ASPECTOS SOCIALES

CAPITULO 20: ASPECTOS SOCIALES

En el presente capítulo se desarrolla la situación y la evolución respecto a los principales aspectos sociales como pobreza, empleo, educación, salud y seguridad.

20.1. Pobreza y Distribución del Ingreso

20.1.1. La Pobreza en las Provincias Argentinas

En el capítulo 6 (Aspectos Sociales) se conceptualizó el término Pobreza y los métodos alternativos para cuantificarla. Luego, dentro de las comparaciones regionales del capítulo 12, se trató el tema de la pobreza y la distribución del ingreso en la Región Central. En esta sección se profundizará el análisis, extendiéndolo a todas las provincias argentinas para poder apreciar claramente las diferencias regionales que existen en nuestro país.

Si bien los indicadores de pobreza a nivel nacional se basan en las estadísticas sobre el Gran Buenos Aires, las realidades provinciales muestran un panorama con variadas expresiones, dadas las características propias y problemáticas especiales de cada región. La pobreza también se manifiesta con diversa intensidad en el extenso territorio argentino. En el gráfico 20.1 se consideran las Necesidades Básicas Insatisfechas para los principales aglomerados del país estimadas a partir de la EPH de Octubre de 1994. Se puede observar que los resultados varían en un amplio rango, desde el 32,2% de hogares con NBI de Jujuy (de los cuales un 11,2% se encuentran en pobreza extrema1), hasta el 5,1% que registró Capital Federal. Las provincias con mayores índices de pobreza son claramente las del norte argentino, entre ellas Jujuy, Chaco, Santiago del Estero, Tucumán y Corrientes. Dentro de este grupo, Santiago del Estero presenta el más bajo porcentaje de pobreza extrema (4,7%), superado por otras provincias con menores niveles de pobreza total, pero con una mayor incidencia de la pobreza extrema (como Salta, San Juan, San Luis, Rosario, Chubut, Partidos Gran Buenos Aires, Neuquén, Catamarca y La Rioja).

En una situación mucho más favorable, se encuentra Córdoba, con un 13% de hogares con NBI, dentro de los cuales un 3,8% sufre pobreza extrema. Aún con menores niveles de pobreza se encuentran la ciudad de Santa Fe (con grandes diferencias frente al Gran Rosario), La Pampa, Tierra del Fuego y Santa Cruz.


1 Pobreza Extrema: el hogar presenta dos o más indicadores de Necesidades Básicas Insatisfechas. Pobreza Moderada: el hogar sólo cuenta con un indicador de NBI. Ver definiciones en el Capítulo 64.


En cuanto a la evolución de la pobreza, es posible comparar2 los resultados en base a la EPH de 1994 con los del Censo de Población de 1991. En el gráfico 20.2 se advierte que la pobreza se incrementó en la mayoría de las provincias argentinas3.

Entre 1991 y 1994 la población con NBI creció entre un 50% en el Chaco y un 11,8% en San Juan. En Córdoba, el incremento relativo fue del 21,3%, pasando la población con NBI de un 15% en 1991 al 18,2% en 1994.

Unicamente disminuyeron los niveles de pobreza en Tierra del Fuego (-62,1%), Santa Cruz (-41,8%), Santa Fe (-9%), Salta (-2,2%) y La Pampa (-2,2%). La situación económica de nuestro país ha provocado cambios en la composición de su población, modificando sus sectores sociales. El alto desempleo vivido después de 1995, las crecientes dificultades en el plano laboral, los efectos de las crisis internacionales en los mercados locales, la problemática en que están inmersas las PyMEs, son las principales variables a considerar cuando se pretende estimar la situación social de una región.

Asimismo, se debe considerar que es muy probable que entre 1994 y 1999 la pobreza haya aumentado aún más en las provincias argentinas de lo que muestran los indicadores analizados para el Gran Buenos Aires en el capítulo 6. Sin embargo, la información al respecto no se encuentra disponible.

20.1.2. La Desigualdad en la Distribución del Ingreso

El crecimiento económico sostenido es fundamental para eliminar la pobreza, pero mientras mayor sea la desigualdad en la distribución del ingreso y de los activos de una región, mayores serán las tasas de crecimiento necesarias para disminuir los niveles de pobreza. Si bien Argentina se encuentra (después de Uruguay) entre los países de América Latina con mejor distribución del ingreso, las disparidades entre las provincias argentinas esconden grandes inequidades.

Al tomar un indicador de la desigualdad en la distribución del ingreso, como el cociente entre los ingresos de la población del 10% más rico sobre el 10% más pobre, se observan las grandes diferencias señaladas anteriormente. La provincia con mayores desigualdades entre sus estratos poblacionales es Salta, donde el 10% más rico gana 35 veces más de lo que obtiene el 10% más pobre. Jujuy, con uno de los mayores niveles de pobreza en el país, presenta una distribución menos inequitativa (18,4), incluso en mejores condiciones que Córdoba (19,2), cuyos niveles de pobreza son significativamente menores.


2 Según la Secretaría de Programación Económica del Ministerio de Economía, teniendo en cuenta algunas consideraciones metodológicas, las mediciones realizadas en ambos relevamientos son comparables.

3 Medida a través del comportamiento en los principales aglomerados encuestados por la EPH:


Se destaca Santa Cruz con la mejor distribución del ingreso en el país, uno de los más altos ingresos medios ($815 mensuales) y los más bajos niveles de pobreza. Sin embargo, no existe un patrón similar para todas las provincias argentinas, presentándose los más variados casos. Al comparar provincias con similares ingresos medios como Santa Fe, Entre Ríos y Córdoba ($510-$518) se encuentran diferencias en cuanto a la distribución del ingreso. Por otra parte, Mendoza, Gran Buenos Aires y Chaco poseen similares situaciones distributivas, pero sus ingresos medios difieren entre $497, $708 y $475, respectivamente.

20.1.3. Pobreza y Distribución del Ingreso en Córdoba

20.1.3.1. Pobreza

Si bien Córdoba es una de las provincias con mejores indicadores sociales, sus condiciones de marginalidad y pobreza son considerables. La población con NBI de cada departamento, estimada a partir de relevamientos del Programa Cobertura de Salud para Familias de Escasos Recursos4, puede ser apreciada en el cuadro 20.1. El departamento con mayor proporción de población con NBI es Sobremonte, el cual mostró un crecimiento del 65,9% respecto a sus niveles de NBI en 1991. En general, son los departamentos del Norte cordobés los que presentan mayores niveles de pobreza.


4 Se utilizó la misma clasificación que en la EPH para identificar a las personas con NBI.


Tal como lo indica el gráfio 20.4, la evolución del porcentaje de población con NBI respecto a los niveles de 1991 aumentó en más de la mitad de los departamentos. El mayor crecimiento ocurrió en el departamento Presidente Roque Sáenz Peña (84%), pasando de un 9,9% de su población con NBI a un 18,2% entre 1991 y 1998. Río Segundo aumentó en un 50% sus niveles de pobreza y Río Cuarto en un 45,6%. Por otra parte, la mejor performance la tuvo el departamento de Punilla, el cual logró una reducción del 47% en su proporción de habitantes con NBI. Cruz del Eje también mejoró un 40,5%. Además, mostraron reducciones considerables los departamentos de Pocho, Tulumba, Minas, Colón, General Roca y Totoral, entre otros.

20.1.3.2. Villas de Emergencia

El tema de las Villas de Emergencia ha sido estudiado por el IIE en base a informes del SEHAS5. Las características básicas para definir una villa de emergencia son:

a) las condiciones de precariedad (características de la vivienda, instalaciones de agua y energía eléctrica) y

b) la ilegalidad de su asentamiento en un terreno que no es de su propiedad.

Existen además barrios carenciados, que si bien se encuentran en condiciones de precariedad, sus habitantes son propietarios de la tierra que ocupan, y por lo tanto, no se los considera en el grupo de villas de emergencia.


5 SEHAS (Servicio Habitacional y de Acción Social), el cual, junto con el Ministerio de Desarrollo Social de la Provincia de Córdoba, elaboró el informe Estudio y Diagnóstico de las Villas de Emergencia en la ciudad de Córdoba.


Las villas de emergencia en Córdoba se incrementaron en un 57% en el período 1980-1991, tanto en cantidad de asentamientos como en número de habitantes, medido por los datos de los censos del INDEC.

Sin embargo, la encuesta realizada por el Sehas específicamente en las zonas afectadas muestra otra realidad, con un total de 92 Villas de Emergencia en la Ciudad de Córdoba y 49.530 habitantes en 1992. Estos indicadores, para 1994 señalaban unas 107 Villas de Emergencia con 73.856 habitantes. Para 1998 se estima un incremento en la cantidad de habitantes en villas de emergencia que podría alcanzar las 100.000 personas. Un aspecto a destacar es que en los últimos años no se dio un incremento en la cantidad de las villas sino más bien en sus habitantes, ocurriendo un proceso de densificación de las villas, lo que agrava aún más las condiciones de vida en el lugar. La falta de disponibilidad de tierras libres desplaza a la población a las áreas periféricas. Aún en el caso de intentos de urbanización y adquisición de la tierra propia, la población de bajos recursos busca dirigirse a las ciudades satélites de Córdoba (Alta Gracia, Villa Allende, Saldán, Mendiolaza).

Como muestra el gráfico 20.6, las villas de emergencia de la ciudad de Córdoba se encuentran distribuidas en forma uniforme, con una leve mayoría en el Noroeste y Noreste. En total, la zona Norte acumula el 55% de las villas de la ciudad.

En cuanto a la antigüedad de los asentamientos, más de la mitad tiene menos de 25 años. El promedio de edad de sus habitantes es de 20,7 años tanto para hombres como para mujeres, quienes integran las villas en panes iguales (50%). Los menores son la mayoría, con un 55,6% de la población de las villas. El promedio de miembros por grupo familiar es de 5,31, lo que implica grupos grandes con recursos escasos, viviendo en condiciones de hacinamiento.

20.1.3.3. Distribución del Ingreso

La evolución en la distribución del ingreso en el Gran Córdoba muestra a través del cociente del 10° decil sobre el 1° decil, una tendencia con desigualdad creciente durante la presente década (proceso que se está dando en todo el país). Como se puede apreciar en el gráfico 20.7, la desigualdad disminuyó hasta mediados de la década del ’80, para luego alcanzar su pico máximo durante la hiperinflación de 1989. Al lograrse la estabilidad de precios, la desigualdad cayó; sin embargo, lentamente comenzó a incrementarse nuevamente. En algunos períodos, se experimentaron algunas mejoras esporádicas como en Mayo ’95 y Octubre ’97. En las últimas mediciones, parece haberse acentuado una leve tendencia decreciente.

Los datos del INDEC de Mayo de 1999 señalan que, en el Gran Córdoba, el 10% de la población más rica ganaba 18,21 veces más que el 10% más pobre, mientras que a principios de los noventa, este cociente era de 13,96. Esto demuestra que la brecha de los ingresos existente entre los hogares ubicados en los extremos de la escala del ingreso per cápita familiar, se ha ampliado durante la presente década.

Al concentramos en los ingresos medios de cada estrato se destaca que el 10% de la población con mayores ingresos participa con un 34,6% en la torta del ingreso total, declarando un ingreso medio de $1.861 mensuales. Por su parte, el 10% más pobre participa sólo con un 1,9%, con un ingreso mensual promedio de $101. Cabe aclarar que, frente a este tipo de comparaciones, existen distorsiones debido a la subdeclaración de ingresos y los efectos redistributivos de la estructura impositiva, entre las más importantes.

20.2. Empleo

20.2.1. Situación y Evolución del Mercado Laboral en Córdoba

Anteriormente en el capítulo 6, se mencionaron los aspectos principales del mercado laboral argentino, detallándose las definiciones principales para la comprensión del tema. En esta sección, se profundizaran aquellos aspectos especiales sobre la situación laboral en Córdoba. Durante los últimos diez años, los cambios en el mercado laboral han sido importantes, generando fuertes impactos en la sociedad. Luego de la explosión del desempleo abierto a mediados de la década del ’90, en Córdoba se observó una creciente tasa de actividad, lo que implicó una mayor participación de las personas en el mercado laboral, dado que mujeres y jóvenes salieron a buscar trabajo para sostener el ingreso de sus hogares.

La tasa de empleo, que había caído fuertemente, se está recuperando, pero aún no ha llegado a alcanzar sus niveles de comienzos de los ’90, A su vez, la tasa de subocupación prácticamente se duplicó. Todo ello estaría indicando una precarización del mercado laboral, el cual, al mismo tiempo, se vuelve más exigente.


6 Se estima que por la repercusión del Programa Primer Paso, unos 6.000 jóvenes en la ciudad de Córdoba que estaban clasificados dentro de la Población No Económicamente Activa, habría entrado a participar en el mercado, buscando su primer empleo y contribuyendo al incremento de la PEA y de Ia tasa de actividad.


Considerando a los desocupados y subocupados demandantes como un grupo de población con problemas laborales, se destaca que en Mayo de 1997 conformaban un 27,8% de la PEA, lo que equivalía a unas 140 mil personas. En la medición de Mayo de 1998 este grupo se redujo a 106 mil personas, aumentando nuevamente en Agosto de 1999 hasta aproximadamente 125 mil, estimación que incluye a más de 83 mil de desocupados en el Gran Córdoba. Estas cifras se desprenden de los datos presentados en el cuadro 20.1.

La lectura global del cuadro muestra que la evolución del desempleo no es el único dato importante a considerar en el análisis de la situación laboral. Al comparar Agosto’99 contra el mismo período del año anterior, se observa que creció la tasa de actividad en un punto porcentual, cifra que llevada a valores absolutos, representa un aumento de más de 20 mil personas participando en el mercado6. De ese grupo, apenas 5 mil personas encontraron trabajo, pero la tasa de empleo cayó (-0,2%) en el período bajo estudio, dado que el crecimiento de la población total superó al de los ocupados. El resto de las personas que entraron al mercado, se convirtieron en aprox. 16 mil desocupados más, quienes pasaron a conformar el grupo total de más de 83 mil desempleados en Agosto de 1999.

Durante 1999, la situación laboral de los cordobeses empeoró, pero la reactivación de la actividad local pareciera indicar que los dos últimos trimestres del año dejarían resultados positivos.

Analizando la tasa de creación neta de puestos de trabajo, se aprecia el comportamiento absoluto del empleo. Desde Mayo de 1996 hasta Agosto de 1999 se crearon en Gran Córdoba 68.000 empleos netos, lo que implica una tasa de creación neta de puestos de trabajo del 17%. Sin embargo, durante el período indicado el número absoluto de desocupados disminuyó en cerca de 1.000 personas.

Si se analiza lo sucedido entre cada onda de la EPH desde 1980, tomando las tasas de creación de puestos de trabajo respecto al período anterior, se observa en el gráfico 20.9 que el mayor crecimiento se dio entre Mayo y Octubre de 1997, cuando la tasa alcanzó un 11,8%. Sólo a principios de la década de 1990 se registró un crecimiento considerable (6,6%). En el transcurso de 1999 se aprecia un comportamiento inestable, con tasas netas de creación de puestos de trabajos positiva y negativa, para finalizar con un 1,1% arriba entre Mayo y Agosto.

20.2.2. Composición de los Ocupados

Al analizar el grupo de personas que trabajan, se destacan algunas características interesantes que permiten obtener una descripción más acabada del mercado laboral.

La ocupación puede ser clasificada según su intensidad (en base a la cantidad de horas trabajadas), para lo cual el INDEC establece las siguientes categorías:

– Subocupados visibles: trabajan menos de 35 horas semanales.

– Ocupados plenos: trabajan entre 35 y 45 horas semanales.

– Sobreocupados: trabajan más de 45 horas semanales.

No trabajan circunstancialmente: quienes están ocupados pero se encuentran bajo licencia, de vacaciones, suspendidos o alguna otra justificación.

El grupo de trabajadores en condiciones normales estaría representado por los ocupados plenos. En el gráfico 20.10 se puede apreciar que este grupo, que debería ser el de mayor peso, no alcanza a cubrir a la mitad de los ocupados. En Octubre de 1997 abarcaban al 45,5% de los ocupados, disminuyendo al 42,4% en Mayo de 1999.

Los sobreocupados, con una pesada carga horaria, muestran una alta participación, que se acentúa con una tendencia notablemente creciente (pasan del 38,2% al 42,6% de los ocupados en el período señalado). Finalmente, los subocupados visibles se ubican alrededor del 14%-15% con una leve tendencia decreciente en la última medición.

Al realizar esta clasificación diferenciando según el sexo, se destaca una mayor proporción de subocupación visible y menor sobreocupación en las mujeres (siendo el 50% de las mujeres que trabajan ocupadas plenas), mientras que la sobreocupación aumenta al 51,2% en los varones y disminuyen los subocupados.

El aumento general en la sobreocupación señalaría de cierta forma un desmejoramiento de la situación laboral, con una excesiva carga horaria, precarización de los puestos de trabajo y mayores exigencias.

20.2.3. La Desocupación en los Distintos Grupos

La incidencia del desempleo es muy desigual entre los diversos grupos de la población. Las tasas de desempleo calculadas dentro de cada grupo, considerando sexo y condición de jefe del hogar, resultan mayores en el caso de las mujeres y los no jefes.

Como se puede apreciar en el gráfico 20.11, al aumentar la desocupación, la tasa de desempleo en las mujeres crece en mayor medida que la de los varones. En Mayo de 1997 cuando el desempleo alcanzó su pico máximo en Córdoba con un 18,6%, esta tasa era entre las mujeres del 21,2% mientras que en los varones sólo llegó al 17%. Sin embargo, al bajar el desempleo al 12% en 1998, la tasa para las mujeres cayó rápidamente al 13%. Estas diferencias resultan mucho más marcadas al referirse a la posición en el hogar, donde el jefe (sea hombre o mujer) como sostén de la familia, se ve obligado a trabajar bajo cualquier circunstancia. Por lo tanto, las tasas de desempleo de los jefes de hogar serán notablemente inferiores a las totales.

En el caso de los no jefes, ocurre el fenómeno de trabajador secundario, aquel que comienza a participar en el mercado laboral para contribuir al mantenimiento del ingreso familiar cuando la situación se torna desfavorable o insegura. Es decir, que al incrementarse la tasa de desempleo, aumentará la cantidad de personas que salen a buscar trabajo (como un crecimiento mismo de la oferta laboral). De allí que a mayores tasas de desempleo total, aún más altas serán estas tasas para los no jefes. En el gráfico 20.12 se puede apreciar esta situación, donde la tasa de desempleo de los no jefes es prácticamente el doble de las de los jefes. Recordando el desempleo máximo de Octubre de 1997 (18,6%), en los jefes alcanzó a un 12,6%, mientras que entre los no jefes llegó al 23,8%. Para Mayo de 1999 el desempleo afecta a un 17,9% de los no jefes y a un 10,2% de los jefes de hogar.

Analizando la composición del grupo de desempleados, no se calculan ya las tasas de desempleo por cada grupo sino que se analizan las participaciones porcentuales en el total. Tomando como indicador si el desocupado es un nuevo ingresante o estuvo alguna vez trabajando, se presenta el gráfico 20.13. Alrededor de una cuarta parte de los desocupados, son nuevos trabajadores que intentan ingresar al mercado laboral. Es notable la disminución de este porcentaje al caer la tasa de desempleo (Octubre 1998) y viceversa (Mayo 1999).

Otro aspecto fundamental es la intensidad del desempleo. Mientras más tiempo transcurra una persona sin trabajar, más difícil se le hará conseguir un empleo. El gráfico 20.14 presenta la composición de los desocupados clasificándolos en tres subgrupos:

– Menos de un mes

– Entre uno y tres meses

– Más de tres meses

El subgrupo de mayor riesgo, con más de tres meses de desempleo es el de mayor participación, mostrando un preocupante incremento hasta un 49,2% en Mayo de 1999. El

efecto desfavorable de las crisis externas se aprecia directamente en la caída del nivel de actividad industrial por ejemplo, e, indirectamente, en los niveles de empleo. En efecto, desde fines de 1998 se observa un aumento de la desocupación, con un mayor período de prolongación del desempleo. Por último, la educación es la principal herramienta para obtener un buen trabajo con niveles de ingresos superiores. A mayor nivel educativo, disminuye la probabilidad de estar desempleado. El gráfico 20.15 descompone a los desocupados en base al nivel educativo alcanzado.

El subgrupo con mayor participación dentro de los desocupados es aquel compuesto por las personas que no llegaron a terminar el secundario, siendo de un 32% en Mayo de 1999. El subgrupo que le sigue en importancia es el del nivel primario completo, que viene disminuyendo su ponderación, hasta igualarse en un 18% con los de secundario completo.

Por otra parte, aquellos que completaron los estudios superiores presentan la menor participación dentro del grupo de desocupados. Esto señala un vez más la preferencia hacia trabajadores con alta calificación en los mercados actuales, destacándose la importancia de la educación para enfrentar los desafíos del mundo moderno.

20.2.4. Empleo No Registrado

Es posible obtener algunas estimaciones sobre el empleo no registrado en el Gran Córdoba en base a la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) del INDEC, tomando el porcentaje de asalariados mayores de 18 años a los que no se les realiza el descuento jubilatorio. Cabe aclarar que estas cifras pueden sobrestimar el verdadero «empleo en negro», pero (como se explicó en el capítulo 6 sección 2.2) a pesar de sus limitaciones resulta un indicador válido.

El gráfico 20.16 muestra el crecimiento del empleo no registrado, que parece haber disminuido su velocidad en las últimas mediciones. Entre Mayo de 1990 y 1999 este indicador creció un 41% en el Gran Buenos Aires y un 46% en el Gran Córdoba. En la presente década, el empleo no

registrado ha sido en promedio del 32,3% en el Gran Buenos Aires y del 34,4% en el Gran Córdoba. A continuación, el gráfico 20.17 muestra la tasa de informalidad según la rama de actividad económica para el Gran Córdoba. Entre los sectores que cuentan con mayor proporción de trabajadores informales se destaca la Construcción, con más del 70% de sus empleados no registrados, seguida por el Transporte y el Comercio.

Nuevamente se hace referencia a los beneficios de la educación. En este caso, el nivel educativo también influye, destacándose una notoria disminución en la proporción de empleados sin descuento jubilatorio a medida que aumenta el nivel educativo del trabajador.

El gráfico 20.18 muestra los mayores porcentajes de trabajadores no registrados entre los que no alcanzaron a completar su educación primaria (58% en Mayo ’99). El porcentaje de trabajadores no registrados ronda el 32% para quienes aprobaron el nivel secundario, disminuyendo al 18% para los trabajadores con educación superior.

Un aspecto a resaltar, es la notable reducción de los porcentajes de empleados no registrados cuando se completa cada nivel educativo. Como ejemplo, se menciona que un 49,3% de trabajadores con Secundario Incompleto no están registrados, mientras que esta proporción cae al 32,5% si completan ese nivel de estudios.

Otro aspecto a resaltar bajo este análisis es la tendencia creciente del empleo en negro entre Mayo 1999 y 1998 en los niveles educativos más altos al contrario de lo que sucedía en el total de aglomerados urbanos (Capítulo 6.2.2). Esto quizás se deba al desempleo creciente entre Mayo 1998-99, que obliga a los trabajadores a dejar de lado muchas de sus exigencias a la hora de aceptar un empleo.

20.2.5. Evolución del Empleo Privado

En este apartado se toman los datos más recientes sobre la evolución del empleo en Córdoba, basados en la Encuesta de Indicadores Laborales que realiza desde Mayo de 1998 el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social de la Nación (única medición mensual que se dispone para estudiar el mercado laboral local).

Dicha encuesta está dirigida a las empresas privadas del aglomerado Gran Córdoba con más de 10 ocupados, pertenecientes a actividades secundarias y terciarias. El último relevamiento disponible se llevo a cabo durante la primera quincena de octubre, abarcando una muestra de más de 200 empresas que concentran alrededor de 16 mil ocupados, representativos de 150 mil trabajadores de nuestra capital7.


7 En el gran Buenos Aires la encuesta se realiza desde Diciembre de 1995 y abarca unas 260 empresas del GBA que dan empleo a más de 55.000 trabajadores.


Al analizar la evolución del empleo total tomando como base 100 el mes de Mayo de 1998 (ver gráfico 20.19), se obtiene que en Octubre de 1999 alcanzó un nivel de 97,2 en Gran Córdoba y de 96,6 en el Gran Buenos Aires. Por primera vez en los últimos 12 meses, Córdoba se ubica en una situación más favorable que la de Buenos Aires. Sin embargo, la disminución del empleo en nuestra ciudad ha sido muy fuerte, mostrando una tendencia descendente constante desde Septiembre de 1998.

En el Gran Buenos Aires, se están alcanzando mínimos históricos y la tendencia indica que el empleo privado continuaría descendiendo. En el Gran Córdoba, el mes de Junio mostró un repunte, aumentando el empleo 0,4% sobre el mes anterior, situación que se ha repetido nuevamente en Octubre con otro incremento mensual del 0,5%. Sin embargo, las expectativas respecto al empleo continúan siendo poco alentadoras.

Al descomponer la evolución del empleo por tamaño de empresa (ver gráfico 20.20), se aprecia que la mayor pérdida del empleo ocurrió en las medianas empresas (aquellas que cuentan con entre 50 a 199 empleados), mostrando la caída más notable en ambas ciudades.

Sin embargo, en Córdoba a partir de mayo del corriente año se evidencia una fuerte recuperación en el empleo de las medianas empresas, mientras que las pequeñas continúan cayendo y las grandes lograron alcanzar sus niveles de empleo de Mayo de 1998.

En Buenos Aires la recuperación de las medianas empresas es apenas perceptible. Al mismo tiempo, tanto las pequeñas como las grandes empresas continúan con algunas reducciones en su personal en pequeñas proporciones.

La evolución sectorial del empleo otorga un panorama interesante, como se puede apreciar en el gráfico 20.21. En Córdoba, el sector8 que mejor desempeño ha mostrado es Servicios financieros, seguros y bienes inmuebles, manteniéndose en niveles cercanos a 105 a fines de 1998 para luego disminuir


8 La encuesta clasifica también otros sectores: Electricidad, gas y agua, Transporte, almacenaje y comunicaciones y Servicios comunales, sociales y personales, que no han sido presentados aquí para ganar claridad en la exposición.


levemente con un índice de 101,5 en Octubre de 1999. La tendencia decreciente se refleja en todos los sectores, la Industria Manufacturera golpeada por la crisis viene disminuyendo su dotación de personal, para ubicarse finalmente en Octubre con un índice de 96,5. Asimismo, el sector cordobés que mayor pérdida de empleo presentó fue la Construcción, la cual está muy ligada al nivel de actividad general. La misma se está recuperando hasta alcanzar niveles de empleo del 97,3% de los que poseía en Mayo de 1998. En el Gran Buenos Aires, la Construcción llegó a superar en un 10% sus niveles de Mayo de 1998, pero la crisis produjo una brusca caída durante el segundo semestre de 1998 que pareciera recuperarse durante el segundo trimestre de 1999. Actualmente, la construcción en el Gran Buenos Aires (a diferencia de Córdoba) está mejor posicionada, superando en un 0,8% sus niveles de empleo de Mayo de 1998.

Por su parte, la Industria Manufacturera de Buenos Aires disminuyó constantemente su empleo. La misma lleva perdido un 9,25% de sus puestos de trabajo respecto a los que poseía en Mayo de 1998. A su vez, Comercio, restaurantes y hoteles se mantuvo desde fines de 1998 y durante el período estival, por encima del 105 alcanzando un nivel de empleo hasta un 7% superior al del período base. Actualmente, es uno de los pocos sectores que menos redujo su dotación de personal9.

Si bien en el Gran Buenos Aires, el empleo privado sigue cayendo, se observa una disminución en su ritmo. Esto, combinado con las expectativas de recomposición de la demanda por parte de los empresarios, podía indicar un posible freno a la caída del nivel de empleo.

Por su parte, en el Gran Córdoba las expectativas son más alentadoras, dado que la mayoría de las empresas espera no tener ningún cambio en su dotación de personal en los próximos tres meses, un 7,2% espera incrementos y sólo un 5,1% estima que tendrá algunas bajas. De esta forma, el indicador final para el mes de octubre es positivo y se espera que el empleo comience a recuperarse nuevamente hasta fin de año.

20.3. Educación

20.3.1. Comparación Internacional

Las teorías de capital humano destacan la relación entre desarrollo económico de un país y el nivel educativo de su población.


9 En el Gran Buenos Aires en Octubre de 1999 los sectores que presentaban índices superiores a los de Mayo de 1998 eran: Servicios comunales, sociales y personales 101,82; Transporte, almacenaje y comunicaciones 101,33; Construcción 100,87. Mientras que el índice de la evolución total del empleo es 96,6.


La inversión en educación permite la acumulación de capital humano, factor clave en el crecimiento económico y el incremento en los niveles de ingreso. La educación es esencial para reducir la pobreza, ya que influye directamente en la capacidad de obtener ingresos. Además, existen numerosas correlaciones directas entre educación y diversas dimensiones de la pobreza no relacionadas directamente con el ingreso, entre ellas la salud, la nutrición, las tasas de fecundidad y mortalidad infantil. Mientras mayor sea el nivel educativo de los padres, mejores serán los cuidados que recibirán los niños y mayor será la calidad de la instrucción que ellos tendrán. Asimismo, las personas con mejor educación tienden a participar en mayor grado en las instituciones sociales y en la vida política de las naciones y son menos propensos a involucrarse en el crimen o en la violencia.

Para que la gente pueda disfrutar de las oportunidades que brinda el crecimiento, debe tener educación y salud. A su vez, el nivel educativo de la población de un país se relaciona positivamente con el PBI per cápita. El gráfico 20.22 muestra la relación entre educación y desarrollo económico a través de la tasa neta de escolaridad secundaria. Esta última implica un nivel de capacitación más elevado y se vincula positivamente con la productividad de la mano de obra y, a su vez, con un mayor nivel de PBI per cápita.

Se destacan dos grupos de países, por un lado los latinoamericanos con PBI per cápita bajos (menos de $12 mil) y tasas de escolaridad secundaria también menores en comparación con los países industrializados con alto PBI y casi la universalidad del acceso a la educación secundaria.

Argentina se ubica sobre la línea de tendencia con un nivel de capital humano (medido por la tasa de escolaridad secundaria) de acuerdo a lo que se esperaba según su nivel de riqueza. Uruguay, con un menor ingreso, tiene tasas de escolaridad más altas y de Chile podía esperarse un mejor desempeño educativo de acuerdo a sus niveles de PBI per cápita.

Si bien en el mundo se está tendiendo a la universalización del acceso a la educación básica, en los países en desarrollo la inversión en educación es insuficiente, el promedio académico es bajo, se dan altas tasas de repitencia y deserción, la calidad educativa difiere ampliamente y las desigualdades de oportunidades educacionales contribuyen a la inequidad en la distribución del ingreso. Como una medida indicativa de los resultados de los recursos destinados a la educación, se analizará el gasto por alumno y las tasas de repitencia para el nivel primario en un grupo seleccionado de países. El gráfico 20.23 muestra una relación negativa, es decir, que a mayor gasto por alumno en el nivel primario menores tasas de repitencia. Nuevamente, Argentina se ubica en un nivel normal con un gasto por alumno mediano-bajo (U$Sppp 1.129) y tasas de repitencia aceptables (5,8%).

Sin embargo, países con niveles similares de gastos presentan diferentes resultados en cuanto a repitencia, como por ejemplo Bolivia y Perú con niveles de gasto bajos (U$Sppp 295 y 167 respectivamente) obtienen muy disímiles tasas de repitencia (3,1 y 15,7 respectivamente). Esto estaría indicando que un conjunto complejo de factores e interrelaciones entran en juego y esta relación es sólo una simple aproximación al tema de la eficiencia en el gasto educativo.

20.3.2. EI Desempeño Educativo de las Provincias Argentinas

Si bien Argentina se encuentra en una situación privilegiada, en comparación con el resto de los países de América Latina, en cuanto a sus logros educativos está muy lejos de alcanzar la excelencia. Entre los principales problemas se cita la pobre calidad educativa, tasas de repitencia elevadas en el sector estatal, altas tasas de deserción (fundamentalmente en el nivel secundario estatal), la ineficiencia en el gasto público destinado al área, la falta de igualdad de oportunidades en cuanto al acceso y permanencia en el sistema educativo de buena calidad.

Además, como en todos los aspectos sociales, las diferencias regionales son muy amplias. Argentina destina sólo un 2,9% de su PBI en educación primaria y secundaria. El gasto promedio por alumno es de U$S 1.129 en la escuela primaria y U$S 1.572 en la secundaria. A ello que se le debe agregar un 10% más por gastos directos de las familias en libros, útiles y transporte. En Argentina la distorsión del gasto en educación es muy grave. En su último libro, Juan Llach10 afirma que el exceso del gasto burocrático comparado con el de otros países en desarrollo es del 17% del total o $ 1.200 millones anuales. Lo que significa que con una mejor organización del sistema, y sin aumentar el gasto total, Argentina podría invertir en mejores salarios, infraestructura educativa, equipamiento y material didáctico. La enseñanza privada obtiene mejores resultados que la estatal en cuanto a tasas de egreso y completación en el tiempo adecuado. Al considerar los rendimientos por peso gastado en alumnos de similar nivel socioeconómico, tomando el gasto total, el sector privado resulta ser un 25% más eficiente que el público. Sin embargo, si sólo se compara el gasto que efectivamente llega a las aulas, la diferencia a favor del sector privado se reduce al 6%. Esto se debe al mayor gasto burocrático en la enseñanza estatal.

En el cuadro 20.2 se presentan algunos indicadores comparativos del sistema educativo en las provincias argentinas, tomando el gasto por alumno, las tasas de escolaridad neta y de repitencia para el nivel primario y secundario.

El nivel de gasto varía desde Santa Cruz, una de las provincias más ricas, que destina en promedio anual $2.815 por alumno del primario y $3.936 del secundario hasta Salta ($935 y $1.156), cuyo nivel de PBI per cápita es un 50% inferior a nivel medio nacional. Sin embargo, las provincias más pobres son las que realizan un mayor esfuerzo financiero, al considerarlo en forma proporcional a sus ingresos. A su vez, debido a diversas cuestiones de eficiencia, el mayor gasto no se traduce directamente en un mejor desempeño del sistema educativo.

La tasa de escolaridad neta es un indicador de la participación dentro del sistema educativo, muestra la proporción de personas que en la edad escolar adecuada asisten al nivel que les corresponde. Esta tasa es el cociente entre los alumnos matriculados en edad de admisión en ese nivel educativo y el total de la población en ese tramo de edad. En el nivel primario, la tasa de escolaridad neta supera el 94% en casi todas las provincias11 logrando la universalidad en la educación primaria. En cuanto al nivel secundario, la tasa neta de escolaridad se reduce notablemente a un 53,7% para el promedio del país. Además, la dispersión entre las provincias respecto a este último indicador es mayor, desde un 71,4% en Capital Federal hasta un 36,4% en Misiones. Nuevamente se mantienen los mismos patrones sociales, las provincias más ricas tienen mejores resultados, mientras que las más pobres se encuentran más desfavorecidas.

La provincia de Córdoba, a pesar de su buen desempeño en cuanto al acceso a la educación en la edad correspondiente, con un gasto promedio por alumno que se ubica alrededor de la media nacional, posee tasas de repitencia notablemente altas (10% y 12,7%, en los niveles primario y secundario, respectivamente). Aproximadamente el doble de la tasa de repitencia promedio para el total país en el nivel primario (5,2%) y un 20% superior en el secundario.


10 Ver Llach, Montoya Roldán (1999), «Educación para todos», IERAL.


Otro indicador relevante al analizar el desempeño del sistema educativo, esta dado por la tasa de deserción, que es el porcentaje de alumnos que abandona el sistema educativo y no vuelve a incorporarse al año siguiente como repitente. Comparando la evolución de la tasa de deserción entre 1996-97 y 1997-98 se puede apreciar en el gráfico 20.24 que para el promedio del país, la tasa de deserción se redujo un 25%. Las mayores reducciones relativas se lograron en Jujuy (43%), Bs. As. (-41%). Por el contrario, se incrementó fuertemente la deserción en Tierra del Fuego (44%) y, en menor medida, aumentó en Santiago del Estero, Entre Ríos y Formosa.

Córdoba muestra un reducción modesta (-3%) en el período señalado, pero se destaca su posición relativa con una tasa del 11%, lo cual la ubica dentro del grupo de provincias con menor deserción. Igualmente, no deja de ser un fenómeno grave que se conjuga, a su vez, con una tasa de repitencia del 12% para el nivel medio. Finalmente, con los indicadores analizados se puede afirmar que si bien la educación básica debe ser el pilar fundamental para mejorar la calidad educativa del país, el sector de


11 Excepto en Santiago del Estero, Misiones y Chaco, con tyasas netas de escolaridad primaria del 92,8%, 92,3% y 88,5%, respectivamente. enseñanza media es el que presenta los más graves inconvenientes, con indicadores de desempeño deteriorados y una matrícula creciente, a la cual el sector no puede atender eficientemente.


20.3.3. Educación Universitaria

20.3.3.1. Importancia de la Educación Universitaria

Los cambios vertiginosos de las últimas décadas y las mayores exigencias que un entorno globalizado trajo aparejado, han acentuado la importancia de una capacitación permanente y continua. En este contexto, la educación superior se ha transformado en una condición indispensable para acceder a un mercado laboral altamente competitivo y encontrarse capacitado para cumplir con éxito los objetivos de una organización. Por otra parte, la existencia de un potente polo universitario, de investigación y capacitación, brinda a las empresas de la zona una fuente invalorable de recursos, que permite mantenerse actualizado con las exigencias del entorno.

De la importancia de este nivel de instrucción en el desarrollo de la actividad económica, surge la necesidad de mantener una adecuada relación entre empresas y universidades o institutos de capacitación, para asegurar que los programas de estudio se adecuen a las necesidades empresariales, ajustándose y adaptándose a los cambiantes requerimientos del entorno.

20.3.3.2. Educación Universitaria en Argentina

Nuestro país cuenta con aproximadamente 35 instituciones universitarias públicas y 46 privadas, encontrándose el 86% de los alumnos inscriptos en el primer grupo. En 1997, las universidades del país acumulaban en conjunto un total de 1 millón de alumnos12, lo cual indica que existían 2,83 alumnos universitarios por cada 100 habitantes. Comparando estas cifras con las publicadas por países cercanos, como Uruguay, Brasil y Chile, se manifiesta que Argentina posee una mayor proporción de población asistiendo al nivel universitario (ver gráfico 20.25).

La Secretaría de Políticas Universitarias del Ministerio de Educación de la Nación brinda las cifras sobre alumnos inscriptos en las universidades de todo el país. Es importante destacar que todas las provincias argentinas cuentan con al menos una institución dedicada a impartir conocimientos de nivel universitario13.

Resulta interesante analizar el número de alumnos inscriptos en cada una de las provincias en relación a sus habitantes14. En el gráfico 20.26 se aprecian las grandes diferencias entre las mismas, variando desde más de 8 universitarios a menos de 1 universitario (por cada 100 habitantes).

En un primer lugar indiscutido, se ubica Capital Federal con 8,4 alumnos universitarios cada 100 habitantes. La provincia de Córdoba, en el segundo lugar, cuenta con 4,23 alumnos universitarios cada 100 habitantes, seguida por Tucumán, San Luis y La Rioja, que superan los 3,60. Entre las provincias con menor participación de la población universitaria se encuentran Santiago del Estero, Formosa y Misiones.


12 Fuente: Ministerio de Cultura y Educación, Secretaría de Políticas Universitarias.

13A los fines de asignar los alumnos de cada provincia, en el caso de universidades con sedes en diferentes jurisdicciones se prorrateó el número de alumnos en base a la población de cada una de ellas.


20.3.3.3. Educación Universitaria en Ia Provincia de Córdoba

Las cifras comparativas resaltan las ventajas en materia educativa que ofrece la provincia de Córdoba y refuerza su tradicional denominación de «La Docta», gracias a su condición de pionera en el ámbito de la educación universitaria en nuestro país. Se debe recordar que la

Universidad Nacional de Córdoba, fundada en 1.613, fue la primera universidad argentina y la segunda erigida en Latinoamérica, después de la de San Marcos de Lima. En la actualidad, la oferta universitaria de nuestra provincia cubre un amplio espectro de carreras y especialidades, impartidas a través de un importante número de universidades nacionales y privadas, las cuales reciben cada año un volumen creciente de alumnos. Dichas instituciones se exponen en el cuadro 20.3, junto con el número de alumnos y de egresados de cada una de ellas. Dentro de nuestro territorio provincial funcionan 10 instituciones (7 públicas y 3 privadas), de las cuales 6 se encuentran instaladas en la ciudad de Córdoba y 4 en el interior provincial (1 en Río Cuarto, 1 en San Francisco y 2 en Villa María). En conjunto, registran cerca de 145.000 alumnos y en el último año egresaron 6.319 estudiantes. Dado que son de muy reciente creación, en algunas instituciones la primera promoción aún no ha finalizado sus estudios, como es el caso de la Universidad Blas Pascal, la Siglo 21 y la Universidad Nacional de Villa María. La Universidad Nacional de Córdoba es la principal institución, albergando el 72% del total de alumnos, siendo también importantes en cuanto a cantidad de estudiantes dentro de la ciudad de Córdoba, la Tecnológica y la Católica. En el interior provincial la Universidad Nacional de Río Cuarto tiene una fuerte presencia.

En el cuadro 20.4 se observa la composición de los egresados en 1998 por facultad, discriminando aquellas universidades con sede en la ciudad de Córdoba de aquellas que tienen sede en el interior provincial.

Los gráficos 20.27 y 20.28 sintetizan la información expuesta en la última columna del cuadro 20.5. Se puede apreciar que si bien las Ciencias Básicas son las que mayor cantidad de egresados generaron en nuestra provincia, las Ciencias Sociales y Médicas se encuentran muy cerca, por encima de los 1.800. Por el contrario, los egresados de Ciencias Humanas alcanzaron una cifra notoriamente inferior.

Si se analiza por facultad, Medicina es la que lidera el número de egresados, representando una cuarta parte del total. Derecho, Ciencias Económicas y Ciencias Exactas, Físicas y Naturales completan el cuadro de las principales generadoras de profesionales.

20.3.3.4. Universidad Nacional de Córdoba

Dado el gran peso que ejerce la Universidad Nacional de Córdoba en la actividad universitaria de nuestra provincia, se destina un apartado especial al desarrollo de las principales características históricas de su población estudiantil. Como ya fuera mencionado anteriormente, la Universidad Nacional de Córdoba es la más antigua del país. En 1613 Fray Fernando de Trejo y Sanabria entregó una escritura en favor de la Compañía de Jesús para la fundación de estudios de latín, arte y teología en el colegio que la orden tenía en Córdoba. Posteriormente se la elevó a la categoría de universidad, graduándose la primera promoción entre 1621 y 1622.

20.3.3.4.1. Alumnos

En el gráfico 20.29 se puede observar la cantidad de alumnos inscriptos en cada año en esta institución, agrupando las cuatro grandes áreas en las que dicta carreras: Ciencias Básicas, Ciencias Sociales, Ciencias Médicas y Ciencias Humanas.

Observando su evolución, se pueden distinguir cuatro sub-períodos:

· Hasta 1974: partiendo de una cifra aproximada de 6.000 alumnos en 1947, en poco más de 25 años, la cifra se multiplicó por 9, ascendiendo a 55.000 el número total a mediados de la década de 1970. El crecimiento promedio del período fue del orden del 8,5% acumulado anual, En este período, las Ciencias Sociales lideraron el crecimiento en los alumnos, principalmente debido al fuerte aumento en Ciencias Económicas. También fue importante la contribución de las carreras de la Facultad de Filosofía y Humanidades del Área Ciencias Humanas (ver gráfico 20.30).

· 1975-1982: la población universitaria decreció a un promedio del 5,8% anual, arribando finalmente a poco más de 34.000 los inscriptos totales, prácticamente el mismo número que se había registrado en 1970. En este período, la caída del número de inscriptos fue generalizada; sin embargo, las Ciencias Médicas recibieron la mayor disminución de alumnos (-9% anual), seguida por las Ciencias Humanas (-7,5%), área en la cual se cerraron las carreras de Teatro y de Cinematografía.

· 1983-1986: la tendencia se revirtió rápidamente y, en sólo 3 años, el total de estudiantes universitarios se duplicó, alcanzando aproximadamente un total de 70.000 alumnos. La tasa promedio de crecimiento en este período fue del 20% anual. El crecimiento vertiginoso de la cantidad de alumnos también fue generalizado, siendo las principales en este caso, las Ciencias Humanas (tanto Filosofía como Lenguas) y las Sociales (especialmente Derecho).

· 1987 en adelante: a una tasa promedio de crecimiento del 3,5% anual, a fines de 1998, el número de alumnos arribó a 105.000, ingresando anualmente cerca de 20.000 nuevos inscriptos. El incremento fue mayor en los estudiantes de Ciencias Médicas y Ciencias Humanas.

A continuación, el gráfico 20.30 expone la evolución del alumnado por área, que ya fuera comentada en párrafos anteriores. Se destaca el crecimiento desde mediados de la década de 1980 de las Ciencias Sociales, Médicas y Humanas y el estancamiento de las Ciencias Básicas.

Por otra parte, el gráfico 20.31 analiza la composición del alumnado en 1998. En él se puede

observar que las Ciencias Sociales son las más elegidas por los estudiantes, seguidas por las Ciencias Médicas. Entre ambas acumulan 2/3 del total de estudiantes universitarios.

Si se analiza el número de alumnos por sexo entre 1947 y 1998, se destaca el incremento superior al 4.200% de la cantidad de mujeres en comparación con el 800% de crecimiento de los hombres. Este mayor aumento del sexo femenino generó una creciente participación de la mujer en el total de alumnos universitarios, pasando del 23% en 1947 al 59% en 1998 (ver gráfico 20.32).

20.3.3.4.2. Egresados

El gráfico 20.33 muestra las cifras de egresados de la Universidad Nacional desde comienzos del siglo hasta 1997. En 1900 el número de egresados fue 19, proviniendo 13 de Derecho, 3 de Ciencias Exactas, 2 de Medicina y 1 de Ciencias Químicas. Creciendo a una alta tasa promedio anual (aprox. 9,5%), en 1930 alcanzó la cifra de 289. Las Ciencias Médicas fueron las que aumentaron en mayor proporción sus egresos, dado el gran crecimiento de Medicina y la finalización de sus estudios de los primeros odontólogos. En el transcurso de las siguientes tres décadas, el aumento continuó, aunque a una tasa promedio anual menor a 5%, rondando en 1960 la cantidad de egresados los 1,130. En este período, aparecen los primeros profesionales de las facultades de Ciencias Humanas, de la facultad de Arquitectura dentro de las Ciencias Básicas, como así también los de Ciencias Económicas dentro del Área Ciencias Sociales. A fines de la década de 1960, se produjo un gran salto y un crecimiento vertiginoso hasta mediados de la década del ’70, siendo correlativo con el incremento en el número de alumnos en los años previos. Entre 1968 y 1975 se triplicó la cifra de egresados, pasando de 1.596 a 5.072. El área Ciencias Sociales como así también las Humanas fueron las que crecieron en mayor proporción sus egresados en ese período (ver gráfico 20.34). A un ritmo menor, Ciencias Básicas y Ciencias Médicas también aumentaron, incorporando los primeros egresados de Matemática, Astronomía y Física en la primera y Auxiliares de Medicina, Enfermería y Nutricionista en la segunda.

A partir de 1975, los egresos disminuyeron, recuperándose con oscilaciones en los últimos años, manteniéndose en niveles cercanos a 5.000. En 1997, el total de estudiantes egresados fue de 4.770.

Analizando la composición de los egresados en 1997 por áreas, el gráfico 20.35 muestra que Ciencias Médicas es el área que mayor cantidad de egresados genera por año, seguido por Ciencias Económicas.

20.3.3.4.3. Rendimiento Académico

Resulta importante analizar el rendimiento académico histórico de los estudiantes universitarios cordobeses, medido a través del porcentaje de alumnos ingresantes en cada año que egresaron hasta el mes de abril de 1996.

Del cuadro 20.5 se desprende que de aquellos estudiantes que ingresaron en los primeros 6 años de la década del ’70, sólo egresó en promedio el 35%, mientras que de los nuevos inscriptos de entre 1977 y 1983 concluyeron aproximadamente el 57%.

Las cohortes de los últimos años de la década del ’80 muestran muy baja proporción de egresados, rondando el 20%. Cerca del 60% de estos estudiantes han desertado. Se tomó hasta 1989, dado que se decidió tomar una antigüedad de los estudiantes de 6 años o más para analizar su egreso.

Relacionado con el cuadro 20.5, en el cuadro 20.6 se exponen datos sobre el rendimiento académico, tomando específicamente el grupo de egresados en 1997, medido a través de su antigüedad en la universidad y del promedio con el que concluyeron sus estudios. Se aprecia que poco más de una tercera parte había ingresado hacía 5 años o menos, un 28% entre 6 y 7 años atrás, mientras que en el 16% de los casos tenían una antigüedad de entre 8 y 9 años y el 20% restante 10 o más años.

Analizando por área, las Ciencias Médicas y las Sociales son las que muestran una menor antigüedad en sus egresados, concluyendo sus estudios entre un 65% y un 70% de sus alumnos dentro de los 7 años desde el inicio. Por el contrario, en Ciencias Humanas y Básicas, la proporción de egresados con esta antigüedad ronda el 55%-58%. Cabe aclarar que no en todos los casos esto implica un retraso de los alumnos de estas áreas sino que también debe considerarse la duración de las carreras. Como ejemplo, se puede mencionar la carrera de arquitectura, la cual dura 6 años debiéndose presentar una tesis que dura como mínimo 1 año, mientras que las carreras de Ciencias Económicas tienen una duración de 5 años.

Por otra parte, resulta interesante estudiar la calificación promedio de los egresados de la Universidad Nacional en 1997. El cuadro 20.6 muestra que sólo un estudiante concluyó sus estudios con promedio igual a 10, proveniendo de la carrera de Medicina. Una cuarta parte egresó con promedio de entre 8 y 9, mientras que prácticamente la mitad egresó con calificación de entre 6 y 7 puntos.

El gráfico 20.36 resume la proporción de egresados con promedio igual o mayor a 7, donde se destaca la elevada proporción dentro de las Ciencias Humanas (especialmente Filosofía y Humanidades) y, en segundo lugar, las Ciencias Médicas. Si bien las Ciencias Sociales y las

Básicas presentan una menor proporción de egresados con promedios altos, algunas carreras dentro de las mismas se destacan, como es el caso de Derecho dentro de la primer área o Ciencias Exactas, Agropecuarias o FAMAF dentro de la segunda. Por el contrario, carreras como Ciencias Económicas y Químicas registran una muy baja proporción de buenos promedios y una gran concentración en promedios de entre 4 y 5.

20.3.4. La enseñanza del idioma inglés en Ia ciudad de Córdoba15

El idioma inglés se ha convertido en forma indiscutible, en la lingua franca del mundo actual, convertido ya en la «aldea global» que anticipara Marshall McLuhan en 1962. Aunque este idioma es sólo una de las 2.700 lenguas que existen en el mundo, lo hablan 1.000 millones de personas como primera o segunda lengua. El 75% de la correspondencia internacional, más del 60% de las publicaciones científicas y aproximadamente el 80% de la información contenida en las computadoras está en ingles. Cerca del 60% de los programas de radio del mundo son transmitidos en este idioma. Actualmente, la mayor parte de las compañías multinacionales usan el inglés para su correspondencia y reuniones.

En efecto, trascendiendo el ámbito meramente científico, este lenguaje extendió su dominio al mundo de los negocios, la cultura y la educación. Dentro de nuestro país, y más específicamente dentro de Córdoba, existe una concientización con respecto a este tema, que se ve reflejada en la gran demanda y oferta de cursos de inglés. El propósito del presente capítulo es brindar un panorama general acerca de la enseñanza del idioma en la ciudad de Córdoba, tanto por parte de institutos, como a nivel terciario y universitario.

Si bien es muy difícil precisar con exactitud el número de institutos instalados en nuestra ciudad dedicados a este rubro debido a la ausencia de cifras oficiales, un cálculo estimativo arrojaría una cifra aproximada de 100, con un total de 2.000 personas dedicadas a la enseñanza. La Escuela Superior de Lenguas de la Universidad Nacional de Córdoba es la principal formadora de recursos humanos en este área. Las carreras de profesorado, traductorado y licenciatura en inglés muestran un marcado predominio en cuanto a cantidad de alumnos sobre los otros idiomas (francés, italiano, alemán y castellano). Como puede apreciarse en el gráfico 20.37, la participación de los alumnos de inglés en el total de alumnos del ciclo profesional es del 80%. El mismo gráfico muestra también la evolución en el número de alumnos de inglés desde 1969 a 1998, apreciándose el sostenido crecimiento registrado durante el período.

Partiendo de una cifra aproximada de 680 estudiantes en 1969, en casi 30 años la cifra se cuadruplicó, ascendiendo a 2.800 en 1998. Resulta interesante remarcar que la carrera de traductor de inglés atrae cada año a más estudiantes, a pesar que la demanda laboral en el campo de la traducción es mucho menor que en el de la enseñanza. En 1997, el número de alumnos en el traductorado superó en un 87% al del profesorado.

Si bien el número de estudiantes experimentó un aumento constante, no ha ocurrido lo mismo con el número de egresados, el cual no creció proporcionalmente. El gráfico 20.38 compara la evolución del número de egresados del traductorado y profesorado de inglés entre 1972 y 1997.

Hasta el año 1978 la cantidad de egresados del traductorado fue mayor que la del profesorado. Posteriormente, hasta el ’86 egresaron más profesores que traductores, sin embargo, en los últimos años esta tendencia se revirtió. En el año 1997 egresaron 28 profesores y 52 traductores (35% y 65%, respectivamente).

Existen en la ciudad de Córdoba dos Institutos terciarios que también otorgan títulos de profesor de inglés: el Instituto Superior del Profesorado «Nuestra Señora del Sagrado Corazón» y el Instituto «Juan Zorrilla de San Martín», los cuales aportan un promedio de 14 egresados por año respectivamente. Sin embargo, estas cifras no alcanzan a cubrir la gran demanda de profesores de inglés. En otros lugares del país, con el aval del Ministerio de Educación de la Nación, instituciones superiores de formación docente han implementado carreras cortas de dos años y medio de duración, para satisfacer, en el menor tiempo posible, la demanda de profesores que generará la incorporación del inglés a la currícula de la EGB (Educación General Básica) en cumplimiento por lo dispuesto por la Reforma Educativa. La carrera profesional en la Escuela de Lenguas de la UNC, en cambio, tiene una duración de 5 años pero los títulos que otorga habilitan para enseñar en todos los niveles.


15 El presente apartado ha sido elaborado por la Prof. Elba Villanueva de Debat, Presidente de la Asociación Cordobesa de Profesores de Inglés.


La Escuela de Lenguas posee un Departamento Cultural (conocido como Anexo de Lenguas), el cual ofrece cursos de inglés a jóvenes y adultos a nivel no profesional de cuatro años de duración. Hasta el año 1995, se trabajó con un cupo máximo de 900 alumnos y la selección se realizaba por sorteo. En 1996 se decidió satisfacer la demanda total y se inscribieron un total de 4.270 estudiantes. En 1999 se inscribieron un total de 6.700 alumnos en los cursos de inglés. Es decir, que en cuatro años experimentó un crecimiento del 744% (65% anual acumulado). La Secretaría de Extensión de dicha Escuela también ofrece cursos de inglés a la comunidad, con un promedio anual de alumnos de 2.300. Por consiguiente, es la institución en Córdoba que ofrece cursos de inglés al público en general con la más alta proporción de alumnos, seguida por los dos centros binacionales de Córdoba: la Cultura Británica e IICANA (se solicitaron datos pero no fueron suministrados), por el Instituto Integral de idiomas y el British School, entre otros. Por otra parte, tanto la Universidad Siglo XXI como la Blas Pascal, cuentan con un departamento destinado a la enseñanza del inglés para sus alumnos. Si se analiza la distribución de alumnos por nivel en el Departamento Cultural de la ESL (gráfico 20.39), es evidente que el mayor porcentaje se concentra en el primer año. La tasa de deserción entre 1° año y 2° año es en promedio del 60%.

Aparentemente, este fenómeno de la deserción sería común en la mayoría de las instituciones con mayor o menor grado, por lo que podría inferirse que el número de personas que alcanzan un nivel avanzado de inglés es limitado. Si bien es difícil realizar un análisis cuantitativo al respecto, un indicador objetivo del mismo lo constituyen los exámenes internacionales.

La Universidad de Cambridge ofrece una amplia gama de exámenes de inglés como lengua extranjera para todos los niveles. Sin embargo, si se toman como indicadores el PET (nivel intermedio bajo), FCE (First Certificate-intermedio alto), CAE (Certificate of Advanced English-nivel avanzado) y CPE (Certificate of Proficiency-nivel avanzado casi nativo) se observa que, de un total de 2.067 personas inscriptas en 1999, sólo 7 rindieron el nivel más alto, 67 el siguiente, 551 el FCE y el mayor porcentaje (32,8%) de postulantes el nivel intermedio bajo (ver cuadro 20.7).

Si se relaciona el número de alumnos que rinde alguno de los niveles medio o avanzado de la Universidad de Cambridge con el total de egresados universitarios en Córdoba, se obtiene una proporción del 9%. Por otra parte, el TOEFL es un exámen requerido por universidades norteamericanas y de otros países, para poder realizar estudios de grado y postgrado. El número de personas que rinden este test en Córdoba, en su mayoría estudiantes universitarios, ha crecido paulatinamente, rondando en la actualidad los 150 anuales. Si se relaciona esta cifra con el número de estudiantes universitarios en la ciudad de Córdoba, se aprecia que la misma representa sólo un 2%.

Córdoba cuenta también con alrededor de seis escuelas bilingües (Academia Arguello, Anglo Americano, Mark Twain, Santa Inés, San Patricio y San Pedro Apóstol), en las cuales los alumnos reciben instrucción en castellano e inglés. Después de una exposición intensiva al idioma durante la escolaridad primaria y secundaria, se gradúan con un nivel avanzado de inglés. En la mayoría de los casos, estos colegios obtienen acreditación externa para certificar los conocimientos de sus estudiantes, a través de exámenes internacionales administrados localmente, tales como: SAT, TOEFL, Trinity y Cambridge. Como se mencionó al comienzo, existe actualmente un marcado interés por el aprendizaje del inglés. La ciudad de Córdoba tiene la ventaja de: ser un importante centro formador de recursos humanos en el campo de la enseñanza de inglés; contar con numerosos institutos y academias que ofrecen una variada gama de cursos para todas las necesidades; como así también con colegios bilingües de probada trayectoria y con centros oficiales de administración de exámenes internacionales.

Sin embargo, si se tiene en cuenta que sólo un 11% de los egresados universitarios rinden exámenes internacionales de nivel medio o avanzado, todavía queda un camino por recorrer para lograr que un mayor porcentaje de los profesionales y de la población en general, esté conectado al mundo y al conocimiento a través de un amplio dominio de esta lengua. Si bien es cierto que la comunidad global se esta empequeñeciendo gracias a los avances en las comunicaciones, los horizontes del conocimiento se están expandiendo. La nueva tecnología nos permite compartir, comunicar y recolectar información como nunca antes en la historia de la humanidad. Internet acerca esta información en inglés a todo el mundo. El saber informatizado ha creado nuevas demandas: el conocimiento del idioma inglés se ha convertido en un componente esencial de la educación de toda persona que pretenda insertarse en los mundos, cada vez más complejos, del trabajo o del conocimiento.

20.4. Salud

20.4.1. La Salud en el contexto internacional

La salud es un valor altamente apreciado por cada individuo y por la sociedad en su conjunto. La Organización Mundial de la Salud la ha definido como un estado completo de bienestar físico, mental y social y no solamente como la ausencia de enfermedad.

El estado de salud de los habitantes de un país no sólo revela las condiciones biológicas, psicológicas y sociales de sus integrantes sino también su posicionamiento laboral, económico y nivel educativo. Es evidente que un individuo con plena capacidad para desarrollar sus potencialidades y creatividad se encuentra en óptimas condiciones para protagonizar como actor de la construcción de una sociedad más justa y de allí la estrecha e íntima relación con las restantes actividades sociales, políticas, económicas y culturales de un país16.

Un indicador que demuestra la evolución del ámbito sanitario es la tasa de mortalidad infantil, la cual indica el número de fallecimientos de niños menores de 1 año cada 1.000 nacidos vivos.

Efectuando una comparación a nivel internacional, el gráfico 20.40 muestra la disminución de la mortalidad infantil entre 1970 y 1997 de un grupo de países. Se puede apreciar que los países desarrollados (España, Reino Unido, Canadá, Francia, Alemania, Italia y Japón, entre otros) redujeron la proporción de muertes de niños menores de 1 año en las últimas tres décadas en más de un 67%. Estos países en 1997 presentaban valores del indicador de entre un 4%o hasta un 6%o.

Dentro de este grupo, también se encuentran algunos países latinoamericanos, tales como Chile, Costa Rica y Colombia, aunque éstos alcanzaron Valores superiores, de entre 11 a 24.

En el siguiente grupo se ubican aquellas naciones en donde la mortalidad infantil cayó entre un 33% y un 67%. Entre ellos, se encuentra Argentina (-58%) junto con otros países latinoamericanos como Brasil, Venezuela, México y Uruguay. Asimismo, China, Filipinas, Indonesia y Tailandia se incluyen en esta clasificación. Cabe destacar que si bien Estados Unidos figura en este intervalo (con una reducción de su mortalidad del 65%), esto se debe a que sus niveles en 1970 ya eran bajos (incluso similares a los actuales de Argentina).


16«La Salud y el Desarrollo Económico y Social: Algunos Indicadores y Características». Noviembre 1997. Instituto de Investigaciones Económicas de Ia Bolsa de Comercio de Córdoba.


Dentro de la serie seleccionada de países, sólo Zimbabue se incluye en la lista de países cuyo avance en la mortalidad infantil en las últimas tres décadas ha sido magro, menor a un tercio. En esta nación en 1997 morían 69 niños menores de 1 año por cada mil nacidos vivos.

Este es un tema fundamental y sobre el cual deben implementarse medidas tendientes a reducirlo. Según cifras publicadas por el Banco Mundial, si las tasas de mortalidad infantil del mundo permanecieran en los niveles de 1990, el número de muertes de niños totalizaría aproximadamente 8,8 millones en el año 2.015.

Si bien la tasa de mortalidad infantil es un indicador válido para el análisis del estado sanitario de la población, el mismo debe ser complementado con otros indicadores del área. En el cuadro 20.9 se expone un conjunto de indicadores que resumen los recursos destinados al sector y los principales resultados obtenidos.

Como primer punto, se destaca la gran diferencia entre la mortalidad infantil, la materna y la esperanza de vida de los países desarrollados en relación con los latinoamericanos y los asiáticos. El primer grupo no supera un nivel de 7 por mil de mortalidad infantil, 22 muertes de madres cada 100.000 nacidos vivos y la expectativa de vida oscila entre 76 y 78. En cambio, en las demás regiones comparadas, (si bien existen excepciones como Chile y Uruguay) la mortalidad oscila entre 20 y 66 por mil, la materna entre 100 y 400 y la esperanza de vida oscila entre 65 y 73.

Estas grandes diferencias, se acompañan con niveles del Gasto en Salud pc, de médicos y de camas por cada 1.000 habitantes más elevado en las economías desarrolladas. Dentro de Latinoamérica, Chile y Uruguay, se ubican en la mejor situación, superando a Argentina. Esto se dio a pesar de que los recursos destinados al área, tanto económicos, como de recursos humanos e infraestructura son más altos en nuestro país. Esto demuestra que el volumen de recursos no es suficiente para lograr la calidad en la salud sino que se debe buscar la eficiencia en la administración del mismo.

20.4.2. EI Sistema de Salud en Argentina

En el sistema de salud de nuestro país intervienen tres agentes: el sector público, el sector de la seguridad social (obras sociales) y el sector privado (empresas de medicina prepaga).

– El sector público tiene como objetivo la atención de la población que no cuenta con cobertura médica. El Estado asume el deber de asegurar el acceso a la atención médica de todos los habitantes, formar profesionales en los hospitales escuela, como así también de actuar frente a endemias y epidemias con programas de promoción de la salud y prevención de las enfermedades.

A nivel nacional, se implementaron reformas tendientes a mejorar el servicio de salud (descentralización administrativa en el período 1984/9, creación del Registro Nacional de Hospitales de Autogestión para los hospitales públicos de jurisdicción nacional, provincial o municipal en 1993).

En la provincia de Córdoba, en 1995 el gobierno provincial encaró una reforma que incluía la transferencia del primer nivel de atención sanitaria a las jurisdicciones municipales y la creación de una red hospitalaria integrada e integral (con hospitales de media y mayor complejidad para la derivación de pacientes), entre sus principales puntos.

– El sector de la seguridad social suministra servicios de atención médica a los trabajadores en relación de dependencia y a sus familiares directos. Sus ingresos provienen de un impuesto al salario (el trabajador aporta el 3% y el empleador el 5%). Un 0,9% se destina al Fondo Solidario de Redistribución (el 1,2% para el caso de las Obras Sociales de personal de dirección) a fin de equilibrar las desigualdades entre las obras sociales.

Con el objetivo de solucionar la fuerte crisis del sector, el gobierno nacional implementó un plan de reforma y transformación del sistema. El mismo incluye la puesta en marcha de un Plan de asistencia financiera proveniente del Estado Nacional y del Banco Mundial (para sanear sus finanzas, mejorar la calidad y modernizar sus servicios), la aprobación de un P.M.O. (Programa Médico Obligatorio) y la libre elección por parte de los afiliados entre las distintas obras sociales sindicales y entre las distintas obras sociales de personal de dirección. A partir de 1998, el trámite de traspaso de obra social puede realizarse una vez al año (en el momento en que se desee), ante la obra social a la que se desee afiliar.

A mediados de 1999, se estimaba en 370.000 la cifra de afiliados que se traspasaron, cifra que asciende a más de 1 millón de personas si se considera el grupo familiar completo. En Córdoba, se estima que los traspasos fueron solicitados por 28.000 afiliados, lo cual implica un total de a aproximadamente 112.000 personas, tomando el grupo familiar que goza de los beneficios del sistema (cerca del 10% del total nacional).

Un hecho que se destaca, es la creciente preferencia por parte de los afiliados a adherirse a obras sociales chicas y medianas, atraídas por los convenios que las mismas suscribieron con entidades privadas. Dicha elección se ha dado a costa de las empresas líderes. A pesar de esta disminución de las grandes obras sociales, aún las líderes dominan el mercado. Si se acumulan los afiliados de las primeras 8 obras sociales, las mismas concentran el 53% del padrón. Sobre un total de 226 obras sociales, 56 tienen el 90% del total de afiliados, mientras que las 170 se reparten el 10% restante.

– Dentro del sector privado se incluyen empresas de medicina prepaga, compañías de seguro de salud y hospitales clínicas. Originalmente, los afiliados de este sector eran personas de ingresos altos; sin embargo, en los últimos tiempos han aumentado los planes destinados a sectores de ingresos medios.

De acuerdo a la información brindada por la Asociación de Entidades de Medicina Prepaga, en todo el país existen alrededor de 3,5 millones de afiliados. Córdoba reúne un total de 150.000 afiliados. Un tema que este año ha sido centro de debate es la implementación del IVA para las empresas de este sector. En efecto, a fines de diciembre de 1998, el presidente Menem vetó 17 artículos de la reforma tributaria. Uno de los artículos del veto en cuestión elevó el IVA a aplicar sobre las cuotas de la medicina prepaga al 21%, en lugar del 10,5% que había fijado el Congreso (se debe recordar que este sector anteriormente estaba exento).

La Cámara de Diputados se dispuso rechazar el veto de Menem a la reforma, dejando el IVA en el 10,5%, pero no se concretó ninguna medida al respecto. Las prepagas concurrieron a la Justicia interponiendo recursos de amparo, quedando suspendido el pago del impuesto hasta tanto se defina su situación.

20.4.3. Indicadores del Sector Salud

20.4.3.1. Indicadores en Argentina

En el cuadro 20.10 se expone una serie de indicadores a nivel provincial, tanto relativos a los recursos aplicados a la salud como a los servicios prestados. En primer lugar, se analizan los establecimientos asistenciales, los cuales se definen como aquellos ubicados en uno o varios locales, donde un grupo de médicos y otros profesionales efectúan prestaciones a pacientes, internados o no, bajo una administración y dirección únicas. Si se consideran en relación a la población de cada jurisdicción, se puede observar que en 1995 el país contaba con 9 establecimientos con internación cada 100.000 habitantes. Algunas provincias presentaron niveles superiores, tales como Córdoba, Catamarca, La Pampa mientras que Mendoza, San Juan, Buenos Aires, Capital Federal, entre otras, se ubican en el otro extremo.

Otro indicador comúnmente utilizado como parámetro de la cantidad de recursos sanitarios, es el número de camas disponibles, las cuales se definen como el total de camas realmente instaladas en un establecimiento en condiciones de uso para la atención de pacientes internados, independientemente de que estén ocupadas o no. Se toma el promedio del período de medición, dado que este indicador puede variar por cuestiones estacionales o diversas (reparaciones, desinfecciones, etc.).

Analizando el número de camas cada 1.000 habitantes, se puede apreciar que en 1995 en el total del país ascendió a 4,6. Por encima de este valor se ubicaron jurisdicciones como Capital Federal, Córdoba, Entre Ríos, Santa Cruz y Santiago del Estero. Por el contrario, Tierra del Fuego, Tucumán, San Juan y Mendoza registraron los menores niveles en este indicador.

Una medida de los recursos humanos capacitados aplicados al sector es la proporción de médicos cada 10.000 habitantes. Lamentablemente, no se cuentan con cifras más actualizadas que el año 1992. Se puede apreciar en el cuadro 20.2 que en Argentina existían 2,5 médicos por cada 1.000 habitantes. Nuevamente, Córdoba se ubica en mejor situación que el promedio nacional (con un nivel de 3,2), junto con Santa Fe y Capital Federal. En este indicador de oferta de profesionales médicos, Formosa, Tierra del Fuego y Misiones son las que menor performance demostraron.

Con respecto a los indicadores de producción del sector oficial, en el promedio nacional las consultas externas fueron de 2,1 por habitante. En este indicador, La Pampa, Neuquén, Capital Federal y Salta fueron los que mayor nivel registraron mientras que Jujuy, Santiago del Estero y Córdoba mostraron el comportamiento opuesto. Con respecto a los egresos, cabe aclarar que los mismos consisten en la salida del establecimiento de un paciente internado, implicando la conclusión del período de internación y la desocupación de la cama hospitalaria. En este sentido, Córdoba junto con Buenos Aires, T. del Fuego, Tucumán y Santa Fe produjeron el menor número de egresos en relación a su población, mientras que lo contario sucedió con Salta, Chaco, Jujuy y La Rioja.

Finalmente, la prestación de servicios de atención al parto es otro indicador a analizar. En este caso, el promedio nacional asciende a 1,2. Se repite nuevamente los más bajos niveles de Córdoba, Buenos Aires y Santa Fe. Estas cifras estarían indicando que la población de provincias con mayor nivel de desarrollo, recurre en menor proporción al sector público que en el caso de provincias más pobres (como Jujuy, Chaco, Formosa, Corrientes, entre otras).

Con respecto a los indicadores de resultado, Córdoba se encuentra en mejor situación que el promedio nacional, con una tasa de mortalidad materna inferior y una esperanza de vida mayor. Se destaca la mala situación de provincias como Salta, Jujuy o Formosa, con índices de mortalidad materna superiores a 7 por mil y una expectativa de vida de aproximadamente 69 años, cerca de 3 años menos que el promedio del país.

En el mapa 20.2 se expone la tasa de mortalidad infantil en 1997 para las jurisdicciones de nuestro país. En Argentina en promedio, ascendió a 18,8%0, lo que implica un descanso del 10% respecto al año anterior. Como se aprecia en el mapa, sólo Capital Federal, Neuquén, T. del Fuego y La Pampa registraron valores menores a 15%o en este indicador. Se destaca la grave situación de las provincias de Jujuy, Catamarca, Chaco, Formosa y Corrientes, que se ubicaron por encima del 22%0. La provincia de Córdoba registró un valor de 16,%o. Siendo que en 1996 la tasa de mortalidad infantil había ascendido a 19,4%o, la caída entre ambos años fue del orden del 15%.

20.4.3.2. Indicadores en Ia Provincia de Córdoba

En relación a los recursos con que cuenta nuestra provincia para la prestación de servicios de salud, el cuadro 20.11 expone los referidos a infraestructura (establecimientos y camas) y los relativos al área profesional (médicos y especialistas).

Se puede observar que existe una mayor cantidad de establecimientos sin internación (33,5 cada 100.000 hab.) que aquellos que no proveen ese servicio (19,4 cada 100.000 hab.).

El departamento Capital muestra el menor valor en este indicador, influenciado por la fuerte concentración poblacional en este centro urbano. Sin embargo, con respecto a los profesionales es el departamento que lidera a una gran distancia la oferta de recursos humanos, con 6,37 médicos y 3,23 especialistas cada 1,000 habitantes.

En este sentido, existen departamentos como Minas, Pocho, Río Seco, Sobremonte y Tulumba, entre otros, donde, si bien el número de establecimientos y camas es elevado, la presencia de profesionales es muy baja.

Con respecto a los indicadores de resultado, lamentablemente no se pudo contar con datos más actualizados a nivel departamental; sin embargo, a los fines de lograr un panorama aproximado de la situación sanitaria de nuestra provincia, se exponen las tasas de mortalidad infantil para 1991/94.

En el mismo se aprecia la situación más desfavorable de los departamentos del Noroeste provincial (por encima del y la mejor situación relativa de la zona sureste).

20.5. Seguridad Pública

En el presente apartado se trata una problemática que afecta a la sociedad y que, lejos de atenuarse o solucionarse a través del tiempo, ha empeorado. Algunos sectores opinan que esto se debe al empeoramiento de las condiciones sociales, el aumento en la tasa de desocupación y su consiguiente pérdida de la fuente de ingresos, el elevado porcentaje de hogares por debajo de la línea de pobreza o de indigencia o con necesidades básicas insatisfechas y el empeoramiento en la distribución del ingreso17. Otros grupos afirman que el origen se encuentra en las normas benignas aplicables a la delincuencia, en la escasa seguridad (escasez de recursos para combatir la delincuencia, entre otros motivos) que deriva en una baja proporción de arrestos sobre el total de delitos y/o en los problemas en la justicia (baja proporción de condenas respecto al número de arrestos).


17 «Análisis Económico de las Políticas de Prevención y Reposición del Delito en la Argentina», Ana María Cerro y Osvaldo Meloni. Premio Fulvio Salvador Pagani 1999.


20.5.1. Delincuencia en Argentina

Como se observa en el gráfico 20.41, la tasa de delincuencia cada 10.000 habitantes creció fuertemente desde la década de 1980. En efecto, en 1997 se produjeron en Argentina aproximadamente 228,8 delitos cada 10.000 habitantes, mientras que en 1980 esta cifra había ascendido a 81,5. Esto representa una tasa promedio anual de crecimiento superior al 6%.

Si se analiza a nivel provincial, la situación de la seguridad pública muestra grandes diferencias. Como se observa en el cuadro 20.11, entre las jurisdicciones con mayores niveles de delincuencia, se encuentran Capital Federal, Salta, Mendoza y Neuquén. A su vez, éstas se ubicaron entre las jurisdicciones que mostraron el mayor incremento entre 1980 y 1997.

En el otro extremo, con menores índices de delitos, se ubican la provincia de Formosa, Misiones, Buenos Aires y San Luis. Por otra parte, el menor aumento en el período 1980-1997, corresponde a Santiago del Estero, Formosa, La Pampa y Tucumán. Con respecto a la provincia de Córdoba, se ubica en el quinto lugar dentro de las más afectadas por los delitos en relación a sus habitantes, creciendo este índice a un promedio similar al del país en su conjunto (6%). Un comentario merece el tema de la delincuencia juvenil, resaltándose que dentro del total de inculpados de 1997, un 27% fueron menores de 21 años, siendo que en 1991 esta proporción había alcanzado el 23,5%.

20.5.2. Delincuencia en la Provincia de Córdoba

Como se observa en el cuadro 20.12, dentro de la provincia de Córdoba, los departamentos con mayores niveles de delincuencia en 1997 fueron Sobremonte, Punilla y Capital, con un valor de más de 470. Por el contrario, Río Seco, Colón y Juárez Celman fueron los que se ubicaron en la mejor posición relativa en este indicador, con niveles inferiores a 130. Entre los que mayor crecimiento demostraron en el transcurso de los tres años comprendidos entre 1994 y 1997, se pueden mencionar Tercero Arriba, Calamuchita e Ischilín. Por su parte, Río Primero, Río Seco y Colón, los cuales ya fueron mencionados por sus bajos índices, redujeron sus niveles de delitos entre un 6% y un 20%. Con respecto al esclarecimiento de los hechos delictivos, se puede apreciar que en departamentos con menor población, como Totoral, Tulumba, Ischilín, Minas y Sobremonte, se esclarecieron más de un 60% los casos, mientras que en Punilla, Río Cuarto y Capital, entre otros, sólo se esclareció aproximadamente un 30%-35%.

20.5.3. Principales Determinantes de Ia Delincuencia

Según el estudio mencionado («Análisis Económico de las Políticas de Prevención y Represión del delito en Argentina»), existe un efecto de entorno social (desigualdad de ingresos, desempleo, pobreza e indigencia) sobre la tasa de delincuencia. Según las estimaciones, un incremento en el desempleo del orden del 10% generaría un aumento de la tasa de delincuencia del 1,9%. Por otra parte, un aumento en el nivel de ingreso per cápita de un 10% provocaría una suba del 4,6% en la delincuencia. Ello indica que en las jurisdicciones más ricas, las posibilidades de delinquir son mayores. La desigualdad del ingreso también presenta un efecto positivo sobre la delincuencia, dado que un aumento del 10% en la primera generaría un incremento del 3% en la segunda. Otras variables que demostraron su influencia, fueron los cambios en la legislación argentina en materia penal y procesal penal a partir de 1984 (reducción de penas, recortes en las facultades de la policía, entre otros). Por otra parte, disminuyeron las probabilidades de arresto y de sentencia. Los resultados de este análisis resultan de suma importancia al momento de diseñar las políticas necesarias para enfrentar la alta delincuencia de nuestro país. Las mismas no sólo deben enfocarse en las áreas de seguridad y justicia, sino también abarcar las áreas de educación y trabajo, con programas sociales tendientes a disminuir la criminalidad.

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