Informes
Económicos
Fecha: 8/2020
¿Por dónde vendrá la recuperación del consumo?
La evolución reciente del consumo minorista refleja el fuerte impacto de la pandemia y las medidas de distanciamiento. Al comienzo de la pandemia, hubo una fuerte contracción de la oferta, que restringió las posibilidades de consumo, sobre todo en los últimos días de marzo y en abril. En efecto, en abril hubo una caída del consumo superior a 50% respecto al mismo periodo de 2019. En mayo, aun con la parcial flexibilización de actividades, la fuerte caída de ingresos en términos reales, asociada a los efectos en empleo y salarios de la disrupción de muchas actividades, derivó en una fuerte contracción de la demanda. En efecto, el consumo continuó en niveles más de 50% inferiores a los del mismo mes del año pasado. Inicialmente estos impactos se produjeron con similar intensidad en todo el país, debido a que la paralización no distinguió el nivel de avance de la pandemia entre regiones. Ya desde junio, el mayor avance en la flexibilización de las medidas sanitarias contribuyó a la recuperación del consumo en gran parte del país, aunque comenzaron a notarse diferencias regionales en el ritmo de reactivación. En el caso de Córdoba, los mejores resultados de la política sanitaria local permitieron una mayor apertura de actividades y por lo tanto una mayor reactivación del consumo que en AMBA, donde la aceleración de los contagios en julio derivó en un endurecimiento de la cuarentena. Gráfico 1: Variación interanual del consumo minorista por jurisdicción Fuente: IIE sobre la base de CAME y FEDECOM. El shock sanitario no solo afectó la dinámica del consumo sino también su composición, donde puede advertirse que el consumo de bienes y servicios no esenciales es el más afectado. En cuanto al consumo esencial (alimentos, bebidas, medicamentos y artículos de ferretería), se observa una contracción importante en los primeros meses de la cuarentena que se va superando en los meses siguientes, al punto que hacia el mes de julio el consumo esencial está en niveles solo levemente inferiores a los de julio del año pasado. En cambio, el consumo de bienes y servicios no esenciales muestra una recuperación mucho más lenta y aún se encuentra en niveles muy inferiores a los previos a la pandemia. De aquí surgen interrogantes sobre las perspectivas para los próximos meses, donde si bien una eventual mejora en la situación sanitaria podrá contribuir a una mayor reactivación del consumo no esencial, esta podría perder impulso, dada la pérdida de poder adquisitivo de las familias ante la destrucción de empleos y el deterioro de salarios reales. Será clave por lo tanto seguir la evolución de la inflación y el tipo de cambio, en un contexto de fuerte escasez de dólares y una excesiva emisión monetaria. En definitiva, tanto la política sanitaria como la económica marcarán la dinámica del consumo y la actividad económica mientras transcurre la pandemia. Gráfico 2: Variación interanual del consumo minorista en la provincia de Córdoba Fuente: IIE sobre la base de FEDECOM.