Balance de la
Economía Argentina
ENCADENAMIENTO PRODUCTIVO DEL MAN
CAPÍTULO 15: ENCADENAMIENTO PRODUCTIVO DEL MANÍ
Hablar de maní argentino es hablar de maní cordobés; la provincia concentra el 95% de la producción nacional. Tal concentración productiva ha impulsado la aparición de un desarrollado cluster en departamentos del centro-sur provincial. El mismo engloba a productores primarios; pequeños, medianos y grandes industriales; proveedores de insumos; y una serie de eficientes instituciones de apoyo. Este cluster es un excelente exponente de las ventajas del asociativismo y la cooperación entre diversos actores públicos y privados. Su aceitado funcionamiento sitúa al país como segundo exportador de maní, y hace del "maní de origen argentino" sinónimo de calidad a nivel mundial.
15.1 El maní
El maní (Arachis hypogaea L.) es una legumbre originaria de Sudamérica 1, actualmente difundida en todo el mundo. Es una planta herbácea, de porte erecto, semierecto o rastrero, que da frutos anuales. A pesar de ser una legumbre, en la legislación alimentaria internacional es considerada una nuez 2. Muchas veces también se considera al maní dentro de los cultivos oleaginosos por su alto contenido de aceite.
Su consumo está muy difundido en todo el mundo, por su agradable sabor y múltiples usos. Asimismo, se ha comprobado que el consumo regular de maní (en sus diversas formas) es muy beneficioso para la salud. El Cuadro 1 detalla el porcentaje de la ingesta diaria recomendada de nutrientes que brinda el consumo de una porción de maní.
También contiene el antioxidante resveratrol. El maní es igualmente rico en fibras y proteínas, y no posee colesterol. En suma, su consumo ayudaría a prevenir la enfermedad de Alzheimer, problemas arteriales, diabetes, y ciertos tipos de cáncer.
1 Para una breve reseña de la historia del maní véase la Edición 2001 de "El Balance de la Economía Argentina", pág. 111.
15.2 Panorama mundial
La producción mundial se ha mantenido en los últimos años en un rango de entre 30 y 34 millones de toneladas. Como se aprecia en el Gráfico 15.1, el 40% de la producción mundial se concentra en China, que cosecha más de 13 millones de toneladas por campaña. La producción china se caracteriza por estar altamente atomizada (se estima que existen 10 millones de pequeños productores), y por ser de baja escala y mano de obra intensiva. Después de China se ubica India, el país con mayor superficie sembrada, con 7,5 millones de toneladas. Nigeria, con el 8% de la producción mundial, se ubica tercero, seguido de Estados Unidos con el 6%. Otros productores de relativa importancia son Indonesia, Sudán, Senegal, Myanmar, Ghana, Chad, y Vietnam. Argentina, con una producción que fluctúa entre las 220 y las 500 mil toneladas, ronda el décimo lugar en el ranking mundial de producción.
La importancia del maní argentino radica en su participación en el comercio internacional. En el Gráfico 15.2 puede observarse que las exportaciones argentinas fluctúan entre las 180 mil y las 300 mil toneladas, alternando el segundo lugar con las provenientes de Estados Unidos., salvo en 1998 donde Argentina ocupó la primera posición. China, el primer exportador mundial, vuelca anualmente cerca de 800 mil toneladas al mercado internacional.
El importante rol del maní argentino en el mercado mundial tiene básicamente dos razones. En primer lugar, su reducido mercado interno le permite volcar casi la totalidad de su producción a los mercados internacionales. El consumo anual per cápita en Argentina es de apenas 270 gramos, muy por debajo del promedio de los grandes consumidores -en los Países Bajos, por ejemplo, el consumo anual per cápita se ubica alrededor de los 5 kg-. En segundo lugar, la calidad del maní argentino le permite acceder a mercado vedados para otros países, como China, India, Vietnam, o países africanos. La usual presencia de aflatoxinas en el maní de esas procedencias representa un escollo difícil de sortear para acceder a la Unión Europea, el mayor mercado consumidor del mundo. El maní argentino compite principalmente con el norteamericano por el ingreso a ese mercado.
La Unión Europea concentra anualmente el 58% de las compras mundiales. Su grandes importaciones derivan de su elevado consumo interno y de su nula producción, debido a cuestiones agroclimáticas. Otros importadores de importancia son Canadá, Indonesia, México y Rusia.
No existe para el maní un precio de referencia internacional, principalmente porque no es un commodity: es un producto elaborado que dista de ser homogéneo, las diferencias de calidad entre granos de distintas procedencias son enormes. Sin embargo suelen utilizarse como guía orientativa los precios C&F del puerto de Rotterdam. El precio del maní es muy volátil y depende en gran medida de lo que ocurre en los principales países productores en materia de volumen y calidad. Actualmente, por ejemplo, se sabe que la gran sequía que afectó a Estados Unidos (se prevé una cosecha un 32% inferior a la de la última campaña) disminuirá sensiblemente sus saldos exportables, pero en última instancia todo dependerá del volumen, calidad y sanidad de la cosecha china.
15.3 El cluster del maní en Córdoba
Hablar de maní argentino es hablar de maní cordobés, ya que la producción nacional es patrimonio casi exclusivo de la provincia, como puede apreciarse en el Gráfico 15.3. La provincia mediterránea acapara casi el 95% del total nacional, seguida de las producciones marginales de Salta, San Luis, y Formosa.
La actividad manicera concentrada en el centro-sur de Córdoba es mucho más que una cadena productiva. Es más que un proceso lineal de empresas relacionadas que transforman insumos en productos. Por el contrario, reúne todas las condiciones de un cluster. Así pues, como se hiciera en el análisis del cluster apícola, se analizarán las cuatro características que debe cumplir una actividad productiva para ser considerada un cluster; ellas son: proximidad geográfica, red, especialización e innovación.
En cuanto a la proximidad geográfica, la actividad del cluster manisero se concentra en unos pocos departamentos del centro-sur cordobés. Su propia envergadura le impide estar tan concentrado como el cluster apícola en Maciá -delimitado por los propios límites de la ciudad-. Su área productiva alcanza unos 20.000 km2, pero su estructura industrial se concentra principalmente a lo largo de la Ruta Nacional No 158, entre los 100 km que separan a Villa María de Río Cuarto.
Toda la zona es reconocida como la "región manicera", y es difícil hacer referencia a ciudades como General Cabrera o Hernando omitiendo al maní.
En lo que se refiere a las relaciones entre los distintos agentes, las mismas pueden visualizarse como una red. Esto es, distintos actores firmemente interconectados entre sí, y con vínculos de cooperación que van más allá de una mera relación proveedor-cliente. Estos vínculos no se limitan a relaciones contractuales formales. Incluyen también relaciones informales basadas en lazos de confianza mutua, con la palabra empeñada como única garantía. Además abarcan relaciones entre eslabones que no están directamente conectados entre sí, pero que son conscientes de su dependencia mutua. Ello lleva a los distintos agentes a verse los unos a los otros como socios estratégicos en un negocio que necesita del aporte de todos para alcanzar la eficiencia colectiva.
La especialización también es una característica presente en el encadenamiento manisero. Cada eslabón, como se verá, se concentra en una función específica-sin desconocer las actividades transversales realizadas por las mayores industrias- conformando una especialización productiva que, dadas las estrechas vinculaciones entre los agentes, redunda en sinergias que dotan de competitividad al cluster manisero.
Finalmente, una cluster se identifica con un elevado grado de innovación. Para explicar esta característica vale aclarar los conceptos de "capacidad productiva" y "capacidad tecnológica". El primero se refiere a la capacidad de producción de una empresa, dada una tecnología o forma de hacer las cosas. El segundo hace referencia a la capacidad de una empresa de generar y administrar el cambio tecnológico, es decir, a la capacidad de innovar. La adquisición por parte de una empresa industrial de una nueva secadora de grano aumenta su capacidad productiva. Pero es superador que una empresa sea capaz de desarrollar eficientemente una máquina secadora propia, adaptada a las particularidades productivas locales, a partir de la convergencia entre conocimiento articulado y tácito acumulado a través de los años. Esto es un ejemplo de un elevado grado de capacidad tecnológica. Pero esto no depende de una empresa individual, sino del sistema de innovación en el que se encuentra inserta y del que forma parte conjuntamente con instituciones científicas y educativas, y organismos públicos y privados de la más diversa índole, que de una manera u otra aportan al proceso de innovación. Como podrá verse en páginas posteriores, la actividad manicera en Córdoba presenta un alto grado de innovación que se ve reflejado en la elevada capacidad tecnológica del cluster manisero.
Representa, pues, la actividad manicera en Córdoba un acabado ejemplo de cluster. Que a diferencia del apícola en Maciá 3-incipiente y de pequeño peso absoluto a nivel nacional- presenta un elevado nivel de desarrollo y es de gran relevancia en la producción argentina.
La economía de numerosas localidades de la región gira -en algunos casos exclusivamente- en derredor del maní. Para graficar la magnitud del cluster y la relevancia que su accionar representa para la economía regional, la Cámara Argentina del Maní (CAM) estima que la actividad manicera emplea alrededor de 10.000 personas de manera directa. Los empleos indirectamente relacionados con la actividad superan ampliamente ese número. El alto impacto laboral del cluster deviene del gran efecto multiplicador que su producción genera. De hecho, el maní se comercializa con mayor valor agregado que cualquier cultivo oleaginoso.
Desde productores -pasando por industriales, proveedores de insumos y asociaciones empresarias- hasta instituciones educativas y organismos públicos; todos hacen su aporte desde su lugar para que la actividad manicera cordobesa sea colectivamente eficiente e internacionalmente competitiva. En lo que sigue, una breve descripción de los agentes integrantes del cluster en los distintos niveles.
3 Descrito en el capítulo precedente.
15.3.1 Producción primaria
Tal cual muestra el Gráfico 15.4, el cultivo de maní en Córdoba presenta un continuo incremento de producción y rendimientos en los últimos 50 años, exceptuando la disminución en la producción observada durante los años ochenta.
El rendimiento promedio del maní en Córdoba en el último quinquenio alcanza los 1800 kg/ha, más del doble del promedio de los años sesenta. Ello fue posible gracias al mayor grado de tecnificación de las explotaciones y a la mayor capacitación de los productores maniseros, en sintonía con lo que acontecido en las últimas décadas en el agro argentino. En la última campaña -a pesar de las dificultades climáticas- los rendimientos promedio en Córdoba superaron los 2200 kg/ha, lo que permitió una producción cercana a las 360.000 tn.
La región productiva de Córdoba es la más austral del mundo para la producción de maní. La producción de la provincia se distribuye según detalla el Mapa 15.1, que muestra valores promedios para las últimas cinco campañas, acompañado por el Cuadro 15.2, donde pueden apreciarse las toneladas de maní producidas en cada departamento. En el departamento Río Cuarto se produce el 32% del maní cordobés, seguido de Juárez Celman, General San Martín y Tercero Arriba, con el 16,6%, 15% y 14,8% respectivamente. Otros departamentos de importancia relativa menor son General Roca (8,20%), Río Segundo (7%), y Presidente Roque Sáenz Peña (5,20%). El mapa productivo provincial se completa con los departamentos de Unión, Río Primero, Marcos Juárez, Santa María y San Javier, quienes en conjunto produjeron apenas el 1,1% del total en el último lustro.
La ubicación actual de la producción fue adquiriéndose a lo largo de los años. En Córdoba, el maní comenzó a cultivarse hacia fines del siglo XIX en los alrededores de Río Segundo, desplazándose gradualmente hacia el sur -Oliva, Villa Ascasubidurante las primeras tres décadas del siglo XX. Recién hacia la década del '50 el núcleo maicero se traslada hacia General Deheza y General Cabrera, con la instalación en la zona de empresas industriales de envergadura.
El maní compite con la soja en el uso de la tierra en una competencia desigual, caracterizada por la alta rentabilidad, fácil manejo y mejor adaptación a distintos tipos de suelo de la oleaginosa. Esto determinó que la superficie destinada al cultivo de maní en la provincia represente en las últimas 5 campañas apenas un 4,7% de la destinada a soja, frente al 13,8% promedio de la década del noventa.
La siembra de maní en el país se inicia en primavera, y la cosecha en otoño (ver Esquema 15.1). La ubicación austral de Córdoba delimita un rango de fechas de siembra restringido, limitándose a la primera quincena de noviembre.
Para germinar, la semilla de maní requiere un suelo cálido y húmedo, y buenas condiciones de oxigenación. La temperatura de suelo óptima para iniciar la siembra es de 16oC, medidos a 10 cm. de profundidad entre las 8 y 9 hs. de la mañana. La floración comienza a los 35-40 días después de la siembra. En la base de la flor se ubican los ovarios, que después de la fecundación se desarrollan formando el ginecóforo ("clavo"), que se entierra verticalmente unos 5 cm. en el suelo. Ello requiere suelos livianos, de textura arenosa a franco arenosa. Asimismo, los suelos deben ser profundos, con buen drenaje, libres de sales y de ph ligeramente ácido.
A partir del clavo se forman las vainas o cajas, que contienen los granos de maní. El período de formación de vainas se extiende entre los 60 y 100 días después de la siembra, y a partir de allí comienza el período de llenado de granos. Los requerimientos hídricos anuales para el llenado óptimo del maní tipo Runner -que acapara aproximadamente el 90% de la superficie sembrada 4 - alcanzan los 700 mm. Estos requerimientos son mayormente satisfechos con agua de lluvia, pues el grueso del maní cordobés se desarrolla sin riego.
El maní es un cultivo de crecimiento indeterminado; bajo condiciones agroclimáticas adecuadas crece indefinidamente. La cosecha óptima es, pues, aquella que permite que las vainas hayan alcanzado su máximo peso antes de desprenderse. Al ser el maní un cultivo de desarrollo subterráneo, se requiere primero arrancar las vainas para poder ser luego extraídas de la planta.
El proceso de cosecha consta entonces de dos etapas: arrancado y descapotado. Para el arrancado se utilizan máquinas arrancadoras-invertidoras que luego de desenterrar el grano gracias a un sistema de rejas, peines y cuchillas, invierten la planta quedando las vainas expuestas. La determinación del momento de arrancado tiene una importancia crucial en la calidad del producto final. Según ensayos realizados en EE.UU. con la variedad Florunner, el maní gana en promedio de 280 a 560kg/ha y aumenta en calidad durante los 10 días previos al momento óptimo de arrancado. Este se determina por apertura de vainas o por raspado de vainas.
4 La preferencia por el cultivo de maní tipo Runner (en sus variedades Florman INTA, Tegua, Nahuel y Florrunner), radica en su ciclo corto y mejor calidad comercial. El maní colorado ocupa el 10%, y se destina básicamente a consumo interno.
La etapa del descapotado consiste en separar la vaina del resto de la planta. Después del arrancado el maní contiene alrededor de un 40% de humedad; el descapotado debe iniciarse cuando la humedad del grano desciende a un 20%.
El daño mecánico sobre vainas y granos es uno de los factores que mayor incidencia tiene en el deterioro del maní y más lo predispone al ataque de hongos y formación de aflatoxinas (ver Recuadro 15.1). Alcanzar la mayor eficiencia de cosecha posible es clave para evitar disminución de rindes y problemas sanitarios.
Recuadro 15.1: ¡Peligro! Aflatoxinas
Las aflatoxinas son sustancias tóxicas cancerígenas producidas por cierto tipo de hongos. El maní infectado con aflatoxinas puede intoxicar a los humanos que lo consumen, lo que ha determinado a nivel mundial estrictos controles y requerimientos sanitarios para impedir su comercialización.
Su desarrollo puede producirse antes, durante y después de la cosecha, lo que requiere de buenas prácticas de manejo a lo largo de todo el proceso. La contaminación en el campo es la más difícil de controlar y erradicar. Si bien Argentina es uno de los países exportadores con condiciones agroclimáticas menos propicias para la proliferación de aflatoxinas, no está exenta de su aparición. Largas sequías y altas temperaturas favorecen la propagación del hongo que produce estas sustancias. Para disminuir al mínimo los riesgos de aparición, se aconseja:
-lograr un cultivo uniforme que llegue a la madurez en forma simultánea,
-tener el lote limpio de malezas al momento del arrancado,
-controlar la existencia de insectos,
-arrancar el maní con madurez óptima,
-disminuir todo lo posible el período arrancado-descapotado,
-disminuir al mínimo el almacenamiento en silos o a cielo abierto,
-evitar daños mecánicos,
-almacenar con adecuados sistemas de ventilación, entre otros.
Las máquinas arrancadoras-invertidoras, las descapotadoras, y las removedoras -utilizadas para acelerar el secado en hilera o quitar tierra de las vainas- son específicas al cultivo del maní. Del mismo modo, requieren adaptarse a las particularidades del cultivo regional. Ello ha desarrollado una red de industrias especializadas establecidas en General Cabrera y General Deheza, dedicadas a la provisión de estos insumos de capital para la producción manicera. La especificidad de las máquinas producidas por estas industrias ha provocado una estrecha vinculación entre estas últimas y los productores. El establecimiento de estas empresas en la zona les da la oportunidad de contactarse directamente con los productores, atendiendo sus demandas y desarrollando soluciones en procesos de aprendizaje bidireccionales: fabricante de maquinaria-productor manisero y productor manisero-fabricante de maquinaria.
También las grandes empresas proveedoras de agroquímicos están integradas al cluster del maní, colaborando activamente en lo que a transferencia de tecnología e investigación se refiere.
15.3.1.1 Asociaciación Productor-Industrial
El cultivo del maní presenta características que implican riesgos de degradación de suelos (arrancado, bajo aporte orgánico, etc). Esto obliga al agricultor a no sembrar maní en el mismo lote por al menos tres años, idealmente cuatro, combinándolo generalmente con maíz, soja y -en menor medida- pasturas. Este hecho hace que aproximadamente el 80% de la producción cordobesa se realice en campos alquilados, pues pocos productores tienen campos de la dimensión suficiente como para realizar la rotación de lotes necesaria. Los campos alquilados son minuciosamente seleccionados, por ser el maní un cultivo riesgoso y caro, con costos de implantación que se acercan a los US$700 por hectárea. De este modo el arrendatario, mediante análisis de suelo e historial del campo, se asegura que los lotes cuenten con aptitudes apropiadas para su cultivo. El margen de improvisación en este aspecto es mínimo. Se buscan campos preferentemente descansados -sin una larga historia de maní- y provenientes de pasturas perennes.
Para obtener un producto de calidad apto para el ingreso a los más exigentes mercados, todas las etapas del cultivo deben ajustarse a buenas prácticas. El maní no es un cultivo fácil, debiendo ser supervisado permanentemente desde la presiembra hasta la cosecha final. Es un cultivo que requiere de mucho cuidado y dedicación, lo que determina el particular carácter del productor manisero argentino: trabajador, obstinado y enamorado de su cultivo. Es además consciente de los beneficios derivados de la capacitación, lo que lo lleva a participar de cualquier seminario, taller o curso de capacitación tecnológica que se presente. Esto ubica al productor manisero a la vanguardia de la innovación dentro del universo agropecuario argentino.
Los costos y el riesgo inherentes al cultivo del maní han motivado a los productores e industriales a buscar beneficios mutuos en la asociatividad empresaria. La mayoría de los productores están de alguna manera u otra asociados a la industria procesadora de maní. Cerca del 90% de ellos forman parte de la Cooperativa Arroyo Cabral o de la Cooperativa Cotagro, las cuales tienen su planta industrial y son también exportadoras.
Los beneficios para el productor derivados de asociaciones con empresas industriales son vastos. Consigue financiamiento de semillas y agroquímicos por parte de la industria, además de asesoramiento técnico de ingenieros agrónomos especializados. El industrial, por su parte, logra que su staff de ingenieros agrónomos monitoree constantemente la superficie manicera, asegurándose un insumo de calidad cuando finalice la cosecha. Esto último es de vital importancia debido a las estrictas normas sanitarias internacionales.
Algunos productores están tan subordinados al sector industrial que son prácticamente empleados del mismo, operando con menores riesgos, pero también con menores márgenes. Una poción pequeña de productores prefieren, en cambio, permanecer independientes, asumiendo más riesgos con la expectativa de obtener mejores resultados económicos. En todo caso, existe una diversa gama de grises entre ambas opciones, y está en la voluntad del productor elegir su nivel de vinculación con la industria.
15.3.2 Industrialización
A partir de la industrialización del maní aparecen distintos productos que pueden ser destinados a múltiples usos. El pionero en lo que atañe al descubrimiento de usos del maní fue George Washington Carver, un científico norteamericano que en 1903 inició una serie de estudios cuyo resultado fue el desarrollo de más de 300 usos. Actualmente, la industria manicera cordobesa elabora las siguientes manufacturas agrícolas:
- Maní confitería entero
- Maní confitería partido
- Maní blancheado
- Maníes preparados y/o saborizados
- Pasta y manteca de maní
- Grana de maní
- Aceite de maní
- Harina y pellets de maní
No puede precisarse a priori que porcentaje de la producción se destina a la elaboración de cada producto, pues depende mucho del volumen, calidad, y sanidad de la cosecha. En años buenos, la gran mayoría del maní se destina a consumo, categoría que involucra al maní confitería, confitería partido, blancheado, preparado y/o saborizado, y pasta o manteca de maní. En campañas malas, se destina un porcentaje mayor a las plantas aceiteras, que producen aceite, harina y pellets. Por lo tanto el maní utilizado en los distintos procesos se determina recién después de la cosecha, pudiendo su distribución relativa variar sensiblemente entre campaña y campaña.
El proceso industrial del maní confitería comienza con la recepción de la materia prima por parte de la planta. La industria, a través de la CAM, acordó con el Servicio Nacional de Sanidad Alimentaria (SENASA) una norma de comercialización sobre las caracterísicas que debe poseer el maní para ser comercializado internamente.
Inmediatamente después de la recepción del maní se realiza la toma de muestras para ser sometidas a análisis físicos y químicos. Posteriormente se realiza una limpieza preliminar de la materia prima para separar tierra, piedra y cuerpos extraños, a través de un sistema de alimentadores, zarandas, aspiradores y ventiladores. Luego se somete al maní a un proceso de secado antes de pasar a una serie de cintas vibratorias, donde las cajas son tamañadas según su diámetro. A continuación se procede al descascarado, proceso seguido por una selección electrónica de granos, que elimina aquellos de distinta coloración, manchados, enmohecidos, o dañados. Este proceso es completado con la selección manual o "picoteo", donde manualmente se realiza una última inspección y eliminación de granos imperfectos. Los granos seleccionados son tamañados nuevamente para ser discriminados según sus dimensiones, obteniéndose así el maní confitería en sus distintas granometrías, las cuales se establecen en base al número de granos contenidos en 28,35 gramos. El proceso finaliza con el embolsado en bolsas de yute de 25 o 50 kg., o en big bags de 600 o 1.250 kg., que son almacenadas en salas con condiciones de temperatura y humedad controladas.
El maní blancheado (blanco, sin piel o tegumento), utiliza como insumo al maní confitería, el que atraviesa un proceso de calentamiento y enfriamiento súbito que disminuye la humedad del grano y facilita la remoción del tegumento. El maní blancheado es más apto para usos posteriores como frito, salado, con cobertura, etc.
La pasta y la manteca de maní son productos semisólidos que se obtienen mediante la molienda del maní blancheado y tostado -generalmente de granometrías menores- y posteriormente enfriado. Se presentan en dos estilos -natural (pasta), y regular (manteca)- y con diferentes texturas (crema, medio y crunchy). También se les puede agregar saborizantes y/o aromatizantes. Una vez elaborados son envasados en tambores metálicos de 225 kg, en cajas de cartón de 23 kg., o en potes plásticos de 2.300, 794, o 511 gramos.
Los granos que no cumplen con los requisitos físico-químicos apropiados para ser destinados a consumo humano directo, son procesados por algunas de las cuatro industrias del país capaces de elaborar aceite de maní: Aceitera General Deheza S.A., Prodeman S.A., Bunge Argentina S.A., y Lorenzati Reutsh y Cía. S.A. (todas ellas establecidas en la provincia). El rendimiento en aceite del maní es en promedio del 40%. El maní contaminado con aflatoxinas tiene como destino exclusivo las plantas aceiteras, pues la refinación y blanqueado del aceite eliminan las toxinas. La harina elaborada a partir de maní contaminado con aflatoxinas continúa contaminada, razón por la cual la misma es directamente utilizada en la industria del alimento balanceado, no siendo apta para consumo humano directo.
Dentro de las industrias maniceras pueden contarse PyMEs, cooperativas, y grandes compañías de capitales nacionales y extranjeros, que conjuntamente invirtieron cerca de US$ 70 millones en los últimos diez años. Esto permite que la industria manicera argentina se encuentre entre las más modernas y eficientes del mundo.
El detalle de industrias asociadas a la Cámara Argentina del Maní (CAM) se lista en el Cuadro 15.3. Como puede apreciarse, todas se ubican dentro de los límites territoriales del cluster manisero, con la excepción de Niza S.A. -perteneciente a Aceitera General Deheza (AGD)- que procesa maní en su moderna planta de Villa Mercedes, San Luis.
Muchas ciudades de la región viven al ritmo de la industria del maní, y los industriales se hacen cargo de la responsabilidad social que les compete: desde su rol de principales empleadores hasta su papel como elemento dinámico de sus respectivas comunidades. Además, son concientes de su propia debilidad: sus industrias son específicas para la producción de maní, y en ellas tienen invertidos millones de dólares -la planta más pequeña y modesta tiene un costo de unos US$20 millones-. Por ello la industria del maní está estrechamente relacionada con su medio.
15.3.2.1 Subproductos
La cáscara de maní, desecho de la industrialización del grano, suele ser un inconveniente. Representa entre una cuarta y una quinta parte de la cosecha y es un residuo contaminante, pues habitualmente se incinera a cielo abierto, generando grandes cantidades de humo. A partir de este problema, Aceitera General Deheza y la cooperativa Cotagro desarrollaron soluciones prácticas.
Trabajando en conjunto con las Universidades de Salta y de Río Cuarto, y con el apoyo del Fondo Tecnológico Argentino (FONTAR), Cotagro desarrolló un novedoso proceso: a partir de la cáscara de maní produce carbón activado, un producto utilizado en infinidad de aplicaciones.
El carbón activado se utiliza para remover color, olor y sabor a un inmenso universo de productos, por lo que es utilizado en aplicaciones sencillas como filtros de peceras y en complejos procesos industriales como el tratamiento de aguas residuales.
La fábrica es capaz de producir unas 1.200 toneladas de carbón activado anuales. Argentina consume anualmente entre 4.000 y 4.500 toneladas, de las cuales el 80% se importa. Hasta el reciente desarrollo de Cotagro, la producción doméstica se realizaba principalmente con la tala de quebracho en Chaco, o con el carozo del durazno. No existen antecedentes de producción de carbón activado con cáscara de maní. Es una fábrica única en el mundo, que requirió del desarrollo en el país de toda la tecnología de proceso, gracias al esfuerzo mancomunado de distintas instituciones privadas y públicas. A partir de un desecho contaminante Cotagro elabora un producto con un valor comercial de entre US$1.400 y US$3.000 la tonelada.
Aceitera General Deheza, por su parte, desarrolló un proceso no menos novedoso. A partir de un 65-70% de cáscara de maní y un 30-35% de cáscara de girasol (desechos ambos de su actividad principal) la planta genera energía electrica. AGD es capaz de generar 10MWel con el consumo de 183 mil toneladas de biomasa (entre 119 y 128 mil ton/año de cáscara de maní, y 55 y 64 mil ton/año de cáscara de girasol), representando una alternativa limpia de generación de energía. El generador es uno de los pocos en su tipo existentes a nivel mundial.
Ambos desarrollos (Cotagro y AGD) muestran el compromiso de las industrias del sector con el desarrollo sustentable y el cuidado del medio ambiente.
La cáscara de maní podría utilizarse también en la fabricación de cartón prensado o en la producción de bloques de construcción, pero en la actualidad no existen proyectos importantes en este sentido.
15.3.3 Comercialización
15.3.3.1 Consumo interno
El maní en sus diversas presentaciones es muy poco consumido internamente, lo que hace del cluster manisero uno orientado principalmente a la exportación. En Argentina se lo utiliza como "snack" en distintas presentaciones, como insumo en la elaboración de garrapiñada y golosinas con chocolate, o como gránula de helados. La pasta o manteca de maní prácticamente no se consume en el país. La realidad del aceite de maní no es muy distinta; a la falta de costumbre de consumo se suma su precio: el de maní es el aceite más caro (después del de oliva) y, consecuentemente, el primero en ser exportado a países que lo valoran por su alto valor nutricional y sus aplicaciones en comidas gourmet (ver Gráfico 15.5).
La dependencia del mercado externo redunda en fuertes fluctuaciones de precios, lo que podría morigerarse con un mercado doméstico más desarrollado. De hecho, el precio del maní confitería colorado -cuya principal demanda es doméstica- no se encuentra tan atado a los precios internacionales. Frente a este problema, las Secretarías de Agricultura e Industria de la Nación, la Agencia Córdoba Turismo, y el Consorcio de Intendentes de la Región Manicera (ver apartado 15.3.4) pusieron en marcha un programa para promocionar el consumo de maní en el país, con el objetivo de elevar el consumo anual de 8 mil toneladas a 50 mil toneladas en el año 2010.
Con este objetivo, mediante una inversión de $83 mil financiada con un crédito del Ministerio de Producción provincial, el Consorcio de Intendentes instaló 20 puestos de promoción y venta de maní, distribuidos en 15 municipios de 3 departamentos maniseros.
15.3.3.2 Exportación
Más del 90% de la producción es destinada a mercados de ultramar, a pasar de las retenciones del 10 y 5% al maní confitería y blancheado, respectivamente. El Gráfico 15.6 muestra la evolución de las exportaciones argentinas de maní en grano en los últimos 4 años, conjuntamente con el Índice de Hirschmann-Herfindahl (IHH), que indica el grado de concentración de las exportaciones según el destino 5. Cuando la exportación se concentra en un solo destino, el valor del índice es 10.000; a medida que aumenta la diversificación de los destinos, el índice tiende a cero.
Como puede apreciarse, el volumen de exportaciones ha sido volátil -fluctuando entre 176 mil y 256 mil toneladas- acompañando las fluctuaciones en volumen y calidad de las cosechas.
El IHH, por su parte, presenta una tendencia alcista en los dos últimos años, señal de una mayor concentración en las exportaciones.
5 El IHH se calcula como la suma de las proporciones cuadráticas de todos los destinos individuales a los que se comercia.
La baja diversificación de las exportaciones se explica por la gran participación de Holanda en los despachos, como manifiesta el Gráfico 15.7. Los Países Bajos son el destino de casi la mitad de las ventas externas, seguidos de Gran Bretaña con el 7%, Canadá con el 6%, México con el 4% y Bélgica con el 3%. La enorme participación de Holanda se explica por su doble rol de gran consumidor y puerto distribuidor (Rotterdam). El resto se distribuye en pequeñas participaciones de muchos países. Conjuntamente, los despachos a la Unión Europea rondan el 75% de las exportaciones anuales.
Las estrictas normas sanitarias de la Unión Europea son una barrera difícil de sortear para el maní de muchos países, como China, India, Vietnam, o los africanos Nigeria y Senegal. Esto representa una ventaja para el maní de esta parte del mundo, cuya calidad le permite ingresar sin mayores problemas a la Unión.
La calidad del maní argentino radica tanto en cuestiones naturales como en acciones deliberadas del cluster. Con respecto a lo primero, el clima cordobés representa un ambiente poco propicio para el desarrollo de aflatoxinas, las sustancias más controladas por parte de la Unión Europea. Por otro lado, la industria manicera nacional cuenta con estrictos mecanismos de prevención, control, y -en el peor de los casos- segregación de lotes contaminados, que son derivados a la industria aceitera. Al igual que con la norma de comercialización interna estipulada conjuntamente entre SENASA y CAM, se establecieron requerimientos sanitarios para la exportación de maní a la Unión Europea. El cumplimiento de los parámetros de calidad es controlado por inspectores de SENASA en el lugar, en sofisticados laboratorios provistos por cada planta. Además, SENASA terceriza labores de inspección en dos laboratorios privados ubicados en la zona, que trabajan con normas ISO 18025 -requeridas por la autoridad europea-. La CAM se ocupa de financiar el accionar de SENASA mediante una oficina en General Deheza. También financia una oficina de aduana en esa ciudad. Todo ello a los efectos de que los containers sean consolidados en planta, y dirigidos directamente al puerto mediante tren o camión.
El producto exportado a la Unión Europea está totalmente elaborado, pero no fraccionado, pues las leyes europeas están diseñadas para promover la industrialización dentro de los límites de la Unión. En Europa el maní argentino es utilizado como materia prima en la elaboración de snacks y golosinas, o es fraccionado para el consumo minorista.
Otro gran mercado consumidor son los Estados Unidos. Sin embargo el acceso a ese mercado tiene diversos inconvenientes. El arancel aplicado por este país es del 143,4%. Ante esta barrera, en 1994 el gobierno nacional firmó un acuerdo con el estadounidense, el cual habilitaba una "cuota maní" para el maní argentino. El cupo comenzó a tener vigencia en 1995 por un volumen inicial de 26.341 toneladas, incrementándose anualmente. Sin embargo esta cuota está totalmente desvirtuada desde la promulgación de la Ley Agrícola norteamericana de 2002, que estableció subsidios a la producción de maní. Esto mantiene los precios estadounidenses en un nivel muy deprimido, lo que impide al maní argentino competir en ese mercado. La industria manicera nacional está pendiente entonces de la nueva ley agrícola, a promulgarse en 2007, con la expectativa de que los US$ 248 mil millones de déficit presupuestario federal inciten un recorte en los subsidios.
No es el maní consumo el único producto exportado por el cluster manisero. Durante 2005 también fueron exportados aceite y harina de maní, como puede apreciarse en el Gráfico 15.8. En 2005 se exportó aceite por unas 44 mil toneladas (9 mil más que en el año precedente) y harina por unas 6 mil toneladas (frente a nulas exportaciones en 2004). La exportación de harina es mínima debido a la absorción interna para uso en alimentación animal. También se exportan pasta y manteca de maní en pequeñas cantidades, principalmente a Estados Unidos e Israel.
15.3.4 Instituciones de Apoyo
La competitividad de todo cluster radica en el trabajo conjunto de instituciones públicas y privadas de diversa índole. La institución más importante del cluster manisero es la Cámara Argentina del Maní (CAM).
Constituida hace años por industriales del sector, cumple un rol clave en lo que respecta a la integración de la cadena, a la coordinación de actividades de distintos actores, a la promoción de un producto de calidad, a la apertura de mercados externos, a la investigación científica aplicada, y a cualquier otra actividad que redunde en beneficios -a corto o largo plazo- para el cluster como un todo. Es además interlocutor natural del gobierno nacional y local en todo lo que respecta al maní.
La Cámara actualmente está integrada por industriales, productores y exportadores, los que financian sus actividades mediante cuotas sociales. También trabajan estrechamente con la CAM otras industrias pertenecientes al cluster pero no dedicadas a la elaboración de maní, como son las empresas fabricantes de maquinaria agrícola. Estas empresas participan de las actividades de la Cámara pero no están integradas a través de un aporte social.
Los aportantes a la CAM también financian las actividades de la Fundación Maní, el brazo científico de la Cámara. Esta fundación administra los proyectos científicos impulsados por el sector manisero. Su consejo de administración cuenta con representantes del Centro de Ingenieros Agrónomos (CIA) -entidad privada formada por todos los ingenieros agrónomos que trabajan para las empresas de la Cámara-, del INTA, de los productores y de los industriales. Las líneas de investigación a seguir son determinadas por consenso, y los beneficios de la actividad científica disfrutados por todo el sector. Se trabaja en conjunto con INTA, el Instituto de Fitopatología y Fisiología Vegetal (IFFIVE), las Universidades Nacionales de Córdoba y Río Cuarto, la Agencia Córdoba Ciencia, y el Instituto de Ciencia y Tecnología de los Alimentos. La Fundación Maní es en gran medida responsable de la permanente innovación que mantiene al maní argentino en la frontera científico-tecnológica mundial.
Otra institución novedosa es el Consorcio de Intendentes de la Región Manicera. Consiste en cerca de cuarenta intendentes de la región reunidos a instancias de la CAM, concientes de que sus comunidades descansan en lo económico, social y laboral en la actividad manicera. Los intendentes no aportan dinero, pero sí voluntad política, apoyando a la CAM en todas las gestiones tendientes a obtener beneficios para la actividad manicera. El Consorcio de Intendentes trabaja con la premisa de la promoción del maní como política de Estado, trascendiendo estructuras partidarias y mezquindades personales. Todos están disponibles a la hora de trabajar por el maní. La instalación de puestos de promoción del maní en distintas localidades (ver apartado 15.3.3.1) fue idea exclusiva del Consorcio, y fueron los intendentes quienes consiguieron el financiamiento necesario.
La CAM no sólo trabaja con los gobiernos locales, sino también con el gobierno provincial.
Actualmente se está gestionando conjuntamente con la provincia el reconocimiento de la indicación geográfica para el maní de Córdoba, paso de importancia para la industria manicera dada la reconocida calidad del maní de estas latitudes.
Otro ejemplo de cooperación entre actores privados y distintos niveles de gobierno que redundan en beneficios para la industria y la comunidad es el "gasoducto manisero". El mismo es un proyecto largamente solicitado por la región, que finalmente encontró eco a nivel provincial y nacional. El gasoducto tendrá una extensión de más de 138 km, y unirá Las Acequias y General Cabrera, pasando por Charras, Olaeta, Bengolea, Reducción, y Carnerillo, con una inversión de $36 millones. El aporte privado de $12 millones será completado con $12 millones de la Nación y $6 millones de la Provincia. La obra dotará de gas natural a localidades e industrias que hoy dependen del gas envasado, más costoso, permitiendo reducir los costos de varias empresas maniceras de la zona (todo el proceso de secado es intensivo en gas). El gas natural será distribuido además en red domiciliaria, con los beneficios sociales que ello traerá aparejado.
Dentro de los inconvenientes que debe superar el cluster manisero se cuenta la falta de una relación apropiada entre el stock de máquinas arrancadoras y descapotadoras, lo que obliga a utilizar las máquinas a excesiva velocidad de avance. Se estima que durante el arrancado y descapotado se pierden en promedio 434 kg/ha., un número nada despreciable que genera significativas pérdidas económicas al cluster.
Otro problema es el limitado acceso al financiamiento. Después de mucho trabajar, la CAM ha logrado una línea de crédito para la cosecha gruesa bastante accesible por parte del Banco de Córdoba, pero en líneas generales el financiamiento es escaso y costoso. El Banco Nación contaba antiguamente con una línea específica para maní que actualmente no existe. Muchas veces la industria actúa como garante del productor frente a las instituciones bancarias.
A pesar de las dificultades, el cluster del maní en el centro-sur cordobés es un excelente exponente de las ventajas del asociativismo y la cooperación entre diversos actores. Los resultados de tan impecable trabajo pueden verse año a año en el "Circuito del Maní", organizado por el CIA y el INTA de General Cabrera, que en abril de cada año muestra, en un día, toda la cadena productiva a cualquier persona interesada.