Informes
Económicos



Fecha: 4/2020

Deuda externa: en este contexto, una oportunidad para Argentina

Con medidas sanitarias drásticas tendientes a aplanar la curva de contagios, Argentina ha respondido de forma rápida y contundente al brote mundial del COVID-19, ganando así el reconocimiento de la Organización Mundial de la Salud y la comunidad internacional en general.


El estado de la economía global ante la pandemia también se presenta como una oportunidad para mejorar la imagen del país en el frente económico internacional. En ese sentido, en el proceso de negociación de la deuda, una firme determinación de voluntad de pago contribuirá a una mayor credibilidad en el país, lo que, una vez pasada la difícil situación mundial actual, permitirá atraer inversiones, acelerar el retorno a los mercados financieros internacionales y contribuir al crecimiento económico. En cambio, no sería aconsejable tratar de “aprovechar” la frágil situación mundial y presentar una propuesta inflexible con importantes quitas.


Sin ignorar que en 2020 el déficit fiscal de Argentina y la mayoría de los países habrá aumentado significativamente, una propuesta que contemple años de gracia, un alargamiento de los plazos y una eventual reducción de tasas de interés, sin quitas de capital, tendrá mayor aceptación por parte de los acreedores privados. Esto obviamente debiera acompañarse de un compromiso viable de alcanzar un sendero fiscal consistente.


El Gobierno argumenta que la deuda pública es insostenible debido a que el superávit fiscal necesario para estabilizar su stock es política y socialmente inalcanzable. Pero en sus cálculos incluye la deuda intra sector público y con organismos internacionales, que se negocian por carriles distintos a la deuda con acreedores privados, más aún en el contexto internacional actual. Al considerar solo la deuda con privados, lo que representa mejor los compromisos reales del Estado, el nivel de esfuerzo fiscal requerido para estabilizar la deuda en los próximos años resulta mucho menor.


El Gráfico 1 muestra el resultado primario requerido para mantener constante la deuda pública con privados, que representó el 32,5% del Producto Bruto Interno (PBI) en 2019, asumiendo una tasa de interés real de 5,5% en el largo plazo (la misma que considera el Gobierno) en distintos escenarios de crecimiento económico. Como se observa, si la economía creciera 3% anual, en línea con el crecimiento mundial de los últimos años, se requeriría de un superávit primario de solo 0,8% del PBI para estabilizar la deuda. Un superávit fiscal de esa magnitud debiera ser posible de alcanzar en 2022, una vez recuperada la economía y superada la pandemia. En cambio, en caso que la recesión continuara el esfuerzo fiscal necesario para estabilizar la deuda sería mayor y más difícil de lograr.


La delicada situación del mundo no estaría minando la capacidad de Argentina de renegociar la deuda, sino todo lo contrario; esta es la oportunidad del país para mejorar su imagen internacional no solamente mostrándose comprometido con el manejo de su política sanitaria sino también con ordenar sus cuentas fiscales y cumplir con sus obligaciones de deuda.


Gráfico 1: Crecimiento económico y resultado primario requerido para estabilizar la deuda con privados

Fuente: IIE sobre la base de BCRA, INDEC y Ministerio de Economía de la Nación.