Informes
Económicos



Fecha: 6/2021

2013-2021: déjà vu económico, ¿déjà vu electoral?

A tres meses de las PASO antes de las elecciones legislativas y dada la similitud de las políticas que viene aplicando el actual gobierno con las del segundo gobierno de Cristina Fernández de Kirchner (2012-2015), resulta interesante realizar un paralelismo en dos dimensiones principales: la marcha de la economía real y el nivel de distorsiones que la afectan.


Evidentemente que el pulso de la economía real impacta en el sentir y las preferencias electorales de la población. En ese sentido, resulta interesante revisar la evolución de la actividad económica y salarios reales previa a las elecciones de medio término de 2013 y la actual. En el Gráfico 1 puede verse que en la previa a las elecciones de 2013 la economía y los salarios reales estuvieron estancados respecto a inicios de 2012, aunque hubo un leve repunte del salario real desde abril a julio de 2013 que luego fue diluyéndose. En cambio, la situación económica actual es mucho peor; la economía se encuentra en una fuerte recesión y el salario real promedio es 6,4% inferior al de inicios de 2020. Por su parte, la fuerte aceleración inflacionaria acumulada en los primeros meses del año anticipa que los salarios reales continuarán deprimidos.


Gráfico 1: Estimador Mensual de Actividad Económica y salario real en pesos. Índice base 01/2012=100

    

Fuente: IIE sobre la base de INDEC, Dirección General de Estadística y Censos de la Ciudad de Buenos Aires y Dirección General de Estadística y Censos de la Provincia de San Luis.


Y justamente en relación al poder adquisitivo y la inflación, en los dos momentos del tiempo considerados la política económica estuvo marcada por fuertes y crecientes intervenciones del Estado en la economía para intentar frenar, sin éxito, la inflación. Dos aspectos llamativamente similares en ambos períodos son la represión cambiaria y el congelamiento de tarifas. El Gráfico 2 presenta la evolución de la brecha cambiaria, medida como el dólar blue en porcentaje del dólar oficial, y de los subsidios respecto al costo de generación de energía eléctrica. Puede verse que, tanto en 2013 como en la actualidad, la brecha cambiaria se encuentra entre el 60 y 70%, mientras los subsidios energéticos cubren entre el 60 y 70% del costo de generación.


Dado que tanto la brecha cambiaria como la importación de energía a la que conduce el atraso tarifario termina sosteniéndose con el consumo de reservas, resulta relevante también considerar la posición de reservas netas del Banco Central en ambos períodos; lo que se advierte aquí es que la situación es mucho peor hoy que hace ocho años. En efecto, tal como se presenta en el Gráfico 3, el déficit de reservas en relación a 2013 es de casi 14.000 millones de dólares, a pesar del impulso del agro en este año.


Gráfico 2: Brecha cambiaria entre el tipo de cambio mayorista y el blue y subsidios a la energía 

   

Fuente: IIE sobre la base de Ámbito Financiero, BCRA y CAMMESA.


Por tanto, si bien 2013 y 2021 resultan cualitativamente similares, la crisis económica y la vulnerabilidad es muy superior en la actualidad que ocho años atrás.


Algo llamativo es que a medida que se aceraban las elecciones de medio término en 2013 se acentuaba la pérdida de reservas para mantener las distorsiones mencionadas. En efecto, entre fines de mayo y de octubre de ese año se perdieron más de 3.500 millones de dólares de reservas. Luego, aún con la derrota del oficialismo, que no fue suficiente para perder su mayoría en el Congreso, no hubo un cambio en la estrategia del gobierno y se siguieron profundizando las distorsiones y la pérdida de reservas. Así, el subsidio a la energía eléctrica llegó a representar el 85,6% del costo de generación de energía eléctrica y las reservas se redujeron en 16.000 millones de dólares más hasta el cambio de gobierno de fines de 2015, pasando a terreno negativo.


Volviendo a la mayor fragilidad de las reservas actual, aún con el aire que dan los ingresos extras del agro, el país tiene compromisos importantes con el FMI en 2022, de más de 18.000 millones de dólares, imposibles de pagar con el nivel de reservas actuales. Esto conduce a dos caminos; o cambiar el rumbo económico adoptando reformas que normalicen la economía, o entrar en situación de retraso de pagos con el FMI y continuar profundizando las distorsiones.


Gráfico 3: Reservas netas. En miles de millones de dólares

Fuente: IIE sobre la base de BCRA.


En gran medida el curso de la economía en el próximo año dependerá del resultado electoral, dado que, entre otras cosas, la decisión de acordar con el FMI pasaría por el Congreso. De los 127 escaños de diputados que se renuevan, el oficialismo necesita obtener 60 bancas para tener quórum propio y la oposición 74. En el Senado, en cambio será menos probable que puede revertirse el dominio del oficialismo.


Dependiendo del resultado electoral, se advierten entonces dos equilibrios políticos posibles para la economía. El equilibrio malo presupone la profundización de las distorsiones al punto de aumentar el riesgo de un ajuste explosivo y desordenado. El equilibrio bueno en cambio anticipa un ajuste racional tendiente a normalizar la economía. Más allá que las perspectivas económicas serán muy distintas en los dos escenarios, en cualquiera de ellos, el año próximo seguirá complicado para la economía argentina.


En síntesis, los datos sugieren que estamos en un déjà vu económico, queda abierta la pregunta si será un déjà vu electoral, y si esta vez la derrota del oficialismo logrará frenar sus avances, nocivos para la economía del país.