Balance de la
Economía Argentina
EVOLUCI
EVOLUCION Y PERSPECTIVAS DE LA ECONOMÍA PROVINCIAL
La provincia de Córdoba tiene una excelente oportunidad histórica para liderar, junto a Santa Fe, una región de alto crecimiento económico que sea capaz de competir y a su vez complementarse con Buenos Aires, a fin de lograr una difusión más amplia de los beneficios del desarrollo para el conjunto de las jurisdicciones provinciales.
Por las mismas razones y tal como se analizó en el capítulo 8, el eje Córdoba-Rosario y especialmente las dos principales ciudades que lo componen, pueden transformarse en centros de prestación de servicios destinados a atender las necesidades de las cuatro regiones del país entre las cuales se encuentran comprendidas. Ellas son el Noroeste, la región Cuyana, la Pampa Húmeda y el Noreste. A continuación se limitará el análisis a la relación entre la ciudad de Córdoba y las tres primeras mencionadas.
Por razones económicas, sociales y culturales, la ciudad de Córdoba está estrechamente ligada al noroeste argentino, y por lo tanto la concreción del crecimiento económico potencial de esa región redundará en un beneficio para ella. A la enorme riqueza en minería, petróleo y gas del noroeste se suman proyectos tales como el desarrollo de la cuenca del río Bermejo1 y las obras de infraestructura para integrarla a la costa del Pacífico. Las "fuentes de riqueza dormidas"2 de esa región son un ejemplo del daño que las políticas de aislamiento le causaron a vastas zonas del país, pero al mismo tiempo una esperanza concreta de desarrollo en un futuro no muy lejano.
Las provincias de Cuyo son el contacto más inmediato que tiene Córdoba con una región que se orientará cada vez más hacia el Pacífico, existiendo grandes posibilidades de complementación, tal como lo indica el análisis efectuado en el capítulo 8.
Por último, gran parte del territorio de la provincia de Córdoba pertenece a la Pampa Húmeda, en donde puede compartir las perspectivas de progreso que se derivan de una efectiva eliminación de los subsidios agropecuarios acordados en la última Ronda Uruguay del GATT.
Una análisis similar podía realizarse para la ciudad de Río IV y su zona de influencia, que aunque tiene una escala bastante más limitada que en el caso de Rosario y Córdoba, se extiende mas allá del territorio de la provincia y se orienta hacia el sur.
Asimismo, debe señalarse que con las transformaciones observadas a partir de mediados de la década de 1980 y el gran desarrollo de la tecnología de información y de las comunicaciones, las distancias se acortaron para numerosas actividades en cualquiera de las jurisdicciones consideradas.
1 Ver Comisión Binacional para el Desarrollo de la Alta Cuenca del Río Bermejo y el Río Grande de Tarija, "Información sobre la Unidad del Negocio", Anexo I, diciembre de 1996.
2 Ver Nieva Aldo, “La región Noroeste Argentina", Academia Nacional de Derecho y Ciencias Sociales de Córdoba, 1997.
Sin embargo, a pesar de las ventajas comparativas que se mencionaron, la ubicación geográfica de la provincia de Córdoba fue a lo largo de una buena parte de su historia una de las principales causas que contribuyeron a su aislamiento y consiguiente deterioro.
Este no es un fenómeno extraño en la experiencia internacional. En un reciente trabajo3 donde se analizan las diferencias en las tasas de crecimiento entre 78 países durante el período 1965-1990, se concluye que las regiones mediterráneas, alejadas de las costas marítimas, crecieron a una tasa anual de 0,6 puntos porcentuales por debajo de aquellas regiones con acceso directo al mar.
Si bien la provincia de Córdoba está lejos de sufrir el mismo aislamiento geográfico de algunos países asiáticos o africanos citados en el estudio, el deterioro de su infraestructura de transporte, sumado a las consecuencias del esquema de sustitución de importaciones, acentuaron los problemas derivados de su condición mediterránea. El tipo de organización política y social que prevaleció en el país durante varias décadas contribuyó también al aislamiento y al deterioro de las instituciones.
Córdoba, además de no haber podido transformar su localización geográfica en una ventaja, perdió gran parte de los últimos años inmersa en los problemas del país y en sus propios conflictos, sin alcanzar a identificar las oportunidades que le brindaba la región. Nuestra Provincia, que históricamente se caracterizó por anticiparse a los cambios, no terminó de aprovechar las ventajas del proceso de integración regional, aún cuando avanzó en aspectos que todavía pueden rescatarse para intentarlo nuevamente4.
En este contexto, la crisis financiera provincial de 1995, desencadenada como consecuencia de la acumulación de un déficit fiscal insostenible y serias deficiencias en el funcionamiento de la administración pública, no fue solamente producto de los errores cometidos por el gobierno en la administración de la coyuntura, sino que reflejó la incorrecta interpretación de los acontecimientos históricos.
A pesar de ello, la nueva administración del Dr. Mestre, asumida en julio de 1995, pudo controlar el desequilibrio de las cuentas provinciales, y al mismo tiempo otorgarle una nueva orientación a la tarea de gobierno y a la composición del gasto público provincial.
Por ejemplo, en el presupuesto de 1998 se prevé que las erogaciones de capital participen en el 22% de los egresos, otorgando un buen margen de flexibilidad para efectuar los ajustes que sean necesarios frente a una futura crisis. Tres años atrás, las inversiones alcanzaban, luego de casi veinte años de decrecimiento, sólo el 7% del total presupuestado, mientras que el rubro gastos en personal hacia muy conflictiva cualquier modificación presupuestaria.
La superación de la crisis mencionada exigió un enorme esfuerzo económico y social que todavía sigue afectando negativamente a la provincia. Ese esfuerzo tuvo que acentuarse significativamente debido al deterioro en la organización del sector público y a los resultados
de algunas definiciones en la política económica provincial. Por ejemplo, la decisión de mantener bajo la órbita estatal a los dos bancos oficiales sin encarar en forma inmediata una profunda reestructuración, condujo a un preocupante aumento en el gasto y a una enorme pérdida de tiempo.
Asimismo, la crisis se agravó por la caída del nivel de actividad general en el país y en especial por la menor demanda de automóviles y otros bienes producidos en Córdoba a raíz de la recession del año 1995.
3 Ver Radelet; Steve Jeffrey Sachs y Jong-Wha Lee, "Economic Growth in Asia", 1997.
4 Las Misiones Comerciales organizadas a fines de la década de 1980, en las que participaron el gobierno provincial, empresas locales y entidades intermedias, como así también la excelente tarea de promoción y recepción de inversiones extranjeras lo indican. Ver "El Balance de la Economía Argentina en 1996", Capítulo II.1
A ello se sumaron las consecuencias del desprestigio de la Provincia y la frecuente situación de conflicto entre el gobierno y parte de su personal. Además, Córdoba continuó soportando las desventajas derivadas de la vigencia de los regímenes de promoción industrial en varias provincias vecinas y el recorte de los gastos de la obra pública nacional.
Otro aspecto importante a señalar, es la deficiencia en materia de información y planeamiento que ha caracterizado a la Provincia desde hace muchos años. El diagnóstico de la misión del Banco Mundial elaborado en octubre de 1995 y la posterior revisión de abril de 1996 fue un importante esfuerzo, pero sin continuidad. Tampoco tuvo la suficiente difusión pública, lo que hubiera permitido enriquecer el diagnóstico inicial y comenzar a elaborar propuestas entre todos los sectores de la sociedad para superar las dificultades señaladas por el mismo. En el transcurso del corriente año, se solicitó a la firma calificadora de riesgo Standard & Poor’s una evaluación de la Provincia que igualmente sería interesante analizar y difundir5. En síntesis, puede concluirse que durante los últimos años, el valor de la información no se apreció en forma adecuada, en especial cuando se trató de elaborar diagnósticos previos a la implementación de las políticas públicas o de impulsar aspectos tales como el liderazgo de la región o un mayor desarrollo del mercado de capitales local.
Vale la pena reiterar una reflexión que ha sido constante en las sucesivas ediciones de este trabajo. Las significativas deficiencias en la información económica y social de la Provincia, su incorrecto uso y la falta de difusión de la misma, tienen un efecto similar a las condiciones de aislamiento geográfico impuesto por la distancia a los puertos y el deterioro de la infraestructura. En cuanto a las reformas estructurales necesarias para aumentar el nivel de competitividad de la Provincia, es mucho lo que resta por hacer. A modo de ejemplo, pueden señalarse algunos de los factores que afectan a la misma:
a) costos derivados de la regulación de los honorarios profesionales,
b) elevadas tarifas de energía eléctrica,
c) distorsión en los impuestos provinciales y municipales,
d) mal funcionamiento del Registro Público de la provincia,
e) deficiencias en la infraestructura de transporte,
f) altos costos financieros, especialmente para las PyMEs.
A lo largo del desarrollo de la Parte III se analizarán con mayor detalle estas limitaciones. En cuanto a la falta de desregulación en los honorarios profesionales, nuevamente se reiterará el ejemplo de los costos de escrituración en la compra-venta de una propiedad inmobiliaria (ver Capítulo 12.2.2 Sector Construcciones).
En el capítulo 13 se verá cómo las elevadas tarifas de energía eléctrica continúan afectando la competitividad de las pequeñas y medianas empresas y el costo de los consumos domiciliarios en mayor medida que en las otras jurisdicciones provinciales.
Las modificaciones impositivas recientemente aprobadas para el año 1998, que afectan al sector agropecuario y eventualmente al transporte, son un verdadero retroceso en el sistema impositivo, sin que solucionen el deficiente funcionamiento del organismo recaudador (Capítulo 13). No es necesario abundar demasiado sobre la ineficiencia del Registro Público de la Provincia, que sin embargo, vuelve a considerarse en el Capítulo 12.2.2. de esta edición del Balance.
5 Según trascendidos periodísticos la misma habría otorgado una calificación de BB- a la provincia de Córdoba, un grado por debajo de la que tienen la Nación y provincias tales como Buenos Aires y Mendoza (en este último caso, solo para la emisión de títulos con regalías petroleras). La Voz del Interior, 1° de diciembre de 1997, pág. 12A.
Con referencia a la infraestructura, la cantidad de kilómetros de rutas asfaltadas por Km2 en la provincia de Córdoba es insuficiente y se encuentra en un estado de gran deterioro. El problema se agrava si se tiene en cuenta la localización geográfica y la inexistencia de autopistas (ver Capítulo 8).
Por último, se analizará el sistema financiero regional ponderando la importancia del desarrollo de un mercado de capitales y la necesidad de eliminar el costo financiero derivado del riesgo provincial (Capítulo 16).
A pesar de todas las dificultades mencionadas, las grandes inversiones que se observan en Córdoba desde comienzos de la década junto al buen desempeño de las exportaciones y el aumento del nivel de actividad, señalan una paulatina salida de la crisis. La sensación general es que la misma es más lenta de lo esperado, simplemente porque en un comienzo se subestimó su magnitud.
Asimismo, las notables mejoras en el empleo y las expectativas en el sector agropecuario y en la construcción observadas en Río IV y en su zona de influencia, son aspectos que permiten avizorar una nueva oportunidad para la Provincia, mas allá de su ciudad capital.
Por último, es importante destacar el papel que tiene la educación en las posibilidades de lograr un crecimiento sostenido en el largo plazo. Mejorar el sistema educativo en todos los niveles e impulsar las actividades científicas y culturales, tanto en la capital como en el interior de la Provincia, debería ser uno de los aspectos prioritarios de la sociedad en su conjunto.
Tampoco se puede ignorar la importancia de diversificar la estructura productiva frente a las crisis internacionales, que se suceden cada vez con mayor frecuencia, y que reconocen como una de sus causas el exceso de oferta de numerosos bienes industriales, entre ellos, la producción de automóviles.
En el apéndice de este capítulo se reproduce la síntesis de un trabajo realizado por el Instituto, que trata sobre el nivel de desarrollo económico y social de las provincias argentinas. El mismo permite apreciar como Córdoba ha perdido posiciones en los últimos diez años.
El propósito del análisis efectuado fue señalar las oportunidades perdidas por la Provincia, que en base a sus enormes recursos y con una mejor organización económica, está en condiciones de dar una respuesta positiva al desafío de la región.
Para ello es imprescindible abandonar la visión de una provincia aislada e independiente de las regiones que la rodean. El cambio de actitud debe producirse en todos los sectores sociales y sus instituciones.
En este sentido se advierte una cierta contradicción entre algunos de los objetivos de la política económica provincial y los instrumentos utilizados para alcanzarlos. No es posible promover la integración regional, tratar de disminuir el desempleo y pretender el desarrollo de
la pequeña y mediana empresa si no se modifica el sistema impositivo, el esquema de regulaciones y buena parte de las estructuras del sector público. El estancamiento de la actividad industrial para las empresas con 5 a 49 empleados al III trimestre de 1997 es un llamado de atención (ver cuadro 12.4 del capítulo siguiente).
Tal como se dijo anteriormente, la actual administración del Dr. Mestre ha logrado superar la crisis fiscal sentando las bases para alcanzar un crecimiento sostenido. La tarea que resta es bastante más compleja y requiere un mayor grado de participación por parte de todos.