ASPECTOS SOCIALES DE LA REGIÓN CENTRO

CAPÍTULO 10: ASPECTOS REGIONALES DE LA REGION CENTRO

 

El presente capítulo desarrollará los principales temas que hacen a la formación de los recursos humanos y su interacción en la sociedad. Inicialmente se analiza el mercado laboral, en el cual se incrementó la desocupación y empeoraron las condiciones laborales. En cuanto a las condiciones de pobreza y marginalidad, si bien se ha lograda reducir el número de hogares con Necesidades Básicas Insatisfechas, la distribución del ingreso se ha vuelto más desigual y ha caída fuertemente el ingreso real de los más pobres. Asimismo, se presenta un estudio detallado de la educación en la Región con un especial énfasis en la formación superior. Finalmente, se aborda el tema de la salud y la seguridad pública, utilizando indicadores a nivel departamental para toda la Región Centro.

10.1. EMPLEO

10.1.1. SITUACION Y EVOLUCION DEL MERCADO LABORAL

Al estudiar la situación del mercado laboral se presentan algunos indicadores obtenidos de relevamientos periódicos que se realizan en algunas localidades, como la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) del INDEC o la Encuesta de Indicadores Laborales (EIL) del Ministerio de Trabajo de la Nación. Sin embargo, al intentar cuantificar el total provincial sólo se dispone de datos de los Censos de 1991 (Censo de Población y Vivienda) y 1994 (Censo Económico). Es por ello que a lo largo del presente apartado se considerarán como indicadores válidos para la Región Centro los obtenidos de las tasas representativas de los principales aglomerados de la región, ponderados según su participación relativa en el total regional.

El mercado laboral de la Región Centro presenta menores tasas de actividad1 y de empleo2 que el Gran Buenos Aires y el total de aglomerados urbanos encuestados por la EPH. A su vez, la tasa de desocupación3 es mayor que el promedio nacional y levemente superior a la del Gran Buenos Aires. Solamente en la subocupación4 la Región Centro muestra un mejor panorama que el resto.

A partir de 1994, al igual que lo sucedido en todo el país, el desempleo mostró otras tasas que superaron el 18%. Asimismo, el empleo cayó a mínimos históricos entre 1994 y 1996. No obstante, en los últimos años se experimentó una disminución del desempleo, un leve crecimiento del empleo (estancándose en alrededor del 34%) y una tendencia creciente en la tasa de actividad. A su vez, la subocupación va en aumento, lo que estaría indicando la «baja calidad» de los puestos de trabajo generados5. Todo ello en conjunto determina finalmente un empeoramiento de la situación ocupacional.


1 Tasa de Actividad: corriente entre la PEA y la Población Total, señala el grado de participación en el mercado laboral.

2 Tasa de Empleo: cociente entre los Ocupados y la Población Total, es un indicador más representativo y estable que Ia tasa de desempleo.

3 Tasa de Desocupación: cociente entre los Desocupados y la PEA, varía de acuerdo a la cantidad y composición de Ia PEA.

4 Tasa de Subocupación: porcentaje de subocupados (que trabajan menos de 35 hs. semanales) sobre el total de la PEA.

5 Estos subocupados enfrentan una alta inestabilidad, trabajan menos de 20 horas semanales y ganan entre $100 y $200 por mes.


Los indicadores del mercado laboral para Mayo del 2000 señalan que un 33,2% de los habitantes de la Región Centro están ocupados, mientras que participan en el mercado laboral (ya sea trabajando o buscando un empleo) un 39,5% de la población total, conformando así la PEA6. De este grupo, el 16,1% se encuentra en situación de desempleo y el 12,6% trabaja menos de 35 horas semanales (subocupados).

El Gran Córdoba se destaca como el aglomerado con mayor tasa de empleo dentro de la Región Centro. En el otro extremo, se encuentra Concordia con la mayor tasa de desocupación del país, a Io que se le suma una alta subocupación. Completando este desfavorable panorama en el mercado laboral, sólo un 28,8% de la población total trabaja. Asimismo, el Gran Rosario presenta un alto nivel de desempleo, mientras que Río Cuarto tiene la menor desocupación de la región. Por su parte, Gran Santa Fe muestra la menor subocupación.


6 PEA: Población Económicamente Activa, incluye a los ocupados y a los desocupados.


Las cifras impactan más cuando se calcula la cantidad de ocupados, desocupados y subocupados en cada aglomerado. Los aglomerados de mayor tamaño son el Gran Córdoba y el Gran Rosario, donde los desocupados y subocupados suman más de 150 mil personas, seguidos por Gran Santa Fe y Paraná, con más de 40 y 30 mil habitantes con este tipo de problemas laborales. Finalmente, se ubican las ciudades de Concordia y Río Cuarto, donde estos grupos abarcan a más de 18 y 14 mil personas, respectivamente.

Según el número absoluto de desocupados, el orden de los aglomerados es muy similar al señalado por la población total. Sin embargo, al considerar la proporción de desocupados sobre el total de habitantes, Concordia presenta el mayor peso relativo (8,3%), luego se ubica Gran Rosario (7,2%) y después Paraná (6,8%). En orden descendiente continúan Gran Santa Fe (6,1%), Gran Córdoba (5,5%) y Río Cuarto (4,8%).

10.1.2. EVOLUCION DEL EMPLEO PRIVADO

Otro indicador de la evolución del mercado laboral es proporcionado por el Ministerio de Trabajo, Empleo y Formación de Recursos Humanos de la Nación. Una encuesta realizada sobre las empresas privadas pertenecientes a los sectores de actividades secundarias y terciarias, que ocupan a más de 10 trabajadores, permite elaborar un índice del empleo privado formal para el Gran Buenos Aires, Gran Córdoba y Gran Rosario (éste último fue incluido recientemente). En cuanto al nivel del empleo formal generado por el sector privado, se destaca un marcado crecimiento del empleo durante 1997 hasta mediados de 1998. Luego las crisis internacionales influyeron en la actividad local y se experimentaron fuertes pérdidas de puestos de trabajo.

Los niveles de ocupación cayeron más de 3 puntos porcentuales en 1999, sólo el Gran Rosario mostró una recuperación significativa hacia fines de ese año. La pérdida de puestos de trabajo continuó durante el 2000, observándose una desaceleración en la caída durante el segundo semestre del año. En Septiembre del 2000 se experimentaron variaciones positivas en el empleo, debido a la incorporación de personal por parte de las empresas grandes, mientras que las más pequeñas evidenciaron disminuciones. En cambio en Rosario, todos los estratos de empresas incrementaron su dotación.

En cuanto a las ramas de actividad, los servicios comunales generaron puestos de trabajo en los tres aglomerados, mientras que la construcción ha sido la mayor expulsora de mano de obra. Aunque se han incrementado las contrataciones de tiempo indeterminado, se destaca el hecho de que los puestos de trabajo creados requieren personal de baja calificación, y por lo tanto, ofrecen salarios reducidos.

10.1.3. EMPLEO NO REGISTRADO

Tal como se señaló en el entorno económico nacional (Capítulo 1), el empleo en negro creció notablemente durante los años noventa. En mayo del 2000 más de 8 aglomerados argentinos presentaron tasas de informalidad superiores al 40%.

En lo que respecta a la Región Centro, la evolución del empleo no registrado creció un 30%, con tasas del 26% en mayo de 1990 hasta el 33,8% en mayo de 2000 (ver gráficos 10.3 y 10.4).

Entre los principales aglomerados de la Región Centro se destacan Concordia, Gran Córdoba y Río Cuarto como los aglomerados donde la informalidad presentó su mayor participación, con tasas máximas que alcanzaron el 43,1%, el 42,8% y el 39,9%, respectivamente. Asimismo, las dos primeras se destacan por el crecimiento sostenido del empleo en negro en los últimos 10 años. Por el otro lado, se ubican Santa Fe, Rosario y Paraná con menores tasas de informalidad, cuyo promedio no supera el 30%. Sin embargo, Santa Fe muestra una tendencia creciente muy marcada. Como ya fue señalado en la primera parte de este libro, es fundamental atacar el problema del empleo no registrado, no sólo por el alto costo fiscal sino por el deterioro de las instituciones y la violación de los derechos de los trabajadores.

La informalidad afecta mayormente a los que poseen menores niveles educativos, trabajan en establecimientos pequeños con menos de 10 empleados y se desempeñan en los sectores de la construcción, el transporte y comunicaciones, el comercio y los servicios domésticos7. Es por ello que las políticas activas del gobierno deben tender a flexibilizar el mercado laboral, disminuyendo los cotos de contratación, permitiendo la movilidad interna y el ajuste de los salarios según la productividad alcanzada.

Por ejemplo, se debería apoyar a las PyMes con medidas que incentiven el empleo, pero que, a su vez, reduzcan la informalidad, para que de esta forma se generen más empleos. A su vez, los planes de fomento a la obra pública, a través del sector construcciones, que presenta un alto nivel de empleo no registrado, deberían contener igualmente políticas que apunten a disminuir la tasa de informalidad. Una política equitativa tendría que ofrecer beneficios sociales (seguros de salud, asignaciones familiares, guarderías para niños, subsidios por nacimiento, etc.) independientemente del mercado laboral, a través de políticas de gasto social focalizadas y dirigidas especialmente para no afectar los costos laborales y facilitar la creación de empleo registrado.

10.1.4. PUESTOS DE TRABAJO DECLARADOS

Los puestos de trabajo declarados en el Sistema Integrado de Jubilaciones y Pensiones (SUP) se incrementaron un 23,5% en el total del país y sólo un 15,1% en la Región Centro entre el III Trimestre de 1994 y el I Trimestre de 2000. En la última medición, la Región Centro presentaba unos 728.394 puestos declarados en el SIJP, mientras que para el total del país la cantidad de puestos ascendía a 4.763.2348.

La evolución anual (al comparar contra igual trimestre del año anterior) muestra que en la Región Centro el crecimiento del empleo formal ha sido inferior al del total del país durante 1997 y el primer semestre de 1998. Al mismo tiempo, las caídas han sido más pronunciadas en la región (se destacan los valores de fines de 1995). Sin embargo, una visión optimista permite señalar que en 1999 y 2000 la Región tuvo un desempeño más favorable que el total nacional.


7 Ver capítulo 20, Sección 2.4 del Balance de la Economía Argentina 1999: un enfoque regional, IIE Bolsa de Comercio de Córdoba, 1999.

8 Cifra que sólo representa el 39,8 % de los trabajadores si se considera que para el Total Urbano se estima que en mayo de 2000 los ocupados eran unas 11.743.000 personas. El SIJP no incluye los empleados públicos de provincias no adheridas, el personal militar de las fuerzas armadas, fuerzas de seguridad, personal policial y los menores de 18 años.


En cuanto a la participación de la Región Centro en el total de puestos declarados en el país, ésta se ubica en promedio en un 15,7% para el período analizado. Se observa una clara tendencia decreciente desde fines de 1996, desde un 16,5% hasta alrededor del 15,4%. Cabe comparar este porcentaje con la proporción del 20% de la población argentina que reúne la región. Desagregando a la Región Centro según la participación de los puestos de trabajo declarados, Santa Fe abarca el 44,6%, Córdoba el 43,7% y Entre Ríos el 11,7%.

10.1.5. NIVELES SALARIALES

Según los datos del SIJP las remuneraciones promedio devengadas de los puestos de trabajo declarados en nuestro país aumentaron un 7,4% entre el III Trimestre de 1994 y el I Trimestre del 2000, crecimiento que resultó del 9% para la Región Centro. Al comparar con el promedio nacional, los niveles salariales de la Región Centro son un 21% inferior, variando entre los $651 y $773; mientras que el promedio nacional osciló entre $846 y $964. Dentro de la Región Centro, la provincia de Córdoba presenta los mayores salarios, con un promedio de $811 para el I Trimestre de 2000, seguida por Santa Fe con $756 y, por último, Entre Ríos con un salario promedio de $700. De las tres provincias de la región, Santa Fe es la que mostró el menor crecimiento en sus niveles salariales, con una tasa del 7,4% para el período 1994-2000, mientras que las otras dos presentaron tasas del 10,5%.

Vale la pena destacar que la serie del SIJP se refiere sólo a los salarios formales, siendo éstos superiores a los salarios promedio de la actividad económica, que incluye tanto al sector formal como al informal. Otra característica es el comportamiento contra cíclico de esta serie. Sucede que con el proceso de pérdida de empleo, se destruyen mayormente los puestos de trabajo menos calificados y con menor antigüedad, y por lo tanto de menor salario; lo que resulta finalmente en mayores salarios promedios devengados. Es por ello que se presenta en los gráficos 10.9 y 10.10 la serie de salarios reales en base al ingreso de la ocupación principal de los asalariados, según los datos de la EPH. De esta forma, se considera tanto al empleo formal como al informal.

Según estas estimaciones resulta que, con niveles inferiores a los salarios9 de Capital Federal ($934,8) o el Gran Buenos Aires ($677,2), se ubican en orden decreciente Rosario ($550,7), Córdoba ($536,7), Río Cuarto ($514,7), Santa Fe ($475,5), Paraná ($472,1) y Concordia (390,2). Los salarios promedio para el período bajo estudio 1995-1999, resultan en orden decreciente Córdoba ($535,3), Rosario ($520,9), Santa Fe ($508,8), Río Cuarto ($484,4), Paraná ($472,8) y Concordia (398,5). La evolución de los salarios entre octubre de 1995 y mayo de 199910 arroja una caída general. Se observa un leve crecimiento en los niveles salariales en Paraná (4,4%), Rosario (2,6%), Capital Federal (0,5%) y en los Partidos del Conurbano (0,7%). Mientras que en el resto se experimentaron caídas de magnitud variable: Santa Fe (-7,4%), Concordia (-3,6%), Río Cuarto (-3,5%), Córdoba (-1,7%) y el Gran Buenos Aires (-0,8%). En general, se observa una caída del salario real; sin embargo, cabe aclarar que existe gran variabilidad en las series, influyendo notablemente el período considerado.

10.1.6. PROGRAMAS DE EMPLEO Y SEGURO DE DESEMPLEO

La Ley Nacional de Empleo N° 24.013 es el marco principal en el cual se describen las acciones vinculadas al empleo, la capacitación, el mejoramiento de la situación del mercado de trabajo y la contención de los desempleados a partir de la creación del Seguro de Desempleo.


9 Salarios reales mensuales promedio estimados en base al ingreso real de la ocupación principal de los asalariados para octubre de 1999 o último dato disponible.

10 Período en el cual se dispone de datos para todos los aglomerados, de forma tal que la comparación resulta adecuada.


Las políticas de empleo que lleva a cabo el Ministerio de Trabajo, Empleo y Formación de Recursos Humanos pueden clasificarse en dos grandes áreas:

a. Las políticas activas de empleo son aquellas que demandan algún tipo de capacitación y/o trabajo por parte del beneficiario, mejorando de esta manera su acceso al mercado de laboral.

– Programas de empleo

Programas de capacitación laboral

b. Las denominadas políticas pasivas de empleo que, a diferencia de las anteriores, son aquellas que no demandan ningún tipo de acción por parte del beneficiario.

– Seguro de desempleo

En un intento por frenar la desocupación, las políticas activas del gobierno han destinado a los distintos programas de empleo11 casi $1.360 millones desde 1993 hasta agosto del 2000. Sin embargo, los montos asignados al conjunto de políticas de empleo anualmente jamás llegaron al 1% del PBI y se encuentran muy lejos del 2,5% que en promedio le dedican los países de la OCDE.

El mayor esfuerzo ocurrió en 1997 con un monto de $298.762600 para la ejecución de los programas de empleo del gobierno, que cubrieron más de un millón y medio de prestaciones, duplicando así los montos y prestaciones destinados a estos programas durante 1996. La tendencia es marcadamente decreciente, ejecutándose en los primeros 8 meses de 2000 medio millón de prestaciones con un promedio de $169 por prestación.

Asimismo, la participación de las provincias en estos programas de empleo ha variado notablemente. La Región Centro incrementó su participación considerablemente hasta 1996 y luego disminuyó Ievemente. Se destaca la provincia de Santa Fe con la mayor participación regional en los programas de empleo. Por otro lado, es asombrosa la preponderancia de la provincia de Buenos Aires que ha cuadruplicado su participación, hasta recibir el 24,4% de los montos que la Nación destina en estas políticas activas.


11 Incluyen programas como: Programa de Empleo Privado PYME, Forestar, Trabajar, Servicios Comunitarios, Programas Especiales de Empleo, Programa de Emergencia Laboral, PROEMPLEO, PRONAPAS, PRENO, PROAS, PROLANA, ASISTIR, PROCOPA, PIT, PRIDIS, entre otros.


Al considerar los montos ejecutados por programa durante el año 2000, se destaca el Plan Trabajar y el Programa de Emergencia Laboral, a los cuales se destinó el 58,7% y el 35,7% de los fondos a nivel nacional. Por su parte, en la Región Centro la importancia de los planes Trabajar fue aún mayor, alcanzando el 66% de los montos asignados a dichos programas.

El Plan Trabajar tiene como objetivo brindar ocupación transitoria a trabajadores desocupados en condiciones de pobreza y/o vulnerabilidad social, a fin de reducir el impacto de la caída del nivel de ingreso de sus hogares, mejorar su empleabilidad y atender situaciones de emergencia ocupacional. Al mismo tiempo, el programa pretende satisfacer necesidades relevantes a través de la concreción de proyectos de inversión social.

En cuanto a los programas de capacitación laboral, el Proyecto Joven fue el más significativo que aplicó el gobierno nacional, buscando adecuar la calidad de la oferta laboral a las necesidades del mercado de trabajo. El objetivo de este programa desde 1993 fue capacitar a 200 mil jóvenes en un lapso de 4 años, a través de cursos semestrales de capacitación y pasantías en empresas. El programa se concentró en jóvenes entre 16 y 24 años, con secundario incompleto y de hogares de bajos ingresos. Los sectores con mayor participación fueron los servicios y la industria, la tasa de egreso de los beneficiarios fue alta (91%). Sin embargo, el porcentaje de inserción definitiva fue muy bajo.

Por otra parte, dentro de las políticas pasivas se encuadra el seguro de desempleo que comenzó a funcionar plenamente en enero de 1993. En nuestro país, los recursos destinados a este seguro en promedio no alcanzan al 0,1% del PBI, no superando su impacto el 7% de las personas afectadas.

Los montos destinados a estas prestaciones superaron $300 millones desde 1993 hasta 1997, siendo el máximo en 1996, de $398 millones para cubrir unas 1.544.067 prestaciones, lo que da como resultado un gasto promedio de $258 por prestación.

Sin embargo, no se puede dejar de mencionar las limitaciones del seguro de desempleo en cuanto a sus exigencias12, que hacen muy difícil su acceso a la mayoría de la población desocupada. Un simple cálculo permite


12 Estar inscripto en el Sistema Unico de Registro Laboral, haber cotizado en el Fondo Nacional de Empleo por un mínimo de 12 meses y haber sido despedido formalmente. Quedan excluídos los trabajadores del sector informal, los renunciantes voluntarios, los despedidos por justa causa y los contratos terminados de común acuerdo.


sostener la afirmación de que el seguro de desempleo solo cubre a una mínima parte de la población desempleada. Tomando las cifras de mayo del 2000 el total de desocupados en Argentina superaba los 2 millones de personas, mientras que el seguro de desempleo otorgaba unas 121.131 prestaciones, es decir que atendía solamente al 5,8% de los desempleados. Por lo tanto, el número de dichas prestaciones debería incrementarse unas 17,2 veces para que realmente cumpliera su función social.

Otra observación que se puede realizar frente al seguro de desempleo, es la falta de coordinación con actividades de capacitación enfocadas a la reinserción laboral de los individuos.

Entre 1994 y 1997 este programa absorbió más del 60% del total de fondos públicos destinados a políticas de empleo. A partir de 1997, las políticas de demanda adquirieron más importancia, hasta igualar a las de oferta; hasta que en 1998 los planes de empleo público alcanzaron mayor importancia que el seguro de desempleo, tal como se destaca al detallar la evolución de los montos destinados a tales efectos.

10.2. POBREZA Y DISTRIBUCION DEL INGRESO

10.2.1. LA POBREZA EN ARGENTINA Y EN LA REGION CENTRO

La utilización del término Pobreza se toma como un indicador del nivel de Bienestar de la población. La pobreza queda definida como la falta de dinero, bienes o medios para vivir digna y confortablemente. En un sentido más amplio, la pobreza es concebida como la privación de aquellas oportunidades y elecciones básicas para el desarrollo humano, jugando aquí un rol preponderante el concepto que se tenga de las necesidades humanas, incluyendo derechos y capacidades determinadas histórica y socialmente.

La forma adecuada de medir la pobreza y el número de personas pobres ha sido el centro de grandes debates. Las estimaciones del número de personas que viven en la pobreza varía en forma sustancial de acuerdo a la metodología utilizada. En 1998, según estimaciones del Banco Mundial, 1.214 millones de personas en el mundo viven con menos de un dólar diario13, lo que representa un 24,3% de la población mundial14.

Como se ha señalado, la pobreza es medida en términos monetarios. Sin embargo, las estrategias para reducir la pobreza se basan en los conceptos del capital humano (interpretados como inversiones en educación, salud, nutrición, etcétera). Aquí entran en consideración algunos indicadores sociales, tales como tasas de analfabetismo o el acceso al agua potable, que están estrechamente ligados con los estándares de vida y las privaciones, pero expresados en términos no-monetarios. Algunos métodos alternativos para medir la pobreza han sido construidos con la explícita intención de no basarse en un único indicador para la pobreza sino más bien utilizar un enfoque multidimensional.

Numerosos estudios señalan la fuerte y sistemática relación existente entre el crecimiento global y la reducción de la pobreza. Sin embargo, evidencias empíricas han demostrado que la elasticidad de la pobreza ante el crecimiento se reduce cuando la desigualdad es mayor. Por lo tanto, se puede afirmar que cuanto mayor sea la desigualdad de un país mayor será la tasa de crecimiento necesaria para reducir la pobreza en un monto dado. En este sentido, la dificultad para la pobreza en América Latina indica que existen varios factores que influyen significativamente; entre ellos la elevada (y en algunos casos creciente) desigualdad que caracteriza a la región ha atenuado los beneficios del crecimiento económico.

Es necesario que se adopten las políticas públicas correspondientes para proporcionar a los pobres igualdad de acceso tanto a la educación como a los servicios de salud de buena calidad y aumentar sus bienes mediante el acceso a la tierra o planes de vivienda. Asimismo, la progresividad de los impuestos y del gasto público, las correcciones al mercado del crédito, de la misma forma que la eliminación de las prácticas discriminatorias y la creación de mecanismos que protejan a los pobres en las crisis adversas, constituyen los ingredientes fundamentales del crecimiento con equidad15.


13 Estimación que se realiza con U$S convertidos en monedas nacionales con los tipos de cambio de la paridad del poder adquisitivo (PPA) calculado en 1993.

14 Aplicando la misma metodología: 2.817 millones de personas, un 56,3% de la población mundial vive con ingresos inferiores a U$S 2 diarios, cifra que en América Latina y el Caribe alcanza a 182 millones de personas, es decir, un 36,4% de su población.


Al estudiar el tema de la pobreza, como se mencionó anteriormente, se pueden utilizar las más variadas metodologías. En nuestro país principalmente se toman dos enfoques alternativos para clasificar a los hogares pobres.

Ambos métodos intentan medir el mismo fenómeno, pero la información que requieren y los resultados obtenidos pueden diferir considerablemente.

Por un lado, el enfoque de Ia línea de la pobreza (LP) pretende determinar si un hogar es pobre o no de acuerdo al nivel de ingreso per cápita familiar. Mediante este procedimiento se determina el nivel de ingreso mínimo per cápita que una familia tipo necesita para acceder a un nivel de vida decoroso. Este enfoque toma en cuenta las necesidades del hogar del tipo alimentarias y no alimentarias y en base a ellas se construye una canasta alimentaria y una canasta total que incluye además otras necesidades. De esta forma, si el ingreso corriente per cápita de la familia no alcanza para adquirir la canasta alimentaria, el hogar queda por debajo de la línea de indigencia; y en caso de que a pesar de cubrirla, igualmente no alcanza para la canasta total, el hogar queda por debajo de la línea de pobreza.

Por otro lado, el enfoque de las necesidades básicas insatisfechas (NBI) apunta hacia aquellos hogares que sufren situaciones críticas en cuanto a la privación de bienes, recursos u oportunidades, que posibilitan la subsistencia y el desarrollo en condiciones mínimas de acuerdo a la dignidad humana.

Este enfoque no depende de las variaciones del nivel de ingreso corriente como el anterior, sino que apunta a la dimensión estructural de la pobreza y permite analizar la problemática a largo plazo. Las realidades provinciales muestran un panorama con variadas expresiones. Cada región posee sus características propias y problemáticas especiales. La pobreza también se manifiesta con diversa intensidad en el extenso territorio argentino. Como un primer acercamiento a los niveles de pobreza en nuestro país se considera la disponibilidad de ingresos mensuales por persona para el 1° quintil, con datos de la EPH de mayo de 1999 para los aglomerados urbanos encuestados.

El 1° quintil poblacional reúne al 20% de la población con menores ingresos, lo cual llevado a nivel nacional representa unos 7,4 millones de ciudadanos que sobreviven con $2,2 pesos diarios per cápita. Se estima que la canasta básica requiere $8,5 diarios per cápita y la línea de pobreza oficial está determinada en $4,1 diarios promedio por integrante de hogar. Esto significa que sólo el 1° quintil de la Ciudad de Buenos Aires se ubica por encima de la línea de pobreza. Mientras que sus vecinos del Conurbano se encuentran en condiciones mucho más degradadas (por debajo del promedio nacional) viven con $1,9 diarios. Las disparidades a lo largo de nuestro país se observan directamente. Unicamente 7 aglomerados se ubican por encima del promedio nacional y entre ellos sólo uno supera la línea de pobreza.


15 Ver Nora Lustig (1998), «El Banco Interamericano y la reducción de la pobreza: una visión general».


Río Cuarto sobresale dentro de la Región Centro como el aglomerado con mayores niveles de ingresos para su 1° quintil, con un ingreso mensual de $62,2 para este estrato que se encuentra muy próximo al promedio del país. Por su parte, Concordia muestra la situación más agravante, las personas de menores ingresos viven con menos de $35 mensuales o $1,2 diarios.

Si se consideran las Necesidades Básicas Insatisfechas para los principales aglomerados del país estimadas a partir de la EPH en base a datos de octubre de 1994 y 1998 los resultados varían un amplio rango: desde Jujuy, con más del 30% de hogares con NBI, de los cuales más del 11% se encuentran en pobreza extrema17, hasta Capital Federal con menos del 5% de hogares con NBI y menos de medio punto porcentual de pobreza extrema.


16 EQUlS, febrero 2000, «Disponibilidad actual de ingresos de Ia población pobre argentina».

17 Pobreza Extrema: el hogar presenta dos o más indicadores de Necesidades Básicas Insatisfechas. Pobreza Moderada: el hogar sólo cuenta con un indicador de NBI.



En la Región Centro para octubre de 1998, Concordia es el aglomerado que mayor porcentaje de hogares con NBI presenta, un 21,8% que incluye un 6,3% de pobreza extrema. A la vez que Paraná posee un 11,6% de hogares con NBI y menos del 3% presenta más de una carencia. Santa Fe muestra una situación social con niveles similares a los citados en el caso de Paraná.

Por su parte, Rosario tiene un 14,8% de hogares con NBI, de los cuales un 5% son de pobreza extrema. A la vez que Córdoba presenta un 12,9% de hogares con NBI entre los cuales se incluye un 3,6% con pobreza extrema.

En cuanto a la evolución de la pobreza es posible comparar18 los resultados en los distintos períodos y analizar su evolución desde 1991 hasta 1998. En general, se advierte un proceso de reducción de la pobreza por etapas. En un principio, entre 1991 y 1994, aumenta el porcentaje de hogares con NBI en San Luis (16%), Rosario (5%), Comodoro Rivadavia (4,1%), y en menor medida en Córdoba (1,6%). Al mismo tiempo, se producen notables reducciones en Ushuaia (-65,5%), Río Gallegos (-47,4%) y Salta (-40,7%).


18 Según la Secretaría de Programación Económica del Ministerio de Economía, teniendo en cuenta algunas consideraciones metodológicas, las mediciones realizadas en ambos relevamientos son claramente comparables.


En la segunda etapa, de 1994 a 1998, las reducciones de la pobreza son más generalizadas; desde San Luis con disminuciones superiores al 40% hasta Paraná con una reducción del 15% se aprecia una tendencia marcada. Rosario acumuló un incremento de medio punto porcentual para totalizar un 6% en el crecimiento de sus NBI que ascendieron al 14,7% de los hogares en 1998. Córdoba también mostró un aumento neto del 0,8% en sus niveles de NBI, pasando del 12,8% en 1991 al 12,9% en 1998.

En síntesis, las provincias de la Región Centro disminuyeron su porcentaje de NBI y de pobreza moderada con una intensidad variable. Se destaca Paraná con un descenso de las NBI del 13,7% en 1994 al 11,6% en 1998, al tiempo que Santa Fe muestra una caída menor. Rosario incrementa sus niveles de NBI pero logra una recomposición reduciendo la pobreza extrema y Córdoba se ubica en una situación muy similar.

Como se mencionó en un principio, la pobreza medida a través del porcentaje de NBI con una carencia (pobreza moderada) o con más de una carencia (pobreza extrema) apunta hacia las privaciones del hogar y, por lo tanto, produce una clasificación más estructural. Sin embargo, al analizar la situación coyuntural se observan algunos hechos estilizados que contribuirían al crecimiento de la pobreza, medida por el indicador de subsistencia del ingreso per cápita familiar.

Entre las principales razones que contribuyen a una expansión de la pobreza se debe citar la evolución del nivel de actividad que afecta directamente al mercado laboral, y dentro de éste último es necesario analizar los cambios en la composición sectorial y ocupacional del empleo. La última recesión provocó una importante destrucción de puestos de trabajo en el sector industrial, los cuales fueron reemplazados por empleos menos estables y peor remunerados en sectores como la construcción, comercio y servicios personales caracterizados por su alta informalidad y baja remuneración.

Asimismo, aunque se mantuvo bastante estable la tasa de empleo, al descomponerla por sexo la misma disminuyó para los varones y aumentó para las mujeres, incrementándose los empleos de baja calificación.

Un documento del SIEMPRO19 concluye que el aumento de la pobreza y la indigencia entre 1998 y 1999 se debería a la caída de los ingresos que afectó a los hogares de menores recursos, fundamentalmente por la caída del empleo en esos estratos.

Asimismo, en el contexto recesivo vivido, la desocupación se convierte en un elemento de presión a la baja de los salarios. Como consecuencia de la fuerte caída de los ingresos de los hogares del 1º decil, se dio un efecto cascada a través del cual un importante número de hogares pobres cayeron en la indigencia, mientras que otros cercanos a la línea se convirtieron en pobres. Nuevamente, se percibe Ia arbitrariedad de estas mediciones hechas por medio de cálculos de canastas de bienes que definen la línea por sobre Ia cual un hogar es pobre o no.

10.2.2. LA DISTRIBUCION DEL INGRESO

El crecimiento económico sostenido es fundamental para eliminar la pobreza, pero mientras mayor sea la desigualdad en la distribución del ingreso y de los activos de una región mayores serán las tasas de crecimiento necesarias para disminuir los niveles de pobreza. Si bien Argentina se encuentra después de Uruguay entre los países de América Latina con mejor distribución del ingreso, las disparidades entre las provincias argentinas esconden nuevamente grandes inequidades.

Indudablemente en nuestro país se ha dado un proceso de persistente desigualdad en la distribución del ingreso. Este fenómeno adquiere dimensiones aún mayores al considerar la evolución de los ingresos reales promedios. Luego del éxito de la estabilización de los precios, la convertibilidad no logró mejorar el ingreso de los más necesitados sino todo lo contrario. El ingreso real20 del 10% de la población más pobre ha disminuido continuamente desde 1992, cayendo un 34% de $145 a $96 en el año 2000. Por otra parte, el 10% de mayores ingresos en 1989 ganaba $2.287, alcanzando ingresos de $2.405 diez años más tarde, es decir un incremento del 5,2%21.

Al tomar como indicador de la desigualdad en la distribución del ingreso el cociente entre los ingresos de la población del 10% más rico sobre el 10% más pobre, se observan las grandes diferencias señaladas anteriormente. Las ciudades con mayores desigualdades entre sus estratos poblacionales son el Gran Buenos Aires y Concordia, en donde el 10% más rico gana 24,6 y 22,8 veces más de lo que obtiene el 10% más pobre.

En el período bajo estudio las ciudades de la Región Centro han incrementado sus niveles de inequidad. Sin embargo, Río Cuarto logró importantes reducciones y Rosario se mantiene en niveles estables con una tendencia de desigualdad decreciente.

Concentrando el análisis sobre la situación distributiva de las principales ciudades de la Región Centro, se utilizan tres indicadores de los niveles de equidad en la distribución del ingreso. El primero de ellos es la Tasa Máxima de Redistribución, la cual es una medida de la bondad de la distribución del ingreso. Se calcula sumando las diferencias positivas (o negativas) entre el ingreso que posee cada decil y el que le correspondería si la distribución fuera perfectamente igualitaria (si cada 10% de la población recibiera el 10% del ingreso).


19 Ver SIEMPRO (1999), «La evolución reciente del empleo y la pobreza en el Gran Buenos Aires». Mayo 98 – Mayo ’99 y SIEMPRO (2000) «Informe de Situación Social Aglomerado: Córdoba Mayo 1991-1999».

20 Ingreso Real a precios constantes de mayo del 2000.

21 Cálculos realizados en base a la EPH para el Gran Buenos Aires.


Es decir, que esta tasa indica la proporción del ingreso que habría que redistribuir para alcanzar esa distribución perfectamente igualitaria (cuanto más alta resulta la tasa mayor es Ia desigualdad de la distribución analizada). Otra medida de la inequidad, está dada por el cociente entre los ingresos del 10% de la población de mayores ingresos (10° decil) y el 10% de menores ingresos (1° decil). Este indicador puede ser ampliado incluyendo estratos poblacionales de los extremos más amplios, al tomar los quintiles (20% de la población) de mayores y menores ingresos (5° quintil / 1° quintil). Ambos cocientes señalan en cuántas veces supera el ingreso de la población con mayor poder adquisitivo al de la población más pobre.

La distribución del ingreso se ha vuelto más inequitativa durante la década del noventa. En las capitales de las tres provincias de la Región Centro, la tasa máxima de redistribución mostró un crecimiento entre 1990 y 2000, incrementándose hasta un 48% en Paraná. La porción del ingreso que debería redistribuirse para que cada decil poblacional posea el 10% del ingreso es de 41,2 puntos porcentuales. Río Cuarto fue la única ciudad en donde se redujo este indicador en un 10%.

La diferencia entre los ingresos de los estratos poblacionales extremos también aumentó. En el caso de los deciles, este indicador llegó a duplicarse en Concordia entre 1995 y 2000, con un pico en octubre de 1999 de 29,77. En el caso de Paraná el ingreso del 10% más rico pasó de recibir 14 hasta 21,7 veces superior al del 10% más pobre.

Córdoba con una evolución similar mostró un incremento del 43%. Mientras que Rosario, Río Cuarto y Santa Fe tienen las distribuciones menos desiguales, con cocientes entre el 10° y 1º decil entre 14,6 y 16,5. La ciudad de Río Cuarto posee niveles de inequidad relativamente bajos dentro de la región, con una notable mejoría en los últimos años. Presenta una distribución del ingreso similar a la de Rosario. Por su parte, Concordia se encuentra con la peor distribución y una creciente inequidad que completan un panorama social desalentador. Se conjugan un alto desempleo, una considerable proporción de hogares con NBI y una regresiva distribución del ingreso, todo ello alimentando un círculo vicioso que debe ser combatido principalmente con educación de mayor acceso y mejor calidad, pensando en el largo y mediano plazos. En el corto plazo las políticas activas deben fomentar el empleo y la capacitación en oficios que faciliten la reconversión del sector productivo.

10.3. EDUCACION, CIENCIA Y TECNOLOGÍA

10.3.1. EL SISTEMA EDUCATIVO ARGENTINO EN LA REGION CENTRO

El sistema educativo de Argentina está organizado federal y descentralizadamente entre los distintos niveles de gobierno. La Ley Federal de Educación dictada en 1993 reorganizó las responsabilidades educativas entre los diferentes niveles del Estado y entre éste y las organizaciones privadas. El Estado Nacional quedó a cargo de la evaluación del sistema educativo, la definición de los contenidos mínimos curriculares para todos los niveles, la construcción de información estadística, el desarrollo de una red de capacitación docente continua y la implementación de programas compensatorios. Los Estados Provinciales y la Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires tienen a su cargo la administración, gestión y financiamiento de todas las instituciones escolares que estén dentro de su territorio, a excepción del subsistema universitario (que con autonomía de gobierno y autarquía administrativa está financiado por el Estado Nacional). Los niveles que componen la nueva estructura educativa, implementada a partir de 1996, son el Inicial, la Enseñanza General Básica (EGB) y el Polimodal. A través de este sistema se extiende la educación obligatoria a diez años, desde el último año del nivel inicial al noveno año del EGB. Luego la educación formal continua con el nivel Superior No Universitario y Universitario, completándose finalmente con los cursos de posgrado. La educación común se complementa con los regímenes especiales que incluyen Educación Especial, Educación de Adultos, Educación Artística y otros servicios educativos destinados a la atención de alumnos con capacidades especiales y alternativas no presenciales.

Actualmente la implementación de la nueva estructura del sistema educativo se encuentra en un período de transición que se extenderá hasta obtener los resultados del año 2000, mientras tanto y desde 1995 coexisten las dos estructuras.

10.3.1.1. Recursos del Sector Educativo en la Región Centro

La cantidad de alumnos en el total del sistema educativo formal para 1998 en el país sumaba unos 10.385.775 estudiantes en los seis niveles de formación, entre los cuales la Región Centro concentraba a 2.076.021 alumnos, es decir, el 19,99% del total del país. La distribución de los alumnos por nivel educativo, incluyendo el nivel universitario y de posgrado, otorga una preponderancia al nivel Primario con casi la mitad de los alumnos del sistema. Le sigue luego el nivel Medio y el Universitario. La Región Centro presenta la misma composición que a nivel nacional pero con una participación mayor en el nivel Superior (Universitario y No Universitario). El nivel Universitario será tratado en un apartado especial, dada la importancia de la formación superior y las distintas clasificaciones que requiere este nivel.

Vale la pena mencionar que si bien en promedio la Región Centro reúne al 20% de los alumnos del total del país, se destacan los niveles superiores (terciarios, universitarios y posgrados), con mayores participaciones.

Este hecho permite destacar nuevamente a la Región Centro como un polo de formación de recursos humanos altamente calificados, donde el total de estudiantes en niveles superiores alcanza las 371.565 personas. Dentro de este grupo, se puede observar en el gráfico 10.24 que la gran mayoría estudia una carrera de grado en el nivel universitario (71,1%), mientras que sólo el 26,9% se encuentra en el nivel superior no universitario en carreras de formación docente (profesorados) o tecnicaturas (tanto en las ciencias medicas como sociales, humanas o tecnológicas).

En este aspecto, se debe resaltar la importancia de desarrollar el nivel terciario para la formación específica de profesionales y, a su vez, otorgar títulos intermedios en el nivel universitario. De esta forma, se puede incentivar a los estudiantes a alcanzar metas a corto y/o mediano plazo, facilitando luego su inserción laboral, a la vez que se renuevan y fortalecen los vínculos entre la educación formal y el mercado laboral.

Considerando simplemente la Educación Común (niveles inicial, primario, medio y superior no universitario), en nuestro país existen 42.409 establecimientos en donde se dictan clases para aproximadamente 10 millones de estudiantes, según las cifras de 1998. La Región Centro retine al 23,1% de los establecimientos y al 19% de los alumnos del sistema educativo argentino, ubicándose en un segundo lugar después de Buenos Aires, que por su mayor peso poblacional posee una participación superior dentro del total nacional.

La clasificación según el sector de gestión muestra que el 76,3% de los alumnos del país se concentran bajo la gestión estatal, abarcando el 78,6% de los establecimientos. Sin embargo, la participación de la gestión privada aumenta considerablemente en la provincia del Buenos Aires, con un 27,9% de los alumnos y un 32,1% de los establecimientos bajo su órbita. En la Región Centro, el sector público reúne el 81,1% de los establecimientos educativos e imparte la educación al 72,7% de los alumnos. La provincia de Córdoba se destaca con un 31% de los alumnos bajo la gestión privada.

10.3.1.2. Indicadores del Desempeño y Ia Calidad Educativa a nivel provincial

El nivel de gasto en nuestro país es en promedio de $ 1.283 por alumno primario y $ 1.697 en el secundario. La Región Centro se encuentra levemente por encima de ese promedio al mismo tiempo que presenta mayores tasas de escolaridad neta.

La tasa de escolaridad neta muestra la proporción de personas que, en la edad escolar adecuada, asisten al nivel que les corresponde. Esta tasa es el cociente entre los alumnos matriculados en edad de admisión en ese nivel educativo y el total de la población en ese tramo de edad.

En el nivel primario, la tasa de escolaridad neta supera el 94% en casi todas las provincias logrando la universalidad en la educación primaria. En cuanto al nivel secundario, la tasa se reduce notablemente, a un 53,7% para el promedio del país. Se destaca la Capital Federal con un 71,8%, mientras que la provincia de Córdoba, si bien supera al promedio nacional, sólo alcanza al 57,4%.

En cuanto a los resultados del sistema educativo, la tasa de repitencia muestra que los rendimientos de la Región Centro son inferiores al promedio nacional. Entre Ríos sobresale con una alta repitencia (10%) en el nivel secundario y Córdoba presenta la mayor tasa de repitencia en la región para el nivel primario. Por su parte, el desempeño de Santa Fe alcanza a mejorar el del promedio nacional.

Un indicador de la calidad educativa puede ser tomado de los resultados de las evaluaciones realizadas desde 1993 por el Operativo Nacional de Evaluación. El análisis se concentrará en las evaluaciones en Lengua y Matemática realizadas en el último curso del nivel secundario. En la mayoría de los operativos resultaron superiores los puntajes alcanzados en Lengua contra los de Matemática.

Los resultados de las evaluaciones de Lengua en el último año del secundario arrojan promedios superiores a los del nivel primario.

La provincia de Buenos Aires mejoró su puntaje un 18,49% entre 1993 y 1999 ubicándose más de 4 puntos por encima de la media nacional. Por su parte, Entre Ríos mostró un incremento del 9,10%, igualando a la media. A su vez, Córdoba y Santa Fe, que registraron mejorías del 8% y 6% respectivamente, también se encuentran más de dos puntos porcentuales arriba de la media.

El gráfico 10.25 muestra esta evolución, en el cual se destaca la marcada caída general en los puntajes en 1996 y su posterior recuperación en los años siguientes.


22 Excepto en Santiago del Estero, Misiones y Chaco, con tasas netas de escolaridad primaria del 92,8%, 92,3% y 88,5% respectivamente.


En cuanto a las evaluaciones de Matemática para los 5° años, resulta sobresaliente la tendencia creciente en los puntajes, los cuales pasaron de 46,39 puntos en 1993 hasta 68,66 puntos en 1999.

Entre Ríos nuevamente brilla por el mejoramiento en su desempeño; luego de haber estado hasta 6 puntos por debajo de la media, alcanza en 1999 un incremento total para el período analizado del 70,33%, ubicándose apenas 2 puntos por debajo. Buenos Aires presenta una mejoría del 58,03% y se ubica casi 5 puntos arriba de la media. Córdoba presenta un incremento del 49,81% en su puntuación superior en 2 puntos al promedio nacional. Finalmente, Santa Fe mejoró un 37,49%, ubicándose 3 puntos por encima de la media. Finalmente, con los indicadores analizados se puede afirmar que, si bien la educación básica debe ser el pilar fundamental para mejorar la calidad educativa del país, el sector de enseñanza media es el que presenta los más graves inconvenientes, con indicadores de desempeño deteriorados y una matrícula creciente a la cual el sector no puede atender eficientemente.

10.3.1.3. Indicadores Educativos a Nivel Departamental en Ia Región Centro

Un cuarto de la población de la Región Centro se encuentra inserta en la Educación Común, destacándose nuevamente Ia fuerte incidencia de la educación primaria, lo cual se debe por un lado a Ia composición etaria de la población y su estructura demográfica, y por el otro, a la universalidad en el acceso a este nivel, como se mencionó anteriormente.

Al calcular la ratio de alumnos por docente, todos los niveles se ubican dentro de los estándares internacionales. En lo que se refiere al uso relativo de los establecimientos, la cantidad de alumnos por unidad educativa refleja realidades muy diferentes en cada nivel educativo. Como es de esperarse, los establecimientos más pequeños y menos congestionados son los del nivel inicial donde hay en promedio 46,7 alumnos por unidad educativa.

En la primaria aumenta Ia escala, con un promedio de 192 alumnos en 6 grados por unidad educativa, es decir, alrededor de 32 alumnos por curso. En este nivel, pareciera haber un déficit de unidades educativas en Santa Fe o que ocurriera el caso de establecimientos de mayor tamaño, ya que el promedio provincial es de unos 256 alumnos por unidad educativa en el nivel primario.

En el nivel medio, la ratio arroja un valor de 338,7 alumnos y en el superior no universitario 245,2. Cabe aclarar que estos indicadores no permiten realizar ningún juicio de valor respecto a las condiciones físicas de los establecimientos, la disponibilidad de los servicios, de materiales y equipos necesarios o el número real de alumnos por curso.

Toda la información a nivel departamental de la Región Centro ha sido esquematizada y está disponible en la base de datos del IIE. A continuación, se destacarán los aspectos más importantes y se ilustrarán algunas variables para el nivel medio a través de tres mapas. Tomando el nivel medio, los 541.275 alumnos se encuentran repartidos entre las tres provincias de la Región Centro según muestra el gráfico 10.27.

Sin embargo, existen diferencias aún mayores al analizar la distribución de esos estudiantes entre los departamentos de la Región Centro, al igual que lo que sucede con la distribución poblacional. El ejemplo más claro lo expone la provincia de Córdoba que, con más de 262 mil alumnos de nivel medio en su territorio, posee departamentos como el Capital con más de 110 mil estudiantes mientras que, en el otro extremo, los departamentos Minas y Pocho cuentan con menos de 300 alumnos cada uno. Es decir, exhibe una gran brecha, situación que no se repite en las otras provincias.

En Santa Fe el departamento con mayor cantidad de estudiantes de nivel medio, Rosario, tiene 66 veces los alumnos de Garay; al tiempo que en Entre Ríos estas diferencias se achican aún más, siendo la brecha entre Paraná y las Islas del Ibicuy de 34 veces.

Al considerar los alumnos del nivel medio por cada 100 habitantes se destaca una fuerte concentración en los departamentos cordobeses cuya media es de 8,6, con unas pocas excepciones (Minas, Pocho y Tulumba) que no alcanzan los 6 alumnos. Por su parte, Entre Ríos con un promedio de 7,17 presenta una mayor densidad en los departamentos del suroeste, con 8,01 en Gualeguaychú y 7,84 en Paraná, mientras que Colón, al este, posee sólo 5,34 alumnos de nivel medio por cada 100 habitantes. En este sentido, Santa Fe presenta una mayor dispersión, con una media provincial baja (6,60), registrando el mayor número de alumnos medios por cada 100 habitantes en La Capital (7,52), mientras que Nueve de Julio cuenta con 5,74 solamente.

Otra variable relevante es la cantidad de alumnos por docente, el cual es un indicador de la atención que reciben los alumnos por parte del docente y del esfuerzo que debe realizar el mismo frente al curso. A menor cantidad de alumnos por docente se espera tener una mejor calidad en la educación, independientemente de otras variables que puedan influir. Los promedios provinciales para el secundario son de 8,6 en Córdoba, 9,3 en Entre Ríos y 10 en Santa Fe. Se presentan situaciones extremas, como por ejemplo Ischilín y General Roca en Córdoba, Feliciano en Entre Ríos. Por el contrario, Islas del Ibicuy sale favorecida; al tiempo que en Santa Fe se señalan General Obligado y Belgrano.

Considerando la distribución de los docentes de acuerdo a la población total, Córdoba posee 9,9 docentes de nivel medio en actividad por cada mil habitantes, Entre Ríos 7,7 y Santa Fe 6,6. La situación departamental es similar a la planteada anteriormente, con una notable concentración en el centro cordobés y mayor dispersión en Santa Fe y Entre Ríos. Algunos casos extremos a señalar son en Córdoba: Cruz del Eje 13,5 y Tulumba con 5,4, en Entre Ríos: Tala con 9,9 y Feliciano con 5, y en Santa Fe: Las Colonias con 8,5 y General Obligado con 5,4 docentes en actividad por cada mil habitantes.

En cuanto a la cantidad de alumnos por unidad educativa en el nivel medio, los promedios provinciales son de 368, 322 y 297 para Córdoba, Santa Fe y Entre Ríos, respectivamente. Se destacan algunos departamentos como Pocho con 71 alumnos por unidad educativa o Ischilín con 533 (Córdoba), Belgrano con 184 y La Capital con 450 (Santa Fe) y las Islas del Ibicuy con 101 y Concordia con 408 (Entre Ríos).

Las unidades educativas por cada 10 mil habitantes son en promedio 2,41 en Entre Ríos, 2,33 en Córdoba y 2,05 en Santa Fe. Varios departamentos presentan un bajo cociente, agrupando a los departamentos altamente poblados donde se encuentran las respectivas capitales provinciales y otros de gran peso también como Río Cuarto, San Martín, General Obligado, Castellanos, Gualeguaychú, Concordia, etcétera.

A partir de una serie de datos cuantitativos se logró establecer relaciones que permitieran inferir algunas valoraciones en cuanto a la disponibilidad de recursos y su utilización. De esta manera, se delinea un diagnóstico más acabado de la situación educacional de los departamentos de la Región Centro. A continuación, se profundizará el estudio del nivel universitario y en el apartado siguiente la formación superior más especializada con los cursos de posgrado.

10.3.2. EDUCACION UNIVERSITARIA

La educación superior se ha transformado en una condición indispensable para acceder a un mercado laboral altamente competitivo y encontrarse capacitado para cumplir con éxito los objetivos de una organización. El sector universitario en la Región Centro muestra un gran desarrollo, con la presencia de un gran número de instituciones públicas y privadas que imparten conocimientos de nivel superior en una amplia gama de disciplinas.

Todas las provincias argentinas cuentan con al menos una institución dedicada a impartir conocimientos de nivel universitario. Resulta interesante analizar el número de alumnos inscriptos en cada una de las provincias en relación a sus habitantes23.

En el gráfico 10.28 se aprecian las grandes diferencias entre las mismas, variando desde más de 4 universitarios por cada 100 habitantes a menos de 1 universitario por cada 100 habitantes.

En un primer lugar indiscutido, se ubica Capital Federal con más de 8 alumnos universitarios cada 100 habitantes. La provincia de Córdoba se posiciona en el segundo lugar (con 4,23 alumnos universitarios cada 100 habitantes), mientras que Santa Fe es la sexta (con 3,20) y Entre Ríos es la vigésimoprimera (con 1,24).

Tomando la Región Centro en su conjunto, el total de estudiantes universitarios es de 3,33 cada 100 habitantes, en comparación con el 2,84 que registró el país en su conjunto. Esto da una medida aproximada del desarrollo universitario de la Región y de la presencia de profesionales capacitados en la misma.

En la Región Centro funcionan 29224 instituciones, siendo 18 provistas por el sector público y 11 por el privado.

El total de alumnos de la Región en 1999 ascendió a más de 260.000, correspondiendo a la Provincia de Córdoba poco más del 55%, mientras que el 37% y el 6% se encontraban inscriptos en Santa Fe y Entre Ríos.

Cabe mencionar que tanto en Córdoba como en Santa Fe las Ciencias Sociales cuentan con la mayor proporción de estudiantes, seguidas por Ciencias Básicas y en tercer lugar por las Médicas. Por su parte, en Entre Ríos predominan los alumnos de las carreras de Ciencias Básicas (especialmente Ciencias Exactas) y en segundo lugar de Ciencias Sociales.


23 A los fines de asignar los alumnos de cada provincia, en el caso de universidades con sedes en diferentes jurisdicciones se prorrateó el número de alumnos en base a la población de cada una de ellas.

24 Cabe aclarar que a los fines de enumerar las instituciones, se han considerado en forma separada las distintas regionales de una misma universidad (como el caso de la Universidad Tecnológica Nacional que tiene 3 regionales en Córdoba, 5 en Santa Fe y 3 en Entre Ríos).


En el mapa 10.2 expuesto a continuación figuran las ciudades de la Región Centro en las que existe presencia de universidades, quedando de manifiesto que las mismas no sólo se encuentran asentadas en las capitales provinciales sino también en localidades del interior.

La presencia de estas universidades en la zona genera la oferta de profesionales capacitados para el sector empresario a la vez que potencia el desarrollo de estas ciudades, atrayendo a un número importante de jóvenes a estudiar y a residir en su jurisdicción.

Las localidades que cuentan con una mayor presencia de estudiantes universitarios en proporción a sus habitantes son Córdoba, Río Cuarto, Rosario, Santa Fe y Concepción del Uruguay. En el cuadro 10.12 se presenta detalladamente la cantidad de alumnos por ciudades, la ratio de estudiantes universitarios por cada 100 habitantes y la participación de las tres principales carreras. La gran mayoría de los estudiantes cursan las carraras más tradicionales, concentrando en la Región Centro el Derecho un 14,7% del alumnado, Contador Público un 12,4% y Medicina un 8,7%. Esto demuestra claramente la marcada concentración de las áreas de estudio, lo que en última instancia limita las posibilidades de crecimiento y la disponibilidad de mano de obra calificada para otros sectores productivos con grandes potencialidades.

10.3.3. POSGRADOS

Además de contar con una amplia oferta en educación superior en la Región Centro, varias instituciones ofrecen también los más altos estudios en cursos de posgrados. Este nivel educativo permite al profesional universitario profundizar sobre un área de conocimiento determinada.

Dentro de la Región Centro, existe un conjunto de entidades que imparte este tipo de enseñanza, incluso algunas mantienen convenios con universidades extranjeras. Como se podrá apreciar más adelante, la mayor parte de estos curses se orientan a las Ciencias Sociales (especialidades en Derecho, Management, Administración de Negocios, Comercio Exterior, etcétera).

La única publicación estadística que sistematiza todas las cifras sobre Posgrados en Argentina fue terminada en mayo de 1999 per la Secretaría de Políticas Universitarias dependiente del Ministerio de Educación de la Nación y corresponde a datos de 1997. Según dicho informe, en ese año se registraron en Argentina cerca de 32.000 alumnos en el nivel de posgrado. De este total, el 75% se inscribía en el ámbito público (universidades nacionales o institutos universitarios nacionales) mientras que el resto (25%), dentro de la esfera privada (universidades privadas o institutos universitarios privados).

Las Ciencias Sociales son las que registran un mayor número de alumnos (38%), seguido por Ciencias de la Salud (24%) y Ciencias Básicas y Aplicadas (23%). Finalmente, Ciencias Humanas se ubican en un cuarto puesto (15%). Esta proporción varía sustancialmente si se distingue entre el sector público y el privado. Se destaca la preponderancia de las Ciencias Sociales en el Área privada, mientras que en la pública se reparten en forma relativamente pareja las distintas disciplinas.

Analizando específicamente lo que sucede en la Región Centro, en 1997 existía información de 27 instituciones que brindaban carreras de posgrado, entre las que reunían un total de 7.203 alumnos. Esto representa 10,1 alumnos por cada 10.000 habitantes, cifra superior al valor que registró el promedio país de 8,6.

En este caso, la proporción de inscriptos en la esfera pública (84%) es mayor que en el promedio nacional, con una marcada importancia de la Universidad Nacional de Córdoba en el total que reúne al 27% de los alumnos de posgrado de la Región Centro.

Considerando las distintas ramas, en la Región Centro son las Ciencias Sociales las principales receptoras de alumnos de posgrados (46%), seguida por las Ciencias Básicas y Aplicadas (26%). Como se puede observar en el cuadro 10.13, son el Derecho y las Ciencias Económicas las que concentran el mayor número de posgrados, cuestión que se condice con la mayor proporción de estudiantes universitarios en esas carreras tal como se señaló anteriormente.

Comparando con los resultados obtenidos en este sentido a nivel nacional se observa la preponderancia de las Ciencias Sociales en la Región Centro, con una participación del 46,2% de total de alumnos de posgrado; mientras que a nivel nacional dicho porcentaje sólo es del 38%. En la provincia de Córdoba, la Universidad Nacional de Córdoba en 1999 reúne aproximadamente 2 mil alumnos de posgrados, de los cuales un 44% se especializan en medicina contra un 25% que se dedican a las ciencias básicas y aplicadas. Le sigue en orden de importancia la Universidad Tecnológica Nacional Regional Córdoba, con un total de 916 alumnos de posgrados. El 51% son Doctorados y Maestrías en Ingenierías especializadas (laboral, ambiental y calidad) y el resto se divide en partes iguales entre Maestrías de Docencia Universitaria y Administración de Negocios.

Asimismo, la Universidad Nacional de Río Cuarto (UNRC), con una diversidad de áreas de estudio, concentra un 30% de sus estudiantes de posgrado en las Ciencias Humanas y un 24,6% en Ciencias Económicas, contra un 45% en todas las Ciencias Básicas y Aplicadas (entre las que se destacan las ingenierías especializadas, las ciencias veterinarias, agronómicas y biológicas). Cabe destacar la existencia del Magister en Biotecnología en la UNRC, dada la importancia de esta especialidad para el desarrollo de productos específicos en el sector agropecuario y en la industria alimenticia.

Por su parte, en el sector privado, la Universidad Católica de Córdoba tiene a cargo la formación de 416 profesionales, de los cuales el 75% cursa posgrados en Ciencias Económicas y de Administración, un 16% en Medicina y el 9% restante en Ciencias Químicas. Por su parte, la Universidad Blas Pascal, Universidad Siglo 21, Instituto Universitario Aeronáutico y el FUNCER se dedican totalmente a formar profesionales en las Ciencias Sociales, sin superar los 80 alumnos cada una.

En Santa Fe, la Universidad Nacional del Litoral reunía al momento del relevamiento (1997) a más de 1.300 alumnos, de los cuales el 68% estudiaba las ramas del Derecho y un 29% Ciencias Básicas y Aplicadas, con un notable crecimiento en las nuevas áreas de estudio. Le sigue la Universidad Nacional de Rosario, con sus casi mil alumnos de posgrado que muestra una concentración algo menor de alumnos hacia las Ciencias Sociales con un 48%, un 26% en Ciencias Básicas y Aplicadas y un 17% en Ciencias Humanas, siendo el resto en especialidades de Medicina. Entre las privadas, se destaca aún más fuertemente la preponderancia de las especialidades en Derecho y Ciencias Económicas; es así como en la Universidad Católica de Santa Fe, el 82% de sus 433 alumnos de posgrado se dedica a las

Ciencias Sociales; mientras que con menos de 100 alumnos cada una de las delegaciones de la Universidad Austral y la Universidad Católica de Santiago del Estero muestran una polarización total.

Respecto a la Provincia de Entre Ríos, sólo se dispone de datos de la Universidad Nacional de Entre Ríos, observándose que de sus 540 alumnos de posgrado en 1997, el 82% seguía especializaciones en Tributación y Metodología de la Investigación en la Facultad de Ciencias Económicas, con la pequeña participación restante de las facultades de Ciencias de la Educación y Trabajo Social.

10.3.4. CIENCIA Y TECNOLOGÍA

10.3.4.1. Asignación de Recursos al Desarrollo Científico Tecnológico

La innovación es un proceso interactivo donde participan diversos actores e instituciones, conformando una red de instituciones en el sector público y privado cuyas actividades inician, importan, modifican y difunden nuevas tecnologías. En la medida en que los conocimientos que se generan en los procesos innovativos sean tácitos, acumulativos y localizados existirá un espacio importante a nivel nacional y regional para el desarrollo de capacidades tecnológicas endógenas, de forma tal de poder absorber lo que viene de afuera, adaptando, modificando y generando nuevos conocimientos.

Sin embargo, en los países en vías de desarrollo no sólo los recursos asignados a I+D son relativamente pobres y escasos sino que también se pierden las externalidades de la interacción, ya que el sector privado se relaciona mucho mas con proveedores extranjeros que con firmas o instituciones locales (rompiéndose de este modo la cadena).

En Argentina, desde 1992 a 1996 el gasto en innovación creció un 50%25. Esto es atribuido principalmente a la adquisición de bienes de capital, secundado por aplicaciones de software, licencias y consultorías y; por último, a gastos en I+D.

Otro indicador de la actividad científica en el país, es la elaboración y publicación de artículos científicos. Argentina produce 20.000 artículos científicos por año, superada en este aspecto por la ciudad de Barcelona. La emigración de investigadores argentinos al exterior agrava las condiciones para el desarrollo tecnológico. En el otro extremo, se encuentra el caso de China que desde 1978 otorgó becas a 320.000 estudiantes en el extranjero, de los cuales dos tercios regresaron, recibiendo además cerca de 340.000 estudiantes y profesores extranjeros en el mismo período.

10.3.4.2. Inversión en Ciencia y Tecnología

Según las definiciones de la Secretaría de Ciencia y Tecnología, el sector científico y tecnológico es un ámbito compuesto por instituciones, recursos humanos, equipos e instrumental científico, a través de los cuales se genera y difunde el conocimiento científico y tecnológico.

A pesar del gran esfuerzo realizado en los últimos años, Argentina destina una mínima porción de su producto (0,42%) para cubrir los gastos de investigación y desarrollo, mientras que los países desarrollados invierten mayores proporciones (como Japón el 2,92%, Estados Unidos 2,79%, Alemania 2,33% y Canadá 1,6%, entre otros). Incluso nuestro vecino Brasil dedica el 0,76% de su PBI a la investigación y desarrollo o un 1,24% si se consideran todas las actividades científicas y tecnológicas. Por su parte, Argentina invierte apenas un 0,5 1% en el último caso. No obstante, las afirmaciones de los empresarios confirman las ventajas que se lograrían con la implementación de nuevas tecnologías y un mejor aprovechamiento de los recursos. De hecho, se exportaría mayor valor agregado que el de los productos ofrecidos en la actualidad, con el incremento en la rentabilidad de la industria que ello implica.


25 Encuesta realizada por el INDEC (1998) en conjunción con Ia Secretaría de Ciencia y Tecnología.


Los gastos realizados en actividades científicas y tecnológicas, considerados entre las más valiosas inversiones, se han incrementado un 165% en los últimos 15 años. Al considerar el sector de ejecución, el Gobierno (Nacional y Provinciales) aumentó su aporte un 103% en el período analizado, mientras que las empresas lo incrementaron un 407%, variando su participación en el gasto total de un 16% en 1985 hasta un 31% en 1998.

Por su parte, las universidades estatales y privadas con una participación del 26% en el gasto total de 1998, incrementaron sus aportes en ACyT un 136% desde 1985. Al mismo tiempo, las entidades sin fines de lucro más que cuadriplicaron sus gastos en estas actividades; sin embargo, su participación en el gasto total apenas alcanza al 3%. El Estado es el ejecutor mayoritario en este tipo de actividades, con una participación que pasó del 53% en 1985 al 41% en 1998.

Junto con los montos destinados, la cantidad de proyectos de investigación desarrollados casi se ha duplicado en los últimos 5 años, pasando de 9.694 proyectos en 1994 a unos 18.719 en 1998.

En relación a la composición de los casi 19 mil proyectos desarrollados en 1998, se puede decir que un tercio de ellos se encuentra en ingeniería y tecnología, un 22% en ciencias exactas y naturales, luego las ciencias médicas, las sociales, las agropecuarias y, por último, las humanas.

Al considerar los gastos en ACyT por provincias, Buenos Aires tiene la mayor participación dentro del total nacional con un 30,6%, luego le sigue Capital Federal (29,9%) y, más rezagada, la Región Centro (15,1%).

La evolución de los gastas señala para la Región Centro un incremento del 22% entre 1995 y 1998, muy similar al promedio nacional, superior al 16,9% de Capital Federal y por debajo del gran crecimiento de la provincia de Buenos Aires (ver cuadro 10.15).

Dentro de la Región Centro, Entre Ríos, con una participación inferior al 10% en el total regional, mostró un desempeño sobresaliente, incrementando en un 46,9% sus gastos en ACyT. Por su parte, Córdoba también superó la evolución promedio regional con un aumento del 24,2% en estos gastos, a la vez que su participación dentro del total regional creció hasta alcanzar el 44%. El 46,3% restante proviene de Santa Fe, cuyos gastos apenas crecieron un 15,9% en el período señalado.

10.3.5. MESA DE TRABAJO: REALIDAD Y PERSPECTIVAS DEL SISTEMA EDUCATIVO Y DE CIENCIA Y TECNOLOGÍA EN LA REGION CENTRO

Con el objetivo de identificar y analizar los factores determinantes del desenvolvimiento del Sector Educativo de la Región Centro, el IIE de la Bolsa de Comercio de Córdoba realizó un Taller de Discusión en el que participaron representantes de Universidades públicas y privadas de la Región, distintos organismos públicos (Dirección de Enseñanza Media y Superior y CFI), instituciones de extensión y cámaras empresarias. La reunión se llevó a cabo el miércoles 19 de octubre del 2000, en la sede de la Bolsa de Comercio de Córdoba.

10.3.5.1. Matriz FODA

Los principales resultados alcanzados se sintetizan en la siguiente matriz (las ideas están indicadas en función de la prioridad resultante del Taller):

10.3.5.2. Factores Externos

10.3.5.2.1. Oportunidades

§CAPACIDAD DE ASISTENCIA DEL ÁREA DE C Y T AL SECTOR PRODUCTIVO

La potencialidad del aporte que el desarrollo de la Ciencia y Técnica puede efectuar en la actividad económica es una de las principales oportunidades que se analizaron en el taller. La productividad y la eficiencia mantiene una estrecha relación con los desarrollos en esta área, que promueve la innovación como herramienta fundamental para agregar valor.

§DEMANDA COLECTIVA DEL MEJORAMIENTO DE LA EDUCACION EN GENERAL

La apertura de la economía nacional y la globalización de los mercados exigen alcanzar estándares de eficiencia y productividad que incrementan la demanda de personal calificado. La educación, por consiguiente, es revalorizada y asume un papel fundamental en los esfuerzos por adquirir competitividad.

§POSICION AGRO-ECOLOGICA PROVILEGIADA DE LA REGION Y ACCESO A MERCADOS

La localización de la Región favorece la prosperidad de su actividad económica tanto por sus condiciones climáticas y geográficas como por la accesibilidad a mercados importantes. El crecimiento de la economía regional, como una oportunidad para el sector educativo, favorece el desarrollo de investigaciones científicas y tecnológicas que apoyen el progreso.

A continuación, en el gráfico 10.35 se detallan los resultados de la votación de los factores externos positivos, priorizados según el criterio de los asistentes al taller.

10.3.5.2.2. Amenazas

§FALTA DE CAPITALES DE RIESGO

La gran cantidad de proyectos e ideas que surgen de las entidades educativas carecen de la financiación necesaria para ser llevados a cabo. Las empresas no invierten lo suficiente en I+D, y el porcentaje de ellas que aplica proyectos innovadores es mínimo, en contraposición con el caso de Estados Unidos, país que invierte una suma anual superior a los U$S 60 mil millones en tales fines. A ello se le agrega la falta de disponibilidad de recursos económicos para invertir en programas claves, como la promoción y creación de redes y nexos en el sistema educativo. La escasa inversión en educación amplía la brecha con relación a los países del Mercosur que tienen una política activa en educación.

§FALTA DE ARTICULACION ENTRE LOS SECTORES PRODUCTIVOS Y EDUCATIVOS

Al respecto, se evidencia una falta de adecuación de la oferta de recursos humanos con formación académica a las necesidades específicas de la demanda del mercado laboral, agravado por el desconocimiento mutuo entre Ciencia y Tecnología y empresa. En este sentido, se alega la dificultad para determinar cuál es la necesidad que presenta la demanda, que impide una acción específica común, y la incapacidad de absorción de mano de obra calificada que caracteriza al sector productivo.

Al considerar el proceso educativo como generador de personas con habilidades técnicas específicas, se demuestra que la inexistencia de una carrera particular no implica la escasez de expertos en dicho ámbito.

Es necesario aclarar que la falta de articulación mencionada también compete al sector educativo como un factor controlable, en la medida que es responsable del acercamiento de los contenidos de la currícula a las necesidades del mercado.

§NO HAY PLANIFICACION ESTRATEGICA INTERSECTORIAL

Por lo mencionado con anterioridad, no hay un acuerdo en cuanto a planificación estratégica que incorpore la educación como factor fundamental para el desarrollo. Se trabaja con un sistema educativo que no permite un plan de carrera, sosteniendo un modelo de empresa que es inviable en un entorno competitivo. Por su parte, se planteó la situación de la Ciudad de Concordia, donde el 44% de los estudiantes cursa carreras de Ciencias Económicas, lejos de reflejar la real necesidad de la demanda que caracteriza la región. En este sentido, el sistema educativo debe adaptarse a los procesos de cambio a fin de facilitar su incorporación en las estrategias regionales.

§POLÍTICA EDUCATIVA POCO CLARA

La adhesión a la política educativa nacional de nivel medio no es homogénea por parte de las provincias. Hay ciertas provincias que no han incorporado aún el sistema polimodal, lo cual resta uniformidad de criterios al sector, por la falta de pautas comunes. Sin embargo, se destaca la posibilidad de adaptar la currícula a las necesidades regionales definiendo las especialidades del polimodal, luego de incorporar los contenidos básicos determinados en el estudio llevado a cabo por expertos de las distintas especialidades.

§CONCEPCION INCORRECTA DE EDUCACION

El concepto que considera únicamente la educación formal, ignora el sistema informal y las competencias adquiridas en el puesto de trabajo, que son tan importantes como la primera. Por otra parte, los estudiantes manifiestan mayor preocupación por recibir el título que los conocimientos que el mismo implica, desvirtuando el proceso de aprendizaje.

La votación de los factores negativos superó la votación de los positivos, no sólo por la cantidad de factores negativos, sino también por Ia cantidad de votos que los mismos recibieron. El gráfico 10.36 muestra los resultados de la votación.

10.3.5.3. Factores Internos

10.3.5.3.1 Fortalezas

§CAPACIDAD CREADORA DE LAS INVESTIGACIONES CON POCO PRESUPUESTO

En la actualidad, se desarrollan proyectos de investigación serios en la universidad pública, que se encuentran al nivel de investigaciones de países desarrollados, a pesar de contar con recursos escasos. EI sector se ve beneficiado por la existencia de una carrera de investigación en Ciencia y Tecnología, y el contacto que los investigadores de la Región mantienen con sus pares en el exterior. La articulación con instituciones extranjeras posibilita el intercambio de investigadores que al regresar realizan un gran aporte a la comunidad científica.

§INCENTIVOS QUE FACILITAN LA RELACION Y TRANSFERENCIA ENTRE I+D CON LA ENSENANZA

La universidad otorga importancia a la investigación como parte sustancial del proceso educativo. Por otra parte, la conciencia de la crisis instala la necesidad de buscar alternativas de solución, lo cual actúa como un incentivo a la creación de un vínculo estrecho entre Investigación y Desarrollo con la enseñanza.

§SUBSISTENCIA DE DOCENTES CON VOCACION

A pesar de los pocos incentivos y los bajos sueldos asignados a los docentes de todos los niveles, se cuenta con una gran cantidad de personal docente dispuesto a enseñar, todos ellos estimulados por su vocación. Es altamente valorable el esfuerzo que realizan para llevar a cabo su actividad frente a la escasez de recursos.

§FORMACION GENERALISTA DE LOS RECURSOS HUMANOS

La educación prioriza el proceso educativo como mecanismo de transferencia de habilidades y técnicas que permitirán a los recursos humanos moverse en diferentes ámbitos sin dificultad. Asimismo, la formación generalista incrementa los salarios gracias al aumento de productividad que permite lograr.

Según los resultados de la votación de factores internos, la fortaleza más importante que presenta el sector es Ia capacidad de innovación de las investigaciones con poco presupuesto. La proporción de votos que recibió cada fortaleza se expone en el gráfico 10.37.

10.3.5.3.2. Debilidades

§CARENCIA DE PLANEAMIENTO ESTRATEGICO DE LARGO PLAZO

La falta de una política educativa común imposibilita la planificación a largo plazo. La carencia de una estrategia que considere un escenario futuro obliga al sistema educativo a enfocarse en problemas de corto plazo y dificulta una modificación estructural que erradique falencias intrínsecas más significativas. Se observa cierta incapacidad para aprender como unidad institucional o sectorial, en parte debido a la falta de articulación entre los distintos organismos de educación.

§BAJOS NIVELES SALARIALES, NO SE PREMIA LA EXCELENCIA

No sólo se cuenta con salarios bajos, sino que los mismos se encuentran mal orientados. Se llega a la conclusión de que la remuneración docente basada en la antigüedad no premia las competencias de los mismos, lo cual no incentiva a los docentes a perfeccionar sus habilidades y conocimientos. En el mismo sentido, se considera inapropiada la financiación del polimodal a través de la unidad escuela en vez de la unidad alumna.

§FALTA DE CAPACITACION DOCENTE

La falta de programas de capacitación para docentes que actualice de forma permanente las competencias de los mismos, se traduce en una menor calidad educativa. Asimismo, la carencia de estándares en el sistema educativo no permite medir los resultados a fin de llevar un control del cumplimiento de objetivos.

§LAS INSTITUCIONES DE INVESTIGACION NO TRABAJAN AL RITMO DE LAS EMPRESAS

La investigación se rige por un enfoque que no parece ser del interés empresario. La línea de trabajo guía responde a una «publicación internacional», lejos de atender una necesidad específica del empresario. Por su parte, la ineficiente difusión de logros científicos locales dificulta la alfabetización científica y la inversión.

§EQUIPAMIENTO DEFICIENTE

La deficiente infraestructura y el equipamiento de las instituciones de enseñanza pública, dificultan el proceso de aprendizaje. El escaso herramental que acompaña la educación primaria, media y superior, impide la aplicación de métodos adecuados para impartir los conocimientos requeridos en la actualidad.

A pesar de la imposibilidad de generar una comunión entre Educación, Ciencia y Tecnología, se destaca el esfuerzo que realizan las entidades educativas que, aún con pocos recursos, obtuvieron una óptima performance de sus alumnos en las Olimpiadas de Matemáticas, por ejemplo.

En el gráfico 10.38 se exponen los resultados de la votación de los factores internos negativos.

10.3.5.4. Plan de Acción

10.3.5.4.1. Acciones Internas

§TRABAJAR ARTICULADAMENTE, TODOS LOS ACTORES INTERVINIENTES

La necesidad de integración exige el trabajo conjunto entre los organismos educativos y los demás sectores. Esta medida posibilitaría acercar la oferta educativa a la demanda que presenta el mercado laboral. Para ello, se propone una política educativa nacional homogénea en vez de medidas zonales, con el propósito de lograr sinergia entre las distintas entidades. El acercamiento de la educación al ambiente empresarial requiere una evolución en cuanto a tecnología par parte de los empresarios, incorporando la educación como un factor de éxito para adquirir competitividad. A su vez, se hace imprescindible conectarse con las necesidades regionales de Ciencia y Tecnología, aprovechando los fondos disponibles para proyectes de Investigación y Desarrollo en conexión a las empresas. Se sugirió también la participación y consulta a las Universidades como instancia previa en el proceso de grandes licitaciones.

§PROMOVER LA EDUCACION CONTINUA

La misma es una herramienta clave de competitividad, que hace necesario organizar mecanismos de capacitación acordes con las necesidades que la realidad impone. La educación no debe ser considerada como una instancia de duración determinada, ya que los avances tecnológicos dejan obsoleto el conocimiento científico impartido con rapidez. La capacitación, entonces, debe ser permanente si se intenta mantener la competitividad de los recursos humanos en cualquier actividad económica.

§MODIFICAR EL SISTEMA DE REMUNERACION DOCENTE

El sistema de remuneración docente se debe basar en las competencias del mismo, más que en la antigüedad de la persona en el cargo. De la misma forma, se necesita establecer estándares y medir el cumplimiento de éstos, con el fin de mantener la calidad educativa y la competitividad de los recursos humanos. Se aconsejó además el estudio del sistema de EEUU., que subsidia los resultados que se obtienen en el ámbito de la ciencia básica e innovación.

10.3.5.4.2. Acciones Externas

§CREAR LEYES QUE PERMITAN DESGRAVAR IMPUESTOS CUANDO SE SUBSIDIAN ACTIVIDADES DE I Y D o DE EDUCACION

El incentivo a las empresas para invertir en proyectos de Investigación y Desarrollo puede formularse a partir de la desgravación de impuestos. Al respecto, se exige la elaboración de leyes que otorguen mayores beneficios a empresas que inviertan en C y T para mejorar su capacidad exportadora.

§LEYES QUE PERMITAN FINANCIAR ORGANISMOS DE I y D

La capacidad de los organismos de investigación es subutilizada por falta de recursos. La elaboración de leyes debe ser extensiva a la financiación de organismos de Investigación y Desarrollo, que facilite la renovación del equipamiento, su mantenimiento, el pago a personal y el otorgamiento de becas. Se hace imprescindible hallar mecanismos que posibiliten la existencia y disponibilidad de capitales de riesgo para el desarrollo productivo de las ideas generadas.

§FINANCIAR LA CAPACITACION DOCENTE MEDIANTE MECANISMOS DE SUBSIDIO A LA DEMANDA

Esta medida tiene por objetivo mantener la calidad de los recursos humanos destinados a la educación, considerándose primordial mejorar la formación de los educadores de todos los niveles. La educación continua debe incluir la capacitación permanente de los decentes, a fin de actualizar los conocimientos que se imparten y mejorar los resultados del proceso de aprendizaje. En el gráfico 10.40 se puede observar las proporciones de votos asignadas a cada una de las líneas de acción externas propuestas.

10.4. SALUD

10.4.1. LA SALUD EN ARGENTINA

Podría decirse que la cantidad de recursos invertidos, ya sean monetarios, físicos o humanos, no garantiza un mejor estado de salud de la población. Se ha comprobado que mientras mayor sea la proporción de hogares pobres, menor será la expectativa de vida de los habitantes y mayor la tasa de mortalidad infantil. Lo mismo sucede con respecto a la equidad en la distribución del ingreso y el porcentaje de analfabetos. Por su parte, impactan sobre el estado sanitario de la población las condiciones de habitabilidad de las viviendas, el acceso al agua potable y a servicios de saneamiento. El Anuario Estadístico de la República Argentina del INDEC sólo presenta cifras actualizadas a 1998 para el subsector oficial, perdiéndose la relevancia del sector privado. Por lo tamo, se utilizan las series del último relevamiento realizado de los Establecimientos Asistenciales de Argentina de 1995. En ese año el país contaba con 9 establecimientos asistenciales con internación cada 100.000 habitantes y el número de camas cada 1.000 habitantes ascendía a 4,6. La proporción de médicos cada 10.000 habitantes en el año 1992 era de 2,5 médicos. En los tres indicadores de recursos del área salud, la Región Centro cuenta con una mayor provisión que el país en su conjunto, con un promedio de 16 establecimientos con internación cada 100.000 habitantes, 5,4 camas cada 1.000 habitantes y 2,8 médicos cada 1.000 habitantes.

Se repite en los tres indicadores de producción del sector oficial una menor producción por parte de la Región Centro. Estas cifras podrían estar indicando que la población de provincias con mayor nivel de desarrollo recurre en menor proporción al sector público que en el caso de provincias más pobres (como Jujuy, Chaco, Formosa, Corrientes, entre otras). Al analizar los indicadores de resultados, la Región Centro se encuentra en mejor situación que el promedio nacional, con una tasa de mortalidad materna inferior (3,3 versus 3,8) y una esperanza de vida mayor (72,4 versus 71,9). La tasa de mortalidad infantil promedio en Argentina ascendió a 19,1% en 1998, lo que implica un leve aumento en comparación con el año anterior (18,8%o). Sólo Capital Federal, Neuquén, Tierra del Fuego y La Pampa registraron valores menores a 15%o en este indicador. Se destaca la grave situación de las provincias de Salta, La Rioja, Catamarca, Chaco, Formosa y Corrientes, que se ubicaron por encima de 22%o. La Región Centro registró un valor de 16,9%o siendo que a comienzos de la presente década la tasa de mortalidad infantil había ascendido a 23,3%% por lo tanto la caída en los ocho años fue del orden del 27%.

10.4.2. LA SALUD EN LOS DEPARTAMENTOS DE LA REGION CENTRO

En la provincia de Córdoba se encuentra la mayor cantidad de establecimientos con internación cada 100.000 habitantes (19,56). Se destacan algunos departamentos como Capital, que posee un gran número de establecimientos, pero al analizar estas cifras en forma relativa a la cantidad de habitantes la ratio resulta ser el menor. Por otra parte, se encuentran otros departamentos como Pocho, General Roca, Río Seco, Unión, Minas, Río Primero, Juárez Celman, que por su baja densidad poblacional poseen un número relativo mayor de establecimientos con internación.

Teniendo en cuenta la presencia de profesionales médicos, el departamento Capital lidera la oferta de recursos con 6,37 médicos cada 1.000 habitantes. A su vez, existen departamentos como Pocho, Minas, Río Seco, Sobremonte y Tulumba, entre otros, donde si bien el número relativo de establecimientos y camas es mayor que el promedio provincial, la presencia de profesionales resulta escasa.

Sobremonte es uno de los departamentos con las peores condiciones sanitarias, con altas tasas de mortalidad general y una alta tasa de natalidad que lamentablemente se conjuga con una alta mortalidad infantil, siendo los resultados uno de los más preocupantes en la provincia de Córdoba y dentro de la Región Centro. Sin embargo, entre 1996 y 1998, varios departamentos redujeron en un tercio su tasa de mortalidad infantil, entre los cuales se destacan Sobremonte, Totoral, Minas, Cruz del Eje y Calamuchita.

Santa Fe posee el menor número relativo de establecimientos con internación y camas disponibles de la Región Centro. Los departamentos más poblados presentan un menor cociente de establecimientos cada 100.000 habitantes, como Rosario, La Capital, General Obligado y San Lorenzo.

En cuanto a las camas, la mayor disponibilidad relativa se da en departamentos con grandes concentraciones de habitantes como Rosario, General López y La Capital que superan las 3,9 camas cada 1.000 habitantes. Otros como lriondo, Vera, San Jerónimo y San Martín, presentan indicadores superiores al 5,3, pero sus niveles poblacionales no alcanzan los 80 mil habitantes por departamento.

La tasa de mortalidad general es superior en el caso de la provincia de Santa Fe, y si bien la tasa de natalidad es levemente inferior a la de Córdoba, departamentos como Garay, Vera y San Javier poseen indicadores altos de natalidad.

Entre Ríos posee una mayor cantidad de establecimientos y de camas disponibles que la provincia de Santa Fe. Entre los departamentos que se encuentran por debajo del promedio provincial en Entre Ríos, resalta Concordia que, con casi 150 mil habitantes, posee 570 camas y 12 establecimientos asistenciales, lo que arroja una ratio de 8,24 establecimientos cada 100.000 habitantes y 3,9 camas disponibles cada 1.000 habitantes. Por su parte, el departamento donde se emplaza la capital, con el mayor volumen poblacional (aproximadamente 300 mil habitantes), supera el promedio provincial de establecimientos con internación cada 100.000 habitantes con una cifra de 15,76.

La tasa de natalidad de la provincia de Entre Ríos es la más alta dentro de la Región, con departamentos como Feliciano que superan los 30%. El departamento Diamante presenta una tasa de mortalidad general mayor a la de Sobremonte en Córdoba, que alcanza el 10,10%.

En cuanto a la tasa de mortalidad infantil en los departamentos de la Región Centro, las mayores tasas se presentan en Entre Ríos en los departamentos de las Islas de lbicuy, Federal, Tala y Gualeguay. En Córdoba, los departamentos con resultados más preocupantes son San Javier, Cruz del Eje, Tulumba y Roque Sáenz Peña. En el caso de Santa Fe, los más afectados son Garay, General Obligado, Nueve de Julio y Vera.

A su vez, entre los que obtuvieron mejores resultados con tasas de mortalidad infantil inferiores al 11 por mil se encuentran en Entre Ríos; Diamante, Victoria y Colón; en Córdoba: Río Seco, Totoral, Sobremonte y Minas; y en Santa Fe: Caseros, San Martín y Las Colonias.

Como se ha destacado en numerosos trabajos del Instituto de Investigaciones Económicas de la Bolsa de Comercio de Córdoba26, la tasa de mortalidad infantil depende fundamentalmente del entorno socioeconómico más que de los recursos destinados al área sanitaria. Se ha demostrado que la tasa de mortalidad infantil está relacionada inversamente con el nivel educativo de la madre y presenta una relación positiva con los niveles de Necesidades Básicas Insatisfechas del Hogar. A su vez, contrariamente a lo esperado, la cantidad de establecimientos y camas disponibles por habitante no resultan ser variables significativamente relevantes. Estas contundentes conclusiones deberían ser tenidas en cuenta a la hora de diseñar y enfocar las políticas a aplicar en el sector y en la asignación del gasto público.

10.5. SEGURIDAD PUBLICA

La inseguridad ciudadana es uno de los problemas sociales que no pueden dejar de estar presentes en la agenda pública. Se está temando conciencia de que la seguridad pública es uno de los ingredientes indispensables del desarrollo sostenido, de lo que se desprende la importancia del fenómeno de la delincuencia y su prevención, analizando sus causas y formas de combatirla para avanzar en la senda del bienestar social.

Numerosos trabajos intentan explicar las causas que inducen a la persona a delinquir, los que se centran en dos efectos27 que provocan la disuasión a la delincuencia. Por un lado, el efecto de la prevención del delito, a partir de la probabilidad de arresto y condena efectiva, cantidad de policías por habitante y recursos destinados a dichos fines.


26 Ver por ejemplo, Capítulo 17, Sección 3 del Balance de la Economía Argentina 1997, IIE – Bolsa de Comercio de Córdoba. Así como también La Salud y Desarrollo Económico y Social: algunos indicadores y características, Bolsa de Comercio de Córdoba, noviembre de 1997.

27 Ver Ana María Cerro y Osvaldo Meloni: «Análisis Económico de las Políticas de Prevención y Represión del Delito en la Argentina», Premio Fulvio Salvador Pagani 1999.


Por otra parte, el efecto del entorno macroeconómico y social que genera un ambiente más proclive a la delincuencia, dado por el desempleo, desigualdad en el ingreso y condiciones de pobreza, sin ser éstos determinantes excluyentes.

10.5.1. DELINCUENCIA EN LAS REGIONES ARGENTINAS

En 1999 se produjeron en Argentina aproximadamente 285,3 delitos cada 10.000 habitantes, cifra que en 1980 era de 81,5, lo que representa una tasa de crecimiento promedio anual del 6,6%. Cabe aclarar que desde 1998 se han implementado cambios en el sistema de registro, por lo que los aumentos reales significativos en la cantidad de delitos pueden ser el resultado de mejoras en la captación de datos.

Cuyo es la región con mayores niveles de delincuencia, con más de 469 delitos cada 10.000 habitantes. La Región Centro revirtió su situación con respecto a 1997, ubicándose por debajo del promedio nacional con una tasa de delincuencia de 275,4 cada 10.000 habitantes, dentro de la cual Córdoba es la provincia con mayores niveles de inseguridad. Al comparar jurisdicciones argentinas, las más afectadas son Capital Federal, Mendoza y Neuquén. A su vez, éstas se ubicaron entre las jurisdicciones que mostraron los mayores incrementos entre 1980 y 1999. Por su parte, con menores índices de delitos se ubican Formosa, Misiones, Buenos Aires, San Luis, Entre Ríos y Tucumán. En este sentido, el menor aumento en el nivel de delincuencia durante el período 1980-1999 ocurrió en Santiago del Estero, Formosa, La Pampa, Tucumán y Santa Fe. Se destaca el fuerte incremento de la delincuencia en Capital Federal. La Región Centro, por su parte, verifica una disminución de dicha tasa en el mismo período y una desaceleración del crecimiento promedio anual en la última década con respecto a la anterior.

10.5.2. DELINCUENCIA EN LOS DEPARTAMENTOS DE LA REGION CENTRO

Como ya se mencionó en el apartado anterior, la provincia de Córdoba es la que presenta mayores tasas de delincuencia dentro de la Región Centro, seguida por Santa Fe y, por último, Entre Ríos que muestra, en promedio, niveles de inseguridad reducidos.

Sin embargo, al clasificar los departamentos de las provincias de la Región Centro resulta que los que experimentan mayor cantidad de delitos por cada 10.000 habitantes son Sobremonte, Punilla y Capital en la Provincia de Córdoba. Luego se encuentra La Capital de Santa Fe (429) y el departamento de Paraná de Entre Ríos (292).

En el otro extremo, con tasas de delincuencia menores a 150, se ubican algunos departamentos de las tres provincias, siendo la mayoría de Entre Ríos. Entre los más destacados se pueden citar de Entre Ríos: Tala, Gualeguay, Colón y La Paz; de Córdoba: Río Seco y Colón; y de Santa Fe: Las Colonias y San Martín.

La distribución geográfica de las mayores tasas de delincuencia coincide con el emplazamiento de grandes aglomerados, tal como se puede apreciar en el mapa 10.5 a continuación.

La prevención del delito puede ser llevada a cabo sin asignar mayor cantidad de recursos, mediante políticas disuasivas tendientes a reducir las tasas de delincuencia, aumentando tanto la probabilidad de arresto como de condena. No obstante, la ley de «probation» y del «2 por 1» vigentes en el país, pueden ejercer efectos contrarios al combate de la delincuencia. La primera, dictada en 1996, permite sustituir el encarcelamiento por trabajos comunitarios, mientras que la segunda reduce los años de encarcelación gracias al cómputo doble del tiempo en calidad de procesado, contribuyendo ambas medidas al aumento de las tasas de criminalidad28.


28 Comentario al trabajo de Cerro y Meloni por Ana María Claramunt. Universidad Nacional de Cuyo.


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