una peor calidad de servicio para los usuarios, por ejemplo, al disminuirse las frecuencias por requerirse arreglos de los vehículos.


El esquema necesita ser repensado. De mantenerse los subsidios, deberían resultar más equitativos en términos regionales y orientarse a mejorar la eficiencia, la infraestructura y la calidad del servicio para los usuarios, no a cubrir los costos básicos de operación y mantención.


Por otra parte, los usuarios deberían afrontar en mayor medida el costo de los servicios brindados por el estado. Esto no solo se desliga del análisis previo, sino también de la situación frente al resto de la región.


Como muestra el Gráfico 2, las tarifas a lo largo del país se encuentran por debajo de las equivalentes en las ciudades más destacadas de nuestros países vecinos, a pesar de que estas también cuentan con esquemas de subsidios propios.



En la medida en que los subsidios al transporte no sean revisados, se incrementarán las distorsiones que generan en el desequilibrio fiscal, las desigualdades regionales y el empeoramiento del servicio brindado a los usuarios.


Autores

Lic. Fabio Ezequiel Ventre

Subdirector del Instituto de Investigaciones Económicas de la Bolsa de Comercio de Córdoba

Martina Gonzalez

Investigadora Junior del Instituto de Investigaciones Económicas de la Bolsa de Comercio de Córdoba



[1] Pese a que en términos contables la Provincia de Buenos Aires y la Ciudad de Buenos Aires financian parte de este monto, en el primer caso se realiza con fondos que provienen de transferencias discrecionales desde la Nación, mientras que en el segundo solo aplica y de forma parcial a las 32 líneas que circulan dentro del territorio de la Capital Federal (sobre un total de 382).